Los años 'perdidos' de Jesús

JuandelaCruz

Miembro senior
2 Febrero 2024
233
57
Como una vez dije, Jesús no quedó mudo tras su muerte y consiguiente paso al mundo del espíritu. ¿Acaso su resurrección no implica que siguió y sigue vivo? Pero, por pura sensatez, preguntémonos ¿cuántos oídos aquí en la tierra podrían estar o están a la altura de su voz?

Si nos hablan de integrales, límites, logaritmos, álgebra de Boole y números imaginarios, ¿cuántos de nosotros entenderemos realmente lo que se nos quiere decir? ¿Estamos a la altura? Este es no más que un ejemplo que ilustra cuán pocos pueden captar lo que el más excelso –y a la vez el más humilde– de los hombres tiene para transmitir. Pero en fin, hubo algún mortal que fue adecuadamente preparado y, por ello, finalmente pudo escuchar al Maestro en sus propios términos. He aquí una ínfima muestra de ‘lo que escuchó’ y escribió:

«Nací en Belén, como bien sabéis, en un pesebre, y cuando tenía pocos días mis padres me llevaron a Egipto para evitar a los soldados de Herodes que fueron enviados a destruirme, y que sí mataron a un gran número de niños varones menores de dos años. La historia bíblica de mi nacimiento, la huida de mis padres y el asesinato de inocentes es sustancialmente una historia correcta, y sólo quiero agregar que cuando mis padres llegaron a Belén no fue por pobreza que se vieron obligados a buscar un establo para que yo naciera, pues estaban provistos de fondos y de todo lo que era necesario para que mi nacimiento fuera cómodo para mi madre; y de hecho mi padre no era pobre en bienes del mundo, según se consideraba la pobreza en aquellos días.

«La Biblia dice que los sabios vinieron y trajeron ofrendas de oro e incienso a mis padres, o mejor dicho a mí, pero mis padres me han dicho que aquello no fue tanto, en cuanto a su valor monetario, y que sus gastos para huir a Egipto fueron cubiertos con los fondos que mi padre ya tenía antes de llegar a Belén. Tras llegar a Egipto mi padre buscó la casa de un judío que era su pariente, y vivió allí por mucho tiempo, realizando el trabajo que su oficio le permitía hacer; y con su laborar sostuvo a la familia y, hasta cierto punto, me educó a mí y a mis hermanos y hermanas, porque yo tenía siete hermanos y hermanas, y todos, excepto yo, nacieron en Egipto.

«Cuando tuve la edad adecuada asistí a la escuela común para niños pequeños, y me enseñaron aquellas cosas que tenían que ver con la religión de los judíos, y algunas cosas que no eran de naturaleza religiosa. Nunca me enseñaron la filosofía ni de los egipcios ni de las otras filosofías paganas, y cuando algunos afirman que recibí mis ideas religiosas o enseñanzas morales de cualquiera de esos filósofos, simplemente se equivocan. Mi educación en cuanto a temas de religión se derivó de las enseñanzas del Antiguo Testamento, o más bien de maestros judíos cuyo libro de texto era el Antiguo Testamento.

«Mi desarrollo en el conocimiento de las verdades que enseñé durante mi ministerio público fue causado por mis facultades espirituales internas, y mi maestro fue Dios, quien, a través de Sus ángeles y a través de las percepciones de mi alma, hizo que vinieran a mí esas verdades, o más bien el conocimiento de ellas, y de ninguna otra manera lo obtuve.

«Yo no nací sabiendo que era el hijo de Dios enviado a la tierra para enseñar esas grandes verdades o para anunciar a la humanidad el nuevo otorgamiento del gran obsequio de la inmortalidad y los medios para adquirirla. Sino que este conocimiento de mi misión me llegó después de que me convertí en hombre y tuve frecuentes comuniones con Dios mediante mis sentidos espirituales.

«Nunca estuve, como dice la Biblia, en presencia de los sacerdotes judíos explicándoles la ley y haciendo preguntas cuando tenía unos doce años, y no antes de mi primera aparición, tras hacerme hombre, intenté exponerle a sacerdote o a laico que yo era el mensajero del Padre y enviado por Él para proclamar las buenas nuevas de la inmortalidad restaurada y del gran Amor del Padre, el cual era necesario para hacer que todos los hombres se aunaran con Él, y con ello cualificarles para tener un hogar en Su Reino.

