Esta es una cartita que me encontre por ahi a ver que piensas:
Emaús, evangélicos: "...fragmentos de una carta (concordante con otros testimonios ajenos) escrita por un interno del centro malagueño de Emaús, ejemplo de lo que se cuece en las comunidades fundamentalistas.
-Llegué el primer día y enseguida fui aceptado y lo primero que me dijeron fue que Dios me había traído y que él curaría todos mis males. Nos levantamos a las siete de la mañana, nos hacemos la cama y nos lavamos hasta las ocho. Luego nos vamos a orar hasta las nueve y media, despues desayunamos y nos vamos a trabajar en varias cosas hasta las tres, hora en que comemos. Despues, los que tienen el Espíritu Santo van a orar dos horas más. Cuando trabajan, o cantan canciones de Dios o lo bendicen a cada instante.
Está casi prohibido oír música que no hable de Dios o sinfonías, es decir, música clásica. La radio sólo la puedo tener por la noche y muy baja. Los no iniciados, por la tarde hacemos tareas domésticas hasta las seis. Luego cultos o estudios bíblicos hasta las diez, hora en que cenamos, y nos acostamos sobre las doce. No hay ni televisión ni periódicos. Sólo libros religiosos y biblias. Desde que me levanto hasta que me acuesto sólo oigo que el Señor me ama, que es misericordioso. Aleluya, gloria a ti señor, etcétera.
Estoy triste y este mundo para mí es irreal pues no lo comprendo. A veces cuando oran dicen palabras incoherentes, sin ningún significado, y dicen que el Espíritu Santo habla a través de ellos otras lenguas. Incluso he llegado a ver ataques de histerismo colectivo (yo lo llamo así), gritos y unos números que parecen cosa de espiritismo o no sé cómo llamarlo (ellos dicne que en aquel momento el diablo está en aquellas personas que tienen el ataque). Entre gritos y palabras incomprensibles invocan a Dios. Ponen las manos en la persona afectada y ésta, histérica perdida, jadeante, se va calmando. Ellos, los pastores y convertidos, lloran e invocan a Dios y al Espíritu Santo para que el diablo salga de aquel cuerpo. Esto es tan cierto como que yo estoy vivo y lo he visto con mis ojos. En diez días ha pasado dos veces; en fin, algo incomprensible para una mente, creo yo, normal como la mía.
Me parecen muy bien los fundamentos básicos del cristianismo, puesto que Dios existe, pero opino que esto es llevar la cuestión hasta límites desorbitados. Ellos no sé qué han visto en mí pero me llevan en bandeja e intentan convertirme a toda costa. Hace un par de días me llamaron los tres pastores o líderes y me preguntaron mi opinión al respecto; con mucho tacto y diplomacia les dejé las cosas muy claras. Charlamos durante casi dos horas y media y al final me dijeron que Dios me ama y que orarían para que Dios me mostrara su luz. Hoy me ha cogido el pastor de Emaús y abrazándome ha invocado a Dios para que me convirtiera. Cuando lo hacía, su cuerpo temblaba y yo me he quedado igual."
"El poder de las sectas", Pepe Rodríguez, 1989, Ediciones B. Páginas 182, 183.
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el Hermano