1 -Profunda consternación me ha producido la solución propuesta en otro epígrafe, (puede buscarse páginas atrás) y todavía más, que conceptuosos foristas, serios y estudiosos, celebrasen la ocurrencia.
Alguien relacionó la expresión “la desnudez de su padre” como identificando a la esposa de Noé, madre de Cam y sus hermanos Sem y Jafet.
Esto prueba hasta qué punto somos vulnerables a la menor distracción. Es como el pestañear por cansancio y sueño del conductor de un vehículo, que al momento se halla fuera de la ruta y bajo su coche volcado.
2 - Es bien cierto que la Biblia explica la Biblia y que también nos dice la hermenéutica que un pasaje oscuro debe interpretarse a la luz de pasajes paralelos más claros. Pero con discreción, sano juicio y buen criterio han de manipularse también los nuevos programas digitales que permiten encontrar no sólo una palabra, sino hasta un grupo de ellas en distintas versiones bíblicas de un mismo idioma. Pero lo que puede ser una herramienta utilísima en los estudios, en manos de personas poco diestras en el manejo de su propia Biblia común, puede ser un recurso peligroso.
3 - Indudablemente que cierto candor y pudor distinguía al hebreo antiguo, contrastando con la grosera vulgaridad que usan muchos de los escritores modernos. No debemos de olvidar que Génesis es un libro de principios. Así, el pecado de Noé no fue encubierto, para mostrar a las futuras generaciones los imprevisibles males que puede acarrear la embriaguez – no el vino. Tampoco fue encubierto el pecado de Cam, con trágicas consecuencias para su descendencia.
4 – Lo que a continuación me permito opinar, lo hago desde las páginas de mi propia Biblia, sin hurgar en Comentarios Bíblicos que quizás me intoxiquen con alguna escabrosa propuesta. Así como se eleva el rating de un programa televisivo introduciendo escándalos que sacan a luz las intimidades de personajes famosos de la farándula, también se ha intentado rebuscar entre los personajes bíblicos situaciones que den que hablar, olvidando la recomendación de Pablo de que esas cosas ni siquiera se menten entre nosotros.
5 – La evidencia interna de esa porción de Génesis 9:18-27 bastaría a demostrar que en ese relato no hay más de lo que allí está escrito. Acalorado Noé por la temperatura ambiental externa y la interna producto de sus excesos en el beber, se despojó de su ropa arrojándola afuera y se echó a dormir sin reparar que quedaba desnudo. Que al entrar Cam a la tienda, choza o lo que fuera, viera a su padre en tal estado, no le hubiera acarreado juicio alguno, pues hasta aquí de nada era culpable. Su reacción debía de haber sido de honda pena y dolor al ver a su padre en tal estado, pienso, tal como reaccionaríamos nosotros si algo así nos hubiera ocurrido con nuestro propio padre. Saliendo afuera, y compartiendo con sus hermanos tal desilusión y disgusto, hubieran hecho entre los tres lo que sólo hicieron sus dos hermanos Sem y Jafet. Lo conciso del relato bíblico apenas nos permite tomar esas pocas palabras “y lo dijo a sus dos hermanos que estaban fuera” y el severo juicio que luego pronunció Noé al enterarse de lo que había hecho, para conjeturar – creo que legítimamente – que muy lejos de aquella impresión de vergüenza y pesar que suponíamos, le causó gracia y se mostró chistoso ante sus hermanos por aquella escena que había despertado su hilaridad.
Seamos sinceros: a nosotros mismos nos ha ocurrido que caminando por una calle muy concurrida, de repente vemos a una persona que tropieza y cae espectacularmente desparramando sus bolsos y libros por la vereda. La primera reacción ha sido llevar nuestra mano a la boca para ahogar la risa que la imprevista escena nos provoca. La segunda, ya sí es la de correr para ayudar a la persona caída y recoger sus cosas. En caso que hubiera advertido nuestra primera reacción, rechazará nuestra ayuda y nos maldecirá sacando a relucir su peor vocabulario. Sin embargo, si quien así cayese fuese un ser querido, reaccionaríamos distinto corriendo a ayudarle con suma angustia.
