La más nefasta doctrina del cristianismo

Aquí Jesús apunta a la más dañina y detestable de todas las doctrinas que los predicadores del cristianismo difunden entre sus fieles. Usando como ejemplo el discurso de uno de ellos, explica razonadamente por qué es una doctrina falsa y en qué consiste el grave perjuicio que ocasiona a quienes pasan a la otra vida creyendo en ella. Además de definir ‘infierno’, afirma que los espíritus en los infiernos sí que están en procesos probatorios, incluso cuando en su vida terrenal no iniciaron su camino de redención.

Esta noche me hallaba presente cuando el predicador (Dr. Gordon) estaba pronunciando su discurso. Su sermón fue una muestra de las creencias de los cristianos puristas en muchos particulares, pero en el punto más importante y que más vitalmente afectará a los mortales en su progreso en la vida del espíritu estaba equivocado, muy equivocado. Me refiero a su declaración de que él no vio ni conoció ninguna afirmación en la Biblia que le justificara para decir que habría alguna oportunidad para que los espíritus de los mortales recibieran perdón o progresaran desde la condición del infierno a la de la luz y al cielo en el mundo de los espíritus si no habían comenzado ese trayecto en la vida mortal. Esta doctrina es detestable, y una que a lo largo de los siglos, desde el tiempo de mi vida en la tierra, ha hecho más daño que cualquier otra enseñanza de la iglesia que pretenda ser representativa de mí y de mis enseñanzas.

Como resultado de ella muchas pobres almas han venido al mundo de los espíritus con esta creencia firmemente fijada en sus mentes y conciencias, y las resultantes dificultades han sido grandes, y han pasado muchos años antes de que pudieran despertar de esa creencia y darse cuenta de que el Amor del Padre las está esperando en la vida espiritual justo igual que en la vida terrenal, y que la probación nunca está cerrada para los hombres o los espíritus, ni nunca lo estará hasta el momento en que se retire la gran oportunidad para que los hombres lleguen a ser habitantes de los Mundos Celestiales, e incluso entonces, la oportunidad de purificar su amor natural no cesará, ni nunca lo hará hasta que todos los que tengan la posibilidad lleguen a ser hombres perfectos en su amor natural.

Si el predicador hubiera buscado en las Escrituras, en las que tan implícitamente cree, habría hallado una autorización para declarar que incluso en el mundo espiritual, a los espíritus de los pecadores no salvos en la tierra, que murieron sin haberse reconciliado con Dios, se les predicó el evangelio de salvación en los infiernos (1 Pedro 3:19-20). Y además, cuando declaró que la Biblia dice que yo dije «que aquél que pecare contra el hijo del hombre, le será perdonado, pero al que pecare contra el Espíritu Santo no le será perdonado, ni en este mundo ni en el venidero», si el predicador hubiera reconocido la natural, o ya sólo la implicada construcción de esta declaración, habría descubierto que el pecador que descuidó la oportunidad en la tierra tendría aún otra oportunidad de salvación en el mundo venidero –tal como se alude al mundo de los espíritus–. De modo que, incluso según su propia fuente de creencia y el fundamento de su conocimiento de estas cosas del futuro, estaría justificado e incluso requerido a declarar, como predicador honesto de las Escrituras, que con la muerte física del mortal el tiempo de probación no terminaba.

Es muy triste que los credos y las opiniones fijas de estos predicadores, formados a partir de las enseñanzas de los viejos padres –como se les llama– sean hombres de desarrollo del alma, tal como este predicador lo es, y aun así enseñen la detestable doctrina de la que hablo y que él expuso.

Existe un infierno, o más bien unos infiernos, justo igual que hay un cielo o cielos, y todos los hombres, cuando se conviertan en espíritus –lo que indefectiblemente ocurrirá algún día–, se verán obligados a ocupar uno u otro de estos lugares; no porque Dios haya decretado que algún espíritu en particular ocupe ese lugar debido a su creencia o condición terrena, sino porque el estado de desarrollo de su alma, o su falta de desarrollo, le adecúa y le ancla a ese lugar y no a otro.

Dios ha constituido Sus leyes de armonía, y estas leyes jamás son alteradas, y cuando cualquier alma en particular entra en una condición de concordancia con estas leyes, entonces esa alma llega a estar aunada con el Padre y llega a ser un habitante de Sus cielos; y mientras esa alma permanezca fuera de tal condición... estará en el infierno, que es la condición de estar fuera de concordancia con la armonía de las leyes de Dios.

Eso es el infierno, y no existe otra definición exhaustiva o cabal del mismo: todo aquello o todo lugar que no sea el cielo, es infierno. Por supuesto, hay muchas gradaciones del infierno, y los habitantes de estas gradas están determinados por el estado de desarrollo de su alma, el cual está condicionado por la cantidad y cualidad de la corrupción y el pecado que exista en esas almas. Y siempre el alma se desarrolla a medida que el amor se torna purificado y el pecado es erradicado, y exactamente conforme este proceso avance, así el alma devendrá desarrollada.

Dios ha decretado que Su universo sea armonioso, tanto el de los hombres como el de las cosas, y sólo la criatura hombre se ha vuelto ajena a esa armonía; y a medida que el universo siga adelante, el único destino para el hombre es que regrese a esa armonía de la que cayó a causa de su propio mal dirigido albedrío. Si Dios hubiera decretado –tal como por implicación necesaria declaró el predicador– que el pecador que muere en sus pecados permaneciera para siempre en sus pecados y en un estado de antagonismo con tal armonía, entonces Dios Mismo, necesariamente, se habría convertido en la causa y el poder para derrotar Sus propias leyes de armonía, lo cual ningún mortal en su sano juicio, tanto si cree en las Escrituras como si no, creería o sería capaz de creer.

