Pastores Evangelicos : Mas exigentes con el Diezmo, Que el Asienda con los impuestos!

Re: Pastores Evangelicos : Mas exigentes con el Diezmo, Que el Asienda con los impues

Estimado Manuel

Discrepancias sobre el diezmo las habrán siempre;… distinta interpretación o entendimiento de muchas doctrinas bíblicas (no solo del diezmo)… las habrán siempre… pero… con diezmo o sin diezmo… con ciencia o sin ella, conocedores o ignorantes… todos… sin distinción tendremos que comparecer ante el Tribunal de Cristo…

HERMANO se lo dice a juan para que escuche pedro
DIOS da una sola interpretacion
los amadores de si mismos son los que salen con sus propias interpretaciones

DIOS es mucho mas inteligente que nosotros
el hubiera establecido dinero para el nuevo pacto
total el nos miro y miro aun mas alla de lo que nuestras narizes miran

la siembra es una doctrina buena y es la mejor que puede uno leer alli en la biblia

no les gusta a los lideres porque las ovejas daran de acuerdo sean prosperadas

y daran sin que su mano derecha sepa lo que la izquierda hace

entonces los pastores SI DEBERAN VIVIR POR FE
FE UNICAMENTE
y no fe empleada en que la familia fulana siempre trae la misma cantidad de diezmos

esa es la diferencia ABISMAL

la fe de la mayoria de lideres esta en los numeros
la familia fulana da mas pero siempre da lo mismo pues el sin duda gana tanto
su mujer gana tanto
cada fin de semana esa familia da tanto

el sistema esta puesto ala vista de el lider

tantas familias tanto de dinero
en algunas iglesias que me invitaron mire ala entrada
familia fulana
ofrendas tanto...>
diezmos tanto....>

seguro que no es asi en todas
pero todas llevan el esquema
un registro por familias nombres de hermanos
reciben los sobres con diezmos
y el pastor ya sabe mas o menos el porcentaje

ES ESO FE??
de que dare cuentas yo?
de que daran cuentas los vividores por esa otra fe?

ENTONCES LOS QUE SERAN JUZGADOS SON LOS QUE NO TUBIERON LA VERDADERA FE

Heb 11:6 Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.


Rom 14:23 Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe; y todo lo que no procede de fe, es pecado.


Aunque algunos que no los conocen les llamen sentimentalismos.
Estos frutos están por sobre nuestros razonamientos, entendimiento, sabiduría, ciencia, espiritualidad y conceptos.
frutos son los diezmos?

Con nuestros labios podemos fabricar atrayentes e impresionantes cátedras…. Pero los frutos los fabrica el Espíritu Santo… y esos frutos, que el deposita en nuestros corazones; nosotros tenemos la responsabilidad de cultivarlos día tras día… …cierto es que están depositados en vasos de barro… pero cuando ese vaso ha sido usado y visitado por el Espíritu de Dios,... a pesar de ser un vaso de barro… quedará impregnado del sabor y aroma de lo que se depositó en él.

Dios te bendiga apreciado hermano Manuel… allá, en la presencia de Dios, donde por su gracia nos encontraremos y nos conoceremos un día;… no nos acordaremos de estos debates y de nuestras posturas.

Que Dios te llene de su gracia… tanto… como lo que deseo que Dios me de a mí.

Dagoberto

HERMANO DAGOBERTO
le pido una vez mas disculpas al no aceptar sus criterios fuera de la biblia
siempre enviados a tocar el corazon de los hombres en el sentimentalismo
menos la verdad de DIOS

mil disculpas porque no encajamos jamas en este tema
porque las bases biblicas NO presentan ninguna base a el diezmo moderno

catedra es ensenianza
por si mal entiende eso

y si les pido disculpas a todos porque prefiero la verdad de la palabra antes que las verdades escondidas y raras de los sistemas evangelicos
tradicionales

asi pues me retiro de este espacio pienso que ya comparti lo que tenia que compartir
amados hermanos
tengan
PAZ Y GRACIA todos
 
Estimado Carlos:

Estimado Carlos:


4 – Te confieso que cuando contesto en los foros no suelo consultar comentarios, salvo quizás excepcionalmente, para hacer constar la cita de alguna opinión acreditada. Pero habitualmente no lo hago, pues prefiero tomarme el trabajo de estudiar el punto yo mismo. Quizás por asociación de ideas relacionaba al devorador con las langostas por textos tales como Amós 4:9 y Dt.28:38-42 cuando Israel es advertido de las calamidades a las que se exponía por su desobediencia, y otros textos como los que ya cité de Joel.
Para personificar al “devorador” como Diablo o demonio no basta que diga “reprenderé” porque también el Señor Jesús reprendió al viento y a las olas y obedecieron (Lc.8:24,25), y no hay necesidad de ver en ellos a Eolo o Neptuno o algún otro genio maléfico. El Hacedor de toda la creación por la palabra de su boca, puede disponer a su voluntad de lo que sea, pues es el único que puede suspender las leyes físicas naturales cuando así Él lo quiere. Satanás – bajo el control divino – puede usar limitadamente de los elementos o las plagas en perjuicio de los hombres, pero ello no implica que el viento, las olas o las langostas puedan circunstancialmente pasar a ser el mismo Diablo o sus demonios.
10. Dices:
“Creo que dar el 10% al Señor debe causar regocijo como lo debe causar el 3%, 7% o el 100%”.
Digo:
El devolverle al Señor de lo que nos ha confiado para una sabia administración, siempre es causa de regocijo.
El regocijo se atempera desde el momento que vestimos la ofrenda con la ajustada camiseta del porcentaje, pues parece como que estamos mezquinando de lo que por gracia recibimos.
Así que cuanto mayor sea el porcentaje, no por ello aumenta la alegría, sino que esta es apagada por la conciencia que tenemos del porcentaje que aún retenemos, como si nos asistiera derecho a considerar algo como realmente nuestro. La alegría de los primeros cristianos era genuina, porque “Ninguno decía ser propio nada de lo que poseía”. Esta fue la alegría de Bernabé, que nunca conocieron Ananías y Safira, porque retuvieron algo para ellos (Hch.4:32 al 5:4).
Lo que conspira contra la alegría del dador no es el monto del porcentaje, sino el mismo porcentaje con su frío cálculo de estimación.
La dádiva en cambio es siempre feliz, porque no repara en montos ni en porcentajes.
Unos pocos panes y peces ofrecidos por un muchacho, con la bendición del Señor pueden alimentar una multitud hasta saciarla.
Lo más importante no es la cantidad, sino en manos de quien la depositamos.
Dar al Señor no equivale a pagar diezmos o entregar ofrendas voluntarias al pastor, el tesorero, los diáconos o la iglesia. Aunque todos ellos pueden resultar receptores de nuestras ofrendas, lo uno no necesariamente es igual a lo otro.

