"!que te alquila el piso el coran!"

19 Febrero 2006
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Lissette Bustamante, reportera del diario La Razón, de España, recorrió varias zonas de Madrid durante 72 horas vestida con “tilbab” y “hijab”, para saber cómo sus compatriotas trataban a las mujeres musulmanas. Hubo de todo: miradas de desconfianza, furtivas, comentarios en voz baja, insultos... Esta es su crónica.

Durante 72 horas he vivido la experiencia de ser musulmana en Madrid. Vestida con un tilbab (vestido que llevan las mujeres religiosas por vocación) y la hijab (el velo islámico) recorrí desde las zonas madrileñas con más recursos económicos hasta las más humildes.

Me he sentido temida y muy mal vista hasta por los ojos de algunos de los habitantes de mi barrio. E incluso al llamar para alquilar un piso y advertir que soy musulmana, me han negado el alquiler. Llamé por teléfono a varios anuncios de los diarios. En una de esas ocasiones me gritaron: “¿A vosotros no! ¿Váyase a su país!” Mi respuesta fue clara e inmediata: “Soy española y lo único que nos diferencia es que he abrazado el Islam, el Corán...”. Ante mis palabras, la mujer, disgustada y exaltada, contestó: “¿Que el piso te lo alquile el Corán!”. Un piso situado en Plaza España, dos dormitorios, baño, 70 metros cuadrados y, de renta, mil euros.

Más allá del rechazo, también observé miradas de compasión, en las que podía leer, ¿qué duro lo que debes de estar pasando! La tarde del lunes, un tanto soleada y con muy buena temperatura, comencé mi andar como musulmana acompañada por otras dos en coche. Todas con hijab. En los semáforos algunos miraban con desprecio, otros entorpecían el paso, a pesar de que unos pocos mostraban respeto y tal vez comprendían la urgente necesidad de mantener una convivencia pacífica.

No tengo ninguna duda para asegurar que ser extranjera, musulmana y mujer constituyen tres características que dificultan la vida en España, mucho más ahora que los extremistas siembran muerte e inseguridad. Las mujeres de la mezquita de Tetuán, en especial la periodista y escritora Nawal Sibai, me explicaron las precauciones que debía tomar, así como los errores en los que no podía incurrir en público: no beber alcohol, no fumar y no comer cerdo. Me enseñaron a ponerme el velo, me ayudaron a vestirme, me invitaron a compartir el rezo y reiteraron la advertencia: “¡Ten mucho cuidado!”.

Cerca de la estación de Atocha una pintada exaltaba el sentimiento de venganza: “¿Moros hijos de @@@@. 100 x 1!”; así comienza la suma de todos los miedos porque algunas personas sólo ven la espiga sin mirar el trigal. Después de sufrir durante 72 horas como mujer musulmana el peso de los 191 muertos (*), de sentir la responsabilidad de los atentados y del terrorismo, enfrenté mi segundo día sola, pero esta vez decidida a no bajar la mirada y aferrarme a mi fe para soportar el rechazo. Ya la noche anterior dos taxistas no se detuvieron a pesar de estar libres. Tuve que buscar una parada y al subir el chofer me lanzó: “¿Anda la carrera que tengo, nada más y nada menos que con una mora!”.

Mis amigas musulmanas estaban encantadas de que viviera en carne propia su experiencia diaria. Deseaban acompañarme. Sin embargo, preferí sentir este cúmulo de sensaciones y vivencias sola durante 48 horas, para luego terminar esta inolvidable experiencia junto a Zuraia, natural de Ceuta, 32 años y con 4 hijos; Hwaa, de 23, madrileña, ambas casadas con sirios y la más joven del grupo, Suhaila, ceutí, de 16 años.

Mi segundo día, el último martes, comenzó en Plaza de España, una zona habitual por el ir y venir de extranjeros, por lo que el fotógrafo y yo decidimos irnos a Leganés, exactamente a la calle Carmen Martín Gaite esquina Irene Hernández, donde se inmolaron los terroristas. Antes de llegar a la zona acordonada por la Policía, nos separamos. Me acerqué a un grupo de vecinos y me senté en un muro desde el cual observaba los trabajos de desescombro. Poco a poco me fui quedando sola; poco a poco se apartaron de mi lado, poco a poco el vacío se fue haciendo mayor. A su vez, comentaban en voz baja: “No sé cómo se atreve a venir hasta aquí... ¿no le dará miedo de que le hagan algo?”. El ambiente era tenso, las miradas de condena... Una vez más comprendí el miedo tan profundo que siente la comunidad islámica al ser el blanco de la ira popular por la masacre y la brutal explosión. Me marché. Preferí no provocar la paciencia contenida, porque la discriminación se entremezcla.

