El Caso Lefebvrista.

Cisma Lefebvrista.

Cisma Lefebvrista.

DIOS Y ALMAS

Querido hermano en Cristo Merovignio:

Merovignio dijo:
Señor Mobile despues de prepararnos para las fiestas Marianas

¿O sea que ya dejó todo cisma anti-Iglesia Universal para así agradar a nuestra Madre Santísima?

Espero que así sea.

1.- Señor Mobile, no encuentro NINGUNA SOLA ALOCUCION, O DOCUMENTO que afirme que Mons. Lefebvre haya aceptado el Concilio Vaticano II como Dogmatico y no como Pastoral, favor de darme la cita o fuente de su afirmacion.

Otra vez ignorando lo evidente............

Veamos:

Toda la controversia inicia cuando Lefebvre comienza a decir que hay error en algunos puntos del Concilio Vaticano II.

La Iglesia por medio de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fé prepara un Protocolo naturalmente referente a los mismos puntos controvertidos por Lefebvre para que mediante la adhesión de él a éste, declarase así su retractación formal.

La retractación era necesaria, pues sus negaciones del Magisterio Infalible constituían herejía.

Es así que el 5 de Mayo de 1988 se suscita encuentro oficial entre Lefrebvre y el entonces Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fé, donde se le presenta el Protocolo y él lo firma; de ésto se sigue ostensiblemente que Lefebvre se retracta formalmente de sus controversias que constituían herejía.

2.- Siempre se ha dicho que el CV II fue pastoral y no dogmático, por que así lo señalaba la misma convocatoria de Juan XXIII.

Este juego de palabras carece de sentido.

Repasemos:

La labor de la Iglesia es la Pastoral.

La Pastoral de la Iglesia en materia de Fé y Moral se llama Magisterio.

Todo Concilio es declaración solemne del Magisterio Infalible de la Iglesia.

Por tanto: no existe tal contraposición de términos aludida por usted.

No hay Concilio que sea "o Pastoral", "o Dogmático".

Todo Concilio de la Iglesia -que es su ejercicio Pastoral formal- es dogmático por su propia configuración, la cual se señala claramente en el numeral 85 del Catecismo de la Iglesia.

Y la objeción propuesta por usted del Concilio de Constanza ya fué aclarada por mi parte, puesto que dicho Concilio no tuvo obligatoriedad por no haber sido sancionado oficialmente por el Sumo Pontífice.

Todos los demás Concilios de la Iglesia sí han reunido las características y son obligatorios, incluyendo Vaticano II.

3.- De dicho Concilio emanaron 4 documentos "dogmáticos"

Usted confunde forma y fondo; es decir, los aspectos formales y sustanciales/materiales del asunto.

La verdad es que toda enseñanza Magisterial que provenga del Epíscopo en comunión con el Supo Pontífice es dogmática, sea que se exprese de una forma u otra (lo que es el aspecto formal).

Si en el aspecto sustancial o material trata el Magisterio específicamente de un área particular de la Fé, entonces se expresa como Constitución Dogmática, por ejemplo Dei Verbum que se refiere a la Revelación en relación con la Sagrada Escritura.

Pero no hay que confundir forma y fondo.

Lo enseñado oficialmente por la Iglesia y proveniente de la fuente infalible, es doctrina obligatoria sin importar su expresión concreta.

mas sin embargo que esos documentos se autotitulen "constituciones dogmáticas" no quiere decir que en ellas se hayan DEFINIDO dogmas o ANATEMATIZADO a quienes piensen en contrario de ese dogma.

a) Las Constituciones Dogmáticas de Vaticano II enseñan Doctrina infalible y obligatoria; reitero que en efecto no son símbolo de fé.

No son -por ejemplo- el símbolo de fé concreto que sería la declaración de la Inmaculada Concepción.

El hecho de que no sea un símbolo de fé concreto no quita que sea Magisterio Infalible de la Iglesia.

Los símbolos de fé son arquetipos de una determinada Doctrina, mas no toda o únicamente la Doctrina Infalible.

b) En efecto no hubo anatemas.

Esto en nada quita que sea Doctrina Infalible.

