Re: Los adventistas y el cuentecito de la "division de Roma en 10 reinos"
Estimado eduardo martínez r. Saludos cordiales.
Fíjate en la tremenda importancia de este tema que trae billi.
Acá se despejarán sus dudas.
¿qué versículo del libro de Daniel habla de Roma,.....?
El único que conozco es Dan. 11:30 (LXX).
¿Conoces tú algún otro? No,
¿verdad? Las "aportaciones" de historia ficción de tu secta están de más. Nadie necesita ser desinformado de semejante forma.
Respondo con ayuda de Wayne Partain.
La apostasía y la manifestación del hombre de pecado. 2 Tes.2:3-10
“Bien saben que hay algo que detiene a este hombre, a fin de que él se manifieste a su debido tiempo. Es cierto que el misterio de la maldad ya está ejerciendo su poder; pero falta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene.” 2 Tesalonicenses 2:6-7 (Nueva Versión Internacional)
El Imperio Romano era quién gobernaba en el período en que fue escrita esta epístola.
El apóstol señala a sus receptores tesalónicos: «Y ahora ustedes saben lo que lo detiene…sólo falta que sea quitado de en medio el que ahora lo está deteniendo»
Durante los primeros tres siglos de la Era Cristiana, el Imperio Romano persiguió una y otra vez a la iglesia. Jamás permitiría que una jerarquía eclesiástica fuerte se formara, mucho menos que se nombrara a un “emperador”, o “Papa universal”, para la iglesia. “Detenía” el desarrollo de semejante poder opositor.
El culto al estado derivó en excesos como la deificación de algunos emperadores o locuras como el intento de Calígula por introducir una representación de su persona en el Templo judío para ser venerado.
Constantino en su juventud fue un henoteísta solar: consideraba que el dios romano Sol era la manifestación visible de un Dios Supremo invisible (summus deus), que era el principio del Universo, y que era equiparado con el emperador romano. Su adhesión a esta creencia resultó evidente tras afirmar que vio al dios Sol, en el 310, mientras estaba en una arboleda de Apolo, en la Galia, en el mismo año en que derrotó a Maximiano.
Constantino mediante una serie de batallas y procedimientos diplomáticos logra vencer en occidente a todos sus rivales que se disputaban el imperio.
En el 312, en la víspera de una batalla contra Majencio, su rival en la península Itálica e hijo de Maximiano, se dice que soñó cómo se le apareció Cristo y le dijo que grabara las dos primeras letras de su nombre (XP en griego) en los escudos de sus tropas. El día siguiente, la leyenda dice que vio una cruz superpuesta en el sol y las palabras “con esta señal serás el vencedor” (en latín, in hoc signo vinces). Derrotó a Majencio en la batalla del Puente Milvio, cerca de Roma, en octubre de ese año (312).
Constantino entra en Roma el 29 de octubre de 312, Elena de quien ya se hablaba en toda Roma por sus virtudes es recibida triunfalmente con el título de Emperatriz Madre del Imperio Romano.
El Senado aclamó al vencedor como salvador del pueblo romano y le tituló primus augustus. Constantino consideró que el Dios cristiano le había proporcionado la victoria, por lo que abandonó sus anteriores creencias paganas. Detuvo la persecución de los cristianos, y Licinio Liciniano, su coemperador, se le unió en la proclamación del Edicto de Milán (313), fijando de ese modo “oficial y solemnemente la existencia jurídica de la Iglesia Católica y el Cristianismo religión oficial del imperio, con este edicto se ordenó la tolerancia del cristianismo en el Imperio romano y restituyó a la Iglesia los bienes confiscados.
En el año 321 se prohíbe totalmente el culto de los dioses lares del imperio y en el año 323 Constantino, con el fin de esclarecer las disensiones y herejías de Arrio, convoca el 1° Concilio Ecuménico celebrado en Nicea, de cuyas deliberaciones surge el Credo de Nicea (año 325).
En el año 330, la capital se traslada de Roma a la antigua Bizancio, a Constantinopla (que toma este nombre en honor al emperador). Poco después, en el año 335, el imperio se divido en Oriente y Occidente.
Constantinopla era una ciudad cosmopolita, con gran cantidad de visitantes de todas las tierras que eran atraídos naturalmente por la cultura, la espiritualidad, o el comercio de la urbe, que estaba ubicada estratégicamente entre dos continentes, Asia y Europa, dominaba el estrecho del Bósforo y el Mar de Mármara, que era lo mismo que controlar nada menos que el Mar Negro y el Mediterráneo, fundamentalmente era un excelente puerto natural, y durante toda su existencia fue de gran importancia la marina bizantina que con sus naves controlaban toda la zona y podían hostigar a los ocasionales invasores que solían sitiar la ciudad.
