La Verdad está en Cristo y no en instituciones terrenales.
La verdad, los miembros de la ICAR dan lástima, porque son ciegos que siguen no a ciegos, sino a falsos profetas. Esos falsos profetas, ciegos no son, ignorantes no son, al contrario.
Tienen el Espíritu abierto, pero no a Dios sino al diablo y lo saben y mismo así se adjudican títulos que le corresponden al Padre y ustedes ni cuenta se dan.
Esos falsos profetas hablan de amor y de comunión de santos, pero ni ellos mismos se la creen y los que se la crean son los que verdaderamente sirven al diablo.
¿Cuántos habrá que sirven al diablo y los saben? Estoy seguro de que muchos son, se ven en sus frutos.
Esa gente pertenecen al club de los sabios del mundo, no a los sometidos a la gracia de Dios.
El DIOS de la antigua alianza es el mismo de la nueva alianza, si EL deseó que le hicieran un templo lujoso y que los sacerdotes vistieran con sobriedad no pienses que de repente prefirió un ministerio de mendicidad.
La mendicidad que EL busca es la del corazón, pero por supuesto que quiere una representación digna de su morada en la tierra.
No vemos a Jesucristo despotricando contra el templo de Jerusalén sino por el contrario se dió su escapadita a los 12 años de edad para predicar allí que sabía que era muy representativo de DIOS.