LA BIBLIA VERDADERA QUE TENÍAN LOS PRIMEROS CRISTIANOS...
Muchos religiosos de estos tiempos, a la hora de condenar y juzgar las posibles faltas de los cristianos, siempre se agarran a las leyes de las diferentes biblias y quieren atemorizar a todo el mundo diciendo: "La Biblia, palabra de Dios...". Siempre están intentando hacer creer que todo lo escrito en las diferentes biblias y todas sus leyes son palabra de Dios... Pero ¿es esto cierto?... Estas personas que así se expresan ¿saben de qué clase de libros están compuestas las biblias?... ¿saben quién escogió y quién impuso los libros de las biblias que tenemos ahora?... ¿saben qué imperio escogió estos libros?... ¿saben en qué concilio se impusieron y en qué siglo?...
Estos religiosos que nos imponen la creencia de que todo lo escrito en las biblias y todas sus leyes son palabra de Dios ¿saben cuáles son los libros de las biblias que nos mandaron predicar Jesucristo y los apóstoles?... A ningún cristiano le vale mucho decir: "La Biblia, palabra de Dios..." si no conoce los libros de las biblias que mandó predicar Jesucristo. Estos que así se expresan sólo siguen tradiciones de hombres y doctrinas religiosas que no mandó Jesucristo. Por lo tanto, empecemos descubriendo qué es lo que mandó predicar Jesucristo.
Jesucristo nos predicó el Evangelio y al predicar el Evangelio restauró la verdadera Ley de Dios que los judíos de aquel tiempo ya no conocían, y ya no conocían porque los escribas de los siglos anteriores a Jesucristo habían cambiado la Ley de Dios en falsedad.
El Señor, cuando mandó predicar su Ley, no mandó predicar biblias ni viejos testamentos ni cartas atribuidas a ningún Pablo. La única Biblia que mandó predicar Jesucristo como Ley de Dios y para la salvación, fue su Evangelio. Así les dijo a sus discípulos:
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16,15-16)
Ésta es la única Biblia que mandó predicar Jesucristo para la salvación.
Los cristianos pueden leer y examinar todos los libros de la Biblia y también cualquier otro libro judío o cristiano para conocer las partes históricos y proféticas que puedan encontrarse en cualquier libro, pero como Ley de Dios para la salvación sólo tenemos un libro, y éste es el que nos mandó predicar Jesucristo: el Evangelio.
El viejo testamento judío estaba cargado de tradiciones y preceptos de hombres. El profeta Jeremías había descubierto esto y así nos dijo:
"Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-8).
Y Jesucristo, recordando al profeta Isaías, también les dijo a los escribas y fariseos:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9).
Jesucristo, al predicar el Evangelio, quitó de enmedio aquel viejo pacto judío defectuoso y cambiado en falsedad. Los primeros cristianos así se expresaban:
"Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios". (Hebreos 7:18-19)
"Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto". (Hebreos 7:21-22)
Y EL VIEJO PACTO FUE ABROGADO PORQUE ERA DEFECTUOSO.
"Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. (Hebreos 8,6-7).
"Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer". (Hebreos 8,13).
¿Y por qué era defectuoso el viejo pacto?... Porque estaba cargado de muchos preceptos de hombres que los escribas habían añadido a la ley. Por eso se hizo pacto viejo y defectuoso. Entonces, a un pacto viejo y defectuoso no se le debe seguir llamando a todo su contenido ni a todas sus leyes Palabra de Dios.
Estas cosas las sabían los apóstoles y primeros cristianos, pero los judíos y judaizantes que se acercaban a los cristianos no estaban de acuerdo, y decían a los apóstoles que los cristianos tenían que seguir respetando las leyes del viejo testamento que ellos llamaban, por ignorancia, "ley de Moisés"... Pedro les dijo:
"Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?. Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos". (Hechos 15:10-11)...
Los escribas judíos habían escrito muchos preceptos de hombres en el viejo testamento que mandaban guerras, penas de muerte, matar, torturar y esclavizar a las personas, y hasta matar a todos los niños y mujeres de los pueblos vencidos... El viejo testamento judío, con sus leyes, había llegado a ser un sistema de terror y una carga insoportable para las personas de buena voluntad. Las palabras que dirigió Pedro a aquellos judíos las dirigió en el concilio de Jerusalén que hicieron los apóstoles para examinar cuál era la Ley que debían seguir los cristianos.
