Gracias Señor, por Benedicto XVI

18 Noviembre 1998
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Homilía del cardenal Ratzinger, hoy elegido Papa, en la misa por la elección del Papa
Celebrada en el Vaticano antes de comenzar el cónclave

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 18 abril 2005 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció este lunes el cardenal Joseph Ratzinger, decano del Colegio cardenalicio, en la misa que concelebró junto al resto de los cardenales electores «por la elección del romano pontífice» en la Basílica de San Pedro del Vaticano en la mañana de este lunes.



Isaías 61, 1 - 3a. 6a. 8b - 9
Efesios 4, 11 - 16
Juan 15, 9 - 17


En esta hora de gran responsabilidad, escuchemos con particular atención lo que nos dice el Señor con sus mismas palabras. De las tres lecturas, quisiera escoger sólo algún pasaje que nos afecta directamente en un momento como éste.

La primera lectura ofrece un retrato profético de la figura del Mesías, un retrato que alcanza todo su significado en el momento en el que Jesús lee este texto en la sinagoga de Nazaret, cuando dice: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy» (Lucas 4, 21). En el centro de este texto profético, encontramos una frase que, al menos a primera vista, parece contradictoria. Al hablar de sí mismo, el Mesías dice que ha sido enviado «a pregonar el año de gracia del Señor, el día de venganza de nuestro Dios» (Isaías 61, 2). Escuchamos, con alegría, el anuncio del año de la misericordia: la misericordia divina pone un límite al mal, nos ha dicho el Santo Padre. Jesucristo es la misericordia divina en persona: encontrar a Cristo significa encontrar la misericordia de Dios. El mandato de Cristo se ha convertido en nuestro mandato a través de la unción sacerdotal; estamos llamados a promulgar no sólo con las palabras sino también con la vida y con los signos eficaces de los sacramentos «el año de la misericordia del Señor». Pero, ¿qué quiere decir Isaías cuando anuncia el «día de venganza de nuestro Dios»? Jesús, en Nazaret, al leer el texto profético, no pronunció estas palabras, concluyó anunciando el año de la misericordia. ¿Fue éste quizá el motivo del escándalo que tuvo lugar tras su predicación? No lo sabemos. De todos modos, el Señor ofreció su comentario auténtico a estas palabras con su muerte en la cruz. «Él mismo sobre el madero llevó nuestros pecados…», dice san Pedro (1 Pedro 2, 24). Y san Pablo escribe a los Gálatas: «Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, pues dice la Escritura: maldito todo el que está colgado de un madero, a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa» (Gálatas 3, 13s).

La misericordia de Cristo no es una gracia barata, no supone la banalización del mal. Cristo lleva en su cuerpo y en su alma todo el peso del mal, toda su fuerza destructora. El día de la venganza y el año de la misericordia coinciden en el misterio pascual, en Cristo, muerto y resucitado. Esta es la venganza de Dios: él mismo, en la persona del Hijo, sufre por nosotros. Cuanto más quedamos tocados por la misericordia del Señor, más solidarios somos con su sufrimiento, más disponibles estamos para completar en nuestra carne «lo que falta a las tribulaciones de Cristo» (Colosenses 1, 24).

Pasemos a la segunda lectura, la carta a los Efesios. Afronta esencialmente tres argumentos: en primer lugar, los ministerios y los carismas en la Iglesia, como dones del Señor resucitado y elevado al cielo; a continuación, la maduración en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, como condición y contenido de la unidad en el cuerpo de Cristo; y, por último, la participación común en el crecimiento del Cuerpo de Cristo, es decir, la transformación del mundo en la comunión con el Señor.

Detengámonos en dos puntos. El primero, es el camino hacia la «madurez de Cristo», como dice, simplificando, el texto en italiano. Más en concreto tendríamos que hablar, según el texto griego, de la «medida de la plenitud de Cristo», a la que estamos llamados a llegar para ser realmente adultos en la fe. No deberíamos quedarnos como niños en la fe, en estado de minoría de edad. Y, ¿qué significa ser niños en la fe? Responde san Pablo: significa ser «llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina» (Efesios 4, 14). ¡Una descripción muy actual!