Los anatemas son especificaciones reprobatorias particulares que se refieren a diversas negaciones que se van dando de las Doctrinas en concreto.

Y de igual manera, nada impide que haya anatemas específicos referentes a Doctrina oficial de Vaticano II en el futuro.

En efecto, para la nota de infalibilidad se requieren las formas solemnes que en este caso no existieron.

Pero claro que existieron, o sea: Magisterio de la Iglesia propuesto como tal por el Epíscopo en comunión con el Papa.

Por otro lado, una cosa es promulgar un documento (para tener fuerza de ley) y otra el PROPONER alguna definicion PARA SER CREIDA por todos.

Todas las Constituciones Dogmáticas son para ser creías por los fieles.

La Iglesia no tiene que decir: "esta Constitución Dogmática es para ser creída por los fieles" en el proemio.

Normalmente esa es la fórmula para los Símbolos de Fé, pero no así en las Constituciones Dogmáticas.

ALABADO SEA JESUCRISTO
 
Re: El Caso Lefebvrista.

Mobile, repito: NINGUNA SOLA ALOCUCION, O DOCUMENTO que afirme que Mons. Lefebvre haya aceptado el Concilio Vaticano II como Dogmatico y no como Pastoral, favor de darme la cita o fuente de su afirmacion.

Ahora respecto a lo que dices, entonces estas contradiciendo a Su Santidad Pablo VI y dice lo siguiente:

"DADO EL CARÁCTER PASTORAL DEL CONCILIO EVITÓ ESTE PRONUNCIAR DOGMAS EN FORMA EXTRAORDINARIA , DOTADOS DE LA NOTA DE INFALIBILIDAD" (Compendio Vaticano II, p31)

Fraternalmente solo le pido la cita del 5 de mayo de 1988 sobre su afirmacion donde afirma que Mons. Lefebvre acepto el caracter dogmatico (Inexitente como lo prueba la alocucion de S.S. Pablo VI) del Vaticano II.

Fraternalmente, Pax et Bonum.
 
Re: El Caso Lefebvrista.

Mientras el Mundo Gira, la Cruz de Cristo Permanece.

Las noticias sobre el Retorno de la Misa Tridentina son alentadoras, Mons. Bernard Fellay declara sobre el posible retorno de la Misa Tradicional de San Pio V:

Entrevista exclusiva con Mons. Bernard Fellay, Superior General de la Fraternidad San Pío X​

DICI: Monseñor, desde el comienzo de sus conversaciones con Roma, hace cinco años, Ud. ha propuesto dos condiciones, previas a cualquier discusión doctrinal. Se trata de la libertad, para todo sacerdote católico, de celebrar la Misa tridentina, y del levantamiento del decreto de excomunión pronunciado contra los obispos de la Fraternidad. ¿Por qué estas condiciones previas? ¿No es esto acaso una maniobra dilatoria que le permite ganar tiempo para sosegar a los sacerdotes y fieles inquietos por un eventual acercamiento?¿No corre así Ud. el riesgo de perder una ocasión inesperada de reconciliación?

Mons. Fellay: Todas estas consideraciones políticas – yo incluso diría, estos cálculos politiqueros – son ajenas al espíritu de las conversaciones que la Fraternidad ha mantenido con Roma desde que Mons. Lefebvre las comenzó. Las condiciones previas que yo he propuesto tienen por objeto crear un clima nuevo en la iglesia oficial. Este sería el primer paso para hacer de nuevo posible la vida católica tradicional. La situación actual ha llevado a los fieles, confrontados por los desastres post-conciliares, a escapar de sus parroquias para unirse a la Fraternidad, y esto a pesar del oprobio del cual son rodeados los sacerdotes tradicionales. Ninguna sanción romana, ninguna advertencia episcopal ha disuadido a estas familias de elegir la Tradición. Es un hecho. Por ello he pedido al Papa que haga actos públicos en favor de la Tradición, ya que nuestros fieles no estarán satisfechos con simples palabras de aliento. Estos actos son la libertad de la Misa tradicional y el retiro del decreto de excomunión. Y si los rumores que hoy corren en la prensa acerca del retiro de la excomunión son verdad, podremos decir que el Sumo Pontífice ha tenido en cuenta una de las dos condiciones previas.

