"¿A qué enemigos llamó Jesús a amar?"

Sergius

Miembro
3 Agosto 2025
41
4
La Biblia hebrea usa dos palabras distintas para referirse a los "enemigos", reflejando diferentes tipos de relaciones y actitudes hacia ellos. En Proverbios 25:21 se dice: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan; si tiene sed, dale de beber agua". Este versículo, citado por el apóstol Pablo en Romanos 12:20, utiliza la palabra hebrea sanē (נַאֲךָ), que significa "adversario personal" o "alguien que te odia". Este término describe a una persona con la que tienes un conflicto personal, pero no necesariamente un enemigo en un contexto de guerra o crimen.

En contraste, la palabra oyev (איב) se usa para un enemigo militar o un adversario en un contexto de guerra. Por ejemplo, en Éxodo 15:9, el enemigo declara: "
"Dijo el enemigo: Perseguiré, alcanzaré, repartiré despojos; mi alma se llenará de ellos; sacaré mi espada, mi mano los destruirá.". Aquí, oyev representa a un enemigo colectivo, como un ejército o una nación hostil, que amenaza la supervivencia de Israel. La Biblia instruye tratar con bondad al sanē, como se ve en Proverbios, pero no extiende esta obligación al oyev, quien puede ser enfrentado con fuerza o incluso destruido, como en las guerras ordenadas por Dios (Números 31:7).

Esta distinción era clara para los judíos contemporáneos de Jesús. Cuando Jesús enseñó "ama a tus enemigos" (Mateo 5:44), sus oyentes entendían que se refería al sanē, el adversario personal, no al oyev, el enemigo militar, ni a los transgresores de la ley divina, como los blasfemos o criminales. En el contexto judío, amar al sanē implicaba superar rencores personales, pero no significaba tolerar a los enemigos de Dios o de la justicia, quienes debían enfrentar el juicio divino.

Sin embargo, cuando el Evangelio se predicó a los gentiles, esta distinción se desdibujó. Los gentiles, al no estar familiarizados con los matices del hebreo, mezclaron los conceptos de sanē y oyev, así como los de criminales (transgresores de la ley) y blasfemos (enemigos de Dios). Como resultado, surgió una confusión teológica, donde todos los "enemigos" fueron agrupados en una sola categoría, perdiendo la claridad original de las Escrituras. Esta mezcla llevó a interpretaciones simplistas que no reflejan la profundidad de los textos bíblicos.

Por lo tanto, ama a tu sanē (נַאֲךָ), bendícelo y hazle el bien. Pero los oyev (איב) están sujetos a la muerte.

Jesús no dijo nada nuevo. Solo repitió lo que los judíos de su tiempo ya sabían sobre a qué enemigos amar.
 
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La Biblia hebrea usa dos palabras distintas para referirse a los "enemigos", reflejando diferentes tipos de relaciones y actitudes hacia ellos. En Proverbios 25:21 se dice: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan; si tiene sed, dale de beber agua". Este versículo, citado por el apóstol Pablo en Romanos 12:20, utiliza la palabra hebrea sanē (נַאֲךָ), que significa "adversario personal" o "alguien que te odia". Este término describe a una persona con la que tienes un conflicto personal, pero no necesariamente un enemigo en un contexto de guerra o crimen.

En contraste, la palabra oyev (איב) se usa para un enemigo militar o un adversario en un contexto de guerra. Por ejemplo, en Éxodo 15:9, el enemigo declara: "
"Dijo el enemigo: Perseguiré, alcanzaré, repartiré despojos; mi alma se llenará de ellos; sacaré mi espada, mi mano los destruirá.". Aquí, oyev representa a un enemigo colectivo, como un ejército o una nación hostil, que amenaza la supervivencia de Israel. La Biblia instruye tratar con bondad al sanē, como se ve en Proverbios, pero no extiende esta obligación al oyev, quien puede ser enfrentado con fuerza o incluso destruido, como en las guerras ordenadas por Dios (Números 31:7).

Esta distinción era clara para los judíos contemporáneos de Jesús. Cuando Jesús enseñó "ama a tus enemigos" (Mateo 5:44), sus oyentes entendían que se refería al sanē, el adversario personal, no al oyev, el enemigo militar, ni a los transgresores de la ley divina, como los blasfemos o criminales. En el contexto judío, amar al sanē implicaba superar rencores personales, pero no significaba tolerar a los enemigos de Dios o de la justicia, quienes debían enfrentar el juicio divino.

Sin embargo, cuando el Evangelio se predicó a los gentiles, esta distinción se desdibujó. Los gentiles, al no estar familiarizados con los matices del hebreo, mezclaron los conceptos de sanē y oyev, así como los de criminales (transgresores de la ley) y blasfemos (enemigos de Dios). Como resultado, surgió una confusión teológica, donde todos los "enemigos" fueron agrupados en una sola categoría, perdiendo la claridad original de las Escrituras. Esta mezcla llevó a interpretaciones simplistas que no reflejan la profundidad de los textos bíblicos.

Por lo tanto, ama a tu sanē (נַאֲךָ), bendícelo y hazle el bien. Pero los oyev (איב) están sujetos a la muerte.

Jesús no dijo nada nuevo. Solo repitió lo que los judíos de su tiempo ya sabían sobre a qué enemigos amar.

¿Dónde aprendiste a hablar español tan bien?
 
La Biblia hebrea usa dos palabras distintas para referirse a los "enemigos", reflejando diferentes tipos de relaciones y actitudes hacia ellos. En Proverbios 25:21 se dice: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan; si tiene sed, dale de beber agua". Este versículo, citado por el apóstol Pablo en Romanos 12:20, utiliza la palabra hebrea sanē (נַאֲךָ), que significa "adversario personal" o "alguien que te odia". Este término describe a una persona con la que tienes un conflicto personal, pero no necesariamente un enemigo en un contexto de guerra o crimen.

