Dicen los hermanos que siempre hay que ir a Cristo directamente, ya que si le pedimos la interseción a un santo o a la Virgen María, por ejemplo, significa que no tenemos la confianza para pedirle directamente a Cristo, y eso lo ofende y le desagrada.
Yo sostengo que depende. Depende de la razón por la que le presento mi oración a través de oro. Si es porque no tengo relación con Cristo, o no tengo confianza con El, pues de seguro que esto no le agrada a Dios. Pero hay otra razón por la que uno presentaría sus ruegos a Cristo con un intermediario: POR HUMILDAD. Veamos esta lectura y opinemos:
En este caso, el centurión, por humildad y por considerarse indigno de dirigirse a Jesús, envía un intermediario. Jesús premia grandemente al centurión, en vez de reprenderlo por no dirigirse directamente a El. Entendió que fue un acto de fe y de humildad.
Yo sostengo que depende. Depende de la razón por la que le presento mi oración a través de oro. Si es porque no tengo relación con Cristo, o no tengo confianza con El, pues de seguro que esto no le agrada a Dios. Pero hay otra razón por la que uno presentaría sus ruegos a Cristo con un intermediario: POR HUMILDAD. Veamos esta lectura y opinemos:
Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum. Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga. Y Jesús fue con ellos.
Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo. (Lc 7: 1-10)
En este caso, el centurión, por humildad y por considerarse indigno de dirigirse a Jesús, envía un intermediario. Jesús premia grandemente al centurión, en vez de reprenderlo por no dirigirse directamente a El. Entendió que fue un acto de fe y de humildad.