¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Saludos:

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Rom 7:2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.

Rom 7:3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.


Sería bueno considerar que Pablo aborda el asunto del adulterio para proporcionar una analogía de nuestra relación con Cristo (Romanos 7:1) Mientras un marido vive, la persona está sujeta a él. No puede casarse con nadie más. En efecto, si un persona casada trata de unirse a otra cometería adulterio. Pero Pablo no está tratando las clausulas para el divorcio porque no es el tema del que está hablando, sino de los alcances de una ley en términos de compromiso (Romanos 7:4)

Asi lo dice en Romanos. Pero tambien hay otras consideraciones, que no se contemplan en las Escrituras. ¿Por ejemplo, que pasa en el momento que uno rompe el matrimonio, con el adulterio?, segun la ley, los adulteros estaban condenados a muerte, y si morian, el viud@, podria volver a casarse.

Tengo entendido que en los tiempos del Señor Jesús la legislatura acerca de las condenas a muerte tuvo que modificarse a causa de la ocupación romana. Esto llevo a los judíos a considerar otras formas de sancionar el hecho.

Yo entiendo, que lo correcto, despues de considerar todo lo que la Biblia tiene sobre el tema y haber rendido, la voluntad propia a Dios, debemos actuar con limpia conciencia, en la presencia de Dios. Mientras no vayamos contra lo que Dios nos pide, tendremos su cobertura.

Que Dios les bendiga a todos

Completamente de acuerdo.

Bendiciones

Paz
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Re: SEGUNDA SECCIÓN

Re: SEGUNDA SECCIÓN

Saludos Ricardo.

He encontrado muy agradable tu mensaje y te felicito por el estilo que utilizas.

- Pido la palabra - rompe el fuego el primer forista - ¿Acaso el Nuevo Testamento permite la separación de aquellos a quienes Dios ha unido?
- “Lo que Dios juntó no lo separe el hombre” - responde prestamente el polemista - Son palabras del Señor en Mateo 19:6.

Sería bueno considerar que las palabras del Señor Jesucristo en Mateo 19.6 son la respuesta a una pregunta en el verso 3. La pregunta no era si el divorcio era válido, sino acerca de las causas válidas. ¿Es lícito repudiar POR CUALQUIER CAUSA? La respuesta en el verso 6 es NO.

Pero inmediatamente se hace otra pregunta. Ahora quieren saber, si es tan importante el matrimonio ¿Porque se permitió siquiera el repudio y la separación? (v.7) La respuesta del Señor es que a causa del pecado les fue permitido el repudio. Entonces el Señor resume las dos respuestas en el verso 9, me permito una paráfrasis: "Es lícito el divorcio que tiene en cuenta la causa válida que Moisés mismo considero, pero cualquier otra causa no puede disolver el matrimonio, y toda subsiguiente relación sería adulterio"


Bendiciones
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Saludos:

Bendiciones

Paz

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Sería bueno considerar que Pablo aborda el asunto del adulterio para proporcionar una analogía de nuestra relación con Cristo (Romanos 7:1) Mientras un marido vive, la persona está sujeta a él. No puede casarse con nadie más. En efecto, si un persona casada trata de unirse a otra cometería adulterio. Pero Pablo no está tratando las clausulas para el divorcio porque no es el tema del que está hablando, sino de los alcances de una ley en términos de compromiso (Romanos 7:4)

Aunque no este hablando del divorcio lo que dice es verdad y por eso lo pone como ejemplo.

Tengo entendido que en los tiempos del Señor Jesús la legislatura acerca de las condenas a muerte tuvo que modificarse a causa de la ocupación romana. Esto llevo a los judíos a considerar otras formas de sancionar el hecho.

Seguramente, pero fue en tiempo de los romanos cuando Cristo les enseñaba y la unica causa que justificaba era la fornicacion y si lees la ley de Moises, se refiere, concretamente, a si la mujer llego virgen al matrimonio. Tambien es cierto que si los adulteros morian (segun la ley), los viudos, eran libres de casarse nuevamente y entonces el adulterio, aunque no muriese el conyugue adultero, podria considerarse como muerto o roto el matrimonio. Pero aun asi, la voluntad de Dios es el perdon y la reconciliacion, si es posible. Asi lo podemos ver en el profeta Oseas.

Completamente de acuerdo.

Es un asunto muy delicado y hay que considerar cada caso en particular y teniendo muy claro cual es la voluntad revelada de Dios.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
MINIYO:

MINIYO:

MINIYO:
De todo corazón agradezco tus comentarios, no solamente porque se mantienen dentro de las Escrituras, sino también porque se compadecen con la triste situación que muchos hermanos han padecido y aún padecen.
Me fue interesante notar como la referencia bíblica a Mt. 19:7 lleva a Dt.24:1-4. Lo insólito en este pasaje del A.T. es que contra lo que era de esperar, en vez de hablar de la libertad en que quedaba el hombre que extendía a su esposa carta de divorcio, para volverse a casar con otra mujer, no es a él sino a ella que se le da libertad una vez que ponga sus pies fuera de la casa para ir a casarse con otro hombre. Y para colmo ¡ni siquiera tiene el primer marido la opción a volverla a tomar por esposa si el segundo marido la despidiere o muriera!
Ignoro lo que pueda decir el Talmud o las escuelas rabínicas al respecto. Pero ateniéndonos al texto simple de la ley de Moisés, no consta allí reciprocidad como si el marido que da la carta de divorcio pudiera ir tras una nueva esposa, para repetir la escena con esta otra, y así con tantas, hasta que la última fuese la vencida.
Si vamos a interpretar Mt.19:9 a la luz de otros pasajes en que Jesús contrasta la ley antigua con su “mas yo os digo”, veremos que en ningún modo dulcifica el rigor de la ley, antes bien lo intensifica. Doy por descontado que tú y los demás hermanos foristas tienen en mente estos casos, como los de Mateo 5 a partir del v.20 en que dice: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Contra la creencia popular que solemos tener los evangélicos que los redimidos bajo la gracia tenemos una ética y moral más floja que los fariseos de antaño, ¡es todo lo contrario! Los principios espirituales que Dios ha implantado en nuestro nuevo corazón nos llevan a vivir en tal cercanía de Dios y aborrecimiento del mundo, que los cuidados que se tomaban los fariseos en el estricto cumplimiento de su religión nos resultan bagatelas.
El Señor te bendiga.
Ricardo.
 
Re: MINIYO:

Re: MINIYO:

MINIYO:
De todo corazón agradezco tus comentarios, no solamente porque se mantienen dentro de las Escrituras, sino también porque se compadecen con la triste situación que muchos hermanos han padecido y aún padecen.
Me fue interesante notar como la referencia bíblica a Mt. 19:7 lleva a Dt.24:1-4. Lo insólito en este pasaje del A.T. es que contra lo que era de esperar, en vez de hablar de la libertad en que quedaba el hombre que extendía a su esposa carta de divorcio, para volverse a casar con otra mujer, no es a él sino a ella que se le da libertad una vez que ponga sus pies fuera de la casa para ir a casarse con otro hombre. Y para colmo ¡ni siquiera tiene el primer marido la opción a volverla a tomar por esposa si el segundo marido la despidiere o muriera!
Ignoro lo que pueda decir el Talmud o las escuelas rabínicas al respecto. Pero ateniéndonos al texto simple de la ley de Moisés, no consta allí reciprocidad como si el marido que da la carta de divorcio pudiera ir tras una nueva esposa, para repetir la escena con esta otra, y así con tantas, hasta que la última fuese la vencida.
Si vamos a interpretar Mt.19:9 a la luz de otros pasajes en que Jesús contrasta la ley antigua con su “mas yo os digo”, veremos que en ningún modo dulcifica el rigor de la ley, antes bien lo intensifica. Doy por descontado que tú y los demás hermanos foristas tienen en mente estos casos, como los de Mateo 5 a partir del v.20 en que dice: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Contra la creencia popular que solemos tener los evangélicos que los redimidos bajo la gracia tenemos una ética y moral más floja que los fariseos de antaño, ¡es todo lo contrario! Los principios espirituales que Dios ha implantado en nuestro nuevo corazón nos llevan a vivir en tal cercanía de Dios y aborrecimiento del mundo, que los cuidados que se tomaban los fariseos en el estricto cumplimiento de su religión nos resultan bagatelas.
El Señor te bendiga.
Ricardo.

