Re: Historias chuscas
Un joven aprendiz del Rabino de la ciudad, se dispuso a ir de paseo a una ciudad muy lejos de la capital. La fila para comprar los tiquetes era larguísima y no parecía abanzar mucho. Después de casi una hora de hacer fila, le faltaban unicamente tres espacios para llegar a la bentanilla, cuando miró para atrás y vió a su maestro, un anciano de 75 años, en el último sitio de la fila. Al verlo sintió compación de él, y sin pensarlo dos veces, compró dos tiquetes, uno para él y con el dinero que tenía para pasarla en el paseo, le compró un tiquete al anciano. Una vez con los tiquetes en la mano, se devolvió en la fila y llegó hasta donde estaba el anciano, en actitud de oración. "Hola maestro" le dijo, "no tiene usted porque hacer fila" dijo alegremente, "yo ya le compré su boleto" El anciano miró al cielo y dijo: "Señor tu nunca dejas de responder mis oraciones, pero hoy has sido realmente oportuno". El muchacho le pregunta: ¿Porqué dice usted eso maestro?, "Bueno, me dispuse a ir a predicar a esta lejana ciudad, pero no tenía para el tiquete, así que pedí al Señor que hiciera que alguien lo comprara para mi o me diera el dinero para yo hacerlo, de ahí que estuviera haciendo la fila." "Pero...pero...balbuceo el muchacho, yo solamente le compré el tiquete para que usted no hiciera la fila, yo he usado mi dinero y esperaba recuperarlo al entregarle a usted el tiquete" El viejo maestro se le quedó mirando y con mucha autoridad le dijo: "Pues te aconsejo que empieces a orar, pidiendo que alguien te de el dinero que ocupas, ya ves que el Señor responde las oraciones, si funcionó conmigo, no tiene porqué no funcionar contigo" Y siguió su camino.
Greivin.