En este concilio (Hechos 15) se decidió que los cristianos estaban libres de observar las leyes del viejo testamento y que desde entonces sólo debían seguir la Ley de Jesucristo, que nos dice así: "Haced con los hombres todo lo que queráis que ellos hagan con vosotros; porque ésta es la Ley y los profetas" (Mateo 7:12).
Cuando hablo con muchos cristianos sobre estas cosas, me da pena ver que no conocen estas cosas, pues ellos, siguiendo tradiciones de religiones judaizantes, creen que todas las leyes escritas en el viejo testamento son palabra de Dios y que la venida de Jesús fue para imponer a los hombres seguir viviendo aquellas leyes. Pocos saben que Jesús, que es Dios, se hizo hombre y vivió con sus hijos e hijas en este mundo para enseñarles la verdadera Ley de Dios que los judíos ya no conocían. Jesucristo volvió a restaurar la verdadera Ley de Dios, y esta verdadera Ley de Dios solamente es el Evangelio.
Si Jesucristo vino a cumplir con todos los preceptos del viejo testamento y a decirnos que todos aquellos preceptos eran palabra de Dios, ¿por qué le persiguieron los judíos? Los judíos eran celosos de las leyes del viejo testamento, y si Jesucristo hubiese sido un fiel cumplidor de aquel testamento judío, ¿por qué le persiguieron los judíos como trasgresor de la ley? Esta es otra equivocación.
Muchos me contestan y me dicen: "Los judíos seguían la letra de la ley y Jesucristo vino a enseñarnos el espíritu de las leyes del viejo testamento, por eso no le comprendieron y le persiguieron...". Pero esto es otra forma de seguir confundiendo a los cristianos, pues Jesucristo, lo que hizo, fue abolir el viejo testamento porque era defectuoso y, en su lugar, dejarnos la verdadera Ley de Dios, que es el Evangelio.
El único libro y la única Biblia que mandó Jesucristo predicar para la salvación fue su Evangelio. Así les dijo a sus discípulos:
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16,15-16)
Ésta es la única Biblia que mandó predicar Jesucristo para la salvación. Por lo tanto, ésta es la única y verdadera Ley de Dios que deben seguir los cristianos. Esto es lo que dejaron ratificado los apóstoles en el concilio de Jerusalén (Hechos 15).
DECLARACIÓN DE LOS APÓSTOLES EN EL CONCILIO DE JERUSALÉN
"Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo" (Hechos 15,24-25)
Después de esta discusión, los Apóstoles escribieron una carta a los hermanos, diciéndoles que los Apóstoles, movidos por el Espíritu Santo, les había parecido bien no imponer ninguna carga a los cristianos más que estas cosas necesarias: "..... a saber, que os abstengáis de las carnes inmoladas a los ídolos, de la sangre, de la impureza y de hacer a los otros lo que no queráis que se os haga a vosotros. Haréis bien en observar todo esto. Caminad en el espíritu Santo Amen". (Hechos 15:28-30 Forma Occidental de las escrituras).
Estas palabras de los apóstoles también quedaron ratificadas por Pablo cuando nos dijo cuál es la Ley que él seguía: "Con los judíos me he hecho judío para ganar a los judíos; con los que están bajo la Ley, como quien está bajo la Ley - aun sin estarlo - para ganar a los que están bajo ella. Con los que están sin ley, como quien está sin ley para ganar a los que están sin ley, no estando yo sin ley de Dios sino bajo la ley de Cristo. Me he hecho débil con los débiles para ganar a los débiles. Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos. Y todo esto lo hago por el Evangelio para ser partícipe del mismo"... (1ª Corintios 9, 20-23)
"Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!..." (1ª Corintios 9,16)
Jesucristo había mandado a sus discípulos ir por el mundo predicando el Evangelio para la salvación. Ésta es la única Biblia que mandó predicar Jesucristo para la salvación, porque en el Evangelio se encuentra la única y verdadera Ley de Dios.
Los hombres ya no deben seguir imponiendo las leyes del viejo testamento como Ley de Dios para juzgar y condenar a los cristianos, ni por la comida ni por la bebida ni por las cosas del amor..., porque la mayoría de esas leyes quedaron abolidas. Todo lo que Jesucristo no condena en el Evangelio, no lo debería condenar el viejo pacto judío abolido por el Señor. Por otro lado, todo lo que condena Jesucristo, como es la codicia de los hombres, esclavizar y matar a las personas, esas cosas son las que siempre, desde el principio hasta ahora, fueron los pecados del mundo.
