Con mucho respeto quisiera indicarle que usted está haciendo una clasificación errónea del incidente con los hijos de Aarón ante el altar de HaShem. Ellos no cometieron un "pecado"... Ahora bien: lo ocurrido con los hijos de Aaron no fue un castigo. El Señor había advertido cómo debían ser los procedimientos sagrados en el Tabernáculo, y no llevarlos a cabo tenía sus riesgos. El fuego que consume a los hijos de Aaron fue la misma presencia del Señor. Como bien dice la Torah, ningún ser vivo puede estar delante de la Gloria del Altísimo y vivir.
No me convence mucho este
derash(interpretación) y lo digo con sumo respeto. Las razones por las que no me coonvence y quiza usted pueda aclararlo mejor es que en el texto hebreo es evidente que se Habla de
Esh Zarah (fuego extraño) Lev 10:1 y 2 con Num 3:4; 26:61 donde
Zarah (extraño, ilicito) es un adjetivo queremite al vocablo hebreo para referirse a los foraneos, generalmente idolatras. En este contexto
zarah puede entenderse como "ilicito" o "indebido" en el sentido que lo usa Ex. 30:9 y hay que recordar que al dios hebreo se le atribuyen dos características en Dt 4:24, la de ser un dios celoso (i.e no puede compartir su Ser con otros dioses) y el de ser un "fuego que consume [especialmente a los idolatras= Ex 24:17; Dt 9:3; 2Sm 22:9; Is 29:6; 30:27,30; 34:14
] " lo que nos da pie a entender en que sentido el fuego
de haShem (uso la expresión por respeto a usted quien presumo es judio/proselito o Bnei Noaj religioso
) pudo haber consumido a los que introdujeron
el Esh Zarah (tambienNum 16:35,
), sobre todo si comparamos conExod 3:3–4 que el
Esh proviniete de
Hashem no consumió el zarso. Concuerdo en que el relato nos indica una manifestación teofánica donde el fuego representa el
Kabod (peso, gloria, respeto), pero hay que recordar que ese Kabod puede tener efectos nocivos para el idolatra (Ex 14:4, 17; Ez 28:22)
.
Yo puedo entender el "no fue un castigo" o "tiene sus riesgos" como cuando uno manipula Nitroglicerina o Electricidad, quiza el hacer algo inadecuado con las dos cosas mencionadas puede no verse como un castigo divino, pero si como un descuido letal. En este caso la introdución (no la manipulación) de un fuego extraño al culto prescrito por
ha-Shem fue un letal descuido que tuvo consecuencias nefastas.
No hay duda que lo sucedido con el becerro de oro sí fue una gravísima falta. Tan grave que el Señor tenía la intención de acabar con todo el Pueblo de Ysrael para entonces crear una nueva simiente desde Moshe, pero este gran profeta suplicó por ellos.
En este caso se hicieron una imágen que representara a ha-Shem.
Según la historia, sus cuerpos no fueron hallados ni enterrados.
Leviticos 10:4 parece indicar que de hecho había cuerpos.
Ellos traspasaron el umbral de esta realidad por opción propia. Lo que hicieron no fue lo apropiado, según lo había solicitado el Creador, pero fue una opción que estos sacerdotes tomaron. Fueron llevados por el deseo de acercarse a la Presencia Misma del Eterno, y no retornaron.
Bueno, no soy muy amigo del misticismo, así que no me meto en ese territorio.
Los hijos de Aarón saltaron a ser consumidos por la Gloria del Señor por decisión propia, pero no fue que cometieron un acto reprochable y terrible. Tomaron una decisión que no tenía vuelta atrás. No fue un acto de idolatría. Por el contrario. Escogieron dar ese paso enorme a seguir viviendo en las desgracias que nos presenta este mundo, y no retornaron.
No es un acto de idolatría.
Si entendemos idolatria como la simple adoración a otras divinidades, estaremos de acuerdo. El problema es que como lo presentala Biblia, el solo hecho de introducir al culto autorizado algo que no esta legislado por
ha-Shem constituye un
avodah (trabajo) o
ma'aseh (obra)
zarah (extraña, ilegal) y eso es idolatria/paganismo. Más allá de eso, la responsabilidad de la santidad del culto recae sobre el sacerdote. No veo como el caso de Nadav y Aviu no constituye un pecado (transgresión de la norma).