la iglesia en las casas...

26 Enero 2005
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:sazul:holaaaa!,hace una semana que conoci esta pagina, soy cristiana, tengo 19 años y estoy viviendo en Uruguay, desde hace muy poco tiempo, me encantaria poder hablar con hermanos del Señor, yo me congrego con hermanos en casas, no pertenezco a una iglesia con denominacion, practico la vida cristiana de la manera en que la iglesia primitiva lo hacia, de una manera muy sencilla y donde cada hermano, tiene la libertad de poder compartir en una reunion lo que el Señor haya puesto en su corazon, desde una cancion, una palabra, una oracion, o simplemente un testimonio... esto edifica a la iglesia, y es solamente el Espiritu Santo quien dirije la reunion, ya que de este modo, no hay una jerarquia ubicada por hombres, es Cristo quien da la autoridad ante los hermanos que participan, segun los dones que El pone en cada hermano ademas, El es nuestro buen pastor y todas estas cosas que comparti pueden ser sometidas a prueba por las Sagradas Escrituras... Dios no quiere una iglesia dividida... por doctrinas...o por diferencias tales como... si se debe o no levantar las manos al alabar...etc, El anhela que seamos uno en El, y principalemente que permanezcamos en Cristo... juntos, la unica division que existia en las iglesias neo-testamentarias, era las localidades... (a las cuales Pablo se dirige en las cartas).
Me gustaria poder compartir con ustedes sus experiencias, y con esto no estoy dividiendome de hermanos que se reunen en iglesias "institucionales"... creo que la comunion permanece ya que hemos creido en Jesus... y somos hijos suyos, hermanos... pero es bueno poder compartir distintas experiencias y enterarnos de las distintas maneras en que Jesucristo se esta moviendo en su iglesia... bendiciones para todos!
 
Re: la iglesia en las casas...

B_I_E_N_V_E_I_D_A :musico7:


Dios quiera que tu estanicia en este foro te sea de bendicion y mutua edificacion
 
Re: la iglesia en las casas...

danielita19 dijo:
:sazul:holaaaa!,hace una semana que conoci esta pagina, soy cristiana, tengo 19 años y estoy viviendo en Uruguay, desde hace muy poco tiempo, me encantaria poder hablar con hermanos del Señor, yo me congrego con hermanos en casas, no pertenezco a una iglesia con denominacion, practico la vida cristiana de la manera en que la iglesia primitiva lo hacia, de una manera muy sencilla y donde cada hermano, tiene la libertad de poder compartir en una reunion lo que el Señor haya puesto en su corazon, desde una cancion, una palabra, una oracion, o simplemente un testimonio... esto edifica a la iglesia, y es solamente el Espiritu Santo quien dirije la reunion, ya que de este modo, no hay una jerarquia ubicada por hombres, es Cristo quien da la autoridad ante los hermanos que participan, segun los dones que El pone en cada hermano ademas, El es nuestro buen pastor y todas estas cosas que comparti pueden ser sometidas a prueba por las Sagradas Escrituras... Dios no quiere una iglesia dividida... por doctrinas...o por diferencias tales como... si se debe o no levantar las manos al alabar...etc, El anhela que seamos uno en El, y principalemente que permanezcamos en Cristo... juntos, la unica division que existia en las iglesias neo-testamentarias, era las localidades... (a las cuales Pablo se dirige en las cartas).
Me gustaria poder compartir con ustedes sus experiencias, y con esto no estoy dividiendome de hermanos que se reunen en iglesias "institucionales"... creo que la comunion permanece ya que hemos creido en Jesus... y somos hijos suyos, hermanos... pero es bueno poder compartir distintas experiencias y enterarnos de las distintas maneras en que Jesucristo se esta moviendo en su iglesia... bendiciones para todos![/QUOTE
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Danielita
Bienvenida. Que el Sr. te bendiga y edifique para Su Gloria.
Una de las cosas más importantes que Dios le dio a Su Iglesia para que fuera edificada (ya que de edificaciòn hablamos) fueron los dones del ministerio, "Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.//// Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la EDIFICACIÒN del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conoscimiento del Hijo de Dios, a um varòn perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, RECIBE SU CRECIMIENTO PARA IR EDIFICÁNDOSE EN AMOR." (Efesios 4:8-16).

Los pastores supervisan y cuidan de las necesidades espirituales de una congregaciòn local. En algunas denominaciones se les llama como en la Biblia "ancianos" también. (Ver: Hch. 20:17; Tito 1:5) Y "obispos" (1 Ti.3:1; Tito 1:7).

En fin, tal vez hablemos de lo mismo. Sentí compartir estos pasajes contigo.

Dios te bendiga
NitoAvellaneda
 
Re: la iglesia en las casas...

Danielita19:
practico la vida cristiana de la manera en que la iglesia primitiva lo hacia

Luis:
Leyendo el resto de lo que escribes me temo que esa afirmación está bien lejos de la realidad. Te aseguro que en la iglesia primitiva había jerarquías
 
Re: la iglesia en las casas...

Ya ves, Danielita. Alguien "te asegura" que había Jerarquias. Habemuns Papa.
En las iglesias primitivas sólo había un Señor. Un Señor que dijo de si mismo que no vino a ser servido sino a servir.
Se tardaron siglos en que los magalómanos se entronizaron en las iglesias a fin de servirse de ellas. Uno incluso y pomposamente se autotitulo "vicario de Cristo", Se coronó con una Tiara de tres coronas pretendiendo ser el Jerarca del mundo entero.
Usurpó la tarea del Esp. Sto. Lo cual resulta paradójico ya que defienden la Trinidad y a la vez le niegan sus funciones.
Toma nota Danielita y no fies de aquello que no ha sido Revelado por el Espíritu de Dios.
 
Re: la iglesia en las casas...

Danielita 19.....!!Bienvenida!! al mundo de Cristo nuestro Señor.Al igual que tú, no pertenzco a ninguna iglesia denominacional...la nuestra es Primitiva y Ambulante....y leemos la Palabra ,hermosa y profundamente, a algunos no les parecerá, pero somos espiritualmente guiados por una mujer....!Bendita hija de Dios! Soy mucho mayor que tú , y peruano pero hasta ahora, residente en Sto. Domingo. Estoy a tu servicio en Cristo Jesús.

[email protected]

Chau.
 
Re: la iglesia en las casas...

Luis Fernando dijo:
Danielita19:
practico la vida cristiana de la manera en que la iglesia primitiva lo hacia

Luis:
Leyendo el resto de lo que escribes me temo que esa afirmación está bien lejos de la realidad. Te aseguro que en la iglesia primitiva había jerarquías

Me temo que tengo que estar de acuerdo contigo, aunque difiera del sistema.
En la Iglesia primitiva habia pastores (obispos) y dicaconos. aunque me temo que no un papa, tema muy discutodo en otros epigrafes. Pero de que habia lideres los habia.
 
Re: la iglesia en las casas...

Sin duda había un proto-apóstol. Se llamaba Simón Pedro. Pero efectivamente eso se ha tratado en otros epígrafes
 
Re: la iglesia en las casas...

Si queremos hablar de Iglesia primitiva, les comparto lo que dice un Obispo mártir de la Iglesia primitiva. Escrito aprox año 105.

Os exhorto a que pongáis empeño en hacerlo todo en la concordia de Dios, bajo la presidencia del obispo, que tiene el lugar de Dios, y de los presbíteros que tienen el lugar del colegio de los apóstoles, y de los diáconos, para mí dulcísimos, que tienen confiado el servicio de Jesucristo, quien estaba con el Padre desde antes de los siglos, y se manifestó al fin de los tiempos. Así pues, conformaos todos con el proceder de Dios, respetaos mutuamente, y nadie mire a su prójimo según la carne, sino amaos en todo momento los unos a los otros en Jesucristo. Nada haya en vosotros que pueda dividiros, sino formad todos una unidad con el obispo y con los que os presiden a imagen y siguiendo la enseñanza de la realidad incorruptible. Así como el Señor no hizo nada sin el Padre, siendo una cosa con él —nada ni por sí mismo ni por los apóstoles— así tampoco vosotros hagáis nada sin el obispo y los presbíteros. No intentéis presentar vuestras opiniones particulares como razonables, sino que haya una sola oración en común, una sola súplica, una sola mente, una esperanza en la caridad, en la alegría sin mancha, que es Jesucristo. Nada hay mejor que él. Corred todos a una, como a un único templo de Dios, como a un solo altar, a un solo Jesucristo, que procede de un solo Padre, el único a quien volvió y con quien está... (Carta a los de Magnesia, 6-7).


Hacedlo todo en unidad con el obispo, los presbíteros y los diáconos.
Esta es la jerarquía que existe en la Iglesia de Cristo.

Esto es Iglesia primitiva, en boca de un obispo mártir que recibió la fe cristiana del apóstol Juan en persona.
 
Re: la iglesia en las casas...

Luis Fernando dijo:
Sin duda había un proto-apóstol. Se llamaba Simón Pedro. Pero efectivamente eso se ha tratado en otros epígrafes

Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.
(1 Pedro 5:1-3)

Mas claro...
 
Re: la iglesia en las casas...

El liderazgo en la iglesia y el liderazgo de Cristo

Juntando todo lo dicho anteriormente, los líderes de la iglesia del Nuevo Testamento eran simplemente hermanos, hombres de la familia local, maduros y servidores fidedignos de Cristo; cristianos normales y corrientes que eran responsables por el rebaño, pastoreándolo en medio de las pruebas y bendiciones diarias. En esencia, los líderes de la iglesia local representaban el Liderazgo de Cristo en la asamblea.

A la vista de esto, es mi oración que el Señor haga pedazos la idea no bíblica del sistema de clero profesional que ha sido responsable de transformar las cosas preciosas del Señor en sistemas de rangos jerárquicos, programas dirigidos, e instituciones orientadas hacia sí mismas. Nuevamente, la Biblia no sabe nada de una clase separada de líderes ordenados (clero) quienes gobiernan sobre una clase inferior de creyentes (laicos). Al respecto, Jon Zens sagazmente arguye:

"La distinción Católico Romana de 'clérigo - laico', pervive, aunque de forma diferente, en el Protestantismo. Esta distinción no escritural ha hecho, y hace, un daño indecible... si somos sensibles a la Escritura, debemos desterrar para siempre de nuestro vocabulario la distinción común de 'clero' ('pastor') y 'laico' (el resto de la iglesia). Esa distinción perpetúa una falsedad atroz, pero desgraciadamente refleja fielmente lo que es nuestro pensamiento y practica." (¿Qué es un Ministro? --Principles for the Recovery of N. T. Church Ministry," Searching Together, Vol. 11:3).

En efecto, el sistema moderno de pastor del Protestantismo es un artefacto religioso que ha permitido que los miembros de la iglesia caigan en el mal hábito de ser un mero auditorio debido a su fuerte confianza puesta en un solo líder. Esta estructura, no bíblica, de clero dominante ha convertido a la iglesia en el lugar donde los cristianos observan a los profesionales cómo ejecutan y desarrollan sus programas religiosos. Ha transformado la asamblea en un centro para el "pulpitismo" profesional que es apoyado por los espectadores laicos. En suma, el concepto del liderazgo del clero en la iglesia invariablemente aplasta la vida del Cuerpo. Christian Smith señala este punto bellamente:

"La profesión del clero es fundamentalmente autofrustrante. Su propósito constatable está en nutrir y hacer madurar espiritualmente a la iglesia, una meta valiosa. En la actualidad, sin embargo, lo que logra es lo opuesto produciendo una dependencia permanente de los laicos hacia el clero. El clero llega a ser para sus congregaciones como padres cuyos niños nunca crecen, como médicos cuyos pacientes nunca llegan a sanar, como profesores cuyos estudiantes nunca se gradúan. La existencia de un ministro profesional a tiempo completo pone demasiado fácil a los miembros de iglesia el no tomar responsabilidades en la vida de la iglesia. ¿Y, por qué habrían de hacerlo? Ese es el trabajo del pastor (así piensan). Pero el resultado es que los laicos quedan en un estado de dependencia pasiva. Imagine, sin embargo, una iglesia cuyo pastor se marcha y no pueden hallar un reemplazo. Eventualmente, los miembros de esa iglesia, de manera ideal, tendrían que conseguir levantarse de sus asientos, juntarse, y decidir quienes enseñarían, quienes aconsejarían, quienes resolverían las disputas, quienes visitarían a los enfermos, quienes dirigirían la adoración, y así sucesivamente. Con una pizca de perspicacia se darían cuenta de que la Biblia pide al Cuerpo, como una unidad, que hagan estas cosas juntos, incitándose cada uno a considerar qué dones tiene para contribuir, qué papel podría desempeñar para la edificación del Cuerpo... cuando nos volvemos a la Palabra de Dios y la leemos nuevamente, vemos que la profesión del clero es el resultado de nuestra historia y cultura humanas y no la voluntad de Dios para la iglesia. Es sencillamente imposible construir una justificación Bíblicamente defendible para la institución del clero como nosotros la conocemos." ("iglesia Sin Clero," Voces en el Desierto, Nov./Dic. '88).