Las Leyes de Dios son fijas e inmutables, y siempre están en armonía entre sí y con Su Voluntad, y sabiendo esto, todo hombre pensante sabrá y debería saber que siempre que un predicador o laico, un filósofo o un científico presente una proposición u opinión que muestre que para que exista una determinada condición o verdad las Leyes de Dios tendrán que funcionar en conflicto o en oposición entre sí, entonces esa proposición u opinión es falsa y no tiene ningún fundamento en hechos. Y así, para aceptar esta declaración del predicador de que no hay ningún tiempo de probación tras la muerte –o como él dijo, ninguna oportunidad de salir del infierno que el mortal lleve consigo al mundo de los espíritus–, los hombres tendrán que creer que el Padre Amoroso, para presuntamente satisfacer Su ira a fin de cumplir las demandas de Su supuesta justicia, pondrá sus leyes en conflicto entre sí y destruirá la armonía de Su universo.

Según dijo, el predicador hablaba como científico y no como un maestro religioso, y sin embargo la deducción que hizo al declarar la existencia eterna de los infiernos violaba una de las leyes fundamentales de la ciencia, que es que dos leyes en conflicto en el funcionamiento del universo de Dios no pueden aceptarse como verdaderas ambas, y que la que esté en armonía con todas las demás leyes conocidas debe aceptarse como verdadera. Entonces digo que, ya apoyado en las Escrituras o fundamentado en la ciencia, el predicador no tenía base ninguna para hacer la falsa y deplorable afirmación de que la muerte física acaba con la posibilidad del hombre de progresar de una condición o estado de existencia en el infierno a uno de pureza y libertad del pecado y en armonía con las leyes perfectas de Dios y los requisitos de Su voluntad.

El predicador habló desde su intelecto y desde sus por muchos años sostenidas creencias mentales, y su memoria se hace eco de lo que había oído decir a otros predicadores y maestros que plasmaron en sus creencias conscientes sus falsas doctrinas. Pero en lo más profundo de su alma, donde el Amor del Padre está ardiendo y los sentidos del alma crecen, él no cree en esta doctrina, porque se da cuenta de que este Amor del Padre es mucho más grande, más puro y más santo que cualquier otro amor que exista en el cielo o la tierra; y reconoce que el Padre de Quien ese Amor proviene tiene que ser más santo y más misericordioso, más dispuesto a perdonar y considerado con Sus hijos que cualquier padre mortal con los suyos. Y entonces, en tanto que padre mortal que tiene en su alma el Amor Divino, él sabe que su hijo no podría cometer ningún pecado u ofensa que pudiera llegar a ser imperdonable, o algo de lo que él no permitiría que su hijo se arrepintiera en cualquier momento. Y con ello vería que si se le negara al Padre, de Quien proviene este Amor Divino, un amor y una simpatía que harían que ese Padre fuera con Sus hijos al menos tan compasivo como lo es él –el padre terrenal–, en tal caso el Atributo más Grande de ese Padre, Dios, Quien es Todo Amor, no sería ni siquiera igual a ese amor que Su criatura expresa. Y entonces el derivado sería más grande y excelente, más puro y Divino que la propia Fuente suprema de la cual se deriva.

No; el predicador en su alma no cree en esta enseñanza antinatural, y a veces padece una penosa pugna en su alma por el conflicto que tiene lugar entre la esclavitud mental a sus creencias intelectuales y la libertad de los sentidos de su alma –la criatura del Amor Divino que se halla en él y única parte de la Divinidad que él posee–. Y de este modo se pone de manifiesto la gran y real paradoja de la existencia en el propio mortal, y al mismo tiempo la paradoja de una creencia intelectual y un conocimiento del alma tan distanciados como las antípodas. Y también se pone de manifiesto la verdad –una gran verdad– de que la mente del hombre y el alma del hombre no son una y la misma cosa, sino que son tan distintas como necesariamente deben serlo la criatura de una creación especial –que es la mente–, y la creación de aquello que es la única parte del hombre hecha a imagen de su Hacedor –el alma–.

Pero algún día el conocimiento del alma superará a la creencia mental, y entonces el predicador sabrá que la armonía y la inarmonía no pueden coexistir por siempre, que el pecado y el error tienen que desaparecer, que la pureza y la rectitud tienen que existir solas, y que cada hombre y espíritu tiene que llegar a vivir aunado con el Padre, ya sea como habitante de los Mundos Celestiales o como el hombre perfecto que apareció por primera vez al llamado de Dios, y de quien dijo «muy bueno».

Con mi amor y bendiciones diré buenas noches, y que Dios os bendiga.

