Re: EL DON DE LENGUAS Y LAS LENGUAS REPARTIDAS
Amados hermanos en Cristo, COMPLETOS , INCOMPLETOS ...TODOS!!!
Leanlo Uds. mismos:
LAS LENGUAS REPARTIDAS DE PENTECOSTES FUERON ENTENDIDAS POR TODO OIDO EN "SUS PROPIOS IDIOMAS Y DIALECTOS" SIN INTERPRETACION....
LAS LENGUAS "EXTRAÑAS" NO SON ENTENDIDAS POR NADIE...Y NECESITAN "INTERPRETACION"......
SON IGUALES???
LAS LENGUAS REPARTIDAS DE PENTECOSTES FUERON UNA SEÑAL PARA LOS INCREDULOS......
LAS LENGUAS EXTRAÑAS SON PARA "AUTO EDIFICAR" A LOS CREYENTES...
SON IGUALES???
LAS LENGUAS REPARTIDAS HABLAN DE LAS MARAVILLAS DE DIOS....
LAS LENGUAS EXTRAÑAS...RABASARRRAMALAKASARRAMAMAMAMAKKALAMASAKAALASSKA....DE QUE HABLAN????
SON IGUALES????
LAS LENGUAS REPARTIDAS DE PENTECOSTES COMPLETAN LA PALABRA DE DIOS Y SU PROPOSITO ES PREDICAR EL EVANGELIO AL MUNDO....
LAS LENGUAS EXTRAÑAS "CONTRADICEN" LA PALABRA DE DIOS Y SU PROPOSITO ES.....(SEGUN LOS QUE LAS HABLAN) "EDIFICARSE A SI MISMO"..."HABLAR MISTERIOS CON DIOS EN UNA LENGUA ANGELICAL"...
SON IGUALES????.....
LAS LENGUAS REPARTIDAS ES UN MILAGRO DEL ESPIRITU SANTO...Y TIENEN PROPOSITO Y CLARIDAD...
LAS LENGUAS EXTRAÑAS...........RABASHAKALAKARRAMALAKASAKABAKA....NO TIENEN NINGUNA CLARIDAD......
SON IGUALES????........
UDS. MISMO JUZGEN....
DIOS LES BENDICE,
LUIS ALBERTO42....
OHHH!! LOS DEJO CON ESTE EXCELENTE ESTUDIO .SOBRE "EL DON DE LAS LENGUAS EXTRAÑAS"...QUE LOS HERMANOS PENTECOSTALES Y CARISMATICOS HABLAN...
LENGUAS EXTRAÑAS.
Para los pentecostales, su habilidad de hablar “lenguas extrañas” o “angelicales” es evidencia indisputable de que gozan de la plenitud del Espíritu Santo. Desconociendo el significado verdadero del don de lenguas, creen que su experiencia es igual a la que tuvieron muchos cristianos de la época apostólica. Indudablemente, las lenguas de los pentecostales constituyen una experiencia electrizante, llena de misterio y de manifestaciones descomunales. Por tal razón, se la atribuyen al Espíritu Santo, sin pensarlo dos veces. Pero, afirmamos categóricamente que su experiencia no la produce el Espíritu Santo. Su “don de lenguas” no es el mismo que recibieron algunos cristianos primitivos. Los pentecostales simplemente no pueden hablar lenguas extrañas como lo hacían los apóstoles y los demás cristianos del primer siglo que recibieron el verdadero don de lenguas extrañas.
Analicemos detenidamente el tema. Llegado el día de Pentecostés, los apóstoles se llenaron del Espíritu Santo y “comenzaron a hablar en otras lenguas” (Hechos 2:4). Esas “otras lenguas” eran los idiomas actuales hablados por las personas que se juntaron para oír a los apóstoles. “Cada uno les oía hablar en su propia lengua” (Hechos 2:6). Subrayamos: “en su propia lengua”, es decir, en su propio idioma o dialecto.
Cuando los que se congregaron se dieron cuenta de que todos los que hablaban eran galileos, se preguntaron: “¿Cómo; pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?” (Hechos 2:8)
¿Habían nacido donde se hablaban lenguas angelicales, extáticas o jerigonzas? ¡Claro que no! “En la que hemos nacido” quiere decir los idiomas de los países de donde procedían los oyentes. Al recibir los apóstoles el don de lenguas REPARTIDAS, de repente podían hablar a perfección esos idiomas.
