Creemos que la revelación definitiva fue ya otorgada a la humanidad a través de Jesucristo, esa es nuestra fe, por eso no hacen falta más profetas ni profecías.
Sin embargo la revelación es dinámica, a partir de lo revelado podemos hallar cada vez más Verdad, que es lo que realmente hemos de buscar, el justo profeta es aquel que antepone la Verdad a su verdad.
Creo que no hay más profetas porque Jesucristo quiso indicarnos que si nos dejaba el Espíritu de la Verdad, era con el objetivo de que no los necesitáramos, sin embargo a pesar de todo, el ser humano ha escuchado nuevas profecías, tales como las de Mahoma o Bahá’u’lláh. ¿No son profetas?
La profecía siempre es parcial, de la infinitud uno no puede obtener un conocimiento detallado de cada aspecto de la Verdad existencial, o no sería infinito, pero a grandes rasgos ningún profeta posterior a Jesús ha innovado o extraído nuevo conocimiento, si acaso ha matizado, aclarado o (peor) incluso oscurecido, como es el caso de Mahoma ante el precioso Evangelio, que aunque lo admiten como revelación, lo desoyen obstinadamente en algunas suras. Los bahais por su lado son doctrinales también, aunque bastante abiertos, pero al final entran a reglamentar en exceso.
Por eso el Evangelio es la revelación definitiva, ante su posición firme como revelación definitiva han fallado las teorías materialistas que en este siglo XXI precisamente están cayendo al abismo, no por su falta de utilidad, sino porque no proveen del necesario sostén existencial al ser humano, que es mucho más que materia auto organizada, bien lo saben los buenos físicos que aplican la filosofía en su empirismo y atinan a vislumbrar que la misma consciencia humana es un desafío monumental ante tantos laboratorios y experimentos.
El Evangelio lo está redescubriendo mucha gente en este siglo, cuanto mejor sepamos evangelizar, mejor comprenderemos la Realidad de Dios y mejores humanos seremos.