Vuestro hermano y amigo, Jesús

Deberías hacerte mormón....
Por tus ideas ya casi estás con un pie adentro
 
Si la quieres en una sola frase, lo intentaré, pero no me culpes si fracaso en resumir la idea, porque el texto reflejado ya lo dice:
La más nefasta doctrina promulgada por las iglesias cristianas es que no existe ninguna posibilidad ni de redención ni de mejoramiento para todos aquellos que no hayan abrazado la fe cristiana durante su vida en la tierra. Es como un ultimátum irreversible: o te adhieres a nuestra fe mientras vives en la tierra, o cuando la dejes serás un irredento por siempre, uno imposible de redimir, uno que no podrá "ser salvado". En otras palabras, un por siempre condenado, un perdido irremisible.
Pero los clérigos no tienen ni la más remota idea de lo que es la vida en el "más allá". Son ciegos pretendiendo guiar a ciegos...
Sólo que estos últimos ciegos son naturales, mientras que ellos son ciegos falsarios...
¿Por que habría de salvar Jesus a alguien que no le cree a él pero que si le cree a Buda o a Mohamed o al Universo o a un gato o a cualquier otra cosa o persona u organización?, ningún otro vino a salvar a nadie y mucho menos morir por ellos. Satanás y sus ángeles o demonios no alcanzan salvación sino que están destinados a sufrir lo peor en el infierno por toda la eternidad, y si estos no pueden ser redimidos ¿por qué los incrédulos habrían de serlo?, solo se trata de creer en él, que cosa mas sencilla, no les esta pidiendo que suban al Himalaya encuerados y estén allá en el pico sentados en una estaca por un año para poder alcanzar salvación!, solo se trata de activar la poca fe que Dios a puesto en cada uno de los humanos porque hasta eso es De Dios, la fe para creer en él y por supuesto creerle a Él.
 
Resumen 1:

* Según el autor, Jesús critica la doctrina cristiana que afirma que tras la muerte no hay oportunidad de redención para quienes no iniciaron su camino en vida.

* Señala que esta enseñanza es falsa y dañina, pues ha hecho sufrir a muchas almas en el mundo espiritual al creer que su destino estaba sellado.

* Afirma que incluso en los “infiernos” los espíritus siguen en procesos probatorios y pueden alcanzar la salvación gracias al Amor del Padre.

* Cita las Escrituras (1 Pedro 3:19-20) y otras palabras atribuidas a él para demostrar que la oportunidad de redención continúa en la vida espiritual.

* Concluye que es lamentable que predicadores sigan difundiendo esta doctrina errónea, pese a su desarrollo espiritual.

En pocas palabras: el texto denuncia la idea de que la salvación se cierra con la muerte, defendiendo que siempre existe la posibilidad de redención en el mundo espiritual.

---------------------

Resumen 2:

* El infierno se define como la condición de un alma fuera de la armonía con las leyes de Dios, mientras que el cielo es la unión con esa armonía.

* No es un castigo decretado por Dios, sino el resultado del estado de desarrollo del alma; existen distintos grados de infierno según el nivel de corrupción o pureza.

* La doctrina que afirma que no hay oportunidad de redención tras la muerte contradice tanto las Escrituras como las leyes de la ciencia, porque implicaría que las leyes divinas entran en conflicto, lo cual es imposible.

* El Amor del Padre es infinito y mayor que cualquier amor humano, por lo que ningún pecado puede ser imperdonable; siempre existe posibilidad de arrepentimiento y progreso espiritual.

* El predicador, aunque intelectualmente sostiene la doctrina del castigo eterno, en lo profundo de su alma percibe la verdad: la mente y el alma son distintas, y el alma, al crecer en el Amor Divino, acabará superando las creencias mentales erróneas.

* Finalmente, llegará el momento en que toda alma viva en armonía con Dios, desaparezcan el pecado y el error, y reine la pureza y la rectitud.

En síntesis: el texto rechaza la idea de un infierno eterno sin redención, defendiendo que el Amor de Dios garantiza siempre la posibilidad de progreso espiritual hacia la armonía.
 
-Si demandó tan extensa exposición es porque no es de Dios, sino de hombres vanidosos.
¿Por el tamaño del texto juzgáis? ¡Pobres lectores! ¡Paupérrimos en verdad! Pues os he visto responder docenas de líneas en letras grandotas... para no decir al final ABSOLUTAMENTE NADA CLARO.
 
Resumen 1:

* Según el autor, Jesús critica la doctrina cristiana que afirma que tras la muerte no hay oportunidad de redención para quienes no iniciaron su camino en vida.

* Señala que esta enseñanza es falsa y dañina, pues ha hecho sufrir a muchas almas en el mundo espiritual al creer que su destino estaba sellado.

* Afirma que incluso en los “infiernos” los espíritus siguen en procesos probatorios y pueden alcanzar la salvación gracias al Amor del Padre.

* Cita las Escrituras (1 Pedro 3:19-20) y otras palabras atribuidas a él para demostrar que la oportunidad de redención continúa en la vida espiritual.

* Concluye que es lamentable que predicadores sigan difundiendo esta doctrina errónea, pese a su desarrollo espiritual.

En pocas palabras: el texto denuncia la idea de que la salvación se cierra con la muerte, defendiendo que siempre existe la posibilidad de redención en el mundo espiritual.

---------------------

Resumen 2:

* El infierno se define como la condición de un alma fuera de la armonía con las leyes de Dios, mientras que el cielo es la unión con esa armonía.

* No es un castigo decretado por Dios, sino el resultado del estado de desarrollo del alma; existen distintos grados de infierno según el nivel de corrupción o pureza.

* La doctrina que afirma que no hay oportunidad de redención tras la muerte contradice tanto las Escrituras como las leyes de la ciencia, porque implicaría que las leyes divinas entran en conflicto, lo cual es imposible.

* El Amor del Padre es infinito y mayor que cualquier amor humano, por lo que ningún pecado puede ser imperdonable; siempre existe posibilidad de arrepentimiento y progreso espiritual.

