-Por siglos y hasta no hace mucho, al frente de los locales de reunión cristianos evangélicos solía haber una plataforma con un atril, donde se apoyaba una gran Biblia de púlpito abierta al medio.
-A más de las oraciones y el canto congregacional, la expectativa de los reunidos estaba en el evangelio que se predicaba y la exposición doctrinal de las Sagradas Escrituras.
-Hoy día, ese espacio está cubierto por toda suerte de instrumentos musicales y cantantes que desde allí entonan canciones que los congregados no conocen. Las melodías distan mucho de las de los viejos himnos, y la letras, si bien son algo románticas dicen muy poco y apenas repiten una y otra vez la letanía con que se lucen los intérpretes.
-Una pantalla donde se proyectan versículos y las letras de los cánticos, ya hace innecesario concurrir con la gastada Biblia y el viejo himnario que otrora nos inspiraban a adorar a Dios en el espíritu en el nombre del Señor Jesucristo.
-Indudablemente que las nuevas tecnologías nos aprovechan mucho para bien, pero da a pensar cuánto se pudo haber perdido del clima espiritual que solía bendecir las reuniones de los santos.
-A más de las oraciones y el canto congregacional, la expectativa de los reunidos estaba en el evangelio que se predicaba y la exposición doctrinal de las Sagradas Escrituras.
-Hoy día, ese espacio está cubierto por toda suerte de instrumentos musicales y cantantes que desde allí entonan canciones que los congregados no conocen. Las melodías distan mucho de las de los viejos himnos, y la letras, si bien son algo románticas dicen muy poco y apenas repiten una y otra vez la letanía con que se lucen los intérpretes.
-Una pantalla donde se proyectan versículos y las letras de los cánticos, ya hace innecesario concurrir con la gastada Biblia y el viejo himnario que otrora nos inspiraban a adorar a Dios en el espíritu en el nombre del Señor Jesucristo.
-Indudablemente que las nuevas tecnologías nos aprovechan mucho para bien, pero da a pensar cuánto se pudo haber perdido del clima espiritual que solía bendecir las reuniones de los santos.