Cuántos vientos de doctrina hemos conocido en estas últimas décadas, cuántas corrientes ideológicas, cuantas modas del pensamiento… La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos con frecuencia ha quedado agitada por las olas, zarandeada de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinismo; del colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc. Cada día nacen nuevas sectas y se realiza lo que dice san Pablo sobre el engaño de los hombres, sobre la astucia que tiende a inducir en el error (Cf. Efesios 4, 14). Tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, es etiquetado con frecuencia como fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, el dejarse llevar «zarandear por cualquier viento de doctrina», parece ser la única actitud que está de moda. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que sólo deja como última medida el propio yo y sus ganas.

Nosotros tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo. «Adulta» no es una fe que sigue las olas de la moda y de la última novedad; adulta y madura es una fe profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da la medida para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad.

Tenemos que madurar en esta fe adulta, tenemos que guiar hacia esta fe al rebaño de Cristo. Y esta fe, sólo la fe, crea unidad y tiene lugar en la caridad. San Pablo nos ofrece, en oposición a las continuas peripecias de quienes son como niños zarandeados por las olas, una bella frase: hacer la verdad en la caridad, como fórmula fundamental de la existencia cristiana. En Cristo, coinciden verdad y caridad. En la medida en que nos acercamos a Cristo, también en nuestra vida, verdad y caridad se funden. La caridad sin verdad sería ciega; la verdad sin caridad, sería como «un címbalo que retiñe» (1 Corintios 13, 1).

Pasemos ahora al Evangelio, de cuya riqueza quisiera sacar tan sólo dos pequeñas observaciones. El Señor nos dirige estas maravillosas palabras: «No os llamo ya siervos… a vosotros os he llamado amigos» (Juan 15, 15). Muchas veces no sentimos simplemente siervos inútiles, y es verdad (Cf. Lucas 17, 10). Y, a pesar de ello, el Señor nos llama amigos, nos hace sus amigos, nos da su amistad. El Señor define la amistad de dos maneras. No hay secretos entre amigos: Cristo nos dice todo lo que escucha al Padre; nos da su plena confianza y, con la confianza, también el conocimiento. Nos revela su rostro, su corazón. Nos muestra su ternura por nosotros, su amor apasionado que va hasta la locura de la cruz. Nos da su confianza, nos da el poder de hablar con su yo: «este es mi cuerpo…», «yo te absuelvo…». Nos confía su cuerpo, la Iglesia. Confía a nuestras débiles mentes, a nuestras débiles manos su verdad, el misterio del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; el misterio del Dios que «tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único» (Juan 3, 16). Nos ha hecho sus amigos y, nosotros, ¿cómo respondemos?

El segundo elemento con el que Jesús define la amistad es la comunión de las voluntades. «Idem velle – idem nolle», era también para los romanos la definición de la amistad. «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando» (Juan 15, 14). La amistad con Cristo coincide con lo que expresa la tercera petición del Padrenuestro: «Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo». En la hora de Getsemaní, Jesús transformó nuestra voluntad humana rebelde en voluntad conformada y unida con la voluntad divina. Sufrió todo el drama de nuestra autonomía y, al llevar nuestra voluntad en las manos de Dios, nos da la verdadera libertad: «pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú» (Mateo 26, 39). En esta comunión de las voluntades tiene lugar nuestra redención: ser amigos de Jesús, convertirse en amigos de Dios. Cuanto más amamos a Jesús, más le conocemos, más crece nuestra auténtica libertad, la alegría de ser redimidos. ¡Gracias, Jesús, por tu amistad!

El otro elemento del Evangelio que quería mencionar es el discurso de Jesús sobre llevar fruto: «os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca» (Juan 15, 16). Aquí aparece el dinamismo de la existencia del cristiano, del apóstol: os he destinado para que vayáis… Tenemos que estar animados por una santa inquietud: la inquietud de llevar a todos el don de la fe, de la amistad con Cristo. En verdad, el amor, la amistad de Dios, nos ha sido dada para que llegue también a los demás.

