Sr. Kimeradrumer: El tema de "Ira de dios" se lleva discutiendo desde hace 17 siglos o mas. El filosofo pagano Celso aludia a ella como un antropomorfismo de la deidad cristiana, y el apologeta alejandrino Origenes respondia en su obra "Contra Celso". De esto hace un resumen el libro de J.R. Diaz Sanchez titulado el ser de dios en el contra celso de Origenes en estos terminos:
Pero la Sagrada Escritura no sólo habla de la justicia de Dios, sino también de su ira (o)rgh\ tou= qeou=). Orígenes, después de haber señalado, frente a las burlas de Celso, que en la Biblia hay antropopatismos y que tales pasiones humanas atribuidas a Dios forman parte de un lenguaje acomodaticio , afirma que la ira de Dios, de la que habla la Escritura, no debe entenderse como una pasión (pa/qoj), sino como un medio educativo, «algo de lo que se vale» para corregir más duramente a determinados pecadores. La ira Dei es, por tanto, el castigo (medio) que se ordena a la corrección (fin) del pecador. Tal es la doctrina que se deduce de la misma palabra divina. El alejandrino cita Sal 6, 2, Jr 10, 24 y 1 Cro 21, 1. En todos los casos, la ira de Dios se presenta como intrumento de corrección. Según san Pablo (Ef 2, 3), de esa ira todos éramos hijos por naturaleza ; y si éramos hijos de corrección desde el momento de nuestro nacimiento (por naturaleza), es que éramos pecadores .
Por otro lado, San Pablo habla de la obstinación e impenitencia como modos de acumulación de ira; pero si por ira se quiere significar pasión, no se entiende cómo pueda uno acumular para sí mismo ira a base de obstinación en la maldad. Esa ira acumulable no puede ser otra cosa que el castigo (resp. corrección) del que se hace merecedor el pecador por sus pecados. En cambio, cuando habla de la ira como pasión, la palabra divina invita a desecharla por completo . Ahora bien, esta palabra no puede atribuir a Dios algo de lo que quiere apartarnos totalmente a nosotros porque es malo .
Pero a Dios no sólo se le atribuye la ira; también se le atribuye el sueño . Y, sin embargo, no se puede pensar que Dios duerma y que necesite ser despertado. Si el sueño de Dios debe entenderse tropológicamente, como figura de otra cosa, también la ira. Si la referencia al sueño de Dios en la Biblia es un antropomorfismo, la alusión a la ira divina es un antropopatismo. Ambas atribuciones forman parte de un lenguaje tropológico y acomodaticio.
Lo mismo se puede decir del descanso de Dios el día séptimo , «día del sábado y de la cesación de Dios, en que celebrarán fiesta juntamente con él los que durante los seis días hubieren hecho todas sus obras, y, por no haber omitido nada de lo que les incumbía, subirán a su contemplación y a la congregación entera de los justos y bienaventurados que en ella se comprende» . También hay que entender tropológicamente las manos con las que Dios trabaja y el mandato con el que lleva a cabo sus obras , lo mismo que la boca o la voz con las que habla . Es verdad, como quiere Celso, que no se puede decir que Dios tenga voz, si por voz se entiende la «percusión del aire»; sin embargo, de la que se llama voz de Dios, replica Orígenes, se dice que todo el pueblo la veía ; pero resulta evidente que aquí el ver debe entenderse espiritualmente. ¿Por qué no entender también espiritualmente (figurativamente) los demás pasajes bíblicos en los que se hace referencia a miembros corporales de Dios o a la operación de tales miembros?
En boca de Dios se ponen incluso «amenazas», pero tampoco éstas son pasiones de un Dios que perdiera el dominio de sí y se dejara llevar por deseos de venganza. Esto, además de indigno de Dios, sería impío y errado. Para Orígenes, tales amenazas podrían equipararse a las palabras intimidatorias que un médico dirige a su paciente: "si no obedeces, me veré obligado a..." . La aplicación de la medicina es obligada si el fin que se persigue es la curación. Nada que ver, por tanto, esta amenaza con la expresión de una pasión, puesto que es el anuncio de una aplicación curativa y obligada para que los malos recuperen la salud moral, es decir, la bondad.
Espero que le haya servido.