DICI: ¿No equivale esto a exigir de Roma una regularización unilateral de la crisis con Ecône, sin reciprocidad por parte de la Fraternidad?

Mons. Fellay: No, porque la crisis con Ecône no ha sido la primera, sino que simplemente revela una crisis más profunda en la misma Roma, y Roma es la que debe solucionar esta crisis mayor. No se trata, de nuestra parte, de una negociación de tipo sindical, porque nosotros no tenemos intereses propios o ventajas personales a negociar. Deseamos que Roma encuentre de nuevo su Tradición. Ecône sólo preserva aquello que es patrimonio de la Iglesia universal. Es a Roma a quien le corresponde dar nuevamente a la Tradición su lugar, total y entero, para que pueda desempeñar su rol en la solución de la crisis de la Iglesia.

DICI: Pero la excomunión es ciertamente una situación personal que les afecta a Ud. y a sus colegas.

Mons. Fellay: Pedimos el retiro del decreto de excomunión, al cual jamás hemos otorgado valor canónico alguno – de otra manera, evidentemente, jamás hubiéramos ejercido nuestro ministerio, ni ordenaciones, ni confirmaciones… Pero estamos conscientes del alcance práctico de este decreto: una efectiva demonización de la Tradición, los sacerdotes tradicionales impedidos de hacer el bien en las parroquias. Si una familia recurre a nosotros por un sacramento en el rito tradicional, el obispo o el párroco no tienen mas que decir: "Ni lo piense, están excomulgados!" Y así se neutraliza concretamente a la Tradición. Las dos condiciones previas – la liberalización del uso del Misal de San Pío V y el retiro del decreto de excomunión – están dirigidas, más allá de los fieles tradicionales, al bien de toda la Iglesia. Se trata de permitir que la Tradición recupere el derecho de ciudadanía en la Iglesia y sea probada en los hechos. De esta manera podemos ayudar a Roma a solucionar la crisis en la Iglesia. Estas dos pre-condiciones funcionan, según la expresión de los teólogos, como "removens prohibens", eliminando las prohibiciones que impiden a la Tradición actuar prácticamente, pastoralmente.

DICI: ¿Podría ser más preciso?

Mons. Fellay: Cuando la misa tradicional deje de estar en libertad condicional y el ministerio de los sacerdotes tradicionales no esté ya rodeado de la sospecha de excomunión, se podrán ver entonces los frutos de la Tradición. En esta fase experimental, que deberá durar todo el tiempo que sea necesario para una justa evaluación de los resultados, ni Roma ni la Fraternidad asumirán compromiso alguno. Pero a su término, Roma podrá juzgar la obra cumplida por los sacerdotes tradicionales. Ya he dicho que la Fraternidad San Pío X está dispuesta a recibir visitadores romanos, quienes podrán apreciar sobre los hechos su trabajo apostólico.

DICI: Todo esto es práctico y pastoral, pero la crisis de la Iglesia es principalmente doctrinal. ¿Qué pasa con las cuestiones de fondo? ¿Qué pasa con la libertad religiosa, acerca de la cual Mons. Lefebvre emitió sus dubia, las dudas comunicadas al Cardenal Ratzinger? ¿Qué pasa con el ecumenismo, al cual Ud. mismo, hace dos años, consagró un estudio distribuido a todos los Cardenales?