En el análisis final, el asunto del liderazgo en la iglesia local se reduce realmente a una cuestión central: el Liderazgo de Cristo. Descansa sobre la espinosa pregunta: ¿quien será la Cabeza, Cristo o nosotros? La cuestión apremiante puede resumirse de este modo: ¿Continuaremos apoyando un sistema (clero/laicos) y un oficio (pastor único) ausente en el Nuevo Testamento, o dejaremos de lado humildemente nuestras ideas humanas sobre el liderazgo en favor del modelo bíblico?

Lo que se ha dicho en este capítulo sin ninguna duda hará levantar las cejas de los que leen sus Biblias con las gafas oscuras del clericalismo moderno. Confío que he hablado con caridad, pero las limitaciones que se imponen sobre la comunidad de creyentes por el moderno sistema clerical es asunto solemne y constituye un escándalo no pequeño en el reino de Dios. No espero una reacción temeraria ni una aprobación descuidada a lo que he dicho. En cambio, desafío a mis lectores a que se acerquen cuidadosamente y, en oración, consideren este asunto sacando su propias conclusiones al respecto.

Que comencemos a recuperar y guardar el lugar único del Señor como Cabeza soberana en Su iglesia, y que Él libere a Su querido sacerdocio (de todos los creyentes) de las cadenas que lo han atado.

CAPÍTULO 6

LA DIRECCIÓN DE LA IGLESIA LOCAL

¿Cómo eran dirigidas?

En el último capítulo, descubrimos que la noción moderna del "pastor," que es la forma aceptada de liderazgo en la mayoría de las iglesias evangélicas, es totalmente extraña en el Nuevo Testamento. Según los datos bíblicos, los líderes de la iglesia primitiva eran sencillamente hombres locales que cuidaban de la asamblea. Dios les dio la tarea de pastorear y vigilar el rebaño. La Biblia llama a estos hombres ancianos, supervisores (obispos), y pastores.

Aunque es cierto que la Biblia no promueve ninguna otra forma de liderazgo que una forma compartida, la mera presencia de una pluralidad de ancianos no asegura que una iglesia sea saludable. Pero si los ancianos no dirigen en la manera que prescribió Cristo, su efecto puede ser más dañino para la asamblea que el de un solo líder (así, en vez de haber un tirano espiritual en una iglesia, habrá varios). Por esta razón es crucial la pregunta de cómo debe ser la dirección en la iglesia.

En contraposición al concepto moderno, nunca se vio a los ancianos del Nuevo Testamento siendo las figuras prominentes en la iglesia. Por consiguiente, hay una curiosa falta de prioridad hacia el liderazgo en las epístolas del Nuevo Testamento. Por ejemplo, las cartas de Pablo a las iglesias no se dirigen nunca a los líderes de las iglesias, sino a las mismas iglesias (note que en Filipenses 1:1 el liderazgo se menciona de paso, y sólo después de dirigirse a la iglesia):

Filp 1:1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús; a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos.

Esta detalle es bastante significativo, por lo vigorosamente que contradice la popular creencia evangélica sobre la superioridad del pastor y de su personal; creencia que está indiscutiblemente en desacuerdo con la enseñanza bíblica. Además, todo el asunto del liderazgo tiene mucha menos relevancia en el Nuevo Testamento que la que se le da en la mayoría de los círculos cristianos modernos. La fuerza principal en las Sagradas Escrituras se centra en el funcionamiento de la iglesia, en vez de en cómo opera su dirección.

Autoridad jerárquica posicional y espiritual

La Biblia pone mucho énfasis en el hecho de que el liderazgo en el reino de Dios es drásticamente diferente del liderazgo en ambos mundos, el Gentil y el judío. A diferencia de la idea gentil de autoridad, la orientación cristiana del liderazgo no vincula la autoridad con el poder inherente a un rango o a unas estructuras jerárquicas. Los líderes del Nuevo Testamento no mandaban sobre los santos mediante una jerarquía establecida y una cadena de mando como hacían los líderes en el mundo gentil. (Mat. 20:25-28):

Mat 20:25 Entonces Jesús los llamó y les dijo: --Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen autoridad sobre ellos.

Mat 20:26 Entre vosotros no será así. Más bien, cualquiera que anhele ser grande entre vosotros será vuestro servidor;

Mat 20:27 y el que anhele ser el primero entre vosotros, será vuestro siervo.

Mat 20:28 De la misma manera, el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Además, a diferencia de la noción judía de autoridad, la orientación cristiana de liderazgo no vincula la autoridad con la ordenación externa, oficio, posición, título, o protocolo. Por tanto, los líderes en la iglesia primitiva no mandaban por apelación a una autoridad externa, basada en un título o posición, que asumieron sobre sí mismos, como hicieron los líderes en el mundo judío. (Mat. 23:1-12):

Mat 23:1 Entonces habló Jesús a la multitud y a sus discípulos,

Mat 23:2 diciendo: "Los escribas y los fariseos están sentados en la cátedra de Moisés.

Mat 23:3 Así que, todo lo que os digan hacedlo y guardadlo; pero no hagáis según sus obras, porque ellos dicen y no hacen.

Mat 23:4 Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos mismos no las quieren mover ni aun con el dedo.

Mat 23:5 Más bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Ellos ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos.

Mat 23:6 Aman los primeros asientos en los banquetes y las primeras sillas en las sinagogas,

Mat 23:7 las salutaciones en las plazas y el ser llamados por los hombres: Rabí, Rabí.

Mat 23:8 "Pero vosotros, no seáis llamados Rabí; porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos.

Mat 23:9 Y no llaméis a nadie vuestro Padre en la tierra, porque vuestro Padre que está en los cielos es uno solo.

Mat 23:10 Ni os llaméis Guía, porque vuestro Guía es uno solo, el Cristo.

Mat 23:11 Pero el que es mayor entre vosotros será vuestro siervo;

Mat 23:12 porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Por contra, la orientación cristiana del liderazgo vincula la autoridad espiritual con el servicio y la madurez espiritual. Está basada en el modelo de siervo – dirigente que era tema común en la enseñanza de nuestro Salvador; un modelo que milita contra los venenos de la sumisión forzada, la estructura del autoritarismo patriarcal, y las relaciones jerárquicas (Mat. 23:11, Mar. 10:42-45, Luc. 22:26-27):

Mat 23:11 Pero el que es mayor entre vosotros será vuestro siervo.

Mar 10:42 Pero Jesús los llamó y les dijo: --Sabéis que los que son tenidos por príncipes de los gentiles se enseñorean de ellos, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.

Mar 10:43 Pero no es así entre vosotros. Más bien, cualquiera que anhele hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,

Mar 10:44 y cualquiera que anhele ser el primero entre vosotros será siervo de todos.

Mar 10:45 Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Luc 22:26 Pero entre vosotros no será así. Más bien, el que entre vosotros sea el importante, sea como el más nuevo; y el que es dirigente, como el que sirve.

Luc 22:27 Porque, ¿cuál es el más importante: el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

En este contexto, el modelo cristiano de liderazgo sirvió como salvaguarda al liderazgo vivo y real de Cristo y es un freno al autoritarismo, al formalismo, y al clericalismo. El brote de la vara de Aarón es una bella ilustración que revela que la base de la autoridad espiritual descansa en la manifestación de vida de la resurrección mediante el servicio espiritual, en vez de en una supuesta posición (Núm. 17:1-12):

Núm 17:1 Entonces Jehovah habló a Moisés diciendo:

Núm 17:2 "Habla a los hijos de Israel y toma doce varas, una vara por cada casa paterna, de todos sus dirigentes de casas paternas. Escribe el nombre de cada uno en su vara,

Núm 17:3 y en la vara que corresponde a Leví escribe el nombre de Aarón; pues habrá una vara para cada jefe de su casa paterna.

Núm 17:4 Pondrás estas varas en el tabernáculo de reunión, delante del testimonio, donde yo me encontraré con vosotros.

Núm 17:5 Y sucederá que florecerá la vara del hombre que yo escoja. Así quitaré de sobre mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros."

Núm 17:6 Moisés habló a los hijos de Israel, y todos sus dirigentes le dieron varas, una vara por cada dirigente de cada casa paterna, doce varas en total. Y la vara de Aarón estaba entre sus varas.

Núm 17:7 Luego Moisés puso las varas delante de Jehovah en el tabernáculo de reunión.

Núm 17:8 Y sucedió que al día siguiente Moisés entró en el tabernáculo de reunión y vio que la vara de Aarón, de la casa de Leví, había brotado, echado botones, dado flores y producido almendras maduras.

Núm 17:9 Entonces Moisés llevó de delante de Jehovah todas las varas a los hijos de Israel. Ellos las vieron y tomaron cada uno su vara.

Núm 17:10 Entonces Jehovah dijo a Moisés: "Vuelve a poner la vara de Aarón delante del testimonio, para que sea guardada como señal para los rebeldes. Así harás cesar sus quejas contra mí, para que ellos no mueran."

Núm 17:11 Moisés hizo como le mandó Jehovah; así lo hizo.

Núm 17:12 Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés diciendo: "¡He aquí que perecemos! ¡Estamos perdidos! ¡Todos nosotros estamos perdidos!

Los líderes de la iglesia primitiva lideraban con el ejemplo, no mediante coerción o manipulación. El respeto que recibían de la congregación estaba en proporción directa a su servicio sacrificial (1 Cor. 16:10 -11,15-18, Filp. 2:29-30, 1 Tes. 5:12-13, 1 Tim. 5:17):

1Cor 16:10 Si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros sin temor; porque él trabaja en la obra del Señor, igual que yo.

1Cor 16:11 Por tanto, nadie le tenga en poco; más bien, encaminadlo en paz para que venga a mí, porque le espero con los hermanos.

1Cor 16:15 Hermanos, sabéis que la casa de Estéfanas es las primicias de Acaya y que se han dedicado al servicio de los santos; os ruego

1Cor 16:16 que vosotros os sujetéis a los tales y a todos los que colaboran y trabajan arduamente.

1Cor 16:17 Me alegro de la venida de Estéfanas, Fortunato y Acaico, porque éstos suplieron lo que me faltaba de vuestra parte;

1Cor 16:18 porque tranquilizaron mi espíritu y el vuestro. Reconoced, pues, a los tales.

Fil 2:29 Recibidle, pues, en el Señor con todo gozo y tened en alta estima a hombres como él;

Fil 2:30 porque a causa de la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, arriesgando su vida para completar lo que faltaba en vuestro servicio a mi favor.

1Tes 5:12 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que entre vosotros trabajan, que os presiden en el Señor y que os dan instrucción.

1Tes 5:13 Tenedlos en alta estima con amor a causa de su obra. Vivid en paz los unos con los otros.

1Tim 5:17 Los ancianos que dirigen bien sean tenidos por dignos de doble honor, especialmente los que trabajan arduamente en la palabra y en la enseñanza.

Su autoridad se basaba en su condición espiritual interior y en su servicio externo, en lugar de en una posición sacerdotal que les era conferida exteriormente. La función principal de los ancianos era dirigir y enseñar al rebaño a afianzarse y a obedecer a su Cabeza Pensante. En palabras de Pedro (1 Pe. 5:3):

1 Pe 5:3 No como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cargo, sino como ejemplos para el rebaño.

Un ejemplo que infiere dos cosas:

1- Actividad por parte de los ancianos (siendo ellos ejemplo) y 2- Libertad para permitir que los otros hermanos puedan ser activos también (para que otros sigan su ejemplo). Por lo tanto, si un anciano espera que otros ganaran a los perdidos, a él incumbía ser modelo de ganador de almas ante la asamblea. ¿Por qué? Porque dirigía mediante el ejemplo. Por consiguiente, la idea que sostiene que los pastores no ganan almas porque "los pastores no engendran ovejas, sino que las ovejas son quienes engendran ovejas" es un ejemplo clásico de cómo se violenta y destroza la enseñanza de la Sagrada Escritura. Si forzamos la metáfora de la relación pastor – oveja más allá de su significado intencional, no solamente son los pastores incapaces de criar ovejas, ¡además las venden, las matan, y se las comen! Desgraciadamente, muchos "pastores" modernos son culpables de esto mismo. En lugar de alimentar a las ovejas, se alimentan con ellas (Eze. 34:1-10):

Eze 34:1 Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:

Eze 34:2 "Oh hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel. Profetiza y di a los pastores que así ha dicho el Señor Jehovah: '¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar a las ovejas?

