¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Estimado MINIYO:

Estimado MINIYO:


Acabo de copiar ambos mensajes tuyos (el de este y el otro epìgrafe), para considerarlos con toda la atenciòn que se merecen, y màs tarde dar la debida respuestas, pero no pude esperar a pedirte que recapacitaras en lo que aquì dices:
"Cuando Jesus dice: "os" no solo se refiere a los fariseos sino a cualquiera que le escuche y eso nos integra a "nos".
Una declaraciòn como esa que no especifica que te refieres únicamente a esos versìculos de Mateo 19, la hace extensiva a todas las demàs ocasiones en que Jesùs utiliza el pronombre.
Ello irìa contra las màs elementales leyes de la hermenèutica, pues entre otras cosas, nos obligarìa tambièn a diezmar la menta, el eneldo y el comino.
Ricardo.
 
Estimado MINIYO:

Estimado MINIYO:


Vuelvo sobre tu declaración:
“Cuando Jesús dice: "os" no solo se refiere a los fariseos sino a cualquiera que le escuche y eso nos integra a "nos".
No quisiera irme ni siquiera cerca para que luego me reproches que apenas te ceñías a ese pasaje de Mateo, y no a todos en los que Jesús utiliza el “os”, como en el capítulo 23, donde es más que obvio que sus imprecaciones a los fariseos no nos conciernen a nosotros sus discípulos, aunque oigamos esas palabras en la predicación o las leamos directamente de nuestras Biblias.
Así que permanezco en el v.8ª: “Él les dijo: -Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres…”.
Yo puedo aceptar lo de la dureza de mi corazón (y hasta en esto mi esposa podría concordar contigo que el “os” de Jesús me incluye), pero caería muerta de risa al suelo si te escuchara decir que Moisés me permitió repudiarla, aún si se diera el prodigioso caso de incurrir en lo que ya no puede (fornicar) tras 38 años de matrimonio en únicas nupcias.
He admitido que puedo estar equivocado e invité a que se me corrija. Pero tú no lo haces. He corrido al otro epígrafe para ver si allí corregías mis argumentos que aquí soslayas como si no los hubiese escrito. El hecho de que no los sobresalte ni los coloree no es para que sean desatendidos. Pero tampoco respondes allí a lo que callas aquí.
Te comprendo. No tienes como replicar a lo que digo. Pero tampoco contestes con el silencio. Tus cuestionamientos me representan todo un desafío que me exige un esfuerzo en considerarlos atentamente para ver cuánta razón te asiste. “El que calla, otorga” dice el adagio, pero más útil a todos será confesar alegremente la aceptación de la verdad con el consiguiente rechazo del error que hasta el momento se hubiera sostenido, o de lo contrario proseguir dando razones conducentes a la refutación de lo que la otra parte sostiene.
La única ventaja que te llevo es que yo defendí a capa y espada tu posición; pero la capa era mi ignorancia de las Escrituras, y la espada era mi propia opinión envalentonada por el consenso general en nuestro ámbito cristiano y evangélico.
Ahora es distinto, porque con la ayuda de todos ustedes los foristas, puedo confrontar sus opiniones (que por bastante tiempo también fueron mías) con las Escrituras, la realidad histórica y circundante y la lógica de la razón.
Sigues insistiendo con esa excepción o salvedad de la causa de fornicación, haciendo abstracción de cuanto expliqué que no es una instrucción impartida a los discípulos de Jesús, sino a cuantos estaban bajo la ley de Moisés. Si hacemos vigente para la iglesia de Cristo esa disposición, entonces también tendríamos que circuncidarnos, contar los pasos que caminamos el día sábado, no comer jamón y tantísimas otras cosas por el estilo que el Señor y sus discípulos guardaban pues eran judíos todavía bajo la antigua dispensación de la Ley. En menos de dos meses el mundo antiguo cambió. La crucifixión, sepultura, resurrección, ascensión y glorificación de Cristo a la diestra del Padre, y la venida del Espíritu Santo prometido en Pentecostés, cambió todo cuanto hasta entonces concernía a la religión judaica. La unidad de judíos y gentiles convertidos a Cristo conforma una nueva entidad que ya no se rige por la ley de Moisés sino por la ley de Cristo. Y Cristo es superior a la Ley, aunque no la abrogó sino que la cumplió perfectamente como sólo Él podía hacerlo.
Lamentablemente, en el otro epígrafe no explicas lo que aquí prometías:
“él o la adúltera, están legalmente muertos y la otra parte legalmente viuda.”
Al responderte ahora en el otro epígrafe numeraré los párrafos de mis observaciones a tu mensaje, de modo que te facilite las respuestas sin omitir nada, y si quisieras seguir el mismo método yo me comprometo a no dejar de dar debida respuesta a cada una de tus razones.
Ricardo.
 
Re: Apreciado MINIYO:

Re: Apreciado MINIYO:



Repasando lo que ahora dices (Miniyo), fíjate en esto: “desde el momento que el Dios Soberano nos deja abierta la posibilidad, en su voluntad permisiva, del divorcio, aunque solo sea por causa de fornicación”. ¿Dónde está el detalle? Pues en el uso inadecuado del pronombre “nos”. Fíjate que en Mt.19:8 y 9, el Señor les dice a los fariseos: “Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió”…Y yo os digo…”. ¿Te das cuenta? Te sumas al grupo de los fariseos que están probando a Jesús y reciben de Él la explicación al origen de la permisión de Moisés. Si quieres mantenerte dentro de los términos de la vieja ley estás en tu derecho, aunque acarreándote maldición caso que ofendieres en un solo punto de la misma, como bien sabes. Dirás: - ¿Qué otra opción tenemos? Pues para los discípulos que le seguimos a Él y no a Moisés, nos quedamos con Sus palabras que siguen: “pero al principio no fue así”. ¿De cuál lado te pones? ¿Del lado del mandamiento universal expresado en los vs.5 y 6, o del lado de la permisión mosaica a los judíos? ¿Dónde fundas tu convicción, en el eterno y original propósito de Dios o en la causalidad “por la dureza de vuestros corazones”? No es en el endurecido corazón de los judíos que yo afianzo mi posición, sino en el sabio y amoroso corazón del Padre que hace todo lo mejor para sus hijos. Vivo por gracia y por fe, y no por las excepciones a la Ley. No es la “causa de fornicación” lo que me inspira a adoptar una posición respecto al divorcio con recasamiento, sino lo que Dios planeó en su soberanía aún antes de haber formado la primer pareja.........

