40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

perdon pero jesus dio manadmientos del nuevo testamento, aparte la biblia dice que no etsmaos bajo la ley sino bajo la gracia, por lo tanto no se debe guardar el sabado, tambien el señor dice que escribiria en nuestro corazon los mandamientos,y cual es el primer mandamiento?
 
Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

Estimado emeric. Saludos cordiales.

Tú dices:

No es que no se deba; es que no es para los Gentiles, sino para Israel. Y en cuanto a los creyentes, ya han entrado en Su reposo.

Respondo: No te olvides del Israel espiritual, los verdaderos creyentes que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Ellos guardarán el santo sábado como día de reposo.

Bendiciones.

Luego toso Israel será salvo.
 
Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

Estimado emeric. Saludos cordiales.

Tú dices:

Ese vive bajo la Gracia; no bajo la Ley.

Respondo: Aunque vive bajo la gracia es obediente al Señor, y es el principal objetivo de la ira del dragón, la serpiente antigua.

"Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo." Apoc. 12:17.

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

Estimado emeric. Saludos cordiales.

Tú dices:no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia.




Respondo: No.

Lee: "Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso día del SEÑOR, y lo venerares no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras" Isaías 58:12.

Nuestro Dios lo llama "mi día santo"

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

Respondo: Aunque vive bajo la gracia es obediente al Señor, y es el principal objetivo de la ira del dragón, la serpiente antigua.

"Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo." Apoc. 12:17.

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

Estimado emeric. Saludos cordiales.

Tú dices:

Para ti, todo lo que no provenga de los escritos de La Difunta que tanto idolatras es errado. Pfffffffffff ...

Respondo: Lo que tu dices aquí es errado.

Bendiciones.

Luego todo Israel será salvo.
 
Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

¿ Encienden la luz, ordenadores, automóviles los sábados, o no ?

Si ¿y? Ya se por donde vienes Escudriñador. Nada nuevo aportas, solo basura.
 
Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

Hola a Todos

Respuesta a las 40 preguntas:


1. ¿Por qué guardan ustedes un solo sábado? El año séptimo y también el año del jubileo eran sábados. (Levítico 25:1-22). ¿Por qué guardan el uno y dejan de guardar los otros?

Para ser precisos, los adventistas guardan el sábado porque Jehová así lo ordena. El reposo del séptimo día fue instituido antes de que entrara el pecado en la humanidad (Gén. 2:1-3). En cambio, el año séptimo y el año del jubileo, así como otros sábados que no coincidían con el séptimo día (Lev. 23:34-38), fueron dados siglos después de que entró el pecado, y a causa de él (Lev. 23:19; Ez. 45:25). Siendo estos sábados (reposos) adicionales e instituidos a propósito del pecado, quedan abolidos con la muerte de Cristo. Pablo dice que esos sábados eran "sombra" de Cristo (Col. 2:16, 17). Puesto que el sábado semanal fue introducido independientemente de la entrada del pecado, y antes de él, el séptimo día no puede ser una "sombra" del sacrificio de Cristo. Antes bien, la Biblia es clara al explicar que es un memorial de la Creación (Éx. 20:8-11).

2. ¿Por qué basan tanto de su religión en el día del sábado cuando sabemos que el Señor enseñó que la ley y los profetas se basan todos en el amor y no en guardar la ley? (Comp. Mateo 22:34-40 con Romanos 13:8-10).

Estamos completamente de acuerdo en que el amor es el primer mandamiento. Nótese que esta pregunta menciona acertadamente que la ley se basa en el amor. Eso es lo que proclaman los adventistas. Para el pueblo de Dios la ley es una manera apropiada de demostrar amor a Dios y al prójimo. Jesús enseñó: "De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas" (Mat. 22:40). Nótese que Jesús no dice que estos dos mandamientos habrían de sustituir la ley, sino que son el espíritu de la ley. En esta apreciación coincide el apóstol Pablo (un guardador del sábado como bien lo explica la Biblia en Hechos 16:13) al decir que "No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás", y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Rom. 13:9).
Desde luego, alguien que ame de verdad a su prójimo no lo ofenderá robándole, ni levantándole falsos testimonios, ni matándolo. Este mismo principio se aplica a los primeros cuatro mandamientos del Decálogo. Siguiendo el razonamiento de Pablo, habríamos de decir: "No tendrás dioses ajenos, no te harás imágenes, no tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano y acuérdate del sábado para santificarlo, en esta sentencia se resume: Amarás a Dios sobre todas las cosas".
Pero la pregunta dice, además, que la ley y los profetas no se basan en guardar la ley. Esa idea no está fundada en las Escrituras. Al contrario, detállese cómo habla la Biblia sobre el modo en que debe vivir un hijo de Dios: "Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre". (Ecl. 12:13). ¿Pretende alguien ser hijo de Dios sin guardar sus mandamientos? Debe entonces considerar esto: "El que dice: «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él" (1 Juan 2:4).
Pretender que Cristo enseñó una ley diferente al ordenar amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo es un error. Jesús en realidad sólo está citando la ley que Dios había dado: "Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas" (Deut. 6:5); "No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lev. 19:18). Así, Jesús ratifica la vigencia de la ley.
¿Que Jesús nos enseñó a no guardar la ley? ¿Qué significan entonces los siguientes pasajes: Mat. 5:17; 7:12; 23:23; Mar. 7:9-13; Luc. 10:26; Juan 14:15?

3. ¿Cómo es que encienden fuego en el séptimo día, a pesar de que esto estaba prohibido en la ley levítica? (Éxodo 35:3). Al hacerlo, ustedes quebrantan la ley del sábado.

Cualquiera puede ver la diferencia que hay en cómo se encendía fuego en la antigüedad y cómo se hace hoy. A diferencia de ahora, cuando presionar un botón basta para que tengamos fuego, en los tiempos bíblicos encender una fogata implicaba en verdad un esfuerzo físico como el que requería cualquier otro oficio dentro del hogar. Puesto que el mandamiento del sábado exige no hacer ninguna obra servil, es decir, labores domésticas, el encendido de fuegos quedaba así prohibido. Hoy, el asunto queda reducido a lo siguiente: los alimentos se preparan el día viernes, y se calientan el sábado.

4. Dígannos cuándo y dónde mandó el Señor Jesús, o alguno de sus apóstoles, u otro escritor de la Biblia, que algún gentil guardase los diez mandamientos. Bastarán sólo el capítulo y el versículo.

Marcos 2: 27

5. ¿Pueden darnos un pasaje bíblico donde se mande a los gentiles observar el sábado según la ley? Otra vez, simplemente dennos el capítulo y el versículo.

Isaías 56:1-7, Marcos 2:27

6. Dicen que el sábado se guardaba antes de darse la ley a Moisés. La ley de la circuncisión también fue dada antes de Moisés. (Génesis 17:10). Entonces, ¿por qué no practican la circuncisión, siendo que éste es uno de los mandamientos claros de la ley? De nuevo preguntamos: ¿Por qué el uno sí y el otro no?