Mi vida cambió durante 72 horas. El dueño de una de las cafeterías de mi barrio no me trataba igual. “¡Ya es lo último que te faltaba, meterte a musulmana!”.

De Leganés fuimos a Vallecas, a El Pozo del Tío Raimundo. Allí, varias mujeres musulmanas me saludaban o intercambiaban miradas de complicidad. Sin embargo, al acercarme a encender una vela, una señora mayor me espetó: “Mejor ponga la vela en su casa porque usted es como ellos”. Respiré profundo. Comprendí que el peligro se ha infiltrado en el lecho de todos, sin distinción de nacionalidades, y ahora comparte nuestros sueños y vigilias. La miré unos segundos antes de responder: “Perdone señora, ellos son terroristas y estos muertos también son nuestros”.

La comunidad musulmana sabe que por los terribles acontecimientos todos son sospechosos, por ello no se atreven a salir a la calle y prefieren mantenerse en sus casas. Incluso, muchos ya han necesitado asistencia psicológica.

Tras este intercambio de palabras en El Pozo me dirigí a una empresa de trabajo temporal en la avenida de la Albufera, en Vallecas. Me recibe un joven que no oculta su asombro. Con lujo de detalles explico mi urgente necesidad de trabajo. Me entrega una ficha para rellenar, aunque advierte que a pesar de mi preparación como universitaria sólo puede ofrecerme trabajo como “peona”. Insisto en que tengo papeles, que podría trabajar en una oficina, en fin, que buscara otra opción. Al final reconoció que por mi forma de vestir, el velo y los últimos acontecimientos ninguna empresa me contrataría. Sentí un fuerte dolor mezclado con impotencia. “Tiene que entenderlo, es lo que hay... ¿llena la ficha?”... Me marché dándole las gracias y diciéndole que sea lo que Dios quiera...

Otra vez la calle. Un hombre pasa a mi lado y exclama: “¿guarra!”... En un paso de cebra, mientras esperaba la señal verde para los peatones, un hombre escupe a mi lado. Opté por el silencio, a pesar de mi indignación. Todos tenemos las mismas lágrimas frente a la tristeza, aunque los terroristas no tienen en cuenta el valor de la vida. El infierno son los otros, son ellos, los que siembran muerte y dolor. Hwaa es clara: “Se olvidan de que los terroristas no tienen religión, son bestias irracionales y sus acciones son injustas y condenables por todos”.

Entro a una tienda de complementos para mirar los pañuelos. Inmediatamente a mi lado un guardia de seguridad observa cada uno de mis movimientos. Es entonces cuando decido irme a Lavapiés, donde se cruzan todas las culturas, el miedo ya me sofoca. Confieso que allí me sentía como en casa, aunque una amiga, que frecuenta este barrio de Madrid, me comentó que está “con la sensación de vivir una pesadilla con los ojos abiertos”.

Madrid es hoy una ciudad distinta, la capital española está blindada. Por el solo hecho de vestir como musulmana ya estás bajo sospecha, a pesar de que en ningún momento me pidieron identificación. “Tal vez por los rasgos de tu cara o porque eres mujer y vas sola, pero a los hombres musulmanes, sobre todo marroquíes, les piden la documentación a diario”, explica Zuraia.

En Lavapiés se siente la presión por la fuerte presencia policial. Otra vez saludos en árabe, miradas de simpatía... En la plaza me siento en un banco al lado de un vecino madrileño con quien intercambio el típico comentario del tiempo. Al confirmarle que no vivía en la zona me dice: “Tenga cuidado. El otro día, desde un coche, le gritaron a un joven, de aspecto árabe, terrorista”. Intercambiamos palabras sobre la bondad y la maldad de la humanidad y del uso que hacen los políticos del lado más oculto y terrible de las personas. “Todo esto es muy complicado. Mis años, que son muchos, me dicen que aquí hay mucha tela, pero mucha... Hay animales carroñeros, pero también políticos y ustedes lo saben y lo sufren”.