¡Pobre consuelo el mío si por ganar una esposa reemplazante quedo divorciado de mi Dios y de mi Cristo, con su Espíritu contristado y apagado dentro de mí!
Pero puedo estar equivocado. Si así fuera, corríjanme.
Ricardo

Es loable el cambiar de postura respecto al tema, pegándose a las palabras de Cristo: “pero al principio no fue así”. Siguiendo este mismo análisis el cristiano debería también tomar la misma postura respecto a la alimentación dada "al principio", es decir, la vegetariana (de paso: no soy vegetariano).
Es que como argumentas que el matrimonio no es una institución mosaica, igual sucede con la alimentación, tuvieron el carácter de "mandamiento universal", al principio, para expresarlo con las mismas palabras de Ricardo. Con el Sábado sucede algo parecido.

No creo que se gane nada al reemplazar una esposa; al cambiar lo dispuesto en la alimentación; al no descansar según lo santo y bendito desde el principio. Es decir, lo que "en el eterno y original propósito de Dios" fue dado al hombre. Entonces, no deberíamos ni repudiar a la mujer, ni la alimentación ni el Sábado.

Hago mias las palabras: "No es la “causa de fornicación” lo que me inspira a adoptar una posición respecto al divorcio con recasamiento, sino lo que Dios planeó en su soberanía aún antes de haber formado la primer pareja"

Saludos
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Estimado Ricardo

Si… estás en lo cierto… no hay lugar a corregir tus aportes en éste tema;… la verdad es que desde el principio me ha llamado la atención la postura de Miniyo,… y el echo de que así sea,…por cierto habla muy bien de la calidad de cristiano que es Miniyo… un varón de Dios… casi contado con toda seguridad entre los “legalistas” que aquí aportamos… Reconozco a Miniyo como intransable adalid de la verdad… y he ahí mi sorpresa…. No alcanzo a vislumbrar las razones… pero en éste tema le veo muy relativista y con ciertos aires de liberalidad, nada común en Miniyo…. Más todavía… cuando le cuento entre los que padecemos el “síndrome de Pedro”,… por defender la verdad… cortamos la oreja… y si alguno osa exponerse demasiado… aún la cabeza rodará bajo la espada de dos filos.

Espero que todo esto termine bien… por el aprecio que tengo hacía Miniyo;… hacía tu persona… y por cierto… sin desmerecer… a todos los hombres y mujeres de Dios que nos enriquecen en éste foro. Que el freno de la templanza nos mantenga unidos y sin posibilidad alguna de saciar la sed de aquellos ojos que nos acechan.


Dios les bendiga ricamente a todos.
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Apreciados Ricardo y Dagoberto, no tengo el mas minimo interes en defender el divorcio y el nuevo casamiento, mi unico interes en todo esto era considerar lo que se nos decia en las Escrituras, sin faltar a la verdad.

Por lo tanto yo dejo el debate en este punto, porque me veria emplazado en una situacion donde no quiero estar, ni defender.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Apreciados Ricardo y Dagoberto, no tengo el mas minimo interes en defender el divorcio y el nuevo casamiento, mi unico interes en todo esto era considerar lo que se nos decia en las Escrituras, sin faltar a la verdad.

Por lo tanto yo dejo el debate en este punto, porque me veria emplazado en una situacion donde no quiero estar, ni defender.

Que Dios les bendiga a todos

Paz

¡¡AMÉN!! .... ¡Dios bendiga tu sabiduría!....

tuyo en Cristo... Dagoberto
 
SEXTA SECCIÓN

SEXTA SECCIÓN


Pide la palabra el escéptico:
- De veras que no quisiera parecer impertinente, pero como acepté en la discusión que la excepción expresada por Jesús fuese la causal de fornicación, y no otra cosa, yo me temo que me hayan dado gato por liebre. Los casos que aquí se presentaron para mostrar como el endurecido corazón del marido en vez de perdonar y comprender, opta por repudiarla con la carta de divorcio en mano, no son realmente de fornicación sino de violación, por lo que se me hace que estamos hablando de cosas distintas.

El hermano rústico abrió tamaños ojos, mientras el “sacramentalista” asintió con su cabeza. Pero el polemista carraspeó un poco y se aprestó a responder:
- Siendo que la fornicación en su definición más breve es “el acto carnal fuera del matrimonio”, solamente el soltero puede cometerlo. Así, aunque moralmente la doncella violada no comete pecado de fornicación, pues es forzada y sometida, la unión carnal sí se produce, por lo que técnicamente puede decirse que hubo fornicación (unión carnal fuera del matrimonio) aunque en forma involuntaria de la víctima, por lo que queda sin culpa.
- En todo caso, algo de culpabilidad podía caber a la mujer – acotó el veterano – no en ese hecho infame, sino luego, de haberlo ocultado a sus padres. Como las bodas eran arregladas entre las familias, se podía haber acordado el desposorio de aceptar la familia del novio la imprevista situación. De no avenirse a esa realidad, los padres podían buscar con otra familia a quien pudiera desposarla. También podía darse la situación que habiendo sido enterados los padres del hecho, lo ocultaran para no arriesgar la anulación de la boda prevista, apostando a la indulgencia del marido.
Así, el caso hipotético del hombre que Moisés describe en Dt.24:1 podría
resultar de su contrariedad por no resultar las cosas como esperaba, sentirse defraudado por la novia y/o sus padres, y no creer a su testimonio del ultraje
padecido. Jesús llama a esto: dureza de corazón. De no existir esta excepción a la ley monogámica, el hombre, dudando de la honestidad de su esposa, podía ser preso de los celos de por vida, haciendo un infierno la vida de su mujer.
- A mí me satisface la explicación – se apresuró a decir el primer forista - ¿queda ahora usted conforme?
- ¡Sí, por el momento! – admitió el escéptico.
Ricardo.
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Estimado Ricardo

Sigo manifestando MI punto de vista; …paralelamente a mi postura, que ya sabes claramente cual es… quisiera solo diferir o corregir un poquito solo en una situación de conceptos al polemista en cuestión.

