Propaganda (falsa) anticatólica

Re: Propaganda (falsa) anticatólica

FE DE ERRATAS.

Por múltiples errores tipográficos, transcibo lo arriba mencionado.

Gracias.

"Antes de que continúes buscando tres pies al gato, afirmo una vez mas.

La guerra cristera (que no es motivo de este epígrafe) no es un asunto de "propaganda anticatólica", ¿Por qué no trato el tema de la guerra cristera?

1.- Yo no introduje el tema

2.- Sinceramente no me apasiona

3.- Su mención fue hecha en el marco de no confundir hechos político-religiosos con "propaganda contra la iglesia de Roma

4.- Usando tus propios argumentos seguir el hilo de la guerra cristera “sería maratónico” y no es el tema aquí, por cierto.

5.- Si por gusto a la historia, si por ganas de contender o demás causas de origen personal (quizás orgullo propio, notoriedad, ganas de decir que sabes - o crees que sabes- y demás cosas) quieres abrir tu, no yo, un epígrafe sobre tal revuelta, o sobre la revolución francesa, o sobre el mestizaje en América hazlo. Esto no significa:

Ni que sea un ignorante ni que no pueda seguir un hilo, ni menos que continúes afirmando como hasta ahora lo has venido haciendo que el asunto de la guerra cristera es un asunto de mera "propaganda anticatólica" con motivo del presente epígrafe.

Así, que, mi contra reformado amigo, por favor por el bien de todos y el tuyo propio, solo ubícate.

Saludos"
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

A Clemente y a los otros hermanos católicos:

Antes de hablar de anticatolicismo, les aconsejo analizar las creencias católicas. La primera, y la que es esencial, es la salvación.

¿Es o no cierto que la ICAR pone a María y a los santos como mediadores? ¿Es o no cierto que llaman a María abogada? ¿Es o no cierto que aseguran que es en la ICAR donde único hay salvación? Una cosa es lo que ustedes pueden creer y otra cosa es lo que la ICAR ha enseñado por siglos. Y recuerden el postulado muy famoso de que "la iglesia no ha errado ni puede errar". También recuerden las muchas encíclicas y cartas pastorales de los papas, donde supuestamente enseñan "ex cathedra", lo que las hace infalibles.

Hay un libro en dos tomos llamado "Las Glorias de María", escrito por Alfonso María de Ligorio (uno de los llamados santos); podrías decirnos si aceptas lospostulados de este escritor. Su libro contiene citas innumerables de "santos" y doctores de la ICAR.

Espero sus respuestas. Dios les bendiga.

Saludos Cajiga.

Las "creencias" católicas la conozco bien, las he estudiado, analizado y meditado, con y sin oración previa; y estoy 100% de acuerdo con ellas.

Sobre tu tema de María, te respondo, con mucho respeto, que ese tema en este hilo es off topic.

Saludos
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Antes de que continues buscando tres pies al gato, afirmo una vez mas.

Saludos de nuevo estimado Oso:

Yo no busco tres pies al gato denuncio la falsa propaganda anticatólica.

La guerra cristera (que no es motivo de este eopigrafe) no es un asunto de "propaganda anticatólica", ¿poruq eno rato el tema de la guerra cristera?

1.- Yo no introduje el tema

El tema yo lo introduje y tú me contradijiste afirmando algo totalmente alejado de la realidad.

2.- Sinceramente no me apasiona

3.- Su mención fue hecha en el marco de no confundir hechos plítico-religios con "propaganda contra la iglesia de Roma

Tu argumentaciòn primera que dijiste sobre la guerra cristera es una muestra de propaganda falsa anticatòlica.

4.- Usando tus propio argumento seguir el hilo de la guerra cristera sería maratónico y no es el tema aqui, por cierto.

No es verdad existen estudios serios que nos muestran la verdad de lo ocurrido en la guerra cristera; pero tienes razòn el tema de la guerra cristera no es el motivo de este hilo; como si lo es tu respuesta a que la guerra cristera fue porque la Iglesia metìa sus narices en el gobierno, eso es propaganda falsa anticatòlica.

5.- Si por gusto a la historia, si por ganas de contender o demas causas de origen personal (quizas orgullo propio, notoriedad, ganas de decir que sabes - o crees que sabes- y demas cosas) quieres abrir tu, no yo, un epígrafe sobre tal revuelta, o sobree la revolución francesa, o sobre el mestizaje en Amèrica hazlo. Esto no significa:

Ni que sea un ignorante ni que no pueda seguir un hilo, ni menos que continúes afirmando como hasta ahor alo has venido haciendo que el asunto de la guerra cristera es un asunto de mera "propaganda anticatólica" con motivo del presente epígrafe.

Tengo el gusto de las ciencias sociales y humanas, es por ello que tengo los conocimientos para debatir los argumentos que escribo en este foro. Lo que nunca hago es escribir de lo que no sè.

Repito que la guerra cristera no es propaganda anticatòlica, lo que si es falsa propaganda anticatòlica fue tu respuesta que me diste sobre la citada guerra.

Asi, que, mi contrareformado amigo, por favor por el bien de todos y el tuyo propio, solo úbicate.

Saludos

Gracias por tus consejos y elogios; pero soy inmune a las dos cosas.

Saludos :eggface:
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Saludos de nuevo estimado Oso:



pero tienes razòn el tema de la guerra cristera no es el motivo de este hilo;

Tengo el gusto de las ciencias sociales y humanas, es por ello que tengo los conocimientos para debatir los argumentos que escribo en este foro. Lo que nunca hago es escribir de lo que no sè.

Gracias por tus consejos y elogios; pero soy inmune a las dos cosas.

Saludos :eggface:

Vaya...creí por un momento nunca terminar.

Gracias

Me da gusto que te dediques a las ciencias sociales y humanas, yo soy entre otras cosas, investigador en neurociencias; como ves esto de participar en el foro de vez en vez solo es una de las varias actividades que hago en el día, aun asi me gusta enterame de lo que no se y opinar de lo que creo que se...a veces estoy a dos computadoras al mismo tiempo, escribo muy rápido y en tiempo real (de ahi tantos errores tipográficos) ...todo lo que contiene mi cabecita lo comparto, lo que no puedo es dedicarme tiempo completo a debatir y rebatir sobre un punto en particular de la historia a no ser que sea de todo mi interés (la guerra cristera no es sinceramente de todo mi interés, pero recuerdo haberlo estudiado muy probablemente 1974 y 1975); por ejemplo, aparte de mi actividad científica me dedico al estudio de la Biblia loque considero realmente apasionante, no siempre puedo sumergirme en enciclopedias, mapas, y un largo etcétera, lo que solo puedo hacer realmente cuando tengo tiempo o es menester investigar...pero eso de "tener tiempo" hace años que no se lo que es eso, así es que, me la paso redimiendo el tiempo, el cual es uno de los recursos mas preciados para mí.

Si con esto me dan chance de participar, adelante.

Un saludo
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Vaya...creí por un momento nunca terminar.

Gracias

Yo pensé lo mismo, estabamos cerrados en un círculo vicioso.

Me da gusto que te dediques a las ciencias sociales y humanas, yo soy entre otras cosas, investigador en neurociencias; como ves esto de participar en el foro de vez en vez solo es una de las varias actividades que hago en el día, aun asi me gusta enterame de lo que no se y opinar de lo que creo que se...a veces estoy a dos computadoras al mismo tiempo, escribo muy rápido y en tiempo real (de ahi tantos errores tipográficos) ...todo lo que contiene mi cabecita lo comparto, lo que no puedo es dedicarme tiempo completo a debatir y rebatir sobre un punto en particular de la historia a no ser que sea de todo mi interés (la guerra cristera no es sinceramente de todo mi interés, pero recuerdo haberlo estudiado muy probablemente 1974 y 1975); por ejemplo, aparte de mi actividad científica me dedico al estudio de la Biblia loque considero realmente apasionante, no siempre puedo sumergirme en enciclopedias, mapas, y un largo etcétera, lo que solo puedo hacer realmente cuando tengo tiempo o es menester investigar...pero eso de "tener tiempo" hace años que no se lo que es eso, así es que, me la paso redimiendo el tiempo, el cual es uno de los recursos mas preciados para mí.

Yo estoy igual, estimado Oso, un ratito a mis investigaciones y una ratito al foro; me saca de mi rutina estrar al foro y me despabila un poco.

El tiempo es realmente algo que no se tiene de sobra.

Si con esto me dan chance de participar, adelante.

Un saludo

Saludos y suerte con tu trabajo.:9: :9: :9: :9: :9:
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Yo pensé lo mismo, estabamos cerrados en un círculo vicioso.



Yo estoy igual, estimado Oso, un ratito a mis investigaciones y una ratito al foro; me saca de mi rutina estrar al foro y me despabila un poco.

El tiempo es realmente algo que no se tiene de sobra.



Saludos y suerte con tu trabajo.:9: :9: :9: :9: :9:

Gracias,

Igualmente

Un saludo
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Diccionario de latin full version quiere enterrar como si de propaganda falsa se tratara, muchas aberraciones cometídas bajo el manto de la ICAR, quiere con ello crear confusión ante posibles lectores, pero como quiera que conozco el modus operandi de estos sujetos... le voy a pedir que me numere aqui, los diez delitos sexuales mas grandes que haya cometido su institución en estos ultimos cincuenta años, los mas sonados (porque alguno será cierto digo yo... :rolleyes:)

:9:


Sabía yo que se harían los suecos...
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Hola Sr. Oso,
Falso.

El catolicismo romano juntamente con su actual gobierno de derecha panista pro catolicismo no son parte de ninguna persecusión, ni nada que se le parezca, mas bien son de hecho el stableshiment.

¿Que? Si este famoso "stableshiment" que tu mencionas peleo durante 72 años para lograr lo que hoy tiene, libertades politicas, democracia en crecimiento y fuerza politica para el PAN y libertad religiosa para la Iglesia Catolica.

La siempre actual -que jamás ha dejado de ser ni de existir - derecha mexicana, toma ya tintes de ultra; así es que, no digan que estos ultras (yunkeros, el muro, etc... ) son de pronto las inocentes ovejitas que el lobo se quiere comer, sino mas bien son ellos quienes en gran medida poseen el poder político-religioso del país.

¿Que me dices de los Evangelicos que toman parte de esa "ultraderecha" Mexicana? Ahi tienes varios ministerios en el famoso Bloque Cristiano contra el aborto y la eutanasia, cerrando filas para preservar la moral y la costumbre cristianas que hoy en dia esta en peligro de extincion.

De hecho este epígrafe es una tomada de pelo, pues no hay nada mas distinto a la realidad nacional ni contrario a la verdad, que esta inventada y prefabricada "persecusión" anticatólica.

Nombre, palabras que gritaron contra la marcha antiaborto como "fanaticos", "Santurrones", "persinados" y demas adjetivos calificativos no son simbolos de estigmatizacion sino saludos corteses ¿verdad?

Para declarar tal estado de cosas (que no existe, pues es una falsedad), demuestra con citas y hechos sobre asuntos concretos que estén sucediendo en México donde catolicoromanos sean perseguidos, matados, sojuzgados, expulsados, maltratados, injuriados, violados (como ellos han hecho en Chiapas) por motivos directamente concernientes a sus solas ideas religiosas (no políticas -aunque lamentablemente, tal y como he dicho seguido se inmiscuye el catolicismo romano en asuntos de polítca-)

1.- La siguiente pagina http://www.anticatolicos.org/ muestra la guerra contra el catolicismo por el resurgimiento de la izquierda y sus medidas neoliberales y modernistas.

2.- La guerra "sucia" entre el PRD y la Iglesia Catolica, en el cual el PRD exige mandar al silencio a la Iglesia Catolica y no haga manifestaciones politicas.

3.- Los grupos fundamentalistas religiosos anticatolicos que publican y llenan a sus feligreses con los textos de Jack Chick, y que fomenta la guerra entre comunidades catolicosedevacantista (cuyos caciques fueron impuestos y protegidos por el PRI) y protestantes.

Ahi tienes tres muestras de anticatolicismo en México.

Los "buenos católicos" (yo se que solo Dios es bueno) - que no se quienes sean-quizas te refieras a aquellos que se persignan y dan golpes de pecho y defienden su religión y llevan en procesión figuras de talla, se flajelan y hacen peregrinaciones de kilómetros de carfretera en bicuicleta solo para inclinarse ante una imágen de una virgen, con independencia a la verdad- seguido se quedan callados ante las injusticias que su correligionarios hacen contra otros.

De igual forma podria decir lo mismo de los evangelicos que van a diario su templo, oran a Dios, danzan a Cristo, ayunan, leen la biblia y se quedan callados ante las injuesticias de sus correligionarios contra catolicos, u personas de cualquier otra profesion de Fe, pero seria injusto, asi como es injusto que tu NOS culpes a todos los catolicos que intentamos ser fieles a nuestro Credo por la culpa y pecados de unos cuantos.

Dios te guarde.
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Del docto a OSO
Me queda claro que tu negativa a debatir sobre hechos históricos es porque no tienes la formaciòn para hacerlo; pero entonces muchas de tus afirmaciones muy posiblemente estan basadas en propaganda anticatòlica FALSA.

Siempre lo mismo. La descalificación personal hecha por el menos calificado para hacerla.

Calvus turpis nihil compton
- Nada mas despreciable que un calvo que finge tener pelo :9:
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Tan negro como la protestante desde sus inicios, si no estas de acuerdo vamos a debatir y analizar esto en bse a estudios historiográficos.





Si no hubiera quien se la pasa haciendo uso de la falsa propaganda anticatólica este hilo sería inútil; pero hay personas como tú que insultan a la Iglesia y dicen cosas que no tienen ninguna base histórica.



Si ya se le quitaron las mañas; pero las adoptaron otras personas.



Que buen argumento, destruyes cualquier contraargumento con esa lógica tan "elevada":eggface:

Saludos


Clemente, al buen entendedor, pocas palabras. Si tu iglesia esta libre de pecado, que tire la primera piedra contra los "otros pecadores"
Si no, que se abstenga de acusar.

Porque la madre ha enseñado a sus hijitos los mismos recursos, y muchos dizque protestantes, todos sabemos son en realidad sus vastagos.

