¿Acaso la mente del hombre es buena?
No es fácil comprender las ideas que expongo. Mientras la razón te posesione, no podrás entender los extremos que te cuento. Pero si los dejas reposar, si los meditas, si los piensas sin querer encontrarles una explicación inmediata, sino que sientes que algo en tu interior vibra, se conmociona, aunque no lo entiendes con la mente, sino con el sentimiento. Si sigues leyéndolo una y otra vez, puede que llegues a encontrar su significado oculto.
Para nombrar una cosa, existen diferentes nombres, dependiendo del lenguaje que se quiere aplicar. El lenguaje religioso judeocristiano al mal le llama el diablo, satanás, etc. Pero en un lenguaje psicológico se le llama “la sombra” como decía Jung con el que estoy totalmente de acuerdo. También se le llama el subconsciente, en la psicología transpersonal de Assagioli. También se le llama “ego”, etc. Llámalo como quieras, pero lo que debe quedar claro es que es un agregado de nuestra propia conciencia que actúa sobre nosotros llevándonos, si no somos perspicaces, a lo más depravado que pueda existir.
El demonio o el diablo o satán, como quieras llamarlo, no existe como algo externo, como un ser independiente. Estas palabras identifican al mal. Son elementos espirituales que viven en el hombre. Por eso se dice que el hombre hace el mal, pero en realidad no es el hombre el que lo hace. Lo hace el demonio que impulsa al hombre, para que éste se deja llevar. El hombre podríamos considerarlo para este ejemplo como neutro, ni bueno ni malo. Si se dedica al mal, es porque hace caso a su propio diablo que ya lleva dentro, no es necesario que le posea como se suele ver en el cine. Ya está dentro de cada uno de nosotros, porque forma parte de la materia primigenia, que era toda así. Dios es la Luz que ilumina la oscuridad. Este proceso no ha terminado, ni mucho menos. Este proceso se da en cada uno de nosotros. Nosotros, cada uno de los hombres somos el vórtice donde este proceso tiene lugar. Y si te dejas llevar por "la sombra", pues cometes todas las atrocidades que expongo bajo una apariencia de naturalidad y conveniencia, pero no deja de ser lo más malsano que puede haber. Es el hombre el que destruye muchas cosas, pero en el fondo es así porque es dirigido sutilmente por satanás.
Pero hay un profundo error de concepción en la psicología actual, en las ciencias actuales e incluso en las religiones actuales. Parece que no debemos molestar demasiado a esta parte de nuestra personalidad, en aras de nuestra felicidad. Esto es un profundo error. No solo debemos molestarlo, sino debemos llegar a arrojarlo de nosotros. "Si tu mano derecha te escandaliza, arráncatela". Verás que cuando empiezas un trabajo de esta índole, esta parte llamada "sombra", se vuelve el “opositor”, satanás, porque se va a revolver con todo lo que tiene, y es mucho, contra tu intento de descabalgarlo del lugar privilegiado que ocupa en tu mente en la actualidad. Esto produce dolor, esto produce enfermedad, esto produce miedo y temor. Pero es lo que hay que hacer. Jesús de Nazaret lo llama el proceso de Cruz.
No tengo que conseguir un equilibrio soportable entre esos componentes de nuestra psique como ciertas técnicas modernas actuales parecen pretender. Hay que conseguir romper ese equilibrio y conseguir un desequilibrio en el actual conjunto de fuerzas de nuestra psique. El motivo es conseguir un nuevo equilibrio, pero poniendo los factores en orden. Después, debes hacer que muera y desaparezca esa parte, porque, una vez conseguido, el proceso de desarrollo del “ello”, del Supraconsciente, del Jesús, se permite y permite salir de esta naturaleza material, volviendo al verdadero Universo. Volando entre estrellas y constelaciones, porque se crean los instrumentos, los vehículos necesarios para hacer estos viajes estelares, hasta llegar al Universo de Dios, que no es este.
