En lo concerniente a la participación de jóvenes en sociedades que buscan el favor del prójimo: es loable. En cuanto a que todos ellos, o una parcialidad, no manifiesten una religiosidad concreta, es triste. Empero, por sus acciones y compromiso con el prójimo, se muestran más cristianos que algunos que se dicen cristianos, —lo escribo independiente del tipo de confesión—, lo triste es sobre todo, que no conozcan a Dios, más no hay que lamentarse, es nuestro deber cristiano, dárselos a conocer.
Que el «porqué» de esto, no sea: que nosotros no cumplimos con dar a conocer a nuestro Señor.