Re: "La verdad presente, pasada y futura" del adventismo
Apreciados hermanos. Saludos cordiales.
Estimado Billy, te presento algunas ideas para que medites en tu apreciación sobre este tema. Valoro tu información sobre los traductores evangélicos del griego, uno de ellos, apoya la respuesta sobre lo de Mateo 24 “esta generación” (Mateo 24:34), que me permitirá responderte sobre lo que has planteado tan insistentemente y que tiene mucho que ver con lo que estamos tratando: (“Gabrielito", en Mateo 12:39, la palabra griega utilizada es "geneas", que quiere decir "generación"; y es la misma empleada en Mateo 24:34, para señalar la "generación que no pasará". El propio contexto de Mateo 12, indica que se trataba de esa "generación" a la cual hablaba Jesús….)
Lo veremos más adelante, si me lo permites en este link.
Sobre el tema actual te sigo respondiendo: ¿Con que 100 años es mucho tiempo para que comience el juicio de los vivos, en el santuario celestial? De ninguna manera, te explico:
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo, que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran Sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
Mantengamos firme, sin fluctuar la profesión de nuestra esperanza, pues fiel es el que la prometió.
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras,
sin abandonar vuestra propia asamblea, como algunos acostumbran hacerlo, antes bien, animándoos: tanto más, cuanto que veis que se acerca ya el Día.” Hebreos 10: 19- 25
Ciento veinte años estuvo Noé predicando que venía el diluvio, un verdadero juicio para esa generación, y ¿te parece mucho tiempo, para el término del fin de la historia de la humanidad? ¡Ya que eso significaría el juicio de los vivos! Afortunadamente para muchos de nosotros Dios tiene una gran paciencia y misericordia. Veamos lo que dice su palabra:
“Los carros de Dios, por millares de miríadas; el Señor ha venido del Sinaí al santuario. Salmos 68 :17 sp
“Sentándote en el trono cual juez justo”. Salmos 9: 4
“Convoca a los cielos desde lo alto, y a la tierra para juzgar a su pueblo”. Salmos 50:4
“Yahveh se sienta para siempre, afianza para el juicio su trono; él juzga al orbe con justicia, a los pueblos con rectitud sentencia”. Salmos 9: 8
“La misericordia y la paz se encontraron; La justicia y la paz se besaron”. Salmos 85: 10
¡El Tiempo de que empiece el juicio de los vivos se ha prolongado, por que la iglesia aún no está preparada!: “¡La voz de mi amado!, he aquí él viene. Saltando sobre los montes, Brincando sobre los collados.” Cantares 2: 8
“La higuera ha echado sus higos, Y las vides en cierne dieron su olor; Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven.” Cantares 2: 13
“Abrí yo a mi amado; Pero mi amado se había ido, había ya pasado; y tras su hablar El alma se me salió a su huída. Le busqué y no le hallé, le llamé, y no me respondió.” Cantares 5: 6 , veamos las palabras de la sra. White sobre este tema: “El Señor me ha mostrado el peligro en que estamos de dejar que nuestra mente se llene de pensamientos y congojas mundanales.
..Algunos sitúan demasiado lejos en su expectación la venida del Señor. El tiempo ha durado algunos años más de lo que habían esperado, y por lo tanto piensan que puede continuar algunos años más, y de esta manera su atención se desvía de la verdad presente hacía el mundo. Vi que hay gran peligro en estas cosas, porque si la mente está embargada por otros asuntos, la verdad presente queda excluida, y no hay en nuestra frente lugar para el sello del Dios vivo. Vi que casi ha terminado el tiempo que Jesús debe pasar en el lugar santísimo, y que el tiempo solo puede durar un poquitito más.
El tiempo libre del cual dispongamos debe dedicarse a escudriñar la Biblia, que nos habrá de juzgar en el día postrero….
El tiempo del sellamiento es muy corto y pronto terminará. Ahora, mientras los cuatro ángeles están reteniendo los cuatro vientos, es el momento en que debemos asegurar nuestra vocación y elección.” Primeros Escritos 58.
“En una visión dada el 27 de junio de 1850, mi ángel acompañante dijo: “El tiempo está casi agotado” ¿Reflejáis como debierais hacerlo la hermosa imagen de Jesús?” Luego se me señalo la tierra y vi que era necesario realizar preparativos entre aquellos que han abrazado últimamente el mensaje del tercer ángel. Dijo el ángel: “¡Preparaos, preparaos, preparaos! Tendréis que morir mucho más al mundo de lo que habéis muerto aquí” Vi que tenía una obra que hacer y tenía poco tiempo para hacerla.” Primeros Escritos 64.