Mons. Fellay: En lo que respecta a la cuestión del ecumenismo, es significativo el mutismo de los Cardenales a quienes fue enviado este estudio. Su silencio demuestra la distancia que nos separa en el plano doctrinal. Ud. hace bien en notar que las dos pre-condiciones tienen un alcance práctico, y justamente por esto constituyen la primera etapa necesaria, antes de poder abordar las cuestiones doctrinales. En efecto, las discusiones a fondo, emprendidas fuera o antes de esta etapa pastoral, parecen estar a priori destinadas al fracaso. Debemos comprender bien que Roma y Ecône (para simplificar) coinciden sobre un punto, pero difieren sobre otro. Las autoridades romanas están hoy conscientes de la situación dramática de la Iglesia – el futuro Benedicto XVI fue quien dijo que la Iglesia parece "una barca que hace agua por todas partes". En esto estamos de acuerdo, pero no nos entendemos sobre la causa de esta crisis. Roma considera como principal responsable a la sociedad secularizada, hedonista y de consumo, que ignora o combate el mensaje evangélico, en tanto que nosotros afirmamos que el concilio Vaticano II, abriéndose al espíritu del mundo, a hecho entrar en su seno principios tales como la libertad religiosa o el ecumenismo, que son contrarios al mensaje evangélico y responsables de la situación actual. Nosotros tenemos en mira algo muy distinto de una "falsa interpretación" súper-progresista del Concilio. Es comprensible que las autoridades romanas tengan dificultades para considerar al Vaticano II como la causa de la crisis, puesto que ello equivaldría a poner en tela de juicio el Concilio, al que están aun fuertemente apegadas. En estas condiciones, es necesario reconocer que ninguna discusión doctrinal es posible, tal como lo declaran justamente Michael J. Matt y John Vennari en una reciente declaración común.

DICI: ¿Es por esto que se puede pensar que, en el fondo, Ud. no considera seriamente un diálogo con Roma?

Mons. Fellay: Yo diría que este diálogo debe ser doctrinal y práctico, con hechos que apoyen los razonamientos teológicos. Partiendo del punto de convergencia entre Roma y nosotros – la constatación común de una crisis desastrosa -, debemos intentar hacer desaparecer la diferencia, llevando a Roma a admitir la verdadera causa de esta crisis. La discusión doctrinal tiene por objeto obtener que Roma reconozca esta causa. Pero dados los principios modernos de los cuales las autoridades romanas están impregnadas desde el Vaticano II, esta discusión no puede tener lugar sin el apoyo de una lección dada por los hechos mismos, o, más precisamente: la discusión no puede hacerse sin la consideración de la obra concreta que la Tradición puede realizar en vista de una solución a la crisis de las vocaciones, de la práctica religiosa… Nuestro punto de vista es que los efectos del apostolado tradicional harán ver a contrario donde esta la causa de la crisis. Es por ello que las pre-condiciones prácticas me parecen indispensables para el buen desarrollo de las discusiones doctrinales. La libertad de acción devuelta a la Tradición deberá permitirle demostrar sus resultados y separar, con los hechos, las dos partes que discrepan doctrinalmente sobre la causa de la crisis. Esta lección de los hechos, que pedimos a Roma se digne aceptar, se basa sobre todo en nuestra fe en la Misa tradicional. Esta Misa reclama, por sí misma, la integridad de la doctrina y de los sacramentos, prendas seguras de toda fecundidad espiritual para las almas.

DICI: ¿Es su línea de conducta compartida por todos los sacerdotes y fieles adheridos a la Tradición?

Mons. Fellay: Mons. Lefebvre decía que las autoridades romanas serían más sensibles a las cifras y a los hechos presentados por la Fraternidad San Pío X, que a los argumentos teológicos. Evidentemente, nuestro fundador no pensaba eludir la necesaria discusión doctrinal. Es por ello que en esta segunda etapa querríamos presentar a Roma los argumentos de la teología tradicional, confirmados por los hechos del apostolado tradicional, antes de abordar la tercera etapa, la del estatuto canónico de la Fraternidad. Es necesario ver bien como se articulan las etapas de este diálogo para comprender que no deseamos descuidar el aspecto especulativo o doctrinal, ni el aspecto práctico o pastoral, así como tampoco deseamos ignorar la prudencia realista y el espíritu sobrenatural. Aquellos que no quieren retener más que el aspecto práctico o canónico, verán en nuestra exigencia doctrinal una pérdida de tiempo, y estas etapas serán percibidas como maniobras dilatorias. Por otro lado, aquellos que no quieren considerar mas que el aspecto especulativo juzgarán que nuestras pre-condiciones pastorales dejan de lado los problemas de fondo, y dirán así, que éste diálogo no es más que el comienzo de una adhesión al modernismo. Unos y otros tienen razón en lo que afirman, pero se equivocan en lo que niegan: es necesario afirmar ambos, la necesaria lección de los hechos y la indispensable discusión doctrinal.