Como ves, hermano Carlos, son tantos nuestros últimos Ok, que apenas he podido hincarle el diente a dos puntos.
Contestando a tu alusión a las palabras de Agripa (“Por poco me persuades…”)
¡cómo me gustaría responderte en los mismos términos de Pablo!
No es el caso que nuestro diálogo parezca ya como agotado, pero nos estamos entreteniendo con detalles que aunque relacionados al tema, no se enfocan decididamente en el quid de la cuestión:
- ¿La Sagrada Escritura valida el cobro y pago de diezmos en las iglesias cristianas?
Esta breve cláusula resume el meollo del asunto. El debate debía haberse centrado en esto desde el principio sin desviarse a otras consideraciones colaterales.
Para ser lo más claro y preciso posible, quiero señalar primero lo que positivamente reconozco, y luego lo que no quiero decir, a efectos de que no se me mal entienda.

Reconozco:
a) Que Abraham entregó los diezmos del botín de guerra al sacerdote Melquisedec.
b) Que Jacob prometió apartar para Jehová el diezmo de lo que le diera.
c) Que los judíos debieron pagar diezmos por 1.500 años, desde la institución de la Ley por Moisés hasta la destrucción del Templo por los romanos.
d) Que no lo hicieron durante su cautiverio y en épocas de apostasía, como Dios les reprocha por Malaquías.
e) Que el Señor Jesús validó a los escribas y fariseos su meticuloso diezmar de las hierbas aromáticas.
f) Que al escribirse la epístola a los Hebreos todavía los levitas recibían diezmos.

No quiero decir:
a) Que un cristiano no pueda adoptar – si así lo prefiere – un sistema porcentual fijo y periódico de ofrendar, inclusive el diezmo.
b) Que al hacerlo no de forma compulsiva sino voluntaria, su fidelidad y constancia no le dé la satisfacción propia de quien contribuye a sostener la obra de Dios.
c) Que los hermanos dedicados enteramente a la obra de Dios no puedan aceptar para su sostén el dinero proveniente de diezmos ofrendados por cristianos en comunión.
d) Que a las denominaciones en general y las iglesias en particular, no le asista el derecho conforme a las leyes del país, a gobernarse y administrarse como mejor les parezca, instituyendo inclusive el cobro / pago de diezmos como sistema de recaudación.
Al reconocer tales realidades, es todavía mi responsabilidad y privilegio decir con Pablo:
“Ahora yo os muestro un camino mucho más excelente” (1Co.12:31).
El amor de 1Co.13 mejor cuadra con el espíritu liberal del dador alegre que el que se aviene al sistema no gentil ni cristiano del diezmo, practicado por los hebreos.
Quiero volver a invitar a todos cuantos nos visitan y leen en este epígrafe, a que recaben información de sus maestros y pastores, de por lo menos un solo argumento que piensen que baste para darle legitimidad escritural a ese cobro / pago de diezmos en las iglesias.
Con absoluta honestidad hemos de considerar tal argumento en este Foro, pues nunca hemos de descartar al menos la posibilidad que en este u otro punto pudiéramos estar equivocados.
Si lo que se viene haciendo desde casi ya un siglo a esta parte por la mayoría de las denominaciones evangélicas es correcto, no faltará entonces aunque más no sea un argumento a favor de tal práctica actual. De lo contrario, tendremos que colegir, que así como los católicos romanos se basan en su Tradición, aquellos protestantes evangélicos también se basan en la suya propia, apartándose así de la doctrina de los apóstoles que jamás enseñó los diezmos como forma de ofrendar de los cristianos.
Como siempre, apreciado Carlos, recibe mi gratitud por tus comentarios y los desafíos que nos planteas a un mayor estudio.
Ricardo.
 
Re: EstimadoRicardo:

Re: EstimadoRicardo:

10. Dices:

El regocijo se atempera desde el momento que vestimos la ofrenda con la ajustada camiseta del porcentaje, pues parece como que estamos mezquinando de lo que por gracia recibimos.


- ¿La Sagrada Escritura valida el cobro y pago de diezmos en las iglesias cristianas?

Reconozco:
a) Que Abraham entregó los diezmos del botín de guerra al sacerdote Melquisedec.
b) Que Jacob prometió apartar para Jehová el diezmo de lo que le diera.
c) Que los judíos debieron pagar diezmos por 1.500 años, desde la institución de la Ley por Moisés hasta la destrucción del Templo por los romanos.
d) Que no lo hicieron durante su cautiverio y en épocas de apostasía, como Dios les reprocha por Malaquías.
e) Que el Señor Jesús validó a los escribas y fariseos su meticuloso diezmar de las hierbas aromáticas.
f) Que al escribirse la epístola a los Hebreos todavía los levitas recibían diezmos.

No quiero decir:
a) Que un cristiano no pueda adoptar – si así lo prefiere – un sistema porcentual fijo y periódico de ofrendar, inclusive el diezmo.
b) Que al hacerlo no de forma compulsiva sino voluntaria, su fidelidad y constancia no le dé la satisfacción propia de quien contribuye a sostener la obra de Dios.
c) Que los hermanos dedicados enteramente a la obra de Dios no puedan aceptar para su sostén el dinero proveniente de diezmos ofrendados por cristianos en comunión.
d) Que a las denominaciones en general y las iglesias en particular, no le asista el derecho conforme a las leyes del país, a gobernarse y administrarse como mejor les parezca, instituyendo inclusive el cobro / pago de diezmos como sistema de recaudación.
Al reconocer tales realidades, es todavía mi responsabilidad y privilegio decir con Pablo:
“Ahora yo os muestro un camino mucho más excelente” (1Co.12:31).
El amor de 1Co.13 mejor cuadra con el espíritu liberal del dador alegre que el que se aviene al sistema no gentil ni cristiano del diezmo, practicado por los hebreos.
Quiero volver a invitar a todos cuantos nos visitan y leen en este epígrafe, a que recaben información de sus maestros y pastores, de por lo menos un solo argumento que piensen que baste para darle legitimidad escritural a ese cobro / pago de diezmos en las iglesias.
Con absoluta honestidad hemos de considerar tal argumento en este Foro, pues nunca hemos de descartar al menos la posibilidad que en este u otro punto pudiéramos estar equivocados.
Si lo que se viene haciendo desde casi ya un siglo a esta parte por la mayoría de las denominaciones evangélicas es correcto, no faltará entonces aunque más no sea un argumento a favor de tal práctica actual. De lo contrario, tendremos que colegir, que así como los católicos romanos se basan en su Tradición, aquellos protestantes evangélicos también se basan en la suya propia, apartándose así de la doctrina de los apóstoles que jamás enseñó los diezmos como forma de ofrendar de los cristianos.
Como siempre, apreciado Carlos, recibe mi gratitud por tus comentarios y los desafíos que nos planteas a un mayor estudio.
Ricardo.

Gracias por tus argumentos cada vez mas consistentes y con una retórica atinada Ricardo:
1. Bien dejemos al devorador como tema de otro debate
2. El porcentaje es disciplina, en el momento que causa tristeza u obligación y nos quita la alegría es lamentable. La medida en que se da, aumenta proporcionalmente o disminuye dependiendo de como Dios nos prospere.
3. La Escritura si valida este cobro en el AT, no los valida en el NT tampoco lo invalida para ser honestos.
4. Tambien otro oK. en tu resumen final.