“Dijo el ángel: “Negaos a vosotros mismos; debéis avanzar con rapidez.” Algunos de nosotros hemos tenido tiempo de llegar a la verdad, para avanzar paso a paso y cada paso que hemos dado nos ha fortalecido para tomar el siguiente. Pero ahora el tiempo está casi agotado, y lo que hemos tardado años en aprender, ellos tendrán que aprenderlo en pocos meses. Tendrán también que desaprender muchas cosas y volver a aprender otras.
Los que no quieran recibir la marca de la bestia y su imagen cuando se promulgue el decreto, deben tener ahora la decisión para decir: No, no queremos honrar la institución creada por la bestia” Primeros Escritos 67.
Promesa de bendición, y su revocación
"Habló todavía Dios a Moisés." "Dirás a los hijos de Israel:... yo os sacaré de debajo de las cargas de Egipto... y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os saco de debajo de las cargas de Egipto: Y os meteré en la tierra, por la cual alcé mi mano que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob: y yo os la daré por heredad." (Éx. 6:2, 6-8)
"Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: ¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí?... Diles:... En este desierto caerán vuestros cuerpos; todos vuestros contados según toda vuestra cuenta... Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano de haceros habitar en ella... Y conoceréis mi quebrantamiento de la promesa [KJV]." (Núm. 14:26-34)
Las Escrituras revelan que una de las razones por las que Dios nos parece lento en llevar a cabo su plan y promesa de crear una tierra nueva para los justos, es debido a que quiere otorgar a cada uno un poco más de tiempo en el que ejercer su poder de libre elección a fin de que huya de la ira que vendrá. Pedro responde así a aquellos que dudan de la certeza en la promesa de Dios de poner un final a este mundo de maldad por la simple razón de que el tiempo se tarda:
"El Señor no demora en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que es paciente con nosotros, porque no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento." (2 Ped. 3:9).
Pedro declara también que los hijos de Dios pueden apresurar el advenimiento ejerciendo su libre elección. Hay algo que podemos hacer en cuanto a acercar el advenimiento. Leemos, "Esperando y acelerando la venida del día de Dios." 2 Ped. 3:12. A propósito de ese texto, los comentadores han observado:
"Dios nos señala como instrumentos para cumplir esos eventos que deben ocurrir antes de que venga el día de Dios. Orando por su venida, esparciendo la predicación del evangelio por testimonio a todas las naciones, y trayendo a aquellos a quienes la paciencia de Dios espera salvar, aceleramos la llegada del día de Dios." –Jamieson, Fausset, Brown, Comentario, Notas sobre 2 Ped. 3:12.
El que la venida de Cristo está relacionada con una acción de la libertad de elección humana –la predicación del evangelio por los seguidores de Cristo - es algo revelado claramente en la profecía de nuestro Señor a propósito del tiempo de su venida: "Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, por testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin." (Mat. 24:14).
Numerosas declaraciones hechas por E. White en las décadas siguientes a la visión de 1856 demuestran que ella comprendió claramente que hay una cualidad implícita de condicionalidad en las promesas y amenazas de Dios –tal como Jeremías declara– y que el factor condicional en las predicciones relativas al advenimiento de Cristo implica el estado del corazón de los seguidores de Cristo. La siguiente declaración, escrita en 1883, es especialmente relevante al propósito:
"Los ángeles de Dios en sus mensajes dados a los hombres representan el tiempo como algo muy corto. Así es como siempre me ha sido presentado. Es cierto que el tiempo ha sido más largo de lo que habíamos esperado en los primeros días del mensaje. Nuestro Salvador no apareció tan pronto como lo esperábamos. Pero ¿ha fallado la promesa de Dios? ¡Nunca! Debiera recordarse que las promesas y amenazas de Dios son igualmente condicionales."
"No era la voluntad de Dios que se demorara así la venida de Cristo. Dios no tenía el propósito de que su pueblo, Israel, vagara cuarenta años por el desierto. Prometió guiarlos directamente a la tierra de Canaán, y establecerlos allí como un pueblo santo, sano y feliz. Pero aquellos a quienes primero se les predicó, no entraron ‘a causa de incredulidad’. Sus corazones estaban llenos de murmuración, rebelión y odio, y Dios no pudo cumplir su pacto con ellos. Durante cuarenta años, la incredulidad, la murmuración y la rebelión impidieron la entrada del antiguo Israel en la tierra de Canaán. Los mismos pecados han demorado la entrada del moderno Israel en la Canaán celestial. En ninguno de los dos casos faltaron las promesas de Dios. La incredulidad, la mundanalidad, la falta de consagración y las contiendas entre el profeso pueblo de Dios nos han mantenido en este mundo de pecado y tristeza tantos años." MS 4, 1883 (Citado en El Evangelismo, p. 504, 505).
