Hagan el favor de no sacar los textos del contexto ni de la propia Biblia, ni torcer las Santas Escrituras para apoyar sus doctrinas paganas antibìblicas, como la idolatrìa, por ej., la adoraciòn o veneraciòn de dioses de piedra, madera, metal, etc.., fabricados por los hombres, totalmente condenado en las Santas Escrituras.
Por ej., un forista, citando de Hechos 19:11,12, donde menciona el poder de Dios a travès del apòstol Pablo, quiere justificar los ritos idolàtricos que se aceptan en su iglesia, la Catòlica romana. No hay que olvidar que el apòstol Pablo tenìa el Espìritu Santo de Dios, por èso podìa hacer esos milagros, pero tales milagros acabaron cuando, despuès de la muerte de los apòstoles, entrò la apostasìa predicha. Por lo que, es requisito esencial para que uno tenga el poder de Dios, es decir, su Espìritu Santo, que ademàs de ejercer fè en Jesucristo y dejarse guiar por la Palabra de Dios, que cumpla con las Leyes de Dios; de lo contrario no podrìa tener su Espìritu Santo, pues como tambièn dijo el rey David en una ocasiòn, el Espìritu de Dios se puede perder si uno desobedece los principales mandamientos de la Ley de Dios (Salmos 51:11); y uno de esos principales mandamientos es adorar o venerar ùnicamente a Dios, quien es un Espìritu, por lo que los verdaderos cristianos adoramos (veneramos) a Dios con espìritu y verdad (Juan 4:23,24), no por medio de ìdolos o imàgenes (estatuas o esculturas), algo totalmente condenado en su Palabra, la Biblia, a travès de la cual se repite, montones de veces, el mismo mandamiento, de no hacerse ìdolos o dioses de piedra, madera, metal, escayola, etc..., los cuales no sirven para nada (Exodo 20:3-6; Isaias captlos. 40 al 45; Jeremìas 10:1-5; Habacuc 2:18,19; Mateo 4:10; Hechos 17:16: 24, 29-31; etc...).
Por tanto, dejen de dar honra y gloria a las cosas creadas en vez de a Dios, algo que Marìa, la que fuè madre del Hijo de Dios aquì en la Tierra, tambièn aprendiò, pues tenìa el Antiguo Testamento y sabìa que sòlo a Dios hay que adorar (venerar) y darle culto (servicio sagrado) (Exodo 20:3-6 - Mateo 4:10; Romanos 1:18-23). Y Marìa, como judìa que era, tambièn sabìa que para un matrimonio judìo, cuanto màs hijos tuviesen, màs se veìa la bendiciòn de Dios (Salmos 127:3), asì que Dios, ademàs de darle el enorme privilegio de ser madre de su Hijo aquì en la Tierra, la bendijo con màs hijos, tambièn para contrarrestar el hecho de que su primogènito, Jesùs, muriese tan joven (Mateo 1:18,25; 13:55,56; Lucas 2:7; Juan 2:12; 7:2-10, etc...), y como se puede desprender de estos ùltimos textos de Juan (7:2-10), sus medio-hermanos no creìan en èl, parece ser que no pusieron fè en èl hasta despuès de resucitar, pues despuès, estuvieron con su madre, Marìa, reunidos con otros discìpulos en Jerusalèn, orando, que fuè, pocos dìas despuès, cuando se derramò el Espìritu Santo a los que allì estaban reunidos (Hechos 1:19; 2:1-4).
Asì que, evidentemente, Marìa no era inmaculada, habìa heredado, como todo ser humano, la imperfecciòn humana de nuestros primeros padres, Adàn y Eva (Romanos 5:12), lo cual no fuè ningùn obstàculo para Dios, para quien todo es posible, que su Hijo, Jesucristo, no heredase la imperfecciòn de su madre (Lucas 1:30-33,35,37, Juan 8:46; Hebreos 4:15); y sòlo Jesucristo es el ùnico medio para llegar a Dios, el ùnico que diò su vida perfecta por toda la humanidad (Mateo 20:28; Juan 3:16: 14:6; 1ªTimoteo 2:3-6); por tanto el ùnico que pudo abrir el libro que se menciona en Apocalipsis 5:5-10, es el Hijo de Dios, Cristo Jesùs.