Bueno asi como vamos terminaré siendo oveja de tu redil hermano, casi todo oK. Saludos y que te vaya bien en todo
 
Estimado Carlos:

Estimado Carlos:


Yo también te estoy agradecido por cuanto me has hecho pensar y estudiar, e indudablemente que has presentado aspectos originales en los que yo nunca antes había reparado.
1 - Ahora estoy pensando en que sería mejor que nosotros diéramos tal como Dios también nos da: no porque lo merezcamos, ni en una medida limitada. Claro, mientras que nuestra fuente para dar está realmente limitada a lo que tenemos, la de Dios es ilimitada. Su restricción muchas veces va en nuestro propio beneficio, aunque a nuestro hombre natural le gustaría siempre nadar en la abundancia.
Recuerda que la misma honestidad que nos lleva a reconocer que el Nuevo Testamento no invalida explícitamente al diezmo como tampoco a muchísimas otras disposiciones de la Ley, nos presenta una forma nueva y distinta en el ofrendar de los cristianos, que son motivados por los impulsos del Espíritu Santo y no por el texto de la Ley.
2 - Difícilmente puedas estar en mi redil, porque yo tampoco estoy en ningún redil. La manada, el rebaño o la grey son las figuras apropiadas, donde por gracia de Dios sí estoy.
Que el Señor te giga bendiciendo y prosperando en todo.
Ricardo.
 
Re: Estimado Ricardo:

Re: Estimado Ricardo:

Yo también te estoy agradecido por cuanto me has hecho pensar y estudiar, e indudablemente que has presentado aspectos originales en los que yo nunca antes había reparado.
1 - Ahora estoy pensando en que sería mejor que nosotros diéramos tal como Dios también nos da: no porque lo merezcamos, ni en una medida limitada. Claro, mientras que nuestra fuente para dar está realmente limitada a lo que tenemos, la de Dios es ilimitada. Recuerda que la misma honestidad que nos lleva a reconocer que el Nuevo Testamento no invalida explícitamente al diezmo como tampoco a muchísimas otras disposiciones de la Ley, nos presenta una forma nueva y distinta en el ofrendar de los cristianos, que son motivados por los impulsos del Espíritu Santo y no por el texto de la Ley.

Ricardo.

Bueno el agradecimiento es mutuo hermano, también este debate me ha quitado algunas escamas de los ojos, por tus comentarios y los de otros foristas entre ellos Dagoberto y Byron.
1. ok.

Gracias por el tiempo y disposición amable en este debate, no tengo mas que aportar por ahora pero si tienes algo mas que señalar con gusto estoy dispuesto a debatir.

Dios te bendiga en todo
 
A TODOS LOS FORISTAS

A TODOS LOS FORISTAS


Yo he aprendido mucho gracias a ustedes, pues jamás respondí a vuestros mensajes con lo que ya pudiera saber del tema, sino que siempre me vi forzado a estudiar cada proposición con las Escrituras. Esto explica mis demoras y la extensión de mis respuestas.
Por supuesto que el debate no queda cerrado, sino que podrá reabrirlo cualquier otro forista que crea tener algo nuevo que aportar.
Eso sí, probará la consideración y respeto que nos tiene, si antes de compartirnos su opinión tiene a bien leer el debate desde sus comienzos, pues sería engorroso para nosotros volver a repetir las mismas explicaciones que en su momento fueron dadas.
De no ser así, nos asiste el derecho a no replicar argumentos ya muy manidos y trillados.
Siempre habrá, sin embargo, quien prefiera abrir un nuevo epígrafe, aprovechando de agarrar ya cansados a sus eventuales antagonistas.
Por mi parte, veré si puedo contribuir con algo al asunto que atinadamente Carlos desprendió de este epígrafe para abrir uno nuevo: el devorador de Mal.3:11.
Nos seguimos hablando y que nuestro buen Dios les bendiga a todos.
Ricardo.
 
Re: Pastores Evangelicos : Mas exigentes con el Diezmo, Que el Asienda con los impues

Hola a todos primero quiero decirles que mi unico enemigo es el diablo

SOLO LOS QUE CONOCEN LA VERDAD SABEN QUE HAY QUE DIEZMAR Y OFRENDAR, PERO NO ES OBLIGATORIO PERO EL MISMO ESPIRUTO SANTOS NOS ENSEÑA QUE TENEMOS QUE DIEZMAR PARA LA OBRA DEL SEÑOR .YA QUE TODO LO QUE TENEMOS ES DE EL. PERO EL SOLO NOS PIDE EL DIEZ POR CIENTO .

AGUANTE EL EVANGELIO PORQUE ES PODER DE DIOS.LAS OTRAS IGLESIAS LLAMESE:CATOLICA,TESTIGO DE JEHOVA,MUSULMANA Y OTRAS QUE SON ENGAÑADAS POR SATANAS NO EXISTEN .HAY UNA SOLA IGLESIA ESCUDRIÑEN LA ESCRITURAS AHI ENCONTRARAN LA VERDAD. Y ESA VERDAD SE LLAMA JESUS EL SEÑOR DE SEÑORES Y REY DE REYES AMEN.
 
Re: Pastores Evangelicos : Mas exigentes con el Diezmo, Que el Asienda con los impues

Hola a todos primero quiero decirles que mi unico enemigo es el diablo

SOLO LOS QUE CONOCEN LA VERDAD SABEN QUE HAY QUE DIEZMAR Y OFRENDAR, PERO NO ES OBLIGATORIO PERO EL MISMO ESPIRUTO SANTO NOS ENSEÑA QUE TENEMOS QUE DIEZMAR PARA LA OBRA DEL SEÑOR .YA QUE TODO LO QUE TENEMOS ES DE EL. PERO EL SOLO NOS PIDE EL DIEZ POR CIENTO .

AGUANTE EL EVANGELIO PORQUE ES PODER DE DIOS.LAS OTRAS IGLESIAS LLAMESE:CATOLICA,TESTIGO DE JEHOVA,MUSULMANA Y OTRAS QUE SON ENGAÑADAS POR SATANAS NO EXISTEN .HAY UNA SOLA IGLESIA ESCUDRIÑEN LA ESCRITURAS AHI ENCONTRARAN LA VERDAD. Y ESA VERDAD SE LLAMA JESUS EL SEÑOR DE SEÑORES Y REY DE REYES AMEN.
 
Apreciado EVANGE:

Apreciado EVANGE:

Después de todo lo que llevamos dicho en este Foro al cabo de meses, aterrizas tú aquí como procedente del planeta Plutón y nos sales con algo tan insólito como que el Espíritu Santo nos enseña a diezmar y que nos pide el diez por ciento.
¿A cual Espíritu Santo te refieres? Pues el que está en nosotros nos enseña conforme a la misma verdad de las Escrituras que Él mismo ha inspirado.
Ricardo.
 