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Los principios espirituales que Dios ha implantado en nuestro nuevo corazón nos llevan a vivir en tal cercanía de Dios y aborrecimiento del mundo, que los cuidados que se tomaban los fariseos en el estricto cumplimiento de su religión nos resultan bagatelas.

Cuando se vive en obediencia al Espiritu es asi, porque Dios acierta siempre con sus elecciones, y su camino es santo y perfecto, no asi el del misero ser humano que nada puede en si mismo, a no ser enorgullecerse y levantarse en su necedad.

Por otro lado, respecto a lo que comentas del divorcio, al hombre no le resultaba tan facil, en tiempos de Moises, librarse de su mujer, a no ser que fuese verdad su acusacion.

Deu 22:13 Cuando alguno tomare mujer, y después de haberse llegado a ella la aborreciere,

Deu 22:14 y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé virgen;

Deu 22:15 entonces el padre de la joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad, en la puerta;

Deu 22:16 y dirá el padre de la joven a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece;

Deu 22:17 y he aquí, él le atribuye faltas que dan que hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad.

Deu 22:18 Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán;

Deu 22:19 y le multarán en cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel; y la tendrá por mujer, y no podrá despedirla en todos sus días.

Deu 22:20 Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven,

Deu 22:21 entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti.


Respecto a si ellos se pueden casar, despues de divorciarse, parece ser que si.

San Mateo 19:9

Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo
por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y
el que se casa con la repudiada, adultera.


Nota lo de "y se casa con otra", por lo tanto el divorcio disolvia el matrimonio, siendo libres, los antiguos conyugues, para casarse de nuevo.

En la ley de Moises, cuando se aplicaba la muerte a los adulteros, los viudos podian contraer nuevo matrimonio. La pregunta seria ¿hoy en dia que los adulteros no se les mata, como se enfoca esta nueva situacion que resulta, para obrar segun la voluntad de Dios?

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Apreciado Esteban Díaz:

Apreciado Esteban Díaz:


Agradezco tus conceptos, pues siendo que soy olvidadizo en eso de agradar a los demás, difícilmente lo consigo; salvo en muy pocos casos, como puede ser el tuyo y algún otro.
En cuanto a lo que propones, fíjate bien que la pregunta de los fariseos en el v.3 no es seguidamente satisfecha por el Señor Jesús, ya que su réplica con otra pregunta no va todavía a las causas válidas sino a la misma creación de la primer pareja en perfecta unidad. Lo del v.6 no es explícitamente una respuesta negativa sino la conclusión obvia al acuerdo que les hace en el v.5 del propósito original. En forma implícita, sí sería esa una respuesta negativa. La iniciativa de los fariseos me hace ahora acordar de los protestantes que prosiguen reformando la iglesia reformada, sin caer en cuenta que el Señor no se involucra en eso, pues a Él sólo le interesa la edificación de Su iglesia, no las otras.
Saludos y bendiciones.
Ricardo.
 
Re: MINIYO:

Re: MINIYO:

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Respecto a si ellos se pueden casar, despues de divorciarse, parece ser que si.

San Mateo 19:9

Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo
por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y
el que se casa con la repudiada, adultera.


Nota lo de "y se casa con otra", por lo tanto el divorcio disolvia el matrimonio, siendo libres, los antiguos conyugues, para casarse de nuevo.

En la ley de Moises, cuando se aplicaba la muerte a los adulteros, los viudos podian contraer nuevo matrimonio. La pregunta seria ¿hoy en dia que los adulteros no se les mata, como se enfoca esta nueva situacion que resulta, para obrar segun la voluntad de Dios?

Que Dios les bendiga a todos

Paz

Preguntémosle al versículo. Si un hombre que se ha divorciado porque su mujer adulteró con otro y se casa con otra, ¿adultera?.........La respuesta clara de de Jesús le da razón a Miniyo, la palabra "salvo" (salvedad o excepción) debe aplicarse a las dos acciones, divorciarse y casarse.

Si no hay adulterio es pecado divorciarse y se comete otro pecado más al casarse de nuevo.

Si hay adulterio, el cónguye fiel tiene la potestad de divorciarse, si lo hace, no peca; si se vuelve a casar tampoco peca.

Saludos.
 
MINIYO:

MINIYO:


A lo que infieres de la cita de Mt.19:9, tengo algunas observaciones:
1 – En el contexto local e histórico en que Jesús está hablando a los fariseos, si la aludida “porneia” fuese la infidelidad conyugal, el marido no le daba carta de divorcio sino que ella era muerta, por lo que pasando a ser viudo quedaba en libertad de volverse a casar, tal como muy bien tú apuntas. El mismo resultado había tras un malogrado casamiento de no resultar virgen la pretendida doncella (Dt.22:21). La reacción de los propios discípulos ante las palabras de su Maestro parece de pánico ante la perspectiva matrimonial. No hubiese sido así si ellos hubieran entendido que la fornicación matrimonial o el adulterio posterior facultaba al marido engañado a darle carta de divorcio. Eso hubiera suavizado el rigor de la ley, quebrantándola de hecho, cosa que Jesús no hizo. El mismo dador de la Ley no podía quebrantarla cuando perdonó a la mujer tomada en adulterio, pues sus eventuales apedreadores estaban omisos en su correcta aplicación. Desechando las especulaciones ofrecidas a Juan 8:6 y 8, yo me inclino a pensar que el mismo dedo que escribió las originales tablas del Decálogo, ahora escribiría en tierra:
“¿Y dónde está el hombre?” (Lv.20:10). Era obvia en los tiempos de Jesús y entre los judíos la misma tendencia machista que llega hasta nuestros días en el mundo “occidental y cristiano” de penalizar siempre a la mujer. De no estar entonces significado el adulterio en el término “porneia” en esta salvedad que hace Jesús, queda sin efecto la causal tan apelada actualmente para que los cristianos se divorcien y obtengan segundas nupcias.
2 – Aunque la lectura de la Ley de Moisés nos sorprende por sus particularidades, detalles, especificaciones y excepciones, no podría obviamente abarcar todos los matices del amplio abanico de infracciones y delitos cometidos en situaciones especiales. Es así que primero Moisés, luego los setenta ayudantes, y después los ancianos locales que juzgaban los casos que se les presentaban, sentados a la puerta de la ciudad, debían aplicar a los casos no previstos los principios más generales de la Ley.
Esta “porneia” que ahora pone Jesús como única excepción permitiendo el recasamiento, podría también entenderse como “manchar el lecho” (He.13:4) por algún impedimento físico, moral o legal.
Creo que todavía podríamos estudiar más exhaustivamente este aspecto.
Ricardo.
 
Re: MINIYO:

Re: MINIYO:


A lo que infieres de la cita de Mt.19:9, tengo algunas observaciones:

Creo que todavía podríamos estudiar más exhaustivamente este aspecto.
Ricardo.