La decencia, castidad y pureza de costumbres son aspectos de la vida familiar que desde el principio la Sagrada Escritura se esmerar en señalar, sin encubrir, por supuesto, las transgresiones a la regla cuando aquellas ocurren. Véase, incluso, como Dios instruyó a Moisés para que no se subiese por gradas a su altar “para que tu desnudez no se descubra junto a él” (Éx. 20:26); a todo este contexto ético y moral debiera atenderse.
Lo que hacen los dos hermanos, es recoger la ropa de su padre, y caminando juntos hombro a hombro hacia atrás, deslizarla desde sus espaldas tapando con ella a su padre. Es una escena sencilla exenta de mayor complicación.
Despertado Noé de su estado y enterado de lo ocurrido, por más que deplorara su imprudencia, más todavía le dolió la irrespetuosa actitud de su hijo menor. El juicio era tanto más severo, cuanto al no recaer sobre el propio Cam sino sobre su hijo Canaán y su descendencia, implicaba un castigo permanente a perpetuidad.
Que el hombre moderno tome tal incidente como algo trivial que no merecía tan grave castigo, y entonces comience a imaginar otras posibilidades, es propio de la crisis de valores morales que estamos confrontando los cristianos hoy día.
Se ha especulado de muy distinta manera en aquel otro epígrafe manipulando la expresión “desnudez de su padre”. Así se ha involucrado en el episodio nada menos que a la propia esposa de Noé, madre de Cam y sus hermanos. ¿Alguno de ustedes realmente cree que si Cam fuera culpable de tan perverso incesto, tras contar tamaña vileza a sus hermanos, estos reaccionarían caminando despaciosamente hacia atrás? ¿O más bien retorcerían la ropa de Noé apretando el cuello de Cam? Recordemos, además, que Cam ya tenía su propia esposa.
2 – Evidencia externa a esta porción.
Es cierto que la expresión “desnudez de su padre” puede implicar al incesto como acto carnal consumado. Pero de acuerdo a todos los casos previstos en Levítico 18 y 20, hemos de convenir que la prohibición comienza precisamente por no ver la desnudez de un familiar consanguíneo o emparentado con él. La prohibición va encaminada, en primer lugar, a evitar cualquier intención insana de sorprender a alguien en cueros. El pecado de adulterio de David fue consumado tras mandar traer a Betsabé a su casa, pero comenzó cuando admiró su hermosura mientras ella se bañaba (2Sam.11:2).
Una forma práctica para evitar caer en el pecado es no acercarse a él. Cuando se insinúa la menor aproximación, ya entró en proceso la comisión de la maldad.
Pero ahora hemos de demostrar que la expresión “desnudez de su padre” no implica necesariamente lo que se ha pretendido distorsionando los hechos de forma horripilante.
Para la eventualidad de un incesto con la propia madre, la expresión que se usa en Lv. 18:7 no es “la desnudez de tu padre” sino “la desnudez de tu madre”. En cambio, “la desnudez de tu padre” estaría describiendo el incesto al grado del que cometieron con Lot sus propias hijas (Gn. 19:30-38).
El caso del v. 8: “La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirás; es la desnudez de tu padre” corresponde al de 1Corintios 5:1, o sea, una madrastra, probablemente mucho más joven que su esposo y quizás tanto o más que su hijo.
En las distintas situaciones dadas en Lv.18 y 20 no solamente se prevén las relaciones entre consanguíneos, sino también con quienes no siéndolo están emparentados con ellos. Así es el caso de la madrastra, la esposa de un tío, la nuera, la cuñada, y la suegra.
Si bien el complejo de Edipo es de antigua data, no es justo que hagamos partícipes a los personajes bíblicos del mismo sadismo que abunda en la mitología griega.