El sábado de Jehová fue santificado no sólo antes de la ley de Moisés, sino antes de la entrada del pecado. La circuncisión, en cambio, entró al menos unos dos mil años después del pecado (Gén. 21:4). Como bien lo dice la Biblia, la circuncisión dejó de tener validez con la muerte de Cristo (Gál. 5:6). En cambio, la ley de Dios es válida aún. Pablo explica: "La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios" (1 Cor. 7:19).

¿Nos autoriza Pablo a desobedecer los mandamientos? No, no lo hace. Al contrario, nos dice que lo que realmente importa es el guardar los mandamientos de Dios. Lo que dice la Biblia sobre la circuncisión es claro: ya no es necesaria (Gál. 5:2, 3). En cambio, no se encontrará en toda la Biblia esa misma declaración en relación con los Diez Mandamientos, sino la idea contraria.

7. El apóstol Pablo escribe en Gálatas 3:19 que la ley fue dada a causa de las rebeliones. Ustedes enseñan que la parte de la ley que se refiere al mandamiento de guardar el sábado fue dada al hombre inmediatamente después de su creación, pero las Escrituras dicen que fue después de la caída. ¿No ven que la teoría adventista de que la ley fue dada en dos entregas no concuerda con los hechos?

Por alguna razón en esta pregunta se cita Gálatas 3:19 usando el verbo "dar" en vez del verbo añadir, que es el que usa Pablo. Esta pequeña diferencia lingüística marca, sin embargo, una importante diferencia cuando se lee el pasaje. Nótese que la ley de la que se habla en Gálatas 3:19 fue "añadida". El verbo "añadir" (prostíthemi) significa agregar, anexar, aumentar, sugiriendo la idea de complemento o adición a algo que ya existe. Por ejemplo, aumentar un codo a la estatura del hombre (Mat. 6:27), o aumentar el número de creyentes en la iglesia (Hechos 2:41, 47; 5:14; 11:24). Por eso, que Pablo diga que una ley fue "añadida", implica que otra ley ya existía. ¿Cuál ley es ésa? Precisamente la que fue transgredida por el pecado. El mismo versículo lo dice: "Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Fue añadida a causa de las transgresiones…". Puesto que el pecado es la "transgresión de la ley" (1 Juan 3:4, Nueva Versión Internacional) se entiende que existía una ley transgredida antes de la ley que fue añadida; y que esta ley añadida se añadió precisamente a causa de la transgresión de aquella ley. Por tanto, la ley añadida que menciona Pablo en Gálatas 3:19 es una ley que no existió sino después que se introdujo el pecado, como representación del sacrifico expiatorio de Jesús y, por tanto, era una ley transitoria.

El versículo 24 dice que la ley fue nuestro guía para llevarnos a Cristo. Esto ratifica la idea de que esta ley de que habla Pablo fue la que se introdujo a raíz de la entrada del pecado en el mundo. No se trata de la ley eterna de Jehová, aquella que fue transgredida, sino del sistema ritual judío que fue introducido a causa de esa transgresión, y que simbolizaba la muerte de Cristo.

Obsérvese cómo Pablo dice que antes del Sinaí ya había pecado en el mundo (Rom. 5:13). ¿Cómo podía haber pecado en el mundo si no había ley que transgredir? Porque "donde no hay ley, tampoco hay transgresión" (Rom. 4:15). Necesariamente, entonces, tenía que haber ley en la humanidad, o no habría habido pecadores.

Por otro lado, no es que la ley se haya dado "en dos entregas", sino que de hecho se dieron dos leyes diferentes, una ley eterna, inmutable, perfecta (Sal. 111:7, 8) dada antes de la caída; y otra pasajera, mutable, imperfecta (Heb. 10:1-4) y añadida a causa del pecado.

8. ¿Por qué será que en los mandamientos dados a nuestros primeros padres en el Edén, y en los que fueron dados a los patriarcas Noé, Abraham y otros no se hace ni una sola referencia al deber de guardar el sábado? ¿Por qué no se menciona la palabra sábado sino cuando habían pasado más de dos mil años desde la creación del hombre? Si las teorías adventistas fueran ciertas, ¿no se había de hacer referencia al deber de guardar el sábado muchas veces antes del capítulo 16 del Éxodo?
El ítem Nº 8 en realidad son tres preguntas. Pasemos por tanto a analizar cada una por parte, con la ayuda de las Escrituras (Hec. 17:11).

La primera de estas tres preguntas asegura que el sábado no se menciona en las instrucciones dadas a la primera pareja y a sus descendientes. Pero, ¿qué hay de los demás mandamientos que tampoco son mencionados antes de Sinaí? Por ejemplo, en la Biblia no se menciona el mandamiento de no hacer imágenes sino hasta que esto se prohíbe en Éxodo 20:3-6. ¿Significa esto que los patriarcas no sabían que era incorrecto adorar imágenes? El pacto sinaítico se estableció unos 2500 años después de la caída de Adán. ¿Hemos de creer que durante esos 25 siglos de historia los hijos de Dios tenían libertad para adorar imágenes?

Lo mismo puede decirse de otros mandamientos, tales como no tomar el nombre de Dios en vano, honrar padre y madre, no decir falso testimonio y no codiciar, los cuales no se mencionan sino hasta que se dicta la ley en Sinaí. ¿Hemos de creer por eso que aquellos santos hombres eran libres de mentir, deshonrar a los padres y codiciar? Pablo dice que donde no hay ley no hay transgresión (Rom. 4:15). Por eso, si los patriarcas no tenían la ley, entonces estaban libres de todas estas obligaciones.
¿Dónde dice la Biblia, antes de Sinaí, que se le prohibió al hombre matar? Esta prohibición no aparece por ningún lado. Sin embargo, Caín mató a su hermano, y ya sabemos cómo reaccionó el cielo. ¿Por qué Dios respondió de manera tan drástica contra Caín? ¿Qué de malo había en que él le diera muerte a su hermano, si no había un mandamiento que se lo prohibiera? Pablo declara inequívocamente que "donde no hay Ley no se inculpa de pecado" (Rom. 5:13). Si no se les había dado la ley a aquellos primeros hombres, ¿por qué entonces se inculpó de pecado a Caín?

Antes de dar muerte a su hermano le fue advertido: "El pecado está a la puerta" (Gén. 4:7). ¿Por qué se le habla de pecado cuando no había ley? Si el pecado es la transgresión de la ley (1 Juan. 3:4), y si no hay pecado donde no hay ley (Rom. 4:15), ¿cómo puede explicarse que a Caín se le acuse de pecado?

Otro caso ilustrativo lo representan los antediluvianos, cuyos pensamientos eran "solo de continuo el mal" y por eso Dios decidió borrarlos de la superficie de la tierra (Gén. 6:5-7).

Pablo define "el mal" precisamente como el pecado (Rom. 7:14-21). Pedro, además, dice que los antediluvianos "fueron desobedientes" (1 Pe. 3:20, Reina Valera, 1909), es decir, que estaban desobedeciendo la ley de Dios.