En contraste, la palabra oyev (איב) se usa para un enemigo militar o un adversario en un contexto de guerra. Por ejemplo, en Éxodo 15:9, el enemigo declara: "
"Dijo el enemigo: Perseguiré, alcanzaré, repartiré despojos; mi alma se llenará de ellos; sacaré mi espada, mi mano los destruirá.". Aquí, oyev representa a un enemigo colectivo, como un ejército o una nación hostil, que amenaza la supervivencia de Israel. La Biblia instruye tratar con bondad al sanē, como se ve en Proverbios, pero no extiende esta obligación al oyev, quien puede ser enfrentado con fuerza o incluso destruido, como en las guerras ordenadas por Dios (Números 31:7).

Esta distinción era clara para los judíos contemporáneos de Jesús. Cuando Jesús enseñó "ama a tus enemigos" (Mateo 5:44), sus oyentes entendían que se refería al sanē, el adversario personal, no al oyev, el enemigo militar, ni a los transgresores de la ley divina, como los blasfemos o criminales. En el contexto judío, amar al sanē implicaba superar rencores personales, pero no significaba tolerar a los enemigos de Dios o de la justicia, quienes debían enfrentar el juicio divino.

Sin embargo, cuando el Evangelio se predicó a los gentiles, esta distinción se desdibujó. Los gentiles, al no estar familiarizados con los matices del hebreo, mezclaron los conceptos de sanē y oyev, así como los de criminales (transgresores de la ley) y blasfemos (enemigos de Dios). Como resultado, surgió una confusión teológica, donde todos los "enemigos" fueron agrupados en una sola categoría, perdiendo la claridad original de las Escrituras. Esta mezcla llevó a interpretaciones simplistas que no reflejan la profundidad de los textos bíblicos.

Por lo tanto, ama a tu sanē (נַאֲךָ), bendícelo y hazle el bien. Pero los oyev (איב) están sujetos a la muerte.

Jesús no dijo nada nuevo. Solo repitió lo que los judíos de su tiempo ya sabían sobre a qué enemigos amar.
O sea que ese mandato de jesus es solo para las fuerzas militares?
 
La Biblia hebrea usa dos palabras distintas para referirse a los "enemigos", reflejando diferentes tipos de relaciones y actitudes hacia ellos. En Proverbios 25:21 se dice: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan; si tiene sed, dale de beber agua". Este versículo, citado por el apóstol Pablo en Romanos 12:20, utiliza la palabra hebrea sanē (נַאֲךָ), que significa "adversario personal" o "alguien que te odia". Este término describe a una persona con la que tienes un conflicto personal, pero no necesariamente un enemigo en un contexto de guerra o crimen.

En contraste, la palabra oyev (איב) se usa para un enemigo militar o un adversario en un contexto de guerra. Por ejemplo, en Éxodo 15:9, el enemigo declara: "
"Dijo el enemigo: Perseguiré, alcanzaré, repartiré despojos; mi alma se llenará de ellos; sacaré mi espada, mi mano los destruirá.". Aquí, oyev representa a un enemigo colectivo, como un ejército o una nación hostil, que amenaza la supervivencia de Israel. La Biblia instruye tratar con bondad al sanē, como se ve en Proverbios, pero no extiende esta obligación al oyev, quien puede ser enfrentado con fuerza o incluso destruido, como en las guerras ordenadas por Dios (Números 31:7).

Esta distinción era clara para los judíos contemporáneos de Jesús. Cuando Jesús enseñó "ama a tus enemigos" (Mateo 5:44), sus oyentes entendían que se refería al sanē, el adversario personal, no al oyev, el enemigo militar, ni a los transgresores de la ley divina, como los blasfemos o criminales. En el contexto judío, amar al sanē implicaba superar rencores personales, pero no significaba tolerar a los enemigos de Dios o de la justicia, quienes debían enfrentar el juicio divino.

Sin embargo, cuando el Evangelio se predicó a los gentiles, esta distinción se desdibujó. Los gentiles, al no estar familiarizados con los matices del hebreo, mezclaron los conceptos de sanē y oyev, así como los de criminales (transgresores de la ley) y blasfemos (enemigos de Dios). Como resultado, surgió una confusión teológica, donde todos los "enemigos" fueron agrupados en una sola categoría, perdiendo la claridad original de las Escrituras. Esta mezcla llevó a interpretaciones simplistas que no reflejan la profundidad de los textos bíblicos.

Por lo tanto, ama a tu sanē (נַאֲךָ), bendícelo y hazle el bien. Pero los oyev (איב) están sujetos a la muerte.

Jesús no dijo nada nuevo. Solo repitió lo que los judíos de su tiempo ya sabían sobre a qué enemigos amar.
Bueno yo difiero sobre lo expuesto porque la historia cristiana de los primeros siglos enseñan lo contrario.

Cuando fue destruido el templo de Jerusalén en el 70 d.C. los cristianos no se unieron a luchar contra el ejército romano, y siglos más tarde los cristianos no lucharon contra los romanos en la época del Coliseo romano, sino que se dejaban morir en manos de sus enemigos, sin luchar ni dar batalla.

Esto dice mucho del amor a tus enemigos, en la historia no vemos a los primeros cristianos luchando contra enemigos.

No es sino hasta la formación de la religión católica a partir de Constantino que deformaron la enseñanzas de Cristo, y militarizaron la fe, y ya en la época medieval la demoníaca inquisición católica asesinaba en nombre de Jesucristo.

El amor al enemigo como lo entendieron los primeros cristianos, hizo que millones de personas en el imperio romano se convirtieran a Cristo, sin necesidad de luchar en una guerra.
 
O sea que ese mandato de jesus es solo para las fuerzas militares?
Hola, Jima40. No, el mandato de Jesús en Mateo 5:44, donde dice "Amad a vuestros enemigos", no se refiere a las fuerzas militares ni a enemigos en un contexto de guerra. Jesús hablaba de los sanē (נַאֲךָ), un término hebreo que significa "adversario personal" o alguien con quien tienes un conflicto personal, como un vecino o alguien que te odia. Esto se basa en la tradición judía, como en Proverbios 25:21: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan", donde también se usa sanē.

