Re: Elena G. de White, mensajera del Señor
Estimado eduardo martínez r. Saludos cordiales.
Tú dices:
Claro que te entendió, manuel5, pero juega a hacerse el despistado. Los adventistas son expertos en eso. Lo más interesante de todo esto de la luz no es tanto lo que tarda en llegar la luz a nosotros, sino la detección de novas y supernovas (catástrofes estelares resultantes de la explosión o muerte de una estrella). El problema para los sectarios que propugnan un universo jovencísimo en el que solo este mundo se vio afectado por el pecado es que los restos de tales novas o supernovas están a distancias fabulosas, de modo que la luz que vemos resultante de tales catástrofes estelares es prueba segura de que esas muertes estelares ocurrieron hace MUCHOS miles de años. Los sectarios querrían hacernos creer que Dios se dedica a fabricar rayos de luz que solo aparentemente surgieron de las estrellas ANTES de la creación de las mismas. Sin embargo, ¿haría Dios rayos de luz mentirosos que dieran testimonio de la destrucción de estrellas hace cientos de miles o de millones de años? ¿Qué tipo de engaño sería ese? Si eso fue así, ¿qué creó Dios en la ubicación de tales estrellas hace seis o diez mil años? ¿Restos de una explosión que nunca ocurrió? ¿Ha llenado Dios el universo de restos de estrellas explotadas que nunca explotaron?
Respondo: No entiendes el poder de Dios ni la simultáneidad en su creación:
¡Dios no necesita de millones de años para crear!
El mismo que dijo: “¡Lázaro, ven fuera!”. (Juan 11:43), y a la muchacha: “Muchacha, levántate.
Entonces su espíritu volvió, e
inmediatamente se levantó” (Lucas 8: 54,55), es nuestro Dios Creador:
“
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca” (Salmos 33: 6)
“
Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió”. (Salmo 33:9)
Las Escrituras no sólo atribuyen a Dios la creación del Universo,
también le asignan un corto período de tiempo en su realización. “
Por la Palabra de Jehovah fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca… Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Sal. 33:6,9). En el libro de Isaías leemos: “
Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha extendió los cielos con el palmo, al llamarlos yo, todos comparecieron juntamente” (Isa. 48:13).
La idea de que a Dios se tomó grandes períodos de tiempos para la creación de nuestro mundo no tiene base en las Escrituras. Es producto de mentes irreverentes que siempre están racionalizando las declaraciones de la Palabra y ajustándola a sus propio juicio.
En el Génesis leemos repetidamente: “dijo Dios,… y fue así” (vers. 3,6-7,9,11,14-15,20,24, etc.). La Palabra de Dios ordenó y no hubo dilación. “Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió”. ¿El resultado? “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Gén. 1:31). Bien dice el salmista: “Honorable y hermosa es su obra, y su justicia permanece para siempre” (111:3).
En los evangelios encontramos esta misma premisa. Cuando Cristo expresaba su palabra sanadora los resultados no se hacían esperar: “
De inmediato se levantó” (Luc. 5:17-25). “
Enseguida ella se levantó” (Luc. 4:38,39). “
Al instante recobró la vista” (Mar. 10:46-52). “
Al instante se levantó" (Luc. 8:49-55). “
De inmediato recobraron la vista” (Mat. 20:29-34, las cursivas son nuestras). Cuando esta verdad es llevada al terreno de nuestra experiencia personal, debemos preguntarnos: ¿Los defectos de carácter que aun poseemos son una evidencia de que la mano de Dios se haya acortado para obrar? ¿No es Él tan poderoso hoy como lo fue cuando creo nuestro mundo? Entonces, ¿dónde radica la dificultad? La respuesta la encontramos en Heb. 11:6, “
Sin fe es imposible agradar a Dios, porque el que se acerca a Dios, necesita creer que existe, y que recompensa a quien lo busca” (NRV 2000). Y es así porque en los relatos evangélicos de los milagros de Cristo el factor determinante era si había fe o no para ser hechos. Repetidamente leemos: “
Al ver la fe de ellos…” (Luc. 5:20). “Vete, tu fe te ha salvado” (Mar. 10:52). “
No temas. Cree solamente, y tu hija sanará" (Luc. 8:50).
Ahora miremos como el apóstol Pablo después de definir la fe como el “
estar seguros de lo que esperamos, y ciertos de lo que no vemos” (Heb. 11:1), une a esta verdad al milagro de la creación: “
Por la fe entendemos que los mundos fueron formados por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía” (vers. 3). Así que, la manifestación del poder de Dios en la creación de nuestro mundo es la mayor evidencia que tenemos los cristianos para cree que si él fue capaz de hacer semejante prodigio, también hará grandes cosas en nosotros. Si en nuestra experiencia espiritual algunas cosas no parecen mejor se debe a que hemos sido tardos en creer y aferrarnos a las promesas de Dios. Por consiguiente, es nuestro deber y privilegio someternos a la Palabra de Dios y a lo que ella es capaz de hacer en nosotros. Cuando creamos en toda plenitud lo que Dios puede hacer en nosotros, la bendición vendrá y no se hará esperar más.
Dios no sólo es el Creador del mundo, es también el sostenedor de su creación. El gran apóstol Pablo nos dice que por medio del Cristo Dios “
hizo los mundos”, y que también “
sostiene todas las cosas con su poderosa Palabra” (Heb. 1:2-3).
Al crear el mundo Dios no lo abandonó a un complicado proceso evolutivo, Él sigue “
sosteniendo” el mundo con el poder de su Palabra. En una ocasión Cristo le dijo a los judíos: “
Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo“(Juan 5:17). Con esto hizo claro que la Deidad no descansa nunca, que trabaja en el sostenimiento de su creación continuamente. Esto es interesante y esperanzador. Como criaturas de Dios la vida que poseemos es el fruto de la obra redentora de Cristo: “
El pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (Juan 6:51). “A la muerte de Cristo debemos aun esta vida terrenal. El pan que comemos ha sido comprado por su cuerpo quebrantado. El agua que bebemos ha sido comprada por su sangre derramada. Nadie, santo, o pecador, come su alimento diario sin ser nutrido por el cuerpo y la sangre de Cristo. La cruz del Calvario está estampada en cada pan. Está reflejada en cada manantial”.
La nueva creación no necesita miles o millones de años, de esto no les quepa la menor duda.
“
Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.
Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.” Isaías 65: 17,18
“
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más” Apoc. 21: 1
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.