DICI: Entonces… ¿el acuerdo canónico se pospone indefinidamente?

Mons. Fellay: Se habla de administración apostólica, de prelatura personal, de ordinariato… Todo esto parece prematuro. Deseando un acuerdo canónico ahora mismo y a cualquier precio, nos expondríamos a ver resurgir de inmediato todos los problemas doctrinales que nos oponen a Roma, y el acuerdo sería entonces efímero. La regularización de nuestro estatuto canónico deberá venir en último lugar, como sellando un acuerdo ya realizado, al menos en lo esencial, al nivel de los principios, gracias a los hechos constatados por Roma. Además, imaginemos por un instante que aceptásemos una estructura canónica para considerar, solo después – en el interior, dentro del "perímetro visible" de las diócesis – las cuestiones doctrinales. No podríamos realizar nuestro ministerio con toda su eficacia pastoral. No existirían las condiciones prácticas para permitir una lección de los hechos, total y completa, es decir convincente. Como sucede ya con las comunidades Ecclesia Dei, nuestro apostolado tradicional estaría en libertad condicional, autorizado a manifestarse sólo con parsimonia, aquí y allá, como con cuentagotas. Todo consiste en saber si la situación trágica de la Iglesia hoy – la crisis impresionante de las vocaciones, el vertiginoso derrumbe de la práctica religiosa… – le permite a la Iglesia contentarse con remedios administrados a cuentagotas.

Finalmente, el Superior General de la FSSPX ve un campo común de diálogo con el Papa: la apreciación de ambas partes respecto a la crisis profundísima de la Iglesia. Aunque divergen respecto a las causas. Mons. Fellay espera que Roma le conceda esta libertad plena para realizar la "experiencia de la Tradición" a fin de demostrar por los resultados del apostolado tradicional -dato esencial que debe acompañar toda discusión doctrinal- si las causas de la crisis son las desviaciones, también llamadas "espíritu del Concilio" o "hermenéutica de la ruptura" o radican en que el Concilio mismo abrió las puertas para que el espíritu del mundo moderno entrara de pleno en la Iglesia.

Fraternalmente, Pax et Bonum.
 
Re: El Caso Lefebvrista.

Estimado Merovignio:

Le invito a que repasemos las cosas:

Usted es lefebvrista porque "le han dicho" que hay errores en la Doctrina del Concilio Vaticano II y etcétera.

Evidentemente que usted se ha creído tal cosa y por eso es lefebvrista.

El punto de todo ésto es que el mismo hecho de que alguien pretenda siquiera "señalar errores" mediante el "libre exámen" es un total disparate dentro del contexto doctrinal.

Todo ello porque la Revelación -por su misma naturaleza- no se juzga de manera a posteriori sin necesariamente a priori.

Ésto significa que juzgamos la Revelación como tal por su fuente, es decir que la consideramos apriorísticamente como Revelación y no mediante una revisión a posteriori del propio texto infalible. Por tánto si su fuente es Infalible, pues la cuestión ya está saldada.

Por ésto es que todos los supuestos "errores" que alguien quiera señalar mediante su propio "libre examen" de cualquier texto magisterial (por tanto infalible) del Concilio Vaticano II no son más que falacias.

De todo ésto se desprende que el carácter herético del lefebvrismo en el fondo no es más que un grado diverso de todas las demás herejías, que parten siempre del abandono del carácter a priori de la Revelación en favor de cualquier otro postulado a posteriori que se haga sobre la misma.

Si todavía gusta comentar algo más, me puede contactar en privado.

ALABADO SEA JESUCRISTO
 
Re: El Caso Lefebvrista.

Oye, mobile. Merovignio fue expulsado del foro. No te va a poder contestar.

Conviene que nos fijemos en estas cosas para no reabrir temas antiguos
 
Re: El Caso Lefebvrista.