Creo (particularmente) que el caso de fornicación, bien se puede dar en un matrimonio;… es decir… no es solo cuestión en la que pudieran caer los solteros; que por cierto… a ellos les cae “como anillo al dedo”. Considero que un hombre casado (incluyendo a los cristianos… y obviamente al pastor) puede cometer pecado de fornicación;… me explico: Si un cristiano-a llega a tener relaciones sexuales con otra persona, por una sola vez…. Se constituye más en fornicario que en adúltero… o sea, tuvo relaciones una vez y luego nunca más… eso YO lo considero pecado de fornicación (tanto en el esposo como esposa) y aunque nunca más se haya cometido tal desatino… es una causal de divorcio;… mayormente para el endurecido corazón de uno de los cónyuges. Igualmente la periódica o esporádica pero reincidente relación de tipo amorosa del esposo o esposa con otra persona… les califica ipso facto en adúlteros.

En resumen, un casado-a, puede ser fornicario.


Aclaro que es MI entendimiento.

Dios le bendiga señor polemista.
 
Apreciado MINIYO:

Apreciado MINIYO:


Por más que tu retiro del debate podría ser previsible, no era lo que yo esperaba.
Con siete años de experiencia debatiendo en este y otros foros cristianos, era algo de lo más común que cuando a un forista ya no le quedaban cartuchos para disparar ni nada ya tras lo cual refugiarse, hiciera mutis o anunciara su retiro.
Lo menos común, era que tras debatir honesta y denodadamente un forista acabara, no en darse por vencido, sino venciendo efectivamente al reconocer que estaba equivocado y agradecer todo el esfuerzo desplegado para que él finalmente reconociese la verdad.
Soy ajedrecista, y como tal, para aprender a vencer en mis partidas, tuve que asimilar las derrotas y aprender a tender la mano a mi rival para estrechársela con respeto y gratitud por aprender de su victoria a cómo mejorar mi estrategia y táctica en el juego. Tal disciplina, aplicada al debate, nos hace tanto respetar y apreciar al ocasional rival, como agradecerle por habernos hecho ver aquellos aspectos de la verdad que nunca antes habíamos considerado.
Tú fuiste muy buen contendor, incluso, hasta estando desde el comienzo del mismo lado. Sin embargo, creíste que podía existir en este asunto una pequeña rendija por la que podría admitirse al menos la posibilidad de legitimar el recasamiento entre cristianos. Tú no fallaste como polemista, sino que sencillamente ensayaste con honestidad y la mejor intención, defender una posición que a la corta o la larga se desmoronaría.
En este mismo tema de discusión, yo mismo he estado equivocado buena parte de mi vida. Y en otros muchos puntos también. La verdad de Dios es inmutable; pero nuestra comprensión de ella es progresiva. Avanzamos, al paso que recibiendo las nociones correctas, desechamos las erróneas. La verdad no convive con el error, como tampoco la luz con las tinieblas. Pero para que crezcamos en el conocimiento de la verdad tenemos que ser personas totalmente libres. Si estoy comprometido con la doctrina de mi denominación, entonces eso es imposible. No se pueden conciliar las doctrinas de hombres con la doctrina que viene de Dios. Si mi situación particular fuese la de ser yo mismo un divorciado recasado, o la de un familiar cercano, o la de un amigo muy querido, entonces de alguna manera no soy enteramente libre para juzgar con objetividad. Entonces me refugiaré en el siempre mal citado “no juzguéis para que no seáis juzgados”.
Te escribo todo esto, pues aunque respeto tu decisión de ausentarte del debate activo, ello no te priva de seguir leyendo los distintos aportes, y hasta oportunamente reconsiderar esta decisión.
También, al tiempo que te mantienes apartado de la brega, puedes permanecer dentro de lo que sí es de tu interés: considerar lo que las Escrituras nos dicen, sin faltar a la verdad. Y si en algún momento te parece que estamos faltando, pues entonces ahí intervienes.
Te reitero todo mi respeto, aprecio y fraterno amor en Cristo.
Ricardo.
 
Re: Apreciado MINIYO:

Re: Apreciado MINIYO:


Por más que tu retiro del debate podría ser previsible, no era lo que yo esperaba.
Con siete años de experiencia debatiendo en este y otros foros cristianos, era algo de lo más común que cuando a un forista ya no le quedaban cartuchos para disparar ni nada ya tras lo cual refugiarse, hiciera mutis o anunciara su retiro.
Lo menos común, era que tras debatir honesta y denodadamente un forista acabara, no en darse por vencido, sino venciendo efectivamente al reconocer que estaba equivocado y agradecer todo el esfuerzo desplegado para que él finalmente reconociese la verdad.
Soy ajedrecista, y como tal, para aprender a vencer en mis partidas, tuve que asimilar las derrotas y aprender a tender la mano a mi rival para estrechársela con respeto y gratitud por aprender de su victoria a cómo mejorar mi estrategia y táctica en el juego. Tal disciplina, aplicada al debate, nos hace tanto respetar y apreciar al ocasional rival, como agradecerle por habernos hecho ver aquellos aspectos de la verdad que nunca antes habíamos considerado.
Tú fuiste muy buen contendor, incluso, hasta estando desde el comienzo del mismo lado. Sin embargo, creíste que podía existir en este asunto una pequeña rendija por la que podría admitirse al menos la posibilidad de legitimar el recasamiento entre cristianos. Tú no fallaste como polemista, sino que sencillamente ensayaste con honestidad y la mejor intención, defender una posición que a la corta o la larga se desmoronaría.
En este mismo tema de discusión, yo mismo he estado equivocado buena parte de mi vida. Y en otros muchos puntos también. La verdad de Dios es inmutable; pero nuestra comprensión de ella es progresiva. Avanzamos, al paso que recibiendo las nociones correctas, desechamos las erróneas. La verdad no convive con el error, como tampoco la luz con las tinieblas. Pero para que crezcamos en el conocimiento de la verdad tenemos que ser personas totalmente libres. Si estoy comprometido con la doctrina de mi denominación, entonces eso es imposible. No se pueden conciliar las doctrinas de hombres con la doctrina que viene de Dios. Si mi situación particular fuese la de ser yo mismo un divorciado recasado, o la de un familiar cercano, o la de un amigo muy querido, entonces de alguna manera no soy enteramente libre para juzgar con objetividad. Entonces me refugiaré en el siempre mal citado “no juzguéis para que no seáis juzgados”.
Te escribo todo esto, pues aunque respeto tu decisión de ausentarte del debate activo, ello no te priva de seguir leyendo los distintos aportes, y hasta oportunamente reconsiderar esta decisión.
También, al tiempo que te mantienes apartado de la brega, puedes permanecer dentro de lo que sí es de tu interés: considerar lo que las Escrituras nos dicen, sin faltar a la verdad. Y si en algún momento te parece que estamos faltando, pues entonces ahí intervienes.
Te reitero todo mi respeto, aprecio y fraterno amor en Cristo.
Ricardo.