Eran “hombres sin letras y del vulgo” (Hechos 4:13). Sin embargo, al recibir el verdadero don de lenguas REPARTIDAS, podían hablar otros idiomas con asombroso desenvolvimiento y completa fluidez. ¡Al instante! ¡Sin haberlos estudiado! He aquí en el ejemplo de los apóstoles la demostración clásica y auténtica de lo que significa hablar lenguas REPARTIDAS por el poder sobrenatural de Dios.
Según 1 Corintios 12:7-10 y 30, palabra del Espíritu Santo, no todos los cristianos primitivos hablaron lenguas REPARTIDAS. La pregunta retórica “¿hablan todos lenguas?” (12:30) demanda una respuesta en lo negativo, o sea, “No. No todos hablan lenguas.” Los que recibieron el don de lenguas REPARTIDAS debían usarlo o para proclamar el evangelio a los inconversos, como en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-8), o para edificar a la iglesia (1 Co*rintios 14:1-28).”Hágase todo para edificación” (14:26). Lo utilizaron para hablar revelación, ciencia, profecía y doctrina (1 Corintios 14:6). Al predicar u orar en IDIOMAS EXTRANGEROS en presencia de quienes no las entendían, debían usar intérprete (1 Corintios 14:27-28) De no haber quien tradujera, debían callarse. “Si no hay intérprete, calle en la iglesia.” (1 Corintios 14:28). En las reuniones de las iglesias apostólicas, no más de tres podían hablar en lengua extrangera. “Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres.” Aun así, debían hablar “por turno” (1 Corintios 14:27), pues la regla del Espíritu Santo es que todo se haga “decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40).
Fíjese bien, estimado estudiante de materias espirituales, en las citas bíblicas que hemos presentado. No las traemos para confundirle, sino para dejar bien esclarecido el tema de las lenguas repartidas. ¿Cuántas de las personas que pasan al frente en las campañas pentecostales tienen conocimiento de estos textos bíblicos?
Pues bien, ni aun se supone que tenga un pecador que ha vivido sin Cristo, conocimiento de estos textos antes de arrepentirse y entregarse a Cristo, ya que ha sido pecador, incrédulo o creyente a medias, y no un estudiante asiduo de la Biblia, y aunque lo fuere, "todo entendimiento viene del Espiritu Santo".
Sin embargo, al ignorar estas verdades sobre el don de lenguas REPARTIDAS, queda expuesto al peligro de ser engañado. En este caso, el espíritu de error, al encontrar un corazón sin la protección de la verdad, no tarda en obrar el engaño. Así es que la persona que carece de conocimiento bíblico cae víctima de las artimañas del enemigo de las almas, aceptando que el hablar extático de los avivados sea el don auténtico de hablar en lenguas extrangeras repartidas. No lo es, sino que se trata de jerigonzas sin sentido que saltan de la boca del que es vencido por un éxtasis inducido, no por el Espíritu de Dios, sino por el espíritu de engaño. A continuación, veremos cómo la teología y la práctica de los pentecostales contradicen la revelación del Espíritu Santo sobre lenguas extrangeras repartidas .....
-Muchos (más de tres) hablan “lenguas” a la vez.
-No hablan “por turno”.
Al asistir a una reunión de los avivados, observamos que muchos, tanto mujeres como hombres, niños y jóvenes, hablan lenguas extrañas, todos a la vez. No hablan sólo dos o tres, sino muchos. Tampoco hablan “por turno”, sino muchos a la vez. De inmediato, comprendemos que se hacen culpables de infringir la ley divina. Obviamente, no están obedeciendo las ordenanzas más sencillas y enfáticas del Espíritu Santo sobre el uso del don de lenguas.
Parece increíble que pasen por alto instrucciones tan elementales, pero lo hacen. El que lo hagan tan descaradamente, aun invocando y alabando al Espíritu Santo mientras lo desobedecen abiertamente, es demostración fehaciente del tremendo poder engañador del espíritu de error, un “espíritu” capaz de cegar al extremo de que no entiendan frases tan rudimentarias como “no más de tres” y “por turno”. Un niño de cuatro añitos entiende estas frases, pero los avivados no logran asimilarlas!