Merovignio dijo:
Ahora respecto a lo que dices, entonces estas contradiciendo a Su Santidad Pablo VI y dice lo siguiente:

"DADO EL CARÁCTER PASTORAL DEL CONCILIO EVITÓ ESTE PRONUNCIAR DOGMAS EN FORMA EXTRAORDINARIA , DOTADOS DE LA NOTA DE INFALIBILIDAD" (Compendio Vaticano II, p31)

Su Santidad Pablo VI, usted y yo estamos de acuerdo...........

El Concilio Vaticano II no emitió ningún Símbolo de Fé, en concreto conocido como "un dogma".

Pero es que usted insiste en el mismo juego de palabras con el cual ha querido enredarme a mí desde el principio.

El hecho de que el Magisterio de la Iglesia no fué ejercido en dicho sentido durante el Concilio Vaticano II, en nada resta infalibilidad a cualquier otro Magisterio de la Iglesia del Concilio en sí mismo considerado.

Por tanto le reitero que cuando la Iglesia publicó varias Constituciones Dogmáticas producto del Concilio Vaticano Segundo, en verdad en verdad y realmente tiene la intención de que sean Dogmáticas como su propio nombre lo indica.

Y si a usted le convirtieron al Lefebvrismo con el mismo argumento falso que usted me ha repetido una y mil veces de que en el C.V.II no hubo "símbolo concreto de fé" y que por eso no se le debe obediencia al Magisterio producto del Concilio pues le reitero que tal argumento por el cual lo convirtieron es una mentira.

Espero que usted abra los ojos a la verdad de Dios cuanto antes, puesto que la diferencia entre estar en Comunión con la Iglesia y no estarlo es que si lo estamos, entonces la Iglesia Apostólica fundada por Cristo es la que responde por la salvación de nuestra alma, pero si no lo estamos entonces "nosotros mismos" somos quienes respondemos de nuestra alma, y créame que nadie alcanza salvarse por ningunas obras.........

ALABADO SEA JESUCRISTO
 
Re: La Misericordia Divina

Re: La Misericordia Divina

mobile21 dijo:
DIOS Y ALMAS

Querido hermano en Cristo Merovignio:

Escribo éste mensaje para invitarlo a usted y a su familia a que oren la Coronilla de la Divina Misericordia.

Quienes se abandonan a la Misericordia de Dios, jamás quedan defraudados.

Yo soy testigo de ello.

ALABADO SEA JESUCRISTO

Amigos católicos. Sé que esta conversación es entre católicos pero ¿dónde se encuentra esto en las enseñanzas de Jesús y/o sus Apóstoles?

LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA​

Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.

2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:

"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero."


3. En las cuentas pequeñas del Ave María:

"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."


4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres
veces:

"Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero."



Según el diario de Santa María Faustina Kowalska
"Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado... Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia."
"Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y el, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador."


Eso suena a Espiritismo, ni más ni menos.

Saludos
 
Re: El Caso Lefebvrista.

DIOS Y ALMAS

Merovignio dijo:
Finalmente, el Superior General de la FSSPX ve un campo común de diálogo con el Papa: la apreciación de ambas partes respecto a la crisis profundísima de la Iglesia. Aunque divergen respecto a las causas. Mons. Fellay espera que Roma le conceda esta libertad plena para realizar la "experiencia de la Tradición" a fin de demostrar por los resultados del apostolado tradicional -dato esencial que debe acompañar toda discusión doctrinal- si las causas de la crisis son las desviaciones, también llamadas "espíritu del Concilio" o "hermenéutica de la ruptura" o radican en que el Concilio mismo abrió las puertas para que el espíritu del mundo moderno entrara de pleno en la Iglesia.

Aquí el único problema es que hay gentes que "se llenan la boca" con una palabra de la cual desconocen su significado.

Está claro que para la Secta Lefebvrista la palabra Tradición tiene un significado estríctamente cultural-humano (que recordemos es de carácter netamente histórico).

De aquí se explica que ellos crean que la Tradición es "un método pastoral" o etcétera, es decir cuestiones meramente de historia humana pasajera.

