Re: A los Cerebros del Foro:
Hola a todos:
Yo considero que hace falta actuar con mucha caridad. Cada quién debe conocerse primero a sí mismo y reconocer sus limitaciones.
Ciertamente hay personas estudiadas, y personas no estudiadas, muchas veces se nota por la manera de escribir.
Pero yo no juzgaría a las personas por eso, lo que a mí me dice como es la persona es el fondo de lo que dice y no la forma.
Hay personas que han crecido en ambientes donde no hay respeto, no hay buenas palabras, no hay educación, y se expresan según hayan crecido, se expresan según lo que han aprendido, muchas veces usando lenguaje vulgar, en alta voz, agresivamente, otras veces suavemente y educadamente.
Para mí tanto una forma como la otra son adornos, máscaras y prefiero ver lo que hay detrás de estos.
Siempre pongo un ejemplo:
Cual es la peor manera de ofender?
1. Usando un lenguaje vulgar con obsenidades?
2. Usando un lenguaje educado con palabras poco comunes.?
Creo que es relativo:
Si Pienso que la segunda persona, ofende más diría?
Porque el primero da la cara, dándose a entender mientras que el segundo se esconde, te ofende, pero como no sabes el significado de las palabras, no te das cuenta.
Si pienso que la primera persona, ofende más diría?
La segunda persona se contiene, guarda su ira dentro de sí, prefiere descargarla en sí, el daño se lo hace a sí mismo, pero le da la oportunidad a la otra persona de pensar y meditar lo que le dijo, esto lo haría una vez calmados los ánimos.
Por otra parte, quien dice que es vulgar, que es educado, qué es ofensivo?
Si crecí en un ambiente de lenguaje vulgar, podría decir que hablar fino es ofensivo.
Si crecí en un ambiente educado, podría decir que es ofensivo hablar con lenguaje vulgar.
Cual es el resultado entonces?
Cada quien juzga según su condición.
Creo que ante este relativismo, la enseñanza de Cristo sería la solución.
Hay un pasaje en la Biblia, donde un Letrado conversa con Jesús, este pasaje, creo que viene al tema:
Marcos 12, 28-34
En aquel tiempo, uno de los letrados se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.
Le dijo el escriba: Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que El es único y que no hay otro fuera de El, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: No estás lejos del Reino de Dios.
Para mí la enseñanza primordial de Jesús es esta:
Hay que ponerse en el lugar de la otra persona y actuar con caridad, hay que aprender a escuchar, hay que querer escuchar al otro.
Cuando uno actúa así, por más letrado o por más ignorante, nos dice Jesús: "No estás lejos del Reino de Dios"
Si una persona me hace ver que me equivoqué, que interpreté mal una palabra, que no soy objetivo, que no soy justo, que absolutizo las cosas, que no he sido justo pues no escucho a la otra parte, etc, etc, etc....
Porqué me tengo que sentir mal?, porque tildo de enemigo al otro?
La respuesta es porque me falta humildad, porque no quiero escuchar, porque no quiero ver, porque no quiero aprender. Otras veces es por envidia del don que tiene la otra persona, también puede ser una baja autoestima, en fin puede ser que la falla no esté tanto en la otra persona sino en uno mismo.
Muchas veces cuando se alzan los ánimos y "la temperatura de la conversación" aumente, las palabras se dicen con ironía, con tonos altos, con ira, pues somos humanos y tenemos reacciones humanas muchas veces negativas que tenemos que superar.
Le quita eso algo a la verdad?, el hablar "fuerte" o "airado"?,
Puede una persona hablar con la verdad y estar enojada?
Creo que sí.
Si definitivamente que sí, Jesús mismo hablo con enojo según lo relata el evangelio:
Juan 2
13 Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
14 Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos.
15 Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas;
16 y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado.»
17 Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: = El celo por tu Casa me devorará. =
Quiere decir entonces que se justifica gritar, ofender, ignorar, insultar, desacreditar a los demás?
No.
Son episodios que pueden darse, Jesús vivió un episodio parecido, pero estos episodios no deben ser la regla.
Jesús actuaba siempre con mansedumbre.
Es verdad que nosotros no somos Jesús, pero el nos pide que le imitemos.
Debemos poner cada cosa en su lugar, empezando con nosotros mismos, controlemos la ira, respetémonos unos a otros, actuemos con caridad, pues al final seremos juzgados por ella...
Galatas 5,6 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad.