Lo mismo puede decirse de los sodomitas, quienes son descritos como "muy malos y pecadores contra Yahveh" (Gén. 13:13, Biblia de Jerusalén). ¿Qué pecados cometían y dónde dice que eran pecados? El pacto sinaítico estaba todavía a unos 400 años en el futuro y, por demás, ¿por qué Dios demanda obediencia a los sodomitas si él a fin de cuentas no había hecho con ellos un pacto como el que establecerá después con los israelitas? Esto demuestra que, si los sodomitas pecaban contra Jehová, es porque conocían la voluntad divina en relación con lo que practicaban, y tenían una responsabilidad ante Dios. Y esto es así porque "por medio de la Ley es el conocimiento del pecado" (Rom. 3:20).

Abimelec y José se opusieron a cometer adulterio, a pesar de que este mandamiento no aparece escrito sino hasta Sinaí. Abimelec declara que no quería cometer "tan grande pecado" (Gén. 20:9), y José prefirió huir antes que ceder a la tentación (Gén. 39:11-13). ¿Habrían podido reaccionar de esta manera aquellos santos de la antigüedad si no hubieran conocido lo que Dios había indicado al respecto? Esto demuestra que de hecho Abimelec y José conocían la ley divina, y por eso procuraban no desacatarla, a pesar de que aun no se habían recibido las tablas de la ley. Si no la conocían, ¿qué sentido tenía todo aquel escándalo por algo que Dios no les había prohibido?

Enoc, séptimo desde Adán, testifica que los hombres de su tiempo eran "pecadores impíos" (Judas 15, Nácar-Colunga), lo que comprueba que, 18 siglos antes de Moisés, los hombres conocían la ley de Dios y la transgredían a voluntad.
Pero, ¿cómo es que los hombres conocían los mandamientos de Dios si estos aun no se habían escrito? En esto nos ayuda el justo Job, quien pasó su prueba aproximadamente hacia el -1613, es decir, un siglo antes del Éxodo. Él nos dice: "Recibe la ley de su boca, pon sus preceptos en tu corazón" (Job 22:22, Nácar-Colunga). Esto quiere decir que Dios había expresado su voluntad oralmente, y así se había transmitido a todos los hombres. Job, quien no era judío y vivió antes del Éxodo, declara conocer los mandamientos de Dios: "¿Cuántas son mis iniquidades y pecados? Hazme entender mi transgresión y mi pecado" (Job 13.23).

Además, enumera varios pecados que sabe que violaban la ley de Dios: asesinato (Job 24:14), adulterio (Job 24:15; 31:9), codicia (Job 31:1, 9), falso testimonio (Job 31:5), hurto (Job 27:8, 31:7), idolatría (Job 31:26). Aunque sólo menciona seis de los diez mandamientos, ¿significa eso que él desatendía los otros mandamientos? No, porque él declara: "Nunca me separé del mandamiento de sus labios, sino que guardé las palabras de su boca más que mi comida" (Job 23:12).

El conocido autor metodista Adam Clarke declara que al hablar Job de "la ley de su boca" demuestra que los hombres de su tiempo ya conocían la ley de Dios. Esto aclara por qué Bildad, quien tampoco era judío sino suhita, estaba consciente de lo que era el pecado en la humanidad (Job 8:4). De manera que, aunque no haya una expresión escrita de los mandamientos de Dios antes de Sinaí, una cosa es clara: los hombres antiguos conocían la ley de Dios. Ahora bien, si conocían la ley de Dios, ¿no significa eso que conocían el día que fue declarado "santo", es decir, apartado para el servicio de Dios? Al respecto, el comentarista anglicano A. R. Fausset expone:
Algunos concluyen del silencio en relación con su observancia por los patriarcas que en realidad no se había dado ninguna ordenanza sabática antes de la ley Sinaítica, y que Gén. 2:3 no es histórico sino anticipatorio. Pero este versículo es parte de la historia de la creación, el mismo trasfondo de la narración inspirada de Moisés. La historia de los patriarcas durante 2500 años, comprimida en el pequeño compás del Génesis, necesariamente omite muchos detalles que él da por sobreentendidos, como la observancia del sábado.

Mucha razón tiene Fausset en eso de las conclusiones precipitadas que algunos sacan del silencio del Génesis. Por ejemplo, ¿dónde hay una orden en el Génesis sobre los sacrificios? En ninguna parte. Sin embargo, vemos que Adán y Eva fueron vestidos con "túnicas de pieles", obviamente provenientes de animales sacrificados (Gén. 3:21).

Además, vemos a Abel ofreciendo a Jehová una ofrenda "de los primogénitos de sus ovejas, y de la grasa de ellas" (Gén 4:4). ¿Dónde está la orden de los sacrificios? ¡No aparece en el relato! ¿Habrá de concluirse por eso que nunca se dio tal indicación? De ninguna manera. Así tampoco puede concluirse que Dios no reveló su voluntad a los primeros humanos, tan sólo porque en el relato no se registra tal indicación.

El renombrado teólogo calvinista y catedrático de la Universidad de Princeton Charles Hodge (1797-1878) dedica una porción de su Teología Sistemática a demostrar la perpetuidad del sábado. Para su tiempo había teólogos que enseñaban que el sábado era una institución judía y por tanto no obligaba a los cristianos. Al respecto, Hodge aclara:

La obligación original y universal de la ley del sábado puede inferirse de su lugar en el decálogo. Como todos los otros mandamientos en esa revelación fundamental de deberes de los hombres para Dios y para su prójimo, son morales y permanentes en su obligación, sería incongruente e innatural que el cuarto fuera una solitaria excepción… ¿No debe decirse correctamente que si el mandamiento "No robarás" está vigente todavía, todo el código de la ley mosaica también lo está? El cuarto mandamiento es leído en todas las iglesias Cristianas, cada vez que se lee el decálogo, y a la gente se le enseña a decir, "Señor, ten misericordia de nosotros, e inclina nuestros corazones para guardar esta ley".

Tras analizar y rebatir los argumentos de los que combatían el cuarto mandamiento, Hodge concluye que "el Sábado fue instituido desde el principio, y fue diseñado para ser de obligación universal y permanente".

En la segunda pregunta se asegura que en la Biblia no se menciona la palabra "sábado" sino más de dos mil años después de Adán. Nada más alejado de la verdad. En Génesis 2:2, 3 se dice que Dios "reposó" el séptimo día.

Como es bien sabido, la palabra hebrea para "reposar" es sabath, de donde se origina el vocablo español "sábado". Así que la palabra que la pregunta Nº 8 asegura que no apareció sino "cuando habían pasado más de dos mil años desde la creación del hombre", en realidad apareció al día siguiente de la creación.

Nuestros interpeladores entienden que la ausencia de la palabra "sábado" antes de Sinaí es prueba de que no se trata de un mandamiento eterno. Ahora, puesto que se ha demostrado que la palabra sí existía mucho antes del Éxodo, ¿creerán que sí es un mandamiento de obligación eterna?

Finalmente, en cuanto a que se deba mencionar el sábado "muchas veces" antes de Sinaí, en realidad esa es una presunción sin asidero en las Escrituras, pues tampoco se mencionan "muchas veces" los otros mandamientos. Es más, tal como hemos visto, hay algunos mandamientos que ni siquiera se les menciona una sola vez, sino hasta que son dictados en Sinaí, a diferencia del sábado, que es mencionado desde la creación. Sin embargo, nadie supone por eso que los hijos de Dios no los guardaban.


