La elección divina es general y los incluye a todos.
El discurso de Pablo se centra en la omnipotencia de Dios, no en una "doctrina exclusivista", que es como la entiende la mente natural. Básicamente se podría resumir en que Dios es tan poderoso que puede
instrumentalizar al hombre, pero curiosamente Pablo nunca niega que el hombre no pueda escoger. Simplemente subraya en su carta el poder de Dios. De hecho, todo parte en un "discurso gradual" de... "Dios sujetó a TODOS a vanidad". Partiendo de ese hecho, empieza a hilar y termina diciendo cosas que sencillamente exaltan el poder de Dios. POR SUPUESTO que Dios no CONDENA a un alma a un infierno eterno (hablo como hombre) porque Dios lo ha escogido así y ese alma no puede hacer nada para impedirlo. La enseñanza de Pablo no es esta, sino "INCLUSO SI DIOS LO HICIERA (y lo hiciera contigo), ESO ES BUENO Y TÚ NO TIENES NADA QUE DECIR".
Hay que tomar todo lo que dice Pablo en todo lugar, y tenemos suficiente información para saber que él mismo tuvo que ser obediente a Dios tras escuchar el Evangelio. Dijo, literalmente, "no fui rebelde". Isaías nos explica el proceso:
Isa_50:5
Jehová el Señor me abrió el oído (el Señor da el primer paso y nos abre las orejas)
, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás (y nosotros escogemos).
Y Pablo confirma lo mismo:
Hch_26:19
Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial (Dios se revela y Pablo escoge)
...
Yo resumiría la postura bíblica de este modo:
Dios escoge, y eso significa algo que no entendemos. Lo primero porque es Dios el que está llevando a cabo esa acción, y segundo porque esa acción se realiza en el no-tiempo. Nosotros también escogemos (a imagen de Dios), pero dentro de las limitaciones de una vida terrenal débil, corta, corrupta y llena de males. Sencillamente la
diferencia entre ambos "escogeres" es lo que ha propiciado esta estúpida batalla entre arminianos y calvinistas.
Pero vamos, para mí el tema calvinista ha quedado zanjado. No voy a participar más de ese debate, a no ser que sea como algo secundario al tratar otro tema principal. Doctrinalmente soy calvinista y arminiano, pues ambas posturas son bíblicas. Me entiendo con ambos y al mismo tiempo me desentiendo de sus locuras. También he dado por zanjado que la discusión dialéctica seguirá eternamente hasta que Cristo venga porque es una cuestión que afecta a un misterio grandísimo que ni Calvino ni Arminio inventaron: el choque de dos voluntades (una la divina y otra la humana).
Amor,
Ibero