En cambio, los "enemigos militares" o oyev (איב), como los que aparecen en Éxodo 15:9 ("El enemigo dijo: ‘Perseguiré, alcanzaré…’"), son adversarios en guerras, como ejércitos o naciones hostiles. A estos oyev, la Biblia no les aplica el mandato de amar, sino que a menudo ordena enfrentarlos, como en las guerras de Israel (Números 31:7). Los judíos contemporáneos de Jesús entendían esta diferencia, y cuando Jesús enseñó amar a los enemigos, se refería a los sanē, no a los oyev ni a transgresores de la ley divina.

Por eso, el mandato de Jesús no es para las "fuerzas militares", sino para las relaciones personales, donde debemos superar rencores con amor y bondad. Espero que esto aclare tu duda.
 
Bueno yo difiero sobre lo expuesto porque la historia cristiana de los primeros siglos enseñan lo contrario.

Cuando fue destruido el templo de Jerusalén en el 70 d.C. los cristianos no se unieron a luchar contra el ejército romano, y siglos más tarde los cristianos no lucharon contra los romanos en la época del Coliseo romano, sino que se dejaban morir en manos de sus enemigos, sin luchar ni dar batalla.

Esto dice mucho del amor a tus enemigos, en la historia no vemos a los primeros cristianos luchando contra enemigos.

No es sino hasta la formación de la religión católica a partir de Constantino que deformaron la enseñanzas de Cristo, y militarizaron la fe, y ya en la época medieval la demoníaca inquisición católica asesinaba en nombre de Jesucristo.

El amor al enemigo como lo entendieron los primeros cristianos, hizo que millones de personas en el imperio romano se convirtieran a Cristo, sin necesidad de luchar en una guerra.
Hola, MiguelR. Entiendo tu punto sobre la actitud pacífica de los primeros cristianos, pero creo que hay un matiz importante que debemos considerar para no confundir el contexto del mandato de Jesús en Mateo 5:44: "Amad a vuestros enemigos". Mi argumento en esta discusión se centra en el contexto histórico y cultural en el que Jesús predicó, y cómo sus contemporáneos judíos entendían sus palabras, específicamente en relación con los términos hebreos sanē (נַאֲךָ, adversario personal) y oyev (איב, enemigo militar).

Cuando Jesús dijo "Amad a vuestros enemigos", no estaba hablando de los oyev, como los ejércitos romanos que destruyeron el Templo en el 70 d.C., ni de transgresores de la ley divina, como asesinos, ladrones o aquellos que cometen pecados graves, como los pederastas. De hecho, Jesús fue muy claro sobre este tipo de personas: en Mateo 18:6, dijo que sería mejor para quien escandalice a los pequeños "que se le colgase al cuello una piedra de molino y se le hundiese en lo profundo del mar". Esto muestra que Jesús no abogaba por tolerar a los criminales o enemigos de Dios.

En el contexto judío de la época, los contemporáneos de Jesús entendían que el mandato de amar a los enemigos se refería a los sanē, los adversarios personales, como se refleja en Proverbios 25:21: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan". Este tipo de enemigo es alguien con quien tienes un conflicto personal, no un enemigo militar (oyev) ni un criminal que viola la ley de Dios. Por ejemplo, los judíos no habrían interpretado que debían amar a los ejércitos enemigos (oyev), como los descritos en Éxodo 15:9, contra los cuales Dios ordenaba luchar (Números 31:7).

La confusión que mencionas, donde el amor al enemigo parece abarcar a todos sin distinción, surge más tarde, cuando los gentiles, no familiarizados con los matices hebreos de sanē y oyev, comenzaron a interpretar el mandato de Jesús de manera más general. Esta mezcla de conceptos llevó a una "mezcolanza" teológica, donde se perdió la distinción entre adversarios personales, enemigos militares y transgresores de la ley, como pederastas o asesinos.
 
Wow, ¡qué bendición! Entonces de cuál de las doce tribus de Israel eres?
Prefiero seguir el consejo del apóstol Pablo en 1 Timoteo 1:4, donde dice: "ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que la edificación de Dios que es por la fe". Para mí, lo más importante no es mi linaje o ascendencia, sino mi fe en Jesús como el Mesías.
 
La Biblia hebrea usa dos palabras distintas para referirse a los "enemigos", reflejando diferentes tipos de relaciones y actitudes hacia ellos. En Proverbios 25:21 se dice: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan; si tiene sed, dale de beber agua". Este versículo, citado por el apóstol Pablo en Romanos 12:20, utiliza la palabra hebrea sanē (נַאֲךָ), que significa "adversario personal" o "alguien que te odia". Este término describe a una persona con la que tienes un conflicto personal, pero no necesariamente un enemigo en un contexto de guerra o crimen.

En contraste, la palabra oyev (איב) se usa para un enemigo militar o un adversario en un contexto de guerra. Por ejemplo, en Éxodo 15:9, el enemigo declara: "
"Dijo el enemigo: Perseguiré, alcanzaré, repartiré despojos; mi alma se llenará de ellos; sacaré mi espada, mi mano los destruirá.". Aquí, oyev representa a un enemigo colectivo, como un ejército o una nación hostil, que amenaza la supervivencia de Israel. La Biblia instruye tratar con bondad al sanē, como se ve en Proverbios, pero no extiende esta obligación al oyev, quien puede ser enfrentado con fuerza o incluso destruido, como en las guerras ordenadas por Dios (Números 31:7).

Esta distinción era clara para los judíos contemporáneos de Jesús. Cuando Jesús enseñó "ama a tus enemigos" (Mateo 5:44), sus oyentes entendían que se refería al sanē, el adversario personal, no al oyev, el enemigo militar, ni a los transgresores de la ley divina, como los blasfemos o criminales. En el contexto judío, amar al sanē implicaba superar rencores personales, pero no significaba tolerar a los enemigos de Dios o de la justicia, quienes debían enfrentar el juicio divino.

Sin embargo, cuando el Evangelio se predicó a los gentiles, esta distinción se desdibujó. Los gentiles, al no estar familiarizados con los matices del hebreo, mezclaron los conceptos de sanē y oyev, así como los de criminales (transgresores de la ley) y blasfemos (enemigos de Dios). Como resultado, surgió una confusión teológica, donde todos los "enemigos" fueron agrupados en una sola categoría, perdiendo la claridad original de las Escrituras. Esta mezcla llevó a interpretaciones simplistas que no reflejan la profundidad de los textos bíblicos.