Pero la realidad es que la Sagrada Tradición es la condición divinamente instaurada para llegar a la Verdad de Dios, y por tanto está muy lejos de ser cualquier "tradición humana" como tal.

Eso es lo que simple y sencillamente no entienden, de ahí que se hayan extraviado por el hecho de perseguir fantasmas e ilusiones humanas, y haber dejado la Verdad Divina en el camino.

Ojalá que éstas personas rectifiquen su camino con grande humildad ante la Iglesia.

ALABADO SEA JESUCRISTO
 
Re: El Caso Lefebvrista.

DIOS Y ALMAS

Estimado Advenangel:

Debido a que éste tema es estrictamente limitado al tema de debate sobre "el Lefebvrismo" es que no puedo comentar nada fuera de ésto aquí, pero con gusto podemos conversar en otros temas pertinentes.

Especialmente si se trata de Adventismo, de lo cual conozco bastante.

ALABADO SEA JESUCRISTO
 
Re: El Caso Lefebvrista.

mobile21 dijo:
DIOS Y ALMAS

Estimado Advenangel:

Debido a que éste tema es estrictamente limitado al tema de debate sobre "el Lefebvrismo" es que no puedo comentar nada fuera de ésto aquí, pero con gusto podemos conversar en otros temas pertinentes.

Especialmente si se trata de Adventismo, de lo cual conozco bastante.

ALABADO SEA JESUCRISTO

Cuando quieras y donde sea, Te espero.

El catolicismo con o sin Lefebre es el mismo: paganismo con un manto de cristianismo.

Saludos en Cristo
 
Re: El Caso Lefebvrista.

DIOS Y ALMAS

La verdadera tradición​

Lo que quiero dejar bien en claro es que la falacia lefebvrista estriba en invocar siempre un concepto de Tradición en el sentido humano y no en el sentido divino, el verdadero, que es atemporal y no temporal.

Así que desde este punto de vista, ellos engloban todas las realidades y modalidades religiosas existentes hasta antes del Concilio Vaticano II como "Sagrada Tradición" y todo lo que cambió después como "apartado de la Tradición".

Tal valoración es una valoración errónea de los hechos religiosos por ser meramente histórica y humana (o sea: "antes y después del Concilio"), puesto que la Sagrada Tradición no es tal cosa, es decir unas determinadas modalidades en un periodo de tiempo determinado, sino que la Sagrada Tradición es el requisito fundamental para que un conocimiento religioso sea verdadero, por tanto que esté en consonancia con el Depósito Apostólico de Fé.

Todo lo que concuerda con el Depósito Apostólico de la Fé (2Tim. 1, 13-14) es verdadero, y lo que no concuerda es necesariamente falso.

Por tanto tenemos que la correcta comprensión de la Sagrada Tradición es a manera de un concepto atemporal, más que señalamientos histórico-temporales de carácter particular.

Y para el correcto entendimiento de ésto basta la muestra de sus primeros señalamientos, que usualmente versan del asunto de la Misa en latín de San Pio V, en contraposición a la Misa usualmente pronunciada en lengua vernácula del Novus Ordo Missæ (aunque su ordinario sea latín, por supuesto).

La pregunta es: ¿Puede la "Sagrada Tradición" haber sido abandonada con la nueva Misa?

La respuesta común de los lefebvristas naturalmente es que "sí fué abandonada" la Sagrada Tradición.

Ésto, porque obviamente ellos "piensan la Tradición" desde el erróneo punto de vista temporal-humano; es decir que para ellos la modalidad de un periodo temporal de fecha anterior sería verdadera, y la modalidad del periodo posterior no.

Pues bien, aquí vemos claramente que no entienden el concepto de Sagrada Tradición.

¿Cómo podría ser una modalidad humana -que no divina- la Sagrada Tradición?

Está claro que la primera Misa fué en hebreo y no en latín, y además que -por supuesto- no contaba con las modalidades particulares de la Misa de San Pío V.

Así que analizando las Misas de San Pío V y del Novus Ordo, vemos que en ambas se dan los elementos esenciales según la Sagrada Tradición para que la Santa Misa sea válida y verdadera.