* El predicador, aunque intelectualmente sostiene la doctrina del castigo eterno, en lo profundo de su alma percibe la verdad: la mente y el alma son distintas, y el alma, al crecer en el Amor Divino, acabará superando las creencias mentales erróneas.

* Finalmente, llegará el momento en que toda alma viva en armonía con Dios, desaparezcan el pecado y el error, y reine la pureza y la rectitud.

En síntesis: el texto rechaza la idea de un infierno eterno sin redención, defendiendo que el Amor de Dios garantiza siempre la posibilidad de progreso espiritual hacia la armonía.
Bonito resumen el que haces... ¿Y en qué lo rebates? Pero más aún, CÓMO lo rebates, estimado sincretista?
 
Ok.
Entonces, estamos de acuerdo con el forista que inició el tema: que la salvación inmerecida es por Gracia, y no por un exclusivismo religioso

Es una posición ultra calvinista y la salvación tiene un componente humano, que es creer o no creer o no en Jesucristo y dejar de pecar, y la cuestión religiosa pasa por como enseñar el Evangelio y debe trasmitir el Espíritu Santo y todas las denominaciones e instituciones religiosas que predican un Evangelio diferente y no pueden trasmitir el Espíritu Santo es un camino equivocado y sin fruto.​

Marcos 16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado.​

 
Última edición:
Deberías hacerte mormón....
Por tus ideas ya casi estás con un pie adentro
¡Qué fácil catalogas, y qué poco dices sobre el texto!
¿Por qué no entras en materia y rebates algo con argumentos? Y recuerda que mensaje y mensajero son cosas distintas. ¿Sabías?
 
Confieso que, como cristiano, a veces me hace sufrir la doctrina de un infierno eterno. Oro porque Dios tenga misericordia de los que estén allí. Para él todos viven.

Esto me lleva a veces a imaginar interpretaciones en las que el infierno no es eterno.

Por ejemplo la citada por el hermano de arriba Marcos 16:16. El que no creyere, será condenado. Siempre habrá quien pueda decir que "condenado" no significa eternamente. Igual se puede dar la vuelta a muchos otros versículos. Se puede decir que "por los siglos" no implica "para siempre" o que "eternamente" solo se refiere a algo que será en la eternidad, en el otro mundo, pero no para siempre.

Sin embargo, siempre me topo con un versículo muy claro:

Mateo 26:24: A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

Si al final todo el mundo acaba disfrutando de la eternidad en el amor de Dios, este versículo pierde el sentido. Siempre merecería la pena haber nacido. Aunque sufras 10 000 0000 millones de años de condena... acabarás en el cielo. Habrá merecido la pena.

La única forma que veo en que ese versículo pueda tener sentido, es si la condenación es eterna y permanente.

A menos que elijamos pensar que eso solamente se aplica a Judas, claro.
 
-Si demandó tan extensa exposición es porque no es de Dios, sino de hombres vanidosos.
Bueno, según tu criterio (el de la mera extensión) la Biblia entera debería ser considerada no como de Dios, sino como fruto de hombres vanidosos... Son 46 libros para los católicos, ¿sabías?
 
Confieso que, como cristiano, a veces me hace sufrir la doctrina de un infierno eterno. Oro porque Dios tenga misericordia de los que estén allí. Para él todos viven.

Esto me lleva a veces a imaginar interpretaciones en las que el infierno no es eterno.

Por ejemplo la citada por el hermano de arriba Marcos 16:16. El que no creyere, será condenado. Siempre habrá quien pueda decir que "condenado" no significa eternamente. Igual se puede dar la vuelta a muchos otros versículos. Se puede decir que "por los siglos" no implica "para siempre" o que "eternamente" solo se refiere a algo que será en la eternidad, en el otro mundo, pero no para siempre.

Sin embargo, siempre me topo con un versículo muy claro:

Mateo 26:24: A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

Si al final todo el mundo acaba disfrutando de la eternidad en el amor de Dios, este versículo pierde el sentido. Siempre merecería la pena haber nacido. Aunque sufras 10 000 0000 millones de años de condena... acabarás en el cielo. Habrá merecido la pena.

La única forma que veo en que ese versículo pueda tener sentido, es si la condenación es eterna y permanente.

A menos que elijamos pensar que eso solamente se aplica a Judas, claro.

(Mateo 25:46) E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.​

(Judas 1:7) como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.​

 
¡Qué fácil catalogas, y qué poco dices sobre el texto!
¿Por qué no entras en materia y rebates algo con argumentos? Y recuerda que mensaje y mensajero son cosas distintas. ¿Sabías?

Ete….

Era un halago
 

Gente como usted escribe miles de palabras y la verdad que no conoce la Escritura de Dios y menos lo que dijo Jesús.​

Mateo 25:​

1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.​

2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.​

3Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;​

4mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.​

5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.​

6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!​

7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.​

8Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.​

9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.​

10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.​

11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!​

12 Más él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.​

13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.​

Ciertamente la parábola que citas es reveladora. Pero no estoy seguro de que la interpretas correctamente, porque el aceite representa el Amor de Dios cosechado en el alma que habla con Él, y no una adoración de boquilla, que no aporta nada SUSTANCIAL.
¿En qué nos cambia profesar amor a Cristo, si no nos comportamos con nuestro prójimo con ese amor que Jesús tuvo con todos? ¿Acaso no dijo el Maestro "amaos los unos a los otros tal como yo os he amado"? Aceite tendrá toda virgen que hable con Dios Padre a diario, y a cada hora si es capaz... Sin aceite hallará su lámpara quien DIGA creer en Jesús, en Cristo, o en Dios Padre, pero obre por su propia cuenta, sin tenerle en cuenta ni pedir Su consejo. ¿Dónde si no crees que se acumula el 'aceite', sino en el alma de cada hombre según su hábito de vida?
 

