Re: QUE BLASFEMIA TAN GRANDE... QUE PIENSAN DE ESTO?
Ahora, volviendo al principio. Si una persona tiene problemas de alcoholismo y quiere acercarse a una comunidad de creyentes para escuchar palabra de Dios, ¿Se le exigiría que deje primero de consumir alcohol antes de poder participar en las reuniones de esa comunidad, solamente porque el evangelio dice que los borrachos no heredaran el reino de los cielos?
¡Qué manera más rara de llegar a conclusiones! Ahí no dice que no se pueden aceptar en las congregaciones, ahí solamente dice que no heredaran el reino de los cielos.
¿Ustedes se creen, que su congregación es el reino de los cielos? Dejémosle eso a Dios y nosotros mostremos compasión y misericordia. Dejemos que sea la palabra de Dios y el tiempo, la que cambie lo que haya que cambiar en esas personas; con su puritanismo no entran ustedes y le impiden la entrada a los que se quieren acercar a Dios. Su puritanismo le apesta a Dios, que está en el proceso de cambiar esas vidas, y tiene que soportar sus santurronerías.
La homosexualidad no es contagiosa, así que no tengan miedo de compartir con ellos la palabra como lo hacen con los ladrones, borrachos, adúlteros, mentirosos, maldicientes, hipócritas, chismosos, malas pagas, estafadores, comelones y avaros que asisten habitualmente a sus congregaciones. Dios es el único que puede ver el final de las cosas desde el principio, por eso nosotros en estos casos no podemos juzgar y menos condenar nada antes de tiempo.
¡Nosotros no somos policías encargados de hacer cumplir las leyes morales! Nosotros somos ministros competentes de un Nuevo Pacto, que al igual que Dios, no les tomamos en cuenta a los hombres sus pecados, sino buscamos mediante la predicación de la palabra de su gracia, (que es la única palabra que tiene poder para sobreedificar), presentar a todo hombre perfecto en Cristo a pesar de su imperfección en la carne.
Nosotros también somos colaboradores de Dios, hagamos nuestra parte, no la que le corresponde a Dios. Lo que nos corresponde es compartir nuestra fe con todos los que estén interesados en conocerla. Dejemos ya la santurronería que para lo único que sirve es para creernos buenos, y eso no es bueno.
Saludos,
Leal
Ahora, volviendo al principio. Si una persona tiene problemas de alcoholismo y quiere acercarse a una comunidad de creyentes para escuchar palabra de Dios, ¿Se le exigiría que deje primero de consumir alcohol antes de poder participar en las reuniones de esa comunidad, solamente porque el evangelio dice que los borrachos no heredaran el reino de los cielos?
¡Qué manera más rara de llegar a conclusiones! Ahí no dice que no se pueden aceptar en las congregaciones, ahí solamente dice que no heredaran el reino de los cielos.
¿Ustedes se creen, que su congregación es el reino de los cielos? Dejémosle eso a Dios y nosotros mostremos compasión y misericordia. Dejemos que sea la palabra de Dios y el tiempo, la que cambie lo que haya que cambiar en esas personas; con su puritanismo no entran ustedes y le impiden la entrada a los que se quieren acercar a Dios. Su puritanismo le apesta a Dios, que está en el proceso de cambiar esas vidas, y tiene que soportar sus santurronerías.
La homosexualidad no es contagiosa, así que no tengan miedo de compartir con ellos la palabra como lo hacen con los ladrones, borrachos, adúlteros, mentirosos, maldicientes, hipócritas, chismosos, malas pagas, estafadores, comelones y avaros que asisten habitualmente a sus congregaciones. Dios es el único que puede ver el final de las cosas desde el principio, por eso nosotros en estos casos no podemos juzgar y menos condenar nada antes de tiempo.
¡Nosotros no somos policías encargados de hacer cumplir las leyes morales! Nosotros somos ministros competentes de un Nuevo Pacto, que al igual que Dios, no les tomamos en cuenta a los hombres sus pecados, sino buscamos mediante la predicación de la palabra de su gracia, (que es la única palabra que tiene poder para sobreedificar), presentar a todo hombre perfecto en Cristo a pesar de su imperfección en la carne.
Nosotros también somos colaboradores de Dios, hagamos nuestra parte, no la que le corresponde a Dios. Lo que nos corresponde es compartir nuestra fe con todos los que estén interesados en conocerla. Dejemos ya la santurronería que para lo único que sirve es para creernos buenos, y eso no es bueno.
Saludos,
Leal