Eze 34:3 Pero vosotros os coméis a las mejores de ellas y os vestís con la lana. Degolláis a la oveja engordada, y no apacentáis al rebaño.

Eze 34:4 No fortalecéis a las ovejas débiles ni curáis a las enfermas. No habéis vendado a la perniquebrada, ni habéis hecho volver a la descarriada, ni habéis buscado a la perdida. Más bien, las habéis dominado con dureza y con violencia.

Eze 34:5 Ellas se han dispersado por falta de pastor, y están expuestas a ser devoradas por todas las fieras del campo. Han sido dispersadas;

Eze 34:6 mis ovejas han andado descarriadas en todos los montes y sobre toda colina alta. Mis ovejas han sido dispersadas por toda la faz de la tierra, y no ha habido quien se preocupe de ellas ni quien las busque.'

Eze 34:7 Por eso, oh pastores, oíd la palabra de Jehovah:

Eze 34:8 "¡Vivo yo, dice el Señor Jehovah, que por cuanto mis ovejas fueron expuestas a ser robadas o a ser devoradas por las fieras del campo, por no tener pastor, y mis pastores no se preocuparon por mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos y no apacentaron a mis ovejas;

Eze 34:9 por eso, oh pastores, oíd la palabra de Jehovah.

Eze 34:10 Así ha dicho el Señor Jehovah: ¡He aquí yo estoy contra los pastores, y demandaré mis ovejas de sus manos!

Haré que dejen de apacentar a las ovejas, y ellos dejarán de apacentarse a sí mismos. Libraré a mis ovejas de sus bocas, y no les servirán más de comida."

Además, así como los ancianos estaban frente a la asamblea como modelos de servicio y vida espiritual, de esa misma manera alentaban a los hermanos a vivir y servir (1 Tes. 5:12-15):

1Tes 5:12 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que entre vosotros trabajan, que os presiden en el Señor y que os dan instrucción.

1Tes 5:13 Tenedlos en alta estima con amor a causa de su obra. Vivid en paz los unos con los otros.

1Tes 5:14 Hermanos, también os exhortamos a que amonestéis a los desordenados, a que alentéis a los de poco ánimo, a que deis apoyo a los débiles, y a que tengáis paciencia hacia todos.

1Tes 5:15 Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal; en cambio, procurad siempre lo bueno los unos para los otros y para con todos.

Alentaban a los maestros a enseñar, a los predicadores a predicar, a los profetas a profetizar, al exhortador para exhortar, etc., tanto dentro como fuera de las reuniones de iglesia. Recuerde que en las reuniones de la iglesia primitiva se le permitía a cada miembro (hombre o mujer) servir según sus dones, en lugar de engendrar pasividad y muerte espiritual entre la congregación mientras un hombre daba un sermón de 45 minutos. Sencillamente, el liderazgo en el Nuevo Testamento no era una obligación servil ni una necesidad desagradable. En cambio, era un recurso valioso marcado por la humildad, la relación, el servicio, y el ejemplo piadosos.

Un paradigma prestado sobre el liderazgo

Trágicamente, el modelo moderno que a menudo se emplea para el liderazgo de la iglesia está sacado del mundo de las empresas. El paradigma que se utiliza es un paradigma administrativo donde el factor, preconizado por un líder de iglesia, es definir una meta y un gráfico según un programa estratégico para alcanzar esa meta. De esta manera, la iglesia ha sido atrapada por la corriente organizativa de la cultura empresarial americana. Como resultado, los cristianos han bautizado los modelos seculares de liderazgo y los han aceptado como Bíblicamente válidos. ¡Nuestra idea moderna sobre la dirección de la iglesia está culturalmente prisionera del espíritu de este tiempo!

En vista de que el gran peso de la enseñanza bíblica sobre el liderazgo se ha perdido en las ideas predominantes de nuestra cultura, necesitamos volvernos al terreno bíblico. Nos haría bien recordar que la metáfora principal que la Biblia hace sobre la iglesia no es de una organización, sino de un organismo. Por consiguiente, la metáfora de la empresa es una metáfora deformada. Como hemos dicho en un capítulo anterior, la metáfora principal para la iglesia es la de una familia viva. Por esta razón, el modelo bíblico para el liderazgo cristianos es el de un padre y una madre espirituales (1 Tes. 2:6-12):

1Tes 2:6 Tampoco buscamos gloria de parte de los hombres, ni de vosotros, ni de otros; aunque podríamos haberos sido carga como apóstoles de Cristo.

1Tes 2:7 Más bien, entre vosotros fuimos tiernos, como la nodriza que cría y cuida a sus propios hijos.

1Tes 2:8 Tanto es nuestro cariño para

vosotros que nos parecía bien entregaros no sólo el evangelio de Dios sino también nuestras propias vidas, porque habéis llegado a sernos muy amados.

1Tes 2:9 Porque os acordáis, hermanos, de nuestro arduo trabajo y fatiga; que trabajando de día y de noche para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.

1Tes 2:10 Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente actuamos entre vosotros los creyentes.

1Tes 2:11 En esto, sabéis que fuimos para cada uno de vosotros como el padre para sus propios hijos: Os exhortábamos, os animábamos

1Tes 2:12 y os insistíamos en que anduvieseis como es digno de Dios, que os llama a su propio reino y gloria.

Sin embargo, incluso la imagen paternal del liderazgo puede llegar a torcerse y convertirse en prosa fría si no la miramos contra el telón de fondo del sacerdocio universal de todos los creyentes y de nuestra relación primaria de unos con otros como hermanos y hermanas (Mat. 23:8):

Mat 23:8 Pero vosotros, no seáis llamados Rabí; porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos.

Dicho sencillamente, los líderes de la iglesia del Nuevo Testamento lideraban de una manera no jerárquica, no aristocrática, no autoritaria, no institucional, y no clerical. Además, el liderazgo que se puede ver en el Nuevo Testamento es primariamente de servicio, y más importante, de relación.

Por eso, llevar la dirección de la iglesia local para que funcione según los mismos principios de un ejecutivo de una corporación empresarial o de un aristócrata en un sistema de castas imperiales nunca fue el pensamiento del Señor. Por esto los autores del Nuevo Testamento nunca utilizaron metáforas jerárquicas o aristocráticas para describir la dirección de la iglesia. Más bien los líderes de la iglesia del Nuevo Testamento son descritos como siervos y como niños, en vez de como señores y amos (Luc. 22:25-26):

Luc 22:25 Entonces él les dijo: --Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que tienen autoridad sobre ellas son llamados bienhechores.

Luc 22:26 Pero entre vosotros no será así. Más bien, el que entre vosotros sea el importante, sea como el más nuevo; y el que es dirigente, como el que sirve.


Aunque este tipo de pensamiento entra en conflicto directo con las ideas populares de hoy sobre la autoridad, encaja perfectamente con la enseñanza bíblica del reino de Dios, la esfera en que los débiles son fuertes, los pobres son ricos, los humildes son enaltecidos, y los últimos son los primeros.

Recapacitando sobre nuestra noción de autoridad

La razón principal por la cual nuestras ideas sobre el liderazgo de la iglesia se han desviado tanto de las enseñanzas bíblicas se puede rastrear en nuestra tendencia a proyectar sobre los escritores bíblicos nuestras ideas políticas americanas acerca de la autoridad, la posición, y los cargos y volverlos a leer en el texto del Nuevo Testamento. Cuando leemos términos como "pastor," "obispo," y "anciano" en el Nuevo Testamento, tendemos a pensar en ellos desde el punto de vista de funcionarios ejecutivos como "Presidente" y "Senador." De esta manera, consideramos a los ancianos, pastores, y obispos como construcciones sociológicas (cargos). Les vemos como puestos o cargos que poseen una realidad independiente de las personas que los ocupan. Por tanto, asimilamos a los funcionarios de la iglesia con una autoridad incuestionable sobre todos los demás creyentes en la asamblea, simplemente porque "tienen un cargo".

Sin embargo la noción del liderazgo en el Nuevo Testamento es notablemente diferente. No hay garantía bíblica para la idea de que el liderazgo de la iglesia es oficial, ni para la idea de que algunos creyentes tienen autoridad sobre otros creyentes. La única autoridad que existe en la iglesia es Cristo mismo. Los humanos no tienen ninguna autoridad en sí mismos. La autoridad divina solamente reside en la Cabeza. Por lo tanto, la autoridad en el Nuevo Testamento es representativa. Esto significa que aunque los creyentes puedan representar y expresar la autoridad divina, ellos nunca asumen tal autoridad.

La tarea del liderazgo bíblico es simplemente descubrir, ser expresión y modelo según la voluntad de la Cabeza. En la medida en que un miembro del Cuerpo refleja la Mente de la Cabeza, en ese grado representa la autoridad divina. Y en el grado en que un miembro es modelo de la voluntad de Dios, en ese grado él dirige. En relación a esto, el liderazgo según la Biblia está orientado al servicio; los líderes son los que sobresalen en el servicio y en el ministerio. Esto les habilita para modelar y diseñar cómo debe funcionar la iglesia. Por eso no es sorprendente que el Apóstol Pablo jamás escogiera ninguna de las más de 40 palabras más comunes en griego para decir "oficial" y "autoridad", cuando trata sobre el liderazgo cristiano. La realidad sorprendente es que la palabra favorita de Pablo para definir el liderazgo bíblico es lo opuesto a lo que las mentes naturales sospecharían: es diakonos, que significa "un siervo".

Sobre el hermoso pasaje de Marcos 10:42-43:

Mar 10:42 Pero Jesús los llamó y les dijo: --Sabéis que los que son tenidos por príncipes de los gentiles se enseñorean de ellos, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.

Mar 10:43 Pero no es así entre vosotros. Más bien, cualquiera que anhele hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor.

Al respecto Ray Stedman comenta:

"La autoridad entre los cristianos no se deriva de la misma fuente que la autoridad mundana, ni esta se ha de ejercer de la misma manera. El punto de vista del mundo sobre la autoridad pone a los hombres unos sobre los otros, como en una estructura militar de mando, una jerarquía ejecutiva de una empresa, o un sistema gubernamental ...Impulsados por la competitividad causada por la caída, y en vista de la rebeldía y crueldad de la naturaleza humana pecadora, el mundo no podría funcionar sin el uso de estructuras organizadas que tomen y hagan ejecutar ciertas decisiones. Pero como Jesús cuidadosamente declaró, '...esto no será así entre vosotros.' Los discípulos mantienen siempre una relación los unos con los otros diferente de como es entre los mundanos. Los cristianos son hermanos y hermanas, hijos de un Padre, y miembros unos de los otros. Jesús lo dijo claramente en Mateo 23:8:

Mat 23:8 Pero vosotros, no seáis llamados Rabí; porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos.

A lo largo de veinte siglos la iglesia ha ignorado virtualmente estas palabras. Probablemente con la mejor de las intenciones, ha pedido repetidamente prestadas todas las estructuras de autoridad del mundo, cambiando los nombres de reyes, generales, capitanes, presidentes, gobernadores, secretarios, directores, y jefes por los de papas, patriarcas, obispos, mayordomos, diáconos, pastores, y ancianos, y va alegremente a su aire, enseñoreándose sobre los hermanos y destruyendo así el modelo de servicio que nuestro Señor intentó... En alguna parte, seguramente, las palabras de Jesús, '...así no será entre vosotros,' debe tener algún efecto. Aunque en la mayoría de las iglesias hoy se le ha dado una impensable aceptación a la idea de que el pastor es la voz final en autoridad, tanto en doctrina como en práctica, y que él es el oficial ejecutivo de la iglesia con respecto a la administración. Pero seguramente, si un papa sobre toda la iglesia es malo, un papa sobre cada iglesia no es mejor." ("A Pastor's Authority," Discovery Paper #3500, Discovery Publishing).

No olvidemos el hecho que los ancianos del Nuevo Testamento eran siervos del Dueño, el Señor Jesús, quien era el único que poseía los derechos sobre la iglesia. Así, a lo largo de todo el Nuevo Testamento, jamás hay una sola referencia a ningún líder de la iglesia como "la cabeza" de una iglesia. Tal titulo se reserva exclusivamente para el Señor Jesús. Puesto que los ancianos de las asambleas primitivas no consideraban la iglesia como de su propiedad, no impusieron sus planes mediante fuerza, ni se empecinaron exigiendo a los demás una sumisión insensata apelando a "su posición". En otras palabras, los ancianos de la iglesia primitiva no funcionaban como una oligarquía (el gobierno absoluto de unos cuantos) o una dictadura (el gobierno absoluto de una persona).