Comienza a caer la tarde. Este anciano aplaca mi impotencia con su humildad y solidaridad. Tras esta maravillosa sensación de vida me traslado a otro Madrid, la calle de Alcalá hasta llegar a El Retiro, donde me siento en una terraza y pido una botella de agua. Tropiezo otra vez con las miradas de desconfianza, los comentarios en voz baja, pero me abrazaba a la memoria del encuentro con el anciano...

Llega la noche con su oscuridad. El fotógrafo sin su equipo, para no llamar la atención de algún “skin”, está atento. Anduvimos por varias calles hasta entrar en una cafetería tristemente célebre por haberse planeado una intentona golpista. Apenas había clientes. Parecía que las bebidas que pedimos para calmar nuestra sed servirían también para relajar los ánimos. Pero no. El camarero nos atiende con desgana, demora y desprecio. Mientras esperábamos, tres hombres se sentaron cerca de nosotros y al verme uno de ellos exclama: “¿Mira, la mora esta aquí!”.

No pude resistir. Tras beberme un té con leche, cuando nos disponíamos a salir me acerqué: “Por favor, no somos responsables de lo que ocurre, busquemos la convivencia”. Su respuesta, repleta de soberbia y desprecio, no era nada conciliadora: “No tengo nada que hablar con usted”. Entretanto, uno de esos amigos, con la cabeza totalmente rapada, se levanta de su silla en actitud amenazante. En las afueras de la cafetería esperaba un taxi y con la comprensión del taxista pude fumarme un cigarrillo para calmar mi rabia y el cansancio emocional que sentía. Quedaban otros recorridos para el día siguiente, mejor descansar e intentar olvidar lo que se puede olvidar.

El miércoles comenzamos temprano. Salgo de casa, caminaba tranquila, pero los ojos de mis vecinos estaban clavados en mí. Iniciamos un recorrido por Madrid en autobús para luego caminar por el centro. Subí al vehículo, que en ese momento estaba casi vacío. Elijo sentarme en un asiento para dos. El autobús avanzaba, todos los asientos se fueron ocupando, a excepción del que estaba a mi lado. Ya en la parada de Cibeles una joven, sin el más mínimo temor, se sentó a mi lado. Bajamos del bus muy cerca del Congreso de los Diputados, donde también se observa una fuerte vigilancia policial.

Ya había hablado con mis amigas musulmanas para bajar al Metro y recorrer varias estaciones. Al caminar por Gran Vía hacia la Puerta del Sol volvieron los ojos de reproche y desprecio, pero ahora mantenía la mirada con fuerza, con dignidad, sin ninguna vergüenza por mi vestuario, por mi aspecto, por lo que representaba. Se da la circunstancia de que al mantener mis ojos firmes, preferían evitarlos y miraban hacia el suelo.

Llegamos a la cafetería donde habíamos quedado. Entraban y salían turistas, trabajadores, en fin, el ir y venir que caracteriza la Puerta del Sol. Todo parecía tranquilo hasta que dos jóvenes dicen: “¿Mira con lo que hemos topado, con una mora de mierda!”. Silencio desde nuestra mesa, no vale la pena responder...

Por fin llegan Zuraia, Hwaa y Suhaila, venían de Lavapiés, donde habían comprado unos pañuelos y un vestido para una boda musulmana. Entre refresco y refresco, sus inquietudes por saber lo que había vivido en esos dos días. La conclusión estaba clara, la convivencia pende de un hilo muy fino que entre todos debemos sostener. Insisten en que es necesario “llamar a la serenidad para que no prenda a nivel popular una identificación total entre terrorismo integrista y religión musulmana”. Saben también “que no estamos vacunados contra la aparición de demagogias xenofobas cargadas del oportunismo de algunos grupos extremistas”.

Entramos al Metro en Sol para ir hasta la estación de Atocha a rendir nuestro homenaje a las víctimas. Otra vez miradas discriminatorias, otra vez vacío de asientos, otra vez el recelo. Cuatro mujeres con velo, cuatro mujeres musulmanas que encendíamos las desconfianzas. Los ojos se clavan en nosotras como clavos ardiendo, de arriba abajo, de abajo arriba, desprecio que sube y baja.

Llegamos a la ya mítica estación. Los agentes policiales y otros de civil nos observan. Recorremos cada uno de los rincones dedicados al homenaje por las 191 víctimas. Se impone el silencio entre nosotras, sólo el comentario de una señora mayor interrumpe la oración o las peticiones de paz y convivencia. “¿Por qué no se irán a su país?”.