Hemos recibido la fe para entregarla a los demás, somos sacerdotes para servir a los demás. Y tenemos que llevar un fruto que permanezca. Pero, ¿qué queda? El dinero no se queda. Los edificios tampoco se quedan, ni los libros. Después de un cierto tiempo, más o menos largo, todo esto desaparece. Lo único que permanece eternamente es el alma humana, el hombre creado por Dios para la eternidad. El fruto que queda, por tanto, es el que hemos sembrado en las almas humanas, el amor, el conocimiento; el gesto capaz de tocar el corazón; la palabra que abre el alma a la alegría del Señor. Entonces, vayamos y pidamos al Señor que nos ayude a llevar fruto, un fruto que permanezca. Sólo así la tierra se transforma de valle de lágrimas en jardín de Dios.

Volvamos, por último, una vez más a la carta a los Efesios. La carta dice, con las palabras del Salmo 68, que Cristo, al ascender al cielos, «subiendo al cielo, dio dones a los hombres» (Efesios 4, 8). El vencedor distribuye dones. Y estos dones son apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Nuestro ministerio es un don de Cristo a los hombres para edificar su cuerpo, el mundo nuevo. Vivamos nuestro ministerio de este modo, ¡como don de Cristo a los hombres! Pero, en este momento, pidamos sobre todo con insistencia al Señor que, después del gran don del Papa Juan Pablo II, nos dé de nuevo un pastor según su corazón, un pastor que nos guíe al conocimiento de Cristo, a su amor, a la verdadera alegría. Amén.


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Amén y amén
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Esta homilía fue una obra de arte.

Ojalá sea su programa de pontificado.
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

"Queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela que el Señor sepa trabajar con instrumentos insuficientes y me entrego a vuestras oraciones. En la alegría del Señor y con su ayuda permanente, trabajaremos y con María, su madre, que está de nuestra parte"

S.S. Benedicto XVI
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Estoy tan feliz, la verdad es que durante años y años he admirado profundamente al Cardenal Ratzinger, he leído todos sus libros, asi que cuando lo eligieron realmente no cabía en mi de felicidad. Grité hasta que no me quedó voz.
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Petrino dijo:
Estoy tan feliz, la verdad es que durante años y años he admirado profundamente al Cardenal Ratzinger, he leído todos sus libros, asi que cuando lo eligieron realmente no cabía en mi de felicidad. Grité hasta que no me quedó voz.

Yo permanecí callado, y se me salieron las lágrimas sin parar, desde que anunciaron su nombre hasta que se fué. :mecry: UNA GRAN ALEGRÍA Y PROFUNDA EMOCIÓN...
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Sabes Palermo, al vivir con tanto gozo estos acontecimientos, me siento tan feliz de ser católico!!!
Que inmenso regalo que nos ha dado Dios, tener fe!
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Gracias Santisimo Dios, gracias Jesus Señor y Salvador Nuestro por la Gloria y la Dicha del Nuevo Romano Pontifice, Sucesor de san Pedro y Vicario de Cristo en la tierra, el Papa Benedicto XVI y que el Espiritu Santo guie sus pasos de ahora en adelante.

Gracias Maria Santisima, Reina de los Cielos y Virgen incorruptible por tan justa eleccion, danos el amor y la obediciencia para ayudar al Vicario de tu Santisimo Hijo, el Papa Benedicto XVI, danos la paciencia y la sapiensa, para seguirle en el camino que tu Amadisimo Hijo, Cristo, nos enseño.

Habemus Papam! S. S. Benedictum XVI.

PD. Prometo participar mas en el foro, solo que ando en examenes semestrales.
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Petrino dijo:
Sabes Palermo, al vivir con tanto gozo estos acontecimientos, me siento tan feliz de ser católico!!!
Que inmenso regalo que nos ha dado Dios, tener fe!

Comparto tus palabras...

Ha sido una gran alegría...

Encontré esta foto de Benedicto XVI (hay que acostumbrarse) con el Papa Juan Pablo I

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¿No está igual, por más que pasó más de un cuarto de siglo?