CONTINUARA....
 
Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

CONTINUACION:


9. ¿Dónde dicen las Escrituras que se haya dado mandamiento alguno de guardar el séptimo día antes de que el pueblo de Israel fuese redimido de la esclavitud en Egipto? Habrá que citar capítulo y versículo en cada caso, sin hacer referencia a Génesis 2:1- 3, pues allí no hay mandamiento.

Dios bendijo el sábado al terminar la obra de creación, y no ha de creerse que la bendición del sábado estuvo en estado de latencia hasta que llegó el pacto sinaítico. La Biblia dice claramente: "El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó. Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación" (Gén. 2:2, 3, Dios Habla Hoy). Ahora bien, toda santificación es de efecto inmediato, pues aquello que Dios santifica no necesita esperar siglos para ser santo. Por consiguiente, la observancia del sábado atañó a los patriarcas, quienes vivieron después de que el sábado de Jehová fue santificado.

John Wesley, fundador de la Iglesia Metodista, explica que el cuarto mandamiento no fue introducido por primera vez en Sinaí: "Leemos que Dios bendijo y santificó el séptimo día desde el principio, Génesis 2:3, así que esta no fue la promulgación de una nueva ley, sino la reposición de una ley antigua". Partiendo de la información que aporta la Biblia, Wesley saca las siguientes conclusiones:

1. Que la observancia solemne de un día entre siete como día de reposo, y obra santa, es un deber indispensable para todos aquellos a quienes Dios ha revelado sus santos sábados. 2. Que los sábados son tan antiguos como el mundo. 3. Que el sábado del Señor es verdaderamente honorable, y no tenemos razón para deshonrarlo; honradlo en razón de su antigüedad, su gran autor, y la santificación del primer sábado por el mismo santo Dios, y en obediencia a él, por nuestra primera pareja en inocencia.

De modo que a Wesley no le cabía la menor duda de que Adán y Eva guardaron el sábado desde el principio.
Secundando a Wesley estará el comentarista protestante Robert Jamieson, quien declara que "la institución del Sábado es tan antigua como la creación".

Matthew Henry, otro reputado comentarista bíblico y pastor presbiteriano, declara al explicar Génesis 2:1-3: "No veo razón para dudar que el sábado, que fue instituido en la inocencia, fuera observado religiosamente por el pueblo de Dios durante la era patriarcal".

Y tiene razón Matthew Henry en no dudar, porque la experiencia del maná demuestra que los israelitas ya sabían del sábado y habían dejado de observarlo durante su permanencia en Egipto, y es por eso que Jehová Dios los pone a prueba: "Mañana es sábado, el día de reposo consagrado a Jehová; lo que tengáis que cocer, cocedlo hoy, y lo que tengáis que cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobre, guardadlo para mañana…" (Éx. 16:23). Nótese que los israelitas no preguntaron de qué se trataba aquel mandamiento del sábado, si es que era algún nuevo antojo de Jehová Dios. Porque cuando se les dio el maná preguntaron: "« ¿Qué es esto?», porque no sabían qué era" (vers. 15). Sin embargo, no preguntaron nada acerca del sábado. No preguntaron nada, porque no había nada que preguntar. Ellos sabían lo que era el sábado como mandamiento divino.
Jehová informa a Moisés: "Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley" (vers. 4, Biblia de Jerusalén). ¿Cuál ley? La misma que contiene el mandamiento del sábado, ya que la prueba fue precisamente el día de reposo, lo que demuestra que aquella ley que Israel violaba incluía la observancia del séptimo día.

Nótese también cómo cuando Israel falla en esta prueba Dios exclama: "¿Hasta cuándo os negaréis a guardar mis mandamientos y mis leyes?" (Éx. 16:28). Esto demuestra que los israelitas ya venían desobedeciendo la ley de Dios de manera continua y por largo tiempo, pues de lo contrario esta queja de Dios no tendría sentido. Luego, los Diez Mandamientos que Dios dio en Sinaí no fueron nuevos conceptos para los israelitas, sino un pacto de obediencia a aquella ley de la que ellos se sabían transgresores.

El autor bautista A. W. Pink (1886-1952), expone:
En algunos lugares "la Ley de Dios" puede referirse a toda la voluntad de Dios revelada, pero en la mayoría de los casos se refiere a los Diez Mandamientos; y es en este sentido estricto que usamos el término. Esta Ley fue impresa en la naturaleza moral del hombre desde el principio, y aunque ahora ha caído, todavía muestra la obra de ella escrita en el corazón. Esta ley nunca ha sido revocada, y en la verdadera naturaleza de las cosas, no puede serlo.

Esto mismo es lo que enseña la doctrina adventista, lo mismo que nos enseña la palabra de Dios.

10. Si el mandamiento fue dado a Adán en el día de la creación, ¿cómo es que se equivocó de fecha? Adán fue creado el sexto día; el séptimo día al cual se hace referencia en el Génesis fue el segundo de su existencia. Si Adán tuvo que trabajar seis días y luego descansar en el séptimo, ya estaría equivocado por cinco días en su cálculo. El sábado suyo no sería el séptimo día porque habría trabajado un solo día. "El sábado de Adán fue un sábado del segundo día."

Es incorrecto hablar del "sábado suyo" refiriéndose a Adán, o "el sábado de Adán", pues el séptimo día no se cuenta en relación con el nacimiento del hombre, sino en relación con la creación del mundo. Este sofisma demuestra que el autor o los autores de las preguntas se ven obligados a recurrir al mínimo artificio posible con tal de desvirtuar la santidad de un día que se sabe que Dios santificó en el Edén. Que Adán descansara el segundo día de su vida ni viola ningún mandamiento ni desvirtúa la santidad del sábado. El cuarto mandamiento no significa descansar el séptimo día después que uno nace, sino descansar el séptimo día de la semana, es decir, de la semana que el Señor creó.

En realidad, más absurdo sería creer que Adán se negara a guardar el primer sábado alegando que todavía le faltaban cinco días de trabajo.


11. ¿No han leído Nehemías 9:12-14, donde dice claramente que el sábado fue dado al pueblo de Israel en el Monte Sinaí? Viendo que el sábado fue dado solamente a Israel, ¿por qué insisten en obligar a otros a guardarlo?

Por lo que se ve, los defensores de la tesis abrogacionista parecen no haber leído Nehemías 9:18, donde dice que los israelitas "cometieron grandes ofensas" al fabricarse un "becerro de fundición" como ídolo. Puesto que eso lo hizo Israel en Sinaí, ¿significa que los demás hombres están autorizados para adorar ídolos?

Según el principio interpretativo de la pregunta, los cristianos de hoy podrían practicar la idolatría, ya que el mandamiento contra la idolatría "fue dado solamente a Israel", y no a otro pueblo.