Re: Pastores Evangelicos : Mas exigentes con el Diezmo, Que el Asienda con los impues

El espiritu santo o el señor que es lo mismo te va marcando que tenes que diezmar o cuando estas por cometer un pecado pero vos tomas la decision. igual yo te puse que no es obligatorio diezmar, pero siempre es mejor dar que recibir.

y te hago una pregunta a que iglesia perteneces.
 
Apreciado EVANGE:

Apreciado EVANGE:

Por gracia y misericordia de Dios pertenezco a la ùnica iglesia que Jesùs edifica, al igual que todos mis hermanos, los hijos de Dios salvados por gracia, por la fe en nuestro Señor Jesucristo.
Si te tomas la molestia de leer este epìgrafe desde sus comienzos, todavìa puede ser que tù o algùn hermano conocido tuyo puedan aportar algùn argumento vàlido para que el cobro y pago de diezmos sea escrituralmente legìtimo en las iglesias cristianas.
Pero no vale la pena que volvamos a refutar o explicar lo que ya fue hecho.
Saludos.
Ricardo.
 
Re: Pastores Evangelicos : Mas exigentes con el Diezmo, Que el Asienda con los impues

(Malaquías 3: 10)= Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré bendición hasta que sobreabunde.

Si hay un versículo usado, predicado y abanderado en nuestro pueblo, ese es este. ¿Y qué es lo que dice, linealmente? Dice que nuestra obligación legal es traer TODOS los diezmos al alfolí, al granero, al lugar donde tenemos almacenados nuestros alimentos. Como consecuencia de ese paso de obediencia, que no se nos pide porque Dios necesite nuestro dinero, sino para darnos una posibilidad de obedecer, Dios dice que prosperaremos, dando lugar a la ley de la siembra y la cosecha. Dios lanza un desafío aquí, teniendo muy en claro que lo último que se convierte en un hombre, es su billetera. Él dice que lo probemos en esto, que no nos quedemos con lo que nos parece. Que él admite esa prueba, que no hay problema, y que prestemos atención para ver si no es cierto que abrirá las ventanas de los cielos y derramará bendición hasta que sobreabunde. Claro: bajo la óptica de una obediencia por convicción y voluntad, y no un acto forzoso por leyes bíblicas, entiende?

La palabra SOBREABUNDE, en este verso, es la palabra DAY, y significa Suficiencia, Plenitud, Una cantidad lo suficientemente grande, Algo inconmensurable. Esta palabra, DAY, aparece cerca de cuarenta veces en el Antiguo testamento; por primera vez en el capítulo 36 del libro del Éxodo, donde se refiere a una ofrenda voluntaria de oro y otros objetos. El pueblo ofrendó de una manera tan dadivosa que las escrituras describen su ofrenda como “más que suficiente”. DAY se encuentra en el título de la famosa canción de agradecimiento de Pascua titulada DAYENU, que significa “sería suficiente para nosotros”. Cada verso relaciona algo que Dios hizo por Israel en el Éxodo y concluye diciendo que, si hubiera hecho solamente eso y nada más, habría sido “suficiente para nosotros”

¿Y qué es el diezmo? Según muchos hermanos, muy dolidos por las también muchas cosas feas que han visto dentro de las congregaciones, (el mundo no diezma, voluntariamente, claro, porque un porcentaje de los impuestos que paga al Estado, -cuando los paga-, en muchos países latinoamericanos, se derivan a una iglesia) dicen, estos hermanos, que “Es un mandamiento de la ley de Moisés utilizado, hoy, cuando estamos bajo la gracia, en beneficio de ciertas personas autoproclamadas líderes.” Por supuesto que no es tan así. Ya leímos que en Proverbios 3 dice que debemos honrar a Dios con nuestros bienes y con las primicias de todos nuestros frutos, y que sólo así nuestros graneros serán prosperados y rebosarán de mosto, que hoy es la revelación fresca.

También es real que mucha es la gente que indudablemente está incapacitada de cumplimentar esto a partir de su propia pobreza. Una pobreza que, en muchos casos, es producto de su desobediencia a la Palabra, pero que también tiene que ver con estructuras humanistas que hoy por hoy gobiernan al mundo y lo oprimen. Esta desobediencia se manifiesta de varias maneras. Una de ellas, dice la Biblia, es robarle a Dios. El texto de Malaquías 3:10 nos dice claramente que aquellos que retienen sus diezmos y ofrendas, le están robando a Dios. No a una congregación, no a un grupo de hombres, a Dios. Como consecuencia de esa decisión, se privan a sí mismos del cumplimiento de una promesa de bendiciones hasta que sobreabunden.

Cuando se cesa de diezmar, se está violando la ley y, si se viola la ley, entonces esa ley no puede obrar a favor de quien o quienes la violan. Nada hará que un creyente sabio y fiel deje de dar sus ofrendas y diezmos. Sus argumentos podrán ser muy lógicos y atendibles desde lo humano, pero no tienen consistencia alguna en el ámbito del Espíritu. ¡Pero estamos bajo la Gracia, no bajo la ley! Es verdad, pero recuerda que Jesús dijo que él no venía a abrogar la ley, sino a cumplirla. La ley ha sido reemplazada por la Gracia cuando se refiere a los aspectos rituales o externos, pero no a sus principios, porque Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. Y además es inmutable, lo que significa que no cambia. Y en todo caso, estimemos que la ley dejó de ser, pero no así la promesa que la acompaña.

Un creyente fiel y sabio, por otra parte, jamás ofrendará o diezmará con el objetivo de obtener algo a cambio. Tampoco lo hará por obligación y a disgusto. En cualquiera de estos casos, no espere quien así se maneja, conseguir algo del cielo. Dios no necesita de su dinero, Dios le permite a usted crucificar la carne (En este caso representada en sus bolsillos) a los fines que usted se gane la recompensa simplemente a partir de su obediencia. ¡Dios siempre recompensa la obediencia! El salmo 78:23, dice: Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los cielos, e hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, y les dio trigo de los cielos. Y nos queda, posteriormente, el pasaje de 1 Crónicas 31:10 que relata: Y el Sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó: desde que comenzaron a traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho, porque Jehová ha bendecido a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de provisiones.

Hasta aquí lo que es demanda y recompensa de Dios en este punto. Tiene razón cuando señala que son muchos los que le están robando, pero no son pocos, sin embargo, los que están en plena obediencia. Sin embargo, venimos viendo desde hace mucho tiempo, que de todos los que están en plena obediencia para con los diezmos y ofrendas, una gran mayoría no recibe lo que Dios ha prometido, y no ve en su vida esa ventana abierta y esas bendiciones sobreabundantes. Es por ese motivo que, desanimados, eligen adherir a la supuesta caducidad del diezmo. Como no ven resultados de prosperidad cumpliendo, estiman que eso debe ser porque la ley del diezmo ya ha quedado sin efecto, derogada. Para colmo de males, algunos manejos turbios que ciertos líderes han hecho, y hacen de esos diezmos, ha llevado a mucha gente a emparentar ambas cosas y decidir que, efectivamente, el diezmo tiene que ser algo que pertenecía a la ley y que, como tal, ha quedado sin efecto y, si se sigue predicando, es sólo porque a cierta gente oportunista e inescrupulosa le conviene.

