Repito, debemos recordar, especialmente a sus retractores, que la Noche Buena o Natividad no festeja historicamente el Natalicio de Nuestro Señor JesuCristo, sino que es una fiesta en honor al nacimiento del Salvador.
Como se leia en la Liturgia Bizantina del Siglo VI:
En el año 5199 de la Creación del "mundo, cuando al principio creó Dios el cielo y la tierra";
En el 2957 del diluvio;
en el 2015 del nacimiento de Abrahán;
en 1510 de Moisés y de la salida del pueblo de Israel de Egipto,
en el 1032 de la unción del rey David,
en la semana 65 de la profecía de Daniel;
en la Olimpíada 194;
en el año 752 de la fundación de Roma,
en el año 42 del Principado de Octavio Augusto;
estando "todo el orbe en paz; en la sexta edad del mundo: Jesucristo Dios eterno e Hijo del eterno Padre, queriendo consagrar al mundo con su misericordiosísimo Advenimiento miento, concebido por el Espíritu Santo, y pasados nueve "meses después de su concepción, nació hecho Hombre, de la Virgen María, en Belén de Judá.
El Mesias de la Profecia es el que llena toda la historia y todos los libros del A. Testamento, Aquél en quien creían, a quien esperaban y a quien, sin conocer, amaban todos los justos de Israel. Aludiendo tan a menudo a Él, la liturgia de Adviento nos pone en comunicación de fe, de esperanza y de amor con todas las generaciones creyentes que nos han precedido, y nos persuade de que somos de la descendencia espiritual de Abrahán y herederos legítimos de la Sinagoga.
Celebremos el nacimiento de Nuestro Libertador, no como algo historico, sino como algo espiritual.
