Protestante:
Protestante:
Mi querido hermano:
Mucho me complace el tono respetuoso y amoroso que has usado aquí para con los pastores, discerniendo entre los vocacionales – a quienes el Señor llamó y dotó para este servicio a sus ovejas – y los profesionales, que estudiaron y graduaron para lucrar con la lana de sus ovejas.
La única pequeña aclaración que quisiera hacer al comenzar tu epígrafe, es cuando dices: “El diezmo lo practicó Abraham”, pues la idea de practicar sugiere un hábito repetido, cuando la Sagrada Escritura apenas registra una sola ocasión en que el patriarca dio los diezmos de todo.
También será bueno advertir a los lectores que hay otro aspecto importante que los pastores suelen ocultar cuando pretenden probar con el Nuevo Testamento la vigencia del diezmo para la iglesia: citan Hebreos 7:2: “A él asimismo dio Abraham los diezmos de todo” pero sin explicar la importante aclaración del v.4.
Efectivamente, según Gn. 13:2: “Abram era riquísimo en ganado, y en plata y oro”, pero lo que no explican, es que de toda esa su inmensa fortuna con la que el Señor le había prosperado, no le dio a Melquisedec ni una sola moneda. Aquel v.4 de Hebreos 7 dice bien claro que los diezmos eran los del botín, o sea, del despojo, de lo tomado de los reyes vencidos. De lo propio, Abraham no dio nada; de lo ajeno, de lo apropiado a sus enemigos, fue que entregó los diezmos al rey de Salem.
Así que si los pastores esperan que los miembros de sus iglesias apenas les entreguen los diezmos una vez en la vida, y esto, sólo cuando consigan ganarle un pleito a su adversario, ¡pobres de ellos!
La otra opción que les queda es pedir a sus miembros que renuncien a sus profesiones,
oficios y empleos, y se pongan todos a cultivar menta, anís y comino, y al recolectar separen las hojitas en dos montones, poniendo nueve en uno y una en el otro, y cuando acaben, carguen con el fardo al hombro y le presenten su diezmo conforme a Mateo 23:23.
A los que persisten en revalidar su derecho levítico convendrá recordarles que no pueden registrar a su nombre título de propiedad alguno, como bien explicaste.
El Señor sea contigo.
Ricardo.
Protestante:
Mi querido hermano:
Mucho me complace el tono respetuoso y amoroso que has usado aquí para con los pastores, discerniendo entre los vocacionales – a quienes el Señor llamó y dotó para este servicio a sus ovejas – y los profesionales, que estudiaron y graduaron para lucrar con la lana de sus ovejas.
La única pequeña aclaración que quisiera hacer al comenzar tu epígrafe, es cuando dices: “El diezmo lo practicó Abraham”, pues la idea de practicar sugiere un hábito repetido, cuando la Sagrada Escritura apenas registra una sola ocasión en que el patriarca dio los diezmos de todo.
También será bueno advertir a los lectores que hay otro aspecto importante que los pastores suelen ocultar cuando pretenden probar con el Nuevo Testamento la vigencia del diezmo para la iglesia: citan Hebreos 7:2: “A él asimismo dio Abraham los diezmos de todo” pero sin explicar la importante aclaración del v.4.
Efectivamente, según Gn. 13:2: “Abram era riquísimo en ganado, y en plata y oro”, pero lo que no explican, es que de toda esa su inmensa fortuna con la que el Señor le había prosperado, no le dio a Melquisedec ni una sola moneda. Aquel v.4 de Hebreos 7 dice bien claro que los diezmos eran los del botín, o sea, del despojo, de lo tomado de los reyes vencidos. De lo propio, Abraham no dio nada; de lo ajeno, de lo apropiado a sus enemigos, fue que entregó los diezmos al rey de Salem.
Así que si los pastores esperan que los miembros de sus iglesias apenas les entreguen los diezmos una vez en la vida, y esto, sólo cuando consigan ganarle un pleito a su adversario, ¡pobres de ellos!
La otra opción que les queda es pedir a sus miembros que renuncien a sus profesiones,
oficios y empleos, y se pongan todos a cultivar menta, anís y comino, y al recolectar separen las hojitas en dos montones, poniendo nueve en uno y una en el otro, y cuando acaben, carguen con el fardo al hombro y le presenten su diezmo conforme a Mateo 23:23.
A los que persisten en revalidar su derecho levítico convendrá recordarles que no pueden registrar a su nombre título de propiedad alguno, como bien explicaste.
El Señor sea contigo.
Ricardo.