Por lo tanto, ama a tu sanē (נַאֲךָ), bendícelo y hazle el bien. Pero los oyev (איב) están sujetos a la muerte.

Jesús no dijo nada nuevo. Solo repitió lo que los judíos de su tiempo ya sabían sobre a qué enemigos amar.
Tu posicion no es teologicamente sostenible. Jesus no abogo por la muerte de NADIE. Al contrarion. Los cristianos del 1er siglo no tenian ninguna autoridad y estaban totalmente desprotegidos. A consecuencia, sufrieron persecucion y muerte a manos del imperio romano . TODOS los Apostoles murieron a manos de los gentiles y nunca se llamo a hacer la guerra contra los adversarion y enemigos de los cristianos, que fueron muchos. Pablo, quien fue el mayor expositor del Nuevo Testamento nunca abogo por o exhorto a los creyentes a la violencia o a desearle la muerte a los enemigos declarados de los critianos, a manos de los cuales ufrieron muchisimo.

Perspectiva del Antiguo Testamento:
En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce típicamente como "enemigo" suele ser "oyev" o "tsarar", que transmiten la idea de adversario, enemigo o alguien hostil. El Antiguo Testamento describe a los enemigos en un sentido más concreto, físico y nacionalista. Los enemigos suelen ser otras naciones, tribus o individuos que amenazan el bienestar, la seguridad o la identidad religiosa de los israelitas. El Antiguo Testamento describe con frecuencia a Dios luchando contra los enemigos de su pueblo elegido, Israel. Derrotar a los enemigos se considera parte del plan de Dios para su pueblo.

Perspectiva del Nuevo Testamento:
En el Nuevo Testamento, la palabra griega que se traduce comúnmente como "enemigo" es "echthros", que conlleva un significado más amplio: alguien que se opone, es hostil o está alienado. El énfasis del Nuevo Testamento se centra más en los enemigos espirituales y relacionales, como el pecado, la muerte y el diablo, que en los enemigos físicos y nacionalistas. Las enseñanzas de Jesús, en particular en el Sermón de la Montaña, exigen una reinterpretación radical del concepto de «enemigo». Instruye a sus seguidores a amar a sus enemigos y orar por quienes los persiguen (Mateo 5:43-44).
El cambio de perspectiva entre el Antiguo y el Nuevo Testamento refleja un desarrollo teológico más amplio: desde una comprensión más nacionalista y tribal de la relación de Dios con su pueblo, hasta una visión más universalista y llena de gracia del amor y la redención de Dios para toda la humanidad, incluso para los enemigos.

No olvidemos que Pablo fue enemigo acerrimo de los cristianos por mcuho tiempo hasta que Dios lo somete bajo la gracia y redencion del Espiritu.

Cuando Jesús dijo que debemos amar a nuestros enemigos, estaba creando un nuevo estándar para las relaciones. Proclamó a las multitudes que escuchaban su Sermón del Monte que sabían que debían amar a su prójimo porque el mandamiento de amar al prójimo era una ley de Dios (Levítico 19:18). Por lo tanto, que debemos odiar a nuestro enemigo fue una inferencia incorrecta que los judíos extrajeron de él. Si bien ningún versículo bíblico dice explícitamente "odiar a tu enemigo", los fariseos podrían haber malinterpretado algunos pasajes del Antiguo Testamento sobre el odio a los enemigos de Dios (Salmo 139:19-22; 140:9-11). Pero Jesús reemplazó esta idea con un estándar aún más elevado: "Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos" (Mateo 5:44-45). Jesús continúa explicando que amar a quienes nos aman es fácil e incluso los no creyentes pueden hacerlo. Luego nos manda: “Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mateo 5:43-48).

Jesús explicó a sus seguidores que debían adherirse al verdadero significado de la ley de Dios amando tanto a sus enemigos como a su prójimo. Un fariseo le preguntó una vez a Jesús: “¿Quién es mi prójimo?” (Lucas 10:29). Jesús entonces contó la parábola del Buen Samaritano. Aquí Jesús enseñó que sus seguidores deben demostrar amor a todo tipo de personas, sin importar su fe, nacionalidad o personalidad, incluyendo a los enemigos. Si amas a tus enemigos y oras por quienes te persiguen, entonces verdaderamente revelas que Jesús es el Señor de tu vida.

Usando la ilustración de la salida del sol y la lluvia cayendo sobre buenos y malos, Jesús muestra el amor incondicional de Dios hacia todas las personas. Sus discípulos, entonces, deben reflejar su carácter y mostrar este mismo amor incondicional tanto por amigos como por enemigos. Jesús nos enseña que debemos vivir según un estándar más alto que el que el mundo espera, un estándar que es imposible de alcanzar por nuestros propios esfuerzos. Solo mediante el poder del Espíritu de Dios su pueblo puede amar verdaderamente y orar por quienes intentan hacerles daño (Romanos 12:14-21).

Finalmente, tras exhortarnos a amar a nuestros enemigos, Jesús nos da este mandato: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mateo 5:48). Como hijos de nuestro Padre (Mateo 5:45), debemos ser perfectos, como Él es perfecto. Esto es completamente imposible de alcanzar para el hombre pecador. Este estándar inalcanzable es exactamente lo que la Ley misma exigía (Santiago 2:10). Entonces, ¿cómo puede Jesús exigir lo imposible? Más adelante nos dice: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible» (Mateo 19:26). Lo que Dios exige, solo Él puede cumplirlo, incluyendo la exigencia de amar a nuestros enemigos. Lo que es imposible para el hombre se hace posible para quienes entregan su vida a Jesucristo mediante el poder del Espíritu Santo que mora en nuestros corazones.

Saludos
 
Prefiero seguir el consejo del apóstol Pablo en 1 Timoteo 1:4, donde dice: "ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que la edificación de Dios que es por la fe". Para mí, lo más importante no es mi linaje o ascendencia, sino mi fe en Jesús como el Mesías.