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Este aporte tuyo me hace necesario aportar una aclaracion, no es que yo lo vea diferente, es que no quiero dar con mis argumentos, excusas a quien no tenga un corazon recto para con Dios en este asunto. Por eso dije que no queria estar en una posicion, que en principio no comparto (la del divorcio y nuevo casamiento), ni defender los motivos licitos para ello.

Una cosa tienes tu que reflexionar, y es que cuando Jesus hablo de este tema, el divorcio, en el pueblo de Israel, anulaba el matrimonio, permitiendo un nuevo casamiento, esto por un lado. Por otro lado, Jesus dice que si uno se divorcia, por causa de fornicacion, y se casa de nuevo, no incurre en adulterio, y esto es muy facil de entender y comprobar.

Mat 19:9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.

En primer lugar, Jesus, reconoce que cuando repudiaban, se volvian a casar. En segundo lugar, Jesus, dice que si se casaban, cometian adulterio, "salvo" o "excepto" los que lo hacian por causa de fornicacion. Esto no tiene vuelta de hoja.

Esto no quita que los cristianos tengamos que aborrecer el divorcio, porque sabemos que no es la voluntad de Dios, pero a veces Dios permite cosas, que no siendo su voluntad perfecta, es su voluntad permisiva y Dios utiliza esto tambien para hacer su voluntad perfecta.

Para ponerte un ejemplo, me remito al caso de David con Betsabe, la mujer de Urias, con quien adultero y luego le llevo al homicidio (haciendo que matasen a Urias), y luego de este matrimonio nacio Salomon, de quien desciende Jesus (Mateo1:6-7). Esto por no mencionar la cantidad de esposas y concubinas que tenia David, a quien las Escrituras se refieren como que tenia un corazon conforme al corazon de Dios (Hechos 13:22).

Y no te quepa la menor duda, que mi sola intencion esta en defender la verdad, tal como la entiendo. Te dire que soy soltero, y no creo, a estas alturas, que me case.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Apreciado Dagoberto:

Apreciado Dagoberto:


Uno de estos días me van a matar de un susto. Tal fue el que me llevé al leerte, que primero te desconocí, y luego pensé que estarías bromeando.
Así que ya que lo aludías, pasé el mensaje al polemista para que viera él qué responderte.
Yo ya no estoy para estos lances, y cedo tu punto de discusión a quien con mejores bríos, entendimiento y perspicacia, pueda contestar a tus sutilezas.
Ricardo.

Hermano DJ:
Felicito a Vd. porque finalice diciendo “Aclaro que es MI entendimiento”, por lo cual deduzco que no es usted sino Su entendimiento que necesita ser aclarado.
Así que me alegro de que mientras Vd. mantiene en paralelo la misma postura que Ricardo, apenas sea Su punto de vista el que se desvía buscando un enfoque tan particular, que de conocerlo MINIYO - y sobrevivir al infarto –, délo por seguro que retorna al foro de inmediato.
Yo no sé si a esta altura del partido usted calculó que Ricardo estaría cansado, pidiendo agua por señas, y porque hicieran el relevo. Pues no se equivocó, y aquí me ve.
Ha estado muy acertado en hacer constar ya de entrada, que la suya es creencia particular a Vd., y nada le debe a gramático, lingüista, filólogo o espécimen parecido.
Si la “fornicación” les cae a los solteros como anillo al dedo, será porque oficiando de pastor usted me los casa con anillo y todo. Si ya son marido y mujer y están con la soga al cuello, pues “un tropezón cualquiera da en la vida” canta la letra de un tango, y una “cana al aire” podría usted tomarla como no tipificando un adulterio a lo bruto, sino apenas un desliz, que no sé realmente si con la excepcionalidad me lo achica o me lo agrava. Pues pareciendo en primera instancia lo primero, en segunda como que me lo convierte en causa suficiente como para demandar el divorcio. O sea, si por tonto cae el cónyuge en unión carnal fuera del matrimonio, en acto único e irrepetible, podrá aprovechar cualquiera de los esposos a reclamar la cláusula de excepción de Mt.19:9 y obtener el divorcio con nuevo casamiento en puerta. Pero si por retontos reinciden una y otra vez en el mismo acto ilícito, tal torpeza ya tipifica adulterio, lo que los dejaría fuera de la aludida salvedad, de modo que aunque llegaran al divorcio no podrían recasarse.
Tal como ve Vd. la cosa, entonces, si el pastor tuviera una aventura con su secretaria, y ambos desearan perpetuarla de por vida, pero en forma legítima para continuar en el ministerio, tendrán que documentar válidamente esa “única vez”, de modo que las “malas lenguas” en la iglesia no empiecen luego a chismear que desde hacía ya tiempo venían en esas cosas. Pero si la incontenible fuerza de la pasión los calificara ya como amantes consuetudinarios, entonces tendría que optar entre el ministerio y su nuevo amor, pues por menos legalista que fuera la congregación, difícilmente admitiera a un pastor adúltero con una esposa en la casa y otra en la iglesia sentada en el banco de suplentes.
Así que ahora, y gracias a su aporte, esta antigua doctrina del divorcio que ya deambula por los pasillos de las iglesias doblegada por el peso de sus tres mil quinientos años de historia, recibe el refresco de la “renovación conyugal” que podrán disfrutar los pastores antes de acogerse a los beneficios de la jubilación. Si eligen bien, como el vino añejo y la mujer joven, podrán todavía tener, al mejor estilo Rey David, quien le caliente los pies en las noches de invierno. Si son previsores, engendrarán primero - como los antiguos patriarcas -, hijos e hijas, para que a su mamá la pastora recojan cuando Papá Pastor reinicie su nueva vida.
Apreciado DJ, si no te entendí bien por el apagón de tu entendimiento, o del mío, por los efluvios del vino añejo, te agradecerá hagas las correcciones del caso.
Mis cordiales saludos.
El polemista.
 
Estimado MINIYO:

Estimado MINIYO:


Está bien, no discutiremos más si no quieres. Me consta que has arrancado desde un principio sosteniendo la misma posición, cuando magnificabas las palabras de 1Co.7: 10 “mando, no yo, sino el Señor”. Fue Max Powell quien te contesta con la salvedad de la causa de fornicación, sobresaltándola. Admito que luego pude yo mismo llamarte la atención cuando empiezo a inferir cosas de Mt.19:1-12 y paralelos y Dt.24:1-4. Tales inferencias mías no las había oído ni leído antes, ni me fueron presentadas cuando entonces yo atacaba la posición que ahora defiendo. Por ello decía siempre antes como hoy que bien podía estar equivocado y que de estarlo se me muestre en qué y por qué. Pero esta especie de novedad en la polémica, pudo haberte dado la sensación de que estaba presentando un flanco vulnerable, por lo cual te dedicaste a magnificar la excepción de la causa de fornicación. Tras eso siguieron mis explicaciones; mostrando la luz que arrojaba el contexto, los pasajes paralelos en Marcos y Lucas, y lo que Dt.24: 1-4 decía. A todo ello siempre respondiste magnificando la consabida frase, sin responder a los argumentos que aportaba, como volviste a hacer en el último mensaje.
¿Qué es lo de nuevo que ahora agregas?
Me invitas a reflexionar sobre Jesús y su tiempo y lo que Él dice sobre el divorcio; te hago caso y reflexiono. Veo sí en mi Biblia que el título arriba en el Cap.19 dice: Jesús enseña sobre el divorcio.
Leo luego toda esta porción más los pasajes paralelos entre paréntesis bajo ese título. Compruebo con sorpresa que Jesús nunca habla del divorcio, sino que son los fariseos que usan la expresión “carta de divorcio”. Ya sé, me dirás entonces que así traduce nuestra versión española de Reina –Valera, pero que otro gallo cantaría si lo hiciera en griego. Pues bien, consigo un gallo más ateniense que Pericles, lo amenazo con torcerle el cogote si no me canta en griego la canción de los fariseos y la respuesta de Jesús. Cacarea un poco y luego lanza un estridente APOSTASION: la carta de divorcio. Y esta palabra aparece únicamente aquí en Mt.19:7; 5:31 y Mr.10:4. Conforme al canto del gallo griego, la palabra que Jesús usa en todos esos casos es otra: APOLUÖ, traducida en estos casos por “repudio”. Para cualquier alienígena que leyera estos pasajes, siempre le quedará la impresión de que Jesús se manifiesta fuertemente contrario a la práctica de cambiar una esposa por otra. La excepción con la salvedad que sólo aparece en Mateo no alcanza a atenuar siquiera la firmeza con que rebate la propuesta de los fariseos. Sería pretender demasiado que allí Jesús está permitiendo, autorizando, legitimando una causal para el divorcio tal como actualmente se le quiere hacer decir.
Así que en todos esos pasajes de los sinópticos Jesús no enseña nada sobre el divorcio, porque simplemente, lo ignora. Sobre lo que sí enseña, es sobre la indisolubilidad del matrimonio. Esto es lo “muy fácil de entender y comprobar” que tú dices. Pero para lo otro, que es a lo que le adjudicas tal facilidad, no hay siquiera por donde empezar para edificar tal idea, no hallando más materiales que no sean madera, heno y hojarasca. La excepción que registra Mateo no es más que un tirón de orejas a los fariseos que creyéndose expertos en las Escrituras tienen que escuchar su reproche “¿No habéis leído…?”. No habían leído bien ni el primero ni el quinto libro de Moisés. Del primero, podían haber aprendido que no podían los hombres separar lo que Dios había perfectamente unido; del quinto, que únicamente la causa de fornicación les permitía despedir a su mujer, y ello motivado no en un mandato expreso de Dios sino en la dureza de corazón de los judíos (Dt.24:1-4).
Bien vistas las cosas, lo que no tiene vuelta de hoja es que lo que tú dices que Jesús reconoce (como si admitiera o aceptara), en realidad no lo hace en el tono de quien aprueba sino que ahí el denuncia y acusa a los que así hacen. La excepcionalidad de la salvedad no le confiere a Jesús ningún tono indulgente con las malas prácticas de los judíos.
La vida cristiana se encara siempre frente a la voluntad revelada de Dios y no la permisiva. El que Él frecuentemente nos permita hacer lo que queremos, no debiera jamás ser la brújula que nos guíe, pues así con igual frecuencia nos estrellaremos contra los arrecifes. El cristiano no puede decir: - Siendo que planeo hacer esto, si Dios no se interpone impidiéndolo, creeré que estoy haciendo su voluntad; cuanto menos la permisiva. A lo que tendemos es a hacer “su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo” (He.13:21). Esto está muy lejos de su “voluntad permisiva”, y es real y nada utópico.
El caso que luego pones del rey David, entre otros muchos que se podrían citar, nos habla de la paciencia y benignidad de Dios, soportando las flaquezas de sus siervos, pero sin dejar de imponer la severidad de su disciplina, no permitiendo, por ejemplo, que Moisés entrara en la tierra prometida ni que David construyera el Templo. Y por el pecado específico de David que mencionas, la sentencia divina también fue muy rigurosa: “Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada…” (2Sam.12:10).
Jamás dudé de tu honestidad en cuanto a tu sola intención de defender la verdad, pero la verdad no se defiende a porfía, sino con razones lógicas y la aplicación apropiada de las Escrituras.
De otro modo, quedamos como Lutero quien no transando con Zuinglio en su punto de la presencia real de Cristo en el pan de la Cena, repetía las palabras “hoc est corpus meum” sin atender a todas las razones que Zuinglio alegaba, sin contradecir un ápice a las palabras de Cristo.
Así también nosotros, si yo hago el gasto de comentar todos los aspectos que se presentan en el debate, y tú sólo reiteras el “a no ser por causa de fornicación” sin atender a evidencias y razones, quedamos empantanados en el mismo inicio de la controversia, pues todavía no hemos pasado del comienzo de Mateo 19 y sus referencias.
Caso que no reveas tu decisión, quizás en el medio en que te mueves puedas invitar a algún hermano que piense que vale la pena defender la posición más en boga entre protestantes y evangélicos, a sumar su aporte al debate.
Le atenderemos con el respeto y deferencia de siempre.
Cordiales saludos.
Ricardo.
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Apreciado Ricardo

Cuando cito:

1 Corintios 7:10

Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo,
sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;

1 Corintios 7:11

y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su
marido; y que el marido no abandone a su mujer.


Es porque creo que es la voluntad de Dios para los cristianos (que es el supuesto que consideramos), y para los no cristianos, tambien. Dicho esto y siendo esta la base, no puedo ignorar que tambien esta escrito Mateo 19:9.

Pero en mi aclaracion hasta aqui llego, repitiendo que un matrimonio cristiano nunca deberia divorciarse, lo que ocurre, por desgracia, es que muchos se divorcian y muchas veces, tambien, hay una parte, que queria hacer la voluntad de Dios y se quedo con un palmo de narices. Pues para esta gente, es para quien creo, que Jesus, tenia en consideracion en su excepcion de Mateo 19:9. Pero no queriendo dar mas vueltas al tema, por considerar que las posiciones estan ya suficientemente definidas, y que como te digo, no quiero defender de ninguna manera el divorcio, por eso prefiero retirarme del debate.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
MINIYO

MINIYO


Entendido, apreciado MINIYO, entendido.
Por ahora proseguirè aportando las diversas secciones de los diàlogos en la mesa redonda,donde irè considerando las tesis, hipótesis y sìntesis que los amigos foristas quieran plantear.
Hasta muy pronto y que el Señor te bendiga.
Ricardo.
 
A todos los foristas:

A todos los foristas:


Recuerden por favor que todos cuantos deseen una elucidaciòn de un asunto tan contraversial como el propuesto, pueden ingresar acà no sòlo sus preguntas y comentarios, sino tambièn sus objeciones y cuestionamientos.
Pueden tambièn invitar a otros hermanos en quienes reconozcan mayor solvencia en el tratamiento de estos temas a hacer sus aportes, preferentemente a quienes puedan defender la posiciòn contraria: es decir, que por alguna causa el cristiano legìtimamente podrìa contraer nuevas nupcias de seguir viva la primera con quien se casò.
Saludos.
Ricardo.
 
SÉPTIMA SECCIÓN

SÉPTIMA SECCIÓN


Vuelve a intervenir el escéptico:
- Si decimos que esa “causa de fornicación” a la que alude Jesús, podrían ser las violaciones, ¿por qué mejor no habló por las claras llamando las cosas por su nombre? Si hubiese dicho “salvo por causa de violación” todo se haría más sencillo.
El veterano se aprestó a responder:
- Jamás lo hubiera dicho así; pues no sería justo ni correcto. Si bien – como ya lo hemos dicho -, en toda violación hay fornicación, pues aun no consintiendo, el acto carnal fuera del matrimonio se produce - y tanto que a veces la mujer hasta puede quedar embarazada -, sin embargo es fornicación apenas en lo físico, no en lo moral ni legal, cuando hay sometimiento forzado. Así que cuando Jesús expresa la salvedad “por causa de fornicación” la palabra PORNEIA estaba incluyendo una gran variedad de situaciones no especificadas en la Ley, pero referentes siempre a lo mismo (apuntando a Dt.24:1-4). Recordamos que la Ley apenas preveía el caso de si la doncella era forzada en la ciudad o en el campo, cuando en el primer caso, la víctima de la violación debía ser muerta porque se suponía que debía de haber dado voces pidiendo auxilio. Tanto en aquel entonces, como sucede con lamentable frecuencia hoy día, la joven podía ser amordazada en el inicio del ataque, o golpeada, o sometida con un cuchillo contra su cuello, o amenazada con la muerte de un familiar caso que gritara.
También podía haber sido forzada en su propia casa por un pariente próximo, gregando a la fornicación el incesto. La diversidad de situaciones es muy grande, y también lo es el probar la inocencia o culpabilidad de la agredida, donde entran a jugar cantidad de factores psicológicos y sociológicos.
- Lo que a mí me llama la atención – acota ahora el hermano rústico – es que parece que tanto los fariseos como los discípulos después, no le piden explicaciones sobre qué quiso decir por “causa de fornicación”.
- Eso nos hace pensar que ellos entendieron bien de lo que Jesús hablaba – dice el polemista – Lo que ocurre, es que en última instancia era el marido quien podía creer o no en la inocencia de su esposa, aceptando su versión de los hechos. De no creer su testimonio, pero tampoco querer denunciarla para exponerla a la infamia y al rigor de la Ley que podía sentenciarla a muerte, con la carta de divorcio le concedía la libertad para unirse a otro hombre en segundas nupcias. Algo más fuerte que todo esto debió enfrentar José ante el embarazo de María. Recordamos que hasta los judíos algo le insinuaron a Jesús con sus palabras: “Nosotros no somos nacidos de fornicación” (Jn.8:41).
- A mí en verdad ahora sí que me parece que todo armoniza y concuerda – apunta el primer forista – Jesús aquí en absoluto está legislando para la iglesia que Él va a edificar sobre el fundamento único que es la roca confesada por Pedro, sino corrigiendo a los fariseos en su interpretación y aplicación de la Ley de Moisés. Obviamente, los cristianos que se apropian de esa excepción se ponen bajo la Ley.
Ricardo.
 