Nuestros rezos, ya sea a Dios o a Alá, coinciden en las intenciones. Algunas personas que también se acercaban a rendir el merecido homenaje nos miraban con simpatía y respeto. La tarde vuelve a desvanecerse. Es la hora del regreso a casa. Antes de marcharme recuerdo aquel anciano al que me acerqué al salir del Parque de El Retiro para preguntarle cuál era la mejor forma para llegar al otro lado del inmenso parque. Aquel señor, cuyo nombre no sé, fue amable, atento, me explicó con todo tipo de detalles las diversas entradas y salidas de El Retiro.

Agradecí mil veces sus atenciones, sus palabras, su tiempo dedicado a mí... Al despedirnos con un hermoso “hasta pronto”, aquel señor, con su pelo completamente blanco, añadió, “cuídese señora”, a lo que respondí: “Todos queremos vivir sin miedo”.

Al llegar a la redacción me quité el hijab y el tilbab. Me fumé con ansiedad un cigarrillo y comencé a escribir este reportaje agotada de tanta humillación y desprecio, pero con la esperanza de que la cordura y la prudencia prevalezcan para convivir en paz, una paz que todos queremos y que todos necesitamos porque eso es lo que Dios quiere.


* La periodista se refiere a las víctimas del atentado de Madrid, ocurrido el 11 de marzo de 2004. (Nota de la editora).


Fuente: La Razón, España, reproducido en Corazonistas.com. Enviado por Dulce Esperanza de León Steel.
 
Re: "!que te alquila el piso el coran!"

Sin duda, la exclusión religiosa es y a sido siempre un problema terrible en las sociedades de todos los tiempos, pero a pesar que los musulmanes no se encuentren "muy bien tratados" en países cristianos como España, las minorías cristianas si viven es situaciones hostilísimas es países musulmanes, y muchas veces muertes y vidas para nosotros en situación heróica es lo único que pasan, y esos cristianos están siempre en nuestros corazones, esperemos que mejore el trato hacia musulmanes, pero mucho más aún el trato para los cristianos de parte de éstos.
 
Re: "!que te alquila el piso el coran!"

pedro-musulman dijo:
encontre ese texto en otro foro,es algo que me asusta,yo que quiero volver a espana dentro de poco inch allah,pero bueno ay ignorantes en cada lugar...

Eso que has escrito en este epigrafe. ¿fue antes o despues del atentado musulman el Madrid?
Dices que Allah no quiere el terrorismo, pero es lo que islam hace y ha hecho en Madrid. Puede que Allah no lo quiera pero, ¿y su pretendido profeta con sus seguidores, que?
Vete a Iran o a la Arabia Saudí y veras a que se reduce tu condición de mujer. Claro que sarna con gusto, no pica.
 
Re: "!que te alquila el piso el coran!"

pedro-musulman dijo:
encontre ese texto en otro foro,es algo que me asusta,yo que quiero volver a espana dentro de poco inch allah,pero bueno ay ignorantes en cada lugar...

Una pregunta, ¿qué dice el Corán que habría que hacer contigo si te convirtieras a Cristo?
 
Re: "!que te alquila el piso el coran!"

Hombre,

A pesar de que hay comportamientos censurables entre los españoles, yo creo que hay una diferencia muy clara:

En España unos islámicos han masacrado indiscriminadamente y nadie se ha vengado en el nombre de Dios.

En España a pesar de todo, se puede orar a Allah, el dios luna de las antiguas tribus árabes, y nadie protesta, es más el estado defiende el derecho de adorar o no.

En España hay ayudas a familias musulmanas si cumplen los requisitos vigentes por ley, y los hijos son escolarizados y se les presta ayuda sanitaria sin ver su origen....

En cambio en países como Arabia Saudí, llevar encima la Biblia puede suponer azotes y la expulsión del país. En Arabia Saudí predicar el Evangelio se paga con la muerte. En Arabia Saudí y otros países del golfo los cristianos no pueden reunirse a celebrar su fé, y si, a pesar de todo lo hacen, son torturados y ejecutados.