Y Aquí con Juan Pablo II el Grande

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Gracias Señor por el nuevo Papa

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Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Gracias Señor por darle dirección a tu iglesia por medio de tu Santo Espíritu, Gracias por darnos consuelo y saber que tu estas presente en nuestras vidas de acuerdo a tu promesa eterna “...; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”Gracias Señor por enseñarnos y dejarnos ver que solo tu eres suficiente y que no necesitamos de elecciones, ni fumarolas y nada de eso, que nos has dejado elegirte a ti como el Señor de nuestras vidas, te suplico enseñes también a aquellos que confían en hombres falibles y quitan la mirada de ti.
Ayuda, te suplico, a aquellos que no te conocen y buscan en la tierra al que esta en el cielo.
Gracias Señor porque sé que ya estas actuando.

En tu santo nombre Señor Jesús Amen


.
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Verdaderamente para muchos se cumple aquello de

Gal 4,4
antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús


Así recibimos al nuevo Vicario de Cristo
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

DanielO dijo:
te suplico enseñes también a aquellos que confían en hombres falibles y quitan la mirada de ti.
Ayuda, te suplico, a aquellos que no te conocen y buscan en la tierra al que esta en el cielo.
.

Es malo rezar tanto por uno mismo. Hay rezar por los demás también...
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Benedicto XVI, Papa

Nelson Medina, O.P.<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:eek:ffice:eek:ffice" /><o:p></o:p>
1. Muchos han dicho que es una persona intransigente. Se puede en cambio pensar que es alguien que goza de una extraña cualidad: fidelidad a sus principios. En un mundo donde todo parece seguir el dictado de la moda, la conveniencia, el gusto o la utilidad, quedan personas como Benedicto XVI, que nos recuerdan que hay valores profundos y permanentes.<o:p></o:p>

2. Se puede pensar que es una persona "sin carisma." O se puede ver que es alguien de temperamento reservado y de una cierta timidez natural. Alguien que precisamente nos preside después de haber demostrado mil veces la capacidad de posponerse. Una persona de origen humilde que ha sido conducida por la Providencia al cargo de mayor responsabilidad sobre esta tierra. La escogencia misma de su nombre habla de eso: de una bendición recibida, por una parte; y de la conciencia de ser "uno más" en la lista extensa de los siervos de Dios.<o:p></o:p>

3. Alguien dirá que es demasiado intelectual. Se puede en cambio afirmar que es alguien que conoce las riquezas y la extensión de nuestra fe de una manera incomparable. Nuestra Papa Benedicto es uno que ha gastado literalmente su vida ahondando en la riqueza de Cristo y procurando con lo mejor de sus recursos que esa riqueza sea patente para todos en todas partes.<o:p></o:p>

4. Los críticos lo mirarán como un policía de la fe. Se puede en cambio decir que Benedicto XVI es una persona que toma en serio la fe y que, como todo lo que uno ama, lo defiende. Podemos recorrer los documentos, entrevistas o libros de Josef Ratzinger para comprobar que él no gira en torno a sí mismo: gira en torno a un bien maravilloso que es de todos y para todos: la fe. Si esto significa algo precioso en nuestra vida, ya tenemos lo esencial para comprender el alma de nuestro Papa actual.<o:p></o:p>

5. La prensa, en general, mira como un defecto suyo que no sabe negociar. Uno puede mirarlo de otro modo. Juan Pablo II no reunió las multitudes ofreciendo un Evangelio especialmente diluido para consumo de masas. ¿Realmente el mundo, y pienso especialmente en los jóvenes, necesitan que les rebajen y oscurezcan los ideales o que se los revelen con mayor claridad y fuerza?<o:p></o:p>

6. Muchos arguyen que las divisiones y polarizaciones pueden aumentar en la Iglesia. Es una posibilidad real. Y sin embargo, no podemos olvidar que un cierto grado de confrontación espera a los cristianos por el sólo hecho de ser cristianos, pues el Señor mismo fue llamado "signo de contradicción" (Lucas 2,34) y luego él predicó que no recibir oposición es una señal de ser falso profeta (Lucas 6,26). Hemos de orar, por supuesto que sí, para que tales dificultades sucedan solamente por la búsqueda del mejor servicio a la causa de Cristo, y sobre todo, que puedan ser sanadas por la conversión, la reconciliación y la caridad.<o:p></o:p>

7. Y bien, muchos encontrarán otros defectos en nuestro nuevo Papa. Reconocemos con gusto que no es un hombre perfecto. Pero en lenguaje cristiano, quien dice "imperfecto" dice "necesitado." El Papa Benedicto ha sido el primero en reconocerlo. Ha pedido oración y se ha calificado de instrumento insuficiente. Es tarea nuestra entonces rodearlo de oración, afecto, diálogo y obediencia.<o:p></o:p>

+
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Petrino dijo:
Esta homilía fue una obra de arte.