Pero Nehemías no dice, como nuestros retadores pretenden, que el sábado fue dado "solamente" a Israel. Esa palabra ha sido agregada a propósito. Jesús dice que "el sábado fue hecho por causa del hombre" (Mar. 2:27). No dice "por causa del israelita", lo cual sería de esperar si este mandamiento fuese una exclusividad de los judíos. Pero al decir "por causa del hombre", Jesús ratifica la universalidad de este mandamiento, al igual que los otros.

El apóstol Juan, al referirse a los ritos de expiación, los llama indistintamente "fiestas de los judíos". A la Pascua, "Pascua de los judíos" (Juan 2:13; 6:4; 11:55; 19:42); a la Fiesta de los Tabernáculos, "la fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos" (Juan 7:2); y a otras fiestas "de los judíos" (Juan 2:6; 5:1), con lo que Juan aclara la limitación de estas fiestas a la nación de Israel, y por lo tanto no son extensibles a los gentiles. Pero no ocurre así con el sábado. Juan se refiere al menos unas 11 veces al sabbáton, pero ni él, ni ningún otro escritor del NT se refiere al séptimo día como el "sábado de los judíos". Esto permite aclarar que no se trataba de un mandamiento limitado a los israelitas, sino que es extensivo a todos los hombres, como lo es el resto de los mandamientos.

12. ¿Por qué ponen ustedes a los gentiles bajo el sábado, cuando a ellos nunca les fue dado? La ley dice: "Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel". (Éxodo 31:16,17). No hace mención de los gentiles. Léanse también Ezequiel 20:10-12.

Se nota el interés de los antinomianistas por saberse librados de la observancia del sábado. Todos tenemos la plena libertad de escoger si obedecer a Dios o no (1 Rey. 18:21). Lo que nadie puede hacer es pisotear las Escrituras, ni forjarla a martillazos para que digan lo que no dicen. Hoy hay un Israel espiritual, no de carne, sino de corazón. Esto es al menos lo que enseña Pablo a los efesios, quienes no eran israelitas según la carne, pero por la sangre de Cristo ya no pueden ser considerados extranjeros (Ef. 2:1-22). A los gálatas les dice: "…si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa" (Gál. 3:29), y a los romanos les dice: "No es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu y no según la letra. La alabanza del tal no viene de los hombres, sino de Dios" (Rom. 2:28, 29).

Esto quiere decir que hay un Israel espiritual, heredero del nuevo pacto que Jehová estableció con el sacrificio de Cristo. Nótese en qué consiste el nuevo pacto: "Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Pondré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo." (Jer. 31:33).

Obsérvese que en el nuevo pacto la ley no sería borrada, sino escrita en los corazones. Pablo luego citará a Jeremías para explicar que Cristo ha cumplido ese pacto en la iglesia cristiana (Heb. 10:15-17). En ningún lugar de la Biblia se dice que este nuevo pacto sería sin ley, o que el nuevo pacto implicaría la anulación de la Ley. Jesús dijo: "Más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la Ley" (Luc. 16:17). Por eso, pretender que la ley fue eliminada para los gentiles, es contrariar lo que la Biblia enseña al respecto.

13. La ley dice: "El día séptimo os será santo, día de reposo para Jehová; cualquiera que en él hiciere trabajo alguno, morirá". (Éxodo 35:2; 31:14). Si la primera parte de la cita es obligatoria para los cristianos, debe serlo también la segunda parte. ¿Por qué no cumplir la ley que manda matar a los que trabajan en el día sábado?

En principio, no sólo los transgresores del sábado, sino todo aquel que viola los mandamientos de Dios sin arrepentirse de sus pecados, habrá de pagar con la muerte eterna, en conformidad con lo que estipula la Escritura (Rom. 2:12). "Dormirán el sueño eterno y no despertarán" (Jer. 51:57). "Los abrasará, dice Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama" (Mal. 4:1). Sin embargo, la pregunta sugiere que sólo los que profanaban el sábado debían morir en el antiguo Israel, lo cual es falso. Los asesinos (Éx. 21:12), los zoófilos (Éx. 22:19), los idólatras (Lev. 20:2; Deut. 13:5,10,13-15; 17:2-7; Núm. 25:1-9), los hechiceros (Éx. 22:18; Lev. 20:27), los falsos profetas (Deut. 13:5; 18:20), los maldicientes a los padres (Lev. 20:9; Éx. 21:15,17), los adúlteros (Lev. 20:10; Deut. 22:22), los incestuosos (Lev. 18:6-17,29; 20:11,12,14), los sodomitas (Lev. 20:13; 18:22), los secuestradores (Éx. 21:16; Deut. 24:7) y otros que practicaban otros pecados eran igualmente llevados a la muerte. Estos pecados, ¿están abolidos hoy?

No conozco ninguna confesión que se llame cristiana que autorice a sus seguidores a practicar pecados como estos. Antes bien, las amonestaciones contra estas y otras prácticas son abundantes en todas las denominaciones. Con todo, ninguna de ellas intenta matar a los que practican tales cosas. Si se quiere exigir a los adventistas que maten a los trasgresores del sábado, habrá que exigir a las demás denominaciones que hagan lo mismo con los adúlteros, con los blasfemos, con los asesinos, con los sodomitas, etc.

14. ¿Por qué comen lo que ha sido preparado con un fuego encendido en día sábado? ¿No saben que así infringen la ley sobre la cual basan su salvación eterna? (Éxodo 35:1-3, 16:23-30).

Sobre encender fuego en sábado, véase la respuesta a la pregunta Nº 9. Sobre la declaración de que los adventistas basan su salvación eterna en la observancia de la ley, es falso. La salvación es un don gratuito de Dios (Ef. 2:8). Nadie se salva por sus propias obras (Gál. 2:16). Sin embargo, la justificación por la fe no implica que deba desaparecer la obediencia a la ley. "¿Por la fe invalidamos la Ley? ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos la Ley" (Rom. 3:31). La lectura que le da Adam Clarke a este pasaje es ésta:

Debemos tener cuidado con el Antinomianismo; esto es, suponer que, porque Cristo ha sido obediente hasta la muerte, no hay necesidad de que obedezcamos sus justos mandamientos. Si así fuera, la gracia de Cristo tendería a la destrucción de la ley, y no a su establecimiento. Sólo es salvo de sus pecados aquel que tiene la ley de Dios escrita en su corazón; y sólo tiene la ley escrita en su corazón aquel que vive una vida inocente, santa y útil. Dondequiera que Cristo vive, obra: y su obra de justicia aparecerá en sus siervos, y su efecto será quietud y seguridad para siempre. La vida de Dios en el alma del hombre es el principio que salva y preserva eternamente.

El teólogo bautista John Gill coincide con Clarke, al exponer:
…la ley no queda anulada, ni por la gracia ni por la doctrina de la fe… porque la fe no está bien si no se asiste con las obras de la justicia; y las obras no están bien si no brotan de la fe. Tal es la conexión que hay entre la fe y las obras; y la una depende de la otra por igual… sí, la ley está tan lejos de ser anulada, que queda establecida por esta doctrina; porque por la doctrina se defiende su perpetuidad, se reconoce su espiritualidad, se asegura su perfecta justicia: de acuerdo con la doctrina todas sus demandas son respondidas.

