Apreciado Abdón
Aquí está mi testimonio personal en cuanto a mi esposa.
Deseo partir por mostrar el contraste como “mundano” y cristiano; de modo que quede bien entendido que cuando no conocía a Dios, no era un “santo”, como para tener una visión “pasiva” frente a las mujeres. Debo confesar que mundano fui bastante mujeriego (joven y atractivo, se presta) pero cuando llegué al conocimiento del Señor, aprendí con el anciano de mi pastor, el respeto a la mujer. Parecerá anticuado, pero no se imaginan ¡que bendición! De modo que nunca hice “amistad sentimental” con ninguna joven de la iglesia.
Lo cierto es que después de un año y medio de haber caminado en la iglesia, empecé a poner mis ojos en una jovencita de la iglesia; me sentía atraído hacia ella y me daba cuenta que a pesar que oraba bastante para que el Señor me quitara ese sentimiento (deseaba servir al Señor) seguía igual. Después de batallar bastante con este sentir de mi corazón, en donde con lágrimas le pedía al Señor me sacara ese sentimiento, yo solo quería servir al Señor; sin embargo...tuve que aceptar que sencillamente ese sentimiento no quería salir de mi corazón; entonces me acerque a hablar con mi pastor y le expuse la situación. El venerable anciano me escuchó y después de meditar me dijo: hermanito, si ud. está sintiéndose atraído por esa joven; cásese; añadió: “es una joven de buen testimonio, no tengo nada que decir de ella. Lo que ud. siente es de Dios”
Cuando me dijo “es de Dios”, pues comencé a preparar el matrimonio (se me había enseñado que en el evangelio no había noviazgo) A través de una tía (cristiana) de ésta joven le mandé a proponer matrimonio, ella me respondió que si. Luego fui a hablar con sus padres (ella no estaba presente) y como estuvieron de acuerdo (ella ya les había conversado) entonces preparé la fecha en el Civil y nos casamos. Después del civil, participamos de un almuerzo en casa de ella, y enseguida me fui a mi casa, …y ella quedó en la suya. Pasó una semana y nos casamos por la iglesia. Después de la ceremonia, por primera vez, nos sentamos juntos, participamos de la reunión y al término, salimos de la iglesia y por primera vez estábamos juntos, solos, conversando; a la cuadra de caminar, por primera vez le tomé su mano y nos fuimos a nuestra futura casa. Hasta salir de esa reunión, NUNCA antes habíamos conversado a solas, ni le había siquiera tomado su mano; ni siquiera yo había dejado entrever mis sentimientos hacia ella; solo la conocí durante año y medio dentro de la iglesia como una hermana más.
Hoy llevamos treinta y un años de matrimonio; seis preciosos hijos, la menor de 22 años. 4 mujeres y dos varones; gracias a Dios y su misericordia, todos cristianos, los dos varones casados, y son predicadores de púlpito, casados con jóvenes cristianas; 2 hijas casadas con jóvenes cristianos, y dos solteras. Dios supo darme la mujer o esposa que yo necesitaba; ha sido mi fiel compañera, en todo, una colaboradora sin igual en mi ministerio, un apoyo y un puntal invariable, incansable a mi lado, en oraciones, en ayunos, en consagración etc. ha estado conmigo en alturas y bajezas, en abundancia y necesidades, en salud y enfermedad, ella ha sido la mujer, esposa, compañera, colaboradora, madre de mis hijos etc. etc. que yo necesitaba… si se me presentara la oportunidad, como dije antes…me casaría nuevamente con mi esposa; …porque sin pedirle,…el Señor me dio la esposa que yo necesitaba.
Dios te bendiga hermano Abdón