Re: La voluntad de Dios
Con respecto al tema de este foro..."La voluntad de Dios"..., en lo personal creo que hemos confundido lo que es la
voluntad con el
propósito de Dios para cada uno de nosotros.
Normalmente cuando escuchamos hablar sobre "la voluntad de Dios", inmediatamente interpretamos que el hacer la voluntad de Dios es sinónimo de hacer lo que él quiere, y tenemos en mente que lo que él quiere es que seamos buenos (diría un niño..."que nos portemos bien").
Así que, como normalmente nos portamos mal, pues la consecuencia por default es que NO estamos haciendo la voluntad de Dios, es decir, no estamos haciendo lo que él quiere.
Por tanto, si alguien nos preguntara si estamos haciendo la voluntad de Dios, la respuesta sería un rotundo.....NO! (acusados por nuestras conciencias).
Debemos entender que la voluntad de Dios para el hombre es Jesucristo.
De manera que cuando alguien acepta la gracia de Dios (por medio de su Hijo), en ese momento estamos cumpliendo con su voluntad para nosotros.
Cuando el Señor Jesús oró: "Padre nuestro....., Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra." ; no sólo oraba para que Dios, el Padre, hiciera lo que él quisiera con nosotros tanto en el cielo, como en la tierra. Sino que es más profundo, pues el Señor sabía que los que están EN Cristo, estamos en la voluntad de Dios.
CRISTO EN MI, estoy en la tierra <-----
CRISTO-----> Yo EN CRISTO, estoy en el cielo (Ef.2:6)...es decir, estoy en la voluntad completa de Dios.
Entonces...., como EN Cristo yo estoy en la volunta de Dios, ahora Dios promete que cumplirá el propósito que él tiene para mi (Sal. 138:8)..... pero insisto, ya no su voluntad, sino su propósito. Su voluntad para mi ya está hecha EN Cristo.
Ahora bien, aquella idea de que Dios hace lo que él quiere con nosotros, es confusa, pues presenta a un dios que NO es el Dios de la Biblia.
Esta idea de "hacer la voluntad de Dios", es como si nuestra vida fuera como conducir un automóvil por una avenida con semáforos en rojo en cada esquina, y que cada vez que quisiéramos cruzar una calle, tuviéramos que pedir permiso a Dios para cruzar, es decir para hacer su voluntad.
Sin embargo, cuando nos damos cuenta que si ya estoy cumpliendo su voluntad (que hemos dicho es Jesucristo), ahora mi vida guiada por su Espíritu Santo, en lugar de ser aquella avenida con semáforos en rojo en cada esquina, esta es como una avenida con todos los semáforos en verde para que yo puede disfrutar de la vida en total libertad....EN el Espíritu, y si de pronto hay algo que no está en su propósito, o me topo con algo que pueda desviarme del camino, ya Dios se encargará de ponerme un alto bien marcado, para que yo me detenga en su momento oportuno.
Ambas avenidas no tienen comparación, la una con la otra.
"Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica." (1 Co. 10:23)
"¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!" (Dt. 5:29)
Ahora sé que el propósito de Dios es que yo tenga libertad para poder conocerle, poder decidir andar en sus caminos, ser edificado, y pueda disfrutar de su amor y de su presencia, en mi caminar diario.
Bendiciones!