-No usan intérpretes.
Al seguir comparando la práctica avivada con la doctrina bíblica, descubrimos que existen todavía más discrepancias entre la una y la otra.
Por ejemplo, los pentecostales suelen hablar lenguas sin interpretarlas. Audazmente, transgreden el mandamiento explícito del Espíritu Santo al no callarse si no hay intérprete.
En ocasiones, intentan interpretar sus jerigonzas, pero, ¡las jerigonzas no pueden ser interpretadas, pues no dicen nada! ¡
Que verifiquen los pentecostales la interpretación de sus jerigonzas, consiguiendo a eruditos, no de los suyos sino imparciales, que corroboren la traducción! Es fácil confirmar la traducción correcta de un idioma o de un dialecto, por ejemplo, la traducción de un mensaje del español al inglés. Sólo hace falta la certificación de personas fidedignas que dominan los dos idiomas. Pero, ¿quién certificará la traducción de las jerigonzas? ¿Acaso él que las dice? ¿Por qué creerle? Su testimonio no es admisible porque da testimonio acerca de sí mismo. “Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero” (Juan 5:31). Dice el evangelista o el pastor pentecostal: “El mensaje de lo que acabo de expresar en lenguas por el Espíritu es el siguiente”. ¿Por que creerle? O, se para otro pentecostal, diciendo: “Lo que acaba de revelar el hermano pastor en lenguas es lo siguiente”. ¡No confiamos en él! Actúa en tal persona el mismo espíritu de error que actúa en el pastor. No admitimos que el espíritu de error se interprete a sí mismo.
¡Qué haga la traducción alguna persona que no sea pentecostal! La pura realidad es que nadie puede traducir jerigonzas o lenguas extáticas por la razón de que no dicen nada. ¡No dicen nada! No son mecanismos legítimos de comunicación. No comunican idea o enseñanza alguna.
-Exigen que todos hablen lenguas.
Mediante sus exposiciones doctrinales sobre el don de lenguas, casi todo líder pentecostal enseña que el discípulo del Señor no recibe el sello del Espíritu Santo, o sea, no da evidencia indisputable de haber sido bautizado con el Espíritu, hasta no hablar lenguas.
Esta doctrina es uno de los rudimentos del pentecostalismo. Según la teología de los avivados, todo aquel que acepta a Cristo tiene que hablar lenguas, tarde o temprano, aunque hable unas pocas sílabas sueltas o emita unos pocos sonidos extraños, nada más. De no hacerlo, le miran con sospechas, como si tuviera algún pecado secreto que impidiera la manifestación del don de lenguas.
Al nuevo creyente que no hable enseguida lenguas extáticas o jerigonzas, le aplican una terapia desarrollada para vencer cualquier impedimento psicológico.
Por ejemplo, le imponen manos y con suspiros cargados de emociones fuertes, gemidos, gritos y aun alaridos, le ordenan a repetir rápidamente alguna palabra o frase tal como “séllame, séllame, séllame, séllame”. Al obedecer el candidato, conmovido y llevado por el remolino de emocionalismo que gira frenéticamente en derredor suyo, quizás se le trabe la lengua. Si empieza a decir disparates (“Élleme, llámese, mesellá, lámeme”), los que le escuchan exclaman eufóricamente: “¡Está hablando lenguas! ¡El Espíritu Santo lo ha sellado! ¡Gloria a Dios! ¡Alabado el nombre del Señor!”
Algunos pentecostales hablan lenguas extáticas una sola vez. Otros las hablan solo en los cultos. Unos pocos las pueden hablar, haya o no haya el ambiente de excitación y entusiasmo religioso. Ninguno habla las "lenguas extrangeras repartidas" como lo hicieran los apóstoles y algunos cristianos de la iglesia primitiva.
De fallar la primer artimaña, los pentecostales se recurren a otra más agresiva: hacen al candidato ponerse de pie, con los ojos cerrados. Le agarran y le ponen a dar vueltas y vueltas rápidamente, como un topo, orando todos a gritos, con súplicas que lo bautice el Espíritu con fuego.
Esta acción hace que algunos candidatos se mareen y pierdan dominio tanto de su cuerpo como también de sus facultades racionales. Si este truco tampoco funciona, tal vez le pongan a gritar alabanzas a Dios, a brincar y a bailar hasta no más poder.