Por la misma razón las asambleas primitivas no funcionaban como una democracia moderna. En el Nuevo Testamento nunca se presentan los asuntos de la iglesia siendo resueltos mediante la regla de la mayoría. Aunque nosotros podemos pensar que nuestro sistema democrático americano se basa en la teología bíblica, no encontramos un solo ejemplo en todo el Nuevo Testamento en donde se tomen decisiones levantando las manos.

("Meditando sobre los odres de vino" por Frank A. Viola.)

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Someteos unos a otros en el temor de Dios. (Efesios 5:21)



Porque si la oración de uno o dos tiene tanta fuerza, ¡¡cuánto más la del obispo JUNTAMENTE CON TODA LA IGLESIA!! (Ignacio a los Efesios V-II)



VI-Y cuanto unos ve más callado a su obispo, mayor reverencia ha de tributársele. Porque a todo el que envía el Padre de familias a su propia administración, no de otra manera hemos de recibirle que al mismo que le envía. Luego cosa evidente es que hemos de mirar al obispo como al Señor mismo.

2- Ahora bien , por lo que a vosotros toca, Onésimo levanta al cielo, con sus alabanzas, vuestra disciplina en Dios, y me cuenta cómo todos vivís conforme a la verdad, y que entre vosotros no anida herejía alguna. ES MÁS, PUESTO CASO QUE JESUCRISTO OS HABLA EN VERDAD, A NADIE MÁS TENEIS INTERÉS EN ESCUCHAR.




Ignacio a los Magnesios:

III-I- Mas también a vosotros os conviene no abusar de la poca edad de vuestro obispo, sino, mirando en él la virtud de Dios Padre, tributarle toda reverencia. Así he sabido que vuestros santos ancianos no tratan de burlar su juvenil condición, que salta a los ojos, sino que, como prudentes en Dios, le son obedientes o, por mejor decir, NO A ÉL, SINO AL PADRE DE JESUCRISTO, QUE ES EL OBISPO O INSPECTOR DE TODOS.



Ignacio a los Tralianos:

VII.I- ¡¡ Alerta pues contra los tales (los herejes) !! Y así será a condición de que no os engriais y os mantengáis inseparables de Jesucristo Dios, de vuestro obispo y de las ordenaciones de los Apóstoles.



Ya tenemos pues el sentido de mantenerse obedientes al obispo y a los diaconos y ancianos: LA HEREJIA !!!!



No se trata pues de una obediencia ciega y de un poder jerárquico, sino que Dios, habiendo repartido Sus dones, da un discernimiento especial sobre los obispos, ancianos y diaconos para apacentar la grey y dirigirla A SALVO DE HEREJÍAS.




Ignacio a los Filadelfos:

IX- Acordaos en vuestras oraciones de la Iglesia de Siria, que tiene ahora, en lugar de mí, POR PASTOR A DIOS. SOLO JESUCRISTO y vuestra caridad harán CON ELLA OFICIO DE OBISPO .




En Ignacio a los Filadelfios, también vemos el sentido del obispo, que es para que las ovejas le sigan y se aparten de las malas hierbas de la herejía.
 
Re: la iglesia en las casas...

Bendiciones
II Corintios 8:3 Habla acerca de las ofrendas que reciben (el liderazgo encabezado por Pablo) para ser administradas por ellos (el liderazgo que administra lo material de la iglesia -dinero-) para los pobres y necesitados.Pero en primer lugar se dieron a sí mismos al liderazgo (vr.5). Rogándoles (al liderazgo) poder participar en esa tarea de suplir necesidades a los santos de otras iglesias (vr.4). Aunque la autoridad de Pablo podía mandar, no lo hace así (vr.8) su liderazgo le permitía usar la autoridad para mandar o no a los creyentes. Tito es considerado otro líder del ministerio del Apóstol Pablo (vr.16-17) Y otro más, que no se menciona por su nombre (vr.18) pero es conocido por todas las iglesias como líder. Todos ellos son designados por la Iglesia como líderes para "administrar" en lo espiritual y en los material las cosas de la Iglesia (vrs.19-24).

Esta iglesia de Corinto vivía como muchos hoy, con un espíritu anácronico, un espíritu anárquico y rebelde. Por supuesto, no faltaban argumentos. Unos invocaban una cosa otros otra; pero, el fin era oponerse a la autoridad dada al liderazgo de la Iglesia para no obedecer, primeramente a Cristo y luego no colaborar con la Obra del Señor según Sus Planes Santos y Eternos.
El Apóstol Pablo les escribe por el Espíritu Santo y les dice:
"Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros; ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar de aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder resueltamente contra algunos que nos tienen como si anduviéramos en la carne. Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando ARGUMENTOS Y TODA ALTIVEZ QUE SE LEVANTA CONTRA EL CONOCIMIENTO DE DIOS, Y LLEVANDO CAUTIVO TODO PENSAMIENTO A LA OBEDIENCIA A CRISTO, Y ESTANDO PRONTOS PARA CASTIGAR TODA DESOBEDIENCIA, CUANDO VUESTRA OBEDIENCIA SEA PERFECTA. MIRÁIS LAS COSAS SEGÚN LA APARIENCIA. Si alguno está persuadido en sí mismo que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo. Porque aunque ME GLORÍE ALGO MÁS TODAVÍA DE NUESTRA AUTORIDAD, LA CUAL EL SEÑOR NOS DIO PARA EDIFICACIÓN Y NO PARA VUESTRA DESTRUCCIÓN, NO ME AVERGONZARE; PARA QUE NO PAREZCA COMO QUE OS QUIERO AMEDRENTAR POR CARTAS. ETC., ETC., ETC.." (IICor. 10).

Un liderazgo organizado para ministrar dentro del organismo que es La Iglesia.
Cuya Cabeza indiscutible es Cristo, de quien surgen las decisiones que los miembros del cuerpo según "Su Función" y "Posición", ordenan y ejecutan.

Bendiciones
NitoAvellaneda
 
Re: la iglesia en las casas...

Tobi dijo:
El liderazgo en la iglesia y el liderazgo de Cristo


En Ignacio a los Filadelfios, también vemos el sentido del obispo, que es para que las ovejas le sigan y se aparten de las malas hierbas de la herejía.

Estimado Tobi:

Estoy seguro que su aportación es muy valiosa, sin embargo parece que el artículo empieza mucho antes, ya que según parece usted ha pegado desde el medio del capítulo 5. Deseo solicitarle que pegue el artículo completo ya que me parece muy interesante. Agradezco su deferencia.

Juan José
 
Re: la iglesia en las casas...

juan_herrera dijo:
Estimado Tobi:

Estoy seguro que su aportación es muy valiosa, sin embargo parece que el artículo empieza mucho antes, ya que según parece usted ha pegado desde el medio del capítulo 5. Deseo solicitarle que pegue el artículo completo ya que me parece muy interesante. Agradezco su deferencia.

Juan José

No dispongo de la parte que solicitas. Si la tienes la pueden pegar.
 
Re: la iglesia en las casas...

Tobi dijo:
No dispongo de la parte que solicitas. Si la tienes la pueden pegar.

Estimado Toby,

Lamentablemente no la tengo, me ubiqué debido a que en el cuerpo del artículo aparece el "Capítulo 6", por lo que inferí que disponía del resto. En todo caso gracias, el fragmento está muy bueno.

Jj
 
Re: la iglesia en las casas...

juan_herrera dijo:
Estimado Tobi:

Estoy seguro que su aportación es muy valiosa, sin embargo parece que el artículo empieza mucho antes, ya que según parece usted ha pegado desde el medio del capítulo 5. Deseo solicitarle que pegue el artículo completo ya que me parece muy interesante. Agradezco su deferencia.

Juan José


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Hermano, aqui le pego desde el principio del capitulo 5 al 6, (de "Reconsiderando el Odre"... por Frank Viola, si quiere leerlo completo, puede acceder gratuitamente en esta direccion, www.ptmin.org/espanol.htm , alli se encuentra entre otros titulos el libro al que hacemos referencia aqui, de seguro sera edificante).
bendicioness!!!...

Aqui esta :


CAPITULO 5


EL LIDERAZGO de la iglesia LOCAL:

¿QUIENES ERAN ELLOS?
l tema del liderazgo es uno de los asuntos más importantes (así como constantes) que se han de tratar en cualquier análisis de la práctica de la iglesia. Toda iglesia tiene liderazgo. Sea que una iglesia tenga o no estructuras de liderazgo explícitas o implícitas, el liderazgo siempre está presente. Para decirlo con las palabras de Hal Miller: "El liderazgo está. Puede ser bueno o malo. Puede estar reconocido y tener aquiescencia o no. Pero siempre está" ("Nuts and Bolts of Leadership and Authority" /Tornillos y tuercas del liderazgo y de la autoridad/, Voices Newsletter, No 4). Dependiendo de quién está llevando la dirección, el liderazgo puede ser la peor pesadilla de la iglesia o su más importante elemento de buen éxito.

Debido a que el liderazgo tiene el potencial de llegar a ser tanto un amo cruel como un siervo útil, hay una tremenda necesidad de que los cristianos le echen un nuevo vistazo a este tema. (Note usted que a lo largo de este libro yo uso la palabra "liderazgo" en una forma de concepción limitada. Concretamente, la uso para referirme principalmente a las responsabilidades de supervisión de una asamblea local.) Comencemos nuestro análisis considerando aquellos textos bíblicos que nos proporcionan una clara imagen de quiénes constituían el liderazgo de la iglesia primitiva:

Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ANCIANOS de la iglesia... Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por OBISPOS, para APACENTAR LA IGLESIA DEL SEÑOR, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. (Hechos 20:17, 28, 29)

Ruego a los ANCIANOS que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: APACENTAD LA GREY DE DIOS que está entre vosotros, CUIDANDO de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a VUESTRO CUIDADO, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca EL PRINCIPE DE LOS PASTORES, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. (1 Pedro 5:1-4)

Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ANCIANOS en cada ciudad, así como yo te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Porque es necesario que el OBISPO sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas. (Tito 1:5-7)



Ancianos, pastores y obispos<SUP>*

</SUP>
Los textos anteriores muestran claramente que el liderazgo de la iglesia local se ponía en manos de un grupo de creyentes conocidos como "ancianos". Los ancianos eran hombres de la localidad, que estaban más avanzados espiritualmente que el resto de los creyentes en la asamblea local. El término griego traducido como ‘anciano’ ([font=GraecaII,Courier New]presbuvteros[/font][font=GraecaII,Courier New] [/font]/presbúteros/) simplemente quiere decir un hombre maduro. Por tanto, no se debe pensar que ser anciano es un oficio que queda vacante hasta que se ocupe. Al contrario, los ancianos de la iglesia primitiva eran simples hermanos, por lo general hombres de edad madura. También se los llamaba "obispos" (supervisores), un término que describe su función de supervisar los asuntos de la iglesia. Además, se los llamaba "pastores", porque ellos eran responsables de corregir, enseñar, instruir y guardar el rebaño de los depredadores espirituales. (En tanto que todos los ancianos eran "aptos para enseñar" y poseían el don de pastorear, no todos los que pastoreaban y enseñaban al rebaño eran ancianos —Tito 2:3, 4; 2 Timoteo 2:2, 24; Hebreos 5:12.)

Por consiguiente, según el Nuevo Testamento, los ancianos eran obispos (supervisores) y pastores. El término ‘anciano’ se refiere a su carácter, el término ‘obispo’ se refiere a su función, y el término ‘pastor’ se refiere a su don. Su responsabilidad principal era supervisar la comunidad de creyentes.

En tanto que analizar la función de las mujeres en el liderazgo está más allá del alcance de este libro, parece que en el Nuevo Testamento se distingue entre ministerio y supervisión. Por tanto, mientras que las mujeres tienen libertad para funcionar en todo don otorgado por el Espíritu Santo, no han de supervisar a los hombres. Dicho de otro modo, las hermanas pueden ministrar en la iglesia mediante la profecía, la instrucción, la exhortación, el testimonio, el canto, la confortación, etc., pero la disposición divina no les permite supervisar los asuntos de la asamblea (compárese Hechos 2:16-18; 18:26; 21:8, 9; 1 Corintios 11:4, 5; Gálatas 3:28; Tito 2:3, 4 con 1 Corintios 11:1-3; 14:34, 35; 1 Timoteo 2:11-15).



El principio del liderazgo compartido
En el Nuevo Testamento se presenta una vista del liderazgo que es compartido. A todo lo largo del mismo descubrimos que los apóstoles siempre establecieron un liderazgo plural dentro de las asambleas que habían fundado. Lucas nos relata que los apóstoles constituyeron ancianos (plural) en cada iglesia (Hechos 14:23). Desde Mileto, Pablo envió a Efeso e hizo llamar a los ancianos (plural) de la iglesia (Hechos 20:17). Cuando Pablo escribió a la iglesia de Filipos, saludó a los santos con los obispos (plural) que estaban presentes (Filipenses 1:1). Finalmente, Santiago (Jacobo) requirió a los enfermos a que llamasen a los ancianos (plural) de la iglesia (Santiago 5:14).