Esto lo comprendieron los primeros cristianos, por esto, la única Biblia que ellos tenían para conocer y comprender la única y verdadera Ley de Dios era el Evangelio de Jesucristo.
LAS CARTAS ATRIBUIDAS A PABLO
Muchos religiosos de estos tiempos, para juzgar o condenar a los cristianos por la comida o bebida o las cosas íntimas del amor, siempre recurren a las mismas citas de las biblias que tenemos ahora impuestas por los hombres..., y ellos dicen: "Es que el viejo testamento dice en tal o cual versículo...", y también: "es que las cartas de Pablo dicen esto o aquello en tal o cual versículo...". No se dan cuenta estos religiosos que están condenando a los cristianos con las leyes de un viejo pacto abolido por Jesucristo y con los preceptos de hombres que no mandó predicar Jesucristo para la salvación, pues lo que mandó predicar el Señor para la salvación solamente es el Evangelio.
Pablo fue un judío celoso de la ley del viejo testamento que persiguió mucho a los cristianos, pero luego se arrepintió porque Dios lo llamó en una visión, predicó el Evangelio, y llegó a ser un buen amigo de los apóstoles. Cuando nos referimos a las cartas atribuidas a él, no nos referimos a él ni tampoco a las cartas que él verdaderamente escribiera, sino a las cartas que tanto tiempo estuvieron en manos de judaizantes y que han llegado hasta nosotros.
El apóstol Pedro, cuando nos habla de estas cartas, así nos dice: "Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". (2ª Pedro 3,15-18)
Pedro nos avisa que tengamos cuidado con las cartas de Pablo porque algunas de sus partes ya estaban siendo retorcidas por los inconstantes desde el primer siglo, y nos aconseja que, para no caer en el error de los inicuos, crezcamos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, que es el Evangelio.
Aquel verdadero Pablo, sintiendo que muchos retorcerían sus escritos en los años siguientes, avisó a las comunidades cristianas de estos hechos:
"Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema". (Gálatas 1,6-9).
Y así ocurrió como nos dijo Pablo, pues las cartas atribuidas a Pablo que han llegado hasta nosotros, y que han pasado por las manos judaizantes durante tanto tiempo, recogen algunas leyes que no mandó Jesucristo y muchos preceptos que sobrepasan los sencillos y piadosos preceptos que nos entrega Jesucristo en su Evangelio. Por este motivo, muchos han llamado a estas cartas "el evangelio paulinista" y son "otro evangelio" diferente al de Jesucristo...
Estas cartas empezaron a ser retorcidas por los indoctos en el primer siglo, como nos dice el apóstol Pedro, y empazaron a ser conocidas en los primeros siglos en muchas comunidades cristianas. Y muchos cristianos fieles al Evangelio, al enfrentarse a este "evangelio diferente", no aceptaron estas cartas al ver que muchos de sus puntos nos mandaban observar de nuevo las leyes judías del viejo testamento que Jesucristo había abolido.
Entre los cristianos que no aceptaron estas cartas, estaban los maniqueos y marcionitas, muy difamados por los movimientos judaizantes. Se sabe muy poco de ellos, y lo poco que se sabe es a partir de los ataques de sus detractores. Estos cristianos fueron muy numerosos en la rivera del Mediterráneo y fueron perseguidos durante siglos por los poderosos de Roma y su religión del imperio.
No quiero extenderme mucho en dar detalles de cada tema, pero creo que con los indicios que estoy dando, aquellos que amen de corazón a Jesucristo y quieran ser fieles a su Ley, podrán extender el horizonte de esta enseñanza investigando las escrituras y la verdadera historia de la Biblia y del cristianismo. Digo verdadera historia porque un buen investigador no puede quedarse rezagado solamente en las doctrinas y la historia de una sola religión; debe investigar todas las corrientes cristianas y todos los comentarios que hicieron, si pueden.
Cualquiera que examine las cartas atribuidas a Pablo y que conozca el Evangelio, podrá darse cuenta enseguida de la cantidad de preceptos que imponen estas cartas, y que no vienen contenidos en el Evangelio, sobre pureza, sobre las formas íntimas de amar, sobre las mujeres, mandamientos de incondicional servidumbre a los poderosos que tenían esclavos, de incondicional adoración a los poderosos de los pueblos sin distinguir entre dictadores mundanos y verdaderos cristianos, etc.
Estas cartas siempre les han venido bien a las religiones dirigidas por los poderosos del mundo, por eso las incluyeron en sus biblias y se las impusieron a los cristianos... ¿"La Biblia, palabra de Dios"...? Cuánto hay que debatir y examinar aún sobre esto.