«Yo nunca fui un niño ni un hombre pecador, y no supe de pecado que hubiese en mi corazón; y por extraño que parezca, nunca traté de enseñar a otros esas verdades hasta después de que Juan el Bautista hubo declarado mi misión. En mis días de mocedad fui igual que los demás niños; participé en los juegos de la infancia, tuve los sentimientos de un niño, y nunca pensé que era otra cosa que un niño. Salvo en el particular que he mencionado, en modo alguno me diferenciaba yo de los demás niños, y cualquier relato sobre mí en sentido contrario es falso.

«Mis enseñanzas fueron aquellas que el Padre me había encomendado desde el principio, pero de las que sólo fui consciente tras convertirme en un estrecho comunicante del Padre, y de Él aprendí mi misión. Así que habréis de creer que yo fui un hijo del hombre así como un hijo de Dios, y esto en el sentido literal. Yo no habría sido fiel a mi misión si hubiera afirmado que era el único hijo de Dios, porque eso no es cierto, y los hombres no deberían enseñarlo así.

«Sí; ya sé que se dijo que a mi madre le informaron del objeto de mi nacimiento y qué bendita mujer era, pero esto no es cierto. Mi madre, tal como ella me ha dicho, no tenía motivos para suponer que yo fuera diferente a otros niños nacidos de hombres. La historia del Ángel de Dios viniendo a ella y diciéndole que debía someterse al nacimiento de un niño que sería engendrado por Dios o por Su Espíritu Santo, y que ella, siendo virgen, debía engendrar y dar a luz a ese niño, simplemente no es cierta, porque nunca en toda su vida me dijo que hubiese tenido visita semejante alguna; y sé que ella habría quedado tan sorprendida como lo están muchos hombres, de que tal cosa como el nacimiento de un niño de una virgen pudiera tener lugar. Así que ya veis que el relato bíblico de mi engendramiento y todas las circunstancias que lo rodean no son ciertas.

«Mi padre, José, nunca sospechó ni supuso, en ningún momento, que yo no fuese su hijo, y la historia del ángel que vino a él y le dijo que no debía repudiar a mi madre por guardar las apariencias no es verdad, porque él jamás insinuó, en todas mis conversaciones con él, que yo no fuese su propio hijo.

«Entre los doce años y el inicio de mi ministerio público viví en casa de mis padres, y ayudé a mi padre en su negocio de carpintero. Y durante todo ese tiempo ninguna señal dejó caer él, nunca, de que yo no fuese su hijo o de que fuese diferente de otros niños, excepto que yo no hacía cosas pecaminosas.

«Cuando comencé a tener este Amor divino en mi alma me volví muy cercano al Padre, y esta relación desembocó en que me diera cuenta de que fui enviado por Dios con una misión que cumplir y una importante y gran verdad que declarar; y por último la voz en mi alma me dijo que yo era el verdadero hijo de mi Padre, y yo lo creí, y comencé a enseñar y predicar las verdades de Su Amor otorgado y de la salvación de los hombres.

«Conocí a Juan el Bautista cuando era un niño en crecimiento. Era mi primo, y a menudo jugábamos juntos. Más adelante discutimos la verdad de mi misión y la forma en que debía darse a conocer al mundo. Juan era un gran psíquico, y en su visión vio quién era yo y cuál era mi misión en la tierra, y de ahí que cuando llegó el momento hizo el anuncio de mi venida. Se dio cuenta de la diferencia en nuestras misiones, y habló de que él no era digno ni de desatarme las sandalias. Pero aún así no entendió del todo mi misión y la gran verdad del otorgamiento de la inmortalidad al hombre por parte del Padre.

«Llegué a ser el Cristo por primera vez cuando fui ungido por mi Padre, y eso ocurrió en el momento de mi bautismo por Juan. Yo como Cristo soy diferente de mí mismo como Jesús. Cristo significa ese principio que el Padre me ha conferido, que me hizo aunado con Él bajo la posesión de este gran Amor. Cristo es ese Amor en sí, puesto de manifiesto en mí como hombre. Este principio de Cristo es universal, y está en todas partes, tal como lo está el Espíritu Santo, pero yo estoy limitado en mi lugar de ocupación, tal como lo estás tú.

«Yo nunca, como Jesús meramente, prometí el gran don mencionado en la Biblia en el sentido de que donde estén dos o tres reunidos, allí estaré yo también; y es porque me sería imposible estar al mismo tiempo en todos los lugares donde dos se reúnen. Pero Cristo, siendo carente de forma o limitación, es omnipresente y, en consecuencia, puede cumplir mi promesa a este respecto. Cristo está más vivo hoy que nunca. Él jamás fue crucificado, ni murió como Jesús.

