Re: ¿Jesus es un DIOS si o no?
Unidad de la Trinidad.—
La Trinidad es un tipo de unidad en los atributos, poderes y propósitos de sus miembros. Mientras estuvo en la tierra (Véase Juan 10:30, 38; 17:11, 22),Jesús repetidas veces testificó de la unidad que existía entre él y el Padre, y entre ellos dos y el Espíritu Santo. No puede razonablemente
interpretarse lo anterior en el sentido de que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno en substancia y persona, ni que los nombres representan el mismo individuo en diferentes aspectos. Bastará una sola referencia para demostrar el error de tal concepto: Poco antes de ser entregado, Cristo rogó que sus discípulos, los Doce, y otros convertidos fuesen preservados en la unidad (Véase Juan 17:11-21.)"para que todos sean una cosa", como el Padre y el Hijo son uno. No podemos suponer que
Cristo pedía que sus discípulos perdieran su individualidad y se convirtieran en una persona, aun cuando fuera posible un cambio tan directamente opuesto a la
naturaleza. Cristo deseaba que todos fueran uno de corazón, espíritu y propósito, porque tal es la unidad que existe entre su Padre y él, y entre ellos y el Espíritu Santo.
Este unidad es un tipo de perfección; la voluntad de cualquiera de los miembros de la Trinidad es la voluntad de los otros; viendo cada uno de ellos con el ojo de la perfección, ven y entienden igual. En cualquier condición determinada, cada uno obraría de la misma manera, guiado por los mismos principios de inequívoca justicia y equidad. La unidad de la Trinidad, de la cual las Escrituras tan abundantemente testifican, no da a entender ninguna unión mística de sustancia, ni ninguna contranatural, y consiguientemente imposible, fusión de personalidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo son tan distintos en sus personas e individualidades como lo son cualesquier tres personas en el estado mortal. No obstante, su unidad de propósito y obra es tal que sus edictos son uno, y su voluntad es la voluntad de Dios. Aun en apariencia corporal, el Padre y el Hijo son iguales; así pues, cuando Felipe importunaba a Cristo que les mostrara al Padre, él le dijo: "¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre
en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo: mas el Padre que está en mí, él hace las obras.
Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí."(J u an 14: 9 -11 ; v é a s e t a mb i é n H e b . 1: 3).