CUÁNDO SE ESCOGIERON LOS LIBROS DE LAS BIBLIAS QUE TENEMOS AHORA.
En los tres primeros siglos los cristianos sólo tenían como Ley, el amor y la misericordia, que es la Ley del Evangelio. Pero muchos poderosos de los pueblos y muchos judaizantes no querían el Evangelio, porque el Evangelio mandaba a los que tenían riquezas y esclavos que repartieran los bienes con los pobres y dejaran libres a los oprimidos. Estos poderosos, como tenían muchos bienes y muchos esclavos, preferían las leyes del viejo testamento judío, porque estas leyes permitían la esclavitud, la desigualdad y las leyes que justificaban que unos hombres mataran a otros (las penas de muerte).
Los emperadores y muchos religiosos de Roma en el siglo IV, movidos por las ansias de poder, decidieron acabar con el gran debate sobre la Ley que mantuvieron durante tres siglos los cristianos con los judaizantes... Y para acabar con este debate, en los concilios de Roma presididos por los emperadores y poderosos del imperio, se escogieron todos los libros de las biblias. Escogieron 73 libros (Antiguo y Nuevo Testamento) con el fin de incluirlos en el catálogo de libros cristianos, llamándolo a todo "palabra de Dios". En estos 73 libros a los que llamaron "palabra de Dios" se incluyeron todas las leyes judías del viejo testamento que Jesucristo había abolido. ... Y así es como aparecieron las Biblias.
De esta forma, los poderosos de Roma, justificándose en las leyes de muerte del viejo testamento, se sintieron libres para promulgar castigos, torturas y penas de muerte contra todos aquellos cristianos que no acataban las leyes de los emperadores. Y desde entonces vienen esos malos ejemplos de perseguir y matar a las personas en los pueblos y religiones llamados cristianos.
Aquellos cristianos pacíficos de los primeros siglos que sólo llevaban el amor y la misericordia del Evangelio a todos los pueblos, ahora se sentían obligados por los decretos de los emperadores a respetar todas las leyes de muerte que estos imponían..., y encima debían tenerlos como gobernantes "santos" y "puestos por Dios en la tierra para administrar los bienes de los pobres". Los judaizantes, amigos de las leyes de muerte del viejo testamento, ganaron la batalla a los pacíficos cristianos que sólo tenían como Ley las palabras de Jesucristo.
Muchas religiones hacían ver a los pueblos que los sistemas de terror, persecución y penas de muerte, eran aceptados por Jesucristo. En los pueblos cristianos, desde entonces, se desarrolló un sistema de terror como no ha conocido antes la historia.
De estas doctrinas religiosas que justificaban todas las leyes del viejo testamento, incluidas las leyes que mandaban matar a las personas, aparecieron en el mundo las diversas inquisiciones llamadas "santas". También aparecieron las "santas" cruzadas; las persecuciones contra los herejes; y las leyes de quemar viva a la gente en las plazas públicas.
De toda esta confusión, nacieron muchos conflictos y guerras entre pueblos que se llamaban cristianos, y de todos aquellos hombres acostumbrados a las guerras y a matar a sus semejantes, creyendo que lo hacían "en el nombre de Dios", aparecieron también otros sistemas de terror, como la caza de brujas y la ley de la horca que practicaron muchos países llamados cristianos. El Oeste americano y su ley de la horca que se practicó durante mucho tiempo como un espectáculo rutinario y popular, es un fiel reflejo de todo aquel desastre de aquel mundo judaizante llamado "cristiano". Y todo por causa de tanto imponer las leyes y tradiciones de los hombres y hacer ver al mundo que esas leyes eran la verdadera Ley de Dios.
Todo este desastre que vivimos ahora ya lo profetizó Jesucristo y se contiene en sus enseñanzas:
LA PARÁBOLA DEL TRIGO Y LA CIZAÑA...
"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto" (Mateo 13,27-28)
LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN
"Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa " (Mateo 24:15-18).
"Entonces os entregarán a los tormentos, y os matarán, y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (MATEO 24:9-13)
Mi esperanza es que algún día los hombres no se dediquen a perseguir ni a condenar a los cristianos, y cuando tengan que juzgar algo no digan: "La Biblia, palabra de Dios...", sino que digan: "El Evangelio, la única y verdadera Ley de Dios".
