La cuestión en relación a la Iglesia Católica Romana
La enorme Iglesia Católica Romana tiene también una historia de predicciones que nunca se cumplieron.
Gregorio I (Papa en 590-604), predijo que el fin del mundo era inminente en una carta que escribió a un monarca europeo llamado Etelberto. Según se cita en el libro de Bernard McGinn, Visions of the End—Apocalyptic Traditions in the Middle Ages, pág. 64, este Papa escribió: “Además, también deseamos que sepa su majestad, según hemos aprendido de las palabras del Dios Todopoderoso en sus Santas Escrituras, que el fin del presente mundo está ya cercano y el eterno Reino de los Santos se aproxima. Al irse aproximando este fin del mundo, sucederán muchas cosas inusuales: cambios climáticos, terrores del cielo... Estas cosas no van a suceder en nuestros propios días, pero todas ellas vendrán a continuación de nuestros tiempos”.
Según Cyclopaedia of Biblical, Theological & Ecclesiastical Literature, de M’Clintock y Strong, tomo 1, pág. 257, “Hacia el año 950, Adso, un monje de un monasterio de Franconia occidental, escribió un tratado sobre el anticristo, en el que asignaba un tiempo posterior para su venida, y también para el fin del mundo. (...) Dice: ‘Un rey franco restaurará el Imperio Romano y abdicará en el monte de los Olivos, y al disolverse su reino, el Anticristo será revelado”.
Este estudio no estaría completo sin hacer referencia a las predicciones del abad católico romano Joaquín de Fiore, célebre escritor y clérigo. Según Robin Bruce Barnes, en su libro Prophecy and Gnosis-Apocalypticism in the Wake of the Lutheran Reformation, pág. 22, “El pensador profético más original de la alta edad media fue el abad calabrés Joaquín de Fiore (1131-1202). (...) En sus escritos más influyentes, Joaquín interpretó la historia a través de la Biblia como un desarrollo progresivo de tres fases, cada una de las cuales era gobernada por una persona de la Trinidad. La Edad del Padre, una edad de temor y obediencia bajo la Ley, había sido consumada con la venida de Cristo. La Edad del Hijo era la época presente de la fe y la tutela bajo el Evangelio. Sería seguida a su vez por la Edad del Espíritu Santo. (...) Esta tercera y última fase histórica, en la que se consumaría la historia humana, ya estaba en sus albores a finales del siglo XII; Joaquín esperaba su realización completa una generaciones después del año 1200”.
Otro católico, Arnaldo de Villanova (según Visions of the End, pág. 147, y Prophecy and GnosisApocalypticism in the Wake of the Lutheran Reformation, pág. 24, de McGinn) predijo que el Anticristo aparecería en 1378.
Es obvio que todas estas predicciones católicas fallaron.
La enorme Iglesia Católica Romana tiene también una historia de predicciones que nunca se cumplieron.
Gregorio I (Papa en 590-604), predijo que el fin del mundo era inminente en una carta que escribió a un monarca europeo llamado Etelberto. Según se cita en el libro de Bernard McGinn, Visions of the End—Apocalyptic Traditions in the Middle Ages, pág. 64, este Papa escribió: “Además, también deseamos que sepa su majestad, según hemos aprendido de las palabras del Dios Todopoderoso en sus Santas Escrituras, que el fin del presente mundo está ya cercano y el eterno Reino de los Santos se aproxima. Al irse aproximando este fin del mundo, sucederán muchas cosas inusuales: cambios climáticos, terrores del cielo... Estas cosas no van a suceder en nuestros propios días, pero todas ellas vendrán a continuación de nuestros tiempos”.
Según Cyclopaedia of Biblical, Theological & Ecclesiastical Literature, de M’Clintock y Strong, tomo 1, pág. 257, “Hacia el año 950, Adso, un monje de un monasterio de Franconia occidental, escribió un tratado sobre el anticristo, en el que asignaba un tiempo posterior para su venida, y también para el fin del mundo. (...) Dice: ‘Un rey franco restaurará el Imperio Romano y abdicará en el monte de los Olivos, y al disolverse su reino, el Anticristo será revelado”.
Este estudio no estaría completo sin hacer referencia a las predicciones del abad católico romano Joaquín de Fiore, célebre escritor y clérigo. Según Robin Bruce Barnes, en su libro Prophecy and Gnosis-Apocalypticism in the Wake of the Lutheran Reformation, pág. 22, “El pensador profético más original de la alta edad media fue el abad calabrés Joaquín de Fiore (1131-1202). (...) En sus escritos más influyentes, Joaquín interpretó la historia a través de la Biblia como un desarrollo progresivo de tres fases, cada una de las cuales era gobernada por una persona de la Trinidad. La Edad del Padre, una edad de temor y obediencia bajo la Ley, había sido consumada con la venida de Cristo. La Edad del Hijo era la época presente de la fe y la tutela bajo el Evangelio. Sería seguida a su vez por la Edad del Espíritu Santo. (...) Esta tercera y última fase histórica, en la que se consumaría la historia humana, ya estaba en sus albores a finales del siglo XII; Joaquín esperaba su realización completa una generaciones después del año 1200”.
Otro católico, Arnaldo de Villanova (según Visions of the End, pág. 147, y Prophecy and GnosisApocalypticism in the Wake of the Lutheran Reformation, pág. 24, de McGinn) predijo que el Anticristo aparecería en 1378.
Es obvio que todas estas predicciones católicas fallaron.