Estimado hermano Carlos:
Estimado hermano Carlos:
Agradezco tu respuesta.
Por supuesto que te asiste el derecho a pensar como tú prefieras. Sin embargo, cuando nuestro pensar está como preñado de la misma Palabra de Dios, las ideas surgen claras y convincentes.
Fíjate nomás, que cuando traes el ejemplo de la desnudez de Noé, alcanzaba con recordar que bastó el pecado de Adán y Eva para que su conciencia fuese despertada al hecho de su desnudez. No fue necesario una instrucción familiar para que los hijos de Noé comprendieran lo vergonzoso de la situación.
Cierto es que toda idea original que sea santa, justa y buena procede de nuestro Dios omnisciente. Y las contrarias, del padre de mentira, Satanás el Diablo. Así, de la misma manera que Dios inclina el corazón de un gobernante para que haga lo que Él quiere, Dios también puede suscitar ideas justas y buenas aún entre los paganos. En la república griega y el derecho romano pueden hallarse principios de justicia que no son necesariamente derivados de la Ley de Moisés. Los incas tenían tres grandes principios morales: no haraganear, no robar, no mentir. Cuando llegaron los “cristianísimos” conquistadores españoles, aquellos no podían comprender la facilidad con que éstos engañaban, traicionaban y saqueaban.
Igualar la sensación de vergüenza de la desnudez con la noción del diezmo no me parece lógico.
Ni siquiera Moisés, al reglamentar los diezmos, hace la menor alusión al antecedente del diezmo de Abraham.
Cuando Salomón construye el Templo, el rey de Tiro le envía su mejor artesano, el cual hace muchísimas cosas del mobiliario y utensilios para el servicio del Templo. Que tal ciencia, talento y habilidad que había en Hiram-abi fuese usada nada menos que para el Santuario de Jehová en Jerusalem, debiera bastar para convencerte que no necesariamente Dios utiliza lo que viene en línea directa de Set, Sem, Abraham, Leví, Aarón y Moisés, sino que como dijo Pablo “Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que lo teme y hace justicia” (Hch.10:35). Israel no tiene la exclusividad de toda idea brillante y leyes justas, por más que tenga particular destaque en estos aspectos. Si como tú dices, Abraham hubiese recibido instrucciones de Dios respecto al diezmo, parece raro que el incidente narrado en el Génesis y recordado en Hebreos se presente como algo circunstancial, regresando de una expedición guerrera y con Melquisedec que le sale al encuentro. Por supuesto que Dios mismo debe haber despertado en Abraham la intención que entregara los diezmos del botín. Pero una instrucción parece que incluiría algo más que un diezmo excepcional en una larga vida que alcanzó los 175 años. Al recordar cuanta era su personal riqueza y lo relativamente cerca que quedaba Hebrón de Salem (en comparación de Damasco donde fue a rescatar a Lot) esperaríamos alguna continuidad, si instrucciones en cuanto al diezmo hubiera recibido.
Creo que te convendría repasar el gran tema de los atributos de Dios, porque que Dios no pueda mentir o pecar es porque no puede negarse a sí mismo (2Ti.2:13), y eso en nada limita el querer y el hacer de su voluntad, lo cual es tratado extensamente en las Escrituras. Por ejemplo: “Todo lo que Jehová quiere, lo hace” (Salmo 135:6); “para Dios todo es posible” (Mt.19:26).
Esta vez tengo poco para comentar, porque poco es también lo que tú has respondido.
Comprendo también que andarás corto de tiempo y agradezco al menos por lo que has contestado.
Recibe mi afectuoso saludo.
Ricardo.
Estimado hermano Carlos:
Agradezco tu respuesta.
Por supuesto que te asiste el derecho a pensar como tú prefieras. Sin embargo, cuando nuestro pensar está como preñado de la misma Palabra de Dios, las ideas surgen claras y convincentes.
Fíjate nomás, que cuando traes el ejemplo de la desnudez de Noé, alcanzaba con recordar que bastó el pecado de Adán y Eva para que su conciencia fuese despertada al hecho de su desnudez. No fue necesario una instrucción familiar para que los hijos de Noé comprendieran lo vergonzoso de la situación.
Cierto es que toda idea original que sea santa, justa y buena procede de nuestro Dios omnisciente. Y las contrarias, del padre de mentira, Satanás el Diablo. Así, de la misma manera que Dios inclina el corazón de un gobernante para que haga lo que Él quiere, Dios también puede suscitar ideas justas y buenas aún entre los paganos. En la república griega y el derecho romano pueden hallarse principios de justicia que no son necesariamente derivados de la Ley de Moisés. Los incas tenían tres grandes principios morales: no haraganear, no robar, no mentir. Cuando llegaron los “cristianísimos” conquistadores españoles, aquellos no podían comprender la facilidad con que éstos engañaban, traicionaban y saqueaban.
Igualar la sensación de vergüenza de la desnudez con la noción del diezmo no me parece lógico.
Ni siquiera Moisés, al reglamentar los diezmos, hace la menor alusión al antecedente del diezmo de Abraham.
Cuando Salomón construye el Templo, el rey de Tiro le envía su mejor artesano, el cual hace muchísimas cosas del mobiliario y utensilios para el servicio del Templo. Que tal ciencia, talento y habilidad que había en Hiram-abi fuese usada nada menos que para el Santuario de Jehová en Jerusalem, debiera bastar para convencerte que no necesariamente Dios utiliza lo que viene en línea directa de Set, Sem, Abraham, Leví, Aarón y Moisés, sino que como dijo Pablo “Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que lo teme y hace justicia” (Hch.10:35). Israel no tiene la exclusividad de toda idea brillante y leyes justas, por más que tenga particular destaque en estos aspectos. Si como tú dices, Abraham hubiese recibido instrucciones de Dios respecto al diezmo, parece raro que el incidente narrado en el Génesis y recordado en Hebreos se presente como algo circunstancial, regresando de una expedición guerrera y con Melquisedec que le sale al encuentro. Por supuesto que Dios mismo debe haber despertado en Abraham la intención que entregara los diezmos del botín. Pero una instrucción parece que incluiría algo más que un diezmo excepcional en una larga vida que alcanzó los 175 años. Al recordar cuanta era su personal riqueza y lo relativamente cerca que quedaba Hebrón de Salem (en comparación de Damasco donde fue a rescatar a Lot) esperaríamos alguna continuidad, si instrucciones en cuanto al diezmo hubiera recibido.
Creo que te convendría repasar el gran tema de los atributos de Dios, porque que Dios no pueda mentir o pecar es porque no puede negarse a sí mismo (2Ti.2:13), y eso en nada limita el querer y el hacer de su voluntad, lo cual es tratado extensamente en las Escrituras. Por ejemplo: “Todo lo que Jehová quiere, lo hace” (Salmo 135:6); “para Dios todo es posible” (Mt.19:26).
Esta vez tengo poco para comentar, porque poco es también lo que tú has respondido.
Comprendo también que andarás corto de tiempo y agradezco al menos por lo que has contestado.
Recibe mi afectuoso saludo.
Ricardo.