Esto es exactamente lo que la Biblia enseña sobre la fe y las obras. "¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?... la fe sin obras está muerta" (Sant. 2:14, 17). Y es esta precisamente la posición adventista sobre la salvación, según puede leerse en sus Creencias Fundamentales.

15. ¿Por qué no cumplen con la ley ofreciendo sacrificios cada sábado? Es parte esencial de la ley del sábado, según Números 28:9,10, pero ustedes no respetan la ordenanza.

La mayor prueba de la falacia de este argumento es que los apóstoles observaron el día de reposo sin realizar sacrificios (Hec. 13:14, 42; 16:13; 18:3, 4). Y no lo hacían, porque los sacrificios ya no tenían sentido alguno, habiendo muerto ya Aquel a quien apuntaban los sacrificios (Heb. 10:11, 12).

Por alguna extraña razón, nuestros examinadores leen sólo las porciones que les convienen, y dejan de leer las que no les convienen. Por ejemplo, en la cita de Números 28 pasan por alto los primeros 8 versículos. En ellos se ordenan los sacrificios diarios a Dios: "todos los días me deben traer para el holocausto continuo dos corderos de un año y sin defecto" (vers. 2, Nueva Versión Internacional). Se debía sacrificar uno en la mañana, y otro en la tarde (vers. 4). ¿Cumple la cristiandad con esta ordenanza? Si no lo hace, los adventistas tampoco están obligados a hacerlo en sábado, por las mismas razones.

16. Si los mandamientos o la ley quiere decir los diez mandamientos, y nada más, ¿por qué respondió el Señor Jesús acerca de la ley citando dos mandamientos que no se encuentran entre los diez? En Mateo 22:35-40, Él citó uno del libro de Levítico y otro de Deuteronomio. ¿Acaso empleaba el engaño? Si el adventismo está en lo correcto, entonces sólo una u otra de estas cosas es verdad.

Tal como lo explican Jesús y Pablo, los Diez Mandamientos están fundamentados en el amor a Dios y al prójimo (Mat. 22:40; Rom. 13:9). Nadie que diga que ama al prójimo tendrá una conducta social impropia, como mentir, adulterar, robar y matar. Del mismo modo, nadie que diga amar a Dios lo ofenderá adorando ídolos, o blasfemando su nombre, o violando su sábado. Es algo que Dios ha escrito y ordenado, no el hombre ni la iglesia adventista. En cambio, son los hombres los que dicen "no hay que guardar el sábado", y al respecto argumentan diferentes excusas. En tanto Dios dice "acuérdate de mi sábado", las iglesias dicen: "no lo guardes". ¿A quién hemos de obedecer? (Hechos 5:29).

Se equivoca quien diga que los adventistas enseñan que la frase "la ley" se refiere sólo a los Diez Mandamientos. Antes bien, la ley representa un caso de polisemia como otros en la Biblia y, por tal motivo, su significado ha de entenderse de acuerdo con el contexto en que aparezca. Los adventistas enseñan, de acuerdo con el texto sagrado, que la ley puede referirse a los Diez Mandamientos (Rom. 7:7), pero también a la ley ceremonial (Gál. 3:19).

En realidad, son los refractarios del adventismo los que se empeñan en decir que "la ley" significa siempre una y la misma cosa, para así poder tener una excusa para borrar los Diez Mandamientos allí donde la Biblia se refiere a la nulidad de las ceremonias.

17. El apóstol Pablo describe la ley como un ministerio de muerte en letras grabadas en piedra. (2 Corintios 3:1-18; Éxodo 20:1-17; 31:18; 32:15,16; 34:1-28). Nos dice que había de perecer. (2 Corintios 3:7-11). ¿Puede el adventismo decirnos quién la hizo volver?

Aunque se lea y se relea todo 2 Corintios 3, no se hallará allí una sola indicación de que la ley fuera borrada. Antes bien, dice que la ley estará escrita en "tablas de carne del corazón" (vers. 3). Si no hubiera ley, no habría nada que escribir en el corazón. No obstante, Jeremías indica que en el nuevo pacto la ley ha de ser escrita en las mentes y en los corazones de los hijos de Dios (Jer. 31:33). No para salvarse por cumplirla, sino como resultado de que han sido perdonados (Juan 8:10).

El ministerio de muerte indica que, como todos los hombres han pecado, están destituidos de la gloria de Dios. Sin embargo, al aparecer Cristo los hombres reciben la oferta de perdón de Dios, en virtud de que el Hijo saldó esa deuda que teníamos con Dios. Sin embargo, aunque recibamos perdón, el sacrifico de Cristo quedaría sin efecto si el hombre perdonado se empeñara en seguir transgrediendo la ley. "¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?" (Rom. 6:28, 29).

Lo que explica Pablo en 2 Corintios 3 no es que la ley haya sido borrada, sino que ha sido escrita en el corazón, tal como se había prometido. Pero si la ley está escrita en el corazón, ¿significa eso que el cristiano debe olvidarla? ¿O por el contrario significa que vivirá de acuerdo con ella? Nuestro Dios lo aclara: "Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra" (Ez. 36:26, 27). De modo que el hombre sincero que se acerca a Dios, en lugar de quejarse por la vigencia de la ley, cantará:
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
y tu Ley está en medio de mi corazón (Sal. 40:8)
Y también:
¡Cuánto amo yo tu Ley!
¡Todo el día es ella mi meditación! (Sal. 119:97)
 
Re: 40 Preguntas para los Adventistas del Séptimo Día

CONTINUACION:


18. En Gálatas 3:19, leemos que la ley fue puesta hasta que viniese la simiente, dejando así claro que la ley no sería perpetua sino que serviría por un tiempo definido. La Simiente, Cristo, ha venido y nos ha redimido de la ley. (Gálatas 3:13). De manera que, según las Escrituras, ha terminado el período para el cual nos fue dada la ley. Somos libres de ella. Nótense también Romanos 7:1-6. ¿Aceptan los dichos de la Palabra de Dios en este sentido?

Aceptamos lo que la Biblia dice sobre la ley, pero no lo que los antinomianistas dicen. En cuanto a Gálatas 3:19, estamos de acuerdo con que esa ley que allí se menciona está abolida. Pero nótese a qué ley se refiere: la que "fue añadida a causa de las transgresiones". Como hemos visto, si había transgresiones, es porque había una ley que se estaba transgrediendo (Rom. 4:15). Así, Gálatas 3:19 se refiere a la ley que se ordenó como sombra de Cristo, el conjunto de sacrificios y actos ceremoniales, los cuales fueron efectivamente añadidos como símbolos del sacrifico expiatorio del Cordero de Dios (Luc. 24:44).

Sin embargo, se declara en la pregunta que Cristo nos "ha redimido de la ley", como queriendo decir que ya no hay que obedecer la ley. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, es decir, nos salvó de la condenación que pendía sobre nosotros como pecadores. Porque todos somos pecadores, pues todos hemos violado la ley de Dios (Rom 3:23; 5:12). Pero Gálatas 3:13 no dice que Cristo nos autoriza a desobedecer la ley de Dios, que es los antinomianistas quieren que diga. Tampoco lo dice el resto de la Biblia. Al contrario, Pablo declara enfáticamente: "yo no estoy sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo" (1 Cor. 9:21). ¿Y qué es la ley de Cristo?