Asi es que halá a hacerse la victima en otro lado, que en este foro conocemos que esta es la ultima estrategia para causar lástimas a otros catolicos, engañarles haciendo creer que "roma es perseguida" cuando en realidad es implacable perseguidora.

A otro vaquero, con ese cuento!!!
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Del docto a OSO


Siempre lo mismo. La descalificación personal hecha por el menos calificado para hacerla.

Calvus turpis nihil compton
- Nada mas despreciable que un calvo que finge tener pelo :9:


No se mi estimado Tobi... porque hay algunos individuos que no saben ni donde tienen la cara, pero presumen de ser los reyes del manbo... que me vengan a mi diciendo que lo que traígo es propaganda falsa... conmigo este tipo de sujetos lo tiene algo así como muy crudo, pues yo atizo donde mas duele.
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Clemente, al buen entendedor, pocas palabras. Si tu iglesia esta libre de pecado, que tire la primera piedra contra los "otros pecadores"
Si no, que se abstenga de acusar.

Porque la madre ha enseñado a sus hijitos los mismos recursos, y muchos dizque protestantes, todos sabemos son en realidad sus vastagos.

Asi es que halá a hacerse la victima en otro lado, que en este foro conocemos que esta es la ultima estrategia para causar lástimas a otros catolicos, engañarles haciendo creer que "roma es perseguida" cuando en realidad es implacable perseguidora.

A otro vaquero, con ese cuento!!!


Así es MariaMagdalena, esta gente se cree muy habil, pero por muchas tonterías que digan, yo no voy a dejar de traer escandalos VERDADEROS y mira que si me los niegan, intentaré traer a una victima directa de la pederastía católica, por cierto, esta tarde traigo una historia interesante al tema de la pederestatía en estos foros, voy a llamar a unos cuantos que escriben en otros foros para darle en toa la azotea al listillo que pulula por aquí, me parece que le salió un grano en su santo trasero...
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Es tan evidente la Catolicofobia entre los protestantes, sino, veamos en este forocristiano, cuantos temas anticatólicos hay, no veo un solo tema en que un bautista acuse de los errores de los adventistas o viceversa, etc. etc, etc. será que nunca han cometido errores o que tienen todos la misma doctrina?....bueno, son cosas que dios permite después de todo...paz y bien para todos y a los católicos, FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN (no sé si hay otras denominaciones que la celebran, si las hay, lo mismo les deseo)
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Clemente, al buen entendedor, pocas palabras. Si tu iglesia esta libre de pecado, que tire la primera piedra contra los "otros pecadores"
Si no, que se abstenga de acusar.

Bueno, si tú estás libre de pecado, tira la primera piedra, sino abstente de acusar, Ok? :eggface:

Porque la madre ha enseñado a sus hijitos los mismos recursos, y muchos dizque protestantes, todos sabemos son en realidad sus vastagos.

Ah, ¿y los verdaderos protestantes son los anticatólicos?


Asi es que halá a hacerse la victima en otro lado, que en este foro conocemos que esta es la ultima estrategia para causar lástimas a otros catolicos, engañarles haciendo creer que "roma es perseguida" cuando en realidad es implacable perseguidora.

A otro vaquero, con ese cuento!!!

¿Lástima? :no: :no: :no: :no:

Este hilo es para tratar la falsa propaganda anticatólica; si gustas debatir con bases serias podemos hacerlo y sino (con tus palabras) "halá a hacerse la victima en otro lado".

Saludos :10:
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Bueno, si tú estás libre de pecado, tira la primera piedra, sino abstente de acusar, Ok? :eggface:



Ah, ¿y los verdaderos protestantes son los anticatólicos?




¿Lástima? :no: :no: :no: :no:

Este hilo es para tratar la falsa propaganda anticatólica; si gustas debatir con bases serias podemos hacerlo y sino (con tus palabras) "halá a hacerse la victima en otro lado".

Saludos :10:


EStimado Clemente:
El hecho ciertísimo que en la doctrina católica romana se predique:
1) abstinencia sexual de tooooodos los sacerdotes -cuando la Palabra establece que solo algunos son capaces de llevarlo- y cuyos frutos inefables vale mas ni intentar describir.
2) El culto a María como co-redentora, mediadora, abogada, y su latría
3) La compra y venta de imagenes, sellos, medallas, cuadros, ireliquias, idolos, etc
4) El culto a los santos muertos
5) la oracion a los santos muertos
6) El reinado del papa
7) la enseñanza de la infabilidad papal -probadamente falible-
8) Las ramas del catolicismo como el opus-dei, los temibles jesuitas, etc.
9) El control espiritual que quiere ejercer la iglesia romana catolica al autodenominarse la unica que salva -como si la salvacion viniera de la iglesia, y no de Dios
10) otro evangelio -el catecismo
11) otros libros -apócrifos
12) otro camino al Padre -al hijo a traves de maria-
13) el ecumenismo religioso
14) la desacreditación de la Biblia como única fuente de fe y doctrina.
15) la imposicion de tradiciones humanas como "revelaciones"
y un sin fin de doctrinasd de demonios mas, a eso nos oponemos los cristianos nacidos de nuevo -ese es el anticatolicismo al que te refieres?

Bueno, luego entonces sí somos anticatolicos.
Pues lo que el anticatolicismo enseña es de hecho ANTICRISTIANO

ALGUNA PREGUNTA?
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

Hola Sr. Oso,


¿Que? Si este famoso "stableshiment" que tu mencionas peleo durante 72 años para lograr lo que hoy tiene, libertades politicas, democracia en crecimiento y fuerza politica para el PAN y libertad religiosa para la Iglesia Catolica.



¿Que me dices de los Evangelicos que toman parte de esa "ultraderecha" Mexicana? Ahi tienes varios ministerios en el famoso Bloque Cristiano contra el aborto y la eutanasia, cerrando filas para preservar la moral y la costumbre cristianas que hoy en dia esta en peligro de extincion.



Nombre, palabras que gritaron contra la marcha antiaborto como "fanaticos", "Santurrones", "persinados" y demas adjetivos calificativos no son simbolos de estigmatizacion sino saludos corteses ¿verdad?



1.- La siguiente pagina http://www.anticatolicos.org/ muestra la guerra contra el catolicismo por el resurgimiento de la izquierda y sus medidas neoliberales y modernistas.

2.- La guerra "sucia" entre el PRD y la Iglesia Catolica, en el cual el PRD exige mandar al silencio a la Iglesia Catolica y no haga manifestaciones politicas.

3.- Los grupos fundamentalistas religiosos anticatolicos que publican y llenan a sus feligreses con los textos de Jack Chick, y que fomenta la guerra entre comunidades catolicosedevacantista (cuyos caciques fueron impuestos y protegidos por el PRI) y protestantes.

Ahi tienes tres muestras de anticatolicismo en México.



De igual forma podria decir lo mismo de los evangelicos que van a diario su templo, oran a Dios, danzan a Cristo, ayunan, leen la biblia y se quedan callados ante las injuesticias de sus correligionarios contra catolicos, u personas de cualquier otra profesion de Fe, pero seria injusto, asi como es injusto que tu NOS culpes a todos los catolicos que intentamos ser fieles a nuestro Credo por la culpa y pecados de unos cuantos.

Dios te guarde.
Hola Sr. Oso,


¿Que? Si este famoso "stableshiment" que tu mencionas peleo durante 72 años para lograr lo que hoy tiene, libertades politicas, democracia en crecimiento y fuerza politica para el PAN y libertad religiosa para la Iglesia Catolica.



¿Que me dices de los Evangelicos que toman parte de esa "ultraderecha" Mexicana? Ahi tienes varios ministerios en el famoso Bloque Cristiano contra el aborto y la eutanasia, cerrando filas para preservar la moral y la costumbre cristianas que hoy en dia esta en peligro de extincion.



Nombre, palabras que gritaron contra la marcha antiaborto como "fanaticos", "Santurrones", "persinados" y demas adjetivos calificativos no son simbolos de estigmatizacion sino saludos corteses ¿verdad?



1.- La siguiente pagina http://www.anticatolicos.org/ muestra la guerra contra el catolicismo por el resurgimiento de la izquierda y sus medidas neoliberales y modernistas.

2.- La guerra "sucia" entre el PRD y la Iglesia Catolica, en el cual el PRD exige mandar al silencio a la Iglesia Catolica y no haga manifestaciones politicas.

3.- Los grupos fundamentalistas religiosos anticatolicos que publican y llenan a sus feligreses con los textos de Jack Chick, y que fomenta la guerra entre comunidades catolicosedevacantista (cuyos caciques fueron impuestos y protegidos por el PRI) y protestantes.

Ahi tienes tres muestras de anticatolicismo en México.



De igual forma podria decir lo mismo de los evangelicos que van a diario su templo, oran a Dios, danzan a Cristo, ayunan, leen la biblia y se quedan callados ante las injuesticias de sus correligionarios contra catolicos, u personas de cualquier otra profesion de Fe, pero seria injusto, asi como es injusto que tu NOS culpes a todos los catolicos que intentamos ser fieles a nuestro Credo por la culpa y pecados de unos cuantos.

Dios te guarde

1.- El asunto de posibles "ultraderechistas evangélicos" me parece algo extraordinario y carecen en todo caso de la penetración política y social que la iglesia de Roma ha ejercido en México por centurias ya. De ser cierto esto que mencionas, seria igual de reprobable que evangélicos esten inmiscuidos en la política de estado y formen parte del "stableshiment" contraviniendo así las palabras de nuestro Señor Jesucristo en cuanto a no enredarnos en los negocios de este mundo.

Me gustaría presentaras pruebas documentales de lo que estas afirmando.

2.- El PRD no está contra la ICR, sino contra el cristianismo, esat guerra polítca liberal es contraria no solo al tradicionalismo católicoromano, sino contra la dignidad del hombre en el marco del "humanismo" donde el hombre y no Dios es la medida de todas las cosas.

La izquierda no esta en pro del aborto, como la ICR explica a la sociedad; sino a fovor de que la mujer decida y en caso de asi hacerlo contar con el apoyo médico y no que se continué perpetuando en la clandestinidad; esto es, que la mujer no muera por falta de atención médica. Lo anterior no es mejor simplemente aclaro que la propuesta política (la cual repruebo también al igual que tú) es para evitar lo clandestino. Lamentablemente sabemos que hacer esto multiplica dicha práctica en países en donde se ha legalizado.

Las iglesias cristianas estamos vs el aborto, hemos enviado cartas y hecho manifestaciones de desaprobación a tal ley; así es que me parece no es "anticatolicismo", eso se llama paranoia; es anti cristianismo, asunto mas amplio y apropiado en este caso.

Es un hecho que la ICR contrasta con las iglesias de confesión evangélica pues esta suelen no meterse tanto en asuntos de estado como aquella y resulta natural que las confrontaciones políticas sen mas álgidas con dichos partidos de izquierda. Pero en realidad la confrotación moral (no política nos afecta por igual a católico romano sy evangélicos; asi es que no me parece específicamente "anticatolicismo" esto que afirmas.


3.- Los textos Jack Chick, son eso. Literatura barata que la mayoría de evangélicos no leemos, que pone a la ICR en perspectiva histórica a veces incómoda, es cierto, pero de eso a que sea el mejor alimento que se consume hay mucho trecho.

No se tiene documento histórico que soporte lo que tu afirmas respecto a que los caciques fueron puestos por cristianos evangélicos, en cambio se tienen muchas pruebas documentales que son los cristianos evangélicos las víctimas de estos caciques.


Visité la página "anticatólica en México" y resulta que es española; y lo que he visto es mas bien un alud de comentarios a favor de la iglesia de Roma. Yo mismo he puesto ya mi comentario a favor de su causa contra el aborto, al ateismo, la homosexualiad y en pro del evangelio de Cristo.

Me parece que esta página lejos de preocuparte debería ser una excelente ocasión para que invites a todos tus conocidos a colocar comentarios como el que he puesto ya.

En este tipo de guerra estamos en el mismo equipo católicos y protestantes; no están pues solos.:Group-Hug


4.- Ciertamente los evangélicos no nos hemos caracterizado por luchar políticamente y te concedo mucha razón en esto pues seguidamente guardamos silencio

Un saludo

Un saludo.
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

22 de noviembre de 2006
Menos estudiantes optan por religión
En el curso 2003-2004 el porcentaje de estudiantes, que se apuntaba a clase de religión era del 54.3% en secundaria y del 40.8% en bachillerato.

Tan solo 3 años más tarde, la religión ha perdido nada menos que 6 puntos, siendo en este 2006-2006 solo un 48% los estudiantes que han optado por religión en secundaria, y ya un minoritario 36% en bachillerato.
La diferencia es aún mayor si descontamos los colegios concertados, los cuales están obligados por ley a ofrecer alternativas, pero donde los estudiantes no optan a ellas debido a posibles discriminaciones. En algunos de estos colegios concertados incluso tienen que quedarse en clase, escuchándola, pero realizando otras actividades (leer, escribir...).

A mí me resulta curioso que la iglesia, en lugar de decirnos en qué gasta nuestras limosnas (no publican cuentas), se dedique a construir colegios solo para ricos, como si en el mundo no hubiese otras necesidades que la de adoctrinar a quien en el futuro tendrá el dinero: los hijos de los ricos. Quieren tener el control de estos niños, solo de los ricos, adoctrinándolos desde bien pequeñitos.
Por otra parte, no me extraña que los que sí pueden elegir, no lo hagan. ¿Quien quiere "aprender" que la mujer debe fregar el suelo, que un divorciado/a es egoísta o que los homosexuales están enfermos? Porque eso es lo que se "aprende" ahí.
¿Quien quiere aprender que que tu Dios te va a castigar rencorosamente al final de tu vida si no te portas "como ellos digan"?
¿Dónde está el Dios del amor? ¿En la iglesia?

Publicado por Anti Católico en La iglesia en España | Enlace permanente | Comentarios (8)
La teoría de la evolución es irracional
La perla, la soltó el papa Benedicto XVI y se quedó tan ancho: "La teoría de la evolución es irracional".

El papa hizo estas manifestaciones durante su viaje a Alemania, el Septiembre pasado. Con firmeza, el Pontífice subrayó que los cristianos creen que en el origen está en Dios y la razón y no en la irracionalidad.