(Mateo 25:46) E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.​

(Judas 1:7) como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.​


¿?
 
¿Por el tamaño del texto juzgáis? ¡Pobres lectores! ¡Paupérrimos en verdad! Pues os he visto responder docenas de líneas en letras grandotas... para no decir al final ABSOLUTAMENTE NADA CLARO.
-Por supuesto que los textos los juzgamos no solo por su tamaño sino también por sus contenidos.
-Tampoco tienes necesidad de leernos a todos sino ser selectivo y comprensivo para no ser injusto.
 
Bueno, según tu criterio (el de la mera extensión) la Biblia entera debería ser considerada no como de Dios, sino como fruto de hombres vanidosos... Son 46 libros para los católicos, ¿sabías?
-No podemos nosotros juzgar las Sagradas Escrituras que Dios nos dio como Palabra suya, pero sí lo hacemos con cuantos procuran llenar el ojo con el mucho escribir y tan poco decir.
 
Si la quieres en una sola frase, lo intentaré, pero no me culpes si fracaso en resumir la idea, porque el texto reflejado ya lo dice:
La más nefasta doctrina promulgada por las iglesias cristianas es que no existe ninguna posibilidad ni de redención ni de mejoramiento para todos aquellos que no hayan abrazado la fe cristiana durante su vida en la tierra. Es como un ultimátum irreversible: o te adhieres a nuestra fe mientras vives en la tierra, o cuando la dejes serás un irredento por siempre, uno imposible de redimir, uno que no podrá "ser salvado". En otras palabras, un por siempre condenado, un perdido irremisible.
Pero los clérigos no tienen ni la más remota idea de lo que es la vida en el "más allá". Son ciegos pretendiendo guiar a ciegos...
Sólo que estos últimos ciegos son naturales, mientras que ellos son ciegos falsarios...
Por muy dificil que te resulte aceptarlo, Cristo Jesus, Dios hecho hombre, entre nosotros dijo con toda transparencia: "Jesús le dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí." Juan 14:6.

En Hechos 4:12, el apóstol Pedro anunció que la salvación no se encuentra en nadie más que en la persona de Jesucristo de Nazaret, “porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Para comprender mejor lo que Pedro quiso decir aquí, es necesario contextualizar un poco.

Un día después de Pentecostés, los gobernantes, ancianos y maestros de la ley judíos presenciaron cómo Pedro y Juan sanaban a un mendigo cojo en la Puerta Hermosa del templo (Hechos 3:1-11). Al entrar los apóstoles al patio, el hombre inválido les pidió dinero. Pedro respondió: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡anda!” (Hechos 3:6). A la orden de Pedro, el hombre se puso de pie al instante y comenzó a caminar, saltar y a alabar a Dios en los atrios del templo (Hechos 3:7-8).

Aprovechando el momento y el asombro de la multitud, Pedro comenzó a predicar un mensaje profundamente convincente. Explicó que Jesucristo, el hombre al que habían crucificado, era en realidad el Autor de la Vida (Hechos 3:12-15). «Por la fe en el nombre de Jesús, este hombre fue sanado, y ustedes saben lo lisiado que estaba antes. La fe en el nombre de Jesús lo ha sanado ante sus propios ojos» (Hechos 3:16, NTV).

Pedro predicó que Jesús era el Mesías prometido de Israel. Llamó al pueblo al arrepentimiento y a creer en Él (Hechos 3:19-21). Muchos de los que escucharon el mensaje ese día fueron salvos (Hechos 4:4). Pero los líderes judíos, profundamente perturbados por estos acontecimientos y enojados por la enseñanza de los apóstoles, arrestaron a Pedro y a Juan (Hechos 4:2-3).

Al día siguiente, los dirigentes religiosos exigieron saber cómo había sido sanado el mendigo inválido. Le preguntaron: “¿Con qué poder o en qué nombre hicieron esto?” (Hechos 4:7). Una vez más, aprovechando la oportunidad, Pedro respondió: “Si hoy se nos pide cuentas por un acto de bondad mostrado a un hombre que era cojo y se nos pregunta cómo fue sanado, entonces sepan esto, ustedes y todo el pueblo de Israel: Es por el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron, pero a quien Dios resucitó de entre los muertos, que este hombre está ante ustedes sanado” (Hechos 4:9-10).

Pedro expresó mucho en sus palabras. Quería que todos supieran que solo por el nombre de Jesucristo de Nazaret, crucificado por ellos pero resucitado de entre los muertos, él y Juan tenían el poder de sanar y predicar. Además, la salvación se encontraba solo en Él porque “Dios no nos ha dado otro nombre bajo el cielo por el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12, NTV).

Es vital entender que el nombre de una persona tenía mucho más significado en tiempos bíblicos que en la actualidad. Los nombres no eran simples títulos aleatorios para distinguir la identidad de alguien. Un nombre representaba el carácter esencial y la personalidad de una persona. Como un poder notarial, el nombre tenía el mismo peso y autoridad que la persona a quien se le otorgaba.

