Cuando Dios separa para destruir, consumir por medio de la muerte, tanto en la primera muerte, de la cual hay resurrección, como de la segunda muerte, de la que no hay resurrección, es decir en la segunda, no hay vida más vida, solo polvo y ceniza para siempre, por los siglos de los siglos...
Núm 16:20 Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo:
Núm 16:21 Apartaos de entre esta congregación, y los consumiré en un momento.
Núm 16:23 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo:
Núm 16:24 Habla a la congregación y diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Coré, Datán y Abiram.
Núm 16:26 Y él habló a la congregación, diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis ninguna cosa suya, para que no perezcáis en todos sus pecados.
Núm 16:27 Y se apartaron de las tiendas de Coré, de Datán y de Abiram en derredor; y Datán y Abiram salieron y se pusieron a las puertas de sus tiendas, con
Núm 16:31 Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos.
Núm 16:32 Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes.
Núm 16:33 Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación.
Núm 16:35 También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.