Re: LAS 28 DOCTRINAS DE LA IGLESIA ADVENTISTA FALSAS O VERDADERAS
Estimado Javierandrés. Saludos cordiales.
Tú dices:
¿Que quieren decir los Adventistas con que Dios tiene que vindificar su carácter ante el universo?
Respondo: Cuando Adán y Eva aceptaron la propuesta de Satanás , éste declaró que el mundo era suyo porque ellos lo habían escogido a él como su soberano. El diablo no creía posible que Dios perdonase a la humanidad. No obstante, Dios en su gran amor ya había ideado el plan de entregar a su Hijo unigénito para sufrir el castigo de muerte por nuestros pecados. De este modo el Cordero de Dios se convirtió en la vía de escape para la humanidad.
La misma tierra de la cual Satanás se creía dueño se convirtió en el escenario dentro del cual Dios escogió redimir a la humanidad y vindicarse ante el universo entero. Este es el significado de las palabras de Cristo sobre la cruz: "¡Consumado es!" (Juan 19:30). En ocasión de su muerte, hubo un fuerte grito de triunfo en el cielo que repercutió a través de todos los mundos habitados del universo. La contienda quedó decidida una vez que Jesús hubo ganado la victoria. Satanás quedó expuesto como mentiroso y homicida. Cristo, en carne humana, demostró que el hombre es capaz de guardar la Ley de Dios. No es de extrañarse que el momento de mayor emoción para el universo haya sido el triunfo de Cristo sobre Satanás obtenido al morir en la cruz del Calvario. Y algún día, más pronto de lo que nos imaginamos, Jesús volverá a esta tierra otra vez y pondrá punto final a la controversia entre él y Satanás.
"El inmaculado Hijo de Dios pendía de la cruz: su carne estaba lacerada por los azotes; aquellas manos que tantas veces se habían extendido para bendecir, estaban clavadas en el madero; aquellos pies tan incansables en los ministerios de amor estaban también clavados a la cruz; esa cabeza real estaba herida por la corona de espinas; aquellos labios temblorosos formulaban clamores de dolor. Y todo lo que sufrió: las gotas de sangre que cayeron de su cabeza, sus manos y sus pies, la agonía que torturó su cuerpo y la inefable angustia que llenó su alma al ocultarse el rostro de su Padre, habla a cada hijo de la humanidad y declara: Por ti consiente el Hijo de Dios en llevar esta carga de culpabilidad; por ti saquea el dominio de la muerte y abre las puertas del Paraíso. El que calmó las airadas ondas y anduvo sobre la cresta espumosa de las olas, el que hizo temblar a los demonios y huir a la enfermedad, el que abrió los ojos de los ciegos y devolvió la vida a los muertos, se ofrece como sacrificio en la cruz, y esto por amor a ti". (El Deseado de todas las gentes, pág. 703, 704).
"Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.
Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?
Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.
Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y uno de los ancianos me dijo: No llores.
He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie
un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;
y cantaban un nuevo cántico, diciendo:
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,
que decían a gran voz:
El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir:
Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.
Apocalipsis Cap.5.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.