«Cuando me convencí de haber sido elegido por mi Padre para realizar Su obra de declarar al mundo el otorgamiento de Su gran obsequio del Amor divino, que estaba en Su naturaleza y que constituía el principio predominante de esa naturaleza, comencé mi ministerio y seguí trabajando por la redención de la humanidad, en la tierra, hasta mi muerte en la cruz. Entonces no era tan perfecto como lo soy ahora, y mi conocimiento de las verdades del Padre no era tan grande como lo es ahora.

«Que sepan los hombres, no obstante, que lo que enseñé era verdad, incluso aunque no enseñé toda la verdad, y descubrirán que soy el verdadero hijo de mi Padre y el mensajero especial por mediación del cual estas grandes verdades habían de ser enseñadas a la humanidad.

«Cuando estuve en la tierra no estaba tan lleno del Amor del Padre como lo estoy ahora, y no tenía el poder de hacer sentir a los hombres que este Amor es lo único que les reconciliará con el Padre y les aunará con Él, tal como ahora lo tengo. Por esto los hombres deben creer en que les estoy comunicando las verdades reales que les mostrarán el camino hacia el Amor del Padre y hacia su propia salvación.

«¿Queréis saber cómo fue que los tres sabios vinieron a mí con sus ofrendas y adoración, si yo no fui especialmente creado por Dios para convertirme en Su hijo y representante en la tierra? Bueno; los sabios vinieron, pero su venida no fue debida a algún conocimiento que tuvieran de que yo era un niño divinamente creado, o de que yo no era un niño natural, sino que se debió a que eran astrólogos, y en ese entonces vieron una estrella nueva y brillante en los cielos, lo que para ellos significaba que algún acontecimiento importante había tenido lugar. Y siendo estudiantes del Antiguo Testamento, en el que se hacía referencia a tal estrella como precursora del nacimiento de un salvador, concluyeron que esa estrella era la prevista y, siendo mi nacimiento humilde, tal como esperaban que fuese el que las Escrituras apuntaban, en consecuencia infirieron que yo era el Cristo del que los textos hablaban. Pero fuera de este conocimiento en tanto que astrólogos y del de las Escrituras, ellos no tenían conocimiento de que yo fuese el Cristo que había de nacer. Y cuando se afirma que tenían alguna información de Dios o de Sus ángeles respecto a que yo era el Cristo, esa afirmación no es cierta. Esto lo sé porque desde que llegué al mundo de los espíritus he conocido a esos hombres, he hablado con ellos y me han dicho lo que escribo. Así pues, aunque yo era el Cristo al que se refiere la Biblia, es decir, el aludido en las profecías del Antiguo Testamento, esos sabios no tenían ningún otro conocimiento de ese hecho que el que os he dicho.

«Sé que fui enviado por el Padre para llevar a cabo la misión que realicé, y que en un principio estaba previsto que fuera ungido como el Cristo, pero esto yo no lo supe hasta después de que me hice hombre y se me dijera entonces cuál era mi misión, mediante el ángel y mi propia voz interior.

«Mi madre, mi padre o mis hermanos no lo sabían, e incluso después de haber proclamado mi misión y haber mostrado los maravillosos poderes que me habían sido dados, no creyeron en mi misión, sino que pensaron que yo estaba fuera de mí, o sea, como vosotros decís, loco con la creencia de que yo era el elegido de mi Padre. La propia Biblia muestra que esta era su condición mental.

«Así pues, si bien soy el Cristo de la Biblia y el instrumento elegido del Padre para dar a conocer las grandes verdades que he proclamado, y que proclamaré a través de ti, James Padgett, aun así no soy “el hijo unigénito de Dios” en el sentido en el que habitualmente se acepta. Y mucho menos soy Dios. Como ya he dicho, hay únicamente un Dios, y yo soy simplemente Su hijo y educador, enviado al mundo para anunciar a la humanidad el otorgamiento del obsequio de la inmortalidad y la manera en que los hombres pueden obtenerlo.

«Finalmente diré: Que nadie crea que yo nací de la Virgen María, o que fui engendrado por el Espíritu Santo, o que soy Dios, porque todas estas cosas no son verdad.


Palabra de Jesús, nuestro Maestro.

Quien tenga oídos abiertos, escuchará, y en verdad entenderá, y como fruto, sabrá.
 