El papa Benedicto XVI en la Universidad de Regensburg, Alemania
Lo primero que llama la atención es, que este señor, considere más racional creer en un Dios que se esconde, al que hay que adorar porque debe tener problemas de autoestima, y que envió a su hijo para hacer milagritos por aquí y por allí.
Para él, lo irracional es una teoría como la de la evolución, que aunque no esté demostrada (por eso no es ley, sino teoría) está ampliamente aceptada por la comunidad científica y que se enseña en todos los colegios del mundo.

Y no se quedó ahí, ya que además se permitió el lujo de asegurar que la ciencia fue creada para demostrar la no existencia de Dios y su inutilidad.
¿QUUUUEEEE??? Osea, que ahora la ciencia es el demonio, como en la edad media cuando formulaba leyes (o teorías) en contra de la tierra plana, o en contra de la tierra como centro del universo. ¿La ciencia es el demonio? ¿Lo ha sido durante su historia? ¿Quiere este papa satanizar a los científicos? Perdónenos usted por seguir investigando, descubriendo o inventando cosas, perdónenos!

Más información sobre la teoría de la evolución biológica.
Fuente de la noticia: 20minutos, Terra

Publicado por Anti Católico en Iglesia y ciencia | Enlace permanente | Comentarios (10)

21 de noviembre de 2006
Colaboradores
En esta página publicaremos un listado de colaboradores y webs que linkan a Anticatolicos.orgPara aparecer en esta lista, tienes más información aquí.

Colaboradores:


Publicado por Anti Católico | Enlace permanente | Comentarios (14)
Desafío anticatólico
Necesitamos tu ayuda para que nuestro anticatolicismo llegue a un mayor número de personas, es por ello que hemos diseñado un "desafió anticatólico" con el objetivo de llegar al mayor número de personas posibles.
¿Cómo funciona?
Queremos aparecer en google cuando alguien busque "católicos", o "iglesia católica".
Para lo cual necesitamos la ayuda de todos aquellos que tengáis un Blog, o una página web.

Ejemplo:
Cuando buscas en google la palabra "ladrones", en primero lugar aparece la página web de la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores).
Esto es así porque muchas páginas web y Blogs han linkado a la página de la SGAE utilizando la palabra "ladrones". Como en la mayoría de links viene la palabra "ladrones", google identifica que dicha página es sobre "ladrones".

Nosotros queremos hacer llegar nuestro contenido, a todas esas personas que están buscando por la iglesia católica en google. Arrebatarles esa posición. ¡Te necesitamos!

Desafío anticatólico
Nosotros queremos aparecer en google cuando alguien busque "católicos", porque es a esos a los que queremos hacer llegar nuestro mensaje, divulgar nuestra verdad.

¿Cómo poner un link a Anticatolicos.org?

Copia y pega el siguiente código HTML en tu página web o blog:

<a href="http://www.anticatolicos.org">Iglesia católica</a>


También puedes utilizar cualquiera de los siguientes logos:



Si utilizas nuestros logos para crear el link, recurda que debes ponerle como título la palabra "Iglesia católica".

<a href="http://www.anticatolicos.org">
<img border=0 src="URL_AL_LOGO" alt="Iglesia católica"></a>


Envíanos un email o un comentario con el lugar donde hayas puesto el link, o el logo, y te incluiremos en nuestra lista de "Colaboradores".

Publicado por Anti Católico | Enlace permanente | Comentarios (30)

Enterate, clemente, los anticatolicos son catolicos que se les estan rebelando, no Cristianos nacidos de nuevo....
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

EStimado Clemente:
El hecho ciertísimo que en la doctrina católica romana se predique:
1) abstinencia sexual de tooooodos los sacerdotes -cuando la Palabra establece que solo algunos son capaces de llevarlo- y cuyos frutos inefables vale mas ni intentar describir.
2) El culto a María como co-redentora, mediadora, abogada, y su latría
3) La compra y venta de imagenes, sellos, medallas, cuadros, ireliquias, idolos, etc
4) El culto a los santos muertos
5) la oracion a los santos muertos
6) El reinado del papa
7) la enseñanza de la infabilidad papal -probadamente falible-
8) Las ramas del catolicismo como el opus-dei, los temibles jesuitas, etc.
9) El control espiritual que quiere ejercer la iglesia romana catolica al autodenominarse la unica que salva -como si la salvacion viniera de la iglesia, y no de Dios
10) otro evangelio -el catecismo
11) otros libros -apócrifos
12) otro camino al Padre -al hijo a traves de maria-
13) el ecumenismo religioso
14) la desacreditación de la Biblia como única fuente de fe y doctrina.
15) la imposicion de tradiciones humanas como "revelaciones"
y un sin fin de doctrinasd de demonios mas, a eso nos oponemos los cristianos nacidos de nuevo -ese es el anticatolicismo al que te refieres?

Bueno, luego entonces sí somos anticatolicos.
Pues lo que el anticatolicismo enseña es de hecho ANTICRISTIANO

ALGUNA PREGUNTA?

Claro que te tengo una pregunta: ¿QUÉ TIENE QUE VER ESTO QUE ESCRIBES CON EL TEMA?

Yo sé, mejor que tú te lo aseguro, lo que cree, predica y enseña la Iglesia Católica; pero no estamos hablando de eso en este hilo; sino tienes los argumentos para debatir lo que trata este hilo de discusión no es asunto mio.

Si lees el primer aporte mio con el que se abre este hilo te darás cuenta de lo que se trata y ya decidiras tú si quieres, o si puedes, debatir en él.

Saludos:9: :9: :9: :9: :9: :9: :9:
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

mas anticatolicos catolicos

El asalto feminista al sacerdocio
Por Donna Steichen


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Todos sabemos, ¿ no es cierto?, que se está librando hoy una guerra en la Iglesia Occidental. Las feministas son prominentes entre los rebeldes. La mayor parte de los católicos, laicos y clérigos, están seguros de que saben el por qué las feministas están furiosas: porque ellas quieren ser sacerdotes. No es sorprendente que piensen así, ya que las feministas lo repiten constantemente, pero espero probar que no es cierto.

Las autoridades de la Iglesia que malinterpretan esto, no llegan a reconocer la naturaleza del enemigo, lo que imposibilita que la Iglesia gane, a no ser por directa intervención divina. Como muchas otras personas, tales autoridades piensan que hay una clase de feministas "buenas" en contraposición a feministas "radicales". Es verdad que no todas las religiosas feministas comparten la visión mas radical. Las feministas ocupan una gama que va desde sencillas seguidoras a militantes tan llenas de resentimientos que tienen creencias contradictorias en su pensamiento; hasta dirigentes muy astutas que manipulan a las ignorantes que están en sus filas. Pero el feminismo está intrínsicamente equivocado, aún cuando intenta hacer un bien.

Esto se debe, como señaló Juan Pablo II, a que el feminismo es una ideología, una teoría social con una sola explicación estructural de todos los males del mundo. Es una doctrina que quiere ser una respuesta a todo y que, con sus planteamientos quiere tener precedencia sobre cualquier otra cosa, aún la Revelación Divina. No ven a la Iglesia como una sociedad divina fundada por el Hijo de Dios hecho hombre, sino simplemente como un sociedad humana que puede cambiarse por presión política.

El catolicismo no oprime a las mujeres, aunque los católicos pecadores sí quizás lo hagan. Lo que impulsa al feminismo católico no es ni la opresión, ni la exclusión de las mujeres del sacerdocio. Hay pocas mujeres que quieren ser sacerdotes. Por ejemplo Marianne Neisen, quien perteneció a la congregación Franciscana de Nuestra Señora de Lourdes en Minnesota, durante 18 años; es ahora la "Reverenda" Niesen, pastora de 2 pequeñas iglesias metodistas en el Estado de Montana. Pero su caso es tan raro que no encuentro otro ejemplo que pueda citar y aún la revista TIME no pudo encontrar un segundo ejemplo. Pero a pesar de ella, el movimiento feminista católico no está empeñado en lograr la ordenación sacerdotal. Lo que el movimiento quiere es acabar con el sacerdocio, la destrucción de las órdenes clericales. ¿ Es esta una acusación demasiado grave?

El feminismo ("religioso radical") es parte de una fuerza revolucionaria más amplia, organizada contra la Iglesia actualmente. Los hombres y las mujeres feministas rechazan los dogmas más básicos de la fe, todo patriarcado, todo papel natural, toda autoridad jerárquica, aún la de Dios. Insisten en que la realidad no es fija sino infinitamente adaptable. Su objetivo es la autonomía absoluta. No están contentas con la libertad "legal" para adoptar lo que la Iglesia llama el mal, exigen que Ella se les una en llamar bien al mal.

Naturalmente, la Iglesia debe decirles la verdad. Tal como el Papa Juan Pablo II dio el ejemplo, sencillamente siendo fiel a su deber, cuando escribió su encíclica "Veritatis Splendor", la Iglesia no puede cambiar la realidad para acomodarse a la voluntad del pecador o dar su bendición a cualquier cosa inmoral que quiera hacer. Pero las disidentes perciben las enseñanzas morales de la Iglesia como un reproche y por eso llegan a odiar a la Iglesia, como si ésta, por afirmar sus enseñanzas, no estuviera mostrando la realidad, sino creándola. "No serviré", gritan, "Que se haga Mi voluntad".

No necesito decirles cómo esta revolución ha devastado la cultura católica en los últimos 30 años. Las órdenes religiosas están muriendo, las iglesias están siendo abandonadas, los conventos y escuelas están vacíos en todo el país; los seminarios antes llenos ahora pertenecen a las sectas, cultos y grupos cismáticos. Peor aún, miles de católicos, traicionados por aquellos en quienes confiaban, han desertado de la Iglesia. Los escándalos públicos entre el clero y los religiosos, que son tan vergonzosos, han contribuido menos a esas deserciones que el hecho de que la mayor parte de la educación religiosa haya estado vacía o envenenada. Los que disienten han revivido errores teológicos y morales sobre la naturaleza de Dios, la persona de Cristo, la autoridad del Magisterio y otras doctrinas que la Iglesia condenó hace mucho tiempo, desde el pelagianismo hasta el neo-paganismo. Algunos niegan que la verdad puede conocerse e incluso que pueda haber verdades inmutables; estos argumentos usados por ellos son refutados por "Veritatis Splendor". La presunción es cosa corriente. (El amor incondicional no castigará mis pecados.) Las católicas feministas no inventaron esas ideas, pero las usan para sus propios fines, llamando explícitamente a sus actividades "subversión política". Ellas son la "tropa de choque" de la revolución eclesiástica, los más encarnizados enemigos de la Iglesia hoy. Sin embargo, permanecen como la influencia más poderosa en la Iglesia americana dominando su personal profesional y burocrático, desde las oficinas de la conferencia episcopal hasta la parroquia local.

Esto se debe a que una parálisis inexplicable de la voluntad impide que muchos en la jerarquía ejerzan su autoridad para disciplinar a los rebeldes en su propia burocracia. Así muchos empleados de la iglesia han abandonado la fe sin perder sus posiciones estratégicas, y aunque las dirigentes feministas radicales hacen muy poco esfuerzo por esconder su odio a la Iglesia, a las Sagradas Escrituras, a Jesús Redentor y a Dios Padre, siguen llamándose católicas inpunemente y se salen con la suya.

Rosemary Ruether, prominente vocera feminista que se identifica como "teológa católica", alabó a la hermana Miriam Teresa Winters por acuñar la frase "apostatando sin irse", para describir cómo hacen las feministas para rechazar la cristiandad histórica sin perder sus empleos en la Iglesia, porque si se van no podrían trabajar desde adentro como "agentes transformadores".2 La hermana Miriam Teresa enseña en un seminario de diferentes religiones en Hartford, Connecticut, y dirigió el congreso Arquidiocesano de Educación Religiosa de Los Angeles, California, en el invierno de 1993.

La encuesta Gallup

En junio de 1992 una coalición de católicos rebeldes publicó los resultados de una encuesta Gallup que ellos habían patrocinado. Pretendió esa encuesta mostrar que el 65% de los laicos católicos creen que las mujeres deben ser sacerdotes (en 1974 era el 29%). Puesto que la mayoría de las 802 personas que fueron entrevistadas no eran católicos practicantes (es decir, no asistían a Misa los domingos con regularidad)3, la validez de la encuesta es dudosa. Si se le pregunta al católico promedio (aún al que asiste a la misa del domingo), qué es lo que quieren las feministas, le dirán que ellas quieren ser sacerdotes; si le pregunta porqué las mujeres no pueden ser sacerdotes, probablemente le dirá "porque lo dice la Iglesia".

Unos pocos dirán que la Iglesia dice que el sacerdote debe ser hombre porque Jesús es hombre, pero sin duda la mayoría acepta la ley por obediencia a la autoridad. Eso no quiere decir que no estén de acuerdo, pero probablemente pocos quieren que se les pregunte por argumento razonado contra la ordenación de las mujeres. En esta época de igualdad, la mayor parte de la gente no entiende por qué se le niega una posición a alguien que está físicamente capacitado y por lo tanto la prohibición de ordenar mujeres al sacerdocio les parece discriminatoria. No solamente parece discriminatoria, sino que defenderla no es fácil hoy día. La mayor parte de los católicos prefieren cambiar el tema.

Pero no las católicas feministas, a quienes les encanta discutir sobre esto. Aunque su caso se basa en las emociones (su dolor y angustia de ser excluídas por ley de la Iglesia de hacer lo que ellas quieren) está lleno de contradicciones (insisten en que el género no debe ser un factor en el sacerdocio, pero juran que un sacerdote hombre no puede representarlas en el altar). Sin embargo, algunos de sus argumentos contra la discriminación en relación con el sacerdocio pueden parecer plausibles.

(P)(pregunta) Si como dice San Pablo: "en Cristo no hay judío o griego, ni esclavo ó libre ni hombre ó mujer", ¿ no es injusto negarles a las mujeres participación en la jerarquía?