Lo que sí está sucediendo y a muy poca gente se le ha ocurrido observarlo, es que hay una notoria falta de bendición a partir de la falsedad de los alfolíes. ¿Cómo se entiende esto? Simple: el texto de Malaquías 3:10 tiene una faceta muy clara que nadie te ha predicado, seguramente. Tiene dos mandamientos, no uno. El primero es el que conocemos, el que se ha difundido profusamente: Traed todos los diezmos al alfolí. Pero luego viene el segundo, del cual nadie dice nada, pero que es el que otorga calibre de alfolí al alfolí, o no se lo otorga: Y haya alimento en mi casa. Casa, aquí, puede tomarse en cualquiera de los dos conceptos: El destinado al hombre, casa de Dios, templo del Espíritu Santo, o el más amplio, que es el que tiene que ver con la iglesia. En cualquiera de los dos casos, la idea de Dios, es que tenga alimento. Que haya un alfolí, un granero, en el cual se acumule el alimento espiritual para nutrir al pueblo de Dios. A ese alfolí será, por lógica, al que ese hijo de Dios deberá traer todos sus diezmos y ofrendas. Lo que sucede con mucha repetitividad, es que hay decenas, centenares, millares de alfolíes que están, o bien vacíos o bien llenos de pasto seco, de hojarasca, de cizaña, una basura que no alimenta a nadie.

Aquí es donde la tradición impide la bendición. Porque se nos ha enseñado y con valor de ley inapelable, que los diezmos y ofrendas se traen a la congregación de la cual somos miembros. Claro, eso sería lo correcto, siempre y cuando nuestro alimento espiritual estuviera realmente en ese lugar. ¿Pero sabe usted la cantidad de gente que está diezmando y ofrendando en iglesias donde hace mucho tiempo que no hay ni mensaje, ni palabra, ni alimento? - ¿Pero y qué quiere que haga, hermano? ¡Yo me estoy congregando allí! – De acuerdo, ¿Pero se alimenta allí? – No, la verdad es que hace mucho tiempo que no recibo nada allí. – Entonces, se está muriendo... - ¡No! No me estoy muriendo porque me las rebusco en otras partes. Mire: yo hago... (Y ahí le cuentan cómo hacen para recibir alimento espiritual.

Es un abanico muy amplio de posibilidades que van desde: cumplir con todos los requerimientos en una iglesia, pero ir a alimentarse a otra; recurrir a libros, casetes o videos de diferentes siervos o de algunos en especial; Adherir a determinados espacios de Internet, la televisión cristiana o las radios cristianas. Y cientos de variantes más, algunas de ellas, lindando con lo pintoresco) Le diré algo: Si usted es uno de los que está haciendo cualquiera de estas cosas para alimentarse, plantéese muy seriamente que, si desea recibir la bendición prometida en Malaquías, va a tener que asumir que, la cosa que haga, el lugar a donde acuda a buscar alimento, ese y no otro es su alfolí.

Pero hermano... ¡Es que si de pronto dejo de diezmar en mi congregación y empiezo a hacerlo a otra iglesia, o a un determinado ministerio que realmente me alimenta, me voy a sentir culpable de que mi congregación no avance en la obra. Culpa: ese es el demonio que la manipulación emocional que a veces existe dentro de las iglesias ha permitido entrar. Un verdadero espíritu de hechicería que hoy por hoy camina incorporado a la vida de muchos hermanos. ¿Qué culpa? Usted no tendría culpa alguna si obedeces al Señor. Y además colaboraría para que se haga justicia. ¿Qué justicia? La de respaldar, sostener y extender ministerios legítimos, levantados por el Señor, ungidos en su trabajo, llenos del Espíritu Santo y, al mismo tiempo, ayudar a derrumbar definitivamente a Babilonia, iglesias falsas, lugares muertos o destinados a satisfacer las ambiciones de los hombres sin aportarle absolutamente nada al reino de Dios.

Y una final que responde a una consulta que muchos me han hecho: La iglesia trae sus diezmos y ofrendas al alfolí. Jamás la Biblia ha dicho que el alfolí sea el que tiene que salir a buscarlas. – Es que se hace para que yo no me tenga que molestar, y... – Basta. Llevar sus diezmos y ofrendas al alfolí no es molestia, es un privilegio más de adoración. – De acuerdo, pero ¿Y si la gente no lo trae? - Si alguien no los trae, no es iglesia, es visita. - ¿Pero si es iglesia y de todos modos no lo trae? – Entonces no es iglesia, es confusión, enojo o resentimiento. Porque el diezmo y la ofrenda constituyen un sublime acto de adoración y amor total y absolutamente voluntarios, a partir de una decisión íntima y personal por convicción y no la cuota social y mensual de un club llamado Iglesia.

BUENO TE DEJO ESTE HERMOSO MENSAJE QUE ESTA MUY BUENO.
 
Apreciado EVANGE:

Apreciado EVANGE:


Acabo de bajar este mensaje, el que esta tarde leeré atentamente y mañana martes si Dios quiere aportaré mis impresiones sobre él.
Como comprenderás (o ya habrás visto) el capítulo 3 de Malaquías lo tuvimos bien presente a lo largo de este epígrafe, pero nada quita que ahora tú puedas estar aportando conceptos que no hayamos tomado en cuenta.
De todos modos, y mientras tanto, será bueno que nos digas si tú eres el autor de ese estudio, y caso contrario, de dónde o de quien lo has tomado.
Esto, nada más que para no trabajar sobre anónimos.
Afectuosos saludos.
Ricardo.
 
Estimado EVANGE:

Estimado EVANGE:


Tienes razón, el mensaje que nos has dejado es realmente hermoso, y tras examinarlo todo reteniendo lo bueno, felizmente hay bastante para retener, principalmente en lo que atañe a los abusos que se hacen por pastores inescrupulosos a través del cobro compulsivo de los diezmos.
Pero lo que hace sabroso cualquier diálogo no es tanto el endulzarlo con el almíbar de recíprocos elogios en las coincidencias, sino el indagar por qué podamos sostener criterios opuestos los cristianos que somos guiados a toda verdad por el mismo Espíritu de verdad; y esto todavía en quienes sostenemos nuestra absoluta fidelidad al texto de la Sagrada Escritura. Un mismo Dios, Señor, fe, Espíritu y Biblia, parecen más que suficientes como para garantizar que tengamos un mismo modo de pensar, sin dejarnos arrastrar por diversos vientos de doctrina.
Creo que principalmente erramos por las siguientes razones:
1 – Ignorancia. Jamás podemos dejar de aprender: “viviendo y aprendiendo”.
2 – Superficialidad o indolencia. Nos fastidia realizar estudios exhaustivos.
3 – Comodidad. Pensamos con la cabeza de otros que pensaron por nosotros.
4 – Capricho. Nuestro amor propio nos induce a no dar el brazo a torcer.
5 – Fe ciega. La cual nunca es auténtica, pues la verdadera fe viene de Dios como un don de su gracia, y es luz y revelación a través de la Palabra de Dios.
Otra cosa en que todos hemos de coincidir es que “toda Escritura es inspirada divinamente”, y así, nunca puede serlo menos Apocalipsis que Génesis, ni más Mateo que Malaquías; aunque sí es fácil percibir un desarrollo en la revelación de los misterios de Dios. Así, la enseñanza de Pablo en sus epístolas aventaja en profundidad y altura a la de Salomón en los Proverbios y el Eclesiastés. Aunque en la misma esencia de toda la Escritura no hay contradicción alguna, sí es fácil advertir como el nuevo pacto supera con creces al primero. Lo uno no invalida necesariamente lo otro, pero “Al decir “Nuevo pacto”, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece está próximo a desaparecer” (Hebreos 8:13).
Coincidimos también en cuanto a los principios bíblicos, los que nunca debemos confundir con los decretos y demás disposiciones específicas de la antigua Ley.
Así, la sobreabundante bendición de Dios prometida a cuantos son dadivosos (en la Ley, los Salmos y los Profetas), se presenta magníficamente en las palabras del Señor Jesús: “Más bienaventurada cosa es dar que recibir”, y en toda la enseñanza de Pablo en 2Co. 8 y 9 (“Dios ama al dador alegre”). Entendemos, entonces, que el dar generosamente y recibir con bendición multiplicada, es un principio bíblico. Pero el diezmo no está en esa categoría de “principio” sino de ley, estatuto, mandamiento, ordenanza y demás disposiciones legales.
El primer capítulo que la Biblia dedica a los diezmos es Levítico 27. Comienza así: “Habló Jehová a Moisés y le dijo: “Habla a los hijos de Israel y diles…”. Termina diciendo: “Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel en el monte Sinaí”. Estas instrucciones son para el pueblo especial de Dios: Israel.
Ni Dios, ni los ángeles ni hombre alguno pensó alguna vez que a todos estos preceptos estaban también obligados los egipcios, cananeos, sirios, babilonios y los demás pueblos de la gentilidad.
Lo mismo encontramos en Malaquías, antes y después de la porción que habla de los diezmos: “…por esto, hijos de Jacob…” (3:6) y : “Acordaos de la Ley de Moisés, mi siervo, al cual encargué, en Horeb, ordenanzas y leyes para todo Israel” (4:4).
Esto que me permito decir no es una impresión subjetiva mía, sino la realidad objetiva comprobable en la Biblia y por la Historia Universal.
Pero mucho más importante que los reglamentos en orden a diezmos, era todo cuanto implicaba la circuncisión. Así, en aquella primera época de la iglesia cristiana, cuando los apóstoles todavía frecuentaban el Templo y visitaban las sinagogas, la transición del judaísmo al cristianismo llevó a que algunos pensaran que “Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés no podéis ser salvos”. Entre los judaizantes podían haber hermanos sinceros y bien intencionados que lucubraban en sus mentes que para ser un buen cristiano, era menester primero hacerse judío. O sea, que para que los gentiles disfrutaran las bendiciones del Nuevo Pacto, primero debían hacerse prosélitos del viejo pacto. Si querían seguir la enseñanza de Jesús, primero debían oír y obedecer a Moisés.
Todo el capítulo 15 de Los Hechos nos ilustra respecto a esta consulta planteada a los apóstoles y los ancianos en Jerusalem. Pedro dejó entonces las cosas bien claras: “Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos”. De todos modos, plugo al Espíritu Santo hacer que hubiese un consenso unánime entre todos los apóstoles, ancianos y hermanos, de modo que no se inquietase a los convertidos de entre los gentiles con la circuncisión y el guardar de la ley, salvo el abstenerse de lo sacrificado a ídolos, de sangre, ahogado y de fornicación.
Fíjate que el mismo Espíritu Santo al que tu apelaste en tu primer mensaje como enseñando y pidiendo el diezmo, desaprovechó una imperdible oportunidad de haber incluido “el diezmo” como cosa también a practicarse entre los cristianos gentiles. Sin embargo sabemos que los diezmos no se mencionan sino hasta Hebreos 7, y esto con referencia al que entregara Abraham a Melquisedec y a los que los levitas seguían recibiendo todavía en el Templo.
Por ello me permito hacer las siguientes observaciones al mensaje:

1 – Cuando se responde a qué es lo que dice linealmente Mal.3:10: “que nuestra obligación legal es traer TODOS los diezmos al alfolí”, para que esa obligación sea efectivamente nuestra, tendríamos que reubicarnos entre el pueblo de Israel antes del año 70d.C. cuando el Templo fue destruido y cesaron de pagarse los diezmos, porque no quedaron judíos para darlos ni sacerdotes o levitas para recogerlos. Pero siendo que somos cristianos, gentiles y vivimos en el siglo XXI, no nos alcanza aquella antigua ordenanza de los hebreos, pues nos manejamos de acuerdo a la doctrina de los apóstoles que nada sabía de diezmos para los cristianos, sino que instruía en forma muy superior.
2 – Si lees bien toda la profecía de Malaquías, y no encerrándote en la porción del cap.3:8-12 verás que todo el problema no se solucionaba con un paso de obediencia con el pago de los diezmos, sino que la apostasía era demasiado grande y diversificada, por lo que Dios llama a una conversión integral. Entre todas aquellas cosas de la Ley que los judíos pensaban que estaba demás guardar (3:14), estaba el diezmo; una entre tantas.

3 – El cobro-pago de los diezmos es anti-constitucional porque en las constituciones modernas que se han dado nuestras repúblicas se establece que el pago de impuestos es establecido y recaudado por los estados y gobiernos provinciales o departamentales. Hasta ahora los ciudadanos y sus gobernantes todavía no se habían dado cuenta que el pago de los diezmos sobre ingresos (sueldos, jubilaciones, pensiones, etc.) estaba compitiendo con una prerrogativa exclusiva del Estado, pues el diezmo es un monto porcentual fijo. Pero ya en mi país (Uruguay) las autoridades están abriendo los ojos a que la libertad religiosa tiene por beneficiarios a unos cuantos pastores pero no a sus ovejas. Las ofrendas voluntarias, en cambio, por cuantiosas que pudieran llegar a ser, estaría dentro de la inviolable potestad individual del ciudadano. Desde el momento que los feligreses son tratados de ladrones y robadores cuando descuidan el pago de sus diezmos, y los oficiales en las iglesias son conminados a ponerse al día tras un atraso tolerable - pues la disciplina eclesiástica les excluiría de sus responsabilidades, cargos y ministerios -, quien coarta la libertad religiosa no es el Estado sino quienes se erigen como los nuevos levitas o publicanos, exigiendo y recaudando lo que de ningún modo les pertenece. Cuando los congresos nacionales voten una ley poniendo coto a tal abuso, y establezcan que al menos la mitad de los diezmos recaudados mensualmente por las iglesias vayan a un fondo de ayuda social, entonces es posible que cuantos no aceptaron el veredicto de las Escrituras terminen por regresar al sistema único de ofrendas voluntarias, antes que ver reducidos sus ingresos.