El autor reflexiona sobre la idea de que Jesús sigue vivo en espíritu tras su resurrección, y plantea que pocos están preparados para comprender su mensaje. A través de un testimonio espiritual, se presenta una versión alternativa de la vida de Jesús.

Este texto presenta una visión alternativa sobre la identidad, misión y naturaleza de Jesús, diferenciándose de la narrativa bíblica tradicional.

+ Principales ideas del testimonio atribuido a Jesús:

* Nacimiento y huida a Egipto: Jesús confirma que nació en Belén y que su familia huyó a Egipto para evitar la persecución de Herodes. Sin embargo, aclara que sus padres no eran pobres y que no fue por necesidad que nació en un establo.
* Educación y vida en Egipto: Vivió en Egipto con sus padres y siete hermanos. Recibió educación judía basada en el Antiguo Testamento, sin influencia de filosofías paganas.
* Desarrollo espiritual: Su conocimiento religioso no fue aprendido de maestros humanos, sino recibido directamente de Dios mediante percepciones espirituales.
* Conciencia de su misión: No nació sabiendo que era el hijo de Dios. Esta conciencia llegó en su adultez, tras comuniones espirituales con Dios.
* Rechazo de relatos bíblicos: Niega haber estado en el templo a los doce años enseñando a sacerdotes, y también desmiente la historia del ángel que anunció su nacimiento a María y José.
* Naturaleza humana y divina: Se considera tanto hijo del hombre como hijo de Dios, pero rechaza la idea de ser el único hijo de Dios.
* Vida cotidiana: En su juventud fue como cualquier otro niño, sin conciencia especial de su misión hasta que Juan el Bautista la reveló públicamente.

+ Relación con sus padres.

* Afirma que José siempre lo consideró su hijo, y que no hubo dudas sobre su paternidad.

+ Relación con Dios y misión divina.

* Jesús afirma que al recibir el Amor divino en su alma, comprendió que fue enviado por Dios con una misión: enseñar la verdad sobre el Amor del Padre y la salvación.
* Su convicción de ser el verdadero hijo de Dios surgió de una voz interior, no de nacimiento divino.

+ Juan el Bautista.

* Era su primo y compañero de infancia.
* Juan tuvo visiones sobre la misión de Jesús y anunció su llegada, aunque no comprendió completamente el alcance de su mensaje sobre la inmortalidad.

+ Jesús y el Cristo.

* Jesús distingue entre su identidad humana y su rol como Cristo.
* Cristo representa el principio del Amor divino conferido por el Padre, que es universal y omnipresente.
* Jesús como hombre no podía estar en todos lados, pero Cristo sí puede cumplir esa promesa espiritual.

+ Ministerio y evolución espiritual.

* Jesús comenzó su ministerio tras ser ungido por el Padre en su bautismo.
* Reconoce que durante su vida terrenal no era tan perfecto ni tenía el conocimiento pleno que posee ahora en el mundo espiritual.
* Asegura que sus enseñanzas eran verdaderas, aunque no completas.

+ Sobre los tres sabios.

* Los sabios llegaron guiados por una estrella, interpretada como señal profética, no por revelación divina directa.
* Jesús afirma haber hablado con ellos en el mundo espiritual y confirma que no sabían que él era el Cristo.

+ Familia y percepción pública.

* Su familia no creía en su misión, incluso después de sus milagros.
* La Biblia refleja que pensaban que estaba loco, fuera de sí.

+ Naturaleza divina.

* Jesús niega haber nacido de una virgen, haber sido engendrado por el Espíritu Santo o ser Dios.
* Se define como hijo y educador enviado por Dios, no como el “hijo unigénito” ni como divinidad.
 
El autor reflexiona sobre la idea de que Jesús sigue vivo en espíritu tras su resurrección, y plantea que pocos están preparados para comprender su mensaje. A través de un testimonio espiritual, se presenta una versión alternativa de la vida de Jesús.

Este texto presenta una visión alternativa sobre la identidad, misión y naturaleza de Jesús, diferenciándose de la narrativa bíblica tradicional.