O, es posible que le manden a hincarse ante el altar, diciéndole que ore, ore y ore, que alabe, alabe, alabe, esperando con mucha fe que Dios le concediese el don de lenguas.
Estos ritos extraños pueden durar horas y horas. Cualquier observador perspicaz y objetivo detecta en todas estas maniobras el fuerte elemento de sicología humana. Los espíritus avivados, incluso los analfabetos, son expertos en la manipulación de ambientes y de emociones que logran el fenómeno de lenguas extáticas o jerigonzas.
Pero, se deslizan por un tangente equivocado y peligroso, llevando consigo a multitud de almas ingenuas.
En primer lugar, jamás enseñó el verdadero Espíritu de Dios que era menester que todo cristiano recibiera el don de lenguas. Todo lo contrario, ya hemos aprendido que no todos los cristianos del primer siglo hablaban lenguas (1 Corintios 12:7-10,30). No hay evidencia alguna de que los aproximadamente tres mil convertidos en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-47) hablaran lenguas repartidas. En aquel día, solo los apóstoles hablaron lenguas e hicieron milagros. “Muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles” (Hechos 2:43
En segundo lugar, no encontramos ningún caso bíblico donde los líderes de la iglesia primitiva tuviesen que enseñarle a los cristianos cómo hablar lenguas "extrañas". La mera idea de recibir el don de lenguas mediante algún proceso pedagógico es absurda, ya que el hablar lenguas fue un poder otorgado por Dios, y no una habilidad adquirida mediante instrucciones o maniobras humanas.
Todavía más absurdas son aquellas artimañas artificiosas empleadas por los pastores avivados para lograr que sus seguidores pierdan el dominio propio y hablen lenguas extáticas.
La fraseología que utilizamos es fuerte, escogida adrede para hacer destacar las ridiculeces practicadas por los avivados en su empeño de forzar al creyente a hablar lenguas extáticas. ¿Dónde en la Biblia se lee que los apóstoles le dieran vueltas a los creyentes para que recibiesen al Espíritu? ¡Inaudito!
¿Cuál texto de la Biblia autoriza al creyente a buscar el don de lenguas por medio de la repetición de frases tales como “séllame, séllame, séllame”? ¡Ninguno! ¿Enseña la Biblia que el don de lenguas se adquiere mediante interminables ayunos, vigilias y súplicas? ¡De ningun modo alguno!
¿Qué tiene que hacer el creyente para recibir el don? ¿Saltar? ¿Alabar a Dios, gritándole como si fuera sordo? ¿Bailar hasta caer exhausto? Nada de esto aparece en la Biblia; ninguna escena semejante a las que son comunes en las campañas y los cultos avivados. Sin embargo, estas prácticas son el pan de cada día en las reuniones de los pentecostales.
¡Cuán lejos es su doctrina de las enseñanzas inspiradas asentadas por el Espíritu Santo en las Sagradas Escrituras! De cierto, la Biblia, la razón y el sentido común respaldan nuestra conclusión, a saber: los avivados no entienden la naturaleza del don de lenguas extrangeras repartidas, para quiénes era, con qué propósito fue dado, cómo fue obtenido, cómo había que utilizarlo o hasta cuándo estaría disponible.
Si enseñan crasos errores sobre el don de lenguas, desobedeciendo todos las instrucciones que el Espíritu Santo dio sobre el uso del don, ¿cómo pretenden convencernos que more y se mueva en ellos el verdadero Espíritu de Dios? ¡No se lo creemos!
No pocas personas se sugestionan con suma facilidad, quizás porque sean algo crédulas por naturaleza, demasiado dóciles o sumisas, no teniendo filtros para su mente y espíritu que rechacen ideas dañinas o peligrosas. Tienden a dejar que su mente caiga bajo la influencia y el dominio de seres más agresivos.
Tales personas, al someterse al espíritu “Legión” de los avivados, suelen hablar lenguas extáticas enseguida. En cambio, a otras personas de mente más independiente y de voluntad más recia, les cuesta trabajo doblegarse a las exigencias de “Legión." Buscan y buscan y buscan. Claman a Dios con lágrimas. Con angustias indecibles le ruegan que los bautice con el Espíritu para que digan al menos unas pocas palabras en lenguas extrañas. Sienten una presión tremenda. Ayunan. Pasan horas alabando a Dios en voz alta, dando palmadas, bailando, saltando. Solicitan y reciben una y otra vez la imposición de manos, la cual algunos pastores suelen administrar con tanta fuerza que cae el candidato al suelo, tumbado por los empujones y golpes, levantándose con chichones y el cuello torcido.