Aquel día aparecerá ante los hombres un horizonte nuevo, y desde el cielo caerán bendiciones a la tierra, que serán alegría para todos los hombres y mujeres de buena voluntad.[/B]
Muchos religiosos de estos tiempos, a la hora de condenar y juzgar las posibles faltas de los cristianos, siempre se agarran a las leyes de las diferentes biblias y quieren atemorizar a todo el mundo diciendo: "La Biblia, palabra de Dios...". Siempre están intentando hacer creer que todo lo escrito en las diferentes biblias y todas sus leyes son palabra de Dios... Pero ¿es esto cierto?... Estas personas que así se expresan ¿saben de qué clase de libros están compuestas las biblias?... ¿saben quién escogió y quién impuso los libros de las biblias que tenemos ahora?... ¿saben qué imperio escogió estos libros?... ¿saben en qué concilio se impusieron y en qué siglo?...
Estos religiosos que nos imponen la creencia de que todo lo escrito en las biblias y todas sus leyes son palabra de Dios ¿saben cuáles son los libros de las biblias que nos mandaron predicar Jesucristo y los apóstoles?... A ningún cristiano le vale mucho decir: "La Biblia, palabra de Dios..." si no conoce los libros de las biblias que mandó predicar Jesucristo. Estos que así se expresan sólo siguen tradiciones de hombres y doctrinas religiosas que no mandó Jesucristo. Por lo tanto, empecemos descubriendo qué es lo que mandó predicar Jesucristo.
Jesucristo nos predicó el Evangelio y al predicar el Evangelio restauró la verdadera Ley de Dios que los judíos de aquel tiempo ya no conocían, y ya no conocían porque los escribas de los siglos anteriores a Jesucristo habían cambiado la Ley de Dios en falsedad.
El Señor, cuando mandó predicar su Ley, no mandó predicar biblias ni viejos testamentos ni cartas atribuidas a ningún Pablo. La única Biblia que mandó predicar Jesucristo como Ley de Dios y para la salvación, fue su Evangelio. Así les dijo a sus discípulos:
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16,15-16)
Ésta es la única Biblia que mandó predicar Jesucristo para la salvación.
Los cristianos pueden leer y examinar todos los libros de la Biblia y también cualquier otro libro judío o cristiano para conocer las partes históricos y proféticas que puedan encontrarse en cualquier libro, pero como Ley de Dios para la salvación sólo tenemos un libro, y éste es el que nos mandó predicar Jesucristo: el Evangelio.
El viejo testamento judío estaba cargado de tradiciones y preceptos de hombres. El profeta Jeremías había descubierto esto y así nos dijo:
"Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-8).
Y Jesucristo, recordando al profeta Isaías, también les dijo a los escribas y fariseos:
"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9).
Jesucristo, al predicar el Evangelio, quitó de enmedio aquel viejo pacto judío defectuoso y cambiado en falsedad. Los primeros cristianos así se expresaban:
"Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios". (Hebreos 7:18-19)
"Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec. Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto". (Hebreos 7:21-22)
Y EL VIEJO PACTO FUE ABROGADO PORQUE ERA DEFECTUOSO.
"Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. (Hebreos 8,6-7).
"Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer". (Hebreos 8,13).
¿Y por qué era defectuoso el viejo pacto?... Porque estaba cargado de muchos preceptos de hombres que los escribas habían añadido a la ley. Por eso se hizo pacto viejo y defectuoso. Entonces, a un pacto viejo y defectuoso no se le debe seguir llamando a todo su contenido ni a todas sus leyes Palabra de Dios.
Estas cosas las sabían los apóstoles y primeros cristianos, pero los judíos y judaizantes que se acercaban a los cristianos no estaban de acuerdo, y decían a los apóstoles que los cristianos tenían que seguir respetando las leyes del viejo testamento que ellos llamaban, por ignorancia, "ley de Moisés"... Pedro les dijo:
"Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?. Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos". (Hechos 15:10-11)...
Los escribas judíos habían escrito muchos preceptos de hombres en el viejo testamento que mandaban guerras, penas de muerte, matar, torturar y esclavizar a las personas, y hasta matar a todos los niños y mujeres de los pueblos vencidos... El viejo testamento judío, con sus leyes, había llegado a ser un sistema de terror y una carga insoportable para las personas de buena voluntad. Las palabras que dirigió Pedro a aquellos judíos las dirigió en el concilio de Jerusalén que hicieron los apóstoles para examinar cuál era la Ley que debían seguir los cristianos.