Además, ofrezco la siguiente serie de pasajes para consideración: Hechos 9:30; 11:1, 29, 30; 15:2-6, 22-40; 16:2; 17:10; 18:27; 20:17; 21:17, 18; Efesios 4:11; 1 Tesalonicenses 5:12, 13; 1 Timoteo 4:14; 5:17-19; Tito 1:5; Hebreos 13:7, 17, 24; 1 Pedro 5:1, 2. En estos pasajes usted encontrará que la Biblia demuestra sólidamente que las iglesias primitivas eran supervisadas por una pluralidad de líderes (ancianos), opuesta a un líder único (pastor, sacerdote u obispo). Aquellos que señalan los líderes únicos del Antiguo Testamento para justificar la práctica popular de "sola pastora" (pastor único), cometen dos errores. Primero, pasan por alto el hecho de que todos los líderes ‘solos’ del Antiguo Testamento —incluso José, Moisés, Josué, David y Salomón— sirvieron como tipos del Señor Jesucristo, más bien que como oficiales humanos de la iglesia. Segundo, ignoran el modelo de liderazgo que se muestra claramente en todo el Nuevo Testamento. Watchman Nee observa al respecto:

Por lo general, la primera pregunta que se hace con respecto a una iglesia es: ‘¿Quién es el ministro?’ El concepto que tiene en la mente el que pregunta es: ‘¿Quién es el hombre responsable de ministrar y administrar las cosas espirituales en la iglesia?’ El sistema clerical de administración de la iglesia es sumamente popular, pero todo este concepto es ajeno a las Escrituras, donde vemos que la responsabilidad por la iglesia está encomendada a los ancianos, no a ‘ministros’, como tales; y los ancianos sólo hacen supervisión de la obra de la iglesia, no la realizan en interés de los hermanos. Si, en un grupo de creyentes, el ministro es activo y los miembros de la iglesia son todos pasivos, entonces ese grupo es una misión, no una iglesia. En una iglesia todos los miembros son activos... Dios determinó que todo cristiano sea un ‘obrero cristiano’, y El constituyó a algunos a que asuman la supervisión de la obra, para que la misma pueda ser realizada eficientemente. No fue nunca el propósito de Dios que la mayoría de los creyentes se dedicaran exclusivamente a negocios seculares y dejaran los asuntos eclesiales a un grupo de especialistas espirituales (The Normal Christian Church Life /La vida eclesial cristiana normal/).

En el Nuevo Testamento todos los ancianos estaban en pie de igualdad. Aun cuando algunos, no cabe duda, eran espiritualmente más maduros que otros, no había ninguna estructura jerárquica entre ellos. Una cuidadosa lectura del libro de los Hechos mostrará que, en tanto que a menudo Dios usaba distintos líderes de la iglesia como voceros temporales para ocasiones específicas, ningún líder ocupaba un permanente oficio de supremacía sobre los demás. Dicho de otra manera, la iglesia primitiva no escogía a un hombre de entre el colegio de ancianos para elevarlo a una posición superior de autoridad. De consiguiente, oficios modernos tales como ‘pastor decano’, ‘anciano principal’ y ‘pastor principal’ sencillamente no existían en la iglesia primitiva.

A este respecto, el sistema popular de pastor único de nuestros días era totalmente extraño para la iglesia neotestamentaria. En ninguna parte del Nuevo Testamento encontramos a uno de los ancianos convertido a la posición de superapóstol e investido con una autoridad gubernamental y administrativa suprema sobre el rebaño y por encima de los otros ancianos. Este grado de autoridad estaba reservado sólo para una persona, el Señor Jesús mismo. El, y sólo El, era la Cabeza exclusiva de la iglesia. Sólo el Señor tenía la posición suprema de Comandante en Jefe en cada asamblea local —¡no meramente en forma retórica, sino en realidad!

Por consiguiente, el liderazgo plural en la iglesia local protegía la sola condición de Cabeza de El Ungido. Asimismo servía como un impedimento contra el despotismo y la corrupción dentro del liderazgo. Además, providenciaba una intensa responsabilidad (de rendir cuenta) entre los líderes —algo que falta desesperadamente en la moderna iglesia institucional. Como Watchman Nee dice:

Tener pastores en una iglesia es bíblico, pero el sistema pastoral de hoy no es bíblico en absoluto; es un invento del hombre... No es voluntad de Dios que un creyente sea seleccionado de entre todos los demás para ocupar un lugar de especial prominencia, en tanto que los otros se someten pasivamente a su voluntad... Poner la responsabilidad en las manos de varios hermanos, más bien que en las manos de un individuo, es la manera de Dios de salvaguardar su iglesia contra los males que resultan del dominio de una personalidad fuerte (The Normal Christian Church Life /La vida eclesial cristiana normal/.)



Liderazgo de orientación funcional

frente a liderazgo de orientación posicional
El liderazgo de la iglesia local era no sólo compartido, sino que era autóctono. Esto quiere decir que los ancianos eran hermanos locales que habían sido levantados y desarrollados espiritualmente de dentro del ámbito de la asamblea local. En conformidad, la aceptada práctica de importar un líder (típicamente un pastor) de otra localidad para que gobierne una iglesia, no tiene ninguna base neotestamentaria. Todo lo contrario, los ancianos eran hombres residentes a quienes Dios había levantado de en medio de la asamblea existente, para que asumieran responsabilidad por ella.

Además, su autoridad estaba limitada a su función y madurez espiritual, más bien que a un oficio sacerdotal que hubiese sido conferido a ellos externamente por medio de una ordenación. Desde luego, después que el Espíritu Santo escogía a los ancianos internamente, los apóstoles confirmaban luego su llamamiento externamente; si bien, la función precedía a la forma (Hechos 14:23; 20:28; Tito 1:5). Por tanto, es un error trágico tener por igual la confirmación apostólica, con el establecimiento de un sistema de clases separadas, tal como la profesión clerical de nuestros días. La confirmación apostólica no era más que el reconocimiento público de aquellos que ya estaban funcionando como ancianos (pastoreando) en la asamblea (véase Números 11:16 con respecto a este principio). Los términos griegos traducidos como "constituir" y "establecer", en Hechos 14:23 y Tito 1:5, simplemente significan reconocer a alguien a quien otros ya han sancionado.

Desafortunadamente, la propensión norteamericana a tener ‘oficios’ y ‘puestos’, ha hecho que muchos creyentes traigan estas ideas al texto bíblico y vean a los ancianos en tales términos. Semejante manera de pensar no sólo confunde el liderazgo de la iglesia primitiva con convencionalismos sociales modernos, sino que también despoja de su significado original la terminología del liderazgo hallada en la Biblia. En el griego, ‘anciano’ quiere decir hombre maduro, ‘pastor’ significa uno que alimenta y protege, y ‘obispo’ (supervisor) es uno que supervisa. Dicho llanamente, la noción neotestamentaria del liderazgo es funcional, más bien que oficial. El Nuevo Testamento nunca contempla a los líderes de la iglesia como ‘oficiales’, ni habla nunca de ‘oficios’ eclesiales. (Así, en Hechos 1:20; Romanos 11:13; 12:4; y 1 Timoteo 3:1, 10, 13 la palabra "oficio" que aparece en algunas versiones,<SUP>*</SUP> no tiene equivalente en el texto griego. Además, en 1 Timoteo 3:1 Pablo describe al obispo /supervisor/ como una función, diciendo: "Si alguno anhela obispado, buena obra desea.")

La verdadera autoridad espiritual está basada en la función más bien que en la posición relativa; está arraigada en la vida espiritual, no en una posición titular. Dicho de otra manera, el liderazgo neotestamentario se puede entender mejor en términos de verbos más bien que de nombres. De esta manera, nuestro Señor Jesús recusó las autoritarias jerarquías de precedencia de sus días; porque a los ojos de El, la autoridad espiritual se halla en una toalla y una palangana más bien que en un cargo externo.



Características morales de los ancianos
Los ancianos del Nuevo Testamento eran hombres de un probado carácter moral, no de extraordinarios talentos (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9). Eran líderes-siervos (o como a Robert Banks le gusta decir, "siervos dirigentes"), no conductores de esclavos (Mateo 20: 25, 26). Eran hombres de probada espiritualidad y fidelidad, no administradores de mucha autoridad ni expertos gerentes. Eran ejemplos para el rebaño, no amos del mismo (1 Pedro 5:3). Funcionaban como esclavos, no como césares espirituales (Lucas 22:24-27). Eran facilitadores, no tiranos. Dirigían como padres humildes, no como déspotas (1 Timoteo 3:4; 5:1). Eran persuadidores de la verdad, no autócratas eclesiásticos cuyos egos medraban en el poder (Tito 1:9). Eran nutridores, no intimidadores (1 Tesalonicenses 2:7, 8) —super-intendentes espirituales, no predicadores profesionales (Hechos 20: 28-35). Ellos no trabajaban en lugar de otros, sino que supervisaban a otros conforme trabajaban.

Los ancianos neotestamentarios eran buscadores del reino, no establecedores de imperios. Eran cristianos comunes y corrientes, no actores de muchos talentos, ultraversátiles, superhumanos, idolatrados, semejantes a celebridades. Su idoneidad no provenía de escuelas profesionales ni de licencias, sino del Espíritu de Dios mismo (Hechos 20:28). Su formación no era puramente académica, formal o teológica, sino práctica y funcional, siendo cultivados en el contexto de la vida eclesial misma y a través de relaciones de asesoramiento con otros hombres piadosos (Hechos 14:21-23; 2 Timoteo 2:2). No se consideraban idóneos para dirigir por adquirir una combinación de habilidades de contabilidad, de hablar en público y de psicología amateur, sino por un genuino crecimiento en la vida de El Ungido mediante una obra directa de la cruz.

A los ancianos bíblicos no se los consideraba especialistas religiosos, sino hermanos fieles. No eran clérigos profesionales, sino (normalmente) hombres de familia que tenían trabajos seculares (Mateo 10:8; Hechos 20:17, 32-35; 2 Corintios 2:17; 1 Tesalonicenses 2:9; 2 Tesalonicenses 3:7-10; 1 Timoteo 6:5; 1 Pedro 5:2, 3). Debido a su labor incansable, algunos de los ancianos recibían ofrendas voluntarias de los hermanos como prenda de bendición (Gálatas 6:6; 1 Timoteo 5:17, 18). Sin embargo, no se deben confundir las dádivas periódicas que recibían, con los cargos con sueldo fijo de los ministros profesionales de nuestros días. No se deben confundir tampoco con el sostenimiento bíblicamente justificado de los obreros apostólicos itinerantes que viajan de región a región para establecer asambleas locales (1 Corintios 9:1-18).

Debido a que Pablo era un apóstol, tenía legítimo derecho a recibir un cumplido sostén económico de parte del pueblo de Dios. Pero, intencionadamente, Pablo renunció a este derecho, en lo concerniente a las asambleas a las cuales ministraba localmente (1 Corintios 9:14-18; 2 Corintios 11:7-9; 12:13-18; 1 Tesalonicenses 2:6-9; 3:8, 9). Pablo no quería gravar económicamente a ninguna iglesia, en tanto que la servía en su localidad. De modo que el principio paulino respecto del sostén económico se resume en la frase: "...cuando estaba entre vosotros... a ninguno fui carga" (2 Corintios 11:9). Este principio revela la sobria realidad de que la iglesia neotestamentaria no tenía conocimiento alguno de una clerecía residente, asalariada. Steve Atkerson destaca diestramente este punto diciendo:

En Hechos 20 Pablo les dio instrucciones específicas a los ancianos efesios acerca de sus deberes como ancianos. En cuanto a finanzas, Pablo aseveró que él no había codiciado ni plata ni oro de nadie, y que él había pagado sus propios gastos trabajando duro con "estas manos" (20:34, 35; 18:1 y ss.). Siguiendo el ejemplo de Pablo, los ancianos debían también ganarse la vida con un trabajo secular para poder ayudar a los necesitados y practicar las palabras del Señor Jesús, de que "Más bienaventurado es dar que recibir". Así, pues, de Hechos 20:32-35 queda claro que los ancianos han de estar en una situación económica de dar a la iglesia, no de recibir de ella... ¿Debe la iglesia emplear pastores profesionales? Semejante profesión era no sólo extraña en la iglesia neotestamentaria, sino que era incluso desaprobada (Hechos 20:32-35)... crear una clase de ministros asalariados tiende a elevarlos por encima de los creyentes promedio y fomenta una distinción artificial de laicado/clerecía. Finalmente, los vendedores tienden a ser excepcionalmente amables para con aquellos a quienes ellos esperan vender algo. Contratar a un clérigo profesional lo coloca en una similar relación de vendedor/cliente, e indudablemente eso afecta, hasta cierto punto, su trato con los contribuyentes significativos (Toward a House Church Theology /Hacia una teología de iglesias de hogar).