El bautista A. W. Pink nos lo dice:
La "Ley de Cristo" es la Ley moral de Dios, pero en las manos del Mediador. Es la Ley bajo la cual Cristo Mismo nació (Gál. 4:4). Es la Ley que está en su corazón (Sal. 40:8). Es la Ley que Él vino a "cumplir" (Mat. 5:17). La "Ley de Dios" es ahora llamada "la Ley de Cristo" porque ahora se relaciona con todos los cristianos. Como criaturas estamos para "servir a la ley de Dios" (Rom. 7:25). Como pecadores redimidos estamos obligados a ser "siervos de Cristo" (Ef. 6:6), y así es como estamos obligados a servir "a Cristo el Señor" (Col. 3:24). La relación entre estas dos apelaciones, "la ley de Dios" y "la ley de Cristo" está claramente demostrada en 1 Cor. 9:21, donde el apóstol declara, que él no estaba sin ley de Dios, porque él estaba "bajo" la ley de Cristo.

O tal como lo vierte la Biblia en Lenguaje Sencillo: "Esto no significa que no obedezca yo la ley de Dios. Al contrario, la obedezco, pues sigo la ley de Cristo".

1. Pink corrige a quienes pretenden que Pablo está aboliendo el decálogo en Gálatas 3:13:
…una cuidadosa lectura de la Epístola mostrará que la Emancipación aquí no es de la Ley como regla de conducta moral, sino de la maldición o pena de la Ley; y la herejía particular de los Judaizantes no era que pretendían hacer presión en los santos en relación con los Diez Mandamientos como norma de vida, sino que insistían que las obras de la Ley debían cumplirse para que el pecador pudiera salvarse. (Véase Hechos 15:1). El problema en Galacia era el legalismo y el ritualismo.
Exactamente, el problema no era la ley, sino el legalismo y el ritualismo, esto es, pretender hacer justicia propia por encima de los méritos de Cristo. Aunque en Gálatas 3:13 Pablo ataca el legalismo, no ataca la vigencia de la ley, la cual ya él ha validado varias veces. De este mismo pasaje John Wesley entiende que "todos los Cristianos estarán bajo la ley para siempre".
Adam Clarke también aporta: "Aunque Cristo vino al mundo para redimir a los creyentes de la maldición de la ley, él no los redimió de la necesidad de caminar en esa novedad de vida que estos mandamientos inculcan tan fuertemente".
El hecho mismo de que todos seamos pecadores indica que la ley de Dios sigue vigente, porque si ya no hubiera ley, nadie sería pecador, de acuerdo con lo que dice Pablo: "donde no hay ley, tampoco hay transgresión" (Rom. 4:15, comp. Rom. 3:20).

Nuestros examinadores nos piden que leamos Romanos 7:1-6. ¿Habrán leído ellos realmente ese texto? Romanos 7 es uno de los capítulos más esclarecedores en relación con el tema de la ley y la salvación. La ley, según lo que enseña Pablo allí, condena al hombre, por cuanto el hombre la violó: "al venir el mandamiento, el pecado revivió y yo morí" (Rom. 7:9). Sin embargo, la muerte de Cristo ha logrado que el hombre sea salvado del peso de muerte que pende sobre todo transgresor. Al morir Cristo en nuestro lugar, es como si nosotros mismos hubiésemos sido crucificados. Es lo que explica Pablo claramente al decir que "habéis muerto a la Ley mediante el cuerpo de Cristo" (vers. 4). Obsérvese que no es la ley la que ha muerto, sino nosotros a ella, por medio del sacrifico vicario de Cristo (Gál. 5:24). Puesto que ya Cristo murió por nosotros, quedamos libres de la condenación de la ley.

Nótese además que el problema no es la ley sino el pecado, es decir, la desobediencia a la ley. Pablo aclara que la ley no es mala: "el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte, porque el pecado, aprovechándose del mandamiento, me engañó, y por él me mató" (Rom. 7:10, 11). No es malo el mandamiento en sí, sino su transgresión, con la consecuente pena de la muerte eterna. Pero Pablo aclara: "De manera que la Ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (vers. 12). ¿Pero cómo es que siendo bueno el mandamiento puede causar la muerte? Pablo lo explica: "Entonces, ¿lo que es bueno vino a ser muerte para mí? ¡De ninguna manera! Más bien, el pecado, para mostrarse como pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que el pecado, por medio del mandamiento, llegara a ser extremadamente pecaminoso" (vers. 13).

En los versículos 15-25 Pablo manifiesta claramente que él no puede quitarse el pecado obedeciendo la ley, sencillamente porque su naturaleza humana es pecadora. Sin embargo, él ratifica: "Según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios", dándole así plena vigencia a la ley. Con todo, Pablo sabe que es pecador y, aunque en su mente están escritos los mandamientos, él no puede dejar de pecar por su propio esfuerzo (17-21).

Adam Clarke anota:
Aunque se dice que Cristo ha cumplido la ley por nosotros, en ningún lugar de la Escritura se entiende que él ha cumplido tanto estas Diez Leyes como para eximirnos a nosotros de la necesidad y el privilegio de no ser idólatras, maldicientes, violadores del Sábado, hijos desobedientes y crueles, asesinos, adúlteros, ladrones, y testigos corruptos. Todos estos mandamientos, es verdad, los cumplió él puntualmente; y todos estos los escribe él en el corazón de cada alma redimida por su sangre.

Y hay una gran diferencia entre escribir la ley en el corazón y declarar que esa ley ha sido borrada.
Matthew Henry coincide con Clarke en este respecto al comentar Éxodo 34:1-4:
Aun bajo el evangelio de paz y reconciliación por Cristo (de quien la intercesión de Moisés era típica) la ley moral debía continuar vigente para los creyentes. Aunque Cristo nos ha redimido de la maldición de la ley, no nos ha librado de su mandamiento, sino que todavía estamos bajo la ley de Cristo; cuando nuestro Salvador, en su sermón de la montaña, expuso la ley moral, y la vindicó de las glosas corruptas con las que los escribas y los Fariseos la habían roto (Mat 5:19), él en efecto renueva las tablas, y las hace como las primeras, esto es, reduce la ley a su sentido e intención primitivos.

Lamentablemente para nuestros retadores, escogieron un pasaje que, lejos de echar por tierra la ley de Dios, la ratifica. En realidad, ninguna oportunidad hay de encontrar un pasaje bíblico que declare que el hombre haya quedado desobligado de obedecer la ley. ¡Todo lo contrario! Tal como lo enseña el teólogo de la iglesia reformada J. L. Berkhof: "Es imposible imaginar una condición en la que el hombre fuera capaz de reclamar libertad de la ley en ese sentido".

19. Si los cristianos están obligados a guardar el sábado, ¿por qué no fue incluido esto en la importantísima carta enviada a las iglesias por el concilio de apóstoles y ancianos que se celebró en Jerusalén para considerar la cuestión de si los gentiles deberían guardar la ley? (Hechos 15:1-29).