OCTAVA SECCIÓN

OCTAVA SECCIÓN


Para esta ronda ya no estuvieron presentes ni el “sacramentalista” - que se había marginado del debate – ni el escéptico, algo fastidiado consigo mismo porque no conseguía fundamentar bíblicamente sus opiniones, pero ingresaron dos hermanos nuevos, que tras imponerse de todo lo hasta entonces discutido, se aprestaron a hacer su entrada saliendo de una buena vez del trillado pasaje de Mt.19:1-9, que no había servido para convencer a nadie del nuevo casamiento por adulterio del cónyuge cristiano. Uno de ellos lucía gruesas gafas, cabeza calva y un montón de libros que esparcía sobre la mesa, al alcance de sus largos y huesudos brazos. Todos estuvieron de acuerdo en respetarlo como “el erudito”. El otro, pequeño de estatura, nervioso, mordaz e irritable, presagiaba levantar tormentas en una tertulia que hasta ahora había sido bastante pacífica. Preguntado por su nombre dijo llamarse Diógenes, pero que cuando se bautizó ya de adulto se cambió por Diótrefes porque quería tener un nombre bíblico.
- ¡Pido la palabra y gracias por concederla! – abrió el fuego Diótrefes sin esperar siquiera a que con algún movimiento de cabeza algunos se la concedieran – Por lo que sabemos, antes de nuestra llegada parece como que quedó derrotada la posición que defiende al cónyuge inocente que tras su divorcio se vuelve a casar.
- Y si me permiten – interrumpió su colega el erudito mientras revolvía papeles sobre la mesa – quiero compartirles un párrafo de un artículo que recibí en mi correo electrónico. Dice así:
“¿Qué problema hay con que un pastor inocente, tenga un segundo matrimonio tras un divorcio por justa causa? ¿No sería peor mantenerlos juntos cuando de hecho están separados, y con tal simulación de que no pasa nada y todo está bien, pasear su fracaso de ciudad en ciudad, y de iglesia en iglesia, dejando un rastro de pésimo testimonio? Hay casos de pastores vueltos a casar con un ministerio muy bendecido, cuando ellos fueron la parte lastimada e inocente”.
- ¡Pero eso no es más que humanismo simple! – saltó el polemista - ¿Qué necesidad hay de pasear esa contradicción del poder del evangelio de lugar en lugar? Las iglesias no pueden ser víctimas de los profesionales de la religión, cuando de entre sus propios miembros es que el Espíritu Santo, dota, llama y levanta a quienes han de ministrarla y pastorearla. No nos guiamos por mera sensiblería sino por principios bíblicos.
- Pues si principios bíblicos quieren ¡aprendan de una buena vez! – Diótrefes se había puesto de pie abriendo su Biblia, y tras buscar el pasaje en 1Co.7:27,28 leyó:
“«¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte.
¿Estás libre de mujer? No procures casarte.
Mas también si te casas, no pecas.»
¿Y ahora qué me dicen? – desafió con sus ojos chispeantes y voz chillona, dándose aires de triunfo.
- Y esperen a esto – apresuró a agregar el erudito abriendo su Diccionario Griego- Español - La palabra traducida como «soltar» y como «estar libre» es en ambos casos la misma: LUSIS, que significa libertad o desatadura. Así que el soltarse o liberarse de una mujer son expresiones equivalentes. Señores, ¡agárrense de sus sillas! Tengo el honor de presentarles…¡el divorcio! Claramente, cuando Pablo dice de procurar no soltarse de su mujer, ¡no quiere decir por la muerte! No es matándola ni orando para que el Señor se la lleve pronto. Pero si tras mucho procurar no hay progresos en el matrimonio, tampoco es cosa de dejar pasar la vida siempre procurando, hasta quedar decrépito como el viejo Abraham. Así que el soltarse tiene que ser igual a divorciarse para después tener la opción a casarse; que aunque por un lado Pablo lo desaconseja, por el otro ofrece garantías que de hacerlo así, tampoco peca. Es pues muy importante entender que es totalmente injustificada la posición de los que defienden que bajo ninguna circunstancia puede casarse una persona divorciada. Este pasaje es fatal para este punto de vista; estas Escrituras contradicen claramente esa rígida posición. No puede haber duda de ello; la Biblia permite el casamiento de algunas personas divorciadas (no las que se indican en Mt. 5 y 19.
- Pues quien los deje hablar a ustedes solos pensará que tienen razón – dijo el primer forista - Lo que yo creo que es fatal es esa obstinación de hacerle decir a la Biblia lo que no dice…
- ¡Pero ahí dice, y dice y dice! – porfió todavía más Diótrefes en tono ya colérico.
- Pero lo único que allí dice – responde el veterano - es lo que dice y no lo que ustedes pretenden hacerle decir. El estado de matrimonio se compara en el v.39 a una ligadura, que queda rota por la muerte del marido, lo que faculta a la mujer a volverse a casar, si lo hace en la voluntad del Señor. Con todo, aun en el caso de la viudez Pablo arriesga su opinión de que sería más feliz de quedarse así. Recuerden que el versículo anterior a los que ustedes seleccionaron, dice “que hará bien el hombre en quedarse como está”.
¿Qué podríamos entender del v.27 “Estás ligado a mujer”? ¡Pues el estar casado! Y por “¿estás libre de mujer?”, ¿qué otra cosa que el estar soltero o viudo?
- ¡De ninguna manera se ve allí el divorcio! – afirmó el polemista.
- ¡Pues porque no lo quieren ver! – gruñó Diótrefes.
- ¡Es que tampoco creemos en fantasmas y por lo tanto no los
vemos! – aseguró el hermano rústico.
- ¡Ajá, ajá! – sacude su cabeza Diótrefes - ¿Qué dirían si les presento
un caso bien claro y fehaciente de Jesús reconociendo la validez del
divorcio?
- ¡Imposible! ¡Imposible! – exclamaron todos menos los dos nuevos.
- Pues bien, que alguien lea en el evangelio de Juan 4:18 – invitó el
proponente.
- Leo – respondió el erudito – “porque cinco maridos has tenido y el
que ahora tienes no es tu marido”.
- Como ven – entra a explicar Diótrefes - Jesús reconoció lo válido
de esos cinco matrimonios con sus correspondientes divorcios; lo
que juzgó negativamente fue la unión libre en que ahora ella estaba.
Cinco matrimonios alternando con cuatro divorcios, todos ellos
válidos. De no haber sido así, Jesús hubiera tenido que decir: “Un
marido, cuatro amantes, y un conviviente”.
- ¡Inaudito! – exclamó el polemista - Desde la Escuela Dominical
aprendí lo que siempre escuché a muchos enseñar y predicar: que la
samaritana era una mujer de vida fácil, que ya había convivido con
cinco hombres distintos y ahora estaba con el sexto.
- ¡Cierto! – añadió el primer forista – Las mujeres que hoy día han vivido como la samaritana, de tener que presentarnos su actual “marido” pero sin aparentar que sea su esposo, para no emplear términos menos gratos como “amante” o “concubino”, suelen decir: mi pareja o mi compañero, dando a entender que aunque vivan como marido y mujer, no están legalmente casados.
- De veras, apreciado Diótrefes – acotó el hermano rústico – que si este era el caso bien claro y fehaciente que nos iba a mostrar, ¡nos ha dejado Vd. con las ganas!
- Bueno, - terció el veterano – tampoco descartemos de plano tan insólita hipótesis nada más que porque nunca hayamos oído o leído cosa semejante. Quizás Diótrefes descubrió algo que por dos milenios pasó desapercibido a los lectores del evangelio.
- ¿Qué dice a esto el hermano erudito? – preguntó el polemista.
- Pues que me encantaría que fuera así, pues reforzaría tremendamente nuestra posición. Pero confieso que a mí también me sorprendió, pues nunca oí ni leí nada igual.
Otra sección que concluye sin poder demostrar que el cristiano separado y divorciado pueda contraer nuevas nupcias en vida todavía de su esposa.
Ricardo.
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