Los líderes de la iglesia neotestamentaria no estaban ni sobre ni aparte del rebaño. En cambio, funcionaban como quienes estaban entre ellos (1 Pedro 5:1-3). (Nótese que la palabra griega [font=GraecaII,Courier New]proiívíívívívííísíítmi[/font][font=GraecaII,Courier New] [/font]/[font=GraecaII,Courier New]pro[/font]ϊ[font=GraecaII,Courier New]stamevnous [/font]proistamenus/ traducida "que están sobre ustedes" ["os presiden", en la Reina-Valera] en 1 Tesalonicenses 5:12, tiene el concepto de uno que va a la cabeza o está delante de otros, más bien que uno que gobierna sobre ellos.<SUP>*</SUP> Cabe decir lo mismo respecto de los textos de Hebreos 13:7, 17 y 24.) George Mallone observa con perspicacia:

Contrario a lo que nos gustaría creer, los ancianos, pastores y diáconos no están en una cadena de mando, o pirámide jerárquica, que los coloca bajo El Ungido y sobre la iglesia. Los líderes de una iglesia bíblica son simplemente miembros del Cuerpo de El Ungido, no una oligarquía selecta. Son miembros a quienes Dios ha escogido para dotarlos de ciertos carismas (Furnace of Renewal /Horno de renovación).

De conformidad con el mandamiento de nuestro Señor, los líderes neotestamentarios no permitían que se los llamase con títulos honoríficos tales como "Pastor Pérez", "Anciano Tomás", "Obispo Santiago", "Ministro Juan" o "Reverendo Samuel" (Mateo 23:7-12). Naturalmente, semejantes títulos elevan a los líderes eclesiásticos a un plano que está encima de los demás hermanos de la asamblea. Por tanto, las congregaciones y la clerecía son igualmente responsables por crear el corriente ‘guruísmo cristiano’, generalizado hoy en el Cuerpo de El Ungido, en el cual algunos líderes religiosos son considerados como celebridades espirituales y elogiados con una condición de club de fanáticos.

Al contrario, los líderes neotestamentarios eran considerados como hermanos comunes y corrientes. Como tales, eran del todo tan comunicativos y accesibles a los santos como cualquier otro creyente en la iglesia. Por esta razón, en 1 Tesalonicenses 5:12, 13 se exhorta a los santos a conocer íntimamente a sus líderes (un mandato casi imposible de cumplir en la mayoría de las iglesias contemporáneas, donde el pastor está entrenado a mantener la distancia del pueblo, no sea que "diluya su autoridad"). En este respecto, la imagen común de los líderes eclesiásticos como sagrados "hombres de la clerecía" es totalmente extraña al concepto bíblico.



El moderno sistema de clerecía
Es una tragedia inconfundible que la percepción dominante del liderazgo entre los cristianos de hoy en día, haya sido solapada en un marco institucional. En lo que respecta al liderazgo eclesiástico, el criterio del creyente promedio ha sido plasmado mediante las prevalecientes nociones de clericalismo. Sin embargo, la moderna dicotomía de clerecía/laicado es un concepto posbíblico que está desprovista de toda sanción bíblica en absoluto. Esta dicotomía es no sólo bíblicamente inválida, sino que sirve como una molesta amenaza a lo que Dios ha llamado a la iglesia que sea —un Cuerpo en función. En una palabra, la noción de un ‘clero ordenado’ no sólo refleja valores jerárquicos, sino que carece absolutamente de todo mérito bíblico. Como Robert C. Girard dice:

Hay un sistema de dos castas no bíblico firmemente establecido en nuestra vida eclesial. En este sistema de dos castas hay una casta de clérigos que está formada, llamada y pagada para que desempeñe el ministerio, y se espera que lo haga. Y hay una casta de laicos que normalmente funciona como el auditorio que apreciativamente paga por la actuación del clero —o critica con acritud los fallos y defectos que ocurren en ese desempeño (y siempre hay fallos y defectos). Nadie espera mucho de la casta inferior o laica (excepto la asistencia, los diezmos y testimonios). Y todos esperan demasiado de la casta superior o clerical (¡incluso los clérigos mismos!) El mayor problema en todo este asunto, es el hecho de que el enfoque bíblico del ministerio contradice totalmente este sistema (Brethren, Hang Together /Hermanos, permanezcan unidos/).

Escribiendo en el mismo tono, Howard Snyder observa:

Por lo tanto, la doctrina neotestamentaria del ministerio no descansa sobre la distinción de clerecía/laicado, sino sobre los pilares gemelos y complementarios del sacerdocio de todos los creyentes y los dones del Espíritu. Hoy día, cuatro siglos después de la Reforma, aún está por lograrse la plena aplicación de esta afirmación protestante. La dicotomía clerecía/laicado es una herencia directa del catolicismo romano de la prerreforma y un retroceso al sacerdocio veterotestamentario. Es uno de los principales obstáculos hoy para que la iglesia sea la agente de Dios para el reino, porque crea un falso concepto de que tan sólo ‘hombres santos’, esto es, los ministros ordenados, son los realmente idóneos y responsables para el liderazgo y el ministerio significativo. En el Nuevo Testamento hay distinciones funcionales entre diversas clases de ministerios, pero no existe ninguna división jerárquica entre clerecía y laicado (The Community of the King /La comunidad del Rey/, usado con permiso del autor).

Por consiguiente, los ancianos neotestamentarios no eran líderes clericales, sino hermanos espiritualmente maduros, dados por el Espíritu Santo principalmente para salvaguardar el desarrollo espiritual de toda la congregación. En realidad, ellos capacitaban a los santos a efectuar la labor del ministerio (Efesios 4:11-16), y les enseñaban cómo debían funcionar en las reuniones eclesiales y fuera de ellas. Tenían cuidado en lo que respecta a los lobos espirituales (Hechos 20:28-31; Tito 1:7-14; Hebreos 13:17); restringían a los excesivamente activos; alentaban a los pasivos; amonestaban a los desordenados; reprendían a los rebeldes; y confortaban a los débiles (1 Tesalonicenses 5:12, 13). Lo que es más, capacitaban a los santos para que proveyesen ese mismo ministerio en la iglesia (1 Tesalonicenses 5:14-15).

Los ancianos no monopolizaban el ministerio en las reuniones de la iglesia ni alentaban la pasividad entre los miembros de ella. En cambio, supervisaban las reuniones conforme los demás hermanos funcionaban libremente (1 Corintios 14:26). (Nótese que la supervisión es mayormente una función pasiva.) Su supervisión no sofocaba la vida de la congregación ni interfería con el ministerio de los creyentes. En tanto que los ancianos dotados tenían una amplia parte en la enseñanza, en la profecía y en la exhortación, hacían eso en pie de igualdad con todos los demás miembros, dejando amplia oportunidad para que ellos también funcionasen de acuerdo a sus propios dones. Por tanto, los ancianos actuaban como ‘entrenadores’ de jugadores, no como monopolizadores. El liderazgo de la iglesia neotestamentaria funcionaba de todas estas maneras, sin usurpar los derechos reales de El Ungido y sin imponer un dominio avasallador sobre el pueblo del Señor.

En contraste con la presente noción de ‘el pastor’, los ancianos neotestamentarios no operaban como CEOs (oficiales ejecutivos principales) espirituales, que presiden sobre su empresa espiritual y llevan a cabo programas estratégicos con el fin de extender ‘su’ congregación. En vez de eso, los ancianos de la iglesia neotestamentaria estaban plenamente conscientes de que la iglesia no les pertenecía a ellos, sino a su amado Señor, que era el único que tenía el derecho de andar "en medio de los candeleros". Por tanto, un anciano neotestamentario se encogería indudablemente si usted usara, con respecto a él, frases como "su iglesia" o "su pueblo".

Lo dicho en las páginas precedentes no tiene por objeto empañar todo el clero. Sin duda alguna, innumerables eclesiásticos se han dedicado a su profesión con los más elevados motivos, y muchos de ellos se las han arreglado para guardarse de los lazos carnales vinculados a su profesión. Por consiguiente, el problema no está en el clero como personas; el problema está en el sistema al cual ellos pertenecen. La profesión clerical es una institución colosal que se encuentra muy alejada del concepto neotestamentario del liderazgo. Y su sola presencia impide la formación de iglesias activas, relacionales y maduras que expresen intensamente el liderazgo de Jesucristo como Cabeza. Como lo expresa Jon Zens:

En tanto que la distinción de ‘clerecía/laicado’ está arraigada y se da por sentada en los círculos religiosos, no se la puede encontrar en el Nuevo Testamento... Debido a que en el Nuevo Testamento no se sabe nada de ‘clerecía’, el hecho de que una separada casta de los ‘ordenados’ impregna nuestro vocabulario y nuestra práctica, ilustra bastante enérgicamente que todavía no tomamos muy en serio el Nuevo Testamento. La práctica de la ‘clerecía’ es una herejía que se debe repudiar. Ataca en lo íntimo el sacerdocio de todos los creyentes que Jesús compró en la cruz. Contradice la forma que el reino de Jesús había de tomar cuando El dijo: "Ustedes son todos hermanos." Debido a que es una tradición de hombres, invalida la Palabra de Dios... El sistema clerical subsiste como un monumental obstáculo a una genuina reforma y renovación (The ‘Clergy/Laity’ Distinction: A Help or a Hindrance to the Body of Christ? /La distinción de clerecía—laicado: ¿Una ayuda o un impedimento para el Cuerpo de Cristo?/, en Searching Together, Vol. 23:4).



El liderazgo eclesial y el liderazgo de El Ungido como Cabeza
Recogiendo el contenido de lo que se ha dicho anteriormente, los líderes de la iglesia neotestamentaria eran simples hermanos —hombres de familia locales — siervos de Jesucristo maduros y fidedignos — cristianos normales y corrientes, que tenían la responsabilidad de cuidar el rebaño, y lo pastoreaban a través de sus diarias pruebas y bendiciones.

Teniendo esto en mira, mi oración es que el Señor haga pedazos la noción no bíblica del sistema de clerecía profesional, que ha convertido las preciosas cosas del Señor en jerarquías tipo castrense, en sistemas impelidos por programas, así como en instituciones orientadas por sí mismas. Una vez más, la Biblia no conoce nada de una clase separada de líderes ordenados (clerecía), que gobierna a una clase inferior de creyentes (laicado). A este respecto, Jon Zens arguye acerbamente:

La distinción católico romana de ‘clerecía’/’laicado’ fue traspasada al protestantismo en una forma diferente. Esta distinción no bíblica ha hecho, y está haciendo, un daño incalculable... si somos sensibles a las Escrituras, debemos abolir para siempre de nuestro vocabulario la común distinción de ‘clerecía’ (‘el pastor’) y ‘laicado’ (el resto de la iglesia). Esta distinción perpetúa una terrible falsedad —pero, desafortunadamente, refleja en todo respecto nuestro concepto y nuestra práctica (What is a Minister? —Principles for the Recovery of New Testament Church Ministry /¿Qué es un ministro? —Principios para el restablecimiento del ministerio de la iglesia neotestamentaria/, en Searching Together, Vol. 11:3).

El moderno sistema de pastor del protestantismo es un artefacto religioso que ha permitido que los miembros de la iglesia se tornen en un auditorio, debido a su gran dependencia de un único líder. Esta estructura no bíblica, dominada por la clerecía, ha convertido a la iglesia en un lugar donde los cristianos se reúnen para ver actuar a los profesionales que realizan sus programas religiosos. La misma ha transformado a la asamblea en un centro de predicación profesional sostenido por ‘espectadores laicos’. En pocas palabras, el concepto clerical del liderazgo eclesial destruye invariablemente la vida corporativa. Christian Smith expresa esto bellamente:

La profesión clerical es fundamentalmente contraproducente. Su propósito declarado es promover la madurez espiritual en la iglesia —una valiosa meta. Sin embargo, en realidad efectúa lo contrario, promoviendo una permanente dependencia del laicado en la clerecía. Los eclesiásticos vienen a ser para sus congregaciones como padres cuyos hijos nunca crecen, como terapeutas cuyos clientes nunca llegan a curarse, como maestros cuyos estudiantes nunca se gradúan. La existencia de un ministro profesional, de tiempo completo, hace demasiado fácil a los miembros de la iglesia no tomar responsabilidad alguna por la vida progresiva de la iglesia. ¿Y por qué debían hacerlo? Eso es trabajo del pastor (así se opina). Pero el resultado es que el laicado permanece en un estado de dependencia pasiva. Sin embargo, imagínese usted una iglesia cuyo pastor renunció y no se ha podido hallar un substituto. Imaginariamente, andando el tiempo los miembros de esa iglesia tendrían que salir de sus bancas, reunirse y resolver quién habría de enseñar, quién habría de aconsejar, quién habría de solucionar las contiendas, quién habría de visitar a los enfermos, quién habría de dirigir la adoración, etcétera. Con un poco de discernimiento llegarían a comprender que la Biblia llama al Cuerpo, como un todo, a hacer juntos todas estas cosas, moviendo a cada uno a considerar qué don tiene para contribuir, qué función podría desempeñar para edificar el Cuerpo... cuando volvemos a la Palabra de Dios y la leemos de nuevo, vemos que la profesión clerical es el resultado de nuestra cultura e historia humanas y no de la voluntad de Dios para la iglesia. Sencillamente, es imposible idear una defendible justificación bíblica de la institución de la clerecía así como la conocemos ("Church Without Clergy" /Iglesia sin clerecía/, Voices in the Wilderness, Nov/Dec ’88).