Declaraciones de E. White relativas a la demora aparente en la segunda venida
(Ordenadas cronológicamente)
(1868) “La larga noche de tinieblas es penosa; pero la mañana es postergada por misericordia, porque si el Señor viniera, muchos serían hallados desapercibidos. El deseo de Dios de que su pueblo no perezca ha sido la razón de tan larga demora” (El Evangelismo, p. 503).
(1883) “Los ángeles de Dios en sus mensajes dados a los hombres representan el tiempo como algo muy corto. Así es como siempre me ha sido presentado. Es cierto que el tiempo ha sido más largo de lo que habíamos esperado en los primeros días del mensaje. Nuestro Salvador no apareció tan pronto como lo esperábamos. Pero ¿ha fallado la promesa de Dios? ¡Nunca! Debiera recordarse que las promesas y amenazas de Dios son igualmente condicionales.
“Dios ha encomendado a su pueblo una obra que debe terminarse en la tierra. El mensaje del tercer ángel debía predicarse, las mentes de los creyentes debían dirigirse hacia el santuario celestial, donde Cristo había entrado para realizar expiación por su pueblo. Había que llevar adelante la reforma del día de reposo. La brecha abierta en la ley de Dios debía ser reparada. El mensaje debía proclamarse en alta voz para que todos los habitantes de la tierra pudieran recibir la advertencia. El pueblo de Dios debía purificar sus almas mediante la obediencia a la verdad y estar preparado para presentarse delante de él sin mancha en el momento de su venida.
“Si los adventistas, después del gran chasco de 1844, se hubieran aferrado a su fe y hubieran ido unidos en pos de la providencia de Dios que abría el camino, y si hubieran recibido el mensaje del tercer ángel y si lo hubieran proclamado al mundo con el poder del Espíritu Santo, habrían visto la salvación de Dios, el Señor hubiera obrado con poder mediante sus esfuerzos, la obra se habría terminado y Cristo habría venido para recibir a su pueblo y darle su recompensa.
“Pero en el período de duda e incertidumbre que siguió después del chasco, muchos de los creyentes del advenimiento perdieron su fe. Se introdujeron disensiones y divisiones. Por escrito y verbalmente, la mayoría se opuso a los pocos que, guiados por la providencia de Dios, recibieron la reforma del sábado y comenzaron a proclamar el mensaje del tercer ángel. Muchos que debieron haber dedicado su tiempo y talentos al único propósito de dar la voz de alarma al mundo, estaban absorbidos en oponerse a la verdad del sábado, y a su vez, las fuerzas de sus defensores eran necesariamente empleadas en responder a aquellos que se oponían, y en defender la verdad. En esta forma la obra fue estorbada y el mundo quedó en tinieblas. Si todo el cuerpo adventista se hubiera unido en torno de los mandamientos de Dios y de la fe de Jesús, ¡cuán ampliamente diferente habría sido nuestra historia!
“No era la voluntad de Dios que se demorara así la venida de Cristo. Dios no tenía el propósito de que su pueblo, Israel, vagara cuarenta años por el desierto. Prometió guiarlos directamente a la tierra de Canaán, y establecerlos allí como un pueblo santo, sano y feliz. Pero no pudieron entrar ‘a causa de incredulidad’ (Heb. 3:19). Debido a su retroceso y apostasía, perecieron en el desierto, y otros surgieron para entrar en la tierra prometida. De la misma manera, os dos casos faltaron las promesas de Dios. La incredulidad, la mundanalidad, la falta de consagración y las contiendas entre el profeso pueblo de Dios nos han mantenido en este mundo de pecado y tristeza tantos años.” MS 4, 1883 (Fragmentos en El Evangelismo, p. 503, y Mensajes Selectos, vol. I, p. 77 y 78).
(1884) “Si todos los que trabajaron unidos en la obra en 1844 hubiesen recibido el mensaje del tercer ángel, y lo hubieran proclamado en el poder del Espíritu Santo, el Señor hubiera obrado poderosamente con sus esfuerzos. Sobre el mundo se habría derramado un diluvio de luz. Hace años que los habitantes del mundo habrían sido advertidos, se habría completado la obra final, y Cristo habría regresado para la redención de su pueblo.
No era la voluntad de Dios que Israel vagara cuarenta años en el desierto; deseaba llevarlos directamente a la tierra de Canaán, y establecerlos allí, un pueblo santo y feliz. Pero no pudieron entrar a causa de incredulidad (Heb. 3:19). Debido a su reincidencia y apostasía, perecieron en el desierto, y fueron otros quienes entraron en la tierra prometida. De igual forma, no era la voluntad de Dios que la venida de Cristo fuera demorada por tanto tiempo, y que su pueblo debiera permanecer tantos años en este mundo de pecado y penar. Pero la incredulidad los separó de Dios. Cuando rehusaron hacer la obra que él les había asignado, otros fueron suscitados para proclamar el mensaje. Por misericordia hacia el mundo, Jesús demora su venida, a fin de que los pecadores tengan una oportunidad de oír la advertencia, y encuentren en él un escudo antes que la ira de Dios sea derramada” (The Spirit of Prophecy, vol. 4, pp. 291, 292).