El nombre de Jesús y la persona de Jesucristo están inseparablemente unidos. El nombre de Jesús y su poder, autoridad y personalidad son uno y el mismo. El nombre de Jesús encarna quién es Él.

El nombre Jesús proviene de la transliteración griega del nombre hebreo Yeshúa, que literalmente significa "Yahvé es salvación" o "El Señor Salva". Cuando los primeros cristianos pronunciaban el nombre de Jesús, expresaban su consciencia de que Él era el Cristo, el Mesías ungido, quien encarnaba la salvación prometida por Dios.

Cuando el ángel se apareció a José, le dijo que llamara a su hijo "Jesús" porque "él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21). Solo el nombre de Jesús puede ofrecer salvación, ya que es el único nombre que ha recibido "poder notarial" de Dios para dar salvación a los seres humanos.

En Hechos 4:11, Pedro citó el Salmo 118:22 para ayudar a los líderes religiosos a comprender que su rechazo a Jesús mediante la crucifixión y su posterior resurrección formaban parte del cumplimiento del plan de salvación de Dios. Estos líderes sabían por las Escrituras que el Dios de Israel es el único Salvador (Isaías 43:11; Oseas 13:4). Pedro afirmó que Dios mismo le había asignado a Jesús la salvación. Lo hizo al enviar a su Hijo a encarnarse y vivir entre nosotros (Juan 1:1-3, 14), para pagar el castigo por nuestros pecados mediante su muerte en la cruz (Romanos 3:25; 5:9; 8:32; Hebreos 2:17; 1 Juan 4:10) para que quienes creemos en él podamos ser salvos para vida eterna (Juan 3:15; 1 Juan 5:11). El nombre de Jesús —su poder, autoridad y persona— fue dado por Dios a los seres humanos para que pudieran ser salvos.

¿Qué significa que no hay otro nombre bajo el cielo por el cual podamos ser salvos? Simplemente, no hay otra persona que pueda salvarnos. Solo Jesús salva. Juan 3:16-17 nos da la buena noticia: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él».

Saludos
 
Por muy dificil que te resulte aceptarlo, Cristo Jesus, Dios hecho hombre, entre nosotros dijo con toda transparencia: "Jesús le dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí." Juan 14:6.

En Hechos 4:12, el apóstol Pedro anunció que la salvación no se encuentra en nadie más que en la persona de Jesucristo de Nazaret, “porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Para comprender mejor lo que Pedro quiso decir aquí, es necesario contextualizar un poco.

Un día después de Pentecostés, los gobernantes, ancianos y maestros de la ley judíos presenciaron cómo Pedro y Juan sanaban a un mendigo cojo en la Puerta Hermosa del templo (Hechos 3:1-11). Al entrar los apóstoles al patio, el hombre inválido les pidió dinero. Pedro respondió: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡anda!” (Hechos 3:6). A la orden de Pedro, el hombre se puso de pie al instante y comenzó a caminar, saltar y a alabar a Dios en los atrios del templo (Hechos 3:7-8).

Aprovechando el momento y el asombro de la multitud, Pedro comenzó a predicar un mensaje profundamente convincente. Explicó que Jesucristo, el hombre al que habían crucificado, era en realidad el Autor de la Vida (Hechos 3:12-15). «Por la fe en el nombre de Jesús, este hombre fue sanado, y ustedes saben lo lisiado que estaba antes. La fe en el nombre de Jesús lo ha sanado ante sus propios ojos» (Hechos 3:16, NTV).

Pedro predicó que Jesús era el Mesías prometido de Israel. Llamó al pueblo al arrepentimiento y a creer en Él (Hechos 3:19-21). Muchos de los que escucharon el mensaje ese día fueron salvos (Hechos 4:4). Pero los líderes judíos, profundamente perturbados por estos acontecimientos y enojados por la enseñanza de los apóstoles, arrestaron a Pedro y a Juan (Hechos 4:2-3).

Al día siguiente, los dirigentes religiosos exigieron saber cómo había sido sanado el mendigo inválido. Le preguntaron: “¿Con qué poder o en qué nombre hicieron esto?” (Hechos 4:7). Una vez más, aprovechando la oportunidad, Pedro respondió: “Si hoy se nos pide cuentas por un acto de bondad mostrado a un hombre que era cojo y se nos pregunta cómo fue sanado, entonces sepan esto, ustedes y todo el pueblo de Israel: Es por el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron, pero a quien Dios resucitó de entre los muertos, que este hombre está ante ustedes sanado” (Hechos 4:9-10).

Pedro expresó mucho en sus palabras. Quería que todos supieran que solo por el nombre de Jesucristo de Nazaret, crucificado por ellos pero resucitado de entre los muertos, él y Juan tenían el poder de sanar y predicar. Además, la salvación se encontraba solo en Él porque “Dios no nos ha dado otro nombre bajo el cielo por el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12, NTV).

Es vital entender que el nombre de una persona tenía mucho más significado en tiempos bíblicos que en la actualidad. Los nombres no eran simples títulos aleatorios para distinguir la identidad de alguien. Un nombre representaba el carácter esencial y la personalidad de una persona. Como un poder notarial, el nombre tenía el mismo peso y autoridad que la persona a quien se le otorgaba.

El nombre de Jesús y la persona de Jesucristo están inseparablemente unidos. El nombre de Jesús y su poder, autoridad y personalidad son uno y el mismo. El nombre de Jesús encarna quién es Él.

