En la mente torcidamente idólatra del ahora no tan escurridizo Carrizo, Juan Manuel, el hecho Crsitológico se convierte en Marialógico. Lo mismo hizo con el nacimiento virginal de Jesús.
Me explico: Los cristianos ortodoxos, es decir los evangélicos, bíblicos y fieles a la PALABRA DE DIOS en todo su contexto, creen y afirman que el nacimiento de Jesús fue virginal ya que Jesús nació sin que María hubiera recibido el semen humano. Dios recreó al Segundo Adán para que viviéramos en El. Jesucrtisto, el Eterno Hijo de Dios entró al vientre de un ser humano, ¡Qué horrible humillación para Dios estar ahora en el vientre de un ser humano, miembro de la pecadora raza humana, desposeída de la Gracia de Dios. María no es de ninguna maneraa el foco de la Encarnación, ella es simple y llanamente el mero instrumento que Dios usó para que SU ETERNO HIJO viniera a ser como nosotros.
Roma cambió totalmente este hecho e hizo de María el foco de atención, destruyendo el misterio de la Encarnación y sustituyéndolo con "el misterio" de la perpetua virginidad del ser humano que Dios usó para sus fines. Roma comenzó a enseñar que María era la semidiosa ya que el Espëritu Santo la había escogido para ser la "Madre de Dios". En todo el contexto bíblico el centro de atención de la Encarnación está en Jesucristo. María pasa a segundo plano, sin la menor importancia teológica que Roma le ha dado.
Con la declaración de "Madre de Dios" ha pasado exactamente lo mismo. Desde el punto de vista del texto bíblico Cristo es Dios, integrante del Trino Dios, Increado, Eterno, Indestructible. Sí, Jesús es Dios y María es la madre de Jesús, y por pura lógica, María es la madre de Dios. Pero esta "madre de Dios" en los decretos divinos no ocupa absolutamente ningún lugar en el proceso de la reconciliación entre Dios y el hombre. Si hay un lugar para ella es la de ser una de las beneficiarias de la Encarnación. Ella es tan pecadora como cualkquiera otra mujer u hombre que haya existido en este mundo, ella es parte de la simiente de Adán.
Roma se ha corrompido de tal manera que ha hecho de esta paradoja la base para su idolatría. Esta es una idolatría que le ha traído muchos réditos durante muchos siglos. Los griegos tuvieron su Artemisa, los Bizantinos su Sofía, pues ellos tenían que tener su "María" para no aparentar que carecían de us "diosa".
Roma enseña a confiar en María y en otros seres humanos. Esto hace que todos los que confían en María y en todos los "supuestos" santos de la idolatría romana, son malditos ya que la Biblia es enfática y clara: "MALDITO EL QUE CONFIA EN UN HOMBRE, EN UN SER HUMANO".