Algunos salen en busca de los pastores o de los evangelistas de más renombre, esperanzados en recibir el don de lenguas mediante la intervención de un personaje supuestamente más lleno del Espíritu.
¡Cuántas frustraciones y desilusiones sufren, cuántos regaños soportan, cuántas insinuaciones de “pecado escondido” escuchan, cuántos bochornos pasan, haciendo un esfuerzo sobre humano para hablar lenguas! Y, ¿por qué tanto empeño, tanta desesperación? Amado, porque la doctrina pentecostal exige la señal de lenguas extrañas como prueba indispensable de que el creyente haya sido bautizado con Espíritu Santo y es salvo.
Pero, amado, ¡esa doctrina es totalmente falsa! Dios no exige que todo creyente hable lenguas. “¿Hablan todos lenguas?” ¡NEGATIVO! ¡De modo alguno! Ningún creyente tiene que hablar lenguas para que se salve. Ningún creyente obediente tiene que hablar lenguas para recibir el sello del Espíritu Santo. La Biblia nos enseña que nacemos del Espíritu, o sea, que recibimos el bautismo del Espíritu, cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazon y nos llenamos de la Palabra inspirada por el Espíritu, sumergiéndonos en las verdades, la vida y las influencias benéficas del Espíritu (Juan 3:1-7; Santiago 1:18; Romanos 8:1-16; Efesios 5:18). Somos “sellados con el Espíritu Santo de la promesa” al oír “la palabra de verdad, el evangelio de” nuestra “salvación”, obedeciéndolo al creer, arrepentirnos y bautizarnos “para perdón” (Efesios 1:13; Hechos 2:38). Definitivamente, no hay que hablar lenguas para recibir el sello del Espíritu Santo.
Una sola creencia errónea tiende a engendrar toda una manada de equivocaciones. Esto mismo le ha pasado a los pentecostales.
Por ejemplo, al dar por asentado que todo aquel que cree ha de recibir el don de lenguas para ser sellado por el Espíritu,
(1) han inventado varias estratagemas sicológicas, totalmente carentes de fundamento bíblico, para lograr que todo pentecostal encuentre el don, ¡a cómo dé lugar! Con miras a desarrollar un ambiente cargado de emocionalismo, sin el cual difícilmente se manifestaría el espíritu de lenguas jerigonzas,
(2) ponen a todos a hablar a la vez. Este error conlleva a todavía otro, a saber, el de
(3) provocar mucho ruido, confusión y desorden en el culto. Este tercer error desemboca en ofensas y persecuciones innecesarias.
-Los indoctos y los incrédulos dicen que están locos porque hablan y gritan todos a la vez. El Espíritu Santo previno esta reacción y para evitarla dijo: “Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios” (1 Corintios 14:23, 27-28).
Aunque intenten los pentecostales acatar estos mandamientos, quedan en ridículo ante los indoctos y los incrédulos, como también ante todo cristiano bien instruido, porque las lenguas que hablan no son idiomas sino jerigonzas o lenguas extáticas las cuales no pueden ser traducidas.
Se incurren los avivados en todavía otro error doctrinal grave al enseñar que el propósito primordial del don de lenguas es capacitar al adorador para alabar a Dios mediante un lenguaje celestial. Citan 1 Corintios 14:2, donde dice: “el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios”.
Cometen la equivocación común de no tomar en cuenta todo el contexto de estas palabras. Pablo explica claramente por qué el que hablaba en lenguas en la iglesia en Corinto no hablaba a los hombres sino a Dios, diciendo: “Pues nadie le entiende”. Y, ¿por qué no le entendían? Porque la lengua hablada no era conocida por los oyentes y porque ningún traductor la interpretaba (1 Corintios 14:1-28).
Por consiguiente, los que le escuchaban no entendían nada. Dios, sí, podía entender, pues entiende todo idioma.