(1896) “Si todos los que decían tener una experiencia viviente en las cosas de Dios hubiesen hecho su obra señalada tal como el Señor ordenó, todo el mundo habría sido ya advertido, y el Señor Jesús hubiera venido en poder y grande gloria. Porque el Señor ha establecido un día en el que ha de juzgar el mundo. ¿Nos dice cuándo vendrá ese día? ‘Y será predicado este evangelio del reino por testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin’” (Review and Herald, 6 octubre 1896).
(1898) “Mediante la proclamación del evangelio al mundo, está a nuestro alcance apresurar la venida de nuestro Señor” (El Deseado, p. 587).
(1900) “Si el propósito de dar al mundo el mensaje de misericordia hubiese sido llevado a cabo por su pueblo, Cristo habría venido ya a la tierra, y los santos habrían recibido su bienvenida en la ciudad de Dios” (Joyas de los Testimonios, vol. III, p. 72).
(1900) “Cristo espera con un deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su iglesia. Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos.
Todo cristiano tiene la oportunidad no sólo de esperar, sino de apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo” (Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 47).
(1901) “La [venida de Cristo] no tardará más tiempo del que tome llevar el mensaje a todas las naciones, lenguas y pueblos. ¿Olvidarán los que pretenden ser estudiosos de la profecía que la longanimidad de Dios hacia los impíos es una parte del vasto y misericordioso plan mediante el que procura la salvación de las almas?” (Review and Herald, 18 junio 1901).
(1901) “Tal vez tengamos que permanecer aquí en este mundo muchos años más debido a la insubordinación, como les sucedió a los hijos de Israel; pero por amor de Cristo, su pueblo no debe añadir pecado sobre pecado culpando a Dios de las consecuencias de su propia conducta errónea” (El Evangelismo, p. 505).
(1903) “Sé que si el pueblo de Dios hubiera preservado una conexión viviente con él, si hubiese obedecido a su Palabra, estaría hoy en la Canaán celestial” (General Conference Bulletin, 30 marzo 1903).
(1909) “Si cada soldado de Cristo hubiese cumplido su deber, si cada centinela puesto sobre los muros de Sión hubiese tocado la trompeta, el mundo habría oído el mensaje de amonestación. Mas la obra ha sufrido años de atraso. Entretanto que los hombres dormían, Satanás se nos ha adelantado” (Joyas de los Testimonios, vol. III, p. 296).
(1913) “Cristo nos dice cuándo será introducido el día de su reino. No nos dice que todo el mundo será convertido, sino que ‘será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin’ (Mat. 24:14). Al dar el Evangelio al mundo, tenemos la posibilidad de apresurar la venida del día de Dios. Si la iglesia de Cristo hubiera llevado a cabo la obra señalada tal como el Señor lo mandó, todo el mundo ya hubiera sido amonestado y el Señor Jesús hubiera venido a la tierra en poder y gran gloria” (La Maravillosa Gracia de Dios, p. 353).
“Es privilegio de todo cristiano no sólo esperar sino apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo. Si todos los que profesan su nombre llevasen frutos para su gloria, ¡cuán prestamente quedaría sembrada en el mundo la semilla del Evangelio! La última mies maduraría rápidamente, y Cristo vendría para recoger el precioso grano” (Joyas de los Tesimonios vol. III, p. 212 y 213).
“Al entregarnos a Dios y ganar otras almas para él, apresuramos la venida de su reino" (El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 93).
"Mediante la proclamación del Evangelio al mundo, está a nuestro alcance apresurar la venida de nuestro Señor. No sólo hemos de esperar la venida del día de Dios, sino apresurarla (2 Ped. 3:12)" (Maranatha, p. 17).
“El celo por Dios y su causa indujo a los discípulos a ser testigos del Evangelio con gran poder. ¿No debería semejante celo encender en nuestros corazones la determinación de contar la historia del amor redentor, del Cristo crucificado? Es el privilegio de cada cristiano, no sólo esperar, sino apresurar la venida del Salvador” (Los Hechos de los Apóstoles, p. 480).
El Espíritu de Profecía es inconfundible: ha habido demora. Pero no es el Esposo quien se tarda en venir, sino la Esposa quien se tarda en su preparación. Aceptemos nuestra responsabilidad. El que resulta justificado para con Dios no es aquel que se declara inocente de toda culpa, sino aquel que la reconoce en total sinceridad, se arrepiente y rectifica (1 Juan 1:8 y 9). (L.B.) (Libros 1.888)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo