¡A los Padres!

hgo

2
5 Septiembre 2001
3.029
1
Árbol de la Vida

Yo soy la Vid, vosotros los pámpanos, el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de Mí nada podéis hacer. (Juan 15:5)

Un Buen Jardinero

Todos los padres deben esforzarse para elevar la autoestima de sus hijos. Cuando un niño tiene una Buena autoestima, significa que posee un fuerte sentido de valor y de prestigio con respecto a si mismo. Ese sentir le garantiza crecer sin complejos de inferioridad. El valor que un niño dirá de si mismo, será el mismo valor que sus parientes, amigos y personas de manera general percibirán en el, y dependerá del rotulo que sus padres imprimieron en el durante sus primeros anos de vida. Por eso, los padres son los responsable por la “etiqueta de valor” que tendrán sus hijos.
No podemos esperar que el mundo haga eso. El mundo llego a ser muy competitivo y exigente; basta que nuestros hijos no alcancen las notas promedio en el colegio, o que se equivoque frente a nuestros parientes, o que se sientan extraños con otros niños en los parques recreativos, para que varias palabras negativas sean dirigidas sin misericordia contra ellos, estremeciendo de esta manera, su base de sostén y quebrando el termómetro que los mide como alguien importante, su autoestima.
Nuestro hogar es como un jardín y nuestros hijos son como la labranza, que deben ser regados y debidamente abonados para que crezcan fuertes. Si somos aquellos que producirán hijos fuertes, confiados y que se sientan bien consigo mismo, no podemos dejar pasar las oportunidades que nuestro propio hogar proporciona. El hogar puede transformarse en un vivero productor de hijos que gustan de si mismos. Cultivar ese sentimiento es fundamental para un niño.
Cuando permitimos que nuestros hijos ayuden en las tareas domesticas barriendo el piso, secando las vanillas, atendiendo el teléfono, acomodando su propia cama, colocando los zapatos en el lugar correcto, cepillándose los dientes y haciendo una infinidad de pequeñas cosas que tenemos a nuestra disposición, sin duda, ellos crecerán sintiéndose mas importantes y con una saludable percepción de valor. Esa es la manera de transformar una plantita en un gran árbol.
Es cierto que muchos de estos servicios no serán bien hechos, ya que la voluntad de ayudar del niño no siempre corresponde con la madurez que tiene: estatura, coordinación motora, capacidad de discernir prioridades, etc. Ese es el gran motivo por el cual los padres rechazan la ayuda que sus hijos pretenden y quieren dar. Lo que los padres generalmente no perciben es que cuando el servicio de un niño es rechazado, el también se siente rechazado. Es muy malo para un niño convivir con este sentimiento de rechazo. Un padre con visión nunca mira el resultado del servicio que el hijo presta, sino el resultado que ocurre en su persona. Y no hay mejor resultado que este: El ser estimado como alguien de gran valor.
Los hijos que crecen en un hogar donde los padres actúan como gerentes, siempre exigiendo y esperando el mejor desempeño de ellos, corren el serio riesgo de llegar a ser hijos tímidos e inseguros. Tal vez preferirán por miedo al error no aventurarse a desempeñar las tareas que le corresponden o no tendrán la iniciativa de crea algunas otras. ¡Que lastima! Cuando nuestros niños son privados de ese sentido de valor, en el futuro no temerán gastar su vida con el mundo, conducir el automóvil en alta velocidad, usar drogar, hacer tatuajes en sus cuerpos, pues no aprendieron a quererse a si mismos.
Por otro lado, si tenemos padres con las características de un buen jardinero que lanza la semilla, riega, abona y que tiene la paciencia de esperar décadas, si es necesario, para ver los resultados, estos producirán hijos sin temores, osados y con mas capacidad de influir el grupo con quienes se relacionan, que ser influido por el.
La vida de nuestros hijos es demasiado preciosa para no ser usada por Aquel que sabe valorar al hombre Dios. El precio que El pago por nuestros hijos fue suficiente para que ellos se sientan los seres más especiales del mundo.
Padres permitan que sus hijos ayuden en casa, tengan paciencia, gasten tiempo con ellos, actúen como Buenos jardineros, y por favor, díganles que ellos son preciosos para Dios.

¡Jesús es el Señor!

Artículo publicado por:
Periódico Árbol de la Vida de la Editora Arvore da Vida.