¡A los Padres! "Nuevos tiempos"

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5 Septiembre 2001
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Árbol de la Vida

Yo soy la Vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de Mí nada podéis hacer. (Juan 15:5)

NUEVOS TIEMPOS

La condición en que criamos nuestros hijos hoy, es muy diferente de aquella en la que fuimos criados. Muchas son las variables que han contribuido para ese cambio. Entre ellas, podemos citar la libertad sexual, la perdida de autoridad de los padres, hecho que ocurre a diario, la mayor participación de las madres en el mercado laboral, la mayor disminución del énfasis en los valores morales y éticos, y finalmente la principal de las causas, una sociedad que se aleja de Dios en cada generación. Estos y otros asuntos terminan por interferir directamente en los hogares con mucha fuerza, por la influencia de los medios masivos de comunicación.
Cierta vez, una niña, que no superaba los diez años de edad, le preguntó a su padre: “Papá, ¿por qué no puedo enamorarme?” Para responderle, el padre tomo la Biblia, un diccionario, un libro de física y una hoja de papel. Luego, le sugirió que oraran un poco. Después de pasar un tiempo orando, el padre comenzó a responder la pregunta a la niña.
“Hija, en la escuela, además de las disciplinas como Español y Matemáticas, hay otra materia que se enseña fuera del aula de clases. Los patrones corruptos del mundo moderno. El sexo fuera del matrimonio, el uso de piercings, tatuajes, drogas, brujería y enamoramiento, hacen parte del contenido de esa extensa y peligrosa materia. Sin embargo, tu presencia en la escuela no tiene como finalidad aprender esas cosas. Son muchos los “profesores” empeñados en ministrar esas enseñanzas. Tu no puedes convertirte en alumna de ellos”. Después el padre le pidió la niña que verificara en el diccionario el significado de la palabra influencia. Entonces, ella encontró el siguiente significado: Es la interferencia de un ser sobre otro, actuar por inducción. “Tú, hija, no puedes hacer ciertas cosas, sólo porque los demás las hacen. Cuídate para que no seas influenciada negativamente. Recuerda lo que tus padres te han enseñado: la escuela en la que estudias esta sumergida en el contexto del mundo corrupto”.
En seguida, el padre abrió el libro de física y le pidió a la niña que le resolviera un problema de electromagnetismo. Ella lo miro y le dijo al padre que no estaba en condiciones de resolverlo. “Tú no logras resolverlo”, dijo el padre, “porque no tienes edad para eso. Igualmente, hija, tú tampoco tienes edad para relacionarte amorosamente con alguien del sexo opuesto. Esta clase de asunto sólo podrá administrarse con responsabilidad cuando alcances un punto ideal de madurez”.
“Si pudiera abrir y escudriñar toda la Biblia” prosiguió el padre, “no encontrarías ese asunto en ninguna parte, mucho menos con la liviandad con que es tratado en los días actuales. Niñas muy jóvenes, sin mucha conciencia de lo que hacen, sin ningún propósito determinado, se envuelven con jóvenes, en nombre del “amor” y se embarazan precozmente, llenando de amargura su vida y, por qué no decirlo, su futuro. Por eso, preocúpate por estudiar hoy solamente las disciplinas impartidas en el aula de clase. Procura huir de todas las pasiones de la juventud para que tengas un futuro sin traumas, miedos ni fantasmas.”.
Al final del dialogo, el padre beso la hija y le dijo, “papi y mami son tus mejores amigos y luchan para que tengas éxitos en todas las áreas de tu vida. No hay nadie en la tierra que desee más tu bien, tu integridad y tu éxito, que nosotros. Gracias hija, por confiar en tus padres”. “ahora”, continuo el padre, “toma esa hoja de papel con esas anotaciones y conversa con tus compañeras. Creo que necesitan orientación”.
Al día siguiente el padre la llevo a la escuela y al despedirse, le dijo: “Mira tu escuela”. Ella se detuvo, fijo los ojos en la escuela, y volviéndose a su padre, le dijo: “Si papi”. El padre, reforzó: “Recuerda hija, nunca sigas cualquier comportamiento de tus compañeras, dictado por los patrones del mundo, por más comunes e inocentes que parezcan ser. No cedas a las presiones de quienes están entregados a las pasiones de la juventud en nombre del “amor”. Ve, sabiendo que tu padre y que tu madre te aman mucho”. Y se despidió de la hija con un abrazo cariñoso. Después que ella fue corriendo a la escuela, él oró al Señor diciendo: “Señor, cuida a nuestra hija, en tu nombre te lo pido. ¡Amen!.

“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón puro invocan al Señor.
(2 Timoteo 2:22).

Artículo publicado por: Periódico “Árbol de la Vida” de editora Árvore de Vida