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No es fácil comprender las ideas que expongo. Mientras la razón te posesione, no podrás entender los extremos que te cuento. Pero si los dejas reposar, si los meditas, si los piensas sin querer encontrarles una explicación inmediata, sino que sientes que algo en tu interior vibra, se conmociona, aunque no lo entiendes con la mente, sino con el sentimiento. Si sigues leyéndolo una y otra vez, puede que llegues a encontrar su significado oculto.
Para nombrar una cosa, existen diferentes nombres, dependiendo del lenguaje que se quiere aplicar. El lenguaje religioso judeocristiano al mal le llama el diablo, satanás, etc. Pero en un lenguaje psicológico se le llama “la sombra” como decía Jung con el que estoy totalmente de acuerdo. También se le llama el subconsciente, en la psicología transpersonal de Assagioli. También se le llama “ego”, etc. Llámalo como quieras, pero lo que debe quedar claro es que es un agregado de nuestra propia conciencia que actúa sobre nosotros llevándonos, si no somos perspicaces, a lo más depravado que pueda existir.
El demonio o el diablo o satán, como quieras llamarlo, no existe como algo externo, como un ser independiente. Estas palabras identifican al mal. Son elementos espirituales que viven en el hombre. Por eso se dice que el hombre hace el mal, pero en realidad no es el hombre el que lo hace. Lo hace el demonio que impulsa al hombre, para que éste se deja llevar. El hombre podríamos considerarlo para este ejemplo como neutro, ni bueno ni malo. Si se dedica al mal, es porque hace caso a su propio diablo que ya lleva dentro, no es necesario que le posea como se suele ver en el cine. Ya está dentro de cada uno de nosotros, porque forma parte de la materia primigenia, que era toda así. Dios es la Luz que ilumina la oscuridad. Este proceso no ha terminado, ni mucho menos. Este proceso se da en cada uno de nosotros. Nosotros, cada uno de los hombres somos el vórtice donde este proceso tiene lugar. Y si te dejas llevar por "la sombra", pues cometes todas las atrocidades que expongo bajo una apariencia de naturalidad y conveniencia, pero no deja de ser lo más malsano que puede haber. Es el hombre el que destruye muchas cosas, pero en el fondo es así porque es dirigido sutilmente por satanás.
Pero hay un profundo error de concepción en la psicología actual, en las ciencias actuales e incluso en las religiones actuales. Parece que no debemos molestar demasiado a esta parte de nuestra personalidad, en aras de nuestra felicidad. Esto es un profundo error. No solo debemos molestarlo, sino debemos llegar a arrojarlo de nosotros. "Si tu mano derecha te escandaliza, arráncatela". Verás que cuando empiezas un trabajo de esta índole, esta parte llamada "sombra", se vuelve el “opositor”, satanás, porque se va a revolver con todo lo que tiene, y es mucho, contra tu intento de descabalgarlo del lugar privilegiado que ocupa en tu mente en la actualidad. Esto produce dolor, esto produce enfermedad, esto produce miedo y temor. Pero es lo que hay que hacer. Jesús de Nazaret lo llama el proceso de Cruz.
No tengo que conseguir un equilibrio soportable entre esos componentes de nuestra psique como ciertas técnicas modernas actuales parecen pretender. Hay que conseguir romper ese equilibrio y conseguir un desequilibrio en el actual conjunto de fuerzas de nuestra psique. El motivo es conseguir un nuevo equilibrio, pero poniendo los factores en orden. Después, debes hacer que muera y desaparezca esa parte, porque, una vez conseguido, el proceso de desarrollo del “ello”, del Supraconsciente, del Jesús, se permite y permite salir de esta naturaleza material, volviendo al verdadero Universo. Volando entre estrellas y constelaciones, porque se crean los instrumentos, los vehículos necesarios para hacer estos viajes estelares, hasta llegar al Universo de Dios, que no es este.
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