Ojalá sea su programa de pontificado.

Nunca creí que fuera electo, precisamente por esa obra de arte que tu dices, lo comenté.
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

wooowwww que homilía tan profunda y apegada a la Palabra de Dios.

Si esta es su forma de vida, la iglesia catolica debiera entrar en una epoca de cristianismo puro y santo.

Dios quiera que Benedicto XVI, vuelva a las bases del cristianismo y elimine toda doctrina mariana e idolatra
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Ojo a la foto.
Es de seminaristas de Estados Unidos justo después de que se diera el nombre del elegido

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Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Estimados hermanos en Cristo:

Yo estuve orando para que Dios nos concediera a la persona que mejor pudiese cumplir Su Voluntad en su ministerio pastoral, y creo que sin duda alguna las oraciones han sido escuchadas.

El Papa Benedicto XVI es una persona que se ha estado preparando durante mucho tiempo para asumir la responsabilidad y creo que ahora es cuando los cristianos del mundo tendremos que organizarnos y prepararnos lo mejor posible para la gran revuelta contra la dictadura del relativismo.

ALABADO SEA JESUCRISTO.
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Queridos hermanos: Todo el mundo hoy celebra la llegada del nuevo pontífice, quien declara que es la piedra de la iglesia y cabeza visible de ella en la tierra. De allí su título de "papa." Pero Jesús declaró en Sn. Mateo: "Y no llaméis padre (del griego: papas) vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre (Abba), el que está en los cielos." Así que, no es ahora que tenemos padre, o papa, sino que Dios siempre ha estado por nosotros y El no muere, sino que vive por los siglos. En la oración del Padre Nuestro, Jesús no nos pide que oremos a nadie ni a nada en la tierra, sino al Padre que está en los cielos. En esta oración, Jesús no nos dice que oremos a su madre ni a otros justos, sino que sólo nos menciona a su Padre. Y ya cerca de terminar su ministerio terrenal, les volvió a decir: "Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo." (Juan 14:13.) Esto es lo que enseña La Biblia, pero la tradición de la iglesia romana lo contradice, diciendo que hay que orar a María y a los santos. La Biblia declara que “hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.”(1 Timoteo 2:5.) <?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:eek:ffice:eek:ffice" /><o:p></o:p>

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12.) "Respondiendo él les dijo: Hipócritas, bien profetizó Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición...invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas." (Marcos 7:6-13.) Más de un conocedor católico de La Biblia me dirá ahora: "Amigo, en este texto, Jesús se refiere a las costumbres y tradiciones de los rabinos judíos, quienes invalidaban la palabra de Dios, colocando sus ritos por encima de ella, y no se aplica a nuestras costumbres." Pero ahora agregaré: Notemos como ya habían tradiciones escritas por maestros en el tiempo de Jesús, y que éstas eran ajenas a las Sagradas Escrituras, aunque para aquellos judíos estas costumbres eran consideradas bíblicas y necesarias de cumplir, como el lavamiento ceremonial antes de comer. Notemos que apesar de ser una costumbre sana e higiénica, Jesús no la consideraba espiritual, ni un requerimiento espiritual. Jesús no la incluye junto a la Palabra de Dios. Al contrario, comienza exaltando la inspiración profética de La Biblia, mencionando un pasaje del profeta Isaías; con un "escrito está," le daba a la Biblia la autoridad y veracidad que ella tiene por encima de toda costumbre y tradición humana. Jesús no seguía las tradiciones de su época, sino la inspiración de La Biblia. Cuando fue tentado por el diablo en el desierto, se escudaba con un "escrito está de la Palabra inspirada de Dios. Jesús no se apoyaba en las tradiciones rabínicas, escritas como sagradas; siendo éstas tradiciones de su época, El no se apoyaba en ellas, ni se defendía con tales tradiciones, sino que por el contrario, se basó estrictamente en La Biblia y la exaltaba como única norma de fe y autoridad. ¿Por qué entonces los católicos de hoy siguen la tradición de los papas y no la sencilléz de la Escritura? <o:p></o:p>