En este concilio (Hechos 15) se decidió que los cristianos estaban libres de observar las leyes del viejo testamento y que desde entonces sólo debían seguir la Ley de Jesucristo, que nos dice así: "Haced con los hombres todo lo que queráis que ellos hagan con vosotros; porque ésta es la Ley y los profetas" (Mateo 7:12).
Cuando hablo con muchos cristianos sobre estas cosas, me da pena ver que no conocen estas cosas, pues ellos, siguiendo tradiciones de religiones judaizantes, creen que todas las leyes escritas en el viejo testamento son palabra de Dios y que la venida de Jesús fue para imponer a los hombres seguir viviendo aquellas leyes. Pocos saben que Jesús, que es Dios, se hizo hombre y vivió con sus hijos e hijas en este mundo para enseñarles la verdadera Ley de Dios que los judíos ya no conocían. Jesucristo volvió a restaurar la verdadera Ley de Dios, y esta verdadera Ley de Dios solamente es el Evangelio.
Si Jesucristo vino a cumplir con todos los preceptos del viejo testamento y a decirnos que todos aquellos preceptos eran palabra de Dios, ¿por qué le persiguieron los judíos? Los judíos eran celosos de las leyes del viejo testamento, y si Jesucristo hubiese sido un fiel cumplidor de aquel testamento judío, ¿por qué le persiguieron los judíos como trasgresor de la ley? Esta es otra equivocación.
Muchos me contestan y me dicen: "Los judíos seguían la letra de la ley y Jesucristo vino a enseñarnos el espíritu de las leyes del viejo testamento, por eso no le comprendieron y le persiguieron...". Pero esto es otra forma de seguir confundiendo a los cristianos, pues Jesucristo, lo que hizo, fue abolir el viejo testamento porque era defectuoso y, en su lugar, dejarnos la verdadera Ley de Dios, que es el Evangelio.
El único libro y la única Biblia que mandó Jesucristo predicar para la salvación fue su Evangelio. Así les dijo a sus discípulos:
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16,15-16)
Ésta es la única Biblia que mandó predicar Jesucristo para la salvación. Por lo tanto, ésta es la única y verdadera Ley de Dios que deben seguir los cristianos. Esto es lo que dejaron ratificado los apóstoles en el concilio de Jerusalén (Hechos 15).
DECLARACIÓN DE LOS APÓSTOLES EN EL CONCILIO DE JERUSALÉN
"Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo" (Hechos 15,24-25)
Después de esta discusión, los Apóstoles escribieron una carta a los hermanos, diciéndoles que los Apóstoles, movidos por el Espíritu Santo, les había parecido bien no imponer ninguna carga a los cristianos más que estas cosas necesarias: "..... a saber, que os abstengáis de las carnes inmoladas a los ídolos, de la sangre, de la impureza y de hacer a los otros lo que no queráis que se os haga a vosotros. Haréis bien en observar todo esto. Caminad en el espíritu Santo Amen". (Hechos 15:28-30 Forma Occidental de las escrituras).
Estas palabras de los apóstoles también quedaron ratificadas por Pablo cuando nos dijo cuál es la Ley que él seguía: "Con los judíos me he hecho judío para ganar a los judíos; con los que están bajo la Ley, como quien está bajo la Ley - aun sin estarlo - para ganar a los que están bajo ella. Con los que están sin ley, como quien está sin ley para ganar a los que están sin ley, no estando yo sin ley de Dios sino bajo la ley de Cristo. Me he hecho débil con los débiles para ganar a los débiles. Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos. Y todo esto lo hago por el Evangelio para ser partícipe del mismo"... (1ª Corintios 9, 20-23)
"Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!..." (1ª Corintios 9,16)
Jesucristo había mandado a sus discípulos ir por el mundo predicando el Evangelio para la salvación. Ésta es la única Biblia que mandó predicar Jesucristo para la salvación, porque en el Evangelio se encuentra la única y verdadera Ley de Dios.
Los hombres ya no deben seguir imponiendo las leyes del viejo testamento como Ley de Dios para juzgar y condenar a los cristianos, ni por la comida ni por la bebida ni por las cosas del amor..., porque la mayoría de esas leyes quedaron abolidas. Todo lo que Jesucristo no condena en el Evangelio, no lo debería condenar el viejo pacto judío abolido por el Señor. Por otro lado, todo lo que condena Jesucristo, como es la codicia de los hombres, esclavizar y matar a las personas, esas cosas son las que siempre, desde el principio hasta ahora, fueron los pecados del mundo.
Esto lo comprendieron los primeros cristianos, por esto, la única Biblia que ellos tenían para conocer y comprender la única y verdadera Ley de Dios era el Evangelio de Jesucristo.
