Varón, esto no es un asunto de opinión privada, es lo que enseña la Escritura.
Por ejemplo, si en tu congregación hay estatuas representativas de mujeres y hombres, con sus altares llenos de velas, de cirios, y con cajitas de metal con una ranura, para que los devotos al culto de la representación de estas estatuas, introduzcan monedas o billetes, para pagar el favor solicitado...
¿Entonces cuál es su responsabilidad?
Consultar la Biblia y allí va a encontrar que los que practican tales cultos son personas que provocan a ira al Señor, por lo tanto, no son salvos, lee:
2Cr_34:25 porque
ellos me han abandonado y han quemado incienso a dioses extraños, para provocarme con todas las obras de sus manos.
Por lo tanto mi ira está encendida sobre este lugar y no será sofocada.
Usted no tiene necesidad de condenarlos, porque la misma Palabra lo hace.
De manera que cuando usted le cita esta palabra, es la misma biblia la que manifiesta el estado espiritual de estos idólatras, los cuales, si no se arrepienten, serán lanzados al final de sus días, al lago que arde con fuego y azufre, lee:
Apo_21:8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros,
los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Pero estos católicos, malos y remalos, no les interesa la Palabra que tu le cites, para que se vuelvan de sus malos caminos, ni las innumerables invitaciones a abandonar el catolicismos romano como un camino al infierno.
¿Saben como reaccionan?
Quitan los ojos de la palabra citada, y comienzan a decir que tu eres un calumniador, que eres un mentiroso, y te hacen objetivo militar de su amargura y necedad.
Reaccionando así, creen que son salvos y que van al cielo, con sus hostias, sus yesos, sus procesiones, sus cultos a dioses ajenos, que ellos mismos se han inventado.
No hay mayor necedad que el católico que rechaza ser salvo, por morir aferrado a su religión idolátrica.