Estamos de acuerdo en que se puede escribir y aconsejar como un profeta de Dios, o como un maestro, temas que nos lleven a los principios de La Biblia, siempre y cuando éstos no contradigan a la inspiración de la Escritura. Por eso “habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y yo hacen.” (Mateo 23:1-3.)<o:p></o:p>

En otra parte, Jesús declaró que aun en el Nuevo Testamento, “yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad.” (Mateo 23:34.) ¿Podemos creer en los profetas? Sí, El dijo que seguiría enviándolos, aun en el tiempo del fin (Hechos 2:16-21; Hechos 21:8-11; Hechos 11:27-28; 13:1-3; 1 Corintios 12:27-31) Debemos creer siempre y cuando ellos nos lleven a la Biblia, y probando si son realmente enviados por El (1 Juan 4:1-6; Hechos 17:10-11; Mateo 7:15-20.) <o:p></o:p>

La Biblia dice que uno es el Padre nuestro, El que está en los cielos, y que santificado sea SU NOMBRE, así que no podemos llamar "santo padre" al pontífice romano, ni orar a otra persona o con otras cosas aquí en la tierra, sino al Padre que está en los cielos. Cuando "uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar" Jesús "les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estáis en los cielos, santificado sea tu nombre..." (Lucas 11:1-4.) Las tradiciones romanistas del celibato, son contrarias a la Palabra de Dios: "¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne, por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre." (Mateo 19:4-6.)<o:p></o:p>

Honrado por Bill Clinton, George Bush y otros dignatarios del mundo, el papa es una figura mundial. "¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas." (Lucas 6:26.) <o:p></o:p>

Ahora, el pontífice declara que él es el sucesor de Pedro, a quien según la creencia popular, Jesús le declaró la piedra. La Biblia declara que su nombre original era Simón, un pescador de Galilea. "Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.<o:p></o:p>

Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro (del griego: Petrós, que significa: piedra de dimensión pequeña) y sobre esta roca (del griego: petrá, Roca o Peña de dimensión grande) edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella." (Mateo 16:13-19.) Jesús tenía por costumbre poner un sobrenombre a cada discípulo, de acuerdo a los rasgos de carácter y personalidad de cada uno de ellos. Eligió "a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; (no dice: "a quien puso el título de papa" o "a quien pondría sobre todos como principal") La Biblia sigue diciendo allí: "a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apedilló Boanerges, esto es, Hijos del trueno..." (Marcos 3:16-17.) Tomás era "llamado Dídimo" (gemelo.) Véase Juan 11:16. A Leví le puso "Mateo" (Lucas 5:27; Mateo 9:9; Marcos 2:14.) A lebeo, le puso "por sobrenombre Tadeo." Vea Mateo 10:3. Pedro mismo declara en su carta quien es la Piedra: "Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas paa Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La Piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo; y Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados." (1 Pedro 2:4-8.)<o:p></o:p>

Simón fue el primero que declaró a Jesús como el Cristo, el Mesías, el Ungido prometido de Dios a la humanidad. Es en esta primera confesión hecha por Pedro, que Jesús anuncia la edificación de su iglesia, una iglesia viva y creyente en El que es el Cristo, la roca sobre la cual cada hombre simenta su vida y su salvación. Jesús le llama por eso Pedro a Simón. ¿Quién es la roca? ¿Jesús o Pedro?<o:p></o:p>

Ya lo leímos en la Palabra de Dios. Aun los otros apóstoles al igual que Pedro, citan las Escrituras del Antiguo Testamento para confirmar que Jesús es la Piedra sobre la cual se edifica la iglesia, y presentan a Jesús en sus evangelios llamándose así mismo: "La Piedra" (Mateo 21:42; Marcos 12:10-11; Lucas 20:17-18; Salmo 118:22-23.) <o:p></o:p>