Si se lee atentamente el capítulo 15 de Hechos se notará que en la iglesia primitiva algunos judaizantes querían imponer la circuncisión y todas las ceremonias mosaicas (Hec. 15:1, 5). Como puede verse, el problema no estaba relacionado con los Diez Mandamientos, sino con la ley ceremonial, la cual ya había sido abolida por la muerte de Cristo y por tanto invalidada (Ef. 2:13-15). ¿Creerá alguien que, como en Hechos 15:20 no se menciona el sábado, los cristianos están desobligados de guardarlo? Allí tampoco se les prohíbe a los cristianos robar. ¿Significa eso que los cristianos pueden robar? Tampoco se prohíbe matar. ¿Somos por eso libres de matar? Decididamente no. El silencio del decreto de los apóstoles en relación con el sexto y octavo mandamientos no significa que ya no debían observarse, sino que los cristianos de Judea no necesitaban ninguna instrucción al respecto. Asimismo ocurre con todos los mandamientos, incluyendo desde luego el cuarto.

El capítulo 15 de Hechos refiere un problema circunstancial de la comunidad cristiana que vivía en Judea. Por lo que puede apreciarse, había algunos errores graves entre ellos, que los dirigentes se esmeraron en corregir. La carta que remiten a Judea aconseja: "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien" (vers. 28, 29).

Pero esto no quiere decir que los cristianos no tuvieran otros deberes para con Dios y el prójimo. ¿O es eso lo único que un cristiano debe hacer? Al contrario, Santiago nos dice que tenemos otros deberes como cristianos: "La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo" (Sant. 1:27). Así que los cristianos deben practicar el amor al prójimo, aunque los apóstoles no hayan mencionado eso en el decreto de Judea.

Además del amor al prójimo, Santiago nos exhorta a guardarnos "sin mancha del mundo". ¿Qué significa eso? Él mismo nos lo dice: "que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo" (Sant. 2:15). Así que "sin mancha del mundo" significa ser ajeno al pecado, o como lo traduce la Biblia en Lenguaje Sencillo, "que no pequen ni nadie pueda culparlos de nada. En este mundo lleno de gente malvada y pecadora, ustedes, como hijos de Dios, deben alejarse de la maldad y brillar por su buen comportamiento".

1. Pero la carta redactada por los apóstoles nada menciona sobre el espiritismo, ni sobre las borracheras, ni sobre las envidias, ni sobre las contiendas, ni sobre las mentiras, ni sobre las hechicerías, ni sobre otros pecados también reprobados por Dios. ¿Por qué no se hace mención de estas y otras responsabilidades igualmente trascendentales? ¿Acaso no son estos también asuntos importantísimos? (Rom. 13:13, 14; Gál. 5:19-21; Apoc. 21:8; 22:15). La respuesta más obvia es que en ese momento específico estos problemas no representaban una amenaza para la comunidad cristiana de Judea, y la carta estaba referida sólo a aquellos puntos en que la congregación estaba fallando. Sin embargo, eso no significa que los cristianos de Judea no tuvieran que observar también otras disposiciones divinas. Del mismo modo, debe entenderse que el sábado no era ningún problema para ellos, o de lo contrario la indicación habría sido impartida.

En realidad, lo que hace Hechos 15 es demostrar que no todas las leyes del AT fueron abolidas, ya que se validan varias restricciones dietéticas dadas a Israel (Lev. 17:10-16), así como la prevención de la idolatría y la fornicación. Como puede verse, son las disposiciones rituales relacionadas con los sacrificios que prefiguraban a Cristo las que fueron abolidas.

20. Si los cristianos deben guardar el sábado, ¿cómo se explica que el Señor Jesús no hizo mención del tema, al enumerar los mandamientos al mancebo de Mateo 19:16-22? Y, ¿cómo es que el apóstol Pablo, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, no trata en ninguna parte de sus varias epístolas la supuesta gran importancia de guardar el sábado?

Cuando Jesús menciona los mandamientos al joven rico, cita precisamente los Diez Mandamientos. ¿Con esto invalida los Diez Mandamientos o los ratifica? ¿O acaso ratifica sólo los que menciona, y abroga los que omite? Por lo que puede percibirse de la pregunta, nuestros interpeladores creen que los seis últimos mandamientos están en vigor ya que Cristo allí los menciona, pero no así el sábado. Pero si al no mencionar al sábado Jesús lo estaba invalidando, entonces también estaba invalidando los primeros tres mandamientos, que Jesús tampoco se los menciona al joven rico. Difícilmente se aceptará que Jesús estaba autorizando al joven a tener otros dioses, a adorar ídolos y a tomar el nombre de Dios en vano. Del mismo modo, tampoco lo estaba autorizando a violar el sábado, ya que violar un punto de la ley, es violar la ley completa (Sant. 2:10-12).

Nótese que Cristo le dice: "Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos (Mat. 19:17). ¿Por qué no le habló de la salvación por la fe? ¿Acaso le está enseñando al joven rico la salvación por obras? El hecho de que Jesús guardara silencio en relación con la fe, no significa que no debía tener fe. Así que debemos concluir que la fe no era el problema del joven rico, sino la falta de amor al prójimo. De lo contrario, Cristo le estaría dando la respuesta incorrecta. Del mismo modo, el silencio de Cristo sobre la primera tabla de la ley, no significa que el joven debía despreocuparse de ella. Jesús le cita sólo los seis últimos mandamientos, referidos al amor al prójimo, lo cual evidencia que aquel joven no amaba realmente a su prójimo, aunque asegurara que sí.

Ahora bien, si el problema del joven no hubiera sido su relación con el prójimo sino su relación personal con Dios, ¿no habría sido diferente la respuesta de Cristo? Por ejemplo, si hubiera sido idólatra, ¿cómo habría sido la respuesta que le hubiera dado Jesús? ¿Se habría referido al amor al prójimo sin mencionar sus faltas en relación con la adoración a Dios? Imposible. Por eso, el que Cristo le mencione sólo una parte de los Diez Mandamientos, no significa que lo estaba autorizando a violar los primeros cuatro. Al contrario, al citar los Diez Mandamientos, Cristo demuestra que siguen vigentes.

En cuanto a Pablo, sus cartas están destinadas a corregir los errores y problemas de las congregaciones cristianas de su época. Diversos problemas –algunos muy graves– atentaban contra la iglesia y traían escarnio de parte de los opositores incrédulos (Rom. 2:24). Por lo que puede apreciarse de la lectura de Hechos y las cartas, el sábado semanal nunca fue un problema para los cristianos, de lo contrario, Pablo habría escrito algo al respecto.

Finalmente, tanto Jesús como Pablo indicaron de qué manera un cristiano puede aclarar cualquier duda en relación con la fe: "Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39); "Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia a, fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." (2 Tim. 3:16).

Lo que la tesis abrogacionista no puede hacer, ni nadie, es demostrar que Pablo o cualquier otro escritor de la Biblia ordenen desobedecer los Diez Mandamientos. Ni el sábado, ni ningún otro.

CONTINUARE CON LAS DEMÁS 20 PREGUNTAS DESPUÉS

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