(R)(respuesta) La Iglesia no considera tal discriminación injusta porque es de origen divino y Jesús no puede ser injusto. Consideremos lo que significa discriminar. El diccionario Webster dice: "ver las diferencias entre las cosas; distinguir entre ellas,seleccionar, diferenciar, hacer distinciones; (último) mostrar parcialidad en favor o perjuicio". No es necesariamente injusto. No discriminar significa tratar sin distinguir las diferencias. La justicia legal se supone que es ciega, pero aún así la corte distingue diferencias; por ejemplo la minoría de edad. Las fuerzas armadas, bomberos y policías discriminan sobre las bases de edad, salud, fuerza física y agilidad. Las universidades discriminan sobre la base de la competencia académica. Ciertamente una madre hace distinciones en el trato con sus hijos porque ella los conoce y los ama y obra por el bien de ellos. La Iglesia también discrimina en seleccionar sacerdotes y uno de los criterios es la masculinidad, y no tiene libertad de cambiarlo ya que es parte de la Tradición Sagrada, ininterrumpida desde que Jesús fundó la Iglesia ordenando a sus doce apóstoles.

(P). Los primeros sacerdotes fueron hombres solamente porque las mujeres no eran aceptadas por las costumbres de la época. Referente a las diaconisas en el Nuevo Testamento prueban que las mujeres estaban trabajando en la Iglesia en tiempo de los Apóstoles. Tumbas antiguas están grabadas con la palabra "presbítera" lo cual prueba que hubo sacerdotes mujeres en la Iglesia primitiva.

(R) Es una conjetura torpe el sugerir que Jesús se abstuvo de ordenar mujeres debido a las condiciones culturales, como si sus propias actitudes estuvieran limitadas por la cultura o porque temía la reacción de los demás. Llamarlo un prisionero de las costumbres de su tiempo es negarle su autoridad divina. En el Nuevo Testamento se ve claramente que El era completamente independiente de las normas culturales: El habló con mujeres, comió con pecadores públicos, confrontó a los hombres que querían apedrear a la mujer adúltera, conversó con la mujer samaritana en el pozo a pesar de que era mujer, una pecadora pública y miembro de una casta despreciada. El se negó a atenuar el anuncio de que El daría a su seguidores su propio Cuerpo y Sangre, aún cuando muchos lo abandonaron.

De hecho, puesto que las sacerdotisas no eran desconocidas en la cultura de Palestina, Jesús probablemente hubiera causado menos controversia al ordenar mujeres que al hablar de comer su Cuerpo y beber su Sangre. Si El lo hubiera querido, habría podido empezar por ordenar a la persona más pura que jamás ha existido: su Madre, la Santísima Virgen María. La Iglesia saca en conclusión que El quiso instituir un sacerdocio exclusivamente masculino.

En cuanto a las diaconisas del Nuevo Testamento, no estamos seguros qué papel desempeñaban. La mayor parte de los expertos creen que ellas ayudaban a las catecúmenas en el bautismo por razón de la modestia. La palabra "presbítera" puede haberse referido a la esposa del sacerdote cuando, antes de Cristo revelar el sacerdocio, a los sacerdotes se les permitía casarse. Pero la Iglesia concluye que no ha habido ordenación de sacerdotisas ni diaconisas. Ninguna mujer ha sido nunca ordenada legalmente como sacerdotisa católica; aunque a finales del siglo segundo San Irineo y Tertuliano, Padres de la Iglesia, condenaron a las sectas gnósticas herejes por tratar de ordenar mujeres. Las mujeres trabajaban sin duda en la Iglesia primitiva como han trabajado grandemente en la Iglesia desde entonces, pero es Tradición ininterrumpida (anterior a las Escrituras) que la Iglesia no puede ordenar a las mujeres en el sacerdocio porque Jesús no lo hizo.

¿Por qué El no lo hizo?

Dios puede hacer lo que quiera; nosotros solamente podemos especular el porqué, y ello nos sugiere posibles razones. Puede ser que Dios haya escogido un sacerdocio exclusivamente masculino para darles a los hombres un papel esencial e irreemplazable en la Iglesia. Porque El es el Creador de todas las cosas, El da la vida y la gracia, es el iniciador de toda relación entre nosotros, (todos somos pasivos - tal como la cualidad femenina- ante El, al recibir y al responder). Por tanto, los hombres tienen un obstáculo psicológico inicial que deben superar antes de entregarse a Dios, un obstáculo que las mujeres no tienen que superar. Un vistazo a cualquier iglesia en las misas de entre semana muestra una mayoría de mujeres. En las culturas que hacen gran énfasis en la masculinidad "machista", la religión tiende a ser dominio de las mujeres; después de la Primera Comunión, los hombres aparecen en la iglesia principalmente en los funerales y en las bodas. El abrir el altar a las mujeres, monaguillas y sacerdotisas, reforzaría el impulso de dejarles la religión a las mujeres y la salida de los hombres sería como una huída. El Padre Walter Ong, S.J., dice que la iglesia de hecho está tan feminizada que la exclusividad del clero masculino puede ser necesaria como una "fuerza de equilibrio" a la masculinidad, no como dicen las feministas que es un "propósito gratuito de los hombres patriarcales para dominar". Si la Iglesia fuera más femenina no habría lugar en ella para los hombres.4

¿Caso concluido? No. Es irónico que la Iglesia tenga que sostener una controversia con los agitadores feministas (quienes niegan su autoridad, para interferir con su autonomía) porque sus argumentos son una cortina de humo para engañar al resto de nosotros en relación con sus verdaderos propósitos. Contrario a la creencia popular, el movimiento feminista no quiere la ordenación y nunca la ha querido. Fíjense en estas declaraciones públicas hechas por prominentes dirigentes del movimiento:

Rosemary Ruether, WOC Conference, Detroit, 1975:
"Las mujeres deben quitarse de la mente la falsa idea de que el sacerdote posee un "poder" sacramental que la comunidad no tiene".

Women Church Conference, Chicago, 1985:
"La mayor parte de las mujeres católicas romanas no pueden ni desean ser ordenadas al sacerdocio como se define actualmente".

Mary Joe Weaver, New Catholic Wm, 1985, 161:
Elizabeth Schüssler Fiorenza "es muy cautelosa con respecto a las mujeres que buscan la ordenación dentro del sistema actual y ha hecho muchos esfuerzos para alertar en contra de un `nuevo clericalismo' si se busca la ordenación sin cambios estructurales significativos".

Mary Hunt, WOC Awards Dinner, New Women/New Church, mayo/junio 1987:
"Sugiero que abandonemos la ordenación dentro de este horrible sistema y favorezcamos el ministerio de acuerdo con nuestras propias estipulaciones."

Inside Stories, 23rd Publication, 1987, 132:
"Aunque fue una estrategia inteligente el comenzar hablando de la ordenación, sería ahora una experiencia de asimilación si las mujeres fueran ordenadas... eso no significa disminuir las presiones."

Diann New, Co-directora de WATER 5, Concilium, 1982):
"Las mujeres nunca querrían celebrar la Eucaristía en la presente Iglesia jerárquica-patriarcal."

Barbara Ferraro, ex-monja, (New Women/New Church, mayo/junio 1987):6
"Yo rechazo totalmente el sacerdocio tal como existe hoy."

Ruth Fitzpatrick, Women Church Convergence, Cincinnati 1987:
"El fin no es que las mujeres sean ordenadas en el estado clerical sino renovar el ministerio sacerdotal".

New Women, New Church, Invierno de 1993:
"La ordenación no es la respuesta, necesitamos lograr las conecciones y romper el sistema patriarcal antes de que nos destruya a nosotras y a toda la Iglesia."

P. Francis Murphy, Obispo Auxiliar de Baltimore, ("Let's Start Over." Commonwealth, sept. 25, 1992):
"Yo estoy personalmente a favor de la ordenación de las mujeres en un ministerio sacerdotal renovado".

La clave del movimiento feminista es la ambigua e indefinida frase: "un ministerio sacerdotal renovado", que es un llamado a "acabar con el estado clerical", un asalto al sacerdocio católico que abarca 5 estrategias:
1. Negar que las autoridades de la Iglesia tienen el poder de ordenar al sacerdocio
2. Negar que el sacerdote puede consagrar la Eucaristía
3. Negar (por lo menos por omisión) la Real Presencia de Cristo
4. Creación de una liturgia con lenguaje feminista (falseando los dogmas de la Revelación)
5. La espiritualidad feminista


Buenas noticias

La WFF-Women for Faith and Family (Mujeres para la fe y la familia), se opuso a los 3,600 miembros de la Conferencia para la Ordenación de la Mujeres; 50,000 mujeres católicas han firmado espontáneamente su afirmación de Fé y promesa de fidelidad al Magisterio. Hay miles de grupos marianos. La resistencia a las malas catequesis está aumentando. Padres y jóvenes se dan cuenta de que deben enseñar ellos mismos la fe a sus hijos. Además del movimiento de las escuelas en el hogar, se han abierto escuelas dirigidas por los padres, y por religiosos ortodoxos en la fe y la moral, en la mayor parte de los Estados. Familias católicas heróicas hacen hoy por la Iglesia lo que hicieron los monasterios de épocas antiguas: preservar la fe y trasmitirla. ¿Qué debemos hacer el resto de nosotros por la fe ?:

Asista a la Eucaristía diariamente, si es posible. Conságrese usted y su familia a la Santísima Virgen, recen el rosario. Apoye a su parroquia. Cuide de sus hijos; inscríbalos solo a los programas de la Iglesia que siguen el Magisterio; reconstruya la cultura católica desde su hogar como iglesia doméstica. Sea profético, defienda la fe, aún en algunas reuniones de la iglesia donde no se sigue el Magisterio de la Iglesia. Rece por los que se oponen, buscando su conversión. Rece por la gracia de la perseverancia en la fe. Ame con caridad a los que están en desacuerdo sin por ello tener que aceptar de ellos, aquello que va contra la fe y la moral. Rece por el don de la fortaleza. Busque la compañía de otros laicos creyentes.

Defender la fe demanda de nosotros todo lo que tenemos de fe, esperanza y caridad, de valor para decir la verdad frente a la crítica y con paciencia para soportar el fracaso aparente. Nuestra única contribución cierta es la santidad personal; debemos reformarnos nosotros mismos, hay que acordarse que nadie es inmune al pecado y al error.

Donna Steichen es una periodista católica que es también esposa, madre, maestra y líder comunitaria. Sus numerosos artículos han sido publicados en la prensa católica y secular y su libro "Ungodly Rage - The Hidden Face of Catholic Feminism" se ha hecho famoso. Este artículo es la traducción editada de su charla en el congreso mundial de Human Life International, abril de 1994.

1. "God and Women", Time, noviembre 23, 1992. 2. Rosemary Ruether, "Women Church: A Way to Stay While Patriarchy Wears Away", National Catholic Reporter, agosto 13 de 1993, 22. 3. 35% de esos 55 y más, y 73% de estos 35 o menos, NO asisten a misa semanalmente. 4. Revista America, diciembre de 1992. 5. Y de acuerdo a WOC: New Women New Church, la amante de Hunt. 6. Con la Hna.Barbara Ferraro, NDdN, Sor Patricia Hussey rehusó retractarse de firmar el anuncio de CFFC (Católicas por el Derecho a Decidir) publicado en el New York Times, 2 de marzo de 1986. El comentario se hizo en la cena de premios del WOC, en 1987, y se reportó en New Women/New Church.



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http://www.vidahumana.org/vidafam/anticath/asalto-sacerdocio.html
 
Re: Propaganda (falsa) anticatólica

ANTICATOLICOS CATOLICOS? desde siempre!!

http://apologetica.org

Síntesis de los discursos
del Obispo Strossmayer
durante el Concilio Vaticano I
(1869-1870)

La verdad sobre sus discursos.

Ivan Tomas, Studia Croatica


Véase también nuestro pequeño aporte a la "limpieza del nombre" de este gran obispo católico. O bien todo el artículo de Ivan Tomas sobre las ideas y la participación de Strossmayer durante el Concilio Vaticano I.

Tomado de

Ivan Tomas

"Studia Croatica" Volumen 32-35 - Año X
Buenos Aires 1969, pp. 54-88.



Primer discurso: 30 de diciembre 1869.[1]

En una breve introducción, Strossmayer destacó su manera sincera de hablar y de presentarse abiertamente, solicitando a los presentes que lo escuchasen con aquel espíritu de amor, que predicaban San Pablo y San Agustín. Al mismo tiempo anunció que iba a referirse al esquema propuesto sobre la constitución dogmática relativa a la doctrina católica y, luego, entraría en el contenido y la forma de la proposición[2]. Strossmayer conocía bien el Reglamento conciliar y resultaba para él claro que el Papa había determinado que las decisiones y los cánones del Concilio habrían de ser publicados en la siguiente forma: “Pius episcopus…, sacro approbante Concilio” (Pío obispo. . . con aprobación del Concilio), pero no obstante se atrevió a demostrar que le habría correspondido mejor otra forma más conforme con la tradición eclesiástica. La doctrina sobre las relaciones entre el Papa y la totalidad de los obispos, así como las necesidades de la Iglesia y el cristianismo contemporáneo, habría resultado más visible y más clara como el papel esencial desempeñado por los obispos al lado del Papa. Es especialmente digno de mención que Strossmayer expresamente puntualizara “collegium episcoporum” y los derechos de este “colegio de obispos” en la administración y la doctrina de la Iglesia. La insistencia de Strossmayer en esta mención de “colegio de obispos” parecía, hace cien años, a la mayoría de los padres conciliares y a los especialistas en teología como algo no muy claro, superfluo, incluso rebelde, porque la primacía y la infalibilidad del Papa protegían suficientemente a la Iglesia, a sus sacerdotes y a los fieles en su totalidad. Pero en tiempos del Concilio Vaticano II, el colegio episcopal y, después del Concilio, el sínodo de obispos católicos que se reúna de vez en cuando bajo la guía del Pontífice son ya instituciones que denotan significativos dentro de la Iglesia y en el mundo. Esta es ya por sí sola una justificación suficiente de la idea y los anhelos de Strossmayer así como de su entusiasmo, manifestado al defender la idea del colegio episcopal.

Al destacar la unidad y el necesario consenso del Papa y de la totalidad de los obispos en las decisiones conciliares y en toda la labor del Concilio, Strossmayer corroboraba no sólo la plegaria de Cristo en la última cena por la unidad de los apóstoles y sus sucesores hasta el fin del mundo en beneficio de la Iglesia, sino que proponía la modificación de términos en el espíritu del primer Concilio de Jerusalén, cuando las decisiones fueron tomadas bajo la siguiente rúbrica: “Visum est Spiritui Sancto et nobis…” (“Nos ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros…”) -Hechos 15, 28‑. Strossmayer afirmó que San Pedro ostentaba la primacía sobre los obispos, pero que la resolución fue llevada a cabo en nombre de todos los apóstoles, que tenían el deber y el derecho de predicar el Evangelio y fortificar a la naciente Iglesia en su propio nombre de otra autoridad, incluso de la más alta.

En favor de su propuesta, invocaba el moderno espíritu laico que trata de buscar soluciones a problemas generales en una forma de colaboración común. Cierto que la Iglesia no es una institución civil y democrática, que debería guiarse por votación de sacerdotes y feligreses como lo hacen los ciudadanos en los Estados constitucionales, pero Strossmayer menciona solamente el caso para ilustrar mejor su idea, acerca la concordancia y la unidad existentes entre el Papa y el episcopado. Invocaba también el Concilio tridentino que formuló sus resoluciones en nombre del Concilio entero y no sólo en nombre del Papa con la aprobación del Concilio, como se había previsto en el Reglamento del Vaticano I. Strossmayer subrayaba que el Concilio tridentino, su doctrina y la terminología han pasado ya a su sangre, y a la de toda la Iglesia, adentrándose igualmente en las escuelas teológicas, en los libros y en la vida práctica de la Iglesia. Por eso no alcanzaba a ver por qué debería abandonarse esa forma tridentina e introducir una nueva. Su propuesta era la de atenerse a aquélla.

Cuando, después de una breve polémica con los partidarios del Reglamento, expresó su deseo de que el Papa asistiese no sólo a las sesiones solemnes del Concilio sino también a las ordinarias y de trabajo, Strossmayer empezó por exponer su tercer argumento para el cambio de tal proposición, pero los presidentes del Concilio, cardenales De Luca y Capalti, cortaron abruptamente su intervención sin mucha consideración a sus palabras. Capalti aclaró que el Papa personalmente había determinado aquel artículo y que, en consecuencia, no había lugar para la discusión sobre un eventual cambio, ya que ello constituiría una ofensa a los restos de San Pedro en cuya basílica se celebraba el Concilio. La segunda razón que mencionó el presidente era la de que según la tradición de los Concilios, cuando los preside el Papa, son aquéllos los que formulan sus conclusiones en su nombre. Al pronunciar estas palabras. Capalti hizo un signo para que continuase su discurso y en el salón del Concilio se oyeron voces de aprobación para los presidentes[3].

Strossmayer se excusó luego cortésmente declarando que nada había dicho que pudiera ofender los derechos de la Sede apostólica y del Papa. Repitió también las palabras de Bossuet: que antes permitiría que su lengua se paralizase que decir algo contra la Santa Sede. Advirtió en seguida que las Actas del Concilio quedarían para la posterioridad, la cual fácilmente podría ver que Strossmayer nada dijo o hizo contra el Papa o la Santa Sede. Aclaró su ideal sobre el Concilio estableciendo que las decisiones debían ser formuladas unánimemente y con el consenso de todos los padres conciliares, para que la Iglesia aparezca así ante el mundo como una firme falange de guerra, como un castillo en la altura, firme en el amor y la obediencia para el bien de todos los pueblos cuando el mundo no encuentra paz ni concordia y sigue siendo la víctima de guerras, conflictos y litigios.

Al referirse al contenido del proyecto, Strossmayer le reconoce más cultura escolar que sentido para la vida práctica y las necesidades de las generaciones contemporáneas. Propone Juego modificarlo en el sentido de que el estilo debería ser más vivo y más adaptado a la concepción moderna; deberían omitirse los nombres de los grandes heresiarcas, por carecer de relevancia y ser ya desconocidos para muchos. Acentúa que el hombre moderno necesita que se le presenten las doctrinas eclesiásticas siempre renovadas y en forma breve y clara. Tanto más cuanto que el enemigo no trata de atacar una u otra institución o la verdad eclesiástica, sino que su objetivo es erradicar del alma humana toda la creencia religiosa. Esta campaña antirreligiosa se lleva a cabo especialmente en los diarios y los libros. Por eso propone concretamente que se modifique la agenda de acuerdo con la experiencia y las indicaciones de los obispos de las grandes ciudades, donde se desarrolla la lucha enfurecida contra la religión.

Como Strossmayer miraba proféticamente lejos en el futuro, se puede desprender especialmente que su propuesta tendía a que se eliminasen del texto los términos y expresiones groseros e injustos como: anticristo, vergüenza, lástima, maldito, odio, ateísmo monstruo de errores, peste, cáncer y otras palabras semejantes, descorteses y ofensivas.

En lugar de ellas y por ser inconvenientes propone usar las de Cristo crucificado, el Galileo piadoso, buen pastor, padre misericordioso, que aceptaba siempre en su seno al hijo pródigo y arrepentido. Cristo había tratado piadosamente a la samaritana cerca de la fuente de Jacobo. Así la Iglesia, al condenar los errores, debe permanecer como madre de los pueblos y de las generaciones, debe sentir el amor y la comprensión hasta con los extraviados. Aunque la Iglesia condena los errores, ama a los extraviados y, con el amor los vence y reconquista para la unidad.

A pesar de que los presidentes conciliares tenían motivos de procedimiento para oponerse a Strossmayer, su aprecio personal, gracias a su serena y consecuente conducta en el Concilio, creció no sólo en la oposición, que era una minoría, sino también en las filas de la mayoría, sin mencionar el aplauso en su honor y su renombre en la prensa mundial y entre los opositores de todo el mundo más adelante[4]. Después de este discurso de Strossmayer, el obispo de Orleans, Mons. Dupanloup, declaró: “Le Concile a trouvé son homme” (El Concilio ha encontrado a su hombre). Durante la tarde de aquel mismo día se presentaron los obispos de América y de Francia para felicitar a Strossmayer, de quien ‑dijeron‑ se enorgullecía su patria, Croacia. En los días siguientes hubo críticas a los presidentes que le cortaron la palabra durante su discurso.

Ya antes de terminarlo, los padres conciliares estaban divididos en una mayoría y una minoría a causa de si era ésta, o no, la oportunidad para una definición dogmática de la infalibilidad. El dilema había sido ya discutido vivamente antes del Concilio entre los católicos y los cristianos separados. Strossmayer figuraba entre los que se oponían a la infalibilidad dogmática, pero la oposición quedó en minoría.

Segundo discurso: 7 de febrero de 1870.

Strossmayer pronunció un discurso el 7 de febrero de 1870, refiriéndose, según el orden del día, a la vida y dignidad de los sacerdotes[5]. En él hallaron expresión su experiencia pastoral y su convicción democrática en lo referente a las relaciones del obispo con los sacerdotes. Empezó acentuando la necesidad de destacar en el orden del día conciliar la dignidad elevada y divina del sacerdocio, lo que permitiría con más facilidad deducir de ellas los derechos y deberes de los sacerdotes. Así como los obispos ‑destacó Strossmayer‑ defienden con decisión sus derechos, los sacerdotes merecen la protección paternal y la comprensión por parte de los obispos, puesto que son sus hermanos, cosacerdotes, colaboradores en la viña de Dios. Los sacerdotes ejecutan la mayor parte de la labor de la Iglesia; sin su amor, sin su confianza y adhesión, serían vanos el oficio y los esfuerzos de los obispos. Strossmayer sabía bien por experiencia que los maliciosos tratan de provocar riñas y litigios entre los sacerdotes y sus pastores. Por eso propuso eliminar del proyecto los párrafos sobre los vicios y los fenómenos negativos generales de los sacerdotes del clero francés. Alabó luego a la iglesia francesa por su actividad misionera en todos los rincones del mundo, por su excelente comportamiento en tiempos de persecución, por sus esfuerzos científico-teológicos y por la defensa de la fe en general. No es conveniente tocar las llagas de la Iglesia, si, a la vez no aportamos la medicina, agregó. Posteriormente, agradeció a Dios que la Iglesia en la actualidad no tuviera los vicios que sí en la época del Concilio Tridentino. Si entre un tan gran número de sacerdotes hay también algunos débiles, éstos constituyen excepción, afirmó Strossmayer. A fin de cuentas, hasta el propio San Jerónimo reconoció que también los sacerdotes tenían su debilidades y sus vicios, debiendo hacer penitencia por sus pecados. En el colegio de los apóstoles hubo un traidor, Judas, y Pedro mismo había negado a Jesús.

En los procesos contra los sacerdotes, Strossmayer pedía procedimientos justos y correctos a fin de que el sacerdote se convenciese de que las medidas legales que se le aplicaban eran justificadas. Los maliciosos, por ejemplo, en Austria, destacan que el Concordato disminuye los derechos del emperador, dando a la Iglesia demasiada libertad, mientras por otro lado afirman que el Concordato otorga derechos solamente a los obispos, olvidándose casi por completo de los sacerdotes subalternos. Así procuran crear el descontento en la Iglesia y en el Estado y causar una escisión entre los más altos y los más bajos oficios. Recordó seguidamente su experiencia pastoral: sus sacerdotes le transmitían esa clase de acusaciones, pero él se esforzaba en explicarles con mayor exactitud la utilidad del Concordato tanto para la Iglesia como para el Estado, e incluso para los obispos y los sacerdotes.

En la misma oportunidad Strossmayer recomendó la necesidad del progreso de los sacerdotes en las ciencias profanas y eclesiásticas. Los primeros siglos del cristianismo se reconocía a los cristianos por su amor reciproco, por su hermandad y abnegación hacia el prójimo. En los tiempos modernos la vida del sacerdote debe ser una pagina abierta del Evangelio, para que en ella puedan leer los cultos y les incultos qué son el cristianismo y la Iglesia. Los enemigos contemporáneos de la Iglesia, señalan con el dedo el “oscurantismo” y el “atraso” de los sacerdotes. Por eso Strossmayer, teniendo presente el ejemplo de San Jerónimo. recomienda el estudio de la Biblia, expresa su admiración por los hombres doctos de Francia, especialmente por Ravignan, Lacordaire, Félix, etc., que desean que por todas partes surjan nuevos Ambrosios para convertir a nuevos Agustines y hacerlos protagonistas de las generaciones cristianas. Un reconocimiento especial formula para los obispos alemanes por su empeño en obtener las universidades católicas.

Contra la inundación de la prensa corrompida Strossmayer propone crear la prensa católica, que no sólo debería defender a la Iglesia sino también imbuir a la sociedad contemporánea en los principios cristianos y alentar a la juventud. Los obispos deben dar ejemplo en la propagación de las ciencias católicas. Sin pecar contra la modestia, Strossmayer pudo mencionar todo cuanto hizo por su pueblo croata al fundar la Academia de Ciencias y de Arte en Zagreb e iniciar labor para la organización de la Universidad.

Condenó en la misma ocasión toda actividad comercial de los sacerdotes, que otros conciliares miraban con más tolerancia. El ejemplo del traidor Judas ilumina con clara luz las consecuencias del comercio de los servidores de la Iglesia; por ello está prohibido en América, Francia, Alemania, Hungría y Croacia. Pero al mismo tiempo, Strossmayer condenaba la negligencia de los obispos y de otros dignatarios eclesiásticos en llenar las necesidades materiales de los sacerdotes. Concretamente citó el ejemplo italiano, donde las condiciones en este sentido no son ciertamente dignas de elogio. Pero simultáneamente destacó le preocupación de Benedicto XIII por los sacerdotes de Roma, que debería constituir un ejemplo para el clero de todo el mundo.

Terminó Strossmayer su discurso expresando su descontento por las insuficiencias técnicas del salón del Concilio y por la falta de confianza entre los padres conciliares, pero depositándola en el Espíritu Santo, quien sabe convertir las debilidades humanas en bienes para alcanzar objetivos más altos.

Esta intervención no encontró un eco negativo en el Concilio, ya que fue enteramente dedicada al progreso de los sacerdotes y al mejoramiento de las relaciones entre el clero y el episcopado.

Tercer discurso: 24 de febrero de 1870.

Con su franqueza habitual y ya desde el comienzo de su discurso, expresó su descontento por haberse insertado en el programa del Concilio muchas cesas que no deberían figurar en él y omitido otras que, por su importancia, tendrían que ser debatidas. Idéntica crítica formuló por el hecho de haber antepuesto el tratamiento de los deberes de los obispos al de sus derechos y dignidades, ya que éstos son como la moneda otorgada por el Señor y que deben devolver con los más altos intereses a Dios, Eterno Juez. Hizo también la observación de que no se hubiera planteado en primer término el problema de la suprema autoridad de la Iglesia o, mejor, de la autoridad de los cardenales, como lo había propuesto el purpurado Schwarzenberg. Strossmayer advirtió que ya en el Concilio Tridentino se discutió la necesidad de la reforma del colegio cardenalicio. Aquel Concilio ‑dijo el orador‑ intentó internacionalizarlo a fin de que pudieran participar en la elección del Papa todos los pueblos y que aquél se convirtiese de esa manera en centro y foco de toda la Iglesia, atrayendo así a todos por igual. Además, los cardenales, en su calidad de colaboradores más íntimos del Papa, deben discutir y ocuparse de los problemas de la Iglesia universal, por lo cual sólo reunidos en un colegio compuesto por los representantes de varios pueblos éstos podrían tener en ellos a sus abogados y protectores. Únicamente les cardenales elegidos de esta manera conocerían a fondo las condiciones específicas de la Iglesia en las diferentes partes del mundo. Los cardenales cumplirían una función de enlace y serían el eslabón de la unidad cristiana con la Santa Sede, hacia la cual dirigen sus miradas. Lo harían empero con más confianza y fervor si vieran a sus cardenales al lado del Papa. Strossmayer exigió también la internacionalización de los más altos puestos de la administración eclesiástica y de las congregaciones romanas, porque al modificárselas así, adquirirían un mejor conocimiento del mundo y se desempeñarían también con más eficacia en sus tareas.

Estas propuestas de Strossmayer, sólo hallarían un eco favorable en el Concilio Vaticano II. Sólo ahora se está realizando el proceso de internacionalización de la Curia Romana. Así, por ejemplo, un connacional de Strossmayer, nacido el año de la muerte de éste, el cardenal croata Francisco Seper, encabeza la Congregación para la doctrina de la fe, mientras el cardenal Villot, francés, es el Secretario de Estado de Paulo VI. Son dos puestos de los más importantes, ocupados por no italianos.

Strossmayer se quejó también, en el discurso que exponemos, de que no se hubiera incluido en la agenda el tema de la nominación y ocupación de las sedes vacantes de obispos, aún cuando su libertad y su progreso dependen de los méritos de los obispos. La propuesta, redaccional en el sentido de que la Iglesia, para defender su libertad, debería buscar el apoyo de los Estados y sus jefes, le pareció a Strossmayer ineficaz, y además peligrosa, porque los tiempos han cambiado y los gobernantes, en lugar de su ayuda, pueden imponer la sumisión de la Iglesia; ineficaz, porque los soberanos, de acuerdo a las Constituciones, no pueden dar ya su protección a la Iglesia. Strossmayer era de opinión que la mejor y más eficaz protección a la Iglesia debería basarse en el derecho público y las libertades públicas de los países. De acuerdo a la admonición del Señor, la Iglesia debe poner su espada en vaina. En lugar de los antiguos y piadosos gobernantes, gobiernan hoy hombres sin un legítimo mandato, sin autoridad; y son los ministros quienes deciden por ellos. Tienen sus objetivos propios sin interesarse por la Iglesia e incluso tratando de hacerle daño. El obispo de Djakovo recalcó que la mayor defensa de la Iglesia y de su progreso está en les hombres viriles de Dios, en les obispos decididos y de gran virtud, quienes, a la manera de Crisóstomo, Atanasio, Ambrosio y Anselmo, saben luchar por la libertad de Iglesia.

Por eso Strossmayer propuso dar una vuelta a la antigua costumbre de la Iglesia de convocar a los sínodos provinciales, que desempeñaron un considerable papel en la nominación de los obispos. En efecto, en el momento de la convocatoria del Concilio Vaticano I, algunos soberanos tenían ‑como, por ejemplo, el emperador de Austria‑Hungría‑ un antigua derecho de ingerencia en la nominación de los obispos. El Concilio debía tratar de convencerles de la conveniencia de que renunciasen a tal derecho. Consideraba además, que los soberanos, usando una forma adecuada, accederían a tal demanda si el Concilio realizase una reforma decisiva del colegio cardenalicio y de otras instituciones eclesiásticas. En su opinión, los medios de comunicación modernos se hallan lo suficientemente desarrollados para facilitar la convocatoria de sínodos y concilios generales. El orden estatal y social empieza a sentirse inseguro y, por lo tanto, la Iglesia no debe apoyarse sobre los Estados. Por el contrario, es ella la que puede rendir grandes servicios a la sociedad mediante sus principios y la vida sana de sus feligreses.

El anhelo de les pueblos de solventar siempre y cada vez más sus problemas en los parlamentos comunes, dice Strossmayer, lo han aprendido de la Iglesia Madre y Maestra universal (he aquí el título de la importante encíclica de Juan XXIII), cuando ella misma a menudo convocaba a sus sínodos y concilios.

Por eso Strossmayer invoca el Concilio Tridentino y el de Costanza, cuando se proponían convocatorias más frecuentes. Mientras el Concilio Tridentino había recibido una instrucción de Pío IV en el sentido de convocarlos cada veinte años, el de Costanza había decidido, bajo la guía de Martín V y Eugenio IV, hacer la convocatoria cada diez años. Al invocar este hecho histórico, Strossmayer afirmó que si se hubieran convocado concilios en el siglo XVI con más frecuencia, no se habría producido la Reforma. Por eso propuso que, de no ser posible atenerse a las decisiones del Concilio Tridentino, por lo menos se convocasen concilios cada 20 años de acuerdo a la fórmula establecida por el de Costanza.

Strossmayer proclama la unidad de la Iglesia, pero se pronuncia contra quienes querrían reducirlo todo a un tipo de actividad, debido a que no ven la belleza en la diversidad de las cosas que no son esenciales para la Iglesia. Acentúa, por eso, que él entiende perfectamente las condiciones y las necesidades de la Iglesia de Francia, defendiéndola contra las acusaciones de estar infestada por el galicanismo.

Haciendo referencia a su experiencia con los obispos ortodoxos, declaró que éstos temían perder su tradición, sus costumbres, ceremonias Y privilegios al unirse con Roma; pero él había tratado de convencerlos de que el objetivo de la Santa Sede era proteger y vigorizar los derechos especiales de cada una de las Iglesias as¡ como la idea de que, para los cristianos separados, la unión con Roma era de importancia vital. “Hasta ahora he hablado a sordos”, decía textualmente, y expresó luego su temor de que las cosas empeorasen si se realizaran las tendencias centralizadoras de algunos padres conciliadores. Reiteró más tarde estar pronto para sacrificar su vida por los derechos de la Santa Sede y la unidad de la Iglesia, pero recomendó prudencia en el respeto de las peculiaridades de cada jurisdicción eclesiástica.

En calidad de parlamentario y de ex Gran Zupan (gobernador), impugnó la opinión de algunos prelados de que un obispo no podría, por momentos, abandonar su diócesis por razones de Estado o por razones patrióticas. Los sacerdotes y los obispos son también partes integrantes de su pueblo, dijo, empeñados en el bien común. Como lo destacaba Bossuet, Cristo lloraba por la suerte de su pueblo y de Jerusalén; y San Pablo quiso incluso ser maldecido por su pueblo. Citó luego el ejemplo de Hungría y Croacia, donde nadie reprocha a un honesto sacerdote su participación en la vida pública. En consecuencia, es su opinión que la Iglesia no debe prohibir tal actividad. Sus palabras en este sentido tenían una inspiración profética: “Non quaerat concilium Vaticanum, ut iura civilia sacerdotum et episcoporum minuantur; id praestantissimus praesul hoc tempore ne immutet. Nam tempus illud est, ut post parvum tempus nos omnibus iuribus civilibus simus privandi”. De estas palabras del obispo croata es fácil desprender como preveía la época en que los obispos y los sacerdotes quedarían privados de todos sus derechos civiles. Esto sucedió, en forma abrupta, en 1945 en la patria de Strossmayer, Croacia, así como en muchas otras partes de Europa y del mundo.

Strossmayer habló de las relaciones entre nuncios y metropolitanos como si hubiera tenido presentes las condiciones generales de la segunda mitad de nuestro siglo: destacó la imperiosa necesidad de una confianza recíproca en el amor fraterno entre obispos, metropolitanos y nuncios, aborreciendo las denuncias entre dignatarios eclesiásticos.

Al pedir las convocatorias sinodales provinciales, Strossmayer abordó la cuestión de los vicarios capitulares y abogó para que se concediesen a los vicarios apostólicos, sin son obispos, los mismos derechos de los prelados residenciales. Al finalizar su discurso, recomendó que las leyes eclesiásticas se acomodasen a las condiciones y necesidades de los tiempos modernos, expresando su esperanza de que el Concilio formaría una comisión especial de expertos para este fin[6].

Analizando este discurso, era fácil deducir, como la han hecho Granderath y otros historiadores que no simpatizaban con él ni con la oposición, que Strossmayer dio un rodeo a las disposiciones del orden del día conciliar y propuso con habilidad muchas de sus ideas y concepciones siempre en forma inoficial y casi inadvertida. Granderath como si quisiera, incluso, alabar “la elocuencia del obispo de Djakovo”, destaca con reconocimiento su preceder y el de sus simpatizantes al expresar francamente cuanto llevaban en el corazón y comunicarlo al Concilio. El reproche de los historiadores formulado a Strossmayer y otros oradores de la oposición en el sentido de haber hablado en forma bastante vaga e indeterminada, es comprensible, puesto que Strossmayer y los demás opositores lo hicieron así de propósito; querían hablar de los problemas que consideraban de importancia, pero que no figuraban en el reglamento y el orden del día del Concilio[7]. Strossmayer recalcaba continuamente el deber de su “conciencia”“ y, cuando se trataba de su deberes de obispo, de sacerdote, de hombre y de patriota, habló con decisión y claridad en la medida en que pudo hacerlo; y donde cabía esperar una fuerte reacción, supo también aprovechar la tribuna para atraer la atención de un auditorio adverso. Así procedió durante aquella labor acelerada del Concilio y, si se hubiera dispuesto de más tiempo para las sesiones, es muy probable que hoy contaríamos con más intervenciones importantes de Strossmayer en las que habría hecho propuestas, sugestiones, etc. que nos revelarían su preocupación por la Iglesia y por la unión de los cristianos separados con Roma.

Cuarto discurso: 22 de marzo de 1870.

Strossmayer fue interrumpido bruscamente durante su primer discurso en el Concilio por su propuesta de modificar el artículo del proyecto. El 22 de marzo, habló en una discusión especial acerca del texto ya modificado, referente a la fe católica. Ambas cosas son sumamente significativas para comprender el clima general que reinaba en el Concilio Vaticano I, inimaginable ya en el II.

Comenzó advirtiendo en su disertación que iba a ser parco en palabras por hallarse indispuesto y por las adversas condiciones del salón de conferencias, donde muchos de los presentes no podían oír al orador. No tocó el estilo del proyecto, aun cuando no lo aceptaba. Pasando al meollo de la cuestión manifestó su satisfacción por haberse aceptado, al menos algo de sus propuestas para que se destacase mejor el papel de los obispos en las definiciones conciliares. La aceptación fue la siguiente fórmula: Sedentibus vobiscum et iudicantibus universi orbis episcopis (Hallándose y opinando con nosotros los obispos de todo el mundo). Strossmayer propuso, además, agregar después de la palabra iudicantibus el vocablo definientibus, porque iudicare (opinar) carece de aquella fuerza que tenía antes, mientras el término definire concuerda con la tradición conciliar, cuando los obispos firmaban: Judicans et definiens subscripsi (Opinando y determinando firmé) o definiens subscripsi (firmé determinando), como se usaba en el Concilio Tridentino.

Dirigiéndose a los presentes, advirtió, al modo de San Cipriano en su libro De Unitate Ecelesiae, que siempre quedasen obedientes al primado eclesiástico y listos para morir por él. Pero en seguida agregó que los derechos de los obispos son también de origen divino, y no propiedad de cada uno, no pudiendo renunciar a ellos, sino más bien usarlos en beneficio de la Iglesia y del pueblo.

Otra observación que formuló entonces Strossmayer, se refería a las expresiones severísimas contra los protestantes, a pesar de que el Concilio había atacado directamente al panteísmo como la fuente de tantos errores. Recalcó que con anterioridad al protestantismo hubo focos de racionalismo en el siglo XVII dentro del humanismo y el laicismo. Así, por ejemplo, en Francia, Voltaire y los enciclopedistas, sin relación alguna con el protestantismo, formularon doctrinas muy perniciosas y errores no sólo contra la religión sino también contra el orden social. Aportando argumentos como justificación del protestantismo, Strossmayer se remontó idealmente a los primeros siglos del cristianismo en los que se vieron errores similares a los del protestantismo. Para demostrar que era injusto achacar todo el mal a los protestantes, citó el caso de Leibnitz y de Guizot, ambos protestantes. Guizot se opuso al libro de Renán contra la divinidad de Jesús. Por eso recomendó a los sacerdotes leer la obra de este autor, en la que deberían hacerse algunas pequeñas enmiendas. Al oír murmullos de protesta, el orador dijo textualmente: “Considero que hay todavía muchos entre los protestantes que siguen el ejemplo de aquellos varones ‑en Alemania, Inglaterra y América‑, que todavía siguen amando a nuestro Señor Jesús por lo que son merecedores de que se les aplicaran las palabras de San Agustín: «Están en el error, en el error, pero deambulando creen estar en la verdadera fe» (los murmullos continuaban, pero Strossmayer continuó) : “Son heréticos, verdaderamente heréticos, pero nadie los considera tales”. El cardenal De Angelis, presidente, advirtió brevemente al orador que evitara “las palabras que en algunos presentes provocaban el escándalo”. Mientras Strossmayer intentaba proseguir su discurso, el cardenal Capalti desde la presidencia del Concilio, explicó que no se trataba de protestantes sino del protestantismo como sistema, de donde provinieron tantos errores y que, en consecuencia, en el texto del proyecto no hubo ofensa para los protestantes. Agradeciendo a la presidencia por su advertencia, agregó que esas razones no le podían convencer de que todos aquellos errores surgían del protestantismo: “Yo considero con toda seriedad, que entre los protestantes hay no uno u otro que ama a Jesucristo, sino que hay una multitud de ellos”. Al pronunciar estas últimas palabras, muchos de los presentes protestaron en voz alta. El presidente hubo de advertir a Strossmayer que el Concilio Tridentino había considerado ya al protestantismo y que él debía referirse al artículo propuesto y no a asuntos que escandalizan a los obispos.

Fiel a su fibra temperamental Strossmayer declaró que daba por terminada su intervención, pero al mismo tiempo afirmó que muchísimos protestantes deseaban de todo corazón que nada se dijera o decidiera en el Concilio que pudiese poner nuevos obstáculos a la gracia que está operando entre ellos. Recordó que en el Concilio Tridentino se debatió sobre el protestantismo con consideración y que los protestantes habrían sido bien recibidos en aquel Concilio si se hubieran presentado. Se entabló entonces una rara conversación entre el presidente Capalti y Strossmayer: Capalti afirmaba que el Papa, al convocar el Concilio, había invitado paternalmente también a los protestantes; que la Iglesia trataba a todos maternalmente, que han incurrido en el error, mientras el error condena, advirtiendo a Strossmayer que se atuviera al tema en su discurso. En una atmósfera de excitación y clamor generales, Strossmayer trató de terminar su discurso, quejándose contra estas condiciones bastante tristes que se imponían en el Concilio. También formuló su advertencia de que no aprobaba la idea ‑ya aceptada‑ de votar las conclusiones conciliares por mayoría de sufragios, puesto que desde tiempos muy remotos estas decisiones se adoptaban por unanimidad. Capalti le contestó que esa cuestión podía ser discutida cuando se estaba tratando el proyecto. Todo eso había causado un tremendo barullo en el Concilio, donde protestaban por un lado los presidentes de aquél, y Strossmayer por el otro. De todos lados pudieron oírse las ofensas más indignas contra Strossmayer: para quienes censuraban su discurso, Strossmayer era Lucifer, Lutero, un condenado, indicándole otros que abandonase la tribuna, mientras él insistía en la idea de la antigua unanimidad necesaria para las conclusiones eclesiásticas, recalcando su fe en la inmutabilidad de la Iglesia y la necesidad de continuar en esa unidad; finalmente, pidió disculpas por sus palabras si no habían sido en todo momento adecuadamente usadas, y decidió abandonar la tribuna. Los obispos presentes se apretujaban por salir de la sala de conferencias, mientras la presidencia anunciaba la próxima sesión y su programa. Resulta un tanto extraño, que Granderath acuse a Strossmayer por este desorden, justificando el procedimiento de la presidencia, pero que al mismo tiempo agregue que los obispos “pudieron haberse comportado más serena y dignamente”[8]. Un fenómeno semejante en este nuestro momento histórico ecuménico parece casi imposible en tiempos de Pío IX.

Los adversarios de la infalibilidad que escribieron la crónica y la historia del Concilio Vaticano I, Lord Acton y Friedrich especialmente, atribuyeron a Strossmayer palabras e ideas que no se mencionan en las actas del Concilio, lo que nos autoriza a decir que Strossmayer no las pronunció porque, en caso contrario, aquéllas se hallarían anotadas por los estenógrafos. La prensa mundial escribió sobre esta sesión tan agitada de acuerdo a la orientación de cada diario (o periódico): mientras algunos destacaban a Strossmayer como al protagonista de la libertad y el progreso, otros lo vituperaban como a un herético.

Es un hecho que también dentro del círculo de sus adherentes Strossmayer encontró reproches. Así, por ejemplo, el cardenal Schwarzenberg, el 23 de marzo de 1870 le hizo una visita y durante ella le reprochó “haber hablado demasiado, haber ido demasiado lejos y comprometido también a los demás” y cosas por el estilo. Strossmayer se sintió molesto por esta actitud del cardenal y habría decidido abandonar el grupo de los obispos alemanes que se había formado por su propia iniciativa. El mérito de que no se produjera la ruptura en la oposición se debe a los obispos franceses, especialmente a Dupanloup, que expresaron su plena conformidad con el discurso de Strossmayer[9].

Quinto discurso: 2 de junio de 1870.

Una importancia esencial en este sentido tiene el discurso de Strossmayer, pronunciado el 2 de junio de 1870. En él se halla contenida la esencia misma de su actitud ante la inminente definición de la infalibilidad. Fue su última alocución en el Concilio.

Strossmayer acerca de la inoportunidad de la definición de la infalibilidad

Dentro del cuadro de nuestro modesto trabajo resulta casi imposible analizar (estudiar) todas las facetas de la compleja y tan peculiar personalidad de Strossmayer. Su sola documentación exigiría una amplitud tal que eclipsaría el papel desempeñado por él en el Concilio. No tenemos intención alguna de escribir su apología ni indagar tampoco sobre los orígenes inspiradores de sus ideas acerca de la infalibilidad pontificia, ni siquiera acerca de la similitud o diferencias entre sus opiniones y las de los demás padres conciliares de su grupo.

Strossmayer, en efecto, creyó durante toda su vida en la infalibilidad de la Iglesia y en el papel del supremo maestro y jefe de la Iglesia que pertenece al Papa. Antes de concluir su discurso contra la definición el 2 de junio de 1870 dijo textualmente: Ideo mihi videtur factum esse, quod Ecclesia catholica octodecim saeculorum decursu divinam infallibilitatis suae praerogativam maluerit exercere potius quam definire (Me parece en efecto, que la Iglesia ha preferido ejercitar su divina prerrogativa de la infalibilidad en el curso de 18 siglos, antes que definirla)[10].

En el tercer fragmento de su discurso después de la precedente formulación, adujo su argumento más importante contra la oportunidad de la definición de infalibilidad: Schisma orientale, iam, non amplius graecum dici debet, sed proh dolor schisma slavicum, quorum octoginta milliones ab Ecclesia catholica extorres vivunt, qui suae autonomiae, suis particularibus ¡uribus addictissimi sunt, et nihil aliud tantopere aversantur, quam illud quod vel suspicionem ingerere istis possit, quod autonomiae et iurium suorum periculo sit. Ego inter Slavos meridionales moror, ex quibus octo milliones schismatici, tres autem milliones catholici sunt. Ego non possum satis divinae misericordiae gratias agere, quod gens Croatorum, quam tantopere diligo, sit catholica, et possum dicere in tota cordis mei sinceritate, Sedi apostolicae addictissima (El cisma oriental no debe llamarse ya cisma griego sino, desgraciadamente, cisma eslavo, porque 80 millones de eslavos viven fuera de la Iglesia católica. Estos son adictísimos a su propia autonomía, a sus derechos especiales, y en nada se muestran tan suspicaces como en aquello que podría poner en cuestión esta su autonomía y sus derechos. Yo estoy trabajando entre los eslavos meridionales, de los cuales 8 millones son cismáticos, mientras sólo 3 millones son católicos. Nunca puedo agradecer lo suficiente a la misericordia divina que el pueblo croata, al que tanto amo, sea católico, y puedo decir con toda la sinceridad de mi corazón, que es muy adicto a la Santa Sede)[11].

Esta declaración de Strossmayer es necesario completarla con un párrafo de una carta del día 11 de diciembre de 1875 dirigida por él a Pío IX, refiriéndose al papel esencial de los croatas entre los eslavos meridionales: “Los croatas son el único pueblo católico entre los eslavos meridionales que han permanecido hasta ahora, aún en las condiciones más difíciles, fieles a la fe católica ... Es de suma importancia que los croatas permanezcan adictos, con toda su alma y todo su corazón, a la fe católica, porque así están en cierto sentido predestinados a convertirse en levadura que penetrará, con la ayuda divina, en toda la multitud de los eslavos meridionales, y devolviéndolos al seno de la Iglesia católica”[12].

Por haberse mencionado así en el plan de Strossmayer al pueblo croata como levadura de la unidad cristiana entre los eslavos meridionales, hemos de prestar atención a un fragmento de su discurso del 2 de de junio de 1870. Después de haber expuesto en él la situación religiosa de los croatas y los eslavos meridionales en general, explicó la razón principal de su temor ante la definición de la infalibilidad del Papa: Verum si haec definitio effectum habeat, vereor, ne, quantum nos scimus, illud fermentum bonum a Deo praedestinatum reliquam Slavorum massam penetret et ad unitatem reducat; vereor ne nova nobis pericula impendant, et ex nostris quidam misere ab unitate Ecclesiae rescindantur, summo certe ‑ quicumque novit historiam nostri temporis ‑ summo et gravissimo humanitatis et omnis futurae culturae detrimento (Pero si esta definición se lleva a cabo, tengo miedo de que aquella buena levadura, predestinada por Dios, por cuanto alcanzo a saber, no pueda penetrar en la restante multitud de eslavos ni tampoco devolverlos a la unidad eclesiástica; temo que nos amenace nuevo peligro y que ‑como puede temerlo quien conoce la historia de nuestro tiempo‑ alguno de entre los nuestros no rescinda tristemente esa unidad eclesiástica, lo que redundaría por cierto en gravísimo detrimento de la humanidad y de toda la cultura futura)[13].

Ha quedado atrás el Concilio Vaticano I, pero las palabras transcriptas de Strossmayer no han perdido actualidad y en ellas brilla la perspicacia de este hombre de Dios: el principal obstáculo para la reconciliación y unión tanto de los ortodoxos como de los protestante con Roma sigue siendo el dogma de la infalibilidad del Papa.

Después de haber destacado, brevemente, estas grandes preocupaciones e ideas de Strossmayer, proyectaremos un vistazo sobre su discurso, que fue proclamado por Granderath “sehr elegante und sehr schöne Rede” (muy hermoso y elegante)[14]. Granderath no oculta su admiración por el estilo y la magnificencia de la forma de sus disertaciones, pero le reprocha no ser más profundo en la explicación de sus ideas.

Las dificultades en la concepción de Strossmayer acerca de la relación del Papa y el episcopado

Al iniciar su intervención, Strossmayer subrayó la conexión del episcopado con el Papa, “dignísimo jefe de la Iglesia y del episcopado”, pero consideraba que era lógico debatir conjuntamente ambos derechos y no por separado, porque de esta manera se asegurarían la primacía del Pontífice y los derechos del episcopado. “Cristo envió a todos los apóstoles y les dio autorización para que enseñasen a todos los pueblos, prometiéndoles permanecer con ellos hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 19-20). Explicando la constitución y el papel del magisterio eclesiástico, citaba a San Ignacio de Antioquia, quien varias veces comparó al obispo con Cristo entre el pueblo afirmando, que quien obedece a Cristo, obedece al obispo. De ahí surge para Strossmayer la dificultad de que, simultáneamente y en la misma diócesis, puedan tener idéntico poder el Papa y los obispos. Para justificar esta incompatibilidad invocaba la protesta de Gregorio el Grande contra Juan el Ayunador (Ioannes Ieiunator) y su título de “patriarca ecuménico”, llamándose Gregorio a sí mismo servus servorum De¡ (el siervo de los siervos de Dios).

En esta intervención Strossmayer se atuvo con insistencia a San Cipriano y a su libro De Unitate Ecclesiae. Hay que tener presente que Strossmayer presentó una tesis para doctorarse justamente sobre la doctrina de San Cipriano expuesta en el libro mencionado[15]. Y según Strossmayer, aquel santo rinde homenaje al divino primado, recalca la necesidad de una conexión permanente del obispo con la Santa Sede, y habla de la sede de Pedro como de la cátedra de unidad, pero al propio tiempo establece también los derechos de los otros apóstoles y obispos: para que guíen a la Iglesia entera en el espíritu de unanimidad de todos los apóstoles. A Strossmayer no le placía la interpretación de las palabras de Jesús dirigida a Pedro y anotadas por Mateo y Juan: de que en Mt. 16 y Juan 21 se trataría de la “infalibilidad personal y absoluta del Papa” (personalem et absolutam pontificis infallibilitatem). Cipriano, en opinión de Strossmayer, enseñaba que también los demás apóstoles son lo mismo que Pedro en cuanto al honor y el poder y que todos en conjunto conducción a la Iglesia y pastoreaban la grey de Dios con plena unanimidad y consonancia y que, en consecuencia, los obispos, como sucesores de los apóstoles, tienen “algún derecho virtual sobre el resto de la Iglesia ‑ virtuale quoddam in reliquam Ecclesiam ius. Este “derecho” virtual” Strossmayer lo encuentra en escritos de Gregorio de Niza, Basilio, Gregorio Nancianceno, Juan Crisóstomo y en la epístola que el papa Celestino, dirigió al Concilio de Efeso.

Describiendo la controversia de Cipriano con el Papa sobre el valor del bautismo de los heréticos, Strossmayer reprocha al primero su pronunciada resistencia al Papa Esteban, pero afirma, que, de acuerdo con las palabras de San Agustín, podemos excusarle, puesto que hasta su tiempo nada se supo de personali et absoluta romanorum pontificum infallibilitate (de la personal y absoluta infalibilidad de los pontífices romanos)[16].

Resulta de evidente necesidad prestar atención a este “derecho virtual de los obispos sobre el resto de la Iglesia” y a la expresión “personal y absoluta infalibilidad del papa”, de acuerdo aI parecer de Strossmayer.

Hasta el Concilio Vaticano II no resultó siempre claro para los teólogos y los historiadores eclesiásticos qué era lo que pensaba Strossmayer y cuál era el sentido que tenía su mención, en el Concilio Vaticano I, del “derecho virtual de los obispos a la administración en toda la Iglesia”. Como si hubiera dado la contestación a estas preguntas el Concilio Vaticano II, redujo la doctrina a una “colegialidad de obispos”, que se está actualmente traduciendo en realidad mediante los periódicos “sínodos episcopales” en Roma.

En cuanto a la “infalibilidad personal y absoluta” del Papa, que resultó tan antipática para Strossmayer, nunca se habló de ella en la Iglesia y tampoco se la trató en el Concilio Vaticano I. La infalibilidad del Papa es, en efecto, personal, pero no “absoluta”: se refiere solamente a las definiciones oficiales de las verdades de la fe y de la moral revelada por Dios y que obligan a la Iglesia en su totalidad. Strossmayer se pronunciaba contra la infalibilidad “absoluta”, pero él no la inventó y, mientras algunos luchaban contra ella, él quiso estratégicamente impedir aquella definición en el sentido del Concilio Vaticano I. Y es que Strossmayer, en primer término, llevaba en su pecho el problema de la unión de los cristianos separados orientales con Roma, a quienes resultaban muy antipáticas la primacía y la infalibilidad del Papa.

Durante toda su vida, Strossmayer fue un devoto de la cultura y la literatura francesas y por eso no hay que extrañarse de que también en este discurso rindiese homenaje a los jefes católicos de aquel país como, por ejemplo, a Bossuet, rechazando el ataque de quienes calumniaban a la Iglesia francesa por su galicanismo[17]. Pero es menester reconocer que sus discursos no son sin pequeñas intrusiones del galicanismo, cuando habla de la relación entre el papado y episcopado.

Strossmayer reconocía “la plenitud del poder” de San Pedro y de sus sucesores así como a los papas el derecho a convocar Concilios generales, presidirlos, aprobar y definir sus conclusiones, pero justamente por la gran estima que tenía del papel de esos concilios, se oponía a la definición de “la personal y absoluta infalibilidad”. Para reforzar su tesis cita la asamblea de los apóstoles en Jerusalén, cuando se reconciliaron Pedro y Pablo, menciona cómo Gregorio el Magno comparaba los cuatro concilios generales con los cuatro Evangelios, y, junto con el teólogo medieval Durand, consideraba que aquéllos son el mejor medio para contrarrestar los errores y el mal en la sociedad cristiana.

La segunda razón que movió a Strossmayer a oponerse a la definición de la infalibilidad, fue su elevada opinión sobre el papel de los concilios generales. A su parecer, la definición de la infalibilidad rendiría superfluos esos concilios en el futuro. Que su temor no era infundado es fácil colegirlo justamente por la labor del Concilio Vaticano II, después de cuya finalización surgen nuevos problemas que exigirán dentro un tiempo previsible la convocatoria de otro nuevo concilio general.