También Jesús le dijo a Pedro: "Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo." (Mateo 16:19-20.) Más adelante les dijo a todos sus discípulos: "De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo." (Mateo 18:18.) ¿Por qué Jesús le dice a Pedro: Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos? Porque cuando El les preguntó quien decían ellos que era El, Pedro fue el primero que le contestó bajo la influencia del Espíritu Santo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." Bajo esta misma influencia, Pedro fue el primero que abrió la puerta a los judíos para entrar en el reino de Dios por medio del evangelio, cuando se levantó en el día de Pentecostés, y predicó de Jesús a una gran multitud de judíos. Fue en ese día en que cayó el poder del Espíritu Santo sobre la iglesia, que Pedro "abrió la puerta" a unas 3 mil personas que se bautizaron. De esta manera comenzó la obra de evangelización de la iglesia, y por eso Jesús le dijo que le daría las llaves del reino. También usó otra llave cuando por primera véz abrió la puerta a los gentiles (no judíos) que creyeran en Jesús, cuando el Espíritu le indicó que fuera a casa de Cornelio, un centurión romano que amaba a Dios y a quien un ángel del Señor le indicó que buscase a Pedro. Así pues, vemos que Pedro fue el que inició la obra de la proclamación del evangelio tanto a judíos como a gentiles, abriéndonos a todos la puerta del camino de Cristo hacia el reino eterno. (Leamos por favor esto en Hechos capítulos 2, 10 y 11.)<o:p></o:p>

Jesús nos advirtió que la mayoría de la humanidad sería engañada, yendo por el camino espacioso y la puerta ancha que lleva a la perdición, y los millones de romanistas y cristianos que siguen las enseñanzas del papado cumplen esta profecía. (Mateo 7:13-20; 24:1-5; 11-13; 24-26.) La iglesia romana se estableció en la historia no con el llamado que hizo Pedro con El Espiritu Santo, si no a punta de hoguera, de espada, y tradición que aprendieron y transmitieron no de La Biblia, si no de sus padres. Jesús declaró que su iglesia verdadera sería perseguida y no una iglesia perseguidora. (Juan 16:1-4; Lucas 21:12.) La iglesia romana persiguió a millones por los siglos, cruzadas sangrientas, inquisiciones y el silencio del holocausto tuvieron que ser reconocidos como errores por Juan Pablo II quien hasta pidió perdón públicamente por ellos. "Por sus frutos los conoceréis" dijo El Señor. La iglesia romana, sus papas y sus tradiciones han sido un árbol que dio malos frutos durante toda la historia y por tanto los ofrece hoy, y los volverá a dar; ¿Cómo pues los líderes de este mundo y la gran mayoría de la humanidad apoya este sistema que ha durado casi 1,500 años? Porque es una religión fácil y popular. Debemos amar aun a nuestros enemigos, y no imponer nada por la fuerza, porque Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” (1 Timoteo 2:4.) Amemos pues al pontífice, mas no hagamos como él enseña en contra de la inspirada Palabra de Dios.<o:p></o:p>

Franck Junior Flores<o:p></o:p>

Adventista del Séptimo Día.<o:p></o:p>

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Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Mobile21: El Papa Benedicto XVI es una persona que se ha estado preparando durante mucho tiempo para asumir la responsabilidad y creo que ahora es cuando los cristianos del mundo tendremos que organizarnos y prepararnos lo mejor posible para la gran revuelta contra la dictadura del relativismo.

Leon: Los soldados estamos listos, con una biblia en la mano, con un rosario en la otra y con el corazón bien firme en Cristo.

Pax Domini
 
Re: Gracias Señor, por Benedicto XVI

Estimados hermanos en Cristo:

Benedicto XVI ha confirmado casi todos (¿o todos?) los puestos de las oficinas en el Vaticano.

Ésto me parece inesperado pues se habla mucho de las reformas administrativas que planea hacer.

¿Cómo creen que vaya a funcionar ésto?.

Que Dios les bendiga hoy y siempre.