El nombre Jesús proviene de la transliteración griega del nombre hebreo Yeshúa, que literalmente significa "Yahvé es salvación" o "El Señor Salva". Cuando los primeros cristianos pronunciaban el nombre de Jesús, expresaban su consciencia de que Él era el Cristo, el Mesías ungido, quien encarnaba la salvación prometida por Dios.

Cuando el ángel se apareció a José, le dijo que llamara a su hijo "Jesús" porque "él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21). Solo el nombre de Jesús puede ofrecer salvación, ya que es el único nombre que ha recibido "poder notarial" de Dios para dar salvación a los seres humanos.

En Hechos 4:11, Pedro citó el Salmo 118:22 para ayudar a los líderes religiosos a comprender que su rechazo a Jesús mediante la crucifixión y su posterior resurrección formaban parte del cumplimiento del plan de salvación de Dios. Estos líderes sabían por las Escrituras que el Dios de Israel es el único Salvador (Isaías 43:11; Oseas 13:4). Pedro afirmó que Dios mismo le había asignado a Jesús la salvación. Lo hizo al enviar a su Hijo a encarnarse y vivir entre nosotros (Juan 1:1-3, 14), para pagar el castigo por nuestros pecados mediante su muerte en la cruz (Romanos 3:25; 5:9; 8:32; Hebreos 2:17; 1 Juan 4:10) para que quienes creemos en él podamos ser salvos para vida eterna (Juan 3:15; 1 Juan 5:11). El nombre de Jesús —su poder, autoridad y persona— fue dado por Dios a los seres humanos para que pudieran ser salvos.

¿Qué significa que no hay otro nombre bajo el cielo por el cual podamos ser salvos? Simplemente, no hay otra persona que pueda salvarnos. Solo Jesús salva. Juan 3:16-17 nos da la buena noticia: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él».

Saludos
Excelente exposición la tuya.
Pero ni un nombre ni un hombre tienen poder salvador intrínseco, a menos que creamos en la magia... (pronuncio un nombre y ¡ya!)
Cabe además recordar que el nombre 'Yeshuah' (o 'Yeshúa', como lo escribes) era uno de los más comunes y frecuentes en aquellos tiempos. Por tanto es absolutamente inverosímil que el nombre en sí tuviera poder alguno por el simple hecho de pronunciarlo o de que alguien dijese actuar bajo su supuesta y mágica virtud o potestad.
En efecto Jesús fue y sigue siendo "el camino, la verdad y la vida". Mostró el Camino a la salvación caminándolo él mismo. Expresó la Verdad con sus palabras y actos. Y como resultado obtuvo la Vida, la auténtica Vida inmune a toda forma de muerte, o sea, la inmortalidad. Lo cual significa que vive ahora. No quedó mudo y ajeno a sus hermanos, la entera humanidad, sino que sigue mostrando el Camino a la salvación incluso pese a la sordera de muchos que dicen y hasta creen seguir sus pasos (algunos sinceramente, sin duda).
Una vez más diré que confundir mensajero con mensaje es un craso error.
Si un maestro apunta con su brazo y dedo a la luna ¿a dónde debe mirar un alumno inteligente?
Algunos mirarán al dedo del maestro, y creerán que es el dedo lo importante y lo crucial.
Pero algunos otros mirarán al objetivo, a la meta a la que el maestro apunta.
En todo caso, ver el camino y andarlo son muy diferentes actos. Jesús no puede andarlo por nadie. Cada alma lo debe andar, y además cabe decir que para cada una es distinto, único y peculiar, aunque todos esos caminos se dirijan a la misma cima. Desde la base de la montaña son millones de caminos los que pueden iniciarse, como millones somos nosotros, pero sólo hay una cima...
El Maestro mostró el camino, el único Camino que puede salvar. Apuntó a la cima en verdad. Recorrió su camino con éxito pleno. Pero no puede hacer por nosotros otra cosa que guiarnos, orientarnos hacia la Verdad. No puede llevarnos a hombros...
 
Excelente exposición la tuya.
Pero ni un nombre ni un hombre tienen poder salvador intrínseco, a menos que creamos en la magia... (pronuncio un nombre y ¡ya!)
Cabe además recordar que el nombre 'Yeshuah' (o 'Yeshúa', como lo escribes) era uno de los más comunes y frecuentes en aquellos tiempos. Por tanto es absolutamente inverosímil que el nombre en sí tuviera poder alguno por el simple hecho de pronunciarlo o de que alguien dijese actuar bajo su supuesta y mágica virtud o potestad.
En efecto Jesús fue y sigue siendo "el camino, la verdad y la vida". Mostró el Camino a la salvación caminándolo él mismo. Expresó la Verdad con sus palabras y actos. Y como resultado obtuvo la Vida, la auténtica Vida inmune a toda forma de muerte, o sea, la inmortalidad. Lo cual significa que vive ahora. No quedó mudo y ajeno a sus hermanos, la entera humanidad, sino que sigue mostrando el Camino a la salvación incluso pese a la sordera de muchos que dicen y hasta creen seguir sus pasos (algunos sinceramente, sin duda).
Una vez más diré que confundir mensajero con mensaje es un craso error.
Si un maestro apunta con su brazo y dedo a la luna ¿a dónde debe mirar un alumno inteligente?
Algunos mirarán al dedo del maestro, y creerán que es el dedo lo importante y lo crucial.
Pero algunos otros mirarán al objetivo, a la meta a la que el maestro apunta.
En todo caso, ver el camino y andarlo son muy diferentes actos. Jesús no puede andarlo por nadie. Cada alma lo debe andar, y además cabe decir que para cada una es distinto, único y peculiar, aunque todos esos caminos se dirijan a la misma cima. Desde la base de la montaña son millones de caminos los que pueden iniciarse, como millones somos nosotros, pero sólo hay una cima...
El Maestro mostró el camino, el único Camino que puede salvar. Apuntó a la cima en verdad. Recorrió su camino con éxito pleno. Pero no puede hacer por nosotros otra cosa que guiarnos, orientarnos hacia la Verdad. No puede llevarnos a hombros...
Te das cuenta de como ignoraste mi respuesta? Hiciste a un lado la escritura en favor de tu opinion.