Estimado lector inteligente y analítico, lea atentamente, por favor, el capítulo catorce de 1 Corintios hasta el versículo veinte ocho, y comprenderá que Pablo instruye a los cristianos en Corinto sobre el uso correcto y el propósito divino del don de lenguas.
Repetidas veces, exhorta a que lo utilicen para la edificación de la iglesia. De no contar con intérprete, no podían cumplir este propósito explícito y práctico. Por consiguiente, debían callarse.
Asombrosamente, los pentecostales practican los mismos errores señalados por el apóstol Pablo en 1 Corintios 14, añadiendo todavía otros que ni siquiera se daban en aquella congregación bastante descarriada de Corinto. Nos maravillamos de ellos, pues, reclamando autoridad bíblica para sus doctrinas, ¡osadamente echan a un lado la misma autoridad que reclaman!
Lo que el Espíritu Santo censura y condena es, justamente, lo que ellos practican. ¿Quién puede entenderlos? “Legión” los tiene enredados hasta las narices. Ojalá pongan a trabajar sus dotes intelectuales para el exégesis acertado de 1 Corintios 14.
A continuación, presentamos un análisis conciso de las contradicciones entre la práctica pentecostal , carismatica avivada y la doctrina bíblica referente al don de lenguas.
El Espíritu Santo enseña.... Los Pentecostales hacen:
-Que no más de tres hablen lenguas en la iglesia. -Hablan más de tres
-Que hablen por turno. -No hablan por turno.
-Que se calle si no hay intérprete. -No se callan si no hay intérprete.
-Que el propósito de las lenguas es edificar.-Utilizan las jerigonzas para alabar.
-Que el cristiano siempre debe hablar -No hablan "palabra bien comprensible".
"palabra bien comprensible"
(1 Corintios 14:9).
-Que no todo cristiano recibe el don de lenguas.
-Obligan a todos a hablar "lenguas."
-Que el poder de hablar lenguas es don de Dios.
-Enseñan tácticas para hablar lenguas.
Infoquemos los vocablos “extáticas,” “éxtasis,” “angelicales” y “jerigonza”.
-“Jerigonza,” en el contexto de este estudio, quiere decir: “Lengua... enrevesada o incomprensible.” (Diccionario de uso del español, María Molinar, Gredos, Tomo II, Página 187)
-“Extático.” “Que está en éxtasis.” (Microsoft Bookshelf en Español, Diccionario de español)
-“Extásis.” “Estado del alma en que se une místicamente con Dios, experimentando una felicidad inefable, al mismo tiempo que el cuerpo y los sentidos suspenden sus funciones.” (Diccionario de uso del español, María Molinar, Gredos, Tomo I, Página 1262) Se puede añadir que también suspende sus funciones la mente racional.
-“Angelical.” “Como de ángel.” (Diccionario de uso del español, María Molinar, Gredos, Tomo I, Página 182)
Los pentecostales no son ángeles. Por lo tanto, no pueden hablar las lenguas de los ángeles. Los seres humanos que necesitan oír el evangelio no son ángeles. Por lo tanto, no hay por qué dirigirse a ellos hablando las lenguas de los ángeles.
Lo que necesitan es escuchar el evangelio en su propio idioma para entenderlo perfectamente y obedecerlo.
El apóstol Pablo se expresa hipotéticamente al escribir: "Si yo hablase lenguas humanas y angélicas" (1 Corintios 13:1). No afirma hablar entre los hombres las lenguas de los ángeles. De hecho, el apóstol insiste en que se hablen siempre palabras bien comprensibles entre los hombres, que se hable en el idioma de los oyentes, que de no poder hablar el orador el idioma de los oyentes utilice intérprete, que se calle de no haber intérprete.
“Extáticas”, vocablo derivado de “éxtasis”, se aplica a las lenguas de los avivados porque ellos suelen hablar sus lenguas estando en trance o éxtasis, es decir, como fuera de sí, en un estado de excitación tal que se suspende la razón.
Al entregarse al espíritu de excitación, el adorador avivado pierde el dominio sobre los miembros de su propio cuerpo, incluso, la lengua. Ya no es dueño de sí mismo; otro “espíritu” se adueña de su cuerpo y alma, manipulándolos. He aquí la clave para entender por qué el avivado actúa, en ocasiones, tal cual una persona demente.