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1 – En el contexto local e histórico en que Jesús está hablando a los fariseos, si la aludida “porneia” fuese la infidelidad conyugal, el marido no le daba carta de divorcio sino que ella era muerta, por lo que pasando a ser viudo quedaba en libertad de volverse a casar, tal como muy bien tú apuntas. El mismo resultado había tras un malogrado casamiento de no resultar virgen la pretendida doncella (Dt.22:21). La reacción de los propios discípulos ante las palabras de su Maestro parece de pánico ante la perspectiva matrimonial. No hubiese sido así si ellos hubieran entendido que la fornicación matrimonial o el adulterio posterior facultaba al marido engañado a darle carta de divorcio. Eso hubiera suavizado el rigor de la ley, quebrantándola de hecho, cosa que Jesús no hizo. El mismo dador de la Ley no podía quebrantarla cuando perdonó a la mujer tomada en adulterio, pues sus eventuales apedreadores estaban omisos en su correcta aplicación. Desechando las especulaciones ofrecidas a Juan 8:6 y 8, yo me inclino a pensar que el mismo dedo que escribió las originales tablas del Decálogo, ahora escribiría en tierra:
“¿Y dónde está el hombre?” (Lv.20:10). Era obvia en los tiempos de Jesús y entre los judíos la misma tendencia machista que llega hasta nuestros días en el mundo “occidental y cristiano” de penalizar siempre a la mujer. De no estar entonces significado el adulterio en el término “porneia” en esta salvedad que hace Jesús, queda sin efecto la causal tan apelada actualmente para que los cristianos se divorcien y obtengan segundas nupcias.

En primer lugar, creo que Jesus salio al paso del divorcio, porque utilizaban la ley del divorcio para deshacerse de su mujer por cualquier causa. Se podria interpretar "hallar faltas en la mujer", simplemente que no hacia lo que al marido le gustaba (esto no lo se a ciencia cierta, pero lo sospecho, porque le preguntaron "por cualquier causa"), de ser asi es normal que Jesus saliese al paso de esto, que esclavizaba a la mujer, y diese la enseñanza correcta de la ley de Moises. Pero tenemos que tener una cosa clara de la ley de Moises, sobre el divorcio, y es que una vez divorciados, les capacitaba para contraer nuevas nupcias. Esto en la ley de Moises, ahora en la luz del evangelio, las miras son mas altas y mas para aquellos que dicen que tienen a Cristo en su vida, que es lo que estamos considerando en este tema.

Parece ser que por causa de fornicacion, si era licito el divorcio, y si los discipulos se alarmaron por las palabras de Jesus, es porque consideraban buena la ley del divorcio como se practicaba, es decir, despedir a la mujer si no les agradaba del todo (garantia de total satisfacion), cosa que era un ultraje para la mujer.

El adulterio en tiempo de los romanos, si no podian matar a los adulteros, seguramente era motivo licito de divorcio. Ahora, de todo esto, estoy hablando segun la ley, en Cristo hay nuevas consideraciones, y mas si el matrimonio es cristiano y ambos quieren seguir a Cristo.

Yo entiendo que el hombre es basicamente igual en todas las culturas, por lo tanto hay muchos con un corazon duro, por los cuales Moises permitio el divorcio, pero en Cristo hay salvacion y Dios aborrece el repudio, asi que aunque fuese posible el divorcio, el que quiere agradar a Dios, segun Cristo, hara todo lo posible de su parte para arreglar la situacion, si la parte culpable esta arrepentida y quiere ponerse bien delante de Dios. Por el contrario si no quisiese y unilateralmente rompiese el matrimonio, entonces "pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios" (1Corintios 7:15).

Pero lo que tenemos que tener muy claro, es que cada uno dara a Dios cuenta de si, y que a Dios nadie le va a engañar. Asi que si Dios dirige de una manera especifica, personalmente, no se debe buscar un escape "legal", porque ahora no servimos a Dios por la "ley", sino en obediencia al Espiritu, y el que no obedezca fracasara miserablemente.

Exo 23:20 He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Exo 23:21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.


2 – Aunque la lectura de la Ley de Moisés nos sorprende por sus particularidades, detalles, especificaciones y excepciones, no podría obviamente abarcar todos los matices del amplio abanico de infracciones y delitos cometidos en situaciones especiales. Es así que primero Moisés, luego los setenta ayudantes, y después los ancianos locales que juzgaban los casos que se les presentaban, sentados a la puerta de la ciudad, debían aplicar a los casos no previstos los principios más generales de la Ley.
Esta “porneia” que ahora pone Jesús como única excepción permitiendo el recasamiento, podría también entenderse como “manchar el lecho” (He.13:4) por algún impedimento físico, moral o legal.

Hoy en dia los pastores, tambien tienen que lidiar, con cada caso en particular, para procurar que se haga la voluntad de Dios en nuestras vidas, pero entendiendo siempre que los que tendremos que dar cuenta a Dios por nuestros actos, somos cada uno de nosotros, personalmente, y por lo tanto la ultima palabra sobre la decision a tomar nos pertenece a nosotros y no al pastor. Cuando el pastor nos aconseja de parte de Dios, tenemos que tener la confirmacion interna del Espiritu Santo, que se manifiesta con confianza y paz, sabiendo tu mismo, dentro de ti que esa es la voluntad de Dios.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Apreciado Miguel Loayza:

Apreciado Miguel Loayza:


Te confieso que por bastante tiempo sostuve y defendí la posición del recasamiento de la parte inocente legítimamente divorciada. Me parecía tan natural, tan lógico, tan conforme a derecho, que no veía como refutar el argumento:
¿Acaso no es justo que quien tanto sufrió por la infidelidad de su cónyuge, pueda todavía rehacer su vida, formar un nuevo hogar y ser feliz?
Tal evidencia, tenía para mí la fuerza de un versículo bíblico. Aunque ningún apóstol lo hubiese citado en sus epístolas, merecía haberlo incluido.
Ya no lo estoy viendo así, sin haber desistido totalmente aún de esa idea; pero a medida que estudio y debato el tema parece que estuve equivocado, por lo que podía ocurrir que otros hermanos estuviesen todavía en una situación de incertidumbre. Si juntos y con valor hacemos una revisión del tema, probablemente podríamos pasar de nuestra propia opinión humana a la convicción que Dios nos da cuando nos imparte por su Espíritu la verdad de su Palabra.
Me temo que mi error anterior estuvo en que me confié en mi propio juicio, sano criterio, sentido común o como se le quiera llamar. Ante lo obvio, no vi necesario hurgar por la divina respuesta en la Palabra de Dios. Traté superficialmente los textos bien conocidos.
El caso es que los eruditos en el griego dicen que jamás es usada la palabra “porneia” en el N.T. en el sentido de “adulterio”, para lo que existe y se usa la palabra “moijeia” como en este mismo verso de Mt.19:9 (moijatai) y una 20 veces más con sus derivados. Entonces parece apropiado que desaconsejemos a los hermanos que quieran divorciarse y recasarse, en base a ese solo versículo.
Ricardo.
 