En resumidas cuentas, el asunto del liderazgo de la iglesia local en realidad queda reducido a una única cuestión rudimentaria —el liderazgo de El Ungido como Cabeza. Descansa sobre la espinosa pregunta de quién ha de ser la Cabeza, ¿El Ungido o nosotros? Este trascendental asunto puede ser resumido así: ¿Habremos de seguir ratificando un sistema (el de clerecía/laicado) y un oficio (el de pastor único) que no existen en el Nuevo Testamento, o pondremos humildemente a un lado nuestras ideas humanas de liderazgo en favor del modelo bíblico?

Lo que se ha expresado en este capítulo, indudablemente hará arquear las cejas de algunos que leen su Biblia con los espejuelos oscuros del clericalismo moderno. Confío en que he hablado con caridad, pero la limitación impuesta sobre la comunidad creyente por el moderno sistema clerical, es un asunto solemne y constituye un descrédito no pequeño en el reino de Dios. Por lo tanto, no espero una reacción precipitada a lo que he dicho, ni una aprobación atolondrada. En cambio, reto a mis lectores a que pasen a considerar detenidamente y en espíritu de oración este asunto y saquen su propia conclusión.

Comencemos a recuperar y guardar el singular puesto del Señor Jesucristo como Cabeza soberana de su iglesia, a fin de que El desate su amado sacerdocio (de todos los creyentes) de las cadenas que la han estado atando.

<HR>

CAPITULO 6


EL Liderazgo de la iglesia local:

¿COmo dirigIan ellos?


n el capítulo anterior descubrimos que la noción moderna de "el pastor", que es la forma de liderazgo aceptada en la mayoría de las iglesias protestantes y evangélicas, es totalmente extraña al Nuevo Testamento. Según los datos bíblicos, los líderes de la iglesia primitiva eran simplemente hombres locales que cuidaban de la congregación. Era a ellos que Dios les había dado la tarea de supervisar el rebaño. En la Biblia se los llama ancianos, obispos (supervisores) y pastores.

Aun cuando es cierto que en el Nuevo Testamento no se promueve otra forma de liderazgo que la forma compartida, la mera presencia de una pluralidad de ancianos no asegura que una iglesia habrá de ser saludable. Si los ancianos no dirigen de la manera que el Señor Jesús prescribió, su efecto puede ser más dañino para la asamblea que el de un líder único. De esa manera, en vez de tener un tirano espiritual, la iglesia tendrá varios. Esta es la razón por la cual la cuestión de cómo ha de funcionar el liderazgo en la iglesia, viene a ser crucial.

A diferencia del sistema clerical moderno, los ancianos del Nuevo Testamento nunca fueron considerados como las figuras prominentes de la iglesia. De hecho, a todo lo largo de los documentos neotestamentarios hay una pasmosa falta de atención debida al liderazgo. Por ejemplo, las epístolas que Pablo escribió a las iglesias nunca están dirigidas a los líderes de las iglesias, sino más bien a las iglesias mismas (nótese que en Filipenses 1:1 el liderazgo es mencionado sólo fugazmente, y sólo después de dirigirse a la iglesia). Esta omisión es muy significativa, porque desafía vigorosamente la noción evangélica popular de la preeminencia del pastor, la cual está innegablemente en contradicción con la enseñanza bíblica.

Además, en el Nuevo Testamento todo el tema del liderazgo tiene mucha menos preponderancia, que la que se le da en la mayoría de los círculos cristianos modernos. Por ejemplo, con excepción de las epístolas pastorales (que fueron escritas a los colaboradores apostólicos de Pablo), ¡el Apóstol nunca menciona a los ancianos en ninguna de sus epístolas! El principal énfasis de sus epístolas está centrado en cómo ha de funcionar la iglesia entera y cómo la misma ha de asumir responsabilidades, más bien que en cómo opera su liderazgo.

Autoridad jerárquica, posicional y espiritual
En las Escrituras se pone mucho énfasis en el hecho de que, en el reino de Dios, el liderazgo es drásticamente diferente del liderazgo habitual, tanto en el mundo gentil como en el judío. A diferencia de la noción gentil de lo que es autoridad, el enfoque cristiano del liderazgo no vincula la autoridad con un poder tipo castrense ni con estructuras jerárquicas. Los líderes neotestamentarios no se enseñoreaban de los santos mediante una jerarquía establecida, de cadena de mando, como hacían los líderes en el mundo gentil (Mateo 20:25-28). Además, a diferencia de la noción judía de lo que es autoridad, el enfoque cristiano del liderazgo no vincula la autoridad con una ordenación, ni oficio, ni posición, ni título, ni protocolo externos. Por consiguiente, en la iglesia primitiva los líderes no dirigían recurriendo a una autoridad investida en posiciones titulares, como hacían los líderes en el mundo judío (Mateo 23:1-12).

La orientación cristiana del liderazgo vincula la autoridad espiritual con la función y la madurez espirituales. Está basada en el modelo de liderazgo de siervo, que era un tema común en la enseñanza de nuestro Salvador —un modelo que milita contra las ponzoñas de la sumisión forzosa, de estructuras de autoridad excesivamente pesada y de relaciones jerárquicas (ver Mateo 23:11; Marcos 10:42-45; Lucas 22:26, 27). En este contexto, el modelo cristiano de liderazgo sirvió como una salvaguardia al real y viviente liderazgo de El Ungido (como Cabeza) y un freno contra el autoritarismo, el formalismo y el clericalismo. El reverdecimiento de la vara de Aarón es una hermosa ilustración, que revela que la base de la autoridad espiritual descansa en la manifestación de la vida de resurrección, mediante el servicio espiritual, más bien que en una posición asumida (Números 17:1-12).

Por tanto, los líderes de la iglesia primitiva dirigían con el ejemplo, no por coerción ni manipulación. El respeto que recibían de la congregación era en proporción directa a su servicio sacrificial (1 Corintios 16:10, 11, 15-18; Filipenses 2:29, 30; 1 Tesalonicenses 5:12, 13; 1 Timoteo 5:17). Su autoridad estaba arraigada en su condición espiritual interna y en su función externa, más bien que en una posición sacerdotal que ellos asumieran. Para decirlo con las palabras de Pedro, ellos no dirigían "como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey" (1 Pedro 5:3).

Un ejemplo es una pauta señalada para que otros la sigan. En vista de que los ancianos eran ejemplos, esto implica dos cosas: 1) actividad de parte de los ancianos (puesto que ellos daban el ejemplo) y 2) actividad de parte de los demás hermanos (puesto que ellos seguían el ejemplo de los ancianos). Por lo tanto, si un anciano esperaba que otros ganaran a los perdidos, era incumbencia de él mostrar ante la congregación cómo ganar almas. ¿Por qué? Porque él dirigía con el ejemplo. En consecuencia, la noción que sostiene que los pastores no ganan almas puesto que "los pastores no procrean ovejas, sino que las ovejas procrean ovejas" es un ejemplo clásico de hacer pedazos violentamente la enseñanza de las Escrituras. Si empujamos la metáfora de pastor-oveja más allá de su significado propuesto, no sólo los pastores no pueden engendrar ovejas, sino que también roban su lana y (a veces) ¡se las comen para almuerzo! Desafortunadamente, no pocos ‘pastores’ modernos son culpables de alimentarse de las ovejas, en vez de alimentarlas a ellas (Judas 12; Ezequiel 34:1-10).

Además, en tanto que los ancianos estaban al frente de la congregación en calidad de modelos de vida espiritual y de servicio, exhortaban a los hermanos a que viviesen y sirviesen de la misma manera (1 Tesalonicenses 5:12-15). De esa manera alentaban a los maestros a enseñar, a los predicadores a predicar, a los profetas a profetizar, a los que exhortan a exhortar, etc. tanto dentro como fuera de las reuniones eclesiales. Téngase en cuenta que en las reuniones de la iglesia primitiva se permitía que cada miembro funcionara según su propio don, en vez de engendrar pasividad y muerte espiritual en la congregación, al tiempo que un hombre pronunciaba un sermón de 45 minutos.

Para decirlo en forma simple, el liderazgo en el Nuevo Testamento no era una obligación servil ni una austera necesidad. Era un valioso recurso caracterizado por la humildad, la afinidad, el servicio y el ejemplo piadoso.



Un paradigma de liderazgo copiado
Trágicamente, el modelo que a menudo se muestra para el liderazgo eclesial, es tomado del mundo de negocios corporativo. El paradigma que se utiliza es un paradigma gerencial, en el cual el motivo impulsor para un líder eclesiástico es formular una meta definida y trazar gráficamente un programa estratégico, mediante el cual se haya de alcanzar esa meta. De este modo, la iglesia ha quedado atrapada en el organizacionalismo aerodinámico de la cultura norteamericana corporativa. Como resultado, los cristianos han bautizado métodos de liderazgo seculares y los han colado como si fueran bíblicamente válidos. Para decirlo en forma sencilla, ¡nuestra moderna noción del liderazgo eclesial se encuentra culturalmente cautiva del espíritu de esta era!

Viendo que, en lo que respecta al liderazgo, el gran peso de la enseñanza bíblica se ha perdido en las nociones prevalecientes de nuestra cultura, necesitamos reclamar la base bíblica respecto de este asunto. Nos haría bien recordar que la metáfora principal que se traza en la Biblia respecto de la iglesia, no es una organización, sino un organismo. De ahí que la metáfora corporacional es una metáfora tergiversada. Como hemos dicho en el Capítulo 4, la principal metáfora para la iglesia es la de una familia viviente.

Por esta razón, el modelo bíblico para el liderazgo cristiano es el de una madre y un padre (1 Tesalonicenses 2:6-12). No obstante, incluso la imagen paternal del liderazgo puede llegar a ser deformada y convertida en una prosa fría, si no se la considera contra el telón de fondo del sacerdocio general de todos los creyentes y de nuestra relación primaria de unos con otros como hermanos y hermanas (Mateo 23:8). Dicho llanamente, los líderes de la iglesia neotestamentaria dirigían de una manera no jerárquica, no aristocrática, no autoritaria, no institucional y no clerical. Además, el liderazgo que se visualiza en el Nuevo Testamento es principalmente funcional, y de forma más importante, es relacional.

Tener al liderazgo de la iglesia local funcionando conforme a los mismos principios que rigen a un ejecutivo corporativo en un negocio o a un aristócrata en un sistema de castas imperial, no fue nunca el concepto del Señor. Es por esta razón que los autores neotestamentarios nunca optaron por usar metáforas jerárquicas ni imperiales para describir al liderazgo eclesial. A los líderes de la iglesia neotestamentaria se los describe como siervos y niños, más bien que como señores y amos (Lucas 22:25, 26). Mientras que esta manera de pensar está en conflicto directo con el concepto popular de autoridad de hoy día, engrana perfectamente con la enseñanza bíblica del reino de Dios —la esfera en que los débiles son fuertes, los pobres son ricos, los humildes son exaltados, y los últimos son primeros.



Reconsiderando nuestra noción de autoridad
La razón principal de por qué nuestros conceptos de liderazgo eclesial se han desviado tan lejos de la enseñanza bíblica, puede ser rastreada y hallada en nuestra tendencia a proyectar nuestras nociones políticas norteamericanas de autoridad, posición y oficio, en los escritores bíblicos y atribuirlas al texto neotestamentario al interpretar el mismo. Cuando leemos palabras tales como "pastor", "obispo" (supervisor) y "anciano" en el Nuevo Testamento, tendemos a pensar en ellos en términos de cargos gubernamentales como ‘Presidente’ y ‘Senador’. De esta manera, consideramos a los ancianos, pastores y obispos como funciones (cargos) sociológicos. Los consideramos como oficios de vacantes que poseen una realidad independiente de las personas que las llenan. En conformidad, atribuimos a los oficiales eclesiales una autoridad incuestionable sobre todos los demás creyentes de la congregación, simplemente porque ‘ocupan el cargo’.