LAS CARTAS ATRIBUIDAS A PABLO
Muchos religiosos de estos tiempos, para juzgar o condenar a los cristianos por la comida o bebida o las cosas íntimas del amor, siempre recurren a las mismas citas de las biblias que tenemos ahora impuestas por los hombres..., y ellos dicen: "Es que el viejo testamento dice en tal o cual versículo...", y también: "es que las cartas de Pablo dicen esto o aquello en tal o cual versículo...". No se dan cuenta estos religiosos que están condenando a los cristianos con las leyes de un viejo pacto abolido por Jesucristo y con los preceptos de hombres que no mandó predicar Jesucristo para la salvación, pues lo que mandó predicar el Señor para la salvación solamente es el Evangelio.
Pablo fue un judío celoso de la ley del viejo testamento que persiguió mucho a los cristianos, pero luego se arrepintió porque Dios lo llamó en una visión, predicó el Evangelio, y llegó a ser un buen amigo de los apóstoles. Cuando nos referimos a las cartas atribuidas a él, no nos referimos a él ni tampoco a las cartas que él verdaderamente escribiera, sino a las cartas que tanto tiempo estuvieron en manos de judaizantes y que han llegado hasta nosotros.
El apóstol Pedro, cuando nos habla de estas cartas, así nos dice: "Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". (2ª Pedro 3,15-18)
Pedro nos avisa que tengamos cuidado con las cartas de Pablo porque algunas de sus partes ya estaban siendo retorcidas por los inconstantes desde el primer siglo, y nos aconseja que, para no caer en el error de los inicuos, crezcamos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, que es el Evangelio.
Aquel verdadero Pablo, sintiendo que muchos retorcerían sus escritos en los años siguientes, avisó a las comunidades cristianas de estos hechos:
"Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema". (Gálatas 1,6-9).
Y así ocurrió como nos dijo Pablo, pues las cartas atribuidas a Pablo que han llegado hasta nosotros, y que han pasado por las manos judaizantes durante tanto tiempo, recogen algunas leyes que no mandó Jesucristo y muchos preceptos que sobrepasan los sencillos y piadosos preceptos que nos entrega Jesucristo en su Evangelio. Por este motivo, muchos han llamado a estas cartas "el evangelio paulinista" y son "otro evangelio" diferente al de Jesucristo...
Estas cartas empezaron a ser retorcidas por los indoctos en el primer siglo, como nos dice el apóstol Pedro, y empazaron a ser conocidas en los primeros siglos en muchas comunidades cristianas. Y muchos cristianos fieles al Evangelio, al enfrentarse a este "evangelio diferente", no aceptaron estas cartas al ver que muchos de sus puntos nos mandaban observar de nuevo las leyes judías del viejo testamento que Jesucristo había abolido.
Entre los cristianos que no aceptaron estas cartas, estaban los maniqueos y marcionitas, muy difamados por los movimientos judaizantes. Se sabe muy poco de ellos, y lo poco que se sabe es a partir de los ataques de sus detractores. Estos cristianos fueron muy numerosos en la rivera del Mediterráneo y fueron perseguidos durante siglos por los poderosos de Roma y su religión del imperio.
No quiero extenderme mucho en dar detalles de cada tema, pero creo que con los indicios que estoy dando, aquellos que amen de corazón a Jesucristo y quieran ser fieles a su Ley, podrán extender el horizonte de esta enseñanza investigando las escrituras y la verdadera historia de la Biblia y del cristianismo. Digo verdadera historia porque un buen investigador no puede quedarse rezagado solamente en las doctrinas y la historia de una sola religión; debe investigar todas las corrientes cristianas y todos los comentarios que hicieron, si pueden.
Cualquiera que examine las cartas atribuidas a Pablo y que conozca el Evangelio, podrá darse cuenta enseguida de la cantidad de preceptos que imponen estas cartas, y que no vienen contenidos en el Evangelio, sobre pureza, sobre las formas íntimas de amar, sobre las mujeres, mandamientos de incondicional servidumbre a los poderosos que tenían esclavos, de incondicional adoración a los poderosos de los pueblos sin distinguir entre dictadores mundanos y verdaderos cristianos, etc.
Estas cartas siempre les han venido bien a las religiones dirigidas por los poderosos del mundo, por eso las incluyeron en sus biblias y se las impusieron a los cristianos... ¿"La Biblia, palabra de Dios"...? Cuánto hay que debatir y examinar aún sobre esto.