4 – Examinemos ahora otra frase del mensaje:
“…lo último que se convierte en un hombre, es su billetera”.
Eso solamente es cierto cuando lo primero que se convierte en un hombre no es su corazón. Dios no es un punguista que dice: - ¡Dame tu billetera! sino: “Dame, hijo mío tu corazón” (Pr.23:26). Por lo menos, ese es el tenor general de las Escrituras: “a sí mismos se dieron primeramente al Señor y luego a nosotros, por la voluntad de Dios” (2Co. 8:5). Los bolsillos, billeteras y carteras no se convierten; las que no se abren fácilmente, pertenecen a aquellos donde el Espíritu de Cristo todavía no ha entrado, no importa cuan religiosos profesen ser. Si George Müller de Bristol pudo levantar los orfanatorios bajo la consigna de no pedir nada a nadie, ¡cuánto mejor lo puede hacer nuestro Dios sin que sus “ministros” atosiguen a sus feligreses!

5 – De acuerdo a Mal.3:9 la nación toda de Israel había robado a Dios. Pero será bueno leer la profecía desde el principio para darse cuenta que los principales ladrones eran los propios sacerdotes que traían lo peor del alfolí para ofrecerlo a Jehová: “Trajisteis lo robado, o cojo, o enfermo, y me lo presentasteis como ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestras manos?, dice Jehová” (1:13). Si los pastores y guías espirituales del pueblo de Israel daban tan pésimo ejemplo, ¿esperaríamos que el pueblo tuviera distinta actitud?

6 – Tan cierto es que Cristo no vino a abrogar la ley sino a cumplirla, como que Él nos redimió de la maldición de la ley. ¿O acaso vamos a hacer del único cumplidor perfecto de la Ley (Cristo) el ejemplo que debemos seguir para cumplirla nosotros también? De este modo estaríamos anulando toda la eficacia de su encarnación, substitución y redención? ¡Al contrario! Nuestra fe descansa en la perfección de su obra cumplida a nuestro favor. La ley que ahora debemos cumplir no es ya la de Moisés sino la Cristo (Gá. 6:2); que es la ley del Espíritu que nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro.8:2) por lo cual es también llamada la perfecta ley, la de la libertad (Stg.1:25) y de la fe (Ro.3:27). Aunque lo que dice el mensaje haya sido dicho con la mejor intención, es un craso error y una herejía tan antigua como la de los judaizantes. Volver al sistema de diezmos es regresar a la ley, tendencia que es combatida en casi todas las epístolas, principalmente en Gálatas y Hebreos. Así, los que cobran y pagan diezmos se ponen bajo maldición, aunque Dios tolere su situación en los que lo hacen por ignorancia (Stg. 2:10; Gá.3:10). Muchas veces la prosperidad material es la misma maldición con que Dios los castiga, pues Él permite que el éxito corone sus vidas, así como la llama del infierno queme sus lenguas (el hombre rico de la historia en Lc.16).

7 – Los principios espirituales de la ley por supuesto que son permanentes, y en tal sentido, quienes están con sus sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y el mal, podrán tanto apoyarse en las promesas como estar atentos a las advertencias. Pero eso de ninguna manera va con las cosas estipuladas expresamente para los judíos, como la circuncisión, el guardar determinados días, el abstenerse de ciertas viandas, y el seguir diezmando para los levitas que eran los únicos sin heredad terrenal en Israel.

8 – La caducidad del diezmo no es supuesta sino real. Estuvo vigente para los judíos durante mil quinientos años, pero al ser destruido el Templo y el sistema de sacrificios, y desaparecer los sacerdotes con la tribu de Leví a consecuencia del exterminio perpetrado por las legiones romanas más la diáspora que siguió, cesó el cobro-pago de los diezmos. Las sinagogas judías que sobrevivieron a las persecuciones tanto como las que encontramos hoy día por todas partes, no exigen pago alguno de los diezmos, si bien los rabinos y las instituciones judías son sostenidas por los religiosos. En las iglesias cristianas primitivas no se practicó el sistema de diezmos, sino que las mismas personas como todas sus pertenencias se consideraban de propiedad del Señor.
Los católicos revivieron los diezmos recién en el Siglo VIII cuando Carlomagno, y los cobraron durante mil años hasta la Revolución Francesa, cuando en Agosto de 1789, fueron derogados. Anabaptistas, puritanos, cuáqueros y otros protestantes se opusieron al pago de los diezmos que las iglesias reformadas oficiales quisieron heredar de la Católica Romana. El cobro moderno entre los evangélicos comenzó recién por la primera década del siglo pasado entre bautistas estadounidenses, apenas como una propuesta de un piso sobre el cual se comprometerían a contribuir para la obra de Dios. Como tantas otras cosas “Made in USA”, tal iniciativa fue consolidada y luego extendida por todo el mundo creyendo ingenuamente que se trataba de una modalidad absolutamente escritural de ofrendar en forma sistemática y porcentual. La practicidad del sistema, tan pragmática como característica del pueblo norteamericano se interpretó luego como el método escritural de ofrendar para el sostén misionero y pastoral. De este error poco a poco se va saliendo, a medida que se estudia mejor la Biblia y la Historia.

9 – Siendo que el alfolí, granero o depósito era el lugar contiguo al Templo donde las especies traídas como diezmos, ofrendas o primicias eran almacenadas, de ninguna manera podría hoy día aceptar que el alfolí pudiese ser una bandeja o bolsa donde se ponen sobres, cheques, billetes y monedas, como tampoco la tesorería de una iglesia o la cuenta bancaria de la misma donde se reciben los depósitos.
Para que tenga sentido hoy día en nuestro ámbito cristiano la frase “y haya alimento en mi casa”, no hemos de pensar en lo metálico o material, sino en el alimento espiritual.
Entiendo, pues, que la contextualización de ese pasaje corresponde hoy día al alimento compartido en las reuniones de los santos, donde cada cual tiene libertad de aportar lo que aprendió siendo enseñado del Señor los días pasados, y que al congregarse en uno, lo que edificó espiritualmente a un hermano es aprovechado para alimentar a los demás.
Por supuesto que esto dista mucho de la práctica habitual de que se le pague un sueldo a un profesional religioso para que sea él responsable de impartir la enseñanza de la Palabra. Me quedo simplemente con la práctica eclesiástica de 1Corintios 14. Quienes tienen dones de la palabra y según el Espíritu les guíe, pueden y deben procurar la edificación de todos los demás. Esto se ha venido practicando durante estos casi dos milenios de historia del cristianismo, pero al margen de la iglesia oficial, y permaneciendo en el anonimato los verdaderos pastores del rebaño, pues no eran ministros destacados como los que son de nota hoy día.
Ahora, ¿quién provee el alimento? ¿Un profesional religioso que estudió, se graduó y fue “ordenado” para ello? Obviamente no, sino los mismos fieles que durante la semana se alimentan del Señor y su Palabra, cosechando frutos maduros cuyas muestras llevan para compartir con sus hermanos.
Traer hoy día los diezmos al alfolí equivale a no presentarnos con las manos vacías ante el Señor, sino venir a su presencia con frutos de labios que confiesan su nombre, y con vivencias espirituales que han de edificar, instruir y animar a los hermanos. Así se
cumple la promesa y las ventanas de los cielos se abren derramando sobre nosotros bendición sobreabundante.
Como tantas veces ha ocurrido en épocas de avivamiento espiritual, tal liberalidad del pueblo es luego olvidada al caer en apostasía o tibieza espiritual. Este era el problema en tiempos de Malaquías. Véase entonces, que la abundancia del alimento en la casa
de Dios estaba relacionada con la abundancia de alimento en las casas de los hijos de Israel, bendecidos en sus cosechas y los productos que elaboraban. Así traían al alfolí los diezmos del alimento logrado con el trabajo de sus manos y la bendición divina.

