Re: Renuncia Juan pablo II ¿qué opinan??
¿Se desmorona la iglesia católica?
Por Mónica Molina
En los últimos tiempos, en México, los asuntos religiosos se han visto como serios acaparadores de la opinión pública y del trabajo de muchos investigadores que decidieron dar a conocer sus estudios en la materia.
Las denuncias de casos de curas pederastas y de abusos sexuales cometidos por religiosos y las contradicciones de la iglesia en cuanto a la canonización de Juan Diego, y con ello las controversias en torno al culto guadalupano, han despertado en el ánimo de cierto sector de la sociedad la pregunta:
¿se halla la iglesia católica en una severa crisis moral y de desprestigio institucional?
Hacer de Juan Diego un santo y enfatizar así el culto guadalupano significa para Roberto Blancarte, investigador y autor del libro
El sucesor de Juan Pablo II. Escenarios y candidatos del próximo cónclave, “canonizar a un personaje construido con el objeto de ofrecer un ejemplo de vida, sobre todo a los sectores indígenas.
Juan Diego es un personaje que probablemente no existió históricamente, como las apariciones; pero dentro de la religiosidad popular y el culto a la Virgen finalmente lo importante no es si dieron o no las apariciones, sino que con ellas se generó un culto y la iglesia quiere incorporar un personaje a ese culto para frenar la conversión a otras religiones que un sector de la población —la indígena— viene sosteniendo”.
Las declaraciones de otro historiador,
el británico David Brading, a propósito de su libro La virgen de Guadalupe. Imagen y tradición invadieron –-el mes pasado— los espacios culturales de la mayoría de los periódicos mexicanos. Brading puntualiza que la decisión de la Santa Sede de canonizar a Juan Diego se debe al miedo de la iglesia institucional por su distancia con el pueblo y el miedo a un fenómeno -–cada vez más fortalecido—
que podría desestabilizar su poder: la conversión de católicos a otras sectas y religiones venidas de evangelistas o protestantes (El Universal 11-6), y aquí coincide con Blancarte.
El profesor de Cambrige sostiene que la iglesia sometió a un proceso esencialmente jurídico, como el de canonización,
a un ser de quien no tiene pruebas documentales de su realidad histórica. Se puede admitir la existencia de un indio llamado Juan y que tuvo conversaciones con la Virgen y por medio de la tradición llega a oídos de Miguel Sánchez, pero hay una diferencia entre un Juan histórico y Juan Diego, que es evidentemente un héroe, el protagonista de un drama teológico escrito por Miguel Sánchez (Crónica 13-6).
La disputa por la historicidad de Juan Diego deja entrever el estado de enorme contradicción y vulnerabilidad en que se halla la iglesia mexicana, y para algunos la duda reside en saber con qué escenario se enfrentará la máxima jerarquía católica cuando llegue a México: “El debate ya se dio –-declara Blancarte a Zócalo—,
el Papa no va encontrarse aquí con ninguna oposición; quienes se mostraron contrarios a la decisión de El Vaticano de canonizar a Juan Diego ya lo hicieron y lo seguirán haciendo después de que se vaya el Papa;
Ante el forjamiento de una imagen europeizada de Juan Diego —que muchos critican—, el mexicano, aunque pueda consentir esa crítica, hace hincapié en una gravedad aún mayor: la reconstrucción del personaje de Juan Diego, quien fue presentado primero como un indígena de origen humilde y después resultó que pertenecía a la nobleza texcocana, tal vez como un modo de dar realce y dignidad a un asunto que se relaciona íntimamente con la lucha indigenista.
En cuanto a si el prestigio de la iglesia-
institución católica se verá afectado al dejar de lado todo razonamiento histórico, preferir procedimientos irregulares y oír nada más que a la tradición, el investigador de El Colegio de México cree que “ afecta ante la vista de ciertos sectores de la sociedad; para otros: feligreses, sectores de la clase media o baja, si Juan Diego existió o no, no es relevante; ahí no se produce un cuestionamiento acerca de la certeza histórica de las apariciones”.
Contradicciones
Pero si al debatible asunto de la canonización de Juan Diego incorporamos los hechos de denuncia en torno a ciertas “debilidades” en que han incurrido algunos sacerdotes,
la decadencia institucional de la iglesia parece alimentarse ante todo de sus contradicciones morales y espirituales.
Mentiras y mentiras y mas mentiras de parte de la ICR.
¿hasta cuando Señor???