La srta veronca40 ha montado un circo pero le han crecido los enanos.
Ahora se le van a escapar los leonesy los payasos con depresion.
La srta veronica40 habla de hipocresia hacia la wachttower,pero ¿PORQUE NO DENUNCIA ESTO?
PORQUE ELLA MISMA SI ES HIPOCRITA.
DURANTE el siglo XIX los misioneros católicos y protestantes se opusieron al comercio de esclavos. Sin embargo, esa no ha sido siempre su posición. En siglos anteriores aprobaron y participaron en el comercio de esclavos a pesar del gran sufrimiento que este produjo.
Lo IRÓNICO es que muchos de aquellos traficantes y propietarios de esclavos fueran, según se dice, personas profundamente religiosas. “Había cientos de ellos, europeos y americanos, que alababan al Señor por Sus bendiciones, agradeciéndole los lucrativos y seguros negocios en África mientras navegaban rumbo al Nuevo Mundo con sus barcos negreros”, escribió el historiador James Walvin.
IGLESIAS PROTESTANTES:
♦ Las revelaciones que se han hecho recientemente acerca del tratamiento de los esclavos negros han horrorizado a muchas personas. Pero “uno de los detalles de información más alarmantes acerca del papel que la iglesia desempeñó en la esclavitud,” escribió el clérigo A. C. Forrest en el Star de Toronto, “apareció hace 19 años en el tomo cuatro de la Historia del pueblo de habla inglesa por Winston Churchill. Churchill escribió:
“‘ . . . LOS MINISTROS DEL EVANGELIO Y MIEMBROS DE LAS DIFERENTES IGLESIAS PROTESTANTES tenían más de 650.000 esclavos. Cinco mil ministros metodistas eran dueños de 219.000 esclavos; seis mil quinientos bautistas eran dueños de 125.000; mil cuatrocientos miembros de la Iglesia episcopal tenían 88.000; y así por el estilo. Así no solo se usó todo argumento del propio interés para defender la institución de la esclavitud, sino que en muchos púlpitos del Sur se defendió como un sistema ordenado por el Creador y santificado por el Evangelio de Cristo.’”
Algunas personas incluso aseveraron que Dios aprobaba la trata de esclavos. Como Alexander McCaine, quien en su discurso ante la CONFERENCIA GENERAL DE LA IGLESIA PROTESTANTE METODISTA, EN 1842, afirmó que la institución de la esclavitud había sido “decretada por Dios mismo”.
Cuando el tráfico trasatlántico estaba en su apogeo, muchos clérigos trataron de legitimar la esclavitud con sus argumentos teológicos. El libro American Slavery (Esclavitud americana) señala: “Los pastores protestantes [de Estados Unidos] desempeñaron un papel primordial en la defensa del esclavismo [...]. Es probable que el argumento más difundido y aceptado fuera que la esclavitud formaba parte del plan de Dios de exponer a los paganos a las bendiciones del cristianismo”.
IGLESIA CATOLICA:
El autor C. P. Groves explica en su obra The Planting of Christianity in Africa (La siembra del cristianismo en África):
“La participación activa en el comercio de esclavos acompañó a la misión cristiana y no se veía mal. La misión incluso poseía esclavos propios; un monasterio jesuita de Luanda [la capital de Angola] tenía 12.000 esclavos. Cuando empezó el tráfico de esclavos entre Angola y Brasil, el obispo de Luanda, sentado en una silla de piedra al lado del muelle, bendijo a los cargamentos [de esclavos] que zarpaban y les prometió felicidad futura cuando terminaran las tormentosas pruebas de la vida”.
LOS MISIONEROS JESUITAS no pusieron ninguna “objeción a la esclavitud negra”, confirma C. R. Boxer, según se le cita en el libro Africa From Early Times to 1800 (África desde tiempos primitivos hasta 1800). En Luanda, antes de que los esclavos subieran a los barcos que zarpaban hacia las colonias españolas y portuguesas, añade Boxer, “se les llevaba a una iglesia cercana [...] donde un cura párroco los bautizaba en grupos de centenares a la vez”. Después de que se les rociaba con “agua bendita” se les decía: “Miren, ustedes ya son hijos de Dios; ahora van a la tierra de los españoles donde aprenderán cosas de la Fe. No piensen más de dónde vienen [...] Vayan con buena voluntad”.
A pocas personas se les ocurrió emplear medios menos dolorosos para convertir nativos de África. Todo lo contrario: los partidarios declarados de la esclavitud, incluido EL OBISPO BRASILEÑO AZEREDO COUTINHO, daban a entender que los tratantes les hacían un favor a los africanos. En su enérgica defensa de la esclavitud, publicada en 1796, Coutinho preguntó: “¿Acaso sería mejor y más propio que el cristiano permitiera [a los africanos] morir en el paganismo y en la idolatría, en lugar de en nuestra santa religión?”. De igual modo, el misionero jesuita António Vieira exhortaba a los africanos: “Debéis dar infinitas gracias a Dios por [...] haberos traído a esta [tierra], donde, instruidos en la fe, viviréis como cristianos y os salvaréis”.
Los historiadores señalan que hasta el siglo XVIII pocos cuestionaron lo ético de la esclavitud. El libro The Rise and Fall of Black Slavery (Ascenso y caída de la esclavitud negra) comenta: “Para cuando Colón se topó con las Indias Occidentales, ni la Iglesia ni los escritos que esta aceptaba habían indicado a los futuros pobladores que el empleo de trabajadores forzados se considerara inmoral, si bien algunos eclesiásticos habían mostrado sus recelos individuales. [...] No había señal alguna de que el esclavismo, tan arraigado como estaba en la sociedad europea, hubiera de ser puesto en tela de juicio”.