1 Cor13
8 La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia.
9 Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía.
10 Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño.
12 Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido.
13 Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad.
Aquí les comparto una reflexión de SS Jan Pablo II
Seremos juzgados por el amor
Por Juan Pablo II
La caridad debe ser el signo distintivo
Lo que realmente importa en la vida es que somos amados por Cristo y que nosotros, en respuesta, le amamos. En comparación con el amor de Jesús, todo lo demás es secundario. Y sin el amor de Jesús, todo es vano.
En el Reino de los Cielos la única jerarquía será la del amor.
Sin duda, el mal debe ser condenado y combatido, y el error debe ser descubierto y corregido; pero el modo de hacerlo debe ser siempre delicado y respetuoso, con la convicción de que cada uno lleva su dolor, su misterio y su angustia frente a la muerte y el más allá. Precisamente el hecho de que cada persona camine inexorablemente hacia la separación suprema debe colmar el espíritu de atención, caridad, paciencia y fraternidad. Debe guiamos constantemente el ejemplo de Cristo, quien, a pesar de ser tan estricto en sus exigencias, decía a las multitudes y lo repite también hoy: «Venid a Mí todos los que estáis fatigados y oprimidos, que Yo os aliviaré. Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.»
Dios quiere también que amemos a los demás. Aquí está el sentido de nuestra vida, en amar a Dios y a los demás, en amar a nuestros padres, hermanos y hermanas, a nuestros parientes y amigos, a todos los seres humanos, incluso a los que quizá nos hayan herido u ofendido. Amar al prójimo significa vivir para los otros, echándoles una mano, prestando servicio cuando se necesite, siendo justos, honrados y puros, amables, auténticos y bondadosos. Amar al prójimo quiere decir ayudar a construir un mundo mejor.
Amar es preocuparse de las otras personas, aceptarlas, salir del propio camino para ayudarlas, servirlas y animarlas. Compartir con los otros el mundo y las cosas buenas, como Dios las ha compartido con nosotros. Amando a los demás descubriréis el sentido de la vida.
En este mundo tan atormentado por revoluciones, originadas por el odio y por la lucha, hace falta la revolución del amor; es necesario que esta revolución se muestre más fuerte. Esto es también el radicalismo del amor.
Cuando se vive el amor, cuando se realiza el amor, cuando se hace vencer el amor en cada una de las circunstancias, entonces se hace ver a Dios. Esto no es sólo un programa abstracto, es un programa existencial. Es bueno que deis mucha importancia al testimonio, porque cada uno de estos testimonios lleva consigo la confirmación de este programa. Es bueno que el programa esté escrito más en los testimonios, en las experiencias vividas, que en el papel o en las teorías.
Tenéis la grave responsabilidad de romper la cadena del odio que produce odio, y de la violencia que engendra violencia. Habéis de crear un mundo mejor que el de vuestros antepasados. Si no lo hacéis, la sangre seguirá corriendo; y mañana, las lágrimas darán testimonio del dolor de vuestros hijos. Os invito, pues, como hermano y amigo, a luchar con toda la energía de vuestra juventud contra el odio y la violencia, hasta que se restablezca el amor y la paz en vuestras naciones.
Vosotros estáis llamados a enseñar a los demás la lección del amor, del amor cristiano, que es al mismo tiempo humano y divino. Estáis llamados a sustituir el odio con la civilización del amor.
El hombre se afirma a sí mismo de manera más completa dándose. Ésta es la plena realización del mandamiento del amor. Ésta es también la plena verdad del hombre, una verdad que Cristo nos ha enseñado con Su vida.
Para quien ha conocido y cree en el amor de Dios, lo único esencial es amar, tanto viviendo como muriendo. Y el sentido auténtico y pleno del vivir es dar la vida.
Ser hombres nuevos interiormente es el presupuesto indispensable para construir una relación nueva con los otros. He aquí el otro aspecto de la novedad cristiana: en un mundo que. cuando no cede a la tentación de la violencia, asume frecuentemente como norma de conducta social una especie de razonado egoísmo, ¿no constituye acaso una propuesta de novedad revolucionaria la de construir las relaciones humanas sobre un sentimiento desinteresado como el del amor? Con todo, es precisamente esto lo que Jesús ha pedido a quienes creen en Él. ¿No dijo en la última Cena: «Un precepto nuevo os doy: que os améis los unos a los otros»?
Saludos