+ Principales ideas del testimonio atribuido a Jesús:

* Nacimiento y huida a Egipto: Jesús confirma que nació en Belén y que su familia huyó a Egipto para evitar la persecución de Herodes. Sin embargo, aclara que sus padres no eran pobres y que no fue por necesidad que nació en un establo.
* Educación y vida en Egipto: Vivió en Egipto con sus padres y siete hermanos. Recibió educación judía basada en el Antiguo Testamento, sin influencia de filosofías paganas.
* Desarrollo espiritual: Su conocimiento religioso no fue aprendido de maestros humanos, sino recibido directamente de Dios mediante percepciones espirituales.
* Conciencia de su misión: No nació sabiendo que era el hijo de Dios. Esta conciencia llegó en su adultez, tras comuniones espirituales con Dios.
* Rechazo de relatos bíblicos: Niega haber estado en el templo a los doce años enseñando a sacerdotes, y también desmiente la historia del ángel que anunció su nacimiento a María y José.
* Naturaleza humana y divina: Se considera tanto hijo del hombre como hijo de Dios, pero rechaza la idea de ser el único hijo de Dios.
* Vida cotidiana: En su juventud fue como cualquier otro niño, sin conciencia especial de su misión hasta que Juan el Bautista la reveló públicamente.

+ Relación con sus padres.

* Afirma que José siempre lo consideró su hijo, y que no hubo dudas sobre su paternidad.

+ Relación con Dios y misión divina.

* Jesús afirma que al recibir el Amor divino en su alma, comprendió que fue enviado por Dios con una misión: enseñar la verdad sobre el Amor del Padre y la salvación.
* Su convicción de ser el verdadero hijo de Dios surgió de una voz interior, no de nacimiento divino.

+ Juan el Bautista.

* Era su primo y compañero de infancia.
* Juan tuvo visiones sobre la misión de Jesús y anunció su llegada, aunque no comprendió completamente el alcance de su mensaje sobre la inmortalidad.

+ Jesús y el Cristo.

* Jesús distingue entre su identidad humana y su rol como Cristo.
* Cristo representa el principio del Amor divino conferido por el Padre, que es universal y omnipresente.
* Jesús como hombre no podía estar en todos lados, pero Cristo sí puede cumplir esa promesa espiritual.

+ Ministerio y evolución espiritual.

* Jesús comenzó su ministerio tras ser ungido por el Padre en su bautismo.
* Reconoce que durante su vida terrenal no era tan perfecto ni tenía el conocimiento pleno que posee ahora en el mundo espiritual.
* Asegura que sus enseñanzas eran verdaderas, aunque no completas.

+ Sobre los tres sabios.

* Los sabios llegaron guiados por una estrella, interpretada como señal profética, no por revelación divina directa.
* Jesús afirma haber hablado con ellos en el mundo espiritual y confirma que no sabían que él era el Cristo.

+ Familia y percepción pública.

* Su familia no creía en su misión, incluso después de sus milagros.
* La Biblia refleja que pensaban que estaba loco, fuera de sí.

+ Naturaleza divina.

* Jesús niega haber nacido de una virgen, haber sido engendrado por el Espíritu Santo o ser Dios.
* Se define como hijo y educador enviado por Dios, no como el “hijo unigénito” ni como divinidad.
No puedo por menos que admirar tu capacidad analítica y de síntesis..
Eres un auténtico buscador de la verdad...
Y si alguna vez te he ofendido o herido, ahora te presento mis disculpas y te pido perdón, no sin dejar de agradecer tu atenta lectura...
 
"El autor reflexiona sobre la idea de que Jesús sigue vivo en espíritu tras su resurrección..."
No, amigo mío, no. El autor AFIRMA que Jesús jamás murió, o lo que es lo mismo, que vive, ahora mismo.
"... y plantea que pocos están preparados para comprender su mensaje."
No he dicho eso. La comunicación con espíritus tiene sus exigencias. Y para que un médium - y todos lo somos en alguna medida - pueda sintonizarse con los espíritus más elevados las exigencias son tanto más finas y sublimes cuanta más elevación deba alcanzarse para escucharles. ¿Podría un estudiante de primaria entender el lenguaje de un profesor de física cuántica y sus lecciones? El escucha y el hablante deben estar a un nivel parejo, o no habrá entendimiento...
 
Y "la narrativa bíblica tradicional", de la que mi aportación necesariamente se distancia, no puede ser tomada en serio ni de manera literal debido, simplemente, a las docenas de amanuenses y copistas que la produjeron bajo mando y supervisión de quienes estuvieron interesados en que en esos textos se dijeran ciertas cosas y otras se omitieran. Tiene la "Biblia tradicional", como tú la llamas, tantas interpolaciones y amputaciones que se ha convertido en un incierto pantano, un manglar de mil enredos.
Quien quiera tomar la Biblia cual si estuviese escrita en piedra, petrificado estará, pues lo que él ve es lo que él es.