ESTIMADO RICARDO ME CASE CIENDO LOS DOS CREYENTES Y VIRGENES EL DIA DE NUESTRA UNION NOS ARRODILLAMOS Y ENTREGAMOS NUESTRO MATRIMONIO A DIOS AL TIEMPO COMETI ADULTERI Y ME APARTE DEL CAMINO SIENDO LOS DOS MUY INFELICES NOS DIVORCIAMOS Y EL SE CASO CASI AL MISMO TIEMPO DIOS ME TOCO TRAYENDOME AL ARREPENTIMIENTO DENTRO DE MI NUNCA ME SENTI DIVORCIADA NI CON LA LIBERTAD DE CASARME NUEVAMENTE MIRO PARA ATRAS Y NO CREO QUE SU MATRIMONIO HYA SIDO DE BENDICION NI PARA EL NI NUESTROS HIJOS YA QUE SU ESPOSA DE ELLOS LOS APARTO ESPERO ANTES DE DEJAR ESTE MUNDO PODAMOS RECONSTRUIR NUESTRAS VIDAS QUE UN DIA NOS ARRODILLEMOS JUNTOS PARA LA GLORIA DE DIOS LE COMPARTO MI TESTIMONIO DESEANDO SEA DE BENDICION PARA AQUELLAS PAREJAS QUE ESTEN PENSANDO DIVORCIARSE NO IMPORTA EL TIEMPO DIOS CONTESTA LA ORACION Y COMO LA OVEJA PERDIDA SALE A BUSCARLA ALFA
 
Querida hermana:

Querida hermana:

Tu caso merece que lo medite seriamente con espìritu de oraciòn y luego te conteste. Està atenta pues espero que el Señor me de alguna luz en tu caso.
Ricardo.
 
ALFA

ALFA


Apreciada hermana:
Tu caso me toca muy de cerca, pues hace ya muchos años yo mismo mal aconsejé a un amigo cristiano, que divorciado aparentemente por legítima razón, aprobé y hasta alenté su nuevo casamiento, creyendo entonces que eso era en la voluntad de Dios y para bendición de la nueva pareja. Como muchos otros entonces, y todavía más en la actualidad, tomábamos la excepción de Mt.19:9 como si Jesús estuviera aplicándola a los cristianos, sin reparar en que apenas era una corrección que les estaba haciendo a los fariseos. No importa cuán sincero y honesto yo fuese entonces, lo cierto es que estaba equivocado.
Mi amigo había ejercitado la oración y la paciencia por mucho tiempo; pero cuando el feliz resultado a tanta espera y oración llegó, él se acababa de casar. Creo que esa es la razón más poderosa para mantener el principio de Pablo en 1Co.7:10,11; que tanto rige para la mujer como para el hombre. El problema que hay con los que sostienen que después de un plazo prudencial, si la parte culpable no da señales de conversión, la parte inocente puede volver a casarse, es que ese “plazo prudencial” no puede limitarse a un tiempo prefijado.
En cambio, si los divorciados se mantienen sin contraer nuevas nupcias, siempre será posible la reconciliación y la restauración del matrimonio.
En tu caso específico, sea pronto o más tarde, la muerte de la segunda esposa de tu marido permitiría que se vuelvan a casar, a lo menos para vivir juntos el tiempo que les reste de vida, ayudándose el uno al otro, pero absteniéndose de la relación conyugal. Aunque los cristianos no nos atamos con las disposiciones que Moisés en la Ley dio a los judíos, creo que la razón moral expuesta en Deuteronomio 24:3,4 sería conveniente observarla, en consonancia a lo que también enseña Pablo en 1Co.7:29b: “Resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuvieran”. Vueltos a casar, volverían a vivir juntos pero no ya como marido y mujer, sino como hermanos, compañeros y amigos, aunque a los fines legales, son esposos. Es posible alcanzar en tal relación un nivel de excelencia, primordialmente en lo espiritual.
Dios te bendiga y prospere en todo.
Ricardo.