Me parece bien. Siendo pues que eres israelí de la descendencia de Abraham y consciente de que no se es israelí por nacimiento sino 'los que lo son por la Promesa' (Ro. 9:7-16) debieras saber que Las Escrituras no son exclusivas para el pueblo hebreo ni para que sólo éste la entienda; sino que La Misericordia de Dios se hizo extensible también a los Gentiles y tengo la certeza que Él no pasó por inadvertido ese detalle del que hablas (sin pie ni cabeza para mí) sobre 'los dos términos para el vocablo 'enemigo' en el idioma hebreo...' sin haber tomado en cuenta a 'Sus dos pueblos' (Ef. 2:14-16).

Además, creo que pasas por alto que la lengua en que supuestamente hablaba Jesús según la crítica textual no era el hebreo sino el arameo. Otro detalle que no tomas en cuenta es que la mayor parte del Nuevo Testamento no fue escrito tampoco en hebreo sino en el antiguo griego koiné.

Por lo demás, yo agradezco a Dios que cuando empezaba a olvidar mi lengua materna encontré este sitio que malo que bueno me la devolvió y en lo poco que he asimilado entiendo perfectamente que solo hay una palabra para 'enemigo' sin distinción de que sean 'personales' o 'militares'.

Saludos.
 
Wow, ¡qué bendición! Entonces de cuál de las doce tribus de Israel eres?
Eso NO es un don de Dios... seria un "Don" si te hubiese tomado 2 días aprender el idioma, o algo por el estilo, quizá un instante, como sucede con el "Don de lenguas" pero, tomarse años para aprender un idioma NO es un don, es un talento (suponiendo que eres bueno)
 
Eso NO es un don de Dios... seria un "Don" si te hubiese tomado 2 días aprender el idioma, o algo por el estilo, quizá un instante, como sucede con el "Don de lenguas" pero, tomarse años para aprender un idioma NO es un don, es un talento (suponiendo que eres bueno)

Estaba siendo irónico, por si no lo notaste.
 
Me parece bien. Siendo pues que eres israelí de la descendencia de Abraham y consciente de que no se es israelí por nacimiento sino 'los que lo son por la Promesa' (Ro. 9:7-16) debieras saber que Las Escrituras no son exclusivas para el pueblo hebreo ni para que sólo éste la entienda; sino que La Misericordia de Dios se hizo extensible también a los Gentiles y tengo la certeza que Él no pasó por inadvertido ese detalle del que hablas (sin pie ni cabeza para mí) sobre 'los dos términos para el vocablo 'enemigo' en el idioma hebreo...' sin haber tomado en cuenta a 'Sus dos pueblos' (Ef. 2:14-16).

Además, creo que pasas por alto que la lengua en que supuestamente hablaba Jesús según la crítica textual no era el hebreo sino el arameo. Otro detalle que no tomas en cuenta es que la mayor parte del Nuevo Testamento no fue escrito tampoco en hebreo sino en el antiguo griego koiné.

Por lo demás, yo agradezco a Dios que cuando empezaba a olvidar mi lengua materna encontré este sitio que malo que bueno me la devolvió y en lo poco que he asimilado entiendo perfectamente que solo hay una palabra para 'enemigo' sin distinción de que sean 'personales' o 'militares'.

Saludos.
Totalmente de acuerdo: las Escrituras no son exclusivas para el pueblo hebreo. Sin embargo, mi enfoque en esta discusión es entender cómo Jesús y sus contemporáneos judíos interpretaban sus palabras en el contexto cultural y religioso de su tiempo, particularmente en relación con la Torá.

Sobre el idioma, es cierto que Jesús probablemente hablaba arameo en la vida cotidiana, ya que era la lengua común en Judea y Galilea en el siglo I. Sin embargo, el hebreo seguía siendo el idioma litúrgico en las sinagogas, donde se leía la Torá. Por ejemplo, en Lucas 4:16-20, se describe a Jesús leyendo el rollo de Isaías en la sinagoga de Nazaret, lo cual indica que leía en hebreo, el idioma de los textos sagrados. Aunque Jesús podía predicar en arameo, sus enseñanzas, como "Amad a vuestros enemigos" (Mateo 5:44), resonaban con la Torá, que los judíos conocían en hebreo. En este contexto, el término sanē (נַאֲךָ), usado en Proverbios 25:21 ("Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan"), era familiar para sus oyentes judíos, quienes entendían que se refería a un adversario personal, no a un enemigo militar (oyev (איב)).

El arameo y el hebreo son lenguas semíticas muy cercanas, con raíces comunes, pero el hebreo era el idioma formal de la Torá y las Escrituras. Por ejemplo, términos como sanē (נַאֲךָ) y oyev (איב) tienen equivalentes en arameo, pero los judíos de la época de Jesús asociaban estas distinciones con la Torá en hebreo, no con traducciones arameas (targumim). Esto es clave para mi argumento: quiero entender cómo Jesús interpretaba la Torá y cómo sus oyentes judíos percibían sus palabras en ese contexto.

Que el Nuevo Testamento esté escrito en griego koiné no cambia este enfoque, ya que mi interés está en el entorno judío en el que Jesús predicó, no en la redacción posterior de los evangelios. Cuando Jesús dijo "Amad a vuestros enemigos", sus oyentes judíos entendían que se refería a sanē (נַאֲךָ), los adversarios personales, no a los oyev (איב) ni a los transgresores de la ley de Dios. Este matiz se perdió entre algunos gentiles, como mencioné antes, al no conocer el hebreo.
 
Tu posicion no es teologicamente sostenible. Jesus no abogo por la muerte de NADIE. Al contrarion. Los cristianos del 1er siglo no tenian ninguna autoridad y estaban totalmente desprotegidos. A consecuencia, sufrieron persecucion y muerte a manos del imperio romano . TODOS los Apostoles murieron a manos de los gentiles y nunca se llamo a hacer la guerra contra los adversarion y enemigos de los cristianos, que fueron muchos. Pablo, quien fue el mayor expositor del Nuevo Testamento nunca abogo por o exhorto a los creyentes a la violencia o a desearle la muerte a los enemigos declarados de los critianos, a manos de los cuales ufrieron muchisimo.