Sin embargo, la noción neotestamentaria del liderazgo es marcadamente diferente. No hay justificación bíblica para la idea de que el liderazgo eclesial es oficial, ni para la noción de que algunos creyentes tienen autoridad sobre otros creyentes. La única autoridad que existe en la iglesia es El Ungido mismo. Los seres humanos no tienen autoridad en sí mismos; la autoridad divina sólo está investida en la Cabeza. Por lo tanto, en el Nuevo Testamento la autoridad es representativa. Esto quiere decir que, en tanto que los creyentes pueden representar y expresar la autoridad divina, nunca asumen tal autoridad. Hasta donde un miembro del Cuerpo está reflejando la mente de la Cabeza, hasta ese grado está representando la autoridad divina. Por lo tanto, el buen liderazgo nunca es autoritario. Tan sólo da muestras de autoridad cuando eso expresa la voluntad de la Cabeza. (Para un estudio más completo y más técnico del concepto neotestamentario del liderazgo, la autoridad y la responsabilidad, lea mi libro Who is Your Covering? /¿Quién es su cobertura?/)

Luego, la tarea básica del liderazgo bíblico consta de facilitación, enseñanza y dirección. En el grado en que un miembro está modelando la voluntad de Dios en una de estas áreas, hasta ese grado está guiando. A este respecto, el liderazgo bíblico está orientado a servir. Líderes son aquellos que sobresalen en servicio y ministerio. Esto los capacita a ser ejemplos de cómo debe funcionar toda la iglesia. Por tanto, no es de extrañar que Pablo nunca optara por usar ninguna de las más de cuarenta palabras griegas comunes que expresan ‘oficio’, ‘cargo’ y ‘autoridad’ cuando trata del liderazgo cristiano. La sorprendente realidad es que la palabra favorita que Pablo usa para definir el liderazgo bíblico es lo opuesto a lo que la mente natural imaginaría —es [font=GraecaII,Courier New]diakonos[/font] /diákonos/, que significa ‘siervo’ o servidor.

En su preciosa exposición de Marcos 10:42, 43, Ray C. Stedman observa:

Entre los cristianos la autoridad no deriva de la misma fuente que la autoridad mundana, ni se la ha de ejercer de la misma manera. La visión mundana de la autoridad coloca a los hombres unos sobre otros, como en una estructura de mando militar, en una jerarquía ejecutiva de negocios o en un sistema gubernamental... El mundo, apremiado por la competencia creada por la Caída y encarado con la rebeldía y la insensibilidad de la naturaleza humana pecaminosa, no podría funcionar sin el uso de estructuras de mando y de decisión ejecutiva. Pero como Jesús expresó cuidadosamente: "...no será así entre vosotros..." Los discípulos han de tener siempre una relación diferente unos con otros de la que tienen los del mundo. Los cristianos son hermanos y hermanas, hijos de un Padre y miembros uno del otro. Jesús lo dijo claramente en Mateo 23:8: "...porque uno es vuestro Maestro, El Ungido, y todos vosotros sois hermanos." A lo largo de casi veinte siglos la iglesia ha ignorado en la práctica estas palabras. Sin embargo, probablemente con la mejor de las intenciones, ha copiado repetidamente, en todo, las estructuras de autoridad del mundo; cambió los nombres de los ejecutivos: de reyes, generales, capitanes, presidentes, gobernadores, ministros (jefes de departamentos), cabezas y jefes, a papas, patriarcas, obispos, administradores, diáconos, pastores y ancianos, y ha seguido su camino alegremente, enseñoreándose de los hermanos y destruyendo de ese modo el modelo de servidumbre que nuestro Señor tenía en mira... Seguramente, en algún lugar las palabras de Jesús: "...Pero no será así entre vosotros..." deben encontrar algún cumplimiento. Con todo, hoy día en la mayor parte de las iglesias se ha dado una irreflexiva aceptación al concepto de que el pastor es la última palabra en autoridad, tanto en doctrina como en la práctica, y que él es el oficial ejecutivo de la iglesia en lo que respecta a la administración. Pero, ciertamente, si un papa sobre toda la iglesia es malo, ¡un papa en cada iglesia no es mejor! ("A Pastor’s Authority" /Autoridad del pastor/, Discovery Paper #3500, Discovery Publishing).

No olvidemos nunca que los ancianos eran siervos del Maestro, del Señor Jesús, quien era el único que poseía los derechos sobre la iglesia. Por tanto, a lo largo de todo el Nuevo Testamento nunca se hace referencia a ningún líder eclesial como "cabeza" de una iglesia. Este título se reserva exclusivamente para el Señor Jesús. Dado que los ancianos de la congregación primitiva no consideraban a la iglesia como que pertenecía a ellos, no promovían sus programas a pura fuerza, ni constreñían a otros a una insensata sumisión apelando a ‘su posición’. Los ancianos de la iglesia primitiva no funcionaban como una oligarquía (gobierno absoluto por unos pocos) ni como una dictadura (gobierno monárquico por una persona).

Por el mismo motivo, la congregación primitiva no funcionaba como nuestra democracia contemporánea. En el Nuevo Testamento nunca se visualiza que los asuntos de la iglesia fueran resueltos mediante un gobierno mayoritario. Si bien podemos pensar que nuestro sistema democrático norteamericano está fundamentado en una teología bíblica, no hay ni un sólo ejemplo en todo el Nuevo Testamento donde se tomaran decisiones por votación.
 
Re: la iglesia en las casas...

Danielita
Bienvenida. Que el Sr. te bendiga y edifique para Su Gloria.
Una de las cosas más importantes que Dios le dio a Su Iglesia para que fuera edificada (ya que de edificaciòn hablamos) fueron los dones del ministerio, "Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.//// Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la EDIFICACIÒN del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conoscimiento del Hijo de Dios, a um varòn perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, RECIBE SU CRECIMIENTO PARA IR EDIFICÁNDOSE EN AMOR." (Efesios 4:8-16).

Los pastores supervisan y cuidan de las necesidades espirituales de una congregaciòn local. En algunas denominaciones se les llama como en la Biblia "ancianos" también. (Ver: Hch. 20:17; Tito 1:5) Y "obispos" (1 Ti.3:1; Tito 1:7).

En fin, tal vez hablemos de lo mismo. Sentí compartir estos pasajes contigo.

Dios te bendiga
NitoAvellaneda
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Querido hermano, sé que Dios nos dejo claramente expresado en su palabra de los dones, y los ministerios que El ha repartido a la iglesia. Cada hermano cuando participa de la reunion de los santos, CADA hermano, en total y completa libertad... esta ejerciendo su ministerio, en edificacion de la iglesia, el tema es que en las iglesias evangelicas denominacionales, se designa a un hombre como autoridad sobre los demas hermanos, como ser un pastor, es ahi donde comienza a dividirse la congregacion en un clerico, donde se encuentra el pastor (en el pulpito), y los hermanos (en la banca), es ahi donde la congregacion se convierte en una "audiencia"... y es mas, podria decirse que de esta manera se mutila al cuerpo de Cristo, se pone un limite a lo que cualquier hermano puede compartirnos y ser de gran bendicion, y bien sabemos que la edificacion es fundamental para el crecimiento espiritual.
Son los hermanos quienes entre si reconocen la autoridad de Jesucristo mediante el ministerio que ponga en practica algun hermano en la reunion, pero éste no ejerce ningun poder sobre los demas.
Justamente la cita biblica que mencionaste en Efesios 4, expresa la importancia de que exista una igualdad entre hermanos, y una comunion, donde cada una de las partes del cuerpo son importantes, siempre que el centro y la Cabeza sea Jesucristo, tranquilamente la reunion puede tener como dirigente exclusivamente al Espiritu Santo. : (...) "siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, RECIBE SU CRECIMIENTO PARA IR EDIFICÁNDOSE EN AMOR."

muchas bendiciones, en el amor de Cristo, daniela
 
Re: la iglesia en las casas...

NITOAVELLANEDA dijo:
danielita19 dijo:
:sazul:holaaaa!,hace una semana que conoci esta pagina, soy cristiana, tengo 19 años y estoy viviendo en Uruguay, desde hace muy poco tiempo, me encantaria poder hablar con hermanos del Señor, yo me congrego con hermanos en casas, no pertenezco a una iglesia con denominacion, practico la vida cristiana de la manera en que la iglesia primitiva lo hacia, de una manera muy sencilla y donde cada hermano, tiene la libertad de poder compartir en una reunion lo que el Señor haya puesto en su corazon, desde una cancion, una palabra, una oracion, o simplemente un testimonio... esto edifica a la iglesia, y es solamente el Espiritu Santo quien dirije la reunion, ya que de este modo, no hay una jerarquia ubicada por hombres, es Cristo quien da la autoridad ante los hermanos que participan, segun los dones que El pone en cada hermano ademas, El es nuestro buen pastor y todas estas cosas que comparti pueden ser sometidas a prueba por las Sagradas Escrituras... Dios no quiere una iglesia dividida... por doctrinas...o por diferencias tales como... si se debe o no levantar las manos al alabar...etc, El anhela que seamos uno en El, y principalemente que permanezcamos en Cristo... juntos, la unica division que existia en las iglesias neo-testamentarias, era las localidades... (a las cuales Pablo se dirige en las cartas).
Me gustaria poder compartir con ustedes sus experiencias, y con esto no estoy dividiendome de hermanos que se reunen en iglesias "institucionales"... creo que la comunion permanece ya que hemos creido en Jesus... y somos hijos suyos, hermanos... pero es bueno poder compartir distintas experiencias y enterarnos de las distintas maneras en que Jesucristo se esta moviendo en su iglesia... bendiciones para todos![/QUOTE
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Danielita
Bienvenida. Que el Sr. te bendiga y edifique para Su Gloria.
Una de las cosas más importantes que Dios le dio a Su Iglesia para que fuera edificada (ya que de edificaciòn hablamos) fueron los dones del ministerio, "Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.//// Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la EDIFICACIÒN del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conoscimiento del Hijo de Dios, a um varòn perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, RECIBE SU CRECIMIENTO PARA IR EDIFICÁNDOSE EN AMOR." (Efesios 4:8-16).

Los pastores supervisan y cuidan de las necesidades espirituales de una congregaciòn local. En algunas denominaciones se les llama como en la Biblia "ancianos" también. (Ver: Hch. 20:17; Tito 1:5) Y "obispos" (1 Ti.3:1; Tito 1:7).

En fin, tal vez hablemos de lo mismo. Sentí compartir estos pasajes contigo.

Dios te bendiga
NitoAvellaneda
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Querido hermano, Nito Vellaneda, sé que Dios nos dejo claramente expresado en su palabra de los dones, y los ministerios que El ha repartido a la iglesia. Cada hermano cuando participa de la reunion de los santos, CADA hermano, en total y completa libertad... esta ejerciendo su ministerio, en edificacion de la iglesia, el tema es que en las iglesias evangelicas denominacionales, se designa a un hombre como autoridad sobre los demas hermanos, como ser un pastor, es ahi donde comienza a dividirse la congregacion en un clerico, donde se encuentra el pastor (en el pulpito), y los hermanos (en la banca), es ahi donde la congregacion se convierte en una "audiencia"... y es mas, podria decirse que de esta manera se mutila al cuerpo de Cristo, se pone un limite a lo que cualquier hermano puede compartirnos y ser de gran bendicion, y bien sabemos que la edificacion es fundamental para el crecimiento espiritual.
Son los hermanos quienes entre si reconocen la autoridad de Jesucristo mediante el ministerio que ponga en practica algun hermano en la reunion, pero éste no ejerce ningun poder sobre los demas.
Justamente la cita biblica que mencionaste en Efesios 4, expresa la importancia de que exista una igualdad entre hermanos, y una comunion, donde cada una de las partes del cuerpo son importantes, siempre que el centro y la Cabeza sea Jesucristo, tranquilamente la reunion puede tener como dirigente exclusivamente al Espiritu Santo. : (...) "siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, RECIBE SU CRECIMIENTO PARA IR EDIFICÁNDOSE EN AMOR."

muchas bendiciones, en el amor de Cristo, daniela<!-- / message --><!-- sig -->
 
Re: la iglesia en las casas...

Jamalt dijo:
B_I_E_N_V_E_I_D_A :musico7:


Dios quiera que tu estanicia en este foro te sea de bendicion y mutua edificacion
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bendiciones hermano jamalt!!!!!!, y muchas gracias por tu respuesta :)
Daniela.