Re: ¿Qué sentido tienen las tentaciones de Cristo?
Es por eso; que no es correcto lo que dice Chapulin. En El, no habia apetencia por el pecado.
Sí la había, y la pruebas a favor de esta idea son múltiples en la Escritura.
Si fue "probado" como nosotros en todas las cosas, la apetencia tenía que estar ahí.
Si tuvo que aprender a obedecer (y lo aprendió por el sufrimiento), la apetencia para desobedecer tenía que estar ahí.
Si tuvo que sudar gotas de sangre para hacer la voluntad de su Padre (ir a la cruz), la apetencia para no hacer la voluntad del Padre, tenía que estar ahí.
Jesús, al hacerse hombre; tomo nuestra naturaleza afectada por el pecado. Pero la suya, no estaba infectada por el pecado, ya que fue engendrado por el Espiritu Santo.
Si tal cosa fuera cierta, la redención no hubiera podido efectuarse. Los textos son claros:
2 Cor 5:21
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Gálatas 3:13 y ss
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.
Romanos 8:3
Lo que era imposible para la Ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne, para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
El problema en cuestión y lo que contrae graves errores de comprensión y entendimiento en todas sus facetas es la dificultad de desprenderse de la herencia religiosa de 2000 años de "iglesia", de "eclesiásticos", de "religiosidad", de "ley", de "norma", de "reglamento", de "no uses, ni comas, ni toques" (Col 2:21). Los religiosos han desvirtuado la raíz de todos los demás males. El pecado del hombre es la desobediencia y la rebelión directa a Dios. Ese es el pecado de Adán que legó a sus hijos, y que todos "disfrutamos". De ahí provienen las demás maldades.
El pecado es la incapacidad del hombre de obedecer a Dios y sus leyes (sus "mandamientos", lo que Él quiere).
Jesús fue capaz de obedecer a Dios sin excepciones. Esa fue la primera parte de su misión. No "hacer" pecado (1 Ped 2:21). Obedecer, cumplir, y darle así a conocer en plena obediencia.
La segunda parte de su misión consistió en crucificar en sí mismo esa carne de pecado (el legado de Adán que tenía por parte y suerte de María al encarnarse), y salvar al ser humano caído e incapaz de obedecer, haciéndose una sola cosa con ese hombre, destruyendo el error y la incapacidad de obedecer de la carne en la cruz, crucificándose a Sí Mismo. Porque Jesús se hizo pecado, es que pudo condernar al pecado en Sí Mismo. Pudo clavarlo en una cruz y eliminarlo para siempre. ¡Gracias a Dios!
Dios Mismo se apartó de Aquel hecho maldito y pecado, como testimonio David, el
cantor:
Salmos 88:2
Soy contado entre los que descienden al sepulcro;
Soy como hombre sin fuerza,
Abandonado entre los muertos,
Como los pasados a espada que yacen en el sepulcro,
De quienes no te acuerdas ya,
Y que fueron arrebatados de tu mano.
Me has puesto en el hoyo profundo,
En tinieblas, en lugares profundos.
Sobre mí reposa tu ira,
Y me has afligido con todas tus ondas.
Salmos 22:1
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
Marcos 15:34
Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
Obedeció, no pecó porque obedeció a la voluntad del Espíritu, no a la voluntad de la carne que tenía que soportar día tras día, pero Él Mismo
se hizo pecado para que ese pecado fuera muerto y eliminado por completo en Sí Mismo, testimonio de lo cual se puede hayar sólo y únicamente en el Nuevo Hombre. Existe el Nuevo Hombre porque Dios condenó al pecado en Sí Mismo, haciéndose pecado. La resurrección es testimonio de que el Nuevo Hombre ajeno al pecado por completo, más sublime que los cielos, es posible.
Por eso, decía que era necesario "nacer de nuevo". Nacer de ese "Nuevo Hombre". Una vez que hemos sido nacidos, aún tenemos pecado (por cuanto aún soportamos el cuerpo carnal de la esclavitud), pero el mismo tiempo no pecar, pues somos nuevas criaturas en Él.
Juan lo explica así:
Si decimos que no tenemos pecado (que hemos nacido sin la naturaleza adámica), nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no peca (obedece), pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
Aún vivimos en la carne, en nuestra naturaleza adámica, por ello "tenemos" pecado,
pero el que ha nacido de Dios no peca (obedece),
pues Cristo le guarda.
Un saludo