CUÁNDO SE ESCOGIERON LOS LIBROS DE LAS BIBLIAS QUE TENEMOS AHORA.
En los tres primeros siglos los cristianos sólo tenían como Ley, el amor y la misericordia, que es la Ley del Evangelio. Pero muchos poderosos de los pueblos y muchos judaizantes no querían el Evangelio, porque el Evangelio mandaba a los que tenían riquezas y esclavos que repartieran los bienes con los pobres y dejaran libres a los oprimidos. Estos poderosos, como tenían muchos bienes y muchos esclavos, preferían las leyes del viejo testamento judío, porque estas leyes permitían la esclavitud, la desigualdad y las leyes que justificaban que unos hombres mataran a otros (las penas de muerte).
Los emperadores y muchos religiosos de Roma en el siglo IV, movidos por las ansias de poder, decidieron acabar con el gran debate sobre la Ley que mantuvieron durante tres siglos los cristianos con los judaizantes... Y para acabar con este debate, en los concilios de Roma presididos por los emperadores y poderosos del imperio, se escogieron todos los libros de las biblias. Escogieron 73 libros (Antiguo y Nuevo Testamento) con el fin de incluirlos en el catálogo de libros cristianos, llamándolo a todo "palabra de Dios". En estos 73 libros a los que llamaron "palabra de Dios" se incluyeron todas las leyes judías del viejo testamento que Jesucristo había abolido. ... Y así es como aparecieron las Biblias.
De esta forma, los poderosos de Roma, justificándose en las leyes de muerte del viejo testamento, se sintieron libres para promulgar castigos, torturas y penas de muerte contra todos aquellos cristianos que no acataban las leyes de los emperadores. Y desde entonces vienen esos malos ejemplos de perseguir y matar a las personas en los pueblos y religiones llamados cristianos.
Aquellos cristianos pacíficos de los primeros siglos que sólo llevaban el amor y la misericordia del Evangelio a todos los pueblos, ahora se sentían obligados por los decretos de los emperadores a respetar todas las leyes de muerte que estos imponían..., y encima debían tenerlos como gobernantes "santos" y "puestos por Dios en la tierra para administrar los bienes de los pobres". Los judaizantes, amigos de las leyes de muerte del viejo testamento, ganaron la batalla a los pacíficos cristianos que sólo tenían como Ley las palabras de Jesucristo.
Muchas religiones hacían ver a los pueblos que los sistemas de terror, persecución y penas de muerte, eran aceptados por Jesucristo. En los pueblos cristianos, desde entonces, se desarrolló un sistema de terror como no ha conocido antes la historia.
De estas doctrinas religiosas que justificaban todas las leyes del viejo testamento, incluidas las leyes que mandaban matar a las personas, aparecieron en el mundo las diversas inquisiciones llamadas "santas". También aparecieron las "santas" cruzadas; las persecuciones contra los herejes; y las leyes de quemar viva a la gente en las plazas públicas.
De toda esta confusión, nacieron muchos conflictos y guerras entre pueblos que se llamaban cristianos, y de todos aquellos hombres acostumbrados a las guerras y a matar a sus semejantes, creyendo que lo hacían "en el nombre de Dios", aparecieron también otros sistemas de terror, como la caza de brujas y la ley de la horca que practicaron muchos países llamados cristianos. El Oeste americano y su ley de la horca que se practicó durante mucho tiempo como un espectáculo rutinario y popular, es un fiel reflejo de todo aquel desastre de aquel mundo judaizante llamado "cristiano". Y todo por causa de tanto imponer las leyes y tradiciones de los hombres y hacer ver al mundo que esas leyes eran la verdadera Ley de Dios.
Todo este desastre que vivimos ahora ya lo profetizó Jesucristo y se contiene en sus enseñanzas:
LA PARÁBOLA DEL TRIGO Y LA CIZAÑA...
"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto" (Mateo 13,27-28)
LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN
"Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa " (Mateo 24:15-18).
"Entonces os entregarán a los tormentos, y os matarán, y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (MATEO 24:9-13)
Mi esperanza es que algún día los hombres no se dediquen a perseguir ni a condenar a los cristianos, y cuando tengan que juzgar algo no digan: "La Biblia, palabra de Dios...", sino que digan: "El Evangelio, la única y verdadera Ley de Dios".
Aquel día aparecerá ante los hombres un horizonte nuevo, y desde el cielo caerán bendiciones a la tierra, que serán alegría para todos los hombres y mujeres de buena voluntad.[/B]