Lo interesante viene ahora: Cuando Constantino dejó el poder, dio al obispo de Roma el título de “Sumo Pontífice”, hizo de él un Papa. En el año 330 d. C. , Constantino se fue a Bizancio, Turquía, la transformó un poco y la llamó Constantinopla. Mantuvo su lealtad del Sistema católico romano, que permanecería en las siete colinas de Roma para que se cumpliera la profecía de Apocalipsis 17: 9
Con el paso del tiempo, se produjo una división en la institución. Roma encabezaba el grupo de Occidente; Constantinopla se transformó en capital de la iglesia Ortodoxa. Roma y Constantinopla se volvieron enemigos mortales.
De esta forma logró asentarse en la iglesia el hombre de pecado, el hijo de perdición, el que se describe tan certeramente en el Libro de Daniel: “
Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo” Daniel 7: 25.
Veamos algunos hechos que desarrolló en orden cronológico:
(1)Obispos ejercen autoridad sobre ancianos (presbíteros). Siglo segundo.
(2) “Bautismo” infantil mencionado por primera vez – Cerca del año 150 D. C.
(3) Muchos ritos paganos – velas, incienso, vestimentas, etc. – añadidos al culto cristiano. Siglo tercero.
(4) Primer credo humano (concilio ecuménico de Nicea) – 325 D. C. Este fue el primer documento escrito substituyó las Escrituras.
(5) Cristianismo nombrado oficialmente como la única religión del estado – 394 D. C. Al principio cuando la iglesia fue fiel al Señor, fue perseguida y nunca hubiera sido nombrada como la religión oficial del estado.
(6) Se le otorga a María el título “Madre de Dios” – 431 D. C.
(7) Confesión de pecados a un sacerdote humano – Cerca de 457 D. C. Hecho obligatoria en el año 1215 D. C.
(8) Cena del Señor llegó a ser una misa (sacrificio) y misas por los muertos llegaron a ser frecuentes – Siglo sexto.
(9) El papa gana autoridad universal – Cerca del año 606 D. C.
(10) Transubstanciación – 1215 D. C.
(11) Indulgencias – Cerca del año 1164 D. C.
(12) Adoración de imágenes legalizada – Cerca del año 800 D.C.
(13) Tradición hecha igual a las Escrituras – Cerca del año 1545 D. C.
(14) Libros apócrifos añadidos a la Biblia – 1546 D. C. (Véase Apoc. 22:18, 19).
(15) Purgatorio – Originado en el siglo décimo. Hecho oficial, 1438 D. C.
(16) La gente es privada de la copa de la comunión – Cerca del año 1414 D. C.
(17) Celibato promovido (405 D. C.) y hecho obligatorio (1123 D. C.). (Véase 1 Tim. 4:1-3).
(18) Aspersión autorizada – 1311 D. C.
(19) Concepción inmaculada de María – 1854 D. C.
(20) Infalibilidad del papa – 1870 D. C.
(21) Asunción corporal de María al cielo – 1950 D. C.
-- y se manifieste el hombre de pecado (ANOMIAS, iniquidad, sin ley, Mat. 7:23), el hijo de perdición (condenado a la perdición; compárese Jn. 17:12), -- La apostasía iba a producir este “hombre de pecado, el hijo de perdición”; es decir, la apostasía vendría lentamente, pues la apostasía fue un proceso largo. La historia revela claramente el desarrollo de esta apostasía y cómo ineludiblemente trajo consigo el oficio del papado (“
el hombre de pecado”).
“Aquí está un resumen de las descripciones del hombre de pecado:
(1) Se opone todo lo que se llama Dios.
(2) Se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto.
(3) Se sienta en el templo de Dios.
(4) Se exhibe a sí mismo como si fuera Dios.
(5) Su aparición fue impedido por alguna fuerza que ya existía cuando Pablo escribió esta carta. 2:6, 7.
(6) El misterio de la iniquidad, que conduciría a su aparición, ya estaba obrando cuando Pablo escribió esta carta. 2:7.
(7) Continuará existiendo hasta que el Señor venga. 2:8.
(8) El Señor lo destruirá con el resplandor de su venida. 2:8.
(9) El muestra poder, señales y prodigios mentirosos. 2:9.
(10) Viene con todo engaño de iniquidad. 2:10”.
Continuará...