Re: ¡EL TEMA PERFECTO!
Mi apreciado Dagoberto Juan:
Has tenido otro gran acierto aquí, como al preguntarnos lo que todos nos preguntamos, en tu anterior epígrafe: “¿Qué pasa con el Foro?”.
Si la experiencia sirve para algo, creo que apenas estoy segundo como miembro activo del Foro, sólo aventajado en algunos meses por Luis Fernando. Ocho años no es poco tiempo, por lo que considero que puedo aventurar una opinión.
Aunque las normas y ética a seguir son propuestas al momento de registrarse, es posible que por apremio de tiempo o una actitud liviana e irresponsable, algunos las pasen por alto.
Sin embargo, como todos somos diferentes unos de otros, es natural también que hayan motivaciones dispares, de allí que las propuestas y los aportes reflejen cosas distintas.
Un Foro cristiano de discusión viene a suplir lo que por más que se busque difícilmente se encuentre en alguna iglesia: una gran mesa redonda, donde cristianos de toda nación y denominación, sin importar sexo, raza, posición social o nivel intelectual, se atreven a abrir la boca para someter a consideración un asunto que les parece importante, o consultar a los demás recabando información o mayor instrucción sobre algún pasaje de la Escritura o alguna doctrina o práctica cristiana. Ya sea que compartamos lo que aprendemos, o busquemos aprender lo que otros puedan conocer mejor, damos y recibimos unos de otros.
Algunos foristas son meros curiosos, que al ver que no nos sorprenden con alguna propuesta insólita, hacen mutis y se van.
Otros son vanidosos, y si son pronta y categóricamente refutadas sus proposiciones, se retiran por algún tiempo, hasta que el entripado les haya pasado.
Otros son meros promotores de su denominación, movimiento o ministerio, y no les interesa responder a las objeciones que se les plantea, sino aprovecharse de la libertad y oportunidad que aquí se les brinda, para difundir toda suerte de herejías.
Estas tres clases de foristas desperdician y malogran todo lo bueno que aquí podrían hallar.
Creo que todavía podemos quedar unos cuantos que valoramos el poder compartir con total libertad lo que creemos, pensamos y sentimos sobre cualquier asunto.
Paradójicamente, es de los hermanos que discrepan con nosotros de quienes más aprendemos, pues aunque siempre algo podrán agregar aquellos con los que coincidimos, son los que se nos oponen quienes mejor podrán convencernos de algún error en que pudiéramos estar; y de ser ellos los equivocados, entonces nos exigirán estudios más profundos a fin de llevarles a la verdad. Al ser corregidos, aprendemos; y al ser correctores también aprendemos, pues lo que ya sabemos siempre será insuficiente para enseñar también a otros.
Pienso que el éxito de un epígrafe está dado principalmente por dos cosas:
1 – El asunto propuesto. El interés que logre concitar tiene que ver con su trascendencia o su oportunidad. Muchos se quejan de los temas trillados, como que siempre se está discutiendo sobre las mismas cosas. Esto es así, porque pocos advierten que usando del buscador en el Foro pueden leer exhaustivos debates sobre el punto que les interesa, y así vuelven a abrir un nuevo epígrafe sobre el mismo tema recientemente discutido. Se justifica, sin embargo, si hay un aspecto totalmente nuevo que ahora se propone. Por otro lado, la reiteración de los asuntos puede estar dada también por la mayor importancia de los mismos, y porque en los tratamientos dados anteriormente se abandonó la discusión sin haber arribado a ninguna conclusión.
2 – Los foristas y sus aportes. La índole de cada cual se descubre fácilmente a través de sus aportaciones, de modo que algunos se fastidian cuando se les muestra alguna inconsistencia. Lo bueno y lo malo de nuestro carácter y formación se expone claramente y no hay forma de disimularlo por demasiado tiempo. Quienes no quieren verse desnudos a los ojos de los demás, simplemente ponen unas pocas frases, o se dedican a pegar citas importadas de otras páginas. De este modo quedan protegidos tras su brevedad o la directa responsabilidad de los autores que citan. Gracias a Dios todavía quedan quienes se comunican bien, dando y recibiendo; pensando primero, y escribiendo después.
3 - Sin duda que el Señor Jesucristo es el TEMA por excelencia. Sin embargo, quienes quieren atentar contra la verdad revelada en cuanto a Su persona y obra, difícilmente lo hacen directamente, sino muy sutilmente. Es así que la apología cristiana debe atender a todos los aspectos considerados en la sana doctrina, o como dijera también Pablo: “todo el consejo de Dios”.
Cualquier error al respeto, generalmente parte o conduce a otros más serios errores que implican desvíos de la verdad en cuanto a lo que nuestro Señor es. Por ello no sirve desentenderse de lo que pueda considerarse un pequeño detalle de menuda importancia. Detrás de la piedra puede estar el cangrejo. Así, detrás de una escritura torcida mañosamente puede tejerse una maraña de herejía difícil de descubrir desde el inicio.
Controversias, polémicas, discusiones, no son en sí mismas cosas malas que debamos evitar, si las tomamos como ejercicios no solamente intelectuales sino también espirituales, desde el momento en que consideramos que nuestro ocasional antagonista puede tener algún vislumbre de la verdad en algún punto en que nos hallamos en penumbras. De no ser más que una batalla carnal en la que cada cual se encapricha por mantener a porfía su propia obsesión, por supuesto que no vale el mínimo gasto de tiempo y esfuerzo.
De igual manera a como los jóvenes pueden desaprovechar la inmejorable oportunidad de aprender en el buen colegio en el que estudian, muchos hermanos también se están privando de lo mucho que podrían aprovechar de un Foro como este, debatiendo en la mejor forma los grandes temas.
Lejos de desanimarte, piensa que el Señor por su gracia quizás te esté usando como un referente y mentor.
Dios te bendiga.
Ricardo.