Re: Video: De Mormón a Evangélico y de allí a la Iglesia de Cristo
Sabadv, si no te importa conestar a esta pregunta:
he visto que ones ex-católico.
De qué transfondo vienes? De una familia católica practicante? tú también lo eras?estabas muy comprometido,eras muy activo?
Cómo conociste a jesús de una manera personal? a qué edad? fuiste evangelizado por un adventista o pasaste antes por el evangelismo tradicional?
Ya te digo, si no quieres contestar no pasa nada, es que me llamó la atención tu firma como ex-católico
No todo lo contrario, es un testimonio más para alabar a Dios.
Como la mayoría de los hispano hablantes, nací en una familia católica practicante a medias. Gracias a mi madre, me "inició" en el mundo espirtual de Dios, ya que nos llevaba (a mi y a mis hermanos) a la iglesia todos los domingos. Cuando tomé la primera comunión me parecía que me estaba ordenando de sacerdote, por la intensidad del momento vivido, a diferencia de los otros niños que lo hacían sin tanto significado. Realmente, la instructora de catecismo, una norteamericana, narraba las historias bíblicas de una manera que me transportaba a esos tiempos bíblicos.
Pasaron los años, estudiando en colegios católicos, y adorando a María Auxiliadora, la versión salesiana de la Virgen, a quien veía como a una madre. Creí sentir el llamado de Dios y tuve la intención de meterme a un seminario en bachillerato pero mis padres no quisieron. Gracias a Dios, cuando llegué a la universidad ese deseo desapareció, y seguí con mi vida católica normal. Hasta que llegué a una crisis existencial, de vacuidad, de no saber el significado de la vida, aunado a un fracaso amororso. Ah, bueno, en ese interim, escuchaba Radio Trans Mundial, la cadena evangélica de radio, que me hacía mucho bien y me daba algo de alivio espiritual. Una gran labor la de esa radio. Un buen día que no podía dormir tomé una Biblia que le habían regalado a mi papá hacía años y la tenía arrimada en la biblioteca. Era una Biblia distinta, sin imágenes ni largos comentarios tediosos, una Reina-Valera sencilla. Me encantó leer los Salmos, los Proverbios. Eclesiastés me sacudió porque me sentí identificado con el autor, por lo de "vanidad de vanidades, todo es vanidad". Pero como buen católico, me limitaba casi todo el tiempo al Nuevo Testamento, tratando de ajustar la Biblia a las enseñanzas del Catecismo, lo que se hacía bastante dificil en muchos casos, especialmente con lo de la confesión, algo que detestaba profundamente, porque conocía las vida de los confesores.
A la edad de 23 años, luego de cuatro años de amistad, unos adventistas compañeros de estudios me hicieron llegar un libro, el Conflicto de los Siglos, que me sacudió la vida. La "casulaidad" fue que eso ocurrió dos días depués de haberme puesto de rodillas ante Dios en mi cuarto y pedirle con lágrimas que me mostrara la iglesia que mejor enseñaba la Plabra de Dios. Al comienzo me indigné cuando empecé a leer el libro, al llamar al papado por lo que es, una impostura, un paganismo con manto de cristianismo. Comencé a investigar con mi Biblia Nácar-Colunga, mis libros de Historia, haciendo preguntas aquí y allá, hasta que me dieron en el ídolo de María, a quien consideraba intocable. Cuando entendí que los muertos nada saben, y que María era tan humana como cualquiera de nosotros y estaba muerta, inconsciente como dice la Biblia, aparte de otras cosas, se me cayeron las escamas de los ojos como a Pablo y pude ver al verdadero Cristo, un amigo, ¡y qué amigo!, mi Salvador, mi todo. Me acuerdo haber dicho con respecto a la Iglesia Católica, "¡Qué engaño tan grande, he estado viviendo, Dios mío, y no sólo yo sino mi familia, mi país, medio mundo y por tantos siglos!".
El hecho es que después de cuatro meses le dije a mis amigos adventistas, quienes nunca me dieron un estudio bíblico, que quería conocer la iglesia adventista del séptimo día, donde fui con mucho recelo un sábado. Fue como ir a otro mundo. Ese día predicaron de Cristo como nunca antes había escuchado. Me invitaron a unas conferencias que me abrieron más y más la comprensión de las Escrituras y del amor inmenso de Dios por nosotros, y a los cuatro meses me bauticé. De eso hace más de 25 años, y cada día me gozo en Cristo como mi Salvador, y aquí estoy para compartir con ustedes todo eso.
Sabadv