Estoy de acuerdo con el respeto mutuo y la Alianza de Civilizaciones, pero para que sea efectiva dicha alianza hay que empezar con el verdadero respeto, no el respeto mientras sea minoría y cuando me vea con fuerza te hundo en la miseria que práctican algunos musulmanes, y el principio de igualdad. Si los saudíes quieren construir mezquitas en Europa, que permitan la construcción de iglesias en su país. Si quieren integración, que dejen de hundir en la miseria y perseguir a los cristianos en sus países.

Recomiendo entrar en las páginas de la WEA y leer el PDA sobre los abusos y persecusiones que sufren los cristianos de Palestinas, sufrimientos que irán a peor ahora que han dejado de gobernar los moderados de Arafat y entran los extremistas de Hamas...
 
Re: "!que te alquila el piso el coran!"

encontre ese texto en otro foro,es algo que me asusta,yo que quiero volver a espana dentro de poco inch allah,pero bueno ay ignorantes en cada lugar...
viste pedro como reconoces ke hay algoke te asusta, esos cristianos ke han ido a predicar el evangelio donde CRISTO, los envio no tubieron temor, de los que mataban el cuerpo por ke ellos saben ke le alma no pueden matar, y nos sotros los cristianos por fe soportamos mas ofensa ke esa senora , ke se vistio de mora como dicen en espana, para ver la opinion de la sociedad,
ke pretendia ella esperar como reaccion de un pueblo que le habres las puerta a todo el mundo,para ke despues vengan cuatro, pelagatos llenos de odio y sin amor hacia sus semejantes porner un artefacto explosivo y acabar con la vida de cientos de inocentes, ke heroismo ese verdad?? y otra cosa de donde salen los terroristas si no es de islam, ke con su ejemplo eso es lo ke ensena a otras naciones a imitar, la bajesa de la traicion de la punala trapera asi fue tambien a ki en los ee.uu cientos de persona inocentes desesperados atrapados por el fuego y la altura , de los rascacielos se lanzaban al vacio eso fue un hecho terrifico, CRISTO lo dijo no erreis ,sed con los hombres como tu kieres ke sean contigo,el pueblo cristiano siempre por amor a DIOS abre sus brazos a todo ser humano sin importarle raza,o credo, ni defectos fisicos del hombre y asi pagan los de tu credo don pedro deja la boberia esa y acercate a CRITO para ke te levante de entre los muertos tu ke duermes :alienship
 
Re: "!que te alquila el piso el coran!"

Eso que has escrito en este epigrafe. ¿fue antes o despues del atentado musulman el Madrid?
Dices que Allah no quiere el terrorismo, pero es lo que islam hace y ha hecho en Madrid. Puede que Allah no lo quiera pero, ¿y su pretendido profeta con sus seguidores, que?
Vete a Iran o a la Arabia Saudí y veras a que se reduce tu condición de mujer. Claro que sarna con gusto, no pica.

y si pica no motifica te falto poner eso tobi pero lo hice por ti chao un abrazo :alienship
 
Re: "!que te alquila el piso el coran!"

Talito, estás preguntando algo a alguien que abrió este epígrafe hace 8 meses y que desde entonces no se ha vuelto a pasar por el foro, así que dudo que te vaya a leer.
 
Re: "!que te alquila el piso el coran!"

Hay más de 100 versos en el Corán que incitan a los Islámicos a matar y torturar a los cristianos e "infieles", pero los suníes dicen que deben "ser entendidos espiritualmente", lamentablemente ellos son una minoría en el islam.

Los musulmanes tienen un mapamundi distinto: hay solo 3 territorios:

- SOMETIDOS a la Ley Sharia.
- Donde hay musulmanes pero no han alcanzado el poder y son minoria.
- la región de los infieles.

El Islam no es una religión para "creer" sino es una religión de "sumisión".

Saludos
 
Re: "!que te alquila el piso el coran!"

Talito, estás preguntando algo a alguien que abrió este epígrafe hace 8 meses y que desde entonces no se ha vuelto a pasar por el foro, así que dudo que te vaya a leer.

Hola luis fernando un abrazo en el senor , bueno me entero por ti de lo ke me dices en tu cita pero por si entrara otro arrepentido del cristianismo y fuera convertido al coran ya sabe lo ke hay , por ke de seguro ke ha de leer lo de la senora esa ke se vistio de mulsulmana, para despues kitarse el abito y fumarse un cigarrillo por el tiempo ke llevaba sin fumar, por que si la cojen fumando los mismo islamico la arrastran por todo Madid con todo su atuendo de mulsulmana DIO te bendiga lucho .:alienship