Cuando se trate de la palabra de Dios nuestra opinion no tiene el mas minimo valor. Ahora, si tu no crees en Dios entonces nuestro intercambio es de limitada utilidad. Jesus, El Cristo, es Dios Hecho Hombre entre nosotros. Asi lo declaro El mismo.

No entiendes las escrituras cuando dices que un nombre (patronimico) no tiene poder de hacer nada. No se refiere sencillamente a un nombre de pila como Lorenzo o Antonio. La afirmación de Pedro de que no hay otro nombre bajo el cielo en que podamos ser salvos enfatiza la exclusividad de Jesucristo como medio de salvación. Esta frase refleja la creencia en la unicidad de Cristo, afirmando que la salvación solo está disponible a través de El, como se explica en el Nuevo Testamento. Esta declaración desafía a los creyentes a reconocer que cualquier otro medio de salvación, ya sea a través de diferentes líderes o prácticas religiosas, no es válido ni eficaz.

Saludos
 
Te das cuenta de como ignoraste mi respuesta? Hiciste a un lado la escritura en favor de tu opinion.

Cuando se trate de la palabra de Dios nuestra opinion no tiene el mas minimo valor. Ahora, si tu no crees en Dios entonces nuestro intercambio es de limitada utilidad. Jesus, El Cristo, es Dios Hecho Hombre entre nosotros. Asi lo declaro El mismo.

No entiendes las escrituras cuando dices que un nombre (patronimico) no tiene poder de hacer nada. No se refiere sencillamente a un nombre de pila como Lorenzo o Antonio. La afirmación de Pedro de que no hay otro nombre bajo el cielo en que podamos ser salvos enfatiza la exclusividad de Jesucristo como medio de salvación. Esta frase refleja la creencia en la unicidad de Cristo, afirmando que la salvación solo está disponible a través de El, como se explica en el Nuevo Testamento. Esta declaración desafía a los creyentes a reconocer que cualquier otro medio de salvación, ya sea a través de diferentes líderes o prácticas religiosas, no es válido ni eficaz.

Saludos
Sigue siendo el mensaje del mensajero lo que realmente importa, lo que el mensajero quería transmitir.
El mensajero no va poder darte el fruto que únicamente puede derivarse de SEGUIR SU MENSAJE.
Cierto que sólo hay UN camino hacia el Padre y la salvación. Y cierto también que Jesús lo recorrió y nos lo mostró. Por eso él es EL CAMINO, por eso él mostró LA VERDAD, y por eso LA VIDA ETERNA espera a quienes, siguiendo ese camino, LO RECORRAN de hecho.
 
Si la quieres en una sola frase, lo intentaré, pero no me culpes si fracaso en resumir la idea, porque el texto reflejado ya lo dice:
La más nefasta doctrina promulgada por las iglesias cristianas es que no existe ninguna posibilidad ni de redención ni de mejoramiento para todos aquellos que no hayan abrazado la fe cristiana durante su vida en la tierra. Es como un ultimátum irreversible: o te adhieres a nuestra fe mientras vives en la tierra, o cuando la dejes serás un irredento por siempre, uno imposible de redimir, uno que no podrá "ser salvado". En otras palabras, un por siempre condenado, un perdido irremisible.
Pero los clérigos no tienen ni la más remota idea de lo que es la vida en el "más allá". Son ciegos pretendiendo guiar a ciegos...
Sólo que estos últimos ciegos son naturales, mientras que ellos son ciegos falsarios...

Después de la muerte; se nos juzgará a cada persona según su fe, su amor y sus obras. Quizás se nos pregunte o evalúe si hay arrepentimiento.

Lo más importante que hay que hacer durante la vida en este mundo es poner a Dios en el centro de todo y por encima de todo; y amar a Dios sobre todas las cosas y a los seres creados por Dios. Esto es lo que respondió Jesús a un discípulo (o asistente a una reunión multitudinaria en una montaña) que le preguntó que se debía hacer para alcanzar la vida eterna con Dios en el paraíso. Todo lo demás puede ser algo complementario consecuencia de esto.

Si alguien muere habiendo tenido una vida pecaminosa pero con arrepentimiento y amor a Dios puede alcanzar la redención. Aunque en muchos casos quizás no sea descartable el paso por un purgatorio o algo parecido.

Lo más difícil de saber es que puede ocurrir con los que a pesar de no creer en Dios, o no creer en el cristianismo, hayan tenido una vida virtuosa de alguna manera. Es difícil saber que puede ocurrir en estas situaciones. Quizás la exclusión del Paraíso no sea igual para todos. Quizás la penitencia infernal eterna dependa de las características de cada persona (su fe y sus obras o acciones).