TERCERA SECCIÓN

TERCERA SECCIÓN


- Quisiera comenzar preguntando – inquiere el primer forista - ¿cuántas veces aparece en la Biblia la palabra divorcio?
- Sorprendentemente – informa el veterano - ¡apenas cinco veces! Al menos en nuestras versiones usuales en español.
- Lo que también llama la atención – ahora es el turno del polemista – es que en todas esas cinco veces aparece precedida de “carta de”, por lo que a diferencia del sentido que el término tiene en nuestra época al referirse a un estado civil, parece que antes no era más que un simple papel, o rollito o pergamino donde constara la libertad en que la mujer quedaba. En el Antiguo Testamento sólo se habla en Dt.24:1 y 3. En el Nuevo, en Mt.5:31; 19:7 y Mr.10:4, aunque estos tres, referentes al mismo caso.
- ¿Cómo “la libertad en que la mujer quedaba”? – saltó el escéptico. ¿Acaso con esa carta de divorcio no era el hombre quien quedaba en libertad de volverse a casar?
- Es posible que luego aquella concesión degenerara a favor del hombre, como tantas otras cosas que con el tiempo y el uso se corrompen. Pero por lo que leemos en Dt.24: 1-4, es la mujer que carta de divorcio en mano quedaba en libertad de casarse con quien quisiera. En cuanto al esposo, ni siquiera podía volverse a casar con ella si el segundo marido la despidiera o muriera.
Esta reflexión del anciano como que tomó de sorpresa a la mayoría, que quedaron de boca abierta sin saber a que atenerse.
- ¿Pero de dónde saca Vd. que con la carta de divorcio solamente la mujer quedaba libre y no el hombre para volverse a casar? – casi indignado protestó el escéptico.
- ¿Y de dónde saca Vd. que el hombre sí quedaba habilitado para recasarse? – replicó el polemista.
- Pues yo les leeré en Marcos 10:11 las mismas palabras del Señor Jesús – el hermano rústico entonó su voz y leyó – “Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio”. Lo mismo puede leerse en Lc.16:18.
- ¡Pero es el mismo texto de Mt. 19:9, sólo que ellos omiten la excepción “salvo por causa de fornicación”, que es la única causal valida para el divorcio legítimo entre cristianos! – insistió el escéptico.
- Si tomamos al pie de la letra “salvo por causa de fornicación” – aventuró el primer forista – seguramente que se refiere al caso que tras la noche de bodas el flamante esposo descubre que la chica no era tan doncella como presumía. De haber ella entonces fornicado, el engañado novel marido podría repudiarla y darle carta de divorcio.
- ¡No, no podía! – es el turno del polemista – La Ley decía que en tal caso, frente a la casa de su padre ella sería apedreada por los hombres de la ciudad hasta matarla. (Dt.22:21).
- Entonces quizás no deberíamos entender allí “fornicación” sino más bien “adulterio” – propone el escéptico.
- ¡Tampoco! – vuelve a la carga el polemista – El adulterio también se castigaba con la pena mortal por lapidación (Lev.20:10). En ambos casos, el marido burlado no escribía carta de divorcio sino el epitafio para la tumba de la finada. Ya viudo, y pasado el trago amargo, si se animaba podía volver a casarse.
- Entonces, si esa excepción no consistía por una relación premarital con otro hombre ni por infidelidad durante el matrimonio, ¿a qué se refería el Señor con su salvedad?
La pregunta del escéptico produjo una tensa pausa, la que quebró el hermano rústico:
- Yo colijo que esa salvedad que hace Jesús en el v.9 tiene que estar relacionada con la permisión de Moisés en el verso anterior. De la expresión “Por la dureza de vuestro corazón” entiendo que se refiere a la de los hombres judíos que no fueron considerados y blandos con sus esposas, sino que las desecharon en situaciones que ellos podían haber asumido con un poco de amor y comprensión. Me temo que en aquel versículo enfatizamos tanto el “salvo por causa de fornicación” que nos olvidamos de la razón dada por el Señor y acabada de leer en el 8: “Por la dureza de vuestro corazón”.
- Ya que parece que estamos yendo de delante para atrás – habla ahora el veterano – fíjense que esa respuesta del Señor que es toda una acusación, viene de la pregunta de los fariseos en el v.7.
- ¡Cierto! – confirma el primer forista – Y ahí mi Biblia trae la referencia al texto de Deuteronomio 24 del 1 al 4 al que ya habíamos aludido anteriormente. Les estoy leyendo el v.1: “Cuando alguien toma una mujer y se casa con ella, si no le agrada por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, se la entregará en la mano y la despedirá de su casa”. Yo creo que en esa “cosa indecente” está la clave para poder determinar qué cosa sea esa salvedad de Jesús que en nuestras Biblias aparece traducida como “causa de fornicación”.
- ¿Y qué podría ser esa “cosa indecente” – inquiere el escéptico que parecía acaparar todas las preguntas.
- Mi Biblia trae una nota que dice que la expresión en hebreo significa “cosa vergonzosa” y que las escuelas rabínicas interpretaban de diferente manera.
La información aportada por el polemista resultó interesante a todos, pero rondaba ahora la pregunta de qué podría ser esa “cosa vergonzosa”. Averiguar lo que los rabinos opinaban podía ser ilustrativo e interesante, pero tal curiosidad no sería jamás satisfecha dada la diversidad de supuestos conforme a la imaginación de cada cual.
- Yo creo – comenzó a discurrir el veterano – que esa “cosa vergonzosa” podría ser algo que un corazón no endurecido, sino amoroso y comprensivo hacia su esposa, podría haber tolerado, tanto desde el punto de vista físico, como moral o legal. La dureza de corazón de los judíos, probablemente por casarse con alguien a quien no amaban, pues su boda era convenida entre las familias, como fue costumbre, llevó a esta concesión que no pretendía dejar al esposo despreciativo en libertad de volverse a casar, sino por el contrario otorgarle a la mujer despreciada una nueva oportunidad con otro hombre. Un arrepentimiento tardío, cuando ella ya fuese mujer de otro hombre, no alcanzaba para recuperarla nuevamente, incluso si ella enviudara. Así que la tan mentada “carta de divorcio” no privilegiaba al hombre sino que realmente lo penalizaba.
- Pero ¿en qué podía consistir esa “cosa vergonzosa” según usted dice, que podía ser algo físico, como moral o legal? – preguntó esta vez el “sacramentalista”.
- Bueno, de cierto, yo tampoco lo sé. Pero en tren de suponer sin divagar demasiado, y reparando en que literalmente significaría “la desnudez de una cosa”, parece que con la intimidad de la pareja algo quedaba revelado, que hasta ahora se mantenía oculto, y que al quedar al descubierto merecía ese calificativo de “cosa vergonzosa” que también se le da. En lo físico podría tratarse tanto de una malformación congénita o accidental, o una enfermedad infecciosa, que de momento dificultara la relación marital, pero una situación que con paciencia podría ser superada. En lo moral, podría darse el caso que ella hubiese sido violada en el campo por un desconocido cuando ella todavía no había sido desposada, siendo sin culpa, y sin poder obligar al hombre - por haber huido - a cumplir con lo establecido en Dt.22.29. De confesar al marido esa situación que su familia ocultó por no avergonzarla, éste, de amarla, debería mostrarle comprensión y mayor afecto. Si la “cosa vergonzosa” tuviera que ver con lo legal, podría tratarse, por ejemplo, si después de consumado el matrimonio, y tras un diálogo entre ellos que nunca antes habían tenido, resultase que ella fuese media hermana de él, hija de su padre o de su madre, lo que haría su relación incestuosa, bajo la ley. Consumada inocentemente la unión, podría con amor sobrellevarse la situación; hay antecedentes bíblicos como el de Abraham y Sara.
- Entonces – interpela el hermano rústico al anciano - ¿usted sugiere que cualquiera de esas “cosas vergonzosas” podría ser la “causa de fornicación” que leemos en nuestras Biblias?
- Podría; como vemos, son casos muy difíciles que se den, pero de darse, y de no haber comprensión ni clemencia alguna para la desgraciada condición de la esposa, el endurecido corazón del marido podría aprovecharse de esta concesión de la Ley que le otorgaba el recurso de escribirle carta de divorcio y mandarla fuera. Si esto fue lo que entendieron los discípulos, ello explicaría su reacción posterior en cuanto a que de ser así las cosas, mejor le sería al hombre no casarse, ya que la ley no lo estaría favoreciendo, como los judíos pretendían. O sea, ya no sería por cualquier causa ni por motivos menores, sino por razones nada frecuentes que se podría escribir la carta de divorcio.
- Como nosotros examinamos estos versículos con las gafas puestas de lo que es legal y costumbre en los países modernos – acota ahora el polemista -, tácitamente concedemos que una disolución del matrimonio dejaba a ambos cónyuges libres para contraer nuevas nupcias. Del mismo texto de la Ley no se desprende tal cosa. El repudiar a sus mujeres que Moisés permitió a los judíos no implicaba más que el verse libre de un yugo indeseable, pero no establece expresamente que podrían volver a intentarlo una y otra vez hasta dar con la esposa que finalmente fuera de su total agrado. Que en los tiempos del Señor se tuviera tal práctica como normal, lo admito; y de allí la salvedad que hace Jesús para el caso de quien tras repudiar a su mujer y volverse a casar, no incurriera en pecado de adulterio.
- Pero creo que lo que está claro en esta porción – expresa convencido el hermano rústico – es que Jesús le da a los fariseos lo que es su recta aplicación de la Ley, como permitiendo lo que es menos malo en las costumbres imperantes entre los pueblos, pero reivindicando la indisoluble unidad del matrimonio tal como fue planeado por Dios desde el origen de la primer pareja. Ésta es la norma para el cristiano, y no la permisión con que se manejaban los judíos. No tiene sentido que actualmente los esposos cristianos estén buscando en aquellas palabras de Jesús el vericueto por donde introducir su eventual divorcio en pos del recasamiento.
Ricardo.
 
Re: ¿Los cristianos podrían separarse, divorciarse y volverse a casar?

Lo de casarse seria solo una opcion dentro de otras.En realidad no hace falta eso sino solamente que dos personas que se amen puedan vivir juntas sin otro requisito y no me vengan con que "dijo Dios" o "esta escrito,etc
 
Doctrina y pràctica consecuentes

Doctrina y pràctica consecuentes

La práctica cristiana en la iglesia primitiva seguía a la doctrina de los apóstoles.
Hoy día, la doctrina “cristiana”sigue a la práctica de los nuevos “apóstoles”.
Si estos “ungidos” son recasados o consienten con los tales, entonces la doctrina ha de adecuarse a la visión, revelación y sueños de estos falsos profetas.
Cuando no se vive a la luz de la Palabra de Dios se hace difícil interpretarla correctamente a la sombra de nuestra vida. O la luz de la Palabra de verdad nos traspasa, o interponemos nuestra silueta y proyectamos nuestra sombra sobre la verdad.
Ricardo.
 
CUARTA SECCIÓN

CUARTA SECCIÓN


Nuevamente es el primer forista quien asume la iniciativa de introducir la charla:
- Hasta ahora hemos acordado que es lícito al cristiano separarse cuando el convivir bajo un mismo techo se ha vuelto insoportable, ya sea por la infidelidad, como por la agresividad del cónyuge que no acepta consejos ni se somete a la disciplina de la iglesia, y que en vez de frutos de arrepentimiento muestra una contumacia que presagia males mayores. Muchas veces esta separación es un proceso que va precedido por la separación de cuerpos y luego de habitación, cuando ya hay hijos y se procura evitar el grave desenlace de que uno de los cónyuges tenga que irse de la casa. Sin embargo, durante esta separación Dios todavía puede obrar, y de producirse un auténtico cambio, la reconciliación llevará a la restauración de la pareja y del hogar.
- Luego seguimos con el tema del divorcio – es el veterano quien ahora habla – En realidad, sigue a la separación en que la hace definitiva, de hecho y legalmente, de modo que en el mundo la disolución del matrimonio faculta a los ex cónyuges a contraer nuevas nupcias. Nadie ha puesto reparos en nuestro debate a que los cristianos que se separan puedan llegar al divorcio, si bien a veces no se hace de común acuerdo, sino que la conciencia de uno de ellos le inhibe de dar ese paso, prefiriendo que si la otra parte está decidida a ello, lo haga por su propia iniciativa.
- Si bien la separación y el divorcio – interviene el polemista – son indeseables siempre, son preferibles a esas desgraciadas situaciones que tanto conocemos, donde el hogar no merece ni el calificativo de tal, pues de hecho no lo es.
- Lo insólito de todo esto – dice el hermano rústico – es que siendo estos casos tan comunes en el mundo, estén apareciendo con cada vez mayor frecuencia en las iglesias cristianas. Este sería el último lugar donde podríamos imaginar que se estén dando tan tristes situaciones. Sin embargo no se advierte que sea algo que haga perder el sueño a los pastores, sino que se acepta resignadamente como la mala influencia que el mundo siempre ha ejercido sobre la iglesia.
- ¡Porque la iglesia ha dejado de ser sal en el mundo! – asevera el veterano – Si la iglesia no es capaz de infundir su benéfica influencia a su alrededor, se hace permeable al influjo que sobre ella tenga su propio entorno. Y todo esto parte de la falsa premisa de que haciéndose la iglesia mundana se hará más atractiva al mundo para ganarlo para Cristo.
- Y esto nos lleva a la raíz del problema en nuestro debate – dice el primer forista – Aunque hemos arrancado desde el supuesto de que ambos cónyuges son creyentes, y ahora se ven enfrentados a toda esta situación de separación, divorcio y quizá recasamiento, lo que en realidad estamos confesando es de que ambos son cristianos evangélicos cuya boda ha sido bendecida por un pastor en una “iglesia” o “Templo” evangélico. Toda esa religiosidad a la que estamos tan acostumbrados y que fácilmente criticamos en los católicos, está haciendo estragos entre los evangélicos, por más que agiten sus Biblias y aplaudan a Jesús. El evangelio light que hoy se predica no convierte a nadie, sino que apenas se producen cambios de religión o sensaciones superficiales que llegan por impresiones artísticas o emociones fuertes en campañas de exorcismos y milagros. Responden a los reiterados llamados pasando adelante, donde se les hace repetir una oración de entrega y llenar una tarjeta con sus datos. Luego se les bautiza; se congregan, adoptan el rictus y look local, y finalmente encuentran allí su pareja cristiana. Sin embargo, como ambos o uno de ellos nunca renació de lo alto por la regeneración del Espíritu, tarde o temprano aflora su real naturaleza corrupta, diluido ya el barniz de religión que la recubría. Cuando sobreviene la crisis en el matrimonio, éste naufraga.
- ¿Así que ahora atribuyen todo el problema a falta de realidad en el cristianismo que se profesa? – otra vez es el escéptico que vuelve con sus preguntas – Como habíamos convenido desde el principio en que centrábamos la discusión ante el caso de que el matrimonio fuese cristiano, respondan pues ahora cómo entienden ustedes que acontecería de ser ambos cónyuges los auténticos y genuinos creyentes que deben ser.
- Volviendo entonces a nuestra intención original – comienza el veterano – deberíamos admitir que entre hijos de Dios que unen sus vidas para servirle y glorificarle en medio del hogar que pasan a formar, sería muy difícil llegar a esas situaciones extremas que estamos examinando aquí, de separación, divorcio y recasamiento. Por lo que puedo recordar, no conozco un solo caso de verdaderos hermanos en Cristo que hayan deshonrado al Señor arruinando su matrimonio. Con problemas y dificultades, sí, Pablo ya lo prevenía en 1Corintios 7:32-35; pero sin pensar siquiera en la posibilidad de la separación. En los casos que conozco de matrimonios cristianos malogrados, o ambos, o a lo menos uno de ellos no me inspiraba confianza de ser un auténtico hermano en Cristo. Pero suponiendo que se dé una situación difícil, en que se llegue a la separación por malos tratos o infidelidad de uno de los esposos, la acción de la iglesia siempre sería decisiva para guiar al arrepentimiento al ofensor, de modo que una sabia disciplina aplicada en el amor de Cristo no para vergüenza y humillación del pecador, sino encaminada a su restauración, podría alcanzar la deseable reconciliación. Cuando una de las partes se obstina en no dar el brazo a torcer, no admitiendo su culpa ni deponiendo su actitud, está mostrando que la gracia de Dios todavía no le alcanzó para salvación.
Ricardo.
 
Re: CUARTA SECCIÓN

Re: CUARTA SECCIÓN


Nuevamente es el primer forista quien asume la iniciativa de introducir la charla:
- Hasta ahora hemos acordado que es lícito al cristiano separarse cuando el convivir bajo un mismo techo se ha vuelto insoportable, ya sea por la infidelidad, como por la agresividad del cónyuge que no acepta consejos ni se somete a la disciplina de la iglesia, y que en vez de frutos de arrepentimiento muestra una contumacia que presagia males mayores. Muchas veces esta separación es un proceso que va precedido por la separación de cuerpos y luego de habitación, cuando ya hay hijos y se procura evitar el grave desenlace de que uno de los cónyuges tenga que irse de la casa. Sin embargo, durante esta separación Dios todavía puede obrar, y de producirse un auténtico cambio, la reconciliación llevará a la restauración de la pareja y del hogar.
- Luego seguimos con el tema del divorcio – es el veterano quien ahora habla – En realidad, sigue a la separación en que la hace definitiva, de hecho y legalmente, de modo que en el mundo la disolución del matrimonio faculta a los ex cónyuges a contraer nuevas nupcias. Nadie ha puesto reparos en nuestro debate a que los cristianos que se separan puedan llegar al divorcio, si bien a veces no se hace de común acuerdo, sino que la conciencia de uno de ellos le inhibe de dar ese paso, prefiriendo que si la otra parte está decidida a ello, lo haga por su propia iniciativa.
- Si bien la separación y el divorcio – interviene el polemista – son indeseables siempre, son preferibles a esas desgraciadas situaciones que tanto conocemos, donde el hogar no merece ni el calificativo de tal, pues de hecho no lo es.
- Lo insólito de todo esto – dice el hermano rústico – es que siendo estos casos tan comunes en el mundo, estén apareciendo con cada vez mayor frecuencia en las iglesias cristianas. Este sería el último lugar donde podríamos imaginar que se estén dando tan tristes situaciones. Sin embargo no se advierte que sea algo que haga perder el sueño a los pastores, sino que se acepta resignadamente como la mala influencia que el mundo siempre ha ejercido sobre la iglesia.
- ¡Porque la iglesia ha dejado de ser sal en el mundo! – asevera el veterano – Si la iglesia no es capaz de infundir su benéfica influencia a su alrededor, se hace permeable al influjo que sobre ella tenga su propio entorno. Y todo esto parte de la falsa premisa de que haciéndose la iglesia mundana se hará más atractiva al mundo para ganarlo para Cristo.
- Y esto nos lleva a la raíz del problema en nuestro debate – dice el primer forista – Aunque hemos arrancado desde el supuesto de que ambos cónyuges son creyentes, y ahora se ven enfrentados a toda esta situación de separación, divorcio y quizá recasamiento, lo que en realidad estamos confesando es de que ambos son cristianos evangélicos cuya boda ha sido bendecida por un pastor en una “iglesia” o “Templo” evangélico. Toda esa religiosidad a la que estamos tan acostumbrados y que fácilmente criticamos en los católicos, está haciendo estragos entre los evangélicos, por más que agiten sus Biblias y aplaudan a Jesús. El evangelio light que hoy se predica no convierte a nadie, sino que apenas se producen cambios de religión o sensaciones superficiales que llegan por impresiones artísticas o emociones fuertes en campañas de exorcismos y milagros. Responden a los reiterados llamados pasando adelante, donde se les hace repetir una oración de entrega y llenar una tarjeta con sus datos. Luego se les bautiza; se congregan, adoptan el rictus y look local, y finalmente encuentran allí su pareja cristiana. Sin embargo, como ambos o uno de ellos nunca renació de lo alto por la regeneración del Espíritu, tarde o temprano aflora su real naturaleza corrupta, diluido ya el barniz de religión que la recubría. Cuando sobreviene la crisis en el matrimonio, éste naufraga.
- ¿Así que ahora atribuyen todo el problema a falta de realidad en el cristianismo que se profesa? – otra vez es el escéptico que vuelve con sus preguntas – Como habíamos convenido desde el principio en que centrábamos la discusión ante el caso de que el matrimonio fuese cristiano, respondan pues ahora cómo entienden ustedes que acontecería de ser ambos cónyuges los auténticos y genuinos creyentes que deben ser.
- Volviendo entonces a nuestra intención original – comienza el veterano – deberíamos admitir que entre hijos de Dios que unen sus vidas para servirle y glorificarle en medio del hogar que pasan a formar, sería muy difícil llegar a esas situaciones extremas que estamos examinando aquí, de separación, divorcio y recasamiento. Por lo que puedo recordar, no conozco un solo caso de verdaderos hermanos en Cristo que hayan deshonrado al Señor arruinando su matrimonio. Con problemas y dificultades, sí, Pablo ya lo prevenía en 1Corintios 7:32-35; pero sin pensar siquiera en la posibilidad de la separación. En los casos que conozco de matrimonios cristianos malogrados, o ambos, o a lo menos uno de ellos no me inspiraba confianza de ser un auténtico hermano en Cristo. Pero suponiendo que se dé una situación difícil, en que se llegue a la separación por malos tratos o infidelidad de uno de los esposos, la acción de la iglesia siempre sería decisiva para guiar al arrepentimiento al ofensor, de modo que una sabia disciplina aplicada en el amor de Cristo no para vergüenza y humillación del pecador, sino encaminada a su restauración, podría alcanzar la deseable reconciliación. Cuando una de las partes se obstina en no dar el brazo a torcer, no admitiendo su culpa ni deponiendo su actitud, está mostrando que la gracia de Dios todavía no le alcanzó para salvación.
Ricardo.

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Complicado tema, cuando vemos que pastores que han vivido desde que les conocemos, como tales, y de repente nos enteramos que la mujer lo abandona a el y a sus hijos. Por desgracia es la cruda realidad y aunque creo que Dios lo puede todo, ante estas situaciones, donde los corazones sangrantes piden una direccion y una respuesta, a uno se le parte el corazon. Es muy facil decir, aunque sea verdad, rindete en esta situacion y humillate delante del Señor y El te levantará, pero cuando la persona se va con el mismo dolor en el corazon, a uno se le cae el alma a los pies.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
Estimado MINIYO:

Estimado MINIYO:


Como muy bien dices, el tema es sumamente complicado; no en la Biblia que es toda luz y claridad, sino en esa súbita y lamentable frecuente realidad a la que nos enfrentamos.
La crudeza de esas desgraciadas situaciones de veras que parten el corazón de angustia.
Pero nosotros no podemos competir con el Señor a ver quien es más bueno, si Él o nosotros.
Si de veras creemos que Él es el único bueno, entonces no tenemos necesidad de inventar componendas que puedan mitigar el dolor, o incluso hacerlo olvidar tras insospechados goces jamás antes experimentados con una esposa frígida y díscola. Eva agregó a las palabras de Dios
en su charla con el Diablo, y cuando los cristianos entran a conversar con el mismo personaje tienen la misma tendencia de hacerle decir al Señor lo que Él nunca dijo.
La única manera de que el cristiano que vino a nosotros pueda irse con el mismo dolor que le trajo, es si por la oración y persuasión no conseguimos uncirle al yugo de Cristo.
Sufrir junto con Él siempre da mayor gozo que gozar sin Él.
Dios te bendiga.
Ricardo.
 
Re: Estimado MINIYO:

Re: Estimado MINIYO:


Como muy bien dices, el tema es sumamente complicado; no en la Biblia que es toda luz y claridad, sino en esa súbita y lamentable frecuente realidad a la que nos enfrentamos.
La crudeza de esas desgraciadas situaciones de veras que parten el corazón de angustia.
Pero nosotros no podemos competir con el Señor a ver quien es más bueno, si Él o nosotros.
Si de veras creemos que Él es el único bueno, entonces no tenemos necesidad de inventar componendas que puedan mitigar el dolor, o incluso hacerlo olvidar tras insospechados goces jamás antes experimentados con una esposa frígida y díscola. Eva agregó a las palabras de Dios
en su charla con el Diablo, y cuando los cristianos entran a conversar con el mismo personaje tienen la misma tendencia de hacerle decir al Señor lo que Él nunca dijo.
La única manera de que el cristiano que vino a nosotros pueda irse con el mismo dolor que le trajo, es si por la oración y persuasión no conseguimos uncirle al yugo de Cristo.
Sufrir junto con Él siempre da mayor gozo que gozar sin Él.
Dios te bendiga.
Ricardo.

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Como te contesto en el otro epigrafe, si la Escritura diese solo la posibilidad, despues del divorcio, de quedarse sin casar, yo nada tendria que decir a esto, pero desde el momento que el Dios Soberano nos deja abierta la posibilidad, en su voluntad permisiva, del divorcio, aunque solo sea por causa de fornicacion, yo no puedo ignorar esto. Entiendo que si Dios considerase que lo mejor era quedarse sin casar, no hubiese posibilitado esa otra opcion.

Vuelvo a repetir, que no defiendo el divorcio, en realidad estoy contra el, pero en conciencia no lo puedo proscribir del todo.

Que Dios les bendiga a todos

Paz
 
QUINTA SECCIÓN

QUINTA SECCIÓN


Pide la palabra el escéptico:
- Aunque ustedes parecen concordar con las ideas propuestas, lamento decirles que a mí no me convencen.
- ¿En dónde ve el problema? – pregunta el hermano rústico.
- Demasiadas veces vengo escuchando por cuantas iglesias llevo recorridas que “a no ser por causa de fornicación” es razón válida y suficiente para el divorcio entre cristianos, quedando habilitados para volverse a casar, al menos la parte inocente.
Pero con todo respeto quisiera decir – por su avanzada edad -, que el hermano se ha floreado discurriendo largamente nada más que para demostrar que esa “causa de fornicación” que permite el divorcio no puede ser el adulterio, privándonos así de una magnífica ocasión para volvernos a casar, con todas las de la ley, como Dios manda. Todo eso a mí me huele a legalismo. Me parece muy traído de los pelos todo ese esfuerzo; demasiado elaborado ese proceso que esto viene de aquello, y aquello de lo otro. Si ahí yo leo “fornicación” y dicen que en el griego es PORNEIA, pues entonces es esa la causa y no todos los otros rebusques de raras posibilidades con las que el hermano veterano especuló.
- ¡De acuerdo! Pero si se afirma Vd. en que allí Jesús habló de “fornicación” no nos venga después con que también podría ser “adulterio” – desafió el polemista.
- ¿Y por qué no? PORNEIA puede tener un amplio espectro de acepciones, entre ellas “adulterio”.
- Pues porque en varios textos aparecen los dos diferentes términos, PORNEIA y MOIJEIA (fornicación y adulterio) como en este mismo verso de Mateo 19:9. No son sinónimos. Si va Vd. a porfiar en sostener lo insostenible, no podemos seguir.
- ¡Está bien! Nos quedamos entonces con “fornicación”, ¡pero no me vengan ahora con enfermedades, accidentes y asuntos morales o legales!
- Ya que fui aludido – dice el veterano – y lamento que no fui más explícito y convincente, yo quisiera responderle.
- ¡Con mucho gusto! Pero por favor no se me aparte de la “causa de fornicación”.
- Bien, - comienza el veterano - ¿tendría Vd. dificultad en admitir que esa “cosa indecente” o “vergonzosa” que descubre el hombre a quien Moisés permite darle carta de divorcio a su mujer, es porque ya otro hombre la desfloró antes que él?
- ¡Pues allí cuento yo las once letras de la palabra “fornicación”!
- ¿Pero no era que en tal caso la mujer sería muerta a pedradas por su fornicación?
La pregunta del primer forista tomó de sorpresa al escéptico pero el veterano siguió explicando con calma:
- La fornicaria culpable era muerta a pedradas frente a la casa de su padre, como ya lo hemos dicho, pero no la inocente.
- ¿Fornicaria inocente? – dijo el escéptico ensayando un cómico mutis angelical.
- Me refiero a las víctimas de violación. Es posible que en tal caso, no pudiendo resistirse ni pedir auxilio, o no poder identificar al agresor, por vergüenza mantuviera en secreto el atentado del que fue víctima involuntaria. Su marido, al casarse, podría creerle y con su amor y comprensión ayudarla a superar el trauma. De endurecerse, por no amarla, o creerse burlado, y en la duda tampoco denunciarla, podía entonces optar por despedirla con la carta de divorcio.
- ¡Esa película ya la vi! – repuso algo molesto el escéptico.
- Y tras verla dos veces, ¿no le parece sensato lo que venimos diciendo?
- Sensato…sensato…sí me parece. Pero…pero…nunca antes escuché algo así.
- Entonces, si usted prefiere quedarse con las argucias caprichosas que se aducen como si fueran argumentos válidos ¡está usted en su derecho!
La vehemencia del polemista dejó al escéptico sin ganas ya de seguir cuestionando.
- A mayor abundamiento – prosiguió el veterano – recuerden todos que habíamos dicho que en ese manido texto de Mt.19:9, la excepción que hace Jesús es la de la permisión de Moisés a los judíos, pero de ningún modo Él está sentando principios de la doctrina cristiana que luego desarrollarán sus apóstoles en las epístolas. Desde el v.3 de ese capítulo Él responde a los fariseos que procuraban hacerle caer con alguna interpretación herética a la Ley de Moisés. Los discípulos intervienen recién en el v.10, pero a ellos Jesús les habla acerca del celibato. Noten también, que la salvedad “a no ser por causa de fornicación” consta aquí en Mateo pues este evangelio fue escrito teniendo en vista a los judíos, pero no en Marcos ni Lucas escritos para lectores gentiles. Otro detalle que no se toma en cuenta es Mr.10:10:
“El casa volvieron los discípulos a preguntarle sobre lo mismo”. La cuestión era la misma, pero los circunstantes ya no eran los fariseos sino los discípulos del Señor. Así que al hablarles ahora a ellos les dice que un cónyuge que repudie al otro y se vuelve a casar, comete adulterio. A esta doctrina es consecuente la de Pablo en sus epístolas. Esta es la enseñanza a la que los cristianos tienen que ajustarse, no volver tras las “indecencias” de los judíos desde hace 3.500 años.
Ricardo.
 
Apreciado MINIYO:

Apreciado MINIYO:


Me temo que todavía no has reparado en mi argumentación. En algún lugar ya testifiqué que por bastantes años sostuve y defendí tu posición de que la parte inocente tenía derecho a rehacer su vida y todavía ser feliz, si el adulterio del cónyuge culpable justificaba el divorcio y consiguiente recasamiento. Como tú, yo también recitaba la consabida frase “a no ser por causa de fornicación”, quedando victorioso frente a otros hermanos que sostenían lo contrario, pero no sabían como refutar mi exposición.
Pasados los años, me dio por revisar en las Escrituras muchas doctrinas y prácticas que tenemos los cristianos. Porque la mayoría de las denominaciones o la generalidad de los hermanos piensan, creen y hacen de la misma manera, asumimos que todo deber se tal cual todos hacen. Luego, la propia Escritura y la misma Historia de la iglesia cristiana nos da la sorpresa, que lo que tenemos por legítimo es sólo una innovación que comenzó en tal época y entre tales hermanos, propagándose luego por el mundo sin que nadie se replanteara si eso era de Dios o del hombre cuando no del mismo Diablo.
En este debate voy estudiando junto a los demás foristas, atendiendo sus opiniones, e integrándolas a la imaginaria mesa redonda, donde en cada ronda se va progresando de a poco. Van apareciendo evidencias que me parecen tan formidables, que ya no dudo en afirmar ciertos puntos como verdades inconmovibles, sin verlos todavía como dogmas.
Repasando lo que ahora dices, fíjate en esto: “desde el momento que el Dios Soberano nos deja abierta la posibilidad, en su voluntad permisiva, del divorcio, aunque solo sea por causa de fornicación”. ¿Dónde está el detalle? Pues en el uso inadecuado del pronombre “nos”. Fíjate que en Mt.19:8 y 9, el Señor les dice a los fariseos: “Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió”…Y yo os digo…”. ¿Te das cuenta? Te sumas al grupo de los fariseos que están probando a Jesús y reciben de Él la explicación al origen de la permisión de Moisés. Si quieres mantenerte dentro de los términos de la vieja ley estás en tu derecho, aunque acarreándote maldición caso que ofendieres en un solo punto de la misma, como bien sabes. Dirás: - ¿Qué otra opción tenemos? Pues para los discípulos que le seguimos a Él y no a Moisés, nos quedamos con Sus palabras que siguen: “pero al principio no fue así”. ¿De cuál lado te pones? ¿Del lado del mandamiento universal expresado en los vs.5 y 6, o del lado de la permisión mosaica a los judíos? ¿Dónde fundas tu convicción, en el eterno y original propósito de Dios o en la causalidad “por la dureza de vuestros corazones”? No es en el endurecido corazón de los judíos que yo afianzo mi posición, sino en el sabio y amoroso corazón del Padre que hace todo lo mejor para sus hijos. Vivo por gracia y por fe, y no por las excepciones a la Ley. No es la “causa de fornicación” lo que me inspira a adoptar una posición respecto al divorcio con recasamiento, sino lo que Dios planeó en su soberanía aún antes de haber formado la primer pareja.
Probablemente que a esta hora ya habrás leído cuanto se infiere del pasaje paralelo en Marcos 10:1-12. El v.10 es importante: “En casa volvieron los discípulos a preguntar sobre lo mismo”. Si bien seguía siendo la misma cuestión, ya no son los fariseos que reciben su instrucción, sino sus propios discípulos. A ellos no les hace salvedad alguna: el cónyuge que repudia al otro y se vuelve a casar comete adulterio.
En realidad, se parecen a los antiguos gálatas los cristianos modernos que se vuelven a poner bajo la Ley cuando permiten una práctica permisiva para los judíos endurecidos.
El desbordante amor del blando corazón del Padre no se vale de paliativos para mitigar los efectos de nuestros fracasos, sino que a cuantos son sus hijos renacidos del Espíritu, los trae al Hijo para que caminen en pos de Él, pues por gracia los ha unido en un mismo yugo.
¡Pobre consuelo el mío si por ganar una esposa reemplazante quedo divorciado de mi Dios y de mi Cristo, con su Espíritu contristado y apagado dentro de mí!
Pero puedo estar equivocado. Si así fuera, corríjanme.
Ricardo
 
Re: Apreciado MINIYO:

Re: Apreciado MINIYO:


Me temo que todavía no has reparado en mi argumentación. En algún lugar ya testifiqué que por bastantes años sostuve y defendí tu posición de que la parte inocente tenía derecho a rehacer su vida y todavía ser feliz, si el adulterio del cónyuge culpable justificaba el divorcio y consiguiente recasamiento. Como tú, yo también recitaba la consabida frase “a no ser por causa de fornicación”, quedando victorioso frente a otros hermanos que sostenían lo contrario, pero no sabían como refutar mi exposición.
Pasados los años, me dio por revisar en las Escrituras muchas doctrinas y prácticas que tenemos los cristianos. Porque la mayoría de las denominaciones o la generalidad de los hermanos piensan, creen y hacen de la misma manera, asumimos que todo deber se tal cual todos hacen. Luego, la propia Escritura y la misma Historia de la iglesia cristiana nos da la sorpresa, que lo que tenemos por legítimo es sólo una innovación que comenzó en tal época y entre tales hermanos, propagándose luego por el mundo sin que nadie se replanteara si eso era de Dios o del hombre cuando no del mismo Diablo.
En este debate voy estudiando junto a los demás foristas, atendiendo sus opiniones, e integrándolas a la imaginaria mesa redonda, donde en cada ronda se va progresando de a poco. Van apareciendo evidencias que me parecen tan formidables, que ya no dudo en afirmar ciertos puntos como verdades inconmovibles, sin verlos todavía como dogmas.
Repasando lo que ahora dices, fíjate en esto: “desde el momento que el Dios Soberano nos deja abierta la posibilidad, en su voluntad permisiva, del divorcio, aunque solo sea por causa de fornicación”. ¿Dónde está el detalle? Pues en el uso inadecuado del pronombre “nos”. Fíjate que en Mt.19:8 y 9, el Señor les dice a los fariseos: “Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió”…Y yo os digo…”. ¿Te das cuenta? Te sumas al grupo de los fariseos que están probando a Jesús y reciben de Él la explicación al origen de la permisión de Moisés. Si quieres mantenerte dentro de los términos de la vieja ley estás en tu derecho, aunque acarreándote maldición caso que ofendieres en un solo punto de la misma, como bien sabes. Dirás: - ¿Qué otra opción tenemos? Pues para los discípulos que le seguimos a Él y no a Moisés, nos quedamos con Sus palabras que siguen: “pero al principio no fue así”. ¿De cuál lado te pones? ¿Del lado del mandamiento universal expresado en los vs.5 y 6, o del lado de la permisión mosaica a los judíos? ¿Dónde fundas tu convicción, en el eterno y original propósito de Dios o en la causalidad “por la dureza de vuestros corazones”? No es en el endurecido corazón de los judíos que yo afianzo mi posición, sino en el sabio y amoroso corazón del Padre que hace todo lo mejor para sus hijos. Vivo por gracia y por fe, y no por las excepciones a la Ley. No es la “causa de fornicación” lo que me inspira a adoptar una posición respecto al divorcio con recasamiento, sino lo que Dios planeó en su soberanía aún antes de haber formado la primer pareja.
Probablemente que a esta hora ya habrás leído cuanto se infiere del pasaje paralelo en Marcos 10:1-12. El v.10 es importante: “En casa volvieron los discípulos a preguntar sobre lo mismo”. Si bien seguía siendo la misma cuestión, ya no son los fariseos que reciben su instrucción, sino sus propios discípulos. A ellos no les hace salvedad alguna: el cónyuge que repudia al otro y se vuelve a casar comete adulterio.
En realidad, se parecen a los antiguos gálatas los cristianos modernos que se vuelven a poner bajo la Ley cuando permiten una práctica permisiva para los judíos endurecidos.
El desbordante amor del blando corazón del Padre no se vale de paliativos para mitigar los efectos de nuestros fracasos, sino que a cuantos son sus hijos renacidos del Espíritu, los trae al Hijo para que caminen en pos de Él, pues por gracia los ha unido en un mismo yugo.
¡Pobre consuelo el mío si por ganar una esposa reemplazante quedo divorciado de mi Dios y de mi Cristo, con su Espíritu contristado y apagado dentro de mí!
Pero puedo estar equivocado. Si así fuera, corríjanme.
Ricardo

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En el otro epigrafe he expuesto lo que pienso en conciencia, porque asi lo entiendo en las Escrituras.

Cuando Jesus dice: "os" no solo se refiere a los fariseos sino a cualquiera que le escuche y eso nos integra a "nos"

Yo te hablo de casos, donde no se puede de ninguna manera, reparar el matrimonio roto. Despues, el que tenga don de continencia, que se quede sin casar, y asi no se arriesga a equivocarse, y el que no, que procure tener limpia conciencia delante de Dios, porque le tendra que dar cuentas, pero la excepcion de "por causa de fornicacion" es tan evidente, que no se puede ignorar. Cuando Jesus dice "salvo", que quiere decir excepto, esta diciendo que en ese caso no cometen adulterio. Como te explico en el otro aporte, del epigrafe paralelo, el o la adulter@, estan legalmente muertos y la otra parte legalmente viud@.

Que Dios les bendiga a todos

Paz