Ricardo.
Alguien relacionó la expresión “la desnudez de su padre” como identificando a la esposa de Noé, madre de Cam y sus hermanos Sem y Jafet.
Esto prueba hasta qué punto somos vulnerables a la menor distracción. Es como el pestañear por cansancio y sueño del conductor de un vehículo, que al momento se halla fuera de la ruta y bajo su coche volcado.
2 - Es bien cierto que la Biblia explica la Biblia y que también nos dice la hermenéutica que un pasaje oscuro debe interpretarse a la luz de pasajes paralelos más claros. Pero con discreción, sano juicio y buen criterio han de manipularse también los nuevos programas digitales que permiten encontrar no sólo una palabra, sino hasta un grupo de ellas en distintas versiones bíblicas de un mismo idioma. Pero lo que puede ser una herramienta utilísima en los estudios, en manos de personas poco diestras en el manejo de su propia Biblia común, puede ser un recurso peligroso.
3 - Indudablemente que cierto candor y pudor distinguía al hebreo antiguo, contrastando con la grosera vulgaridad que usan muchos de los escritores modernos. No debemos de olvidar que Génesis es un libro de principios. Así, el pecado de Noé no fue encubierto, para mostrar a las futuras generaciones los imprevisibles males que puede acarrear la embriaguez – no el vino. Tampoco fue encubierto el pecado de Cam, con trágicas consecuencias para su descendencia.
4 – Lo que a continuación me permito opinar, lo hago desde las páginas de mi propia Biblia, sin hurgar en Comentarios Bíblicos que quizás me intoxiquen con alguna escabrosa propuesta. Así como se eleva el rating de un programa televisivo introduciendo escándalos que sacan a luz las intimidades de personajes famosos de la farándula, también se ha intentado rebuscar entre los personajes bíblicos situaciones que den que hablar, olvidando la recomendación de Pablo de que esas cosas ni siquiera se menten entre nosotros.
5 – La evidencia interna de esa porción de Génesis 9:18-27 bastaría a demostrar que en ese relato no hay más de lo que allí está escrito. Acalorado Noé por la temperatura ambiental externa y la interna producto de sus excesos en el beber, se despojó de su ropa arrojándola afuera y se echó a dormir sin reparar que quedaba desnudo. Que al entrar Cam a la tienda, choza o lo que fuera, viera a su padre en tal estado, no le hubiera acarreado juicio alguno, pues hasta aquí de nada era culpable. Su reacción debía de haber sido de honda pena y dolor al ver a su padre en tal estado, pienso, tal como reaccionaríamos nosotros si algo así nos hubiera ocurrido con nuestro propio padre. Saliendo afuera, y compartiendo con sus hermanos tal desilusión y disgusto, hubieran hecho entre los tres lo que sólo hicieron sus dos hermanos Sem y Jafet. Lo conciso del relato bíblico apenas nos permite tomar esas pocas palabras “y lo dijo a sus dos hermanos que estaban fuera” y el severo juicio que luego pronunció Noé al enterarse de lo que había hecho, para conjeturar – creo que legítimamente – que muy lejos de aquella impresión de vergüenza y pesar que suponíamos, le causó gracia y se mostró chistoso ante sus hermanos por aquella escena que había despertado su hilaridad.
Seamos sinceros: a nosotros mismos nos ha ocurrido que caminando por una calle muy concurrida, de repente vemos a una persona que tropieza y cae espectacularmente desparramando sus bolsos y libros por la vereda. La primera reacción ha sido llevar nuestra mano a la boca para ahogar la risa que la imprevista escena nos provoca. La segunda, ya sí es la de correr para ayudar a la persona caída y recoger sus cosas. En caso que hubiera advertido nuestra primera reacción, rechazará nuestra ayuda y nos maldecirá sacando a relucir su peor vocabulario. Sin embargo, si quien así cayese fuese un ser querido, reaccionaríamos distinto corriendo a ayudarle con suma angustia.