Me parecen muy buenas muchas de las consideraciones finales del mensaje que pusiste.
El Señor sea contigo.
Ricardo.
 
Estimado EVANGE:

Estimado EVANGE:


Como habrás comprobado, me tomé el trabajo de leer y responder concienzudamente al hermoso mensaje que pusiste.
Sigo sin saber si es de tu autoría o de otro hermano.
Es probable que tan sólo te estés demorando porque quieras dar una prolija respuesta a los nueve puntos de mi extensa respuesta.
Si es así, tómate tu tiempo, aunque bien harías de hacérnoslo saber a los foristas de este epígrafe, que como ves, sigue siendo visitado y leído.
Lo que mucho me decepcionaría, es que tal como sucede desde hace varios años, los defensores del diezmo terminen desertando del debate pero sin admitir que estuvieron equivocados.
Si son tan solventes y elocuentes para convencer desde sus púlpitos a sus feligreses, ¿por qué no nos convencen también a nosotros?
Por lo menos deberían intentarlo.
Si el equivocado soy yo, por favor hacérmelo saber; en dónde y por qué.
Saludos.
Ricardo.
 
LO MEJOR SE ME QUEDÓ EN EL TINTERO

LO MEJOR SE ME QUEDÓ EN EL TINTERO



Con respecto al último argumento al que se aferran como a un salvavidas los defensores del diezmo, omití dar el pinchazo final a pura Escritura y pura lógica.
Se dice y se repite hasta enronquecer:
“No hay un solo versículo en el Nuevo Testamento que dé los diezmos por anulados”.
Como esto es cierto, se pretende inferir de tal silencio, la posible sobrevivencia del diezmo en las iglesias neotestamentarias, y por ende, su legitimidad actual.
Hicimos notar que esto también es cierto de tantísimas otras disposiciones de la antigua Ley, de cuya caducidad tampoco hay específica constancia, y que a nadie se le ocurriría restaurar hoy en las iglesias. Sabido es que un Nuevo Pacto, Convenio, Acuerdo o Alianza, tanto en las Escrituras como en la Historia, establece una nueva constitución legal que no requiere de la pormenorizada anulación de todas las disposiciones anteriores. El nuevo cuerpo legal reemplaza así al antiguo, y aunque se conserven principios éticos y morales imperecederos, con todo se advierte un desarrollo y progreso, por lo que lo nuevo aventaja a lo viejo superándolo con creces. Por ello en Hebreos leemos no solamente de lo nuevo y lo viejo, sino también de cosas mejores, superiores y más sublimes.
Algo que existía en la antigua Ley, y que se practicaba por los judíos en tiempos del Señor, era el pago del impuesto para el Templo, que cada varón adulto debía pagar anualmente. Esto venía de Éxodo 30:11-16 y 38:26. En Mateo 17:24-27 tenemos el relato de cuando los cobradores de las dos dracmas se acercan a Pedro para preguntarle insidiosamente si el Maestro no pagaba las dos dracmas. Pedro se anticipa a responder afirmativamente, para ser sorprendido seguidamente por la pregunta del Señor respecto a la legitimidad de ese cobro. Cuando Pedro ahora piensa para después hablar, se hace evidente que antes había contestado sin detenerse a pensar primero. Como él solemos hacer nosotros. Parte de nuestra vida se nos va corriendo al mar para buscar la moneda en la boca del pez, para salvar nuestra palabra empeñada. Probablemente estemos exentos de ciertos pagos de los que nos creemos todavía deudores. Menos mal que todavía el Señor nos socorre por su gracia cuando incurrimos en errores por no consultarle primero a Él.
Lo importante de este episodio para nosotros, aquí y ahora, es que prescindiendo del hecho que al Señor no le correspondía el pago (Él no necesitaba auto-rescatarse), así y con todo Él pagó el impuesto.
En cuanto al diezmo, al no constar nada de si lo pagó o no, da para especular que probablemente sí lo hizo mientras trabajaba de carpintero; y luego no, durante su ministerio, pues no contaba con ingresos propios.
Pero de que pagó el impuesto para el Templo, al menos tenemos este registro en Mateo.
Así vistas las cosas, mejor evidencia bíblica tenemos para que los hermanos mayores de veinte años paguen actualmente en sus iglesias una vez al año el equivalente al salario de dos días, que para el pago de los diezmos. De lo primero, tenemos un ejemplo dado por el Señor y su discípulo Pedro; de lo segundo, no tenemos registro de ejemplo alguno ni de uno ni de otro.
Preguntamos:
- ¿Alguien conoce algún versículo del Nuevo Testamento que diga que el pago del impuesto para el Templo hubiera sido derogado?
- No - se nos responde -, pero desde que el Templo fue destruido por los romanos en el año 70, ya no tenía objeto tal cobro.
- ¡Pues por idéntica razón cesaron los diezmos! respondemos - Competía a los judíos, para el sostén de los levitas y el culto con sacrificios que se daba en el Templo. Cesado el rito judaico con la clase sacerdotal que allí oficiaba, desapareció también la fuente de ingresos.
Como bien se suele decir que “hay gente para todo”, no faltarán ministros religiosos contemporáneos nuestros que al leernos, todavía se tiren de los pelos diciéndose que cómo no habían descubierto antes este manantial de recursos financieros. Lo insólito del caso, es que tampoco faltarán miembros de iglesias bien dispuestos a pagarlos no bien el novedoso sistema se proponga sobre tan espléndida base escritural.
Con este pinchazo final, espero que el último defensor de los diezmos no se aferre más al salvavidas que quedó sin aire, e invierta mejor sus energías en nadar a la tierra firme de la Palabra de Dios, lo que es más seguro que las tradiciones e interpretaciones privadas de los hombres.
Ricardo.