Amigo lector, si usted es de la fe pentecostal le rogamos que no se escandalice sino que piense objetivamente. ¿Qué cosas hacen los “espíritus avivados?” Las cosas que hacen no las hacen personas cuerdas. Disculpe que repitamos la lista de acciones ya dada. Lo hacemos para tener presentes los desatinos de “Legión”. ¿Qué hace él? Tumba al avivado, poniéndolo a revolcarse en el suelo;
le tira contra paredes,
le pone a bailar frenéticamente,
le hace llorar, gritar, aullar como un animal,
correr locamente y gesticular descontroladamente.
¿Son típicas estas acciones de una persona cuerda y normal? ¿Dirá usted que sí? Pensamos que no.
Para colmo de locuras, “Legión” hace salir de la boca del avivado bajo su dominio sonidos confusos que carecen totalmente de significado. Referidos sonidos extraños, compuestos, en la mayoría de los casos, de sílabas sueltas o de combinaciones nuevas de sílabas, tomadas del vocabulario del mismo idioma natal de la persona que habla, son las “lenguas extrañas” de los pentecostales.
No son las “lenguas extrangeras repartidas” de la Biblia. No son las lenguas que hablan los ángeles o los idiomas hablados en la tierra, sino “lenguas extáticas”. Sin lugar a dudas, el que cae en éxtasis y las habla tiene una experiencia rara, excitante, conmovedora y mística. Tal vez no sea capaz de entender, por falta de conocimiento u objetividad, lo que le está pasando. En su mente, alma y cuerpo siente el vaivén de fuertes corrientes emotivas, espirituales y psíquicas, atribuyéndolo todo al poder del Espíritu Santo. Pero, su experiencia, por duro que le sea aceptarlo, no la obra el Espíritu de Dios, ni es válida delante de Dios. Fuerzas poderosas de error y de engaño la provocan. Por lo tanto, no es de extrañarse que los frutos de semejante experiencia sean corruptos.
Entre ellos contamos: sonidos extraños sin sentido o edificación alguna, y acciones torpes, cómicas o ridículas, aun violentas.
¡Dios nos libre del espíritu de “lenguas extáticas”! No queremos las experiencias engañosas que él ofrece, prefiriendo más bien hablar siempre palabras bien comprensibles (1 Corintios 14:9). Esas lenguas extáticas, ¿para qué sirven? No revelan ningún mensaje, no enseñan nada ni edifican. (1 Corintios 14:6) No se pueden interpretar porque no son lenguas verdaderas. “Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado” (1 Corintios 14:10). Pero, la “lengua extática” carece de significado porque no es idioma. No nos prepara para la batalla espiritual porque se compone de sonidos inciertos. “Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?” (1 Corintios 14:7-11)
Si se ora en “lengua extática” los que oyen no pueden decir el Amén porque no saben lo que se ha orado. De hecho, no se ha orado nada, pues la “lengua extática” no dice nada. No se puede orar utilizando “lenguas estáticas” porque los sonidos de dichas lenguas no comunican ningún pensamiento o petición racional.
La Biblia nos presenta a Dios como un Ser sumamente inteligente, racional y perfectamente cuerdo. El alma que intenta alabarle mediante “lenguas extáticas,” afrenta su dignidad e inteligencia suprema. ¿Quién, estando en la presencia del Dios que ideó, creó y organizó este universo, poniéndolo todo a funcionar con absoluta precisión, se atrevería a saltar y a correr locamente ante su trono, como un demente, a balbucir chorros de sonidos extraños e ininteligibles o a gritar y aullar como un animal salvaje?
Tales acciones son del todo incompatibles con la inteligencia, el dominio propio, la dignidad, la gravedad, la compostura y la grandeza del Dios Todopoderoso. Son igualmente incompatibles con los atributos de todo cristiano maduro, pues sus atributos son, en escala menor, parecidos a los del Dios a quien sirve.
NO LE PUEDO AÑADIR NADA A ESTO, SOLO EL HECHO DE QUE LA PALABRA DE DIOS ES ETERNA, Y ESCUDO DE TODO CREYENTE FIEL.
EL QUE VOLUNTARIAMENTE LA RECHAZE, POR ELLA MISMA SERA JUZGADO...
DIOS BENDIGA E ILUMINE A SU IGLESIA PARA SU GLORIA Y HONOR, AMEN
LUIS ALBERTO42