La decencia, castidad y pureza de costumbres son aspectos de la vida familiar que desde el principio la Sagrada Escritura se esmerar en señalar, sin encubrir, por supuesto, las transgresiones a la regla cuando aquellas ocurren. Véase, incluso, como Dios instruyó a Moisés para que no se subiese por gradas a su altar “para que tu desnudez no se descubra junto a él” (Éx. 20:26); a todo este contexto ético y moral debiera atenderse.
Lo que hacen los dos hermanos, es recoger la ropa de su padre, y caminando juntos hombro a hombro hacia atrás, deslizarla desde sus espaldas tapando con ella a su padre. Es una escena sencilla exenta de mayor complicación.
Despertado Noé de su estado y enterado de lo ocurrido, por más que deplorara su imprudencia, más todavía le dolió la irrespetuosa actitud de su hijo menor. El juicio era tanto más severo, cuanto al no recaer sobre el propio Cam sino sobre su hijo Canaán y su descendencia, implicaba un castigo permanente a perpetuidad.
Que el hombre moderno tome tal incidente como algo trivial que no merecía tan grave castigo, y entonces comience a imaginar otras posibilidades, es propio de la crisis de valores morales que estamos confrontando los cristianos hoy día.
Se ha especulado de muy distinta manera en aquel otro epígrafe manipulando la expresión “desnudez de su padre”. Así se ha involucrado en el episodio nada menos que a la propia esposa de Noé, madre de Cam y sus hermanos. ¿Alguno de ustedes realmente cree que si Cam fuera culpable de tan perverso incesto, tras contar tamaña vileza a sus hermanos, estos reaccionarían caminando despaciosamente hacia atrás? ¿O más bien retorcerían la ropa de Noé apretando el cuello de Cam? Recordemos, además, que Cam ya tenía su propia esposa.
2 – Evidencia externa a esta porción.
Es cierto que la expresión “desnudez de su padre” puede implicar al incesto como acto carnal consumado. Pero de acuerdo a todos los casos previstos en Levítico 18 y 20, hemos de convenir que la prohibición comienza precisamente por no ver la desnudez de un familiar consanguíneo o emparentado con él. La prohibición va encaminada, en primer lugar, a evitar cualquier intención insana de sorprender a alguien en cueros. El pecado de adulterio de David fue consumado tras mandar traer a Betsabé a su casa, pero comenzó cuando admiró su hermosura mientras ella se bañaba (2Sam.11:2).
Una forma práctica para evitar caer en el pecado es no acercarse a él. Cuando se insinúa la menor aproximación, ya entró en proceso la comisión de la maldad.
Pero ahora hemos de demostrar que la expresión “desnudez de su padre” no implica necesariamente lo que se ha pretendido distorsionando los hechos de forma horripilante.
Para la eventualidad de un incesto con la propia madre, la expresión que se usa en Lv. 18:7 no es “la desnudez de tu padre” sino “la desnudez de tu madre”. En cambio, “la desnudez de tu padre” estaría describiendo el incesto al grado del que cometieron con Lot sus propias hijas (Gn. 19:30-38).
El caso del v. 8: “La desnudez de la mujer de tu padre no descubrirás; es la desnudez de tu padre” corresponde al de 1Corintios 5:1, o sea, una madrastra, probablemente mucho más joven que su esposo y quizás tanto o más que su hijo.
En las distintas situaciones dadas en Lv.18 y 20 no solamente se prevén las relaciones entre consanguíneos, sino también con quienes no siéndolo están emparentados con ellos. Así es el caso de la madrastra, la esposa de un tío, la nuera, la cuñada, y la suegra.
Si bien el complejo de Edipo es de antigua data, no es justo que hagamos partícipes a los personajes bíblicos del mismo sadismo que abunda en la mitología griega.
Ricardo.