A continuación Strossmayer desarrolló sus ideas acerca de la armonía que debe reinar entre el primado y los derechos de los obispos. Estos pueden no sólo confirmar, interpretar y aprobar, sino también derogar y eliminar según el caso. Si esto no se acepta y reconoce, Strossmayer no entiende de qué manera se puede conservar el significado y el vigor de las palabras de Cristo, dirigida a todos los apóstoles: “Todo lo que atares en la tierra, será también atado en los cielos y todo lo que desatares sobre la tierra, será también desatado en el cielo”. Si no se reconoce a estas palabras de Cristo su natural significado, entonces pierden igualmente su valor las ideas de Cipriano referente al episcopado indivisible en todo el mundo, del cual cada uno de los obispos recibe una parte común con los demás obispes ‑in solidum‑. Strossmayer alega que los obispos nunca deberían renunciar a este su derecho divino porque de lo contrario, expondrían a un peligro la autoridad y libertad de les concilios generales. En su exposición histórica, Strossmayer subrayó que se atenía al historiador de los Concilios, el obispo Hefele, quien también pertenecía a la oposición conciliaria.

La epístola que el Papa León I, dirigió al Concilio de Calcedonia y saludada por los padres allí congregados: “Pedro nos habla por la boca de León, así lo creemos todos, todos damos nuestra adhesión a su epístola”, Strossmayer intentó explicarla en el sentido de que aquellos obispos procedieron como jueces y críticos; examinaron la misiva y, encontrándola ortodoxa, la aceptaron. En efecto, la carta de León es una de las pruebas más elocuente en cuanto a la fe en la infalibilidad del Papa dentro de la Iglesia del siglo V.

Strossmayer trató de demostrar, con envidiable dialéctica, que el escrito de León no era un acto del poder soberano del Papa sino un adoctrinamiento a los obispos, que estaban autorizados para estudiarla, examinarla y aceptarla luego o rechazarla. Para corroborar su opinión, Strossmayer invocó también el parecer del cardenal Bellarmino, pero no pudo probar que los mitrados dudaran en Calcedonia sobre la verdad de la doctrina de León. Simplemente se impusieron del contenido de la misma y comprobaron su concordancia con lo que ellos mismos habían hallado en la revelación divina y que se aprestaban a definir.

“Los inalienables derechos de los obispos” atraen constantemente la atención de Strossmayer, y su “origen divino”, afirma, no puede ser derogado ni siguiera disminuido por el concilio general. Lo prueba también mediante la actitud de Pío IV en el curso del Concilio Tridentino. A pedido de los obispos fueron suprimidas dos palabras del mensaje del Papa, porque las consideraban en perjuicio de la libertad de los conciliares. Strossmayer rinde homenaje a aquel Concilio, que no definió la infalibilidad del Papa; reconoce el valor y coraje de la Iglesia francesa que supo superar las dificultades propias sin pronunciarse por aquélla, alaba a Pío IV, quien, aconsejado por San Carlos de Borromeo, estableció la regla para que no se llegara a conclusión alguna sin el consenso general o casi general de los participantes[18].

“El consenso general de los obispos” en el Concilio constituye el tercer tema de este discurso de Strossmayer. La idea no era original suya pero él, en su calidad de brillante orador y decidido defensor de sus ideas, se presentó como el más sincero y abierto paladín de este principio en el que la oposición conciliar vio el medio más eficaz para impedir la definición de la infalibilidad. Por eso Strossmayer habló extensamente sobre el particular. Quería poner obstáculos al pronunciamiento del concilio y asegurar así más libertad a la Iglesia, posibilitando la promoción de la unidad de los cristianos separados del oriente y el occidente. Era una manera de interpretar no sólo la historia del cristianismo sino también los escritos de Ireneo, Tertuliano y Cipriano que versan sobre aquel tema. Strossmayer entiende en forma bastante artificial dichas opiniones para respaldar la propia, a pesar de que justamente Ireneo, apoyándose en la infalibilidad de la Iglesia Romana y del Papa, prueba con mayor facilidad la ortodoxia doctrinaria de todas las demás partes de la Iglesia. Reconocía la infalibilidad antes y en el mismo acto del Concilio, pero no dejó de destacar la necesidad de que concordaran todas las iglesias apostólicas con la sede romana y con los obispos.

Resulta curioso que todos los obispos presentes escucharan con calma la intervención de Strossmayer, incluso cuando alegaba la inoportunidad de la definición de la infalibilidad, apoyándose en la obra de Vincencio Lirinensis: Commonitorium, y su famoso principio de que el signo mas seguro de la ortodoxia doctrinaria era el que “siempre, en todas partes y por todos” (quod semper, quod ubique, quod ab omnibus) fue creído. Atribuyó a esta regla demasiada y exclusiva importancia, aun cuando no es única para averiguar la verdad de la fe en la Iglesia y en el pueblo cristiano. Lirinensis no conocía la infalibilidad del Papa bajo la forma: “infalibilidad personal y absoluta”, pero enseñaba la necesidad de que hubiese unanimidad de los obispos cuando se trataba de la definición de una verdad de fe[19]. Además invocaba a San Agustín y la advertencia que dirigió a la Iglesia: hay que cuidar la autoridad eclesiástica con serenidad y moderación para que la Iglesia no se exponga a la burla de les enemigos, quienes podrían decir que en ella todo se rige por la voluntad de un sólo hombre y por la superstición, como en el tiempo de San Agustín argüían los maniqueos. Para probar que se procede en la época del Concilio Vaticano I como en la de San Agustín, Strossmayer mencionó la aparición de un escrito titulado “las necesidades de nuestros tiempos”, en el que algunos enemigos de la Iglesia ofrecían pruebas sobre la necesidad de la definición de la infalibilidad, seguros de que así la Iglesia y su magisterio perderían completamente su autoridad. Al condenar esta obra, agregaba: Credite mihi, non sunt vani nostri timores, non sunt vana pericula quae nos praevidemus. Ego saltem dicere possum coram Deo, qui me iudicaturus est, quod definitione hac de qua agimus, in effectum deducta, gregi meo, cui praesum, multa pericula sunt creanda (Creedme, no son vanos nuestros temores, no son vanos los peligros, que prevemos. Yo puedo decir ante el Dios que me ha de juzgar, que la definición que estamos tratando, si llegare a proclamarse, creará muchos peligros a la grey cuyo pastor soy)[20].

Hemos mencionado ya las ideas y los ideales de Strossmayer referentes al retorno de los cristianos separados eslavos al seno de la Iglesia por conducto de los católicos croatas. Imbuido de estas ideas y deseos, Strossmayer al finalizar su disertación dirigió su llamamiento al Papa y al Concilio para que se agrandara el ámbito de la Iglesia en vez de restringirlo; abogó por que la paz, la concordia y la unidad cristianas se difundiesen cada vez más por el mundo, por que la humanidad se convirtiese “en una grey bajo un pastor (grex unus sub uno pastore). Expresó su esperanza de que el Papa, que excede a todos los demás obispos en autoridad y virtud, teniendo presente el ejemplo de San Pedro, quien por humildad pidió que lo crucificaran cabeza abajo, sacaría a la Iglesia del peligro, mediante su humildad y sacrificio, en que caería con la definición de la infalibilidad. Por la misma razón mencionó al apóstol Pablo, quien alaba la grandeza del Salvador precisamente por su humildad y autosacrificio (Epístola a los filipenses, 2, 5‑11). Dirigiéndose por fin a todos los obispos presentes formuló su esperanza de que imitaran a Cristo Jesús, buen Pastor, quien por una oveja perdida dejó noventa y nueve, la encontró, la cargó sobre sus hombros y la llevó a su redil.[21]

Sería innecesario subrayar que los enemigos de la Iglesia y del Papado dieron también una amplia publicidad a este discurso de Strossmayer, donde resaltan la amplitud y las características de su cultura teológica. El Concilio mismo le prestó atención en calma. Resultaría muy interesante confrontar esta disertación suya con las de la oposición, entre los cuales figuraban Dupanloup, Hefele, Haynald, Ketteler, Schwarzenberg y otros. Podemos decir que Strossmayer, en sus intervenciones, era más moderado que, por ejemplo, Dupanloup, y en cuanto a su forma, siempre trató de llevarla a la altura necesaria. Tan sólo en el fervor de las discusiones, en cartas privadas o en momentos sentimentales y de dialéctica se mostraba, según afirman sus conocedores personales: “de una naturaleza muy impulsiva y como un fanático casi de su fe y su convicción... Momentáneamente pudo exacerbarse y estampar conceptos que no podrían escapar a los reproches ... Por lo cual hay que tomar sus ideas desde el punto de vista científico, sin aprovecharlas con fines políticos u otros de carácter transitorio[22].

Discursos apócrifos de Strossmayer

Los enemigos de la Iglesia quedaron descontentos por haber dejado pasar el discurso de Strossmayer del 2 de junio de 1870 sin inconvenientes e intromisiones; y ello dio motivo a que inmediatamente confeccionaran un panfleto, plagado de ataques contra la Iglesia y el Papa, y lo divulgaran por todas partes como si fuera el texto auténtico del obispo. Los que conocieron la labor conciliar y las disertaciones de éste, bien pronto se percataron de que se trataba de una maliciosa falsificación inventada con el fin de hacer daño a la Iglesia y al Papa, y causar confusión y discordia entre el clero y los feligreses de todo el universo. Obispos de varias partes de la tierra escribieron a Strossmayer para que les confesara la verdad sobre el panfleto. Strossmayer, en efecto, negó en varias oportunidades su veracidad y ofreció pruebas de que se trataba de una manifiesta invención de los enemigos de la unidad católica. Por fin pudo comprobarse, en el año 1876, que un ex sacerdote mexicano, el Dr. José Agustín Escudero, en un principio religioso agustino, pero más tarde apóstata de la Orden y de la Iglesia, masón y rebelde contra la autoridad eclesiástica y civil, acosado por el arrepentimiento de su propia conciencia reconoció ser el autor del escrito. Más tarde hizo una declaración penitenciaria en el periódico América del Sud. El misionero lazarista, padre Pedro Stollenwerk, envió el 18 de agosto de 1876, dicho periódico, junto con una carta personal, a Strossmayer. Stollenwerk había agregado la dirección de su casa: Calle Libertad. Hospital Francés, Buenos Aires. El secretario de Strossmayer, José Wallinger, confirmó la autenticidad de esta carta y de este modo todo el mundo se enteró de la verdad definitiva sobre el panfleto[23].

Las invenciones procedentes de los círculos liberales en el sentido de que se le ofrecían a Strossmayer las ofertas “más brillantes” para que encabeza a los católicos rebeldes, han sido desmentidas en forma categórica por un canónigo de Strossmayer ‑el padre Vorsak- quien en aquella época vivía en el Capitolio croata de San Jerónimo en Roma[24].

Granderath y Kirch mencionan también la pastoral de Strossmayer, relativa a los Santos Cirilo y Metodio del 4 de febrero de 1881, donde igualmente fue desmascarado dicho panfleto. Reproducimos el fragmento que nos interesa: “Hace unos años, circuló bajo mi nombre un horrendo discurso, que está tan lejos de mí por su forma y contenido, como el lugar de Sud América en que un sacerdote reconoció, arrepentido, que lo había confeccionado y divulgado, bajo mi nombre, ofreciéndome, por intermedio de su confesor, cualquier satisfacción que le pidiera. A pesar de que este escrito ostentaba por sí mismo características evidentes e indubitables de su origen apócrifo, causó muchas confusiones entre quienes no sabían que mis discursos fueron guardados en los Archivos del Vaticano y que no son accesibles a cualquiera. A pesar de que las cosas sucedieron así, me resulta grato poder confesar también en esta oportunidad, ante todo el mundo, que preferiría que mi mano derecha se secase o mi lengua quedase paralizada antes que decir o escribir una sola de las proposiciones de ese horrendo discurso que fue divulgado bajo mi nombre”[25].

Un año más tarde, o sea, el 4 de febrero de 1882, Strossmayer repitió casi literalmente dicha declaración en una contestación por escrito dirigida a los obispos ortodoxos que le habían atacado por dicha pastoral sobre los santos hermanos Cirilo y Metodio[26].

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NOTAS

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[1] Todos los discursos, estenográficamente registrados, están en la obra de I.D.M. MANSI: Sacrorum conciliorum nova et amplissima collectio, tomos 50, 51 y 52, a cura de I.B. Martin y L. Petit, Paris 1911-1927. El resumen de cada discurso es tomado de la obrita de Ivan Tomas, que se puede leer completa aquí.

[2] Janko Oberski Govori djakovaskog biskupa na Vatikanskom Saboru 1869-1870 (Los discursos del obispo de Djalkovo en el Concilio Vaticano de 1869‑1870, Zagreb 1929, pág. 8.

[3] Janko Oberski, Op. Cit., pág. 16.

[4] Lord Acton, Zur Geschichte des Vatikanischen Konzils, pág. 75.

[5] J. Oberski, Op. cit., pág. 58 72.

[6] J. Oberski, Op. cit., pág. 28‑54.

[7] Granderath ‑ Kirch, Op. cit., Vol. II, pág. 175 y 400.

[8] Granderath ‑ Kirch, Op. cit., pág. 400.

[9] Granderath ‑ Kirch, Op. cit., Vol II, pág. 402‑403.

[10] J. Oberski, Op. cit., pág. 112.

[11] J. Oberski, Op. cit., pág. 114.

[12] F. Sisic, Op. cit., pág. 390‑392. Aquí está reproducida la carta‑petición en su texto latino íntegro.

[13] J. Oberski, Op. cit., pág. 114.

[14] Granderath‑Kirch, Op. cit., Vol. II, pág. 189.

[15] Ver F. Sisic, Op. Cit., Libro A, pág. 504.

[16] J. Oberski, Op. cit., pág. 96.

[17] J. Oberski, Op. cit., pág. 98.

[18] Oberjski, Op. cit., pág,. 102‑108.

[19] J. Oberski, Op. cit., pág 110.

[20] J. Oberski, Op. cit., pág. 114.

[21] J. Oberski, Op. cit., pág. 114-116.

[22] F. Sisic, Op. cit., Vol I en prefacio, pág. VII-VIII.

[23] Granderath ‑ Kirch, Op. cit., Vol. III, pág. 189‑190.

[24] Granderath ‑ Kirch, Op. cit., Vol. III, nota 6, pág. 584-585.

[25] T. Smiciklas, Esbozo de vida y obra del Obispo J. J. Strossmayer, Zagreb 1906, pág. 430-431.

[26] F. Sisic, Op. cit. Vol. III, libro IV, Zagreb 1931, pág. 505.




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