No importan de hecho cosas como que no estén las mismas oraciones en el nuevo Misal que en el anterior.

Alguien que pensase que tales oraciones son Sagrada Tradición estaría pensando "humanamente" y no conforme a la verdadera y divina Sagrada Tradición.

Es decir, que si bien podemos afirmar que tales oraciones pertenecen a una "pía tradición" de un periodo histórico paritucular, no podemos -en cambio- afirmar que sean verdaderamente la Sagrada Tradición Apostólica que es el tamiz de la verdad.

Conclusión​

La Sagrada Tradición es de naturaleza atemporal y el estándar oficial de la verdad religiosa doctrinal.

Según ésta, y bajo sus criterios, es que podemos analizar cualesquiera hechos religiosos pasados, presentes y futuros para así determinar su verdad o falsedad.

El confundir el concepto religioso de Sagrada Tradición con el concepto humano y cultural de tradición (que es fundamentalmente un concepto de carácter temporal y pasajero) resulta a todas luces un error, y las conclusiones que provengan de dicho error fundamental lógicamente son erradas.

Ésto no se trata de ver humanamente las cosas "antes y después del Concilio" sino que se trata de estudiar objetivamente el Depósito de la Fé y su constitución fundamental.

Por último, como recomendación les digo que cuando un lefebvrista les ponga argumentos sobre la mesa, tengan mucho cuidado en discernir los diversos conceptos que se les están presentando, en cuanto a qué es fundamental y qué no lo es, puesto que ellos suelen mezclar ambas cosas para así causar confusión y orillar al error a al persona.

ALABADO SEA JESUCRISTO
 
Re: El Caso Lefebvrista.

DIOS Y ALMAS

Estimados Lefebvristas:

Les invito a que repasemos las cosas y hagamos una reflexión:

Ustedes se han adherido a la Secta Lefebvrista básicamente por ira, y todavía más en el fondo por temor, que es la verdadera raíz de toda ira.

Es decir, que les ha disgustado -y atemorizado- mucho el comportamiento de las personas que no han sido fieles a la Iglesia y que han mantenido posturas contrarias a la misma Doctrina de la Iglesia.

Claro que a ustedes eso les molesta, como me molesta a mí también (estoy hablando en concreto de la herejía modernista y etcétera).

Pero aquí el problema es que ustedes se han dejado llevar por la ira y por el temor hacia un comportamiento absolutamente inaceptable según la Sana Doctrina que es el del cisma, y en última instancia el sectarismo.

Ustedes se han dejado llevar por el diablo debido a su ira hacia la Secta Lefebvrista, y así ustedes expresan "su venganza" contra quienes ustedes han visto como infieles.

O sea que la violencia ha engendrado más violencia, y el error ha engendrado más error, y todo ésto sucede si es que ante el mal no nos aferramos nosotros a la Mano de Jesucristo que es Su Gracia que nos acompaña a cada paso -si así lo pedimos- y nos ayuda a superar todo mal.

Concluímos que cuando nosotros recibimos un mal, podemos reaccionar de dos maneras: la primera, negativa, mediante la "venganza" al ser nosotros causa de aún más mal, o bien la segunda, positiva, mediante la Gracia de Dios perdonando nosotros ese mal y superándolo.

Yo les invito de todo corazón a que abandonen tanto la Secta Lefebvrista como la misma ira y el temor que los llevó a ella, y que realmente trabajen por el bien de la Iglesia de la ÚNICA manera posible que es desde la Iglesia Misma, es decir al estar en Comunión Plena con Ella.

Si no lo hacen así, pues caerán en la tantas veces denunciada por el Papa Juan Pablo II "tentación de la desesperanza" y se perderán ustedes sin más.

Ustedes escogen: o vuelven a Dios, o siguen al diablo en su engaño, con todas sus mentiras y con todos sus engaños -los cuales no faltarán- pues el diablo es el padre de toda mentira.

Recuerden también que una mentira no necesita estar entre muchas mentiras: a la mentira -para ser tal- sólo le basta estar entre muchas verdades para hacer su daño maléfico.

ALABADO SEA JESUCRISTO