Perspectiva del Antiguo Testamento:
En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce típicamente como "enemigo" suele ser "oyev" o "tsarar", que transmiten la idea de adversario, enemigo o alguien hostil. El Antiguo Testamento describe a los enemigos en un sentido más concreto, físico y nacionalista. Los enemigos suelen ser otras naciones, tribus o individuos que amenazan el bienestar, la seguridad o la identidad religiosa de los israelitas. El Antiguo Testamento describe con frecuencia a Dios luchando contra los enemigos de su pueblo elegido, Israel. Derrotar a los enemigos se considera parte del plan de Dios para su pueblo.

Perspectiva del Nuevo Testamento:
En el Nuevo Testamento, la palabra griega que se traduce comúnmente como "enemigo" es "echthros", que conlleva un significado más amplio: alguien que se opone, es hostil o está alienado. El énfasis del Nuevo Testamento se centra más en los enemigos espirituales y relacionales, como el pecado, la muerte y el diablo, que en los enemigos físicos y nacionalistas. Las enseñanzas de Jesús, en particular en el Sermón de la Montaña, exigen una reinterpretación radical del concepto de «enemigo». Instruye a sus seguidores a amar a sus enemigos y orar por quienes los persiguen (Mateo 5:43-44).
El cambio de perspectiva entre el Antiguo y el Nuevo Testamento refleja un desarrollo teológico más amplio: desde una comprensión más nacionalista y tribal de la relación de Dios con su pueblo, hasta una visión más universalista y llena de gracia del amor y la redención de Dios para toda la humanidad, incluso para los enemigos.

No olvidemos que Pablo fue enemigo acerrimo de los cristianos por mcuho tiempo hasta que Dios lo somete bajo la gracia y redencion del Espiritu.

Cuando Jesús dijo que debemos amar a nuestros enemigos, estaba creando un nuevo estándar para las relaciones. Proclamó a las multitudes que escuchaban su Sermón del Monte que sabían que debían amar a su prójimo porque el mandamiento de amar al prójimo era una ley de Dios (Levítico 19:18). Por lo tanto, que debemos odiar a nuestro enemigo fue una inferencia incorrecta que los judíos extrajeron de él. Si bien ningún versículo bíblico dice explícitamente "odiar a tu enemigo", los fariseos podrían haber malinterpretado algunos pasajes del Antiguo Testamento sobre el odio a los enemigos de Dios (Salmo 139:19-22; 140:9-11). Pero Jesús reemplazó esta idea con un estándar aún más elevado: "Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos" (Mateo 5:44-45). Jesús continúa explicando que amar a quienes nos aman es fácil e incluso los no creyentes pueden hacerlo. Luego nos manda: “Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mateo 5:43-48).

Jesús explicó a sus seguidores que debían adherirse al verdadero significado de la ley de Dios amando tanto a sus enemigos como a su prójimo. Un fariseo le preguntó una vez a Jesús: “¿Quién es mi prójimo?” (Lucas 10:29). Jesús entonces contó la parábola del Buen Samaritano. Aquí Jesús enseñó que sus seguidores deben demostrar amor a todo tipo de personas, sin importar su fe, nacionalidad o personalidad, incluyendo a los enemigos. Si amas a tus enemigos y oras por quienes te persiguen, entonces verdaderamente revelas que Jesús es el Señor de tu vida.

Usando la ilustración de la salida del sol y la lluvia cayendo sobre buenos y malos, Jesús muestra el amor incondicional de Dios hacia todas las personas. Sus discípulos, entonces, deben reflejar su carácter y mostrar este mismo amor incondicional tanto por amigos como por enemigos. Jesús nos enseña que debemos vivir según un estándar más alto que el que el mundo espera, un estándar que es imposible de alcanzar por nuestros propios esfuerzos. Solo mediante el poder del Espíritu de Dios su pueblo puede amar verdaderamente y orar por quienes intentan hacerles daño (Romanos 12:14-21).

Finalmente, tras exhortarnos a amar a nuestros enemigos, Jesús nos da este mandato: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mateo 5:48). Como hijos de nuestro Padre (Mateo 5:45), debemos ser perfectos, como Él es perfecto. Esto es completamente imposible de alcanzar para el hombre pecador. Este estándar inalcanzable es exactamente lo que la Ley misma exigía (Santiago 2:10). Entonces, ¿cómo puede Jesús exigir lo imposible? Más adelante nos dice: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible» (Mateo 19:26). Lo que Dios exige, solo Él puede cumplirlo, incluyendo la exigencia de amar a nuestros enemigos. Lo que es imposible para el hombre se hace posible para quienes entregan su vida a Jesucristo mediante el poder del Espíritu Santo que mora en nuestros corazones.

Saludos
Aprecio tu análisis, pero creo que cometes un error común al no considerar a quién, en qué contexto y con qué propósito Jesús dijo: "Amad a vuestros enemigos y orad por quienes os persiguen" (Mateo 5:44). Mi enfoque es el contexto judío de la predicación de Jesús y cómo sus contemporáneos, familiarizados con la Torá en hebreo, entendían sus palabras.

Jesús pronunció estas palabras en el Sermón del Monte, hablando públicamente a una multitud que incluía a fariseos, escribas y sus seguidores, muchos de los cuales "lo odiaban sin motivo" (Juan 15:25, citando Salmo 69:4). En este contexto, Jesús se dirigía a quienes lo veían como un sanē (נַאֲךָ), un adversario personal, según la Torá (Proverbios 25:21: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan"). Les dijo: "Aunque me consideren un sanē (נַאֲךָ), deben amarme, porque así lo manda la Ley". Los judíos no podían verlo como un oyev (איב), un enemigo militar o externo, como los romanos. Jesús no introdujo nada nuevo; solo recordó la Torá, que sus oyentes conocían.

La tragedia y la inmoralidad de la situación radican en que estos judíos, considerándolo un sanē (נַאֲךָ), lo entregaron a los romanos, oyev (איב), enemigos externos de Israel. Esto era una transgresión sin precedentes en la tradición judía. Según la mentalidad de la Torá, usar a un oyev (איב), como los romanos, para deshacerse de un sanē (נַאֲךָ) era impensable, comparable a si un judío en la Alemania nazi hubiera presentado una denuncia falsa contra otro judío ante Hitler, un oyev (איב), enemigo de Israel.
 
Totalmente de acuerdo: las Escrituras no son exclusivas para el pueblo hebreo. Sin embargo, mi enfoque en esta discusión es entender cómo Jesús y sus contemporáneos judíos interpretaban sus palabras en el contexto cultural y religioso de su tiempo, particularmente en relación con la Torá.

Sobre el idioma, es cierto que Jesús probablemente hablaba arameo en la vida cotidiana, ya que era la lengua común en Judea y Galilea en el siglo I. Sin embargo, el hebreo seguía siendo el idioma litúrgico en las sinagogas, donde se leía la Torá. Por ejemplo, en Lucas 4:16-20, se describe a Jesús leyendo el rollo de Isaías en la sinagoga de Nazaret, lo cual indica que leía en hebreo, el idioma de los textos sagrados. Aunque Jesús podía predicar en arameo, sus enseñanzas, como "Amad a vuestros enemigos" (Mateo 5:44), resonaban con la Torá, que los judíos conocían en hebreo. En este contexto, el término sanē (נַאֲךָ), usado en Proverbios 25:21 ("Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan"), era familiar para sus oyentes judíos, quienes entendían que se refería a un adversario personal, no a un enemigo militar (oyev (איב)).

El arameo y el hebreo son lenguas semíticas muy cercanas, con raíces comunes, pero el hebreo era el idioma formal de la Torá y las Escrituras. Por ejemplo, términos como sanē (נַאֲךָ) y oyev (איב) tienen equivalentes en arameo, pero los judíos de la época de Jesús asociaban estas distinciones con la Torá en hebreo, no con traducciones arameas (targumim). Esto es clave para mi argumento: quiero entender cómo Jesús interpretaba la Torá y cómo sus oyentes judíos percibían sus palabras en ese contexto.

Que el Nuevo Testamento esté escrito en griego koiné no cambia este enfoque, ya que mi interés está en el entorno judío en el que Jesús predicó, no en la redacción posterior de los evangelios. Cuando Jesús dijo "Amad a vuestros enemigos", sus oyentes judíos entendían que se refería a sanē (נַאֲךָ), los adversarios personales, no a los oyev (איב) ni a los transgresores de la ley de Dios. Este matiz se perdió entre algunos gentiles, como mencioné antes, al no conocer el hebreo.

¿No entiendes que Jesús NO HABLO PARA 'SUS OYENTES JUDÍOS DE LA ÉPOCA' solamente sino TAMBIÉN para todas* las* generaciones*? (Jn. 17:20; Isa. 40:8)

Por consiguiente 'enemigo' es, significa, para cada lengua y dialecto que se habla en el mundo lo que cada una de ellas dicen sus diccionarios. Él griego tendrá sus acepciones, el portugués las suyas al igual que el mandarín y el cantonés.
 
Aprecio tu análisis, pero creo que cometes un error común al no considerar a quién, en qué contexto y con qué propósito Jesús dijo: "Amad a vuestros enemigos y orad por quienes os persiguen" (Mateo 5:44). Mi enfoque es el contexto judío de la predicación de Jesús y cómo sus contemporáneos, familiarizados con la Torá en hebreo, entendían sus palabras.

Jesús pronunció estas palabras en el Sermón del Monte, hablando públicamente a una multitud que incluía a fariseos, escribas y sus seguidores, muchos de los cuales "lo odiaban sin motivo" (Juan 15:25, citando Salmo 69:4). En este contexto, Jesús se dirigía a quienes lo veían como un sanē (נַאֲךָ), un adversario personal, según la Torá (Proverbios 25:21: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan"). Les dijo: "Aunque me consideren un sanē (נַאֲךָ), deben amarme, porque así lo manda la Ley". Los judíos no podían verlo como un oyev (איב), un enemigo militar o externo, como los romanos. Jesús no introdujo nada nuevo; solo recordó la Torá, que sus oyentes conocían.

La tragedia y la inmoralidad de la situación radican en que estos judíos, considerándolo un sanē (נַאֲךָ), lo entregaron a los romanos, oyev (איב), enemigos externos de Israel. Esto era una transgresión sin precedentes en la tradición judía. Según la mentalidad de la Torá, usar a un oyev (איב), como los romanos, para deshacerse de un sanē (נַאֲךָ) era impensable, comparable a si un judío en la Alemania nazi hubiera presentado una denuncia falsa contra otro judío ante Hitler, un oyev (איב), enemigo de Israel.
Una vez mas, tu error de exegesis se debe a que asumes cosas que ni el texto ni el contexto dejan ver. Estas injectando tu propria teologia en el pasaje.

Cristo esta predicando con claridad y contrastando las tradiciones rabinicas historicas con su palabra y la verdadera revelacion de Dios cuando deja en claro el verdadero sentido de los mandamientos. Los judios habian extendido la Ley de Moises a miles de mandamientos y tradiciones diluyendo asi el sentido verdadero de los mandamientos.

Una y otra vez Jesus dice: "Uds han oido..." Como vez no dice que la escritura dice. Esta haciendo clara referencia a las tradiciones humanas historicas. Y El clarifica cual es el verdadero sentido y significado de los amandmientos:

Mat 5:44. "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos..." —La palabra aquí usada denota amor moral, a diferencia de la otra, que expresa afecto personal. Generalmente, la primera denota "complacencia en el carácter" de la persona amada; pero aquí denota las manifestaciones benignas y compasivas del deseo por el bien ajeno.

45"Bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen" —El mejor comentario sobre estos consejos incomparables es el brillante ejemplo de Aquel que los dio. (Véase 1 Pedro 2:21-24; y comparar Romanos 12:20, 21; 1 Corintios 4:12; 1 Pedro 3:9). Pero aunque tales preceptos nunca antes se habían expresado —quizás ni siquiera concebido— con tanta amplitud, precisión y agudeza como aquí, nuestro Señor es aquí solo el Intérprete incomparable de la ley vigente desde el principio; y ésta es la única visión satisfactoria de todo el tenor de este discurso.

Saludos
 
JESUS les dice a los fariseos, escribas, sacerdotes que lo veían como enemigo; qué deberían amarlo en lugar de odiarlo; pero estos continuaron odiandolo y se convirtieron en CRIMINALES, ASESINOS, junto con los soldados romanos que lo vieron como un rebelde; pero JESÚS da el ejemplo, al pedir perdón para ellos, esta amando a CRIMINALES, y a soldados romanos reafirmando su poder sobre el pueblo judío, pero según tu interpretación a ellos no debería amar; pero JESÚS los AMO.
 
Una vez mas, tu error de exegesis se debe a que asumes cosas que ni el texto ni el contexto dejan ver. Estas injectando tu propria teologia en el pasaje.

Cristo esta predicando con claridad y contrastando las tradiciones rabinicas historicas con su palabra y la verdadera revelacion de Dios cuando deja en claro el verdadero sentido de los mandamientos. Los judios habian extendido la Ley de Moises a miles de mandamientos y tradiciones diluyendo asi el sentido verdadero de los mandamientos.

Una y otra vez Jesus dice: "Uds han oido..." Como vez no dice que la escritura dice. Esta haciendo clara referencia a las tradiciones humanas historicas. Y El clarifica cual es el verdadero sentido y significado de los amandmientos:

Mat 5:44. "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos..." —La palabra aquí usada denota amor moral, a diferencia de la otra, que expresa afecto personal. Generalmente, la primera denota "complacencia en el carácter" de la persona amada; pero aquí denota las manifestaciones benignas y compasivas del deseo por el bien ajeno.

45"Bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen" —El mejor comentario sobre estos consejos incomparables es el brillante ejemplo de Aquel que los dio. (Véase 1 Pedro 2:21-24; y comparar Romanos 12:20, 21; 1 Corintios 4:12; 1 Pedro 3:9). Pero aunque tales preceptos nunca antes se habían expresado —quizás ni siquiera concebido— con tanta amplitud, precisión y agudeza como aquí, nuestro Señor es aquí solo el Intérprete incomparable de la ley vigente desde el principio; y ésta es la única visión satisfactoria de todo el tenor de este discurso.

Saludos
Con todo respeto, creo que tu interpretación comete el mismo error que señalas: asumes cosas que el texto y el contexto no sustentan, inyectando tu propia teología en el pasaje. Lejos de diluir el mensaje de Jesús, mi enfoque busca entenderlo en su contexto judío, considerando a quién hablaba, en qué situación y con qué propósito.

Cuando Jesús dijo en Mateo 5:44, "Amad a vuestros enemigos y orad por quienes os persiguen", no estaba abrogando la Torá, sino aclarando su verdadero sentido, como lo hace en todo el Sermón del Monte. Es cierto que Jesús contrastaba las tradiciones rabínicas ("Habéis oído que se dijo…"), pero estas tradiciones no inventaron la distinción entre sanē (נַאֲךָ), el adversario personal, y oyev (איב), el enemigo militar o de Dios. Esta distinción está en la Torá misma. Por ejemplo, Éxodo 23:4-5 ordena: "Si hallares el buey de tu enemigo (sanē (נַאֲךָ)) u su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el asno de tu enemigo (sanē (נַאֲךָ)) caído debajo de su carga, no lo dejes, sino ayúdalo". Aquí, la Torá manda mostrar misericordia a un sanē (נַאֲךָ), un adversario personal, no a un oyev (איב), como los enemigos nacionales (Deuteronomio 20:16-18) o transgresores de la ley de Dios (Éxodo 22:18: "No dejarás con vida a la hechicera").

Tú mezclas todos los tipos de enemigos en uno solo, ignorando que la Torá distingue entre sanē (נַאֲךָ), adversarios personales respetuosos de la ley, y oyev (איב), enemigos militares o aquellos que violan el pacto de Dios, como idólatras, asesinos o blasfemos. Jesús, al decir "Amad a vuestros enemigos", se refería a sanē (נַאֲךָ), como en Proverbios 25:21 ("Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan"), hablando a una multitud que incluía a fariseos que lo odiaban sin motivo (Juan 15:25, citando Salmo 69:4). No estaba pidiendo amar a oyev (איב), como los romanos que ocupaban Israel, ni a transgresores graves, como los que escandalizan a los pequeños, de quienes dijo: "Mejor le fuera que se le colgase una piedra de molino al cuello y se le arrojase en el mar" (Mateo 18:6).

La Torá nunca ordena ayudar a criminales a escapar de la justicia (Levítico 20:1-5) ni amar a enemigos militares que buscan destruir a Israel o imponer idolatría (Deuteronomio 7:1-2). Al contrario, Dios advirtió que los pueblos no destruidos serían "redes y tropiezos" (Josué 23:13), lo que ocurrió cuando Israel se corrompió por la idolatría pagana. ¿Sugieres que Jesús anuló estas leyes? ¿Que enseñó amar a hechiceros, asesinos, violadores o enemigos militares que buscan esclavizar y destruir a su pueblo? Esto no tiene base bíblica. Jesús no abrogó la Torá, sino que la cumplió (Mateo 5:17), enfocándose en la misericordia hacia los sanē (נַאֲךָ), no en una utopía que incluye a todos sin distinción.

Tu interpretación ignora el contexto histórico y cultural: Jesús habló a judíos que entendían la Torá en hebreo (Lucas 4:16-20), donde sanē y oyev tenían significados distintos. La palabra griega echthros en Mateo 5:44 refleja sanē (נַאֲךָ), como confirman estudiosos como Jacob Milgrom (Leviticus, 2004). Reducir su enseñanza a un amor universal sin